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Bones (Wolf & Beauty) por JHS_LCFR

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Notas del fanfic:

Portada por AnniePark

Imagen por ChiaChan

Notas del capitulo:

No me aguanté. TENÍA QUE SUBIRLO XD

Ya tengo hasta el capítulo 4 n_n pero voy a actualizar cada tanto, porque no quiero distraerme con esto y olvidar a L.O.V.E (Life's Only Valuable Emotion)... le van a dar amor a ese fic también? please? *bbuing bbuing*

Gruñó, temblando él, el piso, mi cuerpo y mi corazón. Se me agitó el pecho, pero no podía moverme; sentía que debía quedarme, tenía que quedarme. Había algo detrás de esos ojos, de esa furia, había algo más…

…algo que necesitaba.

Algo que él no quería que tuviera.

Por miedo a perder, por miedo a morir, no lo sé.

Lo único que sé es que las cosas no siempre salen como uno quiere.

 

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Capítulo 01

 

Do Kyungsoo siempre había sido un muchacho amable, sus compañeros lo adoraban por su desmedida solidaridad, su sonrisa constante y una energía controlada pero contagiosa capaz de movilizar a todo un aula de alumnos. Solamente tenía que sonreír con la mirada, solamente tenía que mostrar sus dientes temerosa pero alegremente, mordiéndose el labio inferior y listo, el mundo entero se conmovía por su actitud y lo ayudaba en lo que fuese, en cualquier cosa que se le presentara, fuera poco difícil o una problemática inmensidad.

Sí, Do Kyungsoo podría tenerlo fácil siempre que la luz del Sol o una lámpara le iluminara, mostrara su menudo cuerpo y su baja estatura casi encorvada en reverencia de disculpa.

El problema era a la noche.

Cuando el cielo iba gradualmente pasando de naranja a rosa, de rosa a violeta y de allí a azules oscuros antes de concluir con un espantoso y estático negro, Do Kyungsoo no encontraba consuelo alguno, ni siquiera en las estrellas que surcaban el firmamento o las luces de los faros o los autos en las calles; y era terrible, porque el chico comenzaba a temblar, a sentirse desprovisto de vida, consumido por el vacío, el vacío de la oscuridad. Las luces, el Sol, el fuego, todo lo que iluminaba lo hacía en diferentes grados: las llamas podían ser azules, rojas o amarillas, pero daban calor y luz, el cielo podría ser celeste, blanco por nubes o grisáceo por la tormenta, pero en esos momentos no era negro.

El cielo y los cortes de electricidad lo traicionaban, hacían su confianza flaquear, volviéndolo un manojo de nervios que caminaba las veredas a paso rápido y mirando a sus costados constantemente, con la respiración agitada y el calor del verano casi traspasando su ropa, pegando directo contra su piel.

Una de esas noches de típico temor se encontraba luchando contra el pánico, hablando con su mejor amigo por teléfono, como así le había recomendado el otro cada que “no encontrara taxi o el autobús no frenara para dejarlo subir”.

-Cuestión, cortó conmigo y ando solo—resopló Junmyeon desde el otro lado de la línea—La parte buena es que me ahorré todo un teatro de celos, la mala…es que a veces siento que le necesito.

-Es algo que pasa siempre que una pareja rompe—le consolaba Soo, mordiéndose el labio, pues no lograba desentenderse de su situación, caminando directo a los focos de luz mientras intentaba llegar a casa—Primero se extrañan, después intentan por todos los medios volver, rompen, cada uno sigue su camino, prometen seguir contactándose como amigos, eso nunca pasa y terminas encontrándote otro chico al cual conquistas con la historia de tu fallido amor.

-Omo, mira cuánto sabes, KyungKyung-yah.

-Me cansé de verte hacerlo—rió el otro—En serio, Junmyeon, debes buscarte otra táctica. Medio país ha caído bajo ese patético hechizo.

-¡Oye, bien que sigo ligando! Tú, en cambio… - tosió, a modo de molestia—Estás en modo “lobo solitario”, ¿Verdad?

-No digas eso—le retó, colorado—Sólo…sólo estoy esperando al indicado.

-No hay ningún indicado, Kyungsoo. Sólo parecidos, nunca perfectos. Jamás encontrarás lo que estás buscando.

-¿Tú qué sabes?

-Vivo buscando a la persona que necesito y no la encuentro. Y tú y yo sabemos que vengo buscando desde hace años y sin éxito.

-Eso pasa porque buscas en clubes y medio ebrio…sólo encontrarás gente igual o el doble de borracha que tú.

-Kyungsoo, no existe el tipo ideal, nunca existió. Con el tiempo transformas a tu pareja ocasional en eso, conformándote con sus horrorosos defectos y diciéndote que es lo mejor que encontrarás, en serio. Baja los estándares y acepta lo que venga, no te quedes solo.

-Junmyeon, yo creo fervientemente en el amor. No dejaré que tus errores me tiren abajo—sonrió.

-Cierto, cierto. Perdona a este Hyung borracho que dice estupideces. ¿Ves? Digo todas estas cosas porque acabo de cortar, qué estúpido.

-Está perfectamente bien, desahógate—le animó—Pero por favor no tomes mientras me hablas, puedo sentir el aliento a alcohol salir del parlante.

Ambos carcajearon, rompiendo el silencio de la noche.

-Hey, ya casi llegas, ¿Verdad?

-Sí, Hyung—doblando la esquina, reconoció los faroles en el jardín delantero—Gracias de vuelta, realmente me ayudas.

-Cuando quieras. Al contrario que tú, yo vivo de noche—fanfarroneó.

Despidiéndose, Kyungsoo respiró profundamente mientras cruzaba la reja y entraba, sorprendido de su capacidad: otra noche caminando afuera y no había entrado en pánico, bien. Sonriendo inconscientemente, caminó hasta la cocina para hacerse de cenar. Vivir solo tenía sus ventajas y desventajas, había llegado a limpiarlo todo pero la simple idea de no tener a nadie esperándolo le desanimaba.

Prendiendo el televisor para sentirse acompañado, las noticias le informaron lo último acontecido mientras hervía el agua y sacaba un paquete de fideos. De vuelta la economía era un desastre, había que cambiar de presidente rápido, abuso sexual por todos lados, se habría descubierto una nueva enfermedad que obviamente no tenía cura, la basura en el país crecía cada vez más, ya casi no quedaba agua y mil personas habían muerto en un derrumbe de un edificio que tenía más de tres siglos a cuestas.

Kyungsoo estaba harto de tanta tristeza en la humanidad. La paranoia de morir víctima de la contaminación, de las guerras o asesinado por un ladrón no ayudaban a su poco control. Kyungsoo era débil, le temía a la noche ¿Por qué lo torturaban de más? ¡El chico no había hecho nada! Mientras revolvía la pasta medio dura en la olla, escuchó atentamente la primicia sobre el día que estaban viviendo: “otro ciudadano brutalmente asesinado a las afueras de la ciudad”.

Se detuvo al instante, semblante serio y ojos brillando intensamente. Iban ocho ya en quince días, más o menos. Los rumores no habían tardado en surgir: un nuevo asesino en serie, un grupo de adolescentes maniáticos que confundían matar civiles con jugar a los videojuegos…

…Y la peor.

La razón por la que Do Kyungsoo no podía dormir últimamente por las noches: monstruos. Fantasmas, vampiros, hombres lobo.

Monstruos, pensó con temor, soltando la cuchara con la que revolvía.

De todo tipo, de todas formas y colores: abominables, horribles, implacables e imposibles de vencer. Sonaría tonto, pero el chico creía fervientemente en ellos, en todo tipo de criatura mística. Incluso en su familia se narraban anécdotas de encuentros con sirenas, descubrimiento de personas del largo de un dedo, matanzas de centauros en los bosques del Oeste, de todo.

Con las gotas frías de sudor, quería creer que nada era cierto. Que todo era una pesadilla de la cual no podía despertar por el momento.

Pero en las escuelas les informaban igual, en Historia se había cansado de estudiar de la exterminación total de las mujeres-pájaro. ¿Cuántas veces había realizado una exposición de los hombres-árbol de décadas atrás? ¿Cuántos ensayos había escrito a lo largo de su vida sobre la lucha contra los lobos del Norte?

Tragó saliva y se pasó una mano por el rostro. Cambiando de canal, se sentó en la mesa e intentó comer sin éxito.

-Ésta es su venganza—susurró para sí—Nosotros los matamos para poder asentarnos.

Estamos pagando el precio.

 

 

-KyungKyung-yah—Junmyeon descansaba boca arriba en el sofá, levantando una pierna y chorreándose de costado—Sé que dirás que no, pero, ¿Te gustaría salir conmigo hoy?

-¿Para qué preguntas? No te burles de mis problemas—atravesando la sala, el más chico se sentó en el sillón individual de enfrente, levantando los pies y abrazándose las rodillas—Ir a un boliche, cerrado, con pocas luces, ensordeciéndome por la música, atontándome la vista por culpa de los rayos láser…alguien podría empujarme, podrían golpearme, tocarme. Ni loco.

-Aish, ¡Eso es lo bueno!—insistió, agitando los brazos—El lugar atestado de gente, la música que te pone en estado de trance, rozar el cuerpo contra otro completamente desconocido, encontrarte con unos ojos brillosos y ajenos, las ansias de conocerlos, que no te importe nada de nada por el alcohol…

-...Llevártelo al asiento trasero del auto... – se burló, levantando una ceja a modo de desaprobación.

-¡Exacto! Tienes que probarlo, Soo, aunque sea una vez.

-No, gracias. Te invito a que te quedes a leer un libro.

-¿¡Y perderme la oportunidad de conocer al amor de mi vida!?

-Por favor, dime que me estás tomando el pelo—suspiró Kyungsoo—¿Qué pasó con el discurso del tipo ideal, lo momentáneo?

-Meeeh, estaba medio tocado—agitó la mano, representando una botella—Ya deberías conocerme el timbre de voz, como que se me endurece la lengua y hablo todo “Blegh, blegh, blegh”.

-Dios, te destrozarás el hígado—se tomó el puente de la nariz, mordiéndose el labio.

-¡Pero moriré feliz! Con aliento a whisky, pero feliz—replicó, levantando un dedo—No me daré cuenta de mi muerte, y por ende, no me asustaré. Moriré F-E-L-I-Z. Y tú—le pinchó el pecho, emocionado—Estarás ahí para verlo. ¿Qué dices?

-Basta, no molestes.

-Ok, no me dejas opción—acomodándose en el sofá, se inclinó hacia delante, codos sobre rodillas y manos entrelazadas frente al rostro—En cierta forma, intento ayudarte a solucionar tu problema con la noche y la oscuridad. Y veo que no lo estoy logrando llamándote cuando vuelves para tu casa o cantándote hasta que duermas, así que…

Do Kyungsoo pegó la espalda contra el respaldo del sillón.

Esa noche sería larga.

 

 

-¿Ves? ¡No es tan malo! ¡Mírate, hasta estás bailando!

Si a levantar los pies levemente del suelo durante cuarenta minutos, casi trotando, se le decía bailar…Kyungsoo sonrió tímidamente, con las manos cerradas en puños y fingiendo que movía palancas. Sabía que se veía patético, rogaba porque ninguno de sus compañeros de Facultad lo descubrieran y al mismo tiempo, pedía que nadie deseara tocarlo aquella noche como lo estaban haciendo con Junmyeon: el morocho de pelo corto agarraba cualquier mano que apenas tocara su cadera y tiraba de la muñeca para prácticamente franelearse contra el cuerpo del tipo, juntando frentes, mordiéndose el labio y dándole al otro una especie de tour por su cuerpo, dejándose recorrer por los dedos ajenos.

¿Cómo no le da asco?

Junmyeon no tardó en aferrarse al chico de la mandíbula y devorarlo en un beso hambriento.

Ok, no le da asco.

Dando vuelta el rostro por la vergüenza, rápidamente buscó un lugar iluminado o la puerta de los baños, necesitaba luz. Cuando apagaron todo, su ropa enteramente blanca reflejaba un brillo violeta por los focos, pero no le alcanzaba. Era una enorme mancha púrpura en el medio de sombras negras tenuemente definidas que se movían, agitaban y gritaban con emoción.

-¿S…Suho?—llamó, encogiéndose en sí mismo—¡Suho!

Lo apretujaron, lo abrazaron y unieron a una especie de torbellino de baile feroz, como un pogo. Pero Suho nunca apareció. Kyungsoo, espantado, se tapó las orejas y cerró fuertemente los ojos, caminando hacia adelante y llevándose por arriba todo: resbaló con charcos de cerveza (o lo que fuere), rompió vasos, pisó botellas y pies, incluso manos.

Una vez logró chocar contra la pared, pegó las manos al cemento y fue guiándose, desesperado, tanteando extintores y decorado. Casi como un regalo, las puertas se abrieron, dejando entrar a los que terminaban de fumar; abalanzándose contra los muchachos infestados de humo, se abrió paso y salió a la calle, respirando aire puro y viendo los autos pasar. El aroma a cigarrillo arrugándole la nariz, caminó hasta un poste y se aferró a él, sacando tontamente el celular del bolsillo.

Marcó los números rápido y acercó el teléfono a su oreja, esperando que lo tuviera en vibrador.

-Myeon, ¡Myeon!—gritó en vano—Soy yo, he salido. ¡Por favor, ven, que tengo miedo! Está oscuro y… - el bip se oyó; la música se oía de afuera y no había entendido que lo había mandado al buzón.

Cortando, volvió a guardar el teléfono.

-Tengo que volver—dos cuadras más a la derecha había una parada de autobús, miró un taxi vacío en la vereda de enfrente—Quiero ir a casa.

Trotando animadamente, cruzó la calle y golpeó la ventana, mas el vehículo ya estaba ocupado y Soo no se animaba a compartirlo. Mirando a su alrededor, no había micros, no había remises.

¿Me iré caminando?

Maldijo entre dientes y se ubicó con las calles. No estaba lejos, pero tampoco demasiado cerca; cerrando los ojos fuertemente, se inculcó coraje y salió a largas zancadas, hundiendo la cabeza entre los hombros y alentándose en silencio.

-No es nada, no es la primera vez, nada va a atacarte. Nada va a…

La música había logrado apagarse con la distancia. El problema fue cuando escuchó una rama quebrarse.

Me están siguiendo.

Me quieren hacer daño.

Deteniéndose, miró por el rabillo a su alrededor, no podía girar demasiado el rostro o se delataría solo. El aire denso le pegaba el pelo a la cara y el poco viento frío parecía esquivarlo, las hojas de los árboles se mecían pero él seguía inundado en calor y abrasante humedad.

“Otro hombre brutalmente asesinado”.

El próximo soy yo.

A partir de allí no pudo moverse, quiso desde el fondo de su alma echar a correr y llorar hasta llegar a su cama.

Pero una extraña figura cruzándose delante suyo le erizó los cabellos.

Una figura que aumentó el tamaño de sus fauces, blancos dientes reluciendo en contraste con su figura agazapada pero lista para atacar. Brazos extendidos hacia adelante y cruzados en el suelo, cadera levemente hacia atrás y en alto, piernas dobladas; mirándolo expectante, con el brillo rojizo reluciendo en sus ojos como si fueran mares de sangre.

 

Continuará…

 

Notas finales:

Díganme qué les pareció :$

Dios, qué nervios >3< 


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