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Perfect Friends por GameKyuFer

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Notas del capitulo:

Notas del autor: ¡Bien! Llevo meses sin escribir, y les dije que regresaría con un seriado. No será largo, espero. 


Dedicatoria: DeborahTam, aquí está tu yaoi, espero que seas feliz.


Hugo Lozano, porque te dije que te pondría en la dedicatoria, XD y por las charlas cortas que ayudaron a terminar el primer capítulo. 


Sinopsis: ¿Estar enamorado? KyuHyun sabe que es eso, sabe lo que es sentir celos, lo que es quedarse callado. ¿Qué más da si la sociedad no lo acepta, si su Hyung no lo acepta? 


Arriesgarse no siempre es ganar. Supone. 

No, no me sentía cómodo.

¡Demonios! ¿Cómo era posible que ese chico fémino me llame tanto la atención?

No, estoy equivocado. “Bien Cho Kyuhyun, tú y tus tendencias extrañas”

“No, no SungMin, no infles tus mejillas, ni hagas pucheros”

¡Mierda! ¿Qué no entiendes que me dan ganas de tirarme encima y poseerte cómo si no hubiera un mañana?

“Bien, Kyuhyun, deja de pensar estupideces” Soy un hombre, ¡Un hombre!, y me atraen las mujeres…

Por ejemplo, está Sunny… es cachetona y bajita… pero tiene una gran… “personalidad”. Y Seo Hyun que bueno, siempre se me ha hecho atractiva.

¿¡Ven?! Soy un hombre con gustos normales. SungMin-Hyung es… bonito, adorable, además de… ¡BASTA KYUHYUN!

-¿Kyu-sshi? ¿Está todo bien?- murmuró mi Hyung sacándome de mis estúpidas cavilaciones. Traía una bufanda gris con rosado que le regalé en su cumpleaños. Aun recuerdo su cara de felicidad.

-Sí, Hyung. Estoy bien-. Murmuré pesadamente y desvié la vista. Endemoniada bufanda, quien fuera tú que rodea su cuello. ¿Qué? No, no de nuevo.

-Oh, bien-. Regresó su mirada a un grupito de chicas no muy lejos de nosotros. Perfecto… esas malditas que siempre están revoloteando alrededor de mi Hyung como si fuesen moscas atraídas a la miel. –Entonces… ¿Crees que Sunny si acepte salir conmigo?

¿Sunny? ¿¡Qué diablos!? ¿Cómo pasó eso? Me reprendí mentalmente. Bravo, no sé quien se atrevió a llamarme genio alguna vez.

-¿Sunny?-. Repetí automáticamente. Me gané una mirada reprobatoria por parte del rosado.

 Genial.

-Al parecer no prestas atención. ¡Llevo hablando de eso desde hace 15 minutos!- fingió enfado, cruzándose de brazos y haciendo otro puchero. “Cómo lo beses, te vas a enterar, Cho Kyuhyun” Sacudí la cabeza para dispersar aquellos pensamientos “insanos”

-Lo lamento Hyung, creo que perdí el hilo de la conversación hace rato-. Suspiré pesadamente. Aun estaba inquieto. ¿Por qué Sunny? –Pues… creo que le gustas.

¡¿QUÉ?! ¡¿CREES QUE LE GUSTAS?! ¡NO QUIERES DECIR ESO! ¿Y qué digo? “No Hyung, no salgas con la rubia prominente. Sal conmigo, pídemelo a mí yo te haré feliz”

De nuevo esos pensamientos extraños. ¡Sé un hombre real e invita a salir a Seo Hyun! Bueno, que sería más un “hombre real” sí invitase a salir a SungMin.

-¿De verdad? ¿No soy muy simple?

“Eres perfecto”

-Ella te mira con mucha insistencia-. “No tanto como yo, pero ve… Ve con esa perra” –Estaría bien, Hyung.

-Gracias, dongsaeng-. Sonrió. ¡Carajo! ¡Voy a violarlo si esto sigue así! Miró al grupito una vez más. -Tú deberías invitar a Seo  Hyun… creo que le gustas

Eso no pudo ser peor. Tenía que aceptarlo, SungMin era demasiado heterosexual y yo un muchacho estúpido.

-Probablemente te tome la palabra-. Exclamé simultáneamente, sin verlo. –Caminaré un rato.

-Bien, también quiero caminar-. Se levantó y salimos del aula, con la mirada de las chicas sobre nosotros.

Caminábamos en silencio. Hacía frío, muchísimo. Razón suficiente para que estuviese casi vacío el plantel.

Miré por el rabillo del ojo, encontrándome con el pequeño conejo –Hermoso conejo, oh sí, no me caerías nada mal- frotándose las manos, tratando de entrar en calor. “Tengo unas cincuenta y cinco propuestas para que entres en calor, SungMin”.

-Vaya con el frío, ¿No Hyunnie?- Sí, anda. Sigue alimentando mis pervertidos pensamientos. Mientras menos lo pienses… ¡Detente!

-Son esos días extraños, en los que hace más frío de lo que debería-. Murmuré, sonrió de nuevo. –Deberían de suspender clases en esta época.

-¡No! ¿Qué haría aburrido en mi casa sin ti?-. Casi caigo y convulsiono al escuchar esto. Mierda, mierda. –Definitivamente, no sería divertido.

-Podría ir a tu casa…-. Dije sin más, Sungmin paró de repente, lo miré extrañado. -¿Qué?

-¡Es verdad!-. Dio brinquitos acompañados con pequeños aplausos. ¿Qué demonios? -¡Irías y veríamos películas, comeríamos helado, jugaríamos videojuegos, platicaríamos e iríamos al parque! 

Por alguna extraña razón sonreí ante el comportamiento infantil de SungMin… No sé, algo en su cara decía: “Viólame”… Se detuvo y haló de mi brazo con fuerza, como si de un niño se tratase.

-Cho KyuHyun, promete que te quedarás un fin de semana en mi casa.- ¡QUÉ ALGUIEN ME GOLPEE! Creí que algún meteorito caería sobre mí y yo, me quedaría con las ganas de dormir con mi Hyung. Pero no, no pasó ni meteoritos, ni golpes… Era perfecto. -¡Promete, Kyu!

-Sabes que sí…- Murmuré despacio, SungMin alzó su brazo, colocando su meñique frente a mí. Lo miré sin entender. -¿Quieres que lo haga?

-No puedo confiar plenamente en ti, con esto solo me aseguro de que sea una promesa real, Kyu-sshi- Dijo casi con un deje de súplica en su voz, bueno… eso creo. De verdad, ya ni sé.

-Pero, Hyung… - Un puchero se formó en aquella simétrica faz. Bufé y enlacé mi dedo meñique con el del mayor. –Es una promesa, SungMin.

Y el que es mayor que yo, se alejó de mí para continuar saltando en medio de la plaza principal del Instituto,  dando exclamaciones de completa felicidad. No pude evitar sonreír, definitivamente era fantástico.

 

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¿Quién carajos dijo que el tiempo del estudiante se va como agua? Estaba harto de la escuela, entre proyectos, exámenes, talleres aburridos –asquerosos, ¿a quién demonios se le ocurría hacer ese tipo de talleres?-, sentía que el alma se me drenaba en ese insulso sistema autoritario de ésta “típica” escuela Coreana.  ¿Qué era lo peor? Lo peor, lo inaudito, era, que llevaba dos semanas sin jugar nada de videojuegos. ¡DOS! ¿Cuándo, Cho KyuHyun, iba a dejar los preciados videojuegos por dos semanas? ¡Todo por culpa de la estúpida escuela!

Y sumando a todo mi estrés colegial, hace una semana, mi rubia favorita –Sí, es sarcasmo para los que no entiendan o no lo hayan notado.- Sunny, había ido como la pequeña y hermosa arrastrada que es, a implorar clases particulares de física. ¡Yo pude negarme! Pude escupirle un “No, enana zorruna, reprueba la materia, así SungMin-Hyung notará la supremacía de mi cerebro, muere sola”, de manera perfecta.  Pero, el hecho de que SungMin estuviese conmigo cuando la enana rogó por las clases, no ayudó mucho que digamos. Limitándome a ver la cara de imbécil que puso mi Hyung cuando la pelirrubia se acercó, los ojos solicitantes de él sobre mí dando el mensaje de: “Cómo digas que no, te mato”, no tuve más remedio que decirle que sí. “Muy hábil, KyuHyun” ¿Desde cuándo SungMin tenía ese poder sobre mí?  Oh, lo recuerdo, desde casi siempre, desde que sonreía y murmuraba un “Kyunnie, ayúdame a la tarea, no entiendo”. Estúpido SungMin.

A veces, no tenía ni ganas de topármelo por el instituto, aunque tratara de evitarlo, algo, por diminuto que fuese, inconteniblemente me acercaba a él. Ya fuese porque no llevase lápiz y me pidiese uno, o porque no entrara a clase y él se saliera a buscarme, o porque se pusiera a aletear y pareciese un pollo irritante… siempre tenía que mantener un contacto mínimo con él. ¿No es molesto?

Y bueno, ¿qué puedo hacer? Pronto acabaría el semestre y vendrían los gloriosos días de descanso.

 

El sol estaba ahí, suponía, pero  el plantel estaba igual de blanco que un frigorífico con escarcha. Decidí no entrar a mi clase de Literatura, HeeChul-Hyung había decidido cambiarse a mi clase y estaba un poco más que hastiado de su actitud retadora hacia el profesor. Además, una clase no le hacía daño a nadie. O quizá dos clases, la verdad es que desde que el día había iniciado, hace  ya tres horas, no me encontraba con las ganas de entrar a escuchar tanto parloteo de los Seonsaengnim.  Y sobre todo, era jueves. Los jueves se caracterizan por tener el horario más imperfecto de clases. Materias sin importancia, así que repito, no afecta en lo absoluto.

Cerré los ojos, inhalé el aire frío, dejando que el peso de mi espalda diera de  lleno contra el árbol en el que me recargaba, para deslizarme lentamente y sentarme, disfrutando de mi paz momentánea. ¿Qué mejor que vaguear por el Instituto, en pleno invierno y con todo el mundo en clases? Nada. Ni una buena partida de Starcraft se compara con esto… De acuerdo, tal vez exageré.

Me sentía bien, realmente bien, es lo que necesitaba, desconectarme de todo este ansioso sistema, de los libros, del Cálculo, de Sunny, de SungMin… SungMin. SungMin. SungMin. ¡¿Qué no puede dejarme en paz unos instantes?! Hasta en mis pensamientos estaba. Sonreí tontamente, como una quinceañera enamorada. Sí, como esas niñas bobas de las que incluso me había burlado de su comportamiento irracional. ¿Qué tenía mi tonto Hyung que me atraía tanto?  ¿Qué tenía de especial? Todo. Definitivamente todo tenía de especial, pero eso me estaba volviendo loco. No podía ir con él y decirle: “Oye, idiota, fíjate en mí ¿Qué no ves que muero por ti y estoy perdida y estúpidamente enamorado?”  Eso estaría  bien si él (o yo) fuera una chica. Pero no, ninguno de los dos lo era. Además, no estoy seguro de que a SungMin le gusten los hombres. Oh, qué gran dilema. ¿Por qué de todas las personas tenía que ser mi Hyung? Seguramente el karma me cobra por haberme robado los dulces cuando tenía seis años.

KyuHyun-ah”

Bien, ahora podría jurar que escuchaba la voz de mi Hyung. ¿Qué? ¿Me estaba volviendo loco?

“¡KyuHyun-ah! Estúpido dongsaeng ¿Dónde estás?”

Bueno, no creo que mi subconsciente creara la voz de SungMin de forma lastimera, sería más bien como un “Kyunnie”,  todo lleno de miel.

KyuHyun ¿Estás aquí?”

Si fuese o no mi cabeza, no me movería, estaba demasiado bien aquí. Es a lo que me refería, se aparecía incluso cuando menos lo esperaba.

“Idiota Cho, incluso apagaste el teléfono. ¿No habrá venido? “

¿Por qué SungMin hablaba solo? Si un extraño lo encontrase hablando con un oyente ausente, lo tacharía de loco.  Incluso yo lo haría.

Sentí una ligera sombra encima de mí. Bien, al menos era lo suficientemente apto para encontrarme. Cerré los ojos con más fuerza.

-Así que aquí estabas metido, mocoso idiota.- Murmuró Min, golpeándome levemente con la punta del pie. -¿Por qué no has entrado a clases, Cho KyuHyun?

-Hyung, deberías de evitar el contacto con HeeChul, suenas como un anciano.- Un peso extra se depositó a un lado mío. Escuché cómo suspiraba. –No entré porque no quise, no hay más razón.

-Pensé que te había pasado algo, traes el teléfono apagado.- ¿SungMin se preocupa por mí? Deliras, KyuHyun.  SungMin se preocupa hasta por las abejas que no consiguen polen.

-¿Necesitas algo, Hyung?- estaba harto de su preocupación superficial. Vamos, ni siquiera me había dignado de verle y él ahí seguía. Interrogándome.  -¿Cómo saliste de clase?

-Estaba preocupado, imbécil. Y sólo pedí permiso para ir al baño. Nadie te ha visto desde que inició el día. ¡Y veme cuando te hablo!- Golpeó mi brazo con fuerza contenida, haciendo que me incorporase. Lo fulminé con la mirada sin antes observar cierta frustración en su rostro. Vamos… ni que me hubiera ido a China. –Últimamente estás muy raro, Kyu-ah. ¿Está todo bien?

-Sí, todo espectacularmente bien.- El sarcasmo era uno de mis fuertes, pero no recordaba la percepción de SungMin.

-¡Tampoco me hables así, no soy DongHae!- ¿Y Hae que tenía que ver con todo esto? Se estaba volviendo loco.

-No me has dicho que necesitas, SungMin.-Desvié el tema, no era agradable hablar con él. Al menos no con ese sonrojo adornándole las ahora infladas mejillas por el puchero que deformó su rostro en un intento de reproche. –Hyung…

-¿Estás cansado, verdad? ¿Te molesta que esté aquí?

¡Oh bravo! ¿Ahora qué? No lo entiendo, SungMin puede ser el hombre más duro y el más blando conmigo ¿Por qué el cambio de humor tan repentino?

-Sí, Hyung, estoy cansado. Pero no me molestas.- Lo miré y una sonrisa canalla se formó en mi rostro, esa de superioridad, como cuando gano en los videojuegos. –Eres muy sensible, Hyung.

-Como vuelvas a decir eso, te parto la cara.

-Ya, ya… - Sonreí, que adorable.

-Eres un vago, Kyunnie, aunque seas un superdotado, necesitas entrar a clases.

-Sólo por hoy, Hyung…- regresé a mi cómoda postura, el mayor entrecerró los ojos. Sentí su pequeña mano cerrarse en mi oreja y halarla con fuerza. -¡Basta, Hyung!

-¡No eres más que un mocoso inestable e insensible!- ¡¿Yo un mocoso?! ¡Él parecía una ajumma! ¿Ahora por qué me retaba? 

Como pude, quité sus dedos delgados de mi hermoso órgano, me levanté, imponiendo mi altura. De inmediato me imitó.

-¡Basta, SungMin! Es mi asunto si entro o no clases, deja de meterte en lo que no te importa.

-¡Tenme respeto, maldita sea!- pellizcó ahora parte de mi abdomen. ¡Carajo! –Eres tan idiota que no te has dado cuenta que también quería salirme de clases. Además, Sunny te estaba buscando

¿Todo por eso?  ¿No pudo salirse y asunto resuelto, como ahorita lo había hecho? No, esperen… ¿¡Sunny?! ¿De verdad había dicho “Sunny”? Tomé sus muñecas para que dejara de golpearme.

-¿Sunny?- él estaba furioso, y yo completamente confundido. ¿Él pensaba que ella y yo…?  ¡Mil demonios!

-Se sincero, KyuHyun, ¿Tienen algo más que las clases de Física?- Eso era nuevo, ¿qué tanto le había dicho la enana a mi Hyung? Ah, ¿entonces estaba celoso de que su no-novia estuviera más tiempo con su mejor amigo que con él? Vaya idiota.

Suspiré, lo solté y él me miraba con  estúpidos ojos de conejo suplicantes y la furia tácita en ellos.  No me podía estar pasando esto.

-¿Qué importa?

De todas las respuestas posibles a mí se me ocurre decirle eso. ¡Bravo!

-A mi me importa, Kyuhyun. ¿Por qué eres tan malo?- sus ojos ahora me acusaban de un daño inexistente.

-No, Hyung, no tengo nada con Sunny. Sabes que no me gusta.- Pareciese que le dije: “Hyung, te compré la nueva línea de “Rilakkuma”, viene todo en rosa.” porque sus facciones se suavizaron completamente y sentí que algo dentro de mí era oprimido con fuerza. ¿Por qué yo no podía hacer que eso sucediera?

-¿Estás seguro, Hyunnie?

-Más que seguro, Hyung.- Sonreímos. ¿Qué podía hacer más que reír con él?

Y antes de que alguno de los dos pudiese decir otra cosa, sonó la campana que marcaba el inicio de otra clase.

-¿Entrarás a clase?

-No, no tengo ganas de escuchar a los profesores. Tal vez mañana.

Volvió a sonreír,  yo, a tumbarme en el lugar de dónde SungMin me había encontrado. Él regresando a sus clases, y…. Bueno, yo pensando seriamente en qué pasará si SungMin se entera de lo pésimo que me siento cuando habla de Sunny, de qué pasará si mi Hyung se enterase de lo que siento por él.

 

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Me removí en el glorioso colchón en el que me encontraba  casi  sumido por completo (digo casi porque no me había movido en toda la noche y es imposible que por la posición, un colchó se tragara mi perfecto cuerpo), me arrastré como pude para apagar  aquel despertador que ahora me privaba de las perfectas horas de la mañana, ya saben, esas hora en dónde hay una temperatura casi perfecta y tu cuerpo está indeciso en dormir más, o levantarse para hacer lo que le corresponde.

¿Adivinan, cierto?

 ¡Exacto!, las perfectas vacaciones invernales de las que mis profesores se quejan y dicen que no deberían existir, llegaron. Pero ¿Una semana a quién diablos le hace daño? No es que yo me haya convertido en un vago (como SungMin insiste) sino que, necesitaba un cambio de rutina.

Observé el reloj. 7:30 am. Era relativamente temprano, tenía que verme con SungMin en el parque en media hora, así que desganado y con el cabello alborotado –no alborotado sexy como siempre, sino un alborotado de esos que cuando tratas de pasar el peine se queda atorado por una maraña asquerosa.- di por terminado el romance con mi cama saliendo de ella; arrastrando los pies me dirigí al baño y tomé una ducha caliente; y como si el agua los llamara, miles de pensamientos extraños saltaron mi mente.

Hace días, había considerado el hecho de informarle a SungMin mi “condición”. De hacerle saber lo mucho o poco que me obsesiona la idea de mantenerlo conmigo. No es que estuviese “profundamente enamorado” de él, pero si me “atraía” lo suficiente como para arriesgarme.

¿De qué hablo? Si soy un cobarde. Prefiero seguir escondiendo mis sentimientos a dar por terminada mi relación con SungMin cuando escuché un: “Lo siento, KyuHyun-ah, soy heterosexual” de su parte. No estaría dispuesto ponerle fin  a todo esto. No cuando era de los sujetos más importantes para SungMin-Hyung. (Él me lo dijo alguna vez, lo juro).

¿Todo esto? ¿Qué hay con “todo esto”? ¡No hay absolutamente nada!

 Lee SungMin sólo es mi Hyung, mi mejor amigo… seguramente él me vislumbra como un “hermano menor”, un simple dongsaeng cuya amistad ha sido larga  y así será, por los siglos de los siglos hasta que alguno de los dos muera. Así de simple.

Estrellé mi cabeza contra el azulejo de la tina ¿Por qué tenía que complicarme tanto?  ¿Por qué SungMin me hacía sentir todo esto? Seguramente me odia, lo sé, es uno de esos planes maquiavélicos que se esconden tras aquella perfecta cara tierna, repleta de pucheros y…

Sonó mi celular. Cerré la corriente de agua como pude, y a tropezones, tomé el dispositivo para contestar.

-Kyu-ah… ¡Te estoy esperando, malnacido!

Oh, que sorpresa, el susodicho hablaba y me dedicaba esas hermosas palabras repletas de cariño.

-Hyung, faltan 10 minutos, termino de bañarme.- Alcancé una toalla, la enredé en mi cadera mientras seguía hablando con el de cabellos negros. –Dime, ¿hace frío? Para saber con qué vestirme.

-Bueno, apúrate, abrígate bien, está helando. Oh, ¿puedes comprarme un café? ¡Mejor vamos por uno cuando llegues! Así que ¡Apresúrate, Cho! Con cuidado, te espero.              

La llamada terminó antes de que pudiese intervenir.

 Me divisé en el espejo, tenía dibujada una sonrisa boba en el rostro, y mis ojos tenían un brillo especial. Sí, ya les dije, esa sonrisa de imbécil que sólo él lograba poner. ¡Mil demonios!

Sí, aunque doliese aceptarlo, (¿Dolor? ¡Por favor! Estaba seguro que podía aceptarlo frente al espejo, obviamente no ante SungMin, pero ya era una ganancia) estaba jodidamente enamorado de Lee SungMin. 

 

Notas finales:

¡Es raro, pero tiene amor!


Recuerden que los reviews son amor y nuestra única paga. Actualizo lento, perdón ;-;


Kisses pumpkins *3*


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