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Peor que lobos por Matildespitzenberger

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Notas del fanfic:

¿Estoy muy activa?, este Kaisoo lo tuve en stand by por mucho tiempo, aprovechando mi inspiración pude terminarlo, disfruten. 

 

PD: es mi primer Kaisoo, piedad~

Notas del capitulo:

Hará un poco de calor~

 

 

Si en algo se destacaba Kyungsoo, es que su cerebro no estaba conectado con el resto de su cuerpo, su mente podía tachar algo de mega importancia pero al momento de actuar, nada sucedía.  Como ahora, mil veces se había repetido antes de salir de compras que debía sacar las llaves del pantalón que usó y que estaba botado en el tiesto de la ropa sucia pero ya ven como pasan las cosas, su cuerpo no obedeció y estaba pagando las consecuencias.  

 

-Mierda- susurró mientras hurgaba entre sus bolsillos.

 

Se había quedado afuera de su departamento con toda la mercadería para el mes.

 

-¿Cómo tan despistado?- se preguntó a sí mismo mientras se golpeaba la cabeza irritado por su torpeza.

 

Lo peor de todo es que ahora debía golpear la puerta de al frente para que le diera una mano y no es que le diera vergüenza pedir ayuda o aceptar el hecho de ser despistado frente a su vecino, no claro que no. Lo que tanto le apenaba era que tenía que admitirlo frente al adonis de su vecino Kim Jongin.

 

El gran y guapo Kai.

 

¿No podía haber otra excusa para poder acercarse a él?, ¿No podía haber otra situación un poco más digna para poder entablar una conversación al menos algo decente?.

 

No que ahora debía dejar en evidencia su torpeza al bien perfecto y tonificado vecino.

 

Caminó algo dudoso hasta quedar frente a la puerta de su vecino, tratando de racionalizar si tocar o no, entre el vaivén de sus piernas que lo guiaban hasta su puerta y luego a la de su vecino, decidió de un impulso tocar el timbre; después de todo si se demoraba, su helado favorito se derretiría y lo necesitaba para ver sus comedias románticas.

 

Contó hasta diez pero nadie salió, se apoyó su oído, algo curioso por la puerta para ver su escuchaba pasos pero nada.

 

Perfecto.

 

Sentenció feliz, lo lamentaba por su helado pero debía al menos guardar su mercadería con el conserje y así llamar a su loco amigo Chanyeol para que intentara abrirle. Al parecer el destino se había apiadado de él un poco.

 

-¿Sucede algo?- esa voz lo detuvo. Y se arrepintió de ser tan hipersensible, volteándose solo segundo después  verificando si era él, el que le hablaba.

 

Error.

 

-Ah… bueno… verás… yo- tartamudeó al ver como el vecino salía sin camisa más unos jeans a medio a brochar y con gotas de agua por su torso, además su cabello mojado, creándole un estilo libre y salvaje.

 

-¿Te has olvidado las llaves?- preguntó adivinando como su tierno y despistado vecino nuevamente se quedaba afuera.

 

-S-si- respondió, despabilando un poco. No podía quedarse babeando todo el tiempo, menos frente de  él.

 

-Pasa- le invitó dándole paso para que lo siguiera- El conserje me ha dejado tus llaves, me contó que te pasa a menudo- y cuanto deseo que pasase, para al menos poder acercarse a él.

 

-¿Él te las ha dejado?- preguntó despertando de su ensoñación algo ofendido, no tanto porque le haya dejado sus llaves, sino por el hecho que puso al tanto al guapo vecino de sus torpezas.

 

-Sí, pero no recuerdo donde las puse. Ponte cómodo ya vuelvo- algo ido y nervioso se sentó en una de las sillas del pequeño comedor que había frente el ventanal.

 

Sin lugar a dudas ese lugar necesitaba una buena limpieza, había ropa por todos lados, en especial en el sillón. Algo curioso trató de ver si había alguna ropa de mujer… solo para verificar algo pero no la encontró.

 

Por lo que podía ver de la cocina, era un desastre aún mayor, entre la loza sucia y comida a medio terminar. Su instinto casero lo estaba matando, quería tomar la escoba y ponerse a limpiar ese desastroso lugar pero hubo algo que desvió su atención.

 

Frente de él había un gran espejo colgado en la pared, que misteriosamente daba a la habitación del chico quien seguía removiendo cajones y moviendo ropas en busca de sus llaves pero no era el desorden demás, que estaba causando el chico lo que llamaba su atención, sino… los tonificados músculos que se contraían y se relajaban con cada movimiento.

 

Suspiró sin notarlo como un embobado con la figura de aquel chico y ¿quién no?. Si lo que su cuerpo gritaba era la palabra “perfección” en mayúsculas, más ese tono chocolate que se le antojaba morder, lo estaba tentaba salvajemente.

 

-Por Dios…- susurró descaradamente al desviar su mirada a la abertura del jeans del muchacho, que podía ver perfectamente parte de la ropa interior blanca de este, causando graves problemas a él, en la misma zona.

 

Definitivamente debía salir de ahí, sino cometería un delito en tratar de violar a su vecino que tan amablemente le estaba ayudando.

 

-“Reacciona”- se trató de autocontrolar y al parecer funcionó pero no fue eso lo logró despabilarlo. No, sino la mirada penetrante que el chico le enviaba desde su habitación que se reflejaba en el espejo que él tanto observada.

 

Lo traumante es que no era cualquier mirada, no le estaba acusando de nada, menos lo estaba discriminando o mostrando alguna mueca de asco, era más que eso… ¿era acaso deseo?.

 

Nunca estuvo seguro de la sexualidad de su vecino y mentiría si es que dijera que trató de averiguarlo varias veces pero ese ser tan perfecto era tan ambiguo que nunca llegó a formular ni siquiera una hipótesis, en cambio ahora, con esa mirada… definitivamente, él era de los suyos.

 

Lo extraño es que no se movía, ni siquiera intentó voltear porque estaba tan inmerso y poseído por la mirada penetrante del dueño de casa que apenas podía respirar y parpadear necesariamente, tampoco quería cortar esa conexión visual que le estaba quemando por dentro.

 

Quería levantarse y aventarle un beso de los buenos, de los demandantes. Porque si bien Kyungsoo se ve y actúa torpe y tranquilamente, en momentos como estos… él es otro y a ese otro, a su vecino de seguro le encantaría conocer.

 

Y porque por otro lado, el dueño de casa, no iba a desperdiciar una oportunidad de tener al cuerpo que tanto deseo desde que lo vio, el pasivo y estrecho cuerpo de su vecino, le llamaba tanto la atención que con solo verlo caminar podía provocarle un orgasmo y conste que ahora se estaba controlando.

 

Estar en el mismo techo que él lo estaba afectando y si bien es de aquellos que ponen el ojo ponen… uds saben qué. La personalidad nerviosa y torpe del mayor lo frenó un poco, al parecer no quería ser tan rudo y frío, con aquel espécimen, no él quería algo especial, porque esos labios gruesos y esa piel lechosa, se lo merecían.

 

Ahora que gracias a quien sea lo pilló con los ojos sobre su cuerpo, suspirando, mordiendo su labio inferior son deseo y susurrando hasta casi tener un orgasmo, no lo dejaría escapar, estaba demasiado apretado como para poder tolerar una despedida.

 

Así que tomó la iniciativa, sin dejar de mirarlo a través del espejo, caminó lentamente hasta su vecino, viendo como poco a poco este volvía a su estado de torpeza y nerviosismo, al estar detrás de él solo rozó su hombro suevamente.

 

-Te pillé- susurró en el oído de su invitado dejando al descubierto además su deseo por más.

 

La voz de aquel chico más la respiración golpeando su cuello bastó como anestesia para bajar las revoluciones de sus nervios, ahora disfrutaba del roce de su mano sobre su hombro y el calor de su mejilla junto a la suya. Pero como ya recalqué, Kyunsoo ya no podía más.

 

Se levantó abruptamente de la silla y aprisionando al joven entre sus brazos le besó desesperadamente siendo recibido de la misma forma.

 

No parecía que se besaran, sino más bien que peleaban por el dominio de la boca ajena y Jongin se estaba divirtiendo, claro que sí. Pero él siempre dominaba las situaciones y solo bastó que aventar a su vecino en una pared cercana para tomar el control del cuerpo que magistralmente se restregaba contra el suyo.

 

Aquella agresividad se la esperaba, esos besos demandantes y esas mordidas sobre su cuello, las ansiabas más aquel calor que emanaba su cuerpo,  que parecía derretirlo. Todo eso lo imaginaba.

 

El chico recién duchado tomó la delantera, por sobre la remera de su vecino mordía la piel que pronto sería suya mientras sus manos se ocupaban del perfecto trasero de este logrando una mejor cercanía y fricción de sus miembros. Pero el chico no quiso ser menos y como pudo se quitó la polera, logrando como premio una media sonrisa tan socarrona y seductora que lo hizo suspirar.

 

-Tú realmente sabes lo que haces- le susurró encantado por las maniobras del mayor.

 

-Más de lo que parece- concluyó orgulloso.

 

Volviendo a la batalla, Jongin tomó los muslos del mayor y los posicionó alrededor de sus caderas y para calmar el hambre voraz de este, lo aventó contra la pared ahogando su quejido con su mano sin dejar de restregar sus caderas en llamas.

 

Mordió a gusto el cuello de su vecino recibiendo gemidos ahogados y por más que el mayor tratara de sacar la mano de su boca más presión ejercía este y más hondo enterraba sus dientes y más saboreaba su lengua.

 

-Eres delicioso…- susurró totalmente excitado en el oído de su presa.

 

Apartó su mano de la boca del chico y la devoró con ganas, mordiendo la anchura de estos, sosteniéndose de su firme trasero lo llevo atientas hasta su habitación, lanzándolo con brusquedad al colchón.

 

Kyungsoo se quiso vengar, nadie lo dejaba con los gemidos en la boca y vivía para contarlo, al recuperarse del lanzamiento se arrastró hasta el cuerpo del moreno y bajó hasta la altura del pantalón, lo miró desafiante y con su lengua lamió la extensión de su erección, sin intenciones algunas de querer apartar las prendas que llevaba el muchacho.

 

-Mierda…- susurró a punto de explotar con la sola imagen del chico.

 

El chico continuó lamiendo y restregando su cara, solo por encima del pantalón y Jongin no podía resistirlo más, necesitaba esa cara en su miembro a como dé lugar y el mayor captó la necesidad, solo lo torturó unos segundos más y bajó su pantalón llevándose la ropa interior de un solo tirón…

 

O sí, el chico tierno tenía sus técnicas.

 

Juntó algo de saliva y lentamente la dejó caer hasta que tocara el miembro del moreno que ya no podía con las ganas de sentirlo, le miró nuevamente y sonriendo de lado abarcó toda su extensión de abajo hacia arriba con su lengua un par de veces… le encantaba ver esa expresión de placer en el rostro de que fue su amor platónico.

 

-Hazlo ya, si no quieres que rompa tu boca- le advirtió entredientes, haciendo grandes esfuerzos por no cumplirla.

 

El momento llegó y trató de abarcar lo que más podía en el interior de su boca, escuchaba al chico maldecir por lo cálido y mojado que estaba, por lo que aguantó un poco más, succionó en la espera y salió lentamente para luego soplar en la punta.

 

Aquello había sido como despertar a la bestia porque solo sintió como esté volvía aventarlo contra el colchón cubriendo su boca con agresividad, mientras que con su otra mano libre despojaba al chico de las prendas restantes, notando lo bien dotado que estaba por lo que decidió torturarlo también.

 

Tomó con rapidez la erección del otro y sin previo aviso le masturbó sin precedentes, desde un principio el ritmo fue frenético y apretaba tan fuerte que aumentaba el placer mezclado con el dolor y acortaba el tiempo del climax. Como estaba amordazado por su mano, solo le quedaba retorcerse bajo el cuerpo caliente de su amante, por el placer sus ojos se tornaban blancos, su respiración entre cortada y para agregar un cuota más de erotismo, la saliva se le estaba esparciendo alrededor de la mano de Jongin.

 

-¡Maldición!- gimió al estar libre mientras el placer no se detenía.

 

Jongin bajó rápidamente, ya no podía aguantar un minuto más, quería que el chico se retorciera ahora por su miembro, por lo que abrió las piernas del mayor y sin pudor alguno lamió la entrada preparándola para lo siguiente.

 

-De-detente- pidió este tomando el valor para detener la mano salvaje del chico, concentrándose ahora en su lubricada entrada, solo quería acabar junto con él.

 

El chico ingresaba su lengua puntiaguda en su entrada y trataba de disponerla lo más pronto posible, sabía también, que tuvo que reemplazarla por la boca del mayor mientras sus dedos hacían un mejor trabajo.

 

Kyungsoo se sostuvo de la fuerte espalda del chico arañando como más le gustaba, recorría toda su espalda logrando que se sensibilizara y al tener la boca libre, se dirigió hasta su oído.

 

-Métela ya…- le ordenó acabando por degustar el hombro a la vista del chico.

 

No le hizo rogar más  porque su miembro dolía y necesitaba acabar en su interior, al principio su estrechez lo cegó, luego la calidez lo hizo gemir tan ronco, que esperaba poder sentirla hasta que muriese.

 

Al ingresar por completo, atrapó la mirada del chico con la suya, no sabía por qué… pero grabar en su memoria todas las expresiones que ese chico bonito tenía para mostrar y si podía ser más preciso aún quería atesorar la miraba aperlada y erótica que tenía.

 

El vaivén no impidió su tarea, en un principio lento y cuidadoso, hasta llegar a un punto en que era su cuerpo el que mandaba romper con el interior del otro.  

 

No olvidaba dejar de mirarlo, por más que su placer exigía cerrar los ojos, no lo haría, por más que el mayor incrustara sus uñas en su trasero y espalda, él no los cerraría.

 

Y el mayor se dio cuenta por lo que decidió seguirle el juego, el moreno parecía un salvaje encima suyo, uno aún hambriento, facilitó las embestidas al rodear la cintura de este y se unió al juego de las miradas logrando apegar sus frente y rozar sus narices.

 

El ritmo era frenético y por más que sus bocas gritasen y sus cuerpos se movieran, sus miradas no se apartaban.

 

Jongin por fin tocó el punto sensible del mayor logrando sentir este temblor bajo su cuerpo y ver como este perdía su mirada en la habitación y sonría por tal placer, recordó el lugar ya no dejando que este pudiera enfocarlo nuevamente. Ahora era él el que enterraba sus garras en el cuerpo del mayor dando con ímpetu en la perdición del otro, que ya no podía ni gemir de tanto placer, un par de embestidas más y acabó en su interior, cerrando por obligación sus ojos derramándose en su interior, mientras Kyungsoo lo hacían entre sus vientres.

 

Las repiraciones esperaron para calmarce mientras aún no se separaban, después de tanta brutalidad y agresividad, en ambos solo se desbordaba la ternura. Kyungsoo reemplazó sus arañazos por tiernas caricias en los lugares que había marcado, mientras Jongin recorría con su nariz su rostro, parte por parte dando pequeños besos de vez en cuando.

 

-¿Aún quieres tu llave?- preguntó una vez recuperado.

 

-¿Estas bromeando?- respondió el otro abrazando aún más el cuerpo del otro.

 

Definitivamente nunca dejaría esa cama.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal estuvo? dejen sus comentarios y gracias por leer :DDDD


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