No saludó al entrar. Yo estaba revisando los Informes Estadísticos de Regularidad y Puntualidad que poseía la agencia en estos últimos dos años que para variar todo estaba yendo de maravilla. Se encamino hacía mí, él no sabía aún que yo notaba su presencia en la oficina: demasiado espaciosa, con las paredes en un tono blanco, muebles negros y todo lo que podría haber en una oficina realmente costosa. Me veía tan sumido en aquellos informes que pareciera no saber tan siquiera de la existencia de algún mosquito que pudiera pasar por ahí –ni si quiera el más insignificante insecto se pasaría por mi oficina– ya que, todo era prácticamente silencioso y limpio.
Fingí no verlo, sabía que ya se encontraba detrás de mí pero quería arruinarle su tan infantil jugada.
Sonreí para mis adentros a mi tan cercano triunfo de arruinar su juego.
Sus brazos hacían su presencia más cercana a mis hombros con la tal lentitud y paciencia del mundo, lo sentía por instinto, sentía el exagerado y mezquino roce por arriba de mi caro traje negro.
“Ni lo pienses, has perdido esta vez”
Podía sentir su rostro con una expresión cargada de victoria. Él aguantaba la respiración para no hacer ruido alguno. Lástima que sus esfuerzos fueran en vano.
–Sehun…– Adivine al fin.
Este hizo una mueca, disgustado dejo caer sus brazos sin tener el cuidado de hacer cualquier sonido en el choque de la piel blanca de sus manos con su traje.
Se giró a una más generosa postura y se encamino hacía uno de los sofá individuales de piel donde se tendió como si fuera cualquier objeto lanzado hacía uno de los sofá.
–Tienes la maña de arruinarlo justo cuando tenía esperanzas– Riñó.
–Debes saber que no pasara, no conmigo– Aseguré.
–Mi hermano es tan amargado– Bufó.
Baje los informes dejándolos en mi escritorio. Negué con tranquilidad y quite los anteojos de mi vista, dejándolos a un lado de los papeles.
–Y tú deberías estar trabajando– Reclame.
–Lo hago, he terminado con lo que me pediste– Dijo entregándome un folder corporativo.
–Veo que quieres irte temprano– Reí calmado.
– ¿Vienes? –Pregunto animado.
–No, aún tengo trabajo que revisar– Dije mostrando el folder que me había entregado.
–Como quieras– Se encogió de hombros – ¿Te espero en casa? – Cuestiono levantándose de su lugar.
–Espérame, estaré ahí para cenar– Respondí sonriendo.
–Bien, nos vemos hasta la tarde–
–Hasta la tarde–
Al percibir el sonido de la puerta cerrarse volví mi mirada hacía enfrente, coloque nuevamente mis anteojos y continué con las revisiones.
Tal solo me tenía que encargar de darle un gran vistazo a los Informes Estadísticos Mensuales del Tráfico Aéreo y las Estadísticas Históricas, era lo único que me hacía falta para asegurarme de que todo estaba saliendo justo como se planeó en la junta ejecutiva con los demás directivos a quienes pedí nuevas propuestas de promoción y calidad para el desarrollo de la agencia.
Como director general, debía darme la responsabilidad de que todo este saliendo perfectamente, a pesar de la exigencia pero gracias a ello hemos destacado en la mejor agencia de aerolíneas de toda Corea.
El agudo eco que hacía el sonido del teléfono hizo despegarme un poco, descolgué el auricular y lo acerque a mi oído.
–Señor Kim, el Señor Choi ha venido a verlo– Anuncio.
–Está bien Jinah; has que pase– Confirme.
Colgué el auricular y lo coloque en su debido sitio. Acomode el aspecto de mi traje, lo hale para que se ajustara bien a mi cuerpo y ordene los lapiceros en la porta lapiceros.
Cuando vi al Señor Choi entrar por la puerta, me puse de pie y, encaminándome hacía estar lo suficientemente cerca.
–Señor Choi, que bueno volver a verlo– Sonreí y apreté su mano con la mía en un liguero y amistoso saludo.
–Ha pasado tiempo desde la última vez– Recordó.
–Por favor, tome asiento- Hice un ademan hacía el sofá – ¿Gusta algo de tomar? – Invite.
–Un whisky, si es amable– Escogió.
–Le serviré uno de los mejores que tengo– Dije tomando dos de las pequeñas copas de vidrío del mini-bar donde serví una adecuada porción del whisky.
Las tome entre mis manos y camine hasta llegar al hombre, entregándole la copa de vidrio con el líquido con aromas de frutas y vainillas.
–Talisker 20…– Aserto el hombre que había bebido aquel whisky.
Me limite a responder y asentí. Uno de los mejores whiskies que tenía. No era el único bueno que tenía guardados.
– ¿Qué tal va su compañía? –
–Sin problemas, la compañía Choi es tan famosa; claro, no como la compañía de la familia Kim– Declaro.
–Su compañía es bastante buena, la mejor en hoteles de toda Corea–
–Así es y ya que mencionas aquello, he venido para proponerte algo– Giro su mirada hacía mí.
– ¿Una propuesta? – Pretendí asegurar, a lo que este asintió –Lo escucho–
–Unir ambas empresas, ya sabes, desarrollar una nueva sociedad, uniendo patrimonios para crear una empresa totalmente nueva y mejorada con todo lo necesario para ello–
Lo pensé tan solo unos segundos, tenía la respuesta, podría funcionar pero no iba a arriesgarme con todo lo que hemos logrado hasta ahora. Tal vez luego, si se vuelve a presentar la oportunidad, no me preocupaba, era la tercera vez que el Señor Choi me ofrecía una oferta así.
–Sabe lo que pienso respecto a ese asunto– Respondí llevándome un trago a la boca creándome una armonía entre lo dulce y lo amargo de la bebida.
–Puede que no vuelva a ofrecerte esta gran oportunidad ¿Lo sabes? – Hizo movimientos circulares con la copa entre los dedos que la sostenían.
–Lo tendré en cuenta– Dije.
–Está bien, llámeme cuando esté dispuesto, tiene ya mi tarjeta–
Asentí una vez más. Se levantó del sofá de cuero y dejo la copa en mi escritorio. Me dio un apretón de mano y salió por la puerta blanca.
Me volví a mi asiento, masaje mis cienes con las yemas de los dedos y suspire profundo y agotado.
Korea Travel. Una de las mejores y exitosas compañías en aerolíneas de toda Corea a la que mi padre le dedico gran parte de su vida para que esta fuera un gran éxito con la calidad que daba.
Poco después de su muerte, se me otorgo el cargo como directivo general y uno de los herederos a la fortuna de mi padre, además de Sehun, mi hermano quién me ayudaba tomando el cargo de directivo ejecutivo de la compañía.
Por ser demasiado famosa, tenía un gran papel dentro de ella y era el de dar la mejor postura tanto en mi yo, como en el trabajo. Debía ser perfecto, más perfecto que lo que mi padre hubiera querido seguir con su gran sueño que ahora cumplía. Ser reconocidos por toda Corea y pronto, en todo el mundo.