Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encuentro, despedida y la promesa de una nueva vida. por Yukio x Rin-Cest

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Buenas~ Buenas~

Hace poco rato comencé a ver One Piece bajo palabra, pero esta historia se iba formando a medida que avanzaba. No podía dejar de ver algo de yaoi por aquí, o por allá.

Luego, cuando pensaba en todas las ideas que me iban llegando, una me atrapó tanto que tuve que dejar de lado la idea de "no buscarle ni meterle yaoi" para poder escribir esto tranquilamente. Este fanfic está realmente fumado, por todo lo que planeo que ocurra. 

Sobre aviso no hay engaño, o al menos, eso quiero creer.  (Pirata tenía que ser) Espero que este fanfic guste, o por lo menos, entretenga un rato.

Hasta el siguiente capítulo~

Notas del capitulo:

 

 

Para advertir de manera más específica, y evitarme problemas luego (? Dejo la lista de parejas que quiero/planeo incluir.

*Portgas D. Ace x Sanji

*Roronoa Zoro x Monkey D. Luffy

*Dracule Mihawk x Akagami Shanks

*Eustass Kid x Trafalgar Law

Entre otras~

Capítulo 1

 

El cocinero de la tripulación del Sombrero de Paja miró con sorpresa al par de piratas que se encontraban frente a él. No podía dar crédito a lo que escuchaba. O al menos, no se sentía aun capaz de terminar de aceptarlo.

—Zoro-san fue realmente valiente—comentaba entusiasmado uno de ellos— ¡Fue algo totalmente increíble!

—No pensé que ese hombre fuera a irse con las manos vacías, en verdad pensé que iba a asesinarlo—agregaba el otro aun preocupado por lo sucedido

— ¡Pero lo perdonó!—casi grita el primero con incontrolable alegría— ¡Fuimos salvados por Zoro-sama!

—En cuanto Luffy-san se entere se armará la verdadera fiesta—celebró ya tranquilo el hombre, pero ante sus palabras Sanji pareció salir de su trance

—Mantengan sus bocas cerradas—advirtió, sin poder evitar sonar amenazador

Los dos piratas se encogieron en sus sitios.

—Luffy no puede enterarse de lo que pasó. ¿Está claro?—cuestionó, mientras les miraba atentamente

El aire asesino que emanaba de él tal que los pobres hombres creyeron que era mejor morir por la bomba de Kuma que a manos del conocido cocinero pirata.

—E-entendido—se apresuraron a contestar, sin atreverse a preguntarle ¿qué tenía de malo decirlo?

El acto de Zoro había sido heroico, y eso era quedarse corto.

Sanji notó la curiosidad e sus asustados ojos, por lo que con el tono más tranquilo que pudo se dedicó a explicar rápidamente.

— ¿Cómo creen que se sentirá Luffy cuando se entere de esto? Para él es inaceptable que nosotros, sus nakamas, demos la vida por él… —“Y qué decir si se trata de él” pensó para sí

—Pero Zoro-san…

—Lo importante es que todos están bien—declaró Sanji, dejándolos solos.

Se alejó dando zancadas, mientras que exhalaba una gran cantidad de aire, y buscaba entre sus ropas un cigarrillo.

Observó a lo lejos como los chismosos hombres entraban al castillo, se preocupó un poco. No los conocía lo suficiente como para saber si podrían mantener la boca cerrada, pero más les valía.

Ver a Sanji enojado era más o menos como ver a Zoro “tranquilo”. Así que deberían de irse con mucho, mucho cuidado.

“Lo importante es que todos están bien, ¿eh?” se recordó algo melancólico. “Todos menos ese idiota marimo” pensó, y poco después se sintió un tanto intranquilo.

Una mano se fue inconscientemente a su bolsillo, donde guardaba algo que, para él, resultó ser bastante importante (aunque él se negara a admitirlo)

—Ace… —murmuró Sanji, sin poderlo evitar.

¿Por qué se sentía tan preocupado justo en ese instante?

No lo sabía, pero el solo hecho de llamarlo le había causado cierta ansiedad. Él estaba en peligro, algo en su interior se lo decía. Claro que, ¿qué podría interesarle a Sanji? Ese maldito le había abandonado sin remordimientos, y le costaba perdonárselo.

Desde aquel encuentro, se juró nunca jugar con el corazón de nadie.

Ambos eran hombres, ambos tenían necesidades, y ambos (o más bien, principalmente Ace) tenían cierta inclinación a hacer locuras en los sitios menos indicados. Claro que eso Sanji lo sabía de sobra, bastaba con ver a su ex­-cuñado, y capitán, Monkey D. Luffy. Realmente no recordaba el por qué había hecho aquello.

O más bien, realmente no entendía cómo es que había terminado por caer en las “trampas” del pirata.

¿Cómo reaccionaría Luffy si se enteraba de que conoció a su hermano mucho antes, e incluso en las mismas circunstancias que lo conoció a él?

Vamos, que ese gen destructor era de familia, y el dichoso “Puños de Fuego” no se había salvado de aquella herencia.

¿Cuántas veces se habían encontrado? Cuatro o seis, quizás… Y desde la primera vez se notó que entre ellos había algo más. La tensión sexual en sus primeros encuentros había terminado por matarle los nervios a Zeff.

La cuarta vez, si no recordaba mal, fue aquella durante el viaje en el desierto, en Arabasta. ¡Agradecía que el muy bastardo no se acordara de él! Porque bastante vergonzoso era saber que tuvieron agarrones muy fácil, y peor sería si Luffy se enteraba de ello. Sería demasiado vergonzoso.

Al menos, eso creyó Sanji.

Pero qué equivocado estaba. Ace no podía tenerlo más presente en su cabeza, porque de ser así, simplemente no habría cumplido con su trabajo. Otras situaciones más se dieron, y fue cuando Sanji aceptó que no era simple sexo.

Sentía algo por Portgas D. Ace.

Y sabía bien que era correspondido.

Pero cuando Ace se fue al poco tiempo, sin dignarse a hablar con él EN PRIVADO, antes de irse, comenzó a pensar que no era tan importante como él creía. Y le costó hacerse a la idea. Le costó bastante.

Entonces, si ya lo había olvidado, ¿por qué aun guardaba la pieza de papel que Ace, tan tranquilamente, le había dado?

“Te servirá para encontrarme” le había dicho, pero una extraña expresión se formó en su rostro al decir “Y quizás me alegre un poco el día, Sanji”

Se había ofendido un poco, pero mientras lo pensaba, comenzó a notar que no lo estaba diciendo por mal. Sanji supo entonces que Ace conocía una verdad que él mismo no había notado antes.

Y no era capaz de entenderlo del todo bien aún.

Regresó a la fiesta, y esperó hasta que vio a Luffy alejarse del piano donde Brook tocaba una animada melodía. Se acercó al capitán con la mirada más decidida que pudo, y sin temer a nada dijo:

—Luffy, debo irme por un tiempo.

Al principio su capitán pareció confundido, pero poco a poco se abrió paso un poco habitual seriedad en su rostro. Su silencio le puso incómodo. A su alrededor, la fiesta continuaba animada, pero ciertos ojos azules no perdían atención de ellos.

—… Sanji… —habló finalmente, mientras que le miraba algo amenazante— No te perdonaré si regresas lastimado, o me entero de que haz muerto.

El cocinero suspiró internamente, completamente aliviado. Le sonrió.

—Volveré con bien, se lo aseguro, senchou… —contestó

Luffy sonrió con ganas.

—Pero me preocupa más que mueran ustedes de hambre—comentó el rubio, y el menor pareció recordar ese minúsculo detalle.

Sanji no necesito escuchar nada cuando vio a Luffy mirar automáticamente a Zoro.

—Prepararé comida para una semana, no estamos demasiado lejos de la costa—dijo Sanji, encendiendo un cigarrillo— Procuraré dejarte comida suficiente para él, así que no te lo tragues todo sin mirar, Luffy—advirtió— Él no podrá comer cualquier cosa por un tiempo.

— ¿Ni siquiera alcohol?—pareció alarmarse el chico

Sanji le miró con la ceja alzada.

—Ni siquiera alcohol—aceptó, sacando el humo de su boca

Se quedaron en silencio un par de minutos, hasta que Sanji dio un paso a la salida.

— ¿No te despedirás?

—Volveré, ya lo dije—contestó Sanji dándole la espalda— Entre más rápido me vaya, más rápido volveré, ¿no crees?

—Shishishishi… En eso tienes razón—acepto Luffy sonriendo— Ve con cuidado

—Gracias, Capitán…—finalizó el rubio antes de salir del castillo.

Se encargó de lo dicho, y en poco tiempo alistó una pequeña maleta con todo lo que necesitaba. Era algo estúpido, desde su punto de vista más realista, pero el solo hecho de tener una corazonada tan fuerte le daba motivo para irse sin pensárselo demasiado.

Buscaría a Portgas D. Ace, y se aseguraría de que estuviera sano y salvo.

Porque, queriéndolo o no, la ansiedad de no saber lo estaba matando.

Y quién sabe, quizás esta decisión de Sanji podría cambiar el sombrío futuro que Ace sabía que le esperaba, porque lo aceptaba.

Claro que Ace no sabía que Sanji no lo aceptaría tan fácil.

Ningún amante aceptaría fácilmente que su amado muriera, bajo ningún concepto, por el simple hecho de que lo amaba.

Y Ace lo amaba de vuelta, aunque nunca sería capaz de decirlo.

 

 

 

 

 

 

"—Piratas o marines, en este restaurant los tratamos igual—había dicho el rubio muchacho, mirando con cierta superioridad al azabache, quien se había quedado algo sorprendido con el dato.

¿Un barco que aceptara todo tipo de visitantes? Era nuevo.

—Así que, señor... ¿Qué planea ordenar?—preguntó finalmente Sanji

El comandante de la segunda división de Shirohige lo miró con diversión, bien, el dato se lo llevaría, porque con lo que planeaba decir, seguro que el pobre chico le sacaría a golpes.

—A ti para la cena no estaría nada mal... —contestó finalmente Ace

Sanji no pudo evitar avergonzarse. Se sabía guapo, ¡Por favor! Varios clientes antes le habían lanzado uno que otro piropo que siempre les salía mal, eso sí, no sabía por qué todos esperaban a las últimas para decirlos.

Primero le miraban del mismo modo que el recién llegado, entre sorprendidos y bastante alegres con su "mesero", luego lo evaluaban a lo largo de la comida, para que finalmente le pidieran de algún modo que fuera él el postre.

Sonrió sin poder evitarlo. "Tiene agallas" se dijo mentalmente el rubio.

—Si eso es todo lo que desea, tendrá que pedirlo apropiadamente, ¿no lo cree?... —contestó, mientras le miraba de manera pícara.

Era la primera vez que le seguía el juego a uno de sus clientes, o mejor dicho, la primera vez que coqueteaba con un hombre, y, no podía mentir, tenía buen motivo para hacerlo.

El azabache ante él estaba como quería.

Ace, pese a sorprenderse ante la respuesta inmediata, no pudo evitar sonreír al entender lo que decía. Eso era todo lo que necesitaba oír.

—Bien, bien, muchacho... Tienes toda la razón—dijo, mientras movía los hombros como aceptando la derrota, luego le miró.

Sanji tuvo que recordarse que no podía ceder fácil al encontrarse con ese par de ojos negros. Era demasiado...

—No tengo problema en quedarme aquí hasta que estés libre, y que podamos hablar tranquilamente sobre cómo debería de seducirte— declaró.

"Maldito" quiso gritarle Sanji, pero era demasiado tarde. Se había sonrojado inmediatamente. ¡Era vergonzoso!

—Mientras tanto, me gustaría desayunar algo... Mi viaje ha sido bastante movido estos días... —decía el azabache mientras colocaba los brazos tras la cabeza, y se apoyaba en la silla, haciendo que esa se meciera solo en las patas traseras.

— ¡Oye, Sanji!

El mencionado volteó de inmediato al oír la voz de su compañero, Ace se guardó el nombre en la cabeza mientras que el rubio escuchaba lo que el otro cocinero debía decir.

— ¡Trae tu trasero de vuelta, joder! ¡Nos pidieron un especial tuyo, idiota! ¡Si tardas demasiado no complacerás a nuestros clientes!

Otra  cosa que no sabía. "Oh, así que él cocina también..." pensó el azabache, observando la espalda de Sanji.

— ¿Qué quieres desayunar?—le escuchó preguntar

—Lo que desees darme está bien... Sanji... —contestó

El mencionado maldijo por lo bajo, pero al final caminó unos pasos antes de contestarle.

—Como quieras... Ace...

Fue entonces cuando el azabache tuvo que recordarse que su nombre lo tenía grabado en la piel, y no pudo evitar sonreír satisfecho. Aquello prometía ser divertido."

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

¿Muy mal? ¿Decente? ¿Bueno? 

Dejen su opinión, por favor~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).