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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

 

16/07/2014

 

Hola mis lectoras/ es

Este capítulo es enteramente Yunjae. Espero que el titulo refleje el capitulo.

Espero que os guste.

Lentamente los copos de nieve descendían hacia el suelo de la calle, pronto cubriría todo con su manto blanco. Otro tarde laboral. El restaurante parecía el lugar ideal para el refugio del frio invernal. Eso era bueno ya que había más clientes. Desde la puerta de la cocina, Jaejoong observa las mesas llenarse, era un buen día para trabajar en la cocina con el calor de las estufas.

 

El día era muy corto y las horas laborales habían terminado.

 

Jaejoong contempla su teléfono celular, miles de llamadas perdidas de Yunho. Ese hombre se había convertido en su sombra. De cierto modo eso le agradaba, pero empezaba a cansarlo.

 

– Jaejoong-oppa – Ji Yeon se volvió despacio hacia él – Debemos sacar la basura, ¿me ayudas? – sonrió esperando que Jaejoong la ayudase.

 

Jaejoong asintió con confianza, aquella jovencita era como su pequeña hermana.

 

– Hace mucho frio – se quejó la hermosa jovencita frotando sus manos para entrar en calor – Listo, hemos terminado – sonrió al ver que Jaejoong había lanzado la ultima bolsa de basura al contenedor.

– Hoy luces muy animada – dijo una voz masculina acercándose hasta Ji Yeon.

 

 Jaejoong no pudo evitar voltearse al escuchar aquellas palabras. <<Yunho>>

 

– Oh, es Ajussi – Ji Yeon se volvió sobre sus pasos hacia Yunho. Tenía los labios húmedos y rojos, como si se los hubiera mordido, y las mejillas sonrosadas. Su pecho subía y bajaba en pequeños jadeos – ¿Viene por Jaejoong-oppa?

– Que lista eres – sonrió Yunho al ver a la hermosa jovencita.

– Hoy no hace falta, tengo cosas más importantes que hacer – Jaejoong arqueo una ceja como si le diera igual la presencia de Yunho.

– Nuevamente esperas que me suba a ese tren contigo  – gruñe al ver la serena  expresión de Jaejoong –  ¿Estas probando mi paciencia?

– Ya te dije que hoy no – Jaejoong da media vuelta para ingresar al restaurante.

 

Yunho estaba a punto de coger a Jaejoong por el brazo, cuando escucha la tierna voz de Ji Yeon.

 

Ajussi – dice Ji Yeon sonrojándose aún más  al captar la atención de Yunho – Hoy… hoy es mi cumpleaños – Yunho cambio su expresión al escucharla – Y… y mis compañeros me organizaron una pequeña cena de celebración en el restaurante.

– ¿Tu cumpleaños? – preguntó Yunho al ver las mejillas coloradas en Ji Yeon.

– Si – asintió ella muy apenada – Yo le pedí  a Jaejoong-oppa que lo invitara, pero él me dijo que usted no iba a asistir. Él dijo que usted casi se murió al viajar en tren y que las fiestas del personal no era un lugar al que usted estaba acostumbrado a asistir. Cuando lo vi aparecer por sorpresa me sentí muy feliz, aunque usted solo tenga ojos para Jaejoong-oppa –  la última frase lo dijo  en un susurro.

– Ese idiota no me dijo nada – Yunho agitó los dedos hasta formar un puño – Es verdad que no acostumbro  celebrar los cumpleaños de empleados, pero era tu cumpleaños. Cómo no iba a asistir si me agradas – calmo su furia al ver a la jovencita casi temblando por el frio – Para colmo no tengo ningún presente para darte – se quejó.

– No hace falta – ella sonrió mientras cogía a Yunho por el brazo con total familiaridad – Basta con su presencia.

 

Ji Yeon arrastro a Yunho hasta el interior del restaurante. El lugar había sido decorado por lo empleados para festejar el cumpleaños número 19 de Ji Yeon. Todos los empleados había aportado algo para la fiesta, el cocinero preparó el pastel, las meseras habían decoraron las mesas con las flores preferida de Ji Yeon, las rosas rojas. Jaejoong se había encargado junto al cocinero principal de decorar el pastel. Cuando él vio ingresar al lugar a Yunho, fue la sorpresa más grande de su vida. No por la presencia de éste, sino porque ingresaba del brazo de Ji Yeon.

 

Yunho había notado que Jaejoong estaba observándolo con una mirada oscura e intensa. ¿Estaba nuevamente enojado o era la cercanía con Ji Yeon que lo tenía en ese estado? Sea cual fuera el motivo, Jaejoong podía tener una mirada muy penetrante que casi atemorizaba a Yunho.

 

– Ven – atrajo a Yunho hasta una mesa central. Las jóvenes meseras no podían dejar de ver al hombre apuesto que Ji Yeon traía  consigo.

– ¿Quién es él? – preguntó Gyu Ri con total confianza en su mirada. Aquel hombre era demasiado atractivo para pasarlo desapercibido. Ella estaba segura de su belleza, su cuerpo y lo que más admiraba era su largo pelo en color dorado, que hacia juego con su altura.

– No pensaras en pedirle matrimonio – se burlo la pequeña Bo Ram de su líder de sección.

– Eso lo veremos – sonrió Gyu Ri aproximándose hasta la joven Ji Yeon.

 

Jaejoong cada tanto miraba de reojo la mesa donde Yunho estaba rodeado de las amigas de Ji Yeon. Gyu Ri era la más interesada en llamar la atención de Yunho. Mecía su largo pelo dorado de un lado a otro, sonreía coquetamente ante cada comentario de Yunho. Jaejoong conocía a Gyu Ri y el poder hipnótico que tenían sus ojos con los hombres. Aún recordaba el día que ella intentó conquistarlo y ahora estaba usando las mismas tácticas de seducción con Yunho.

 

Yunho era muy amable con las amigas de Ji Yeon, todo un caballero asintiendo y sonriendo ante ellas. Cuando Gyu Ri cogió su mano, él no la apartó, todo lo contrario permitió el toque. En ese momento Jaejoong palideció y perdió la sonrisa que estaba fingiendo para no demostrar interés al coqueteo de Yunho con la mujer de largo pelo dorado cual Rapunsel.

 

   << ¿Y si le gusta?>>

 

– ¿Qué pasa? – preguntó Ji Yeon viendo que Jaejoong estaba tomando la segunda botella de soju.

 

Sin una palabra Jaejoong levantó una copa de champagne que Yunho había entregado como regalo a la fiesta de Ji Yeon. Jaejoong brindo por el cumpleaños de Ji Yeon, pero apenas podía mantener el equilibrio.

 

– Siéntate – dijo uno de sus compañeros de trabajo intentando acomodar a Jaejoong en una silla – Has bebido demasiado.

 

Jaejoong miró a su compañero y volvió su mirada a Yunho, quien ahora  tenía  toda la atención en él y no en Gyu Ri. Él se inclino hacia adelante y vomitó todo lo que había comido. Yunho se levantó con un suspiro, tomó un paño, lo humedeció con una copa de agua y se lo alcanzó a Jaejoong. El más joven negó el paño húmedo  y se limpio los labios con la mano temblorosa.

 

– Lo sabia – murmuro Yunho viendo como Jaejoong cogía otra copa de champagne. Antes de que éste lo bebiese, Yunho se lo arrebata de las manos – Esta es una bebida muy fina para que lo bebas de un sorbo y lo mescles con soju, puede afectar a tu estomago – regaño a Jaejoong sin importarle ser el centro de atención de las miradas.

– Ese no es tu problema – Jaejoong sepulto sus palabras con una oscura mirada a Yunho. Se levantó para ponerse de pie, pero volvió a tambalearse en sus pasos.

– No seas un crio y escúchame – reprochó Yunho siguiendo a un Jaejoong que parecía estar pisando cascaras de banana en su camino. Su caminar era el de un borracho.

– Porque no vas con tus amigas – volvió sobre sus pasos y volteo a ver a Yunho – Te divertías mucho, no hace falta que me sigas.

– Mira, no voy a hablar de esto contigo en este estado – atrapó a Jaejoong justo a tiempo, antes de que el más joven se diera un fuerte golpe contra el suelo – ¿Intentas lastimarte?

– ¡Suéltame! – exigió Jaejoong empujando a Yunho lejos. De repente el pasillo donde estaban teniendo esa discusión se volvió borroso, de pronto todo le giraba y lo última que vio fue oscurecerse la vista. Negro, al final solo había  oscuridad.

 

Jaejoong tenía la espalda apoyada contra el asiento de cuero negro y una cinta atravesaba en diagonal su pecho. Abrió lentamente los ojos topándose con la imagen de las luces de la ciudad y la avenida rodeada de vehículos. Hecha la cabeza hacia atrás, un fuerte dolor punzaba su cabeza, gira para ver quién era el conductor del vehículo. Para su mala suerte era Yunho el conductor y ese vehículo era su flamante convertible último modelo.

 

– ¿A dónde estamos yendo? – preguntó Jaejoong al ver que Yunho no parecía prestarle atención.

 

Yunho rápidamente giró el cuello al oír la voz de Jaejoong. En silencio observo al más joven. Estaba aliviado al ver reaccionar a Jaejoong.

 

– Este no es el camino a mi casa – dijo Jaejoong notando que se estaban acercando a la zona central de Seúl.

– No iremos a tu casa – dijo Yunho en tono serio – Te emborrachaste, te desmayaste y tuve que disculparme con todos, ahora te llevare a un hotel para que descanses. ¿No esperas presentarte ante tus padres en este estado?

 

Jaejoong negó con la cabeza mordiéndose el labio inferior. No recordaba mucho de lo sucedido después de beber las copas de champagne.

 

– Quiero ir a mi casa – dijo insistente – Además mis padres no están, se marcharon a visitar a unos pariente al campo por unos días.

– Con mayor razón no te llevare a tu casa – sonó decidido en sus palabras.

– ¿Por qué no? – exigió saber Jaejoong sintiéndose nuevamente mareado.

– No te dejare solo en este estado.

– No es tu problema, solo déjame en mi casa y vete – Jaejoong se cruzo de brazos.

– Todo lo que te suceda es mi maldito problema – admitió.

 

La sangre de Jaejoong brotó hasta sus mejillas al escuchar las palabras de Yunho. Descruzo los brazos y levantó las pestañas. Sus ojos atravesaron el alma de Yunho, quien dimitía en detener el auto y besar apasionadamente los labios de Jaejoong o seguir su rumbo. Un dilema que fue resuelto cuando Jaejoong volvió a quedarse dormido con el rostro de perfil hacia él.

 

Yunho transportó a Jaejoong a la cama grande. Jaejoong sintió ese débil golpe a su espalda contra la suavidad del colchón. Abrió las pestañas viendo a Yunho parado frente a la cama, observándolo en silencio. Los labios sensuales de Jaejoong  hicieron un mohín. Observó la habitación. Por dios que reconocía ese lugar, la habitación casi imperial de la casa de la playa de Yunho. La cama donde descansaba su cuerpo era la misma en donde Yunho había  dormido con él con  fiebre, aquella cama fue testigo de las caricias de Yunho en su abdomen…  Como un cachorro asustado se acurrucó en una esquina.

 

– No lo haré – se apresuró a decir Yunho ante un asustado y borracho Jaejoong – Te traje a este lugar para que descansaras, que tu sucia mente no ande imaginado cosas raras – añadió Yunho secamente.

 

Jaejoong no emitió palabra alguna y menos cuando Yunho abandonó la habitación. Entrediente   maldecía a Yunho una y otra vez, maldecía su caballerosidad con todas las mujeres. Molestó se levantó de la cama para buscar algo que beber. Esculco en una vitrina y descubrió varias botellas de bebidas alcohólicas con nombres extraños. Sin preguntarse el contenido empezó a beber cada una de las botellas, total era alcohol.

 

Yunho estaba en la cocina intentando preparar una taza de café, pero era tan imposible que estaba a punto de llamar a Sebastián para que le trajese una. De repente escuchó un golpe en el segundo piso.

 

<<Jaejoong>> pensó y subió presuroso las escaleras hasta llegar a la habitación principal de la casa. Efectivamente era Jaejoong quien había intentando caminar hacia el pasillo y había tropezado con el marco de la puerta.

 

 

– ¿Intentas romperte la cara? – bufo Yunho intentando ayudar a Jaejoong, éste no se resistió y aceptó la ayuda – ¿A dónde pensabas ir?

– A orinar – respondió sin problema alguno al sentir las manos de Yunho rodear su cintura – aparta… aa-pár-taa-te – trastabillo con su palabras.

– Sabes, cada habitación tiene un baño y esta recamara principal tiene el suyo – aclaró Yunho intentando que Jaejoong se mantuviese de pie.

– No quiero orinar en un lugar que tiene tu maldito perfume por todos lados – dijo Jaejoong tambaleándose como un trompo.

– Vaya, ahora si estas delirando – apoyó las manos en la frente de Jaejoong – No tienes fiebre. No te gusta mi perfume, ¿ese es el problema?

– Ese es el problema, tu perfume me encanta – dijo Jaejoong sorprendiendo con sus palabras a un Yunho que no parecía recuperarse del golpe de esa confesión.

– Realmente estas delirando – murmuro Yunho intentando llevar a Jaejoong hasta el cuarto de baño de la habitación principal. En el camino pudo ver que Jaejoong había atacado la vitrina de la colección de licores importados. Ya en el cuarto de baño escaneo rápidamente la habitación buscando la forma de meter a Jaejoong bajo la ducha. Él sabía por experiencia que un baño con agua  fría siempre bajaba los efectos del alcohol.

 

Jaejoong estaba incomodo bajo el escrutinio de Yunho y se sonrojo.

 

–  ¿Qué?

– Estaba pensando – contestó Yunho.

– ¿Qué estas planeando hacer? – preguntó Jaejoong. Se froto las manos en los muslos, la caída había sido dolorosa. 

– Simplemente te darás una ducha – respondió mientras intentaba que Jaejoong se sostuviera en dos pies. Lográndolo al fin – Quítate la ropa.

 

Jaejoong abrió la boca, atónito.

 

– ¿Perdón?

– Ya me has oído. Desnúdate.

 

Jaejoong se alejó de Yunho con los brazos extendidos.

 

– No, ni de broma – contestó Jaejoong con voz temblorosa.

– No te estoy preguntando, te estoy dando una orden.

– ¡No!

– Dijiste que te gustaba mi perfume así que desnúdate – sonrió Yunho viendo las mejillas rojas de Jaejoong – No lo volveré a repetir.

– No… olvídalo.

– Te ducharas aún si es con ropa – cogió la mano de Jaejoong para llevarlo hasta la ducha. Abrió el grifo y el agua cayó en el cuerpo de Jaejoong.

– ¡Esta fría! – se quejó, sus pantorrillas chocaron con el borde la tina de baño y antes de caer de espaldas se sujeto de Yunho. Ambos ahora estaban bajo la ducha.

– ¡Demonios! – maldijo Yunho sintiendo el agua mojar su ropa. Se quitó el saco lanzándolo al suelo del cuarto de baño, después se quito la corbata y la camisa. Un extraño collar golpeaba sus perfectos pectorales morenos. Un pecho muy masculino que no escapó a la vista de Jaejoong.

– ¡Vuelve a ponerte la camisa! – dijo Jaejoong con la mirada fija en el masculino pecho de Yunho, olvidándose del agua fría – No quiero verte.

 

Pero a Jaejoong  se le dilataron las pupilas, contradiciendo sus palabras. Aunque el más joven sentía pánico, también se notaba curiosidad en él.

 

Yunho acorralo a pecho descubierto a Jaejoong. Ambos muy cerca uno del otro, la distancia no podía medirse entre ambos.

 

– Tranquilo – susurro inclinándose a un costado del rostro de Jaejoong – El agua está muy fría –  abrió el grifo del agua caliente para que el agua fuera  más cálida –  ¿Mejor? – preguntó sin apartarse un solo centímetro de Jaejoong.

 

Jaejoong negó con la cabeza con violencia, con los mechones color azabache volando por su frente. Pero después su mirada volvió a fijarse en Yunho, aquella mirada de los ojos marrones chocaron contra el oscuro de sus ojos. Hipnotizado, aquellos ojos, aquella esencia, el perfume del cuerpo de Yunho parecía hipnotizarlo. Entre sus piernas algo parecía crecer. Se le aceleró la respiración.

 

– Dijiste que no me harías daño – susurro mientras el agua corría por su rostro.

– Y no lo hare. No hay nada malo en una ducha. Sólo te deseo… más lucido.

 

Yunho no pudo ejercer  control por más tiempo. Ver los labios de Jaejoong era una tentación, sólo observar y no probar era un pecado. Hechizado, aquel joven lo traía hechizado.

 

Jaejoong se pasó la lengua por los labios en una reacción casi reveladora, como una luz de neón que invitaba a Yunho a probar sus labios. La camiseta le quedaba grande, pero se le notaban los pezones duros. Otra señal reveladora.

 

Yunho no necesito más señales para probar el néctar de los labios de Jaejoong. Lo besó de una forma casi abrasiva y devoradora. Por como Jaejoong le correspondió el beso él sabía que éste lo deseaba. Estaba seguro. Lo deseaba. Y Yunho se alegraba. Tal vez era un error que sólo los llevaría a herirse mutuamente, pero en ese momento eso no importaba. Ahora Yunho sólo deseaba besar, tocar y acariciar la piel de Jaejoong hasta marcarlo. Así nadie dudaría que él era suyo.

 

Jaejoong no podía creerlo. Yunho, el hombre al que había besado, el hombre que lo había rescatado, el hombre al que había visto como un protector, el hombre al que no quería desear pero deseaba igualmente, lo estaba desnudando a pesar de sus protestas y ahora ambos estaban a pecho descubierto bajo la ducha. Y a pesar de que aquello le era extraño, Jaejoong no se había negado con suficiente fervor.

 

Al principio Jaejoong se escandalizó. Luego se puso nervioso, después se había excitado. Cada una de esas emociones habían durado segundos, pero todas fueron intensas. ¿Por qué solo se estaban besando? ¿Por qué Yunho no hacia otro movimiento? Esas preguntas rondaron la cabeza de Jaejoong.

 

En ese lugar el vapor los envolvía a Yunho y a Jaejoong. Un vapor espeso como una nube. El agua caliente caía  a cascadas por sus cuerpos. Nada le había parecido nunca tan maravilloso, excepto el hombre semi desnudo que lo estaba besando a tal punto de quitarle el aire. Pero Jaejoong no se arrodillaría ante un demonio como Yunho por más sexy que le pareciera éste. No, no lo haría. Pero su mente dudaba de sus propias convicciones. Al principio negaba que algo le interesase en ese hombre y ahora todo le interesaba, absolutamente todo.

 

– ¿Te das cuenta de lo que intentas hacer? Podrías arrepentirte – dijo Jaejoong rompiendo el beso. Se abrazó el pecho para cubrírselo.

 

Yunho cogió a Jaejoong por la cintura y lo volteo. Ahora su pecho chocaba con la espalda de Jaejoong.

 

– Tú podrías arrepentirte si me dejas continuar – su voz era ronca, profunda y embriagadora.

 

Los músculos de Jaejoong se relajaban. Echó atrás la cabeza y la apoyó en el hueco del cuello de Yunho. El más alto le puso las manos enjabonándole los hombros y empezó a darle masajes. Jaejoong intentó negar esa maldita atracción, pero era tarde para obedecer a su mente. El masaje de Yunho era demasiado bueno.

 

Después Yunho le recorrió el cuello con los pulgares. Se inclinó con la boca en la oreja de Jaejoong y le acaricio con su aliento – ¿Te he dicho que me pareces encantador?

 

Jaejoong tragó saliva, sin saber qué responder. Una parte de él quería alentarlo y otra parte quería empujarlo antes de que olvidara porque debía resistirse.

 

– Vamos al grano, ¿Vale? – dijo Yunho. Soltó a Jaejoong. Después sus dedos que eran sensuales para Jaejoong se movieron por el pelo del más joven. Frotándole el champú con olor a limón. Jaejoong cerró los ojos extasiado. Ahora entendía porque Yunho tenía ese aroma.

 

Yunho intentó ser cuidadoso con Jaejoong, debía tratarlo como un valioso cristal que podría romperse en sus brazos. Ahora estaba bañándolo y su entrepierna pedía a gritos desnudarlo completamente. Pero no. El no podía  permitirse perder el control.

 

– Mete la cabeza bajo la ducha – ordenó poniendo un pie fuera de la tina de baño. Saliendo de la tina cogió una toalla y se secó el pelo – Debes ducharte todo el cuerpo.

– Está bien – murmuro.

– Vale, hazlo – se movió rápido para salir de la habitación. No quería que Jaejoong le viese su erección. Maldición, su pene estaba tan duro que hasta le dolía.

 

Cuando al fin estuvo fuera del cuarto de baño, Yunho se concentró para que esa erección desapareciera, pero su estúpido miembro se negaba a obedecerle, y seguía largo, duro y grueso. Aún sentía la suavidad de la piel de Jaejoong en sus manos, una piel de seda y mármol. Tan perfecta ante el más leve roce. Se maldecía a sí mismo por ser tan débil ante la tentación.

 

 

– Yunho – salió Jaejoong del baño con una toalla cubriéndole la cintura – Te vas a enfermar.

 

Para sorpresa de Jaejoong, Yunho estaba sentado en la esquina de la cama con la ropa cambiada y seca. Una camiseta en cuello V y unos pantalones de jeans. Jaejoong se preguntaba si había tardado tanto en darse una simple ducha.

 

– Tonto, eres tu quien se va a enfermar – Yunho se levantó y fue hacia Jaejoong con una toalla en la mano – Tu cabello siegue mojado.

 

Cuando él termino de secarlo, Jaejoong se quedó inmóvil. Contenía el aliento y una ola de calor invadía su cuerpo. Allí estaba la reacción de Jaejoong. Un bulto en alza que  se podía notar tras la toalla que intentaba cubrirle la cintura.

 

– No sé si en verdad eres muy inocente o eres consciente que estas provocándome al salir de esta forma – acaricio el rostro de Jaejoong, quien no parecía querer huir de su toque. Además aquel bulto le indicaba que ambos cuerpos estaba en llamas y se deseaban uno al otro – Tu piel es tan suave y hasta parece brillar.

 

Jaejoong no necesitaba un espejo para saber que su piel resplandecía. Lo envolvía una capa translucida que lo hacía parecer un ópalo recién pulido.

 

Yunho con delicadeza tendió su mano por la piel de Jaejoong. Primero la barbilla y luego bajó por el cuello y entre los pectorales de Jaejoong quien ya tenía los pezones en punta.

 

Jaejoong no se apartó, se acercó más. Ansiaba mucho más. Toda la extensión de su piel sentía  un constante cosquille ante cada roce de las sensuales manos de Yunho. Dedos largos y finos, tan perfectos.

 

– Suave, cálida y luminosa – susurro él con reverencia mientras acariciaba el cuello de Jaejoong  – Ahora entiendo porque los hombres no pueden dejar de tocarte. No puedo detenerme – apretó los labios – No voy a detenerme.

 

Jaejoong tenía un nudo en la garganta que le impedía responder. Negó con la cabeza, pues Yunho era el único hombre que lo había tocado de esa manera. Él se preguntaba que haría Yunho a continuación. Aquel hombre cambiaba de humor rápidamente, pero él no quería que dejase de tocarlo. <<Tócame, tócame>> rogaba en  sus pensamientos.

 

– Voy a marcarte – susurro cerca del oído de Yunho – Pero después de que te marque, juro que me volveré adicto a ti y te marcare todos los días si es preciso.

– ¿A qué te refieres con marcarme? – preguntó Jaejoong ingenuo. ¿Yunho quería cortarlo? ¿Un castigo? ¿Todos los días? Jaejoong no tuvo problemas en apartarse pues una parte de su ser le indicaba que el peligro estaba cerca.

 

Yunho lo agarró por las muñecas y lo atrajo hacia sí.

 

– Intente controlarme, pero tú te apareciste de esa forma ante mis ojos y te hiciste más hermoso – dijo con voz sensual – Voy a clavar mis dientes en esa hermosa piel tuya, con gentileza – aclaró – Dejare una marca en tu piel que indicara que eres mío, mío y de nadie más.

 

Yunho lo cogió por la cintura y sin más preámbulos lo beso. Recorrió nuevamente esos labios que serian  su adicción. Su lengua indagadora abrió los labios de Jaejoong, que gustoso aceptó aquella intromisión. Jaejoong estiró los  brazos y rodeo el cuello de Yunho para  intensificar el beso. Últimamente se había vuelto un experto en los besos, siguiendo el abrazador ritmo de los labios de Yunho.  El beso se intensifico y Jaejoong dejo escapar leves gemidos, era tan excitante besar a Yunho que siempre parecía una sensación diferente. Estuvo casi sin aliento y aún así suplicaba por más. Sus labios no querían despegarse de los de Yunho. No ahora que  el fuego de su cuerpo sólo podía saciarse con aquellos labios.

 

El más alto apoyó despacio a Jaejoong en la cama. El más joven cayó de espaldas sobre el colchón de aquella lujosa cama. Yunho por un momento observó a Jaejoong, sus mejillas sonrojadas, sus intensos ojos oscuros, el rojo de sus labios, esa respiración que parecía jadear por más. Definitivamente Jaejoong era su tipo y todo su cuerpo quería reclamarlo como suyo.

 

Por segunda vez Jaejoong intentó distanciarse, calmar su cuerpo para no caer demasiado en el conjuro de Yunho.

 

 

– No, yo… no

– Nada de pensar. Sólo siente – él trago saliva al oír  el sonido del jadeo de Jaejoong, con la boca de nuevo en él, tomando todo lo que tenia para darle y exigiendo más, ambos se fundieron en un beso.

 

Yunho le agarro ambas muñecas con una mano y las sujeto por encima de la cabeza de Jaejoong.  Con mucha cautela va zafando el nudo que Jaejoong había hecho al rodear la toalla por  su cintura. A Jaejoong le tembló el estomago y una corriente eléctrica viajo desde su estomago hasta su entre pierna cuando se sintió desnudo frente a Yunho.

 

Existía una sola palabra para describir lo que los ojos de Yunho veía: perfecto. El cuerpo de Jaejoong era perfecto como  el mármol y suave como la seda, su piel brillaba y nada era más hermoso ante sus ojos. Claro, él había estado con muchas mujeres, pero el cuerpo de Jaejoong era único. Esa desnudez casi pecaminosa y al mismo tiempo angelical, el rostro ingenuo de Jaejoong que buscaba con sus manos cubrirse la desnudez. Yunho apartó las manos de Jaejoong de esa parte que Yunho no podía dejar de observar. Nunca se había acostado con un hombre y jamás estuvo en sus planes hacerlo, pero con Jaejoong era diferente. Él quería ver esa palpitante erección que estaba casi tan duro o más que su propio pene.

 

Yunho elevó la vista viendo a un Jaejoong totalmente rojo y avergonzado. Introdujo la rodilla en el muslo entre sus piernas, chocando  con su piel desnuda. Jaejoong arqueo su espalda al sentir ese toque en su parte baja.

 

– ¿Te gusta?

– No… no – siseo  contra el colchón teniendo enfrente la respiración del otro hombre – No lo sé.

 

Los dedos de Yunho hicieron círculos sobre el pecho de Jaejoong y siguieron bajando, le acariciaron el ombligo. Jaejoong gimió ante aquel toque. Se balanceaba de adelante hacia atrás, chocando su virilidad contra la tela dura que cubría la rodilla de Yunho.

 

– Ahora te voy a marcar – Yunho no le dio tiempo a aceptar o negar al más joven, sino que le clavó los dientes en el cordón tierno de la base del cuello. Al mismo tiempo, retiró su rodilla de entre las piernas de Jaejoong y lo sustituyó por la mano.

– Mmm…ah ¡Yunho! – ronroneo Jaejoong al sentir los dedos de Yunho rodear su pene.

– Estas muy duro – dijo mientras abrazaba el pene de Jaejoong con el pulgar y su dedos –  ¿Nunca te has tocado?

 

Jaejoong niega con la cabeza. Aquello era malo o bueno, no sabía.

 

– ¿Soy el primero? – dice mientras aprieta el agarre alrededor del pene de Jaejoong viendo como éste siseaba asintiendo a su pregunta. Rodea el pene con toda la mano, era tan excitante que el play boy ahora   se sentía un inexperto frente a lo que vendría. Con cuidado desliza su mano  hacia arriba y hacia abajo.

 

– No… nnh… ah… no debería ¡ah! – Jaejoong sentía un extraño cosquilleo en su parte baja ante los movimientos envolventes de Yunho que bajaban y subían por toda la extensión de su miembro.

– Oh, estas tan caliente – sitúa cuatro dedos en la parte de abajo del pene y deja el pulgar arriba y comienza a acariciarlo recorriendo el pene con su mano. Utiliza su otra mano libre para acariciar el escroto, y es en ese momento Jaejoong empieza a negar con la cabeza y suplicar que se detuviera. Lejos de escucharlo Yunho cubrió los gritos de Jaejoong con sus labios.

 

Yunho solo estaba frotándolo de arriaba hacia abajo. Jaejoong no podía evitar que sus caderas se movieran contra las manos de Yunho y le mordió a su vez la parte interna del labio hasta que saboreo sangre. ¡Maldición! Su mente sólo se centraba en el placer de tener aquellos dedos subiendo y bajando por toda la extensión de su pene.

 

– No… ah… no deten… detente – gimió cuando el pulgar de Yunho presionó su glande. Su cuerpo  se estremeció  y entre dientes gimió tan alto que su voz hacía eco con la habitación  – Algo… algo… ah… siento… ah… siento que voy a estallar.

– Hazlo, déjate llevar – susurro Yunho manteniendo el ritmo envolvedor de sus manos en el pene de Jaejoong. Bajando y subiendo. Aumentando el ritmo a la misma velocidad que Jaejoong jadeaba – Vamos, córrete para mí – apretó con fuerza el pene del más joven.

 

El cuerpo de Jaejoong estaba tan caliente que sentía que se fundiría con la mano de Yunho. No había mayor placer que ser frotado en su parte baja, tan agradable que le clavo las uñas en la espalda con fuerza atravesando la tela de la camiseta. Pronto se estaba moviendo por su cuenta, rompiendo al movimiento de Yunho, frotándose en la mano de él con todas sus fuerzas.

 

– Eso es – lo animó Yunho – Justo así. Déjate llevar.

 

Yunho volvió a besar a Jaejoong. Con una mano lo acariciaba y con la otra recorría los muslos hasta llegar a los glúteos. Eso bastó para que Jaejoong llegase a un punto sin retorno, el clímax perfecto. Derramó su liquido sobre el estomago de Yunho, sobre su camiseta en cuello V. Jaejoong con el cuerpo tembloroso y llenó de placer ahogo un último gemido arqueando la espalda. Aún le costaba respirar, pero fue tan maravilloso que su mente quedo en blanco.

 

Al final, Yunho se derrumbo sobre Jaejoong. Sea abrazaron jadeando y gimiendo, intentando recuperar el aliento. La cabeza de Jaejoong se movió buscando los labios del mayor y cuando los encontró succionó el néctar de esa boca. Él no sabía con exactitud qué demonios había sucedido, pero le gusto hasta el punto de querer más, pero el cansancio lo venció.

 

Yunho sintió perder fuerza a los labios del más joven. Cuando elevó las pestañas descubrió que el más joven se había quedado dormido.

 

– Tu cuerpo parece haber sido tallado por el mismo Miguel Ángel – dijo mientras con sus labios recorría todo el torso de Jaejoong. Depositando pequeños besos, dejando un camino de saliva. Un dolor palpitante provenía de su parte baja y detuvo su camino. Bajó la vista y vio el líquido espeso de Jaejoong por su camiseta – Eres un desgraciado, tú duermes complacido y yo tengo esta maldita erección sin atender.

 

El cielo nocturno pronto daría paso al amanecer. Jaejoong dormía plácidamente, tumbado en la cama. Yunho lo cubrió con las finísimas telas de seda. Subió el calor de la calefacción así Jaejoong dormiría  mejor y más caliente.

 

– Por ahora te dejare dormir – murmuro Yunho desapareciendo de la habitación. Tenía que limpiarse la esencia de Jaejoong y atender su tamaño problema – Ya habrá tiempo para más.

Notas finales:

 

¿Qué os pareció? Yunho quedo con un problema muy grande mientras Jaejoong duerme plácidamente. ¿Qué sucederá cuando Jaejoong recobre la conciencia?

Bueno, para la próxima actualización tendrán que ser pacientes. Estaré dos semanas de vacaciones en la casa de campo de mi tía, mi padre quiere que pasemos más tiempo como familia y ha organizado este viaje con toda mi familia y me mejor amigo – si no lo invitó me aburriré –

Así que nos leeremos muy pronto, prometo divertirme y seguir con el fanfic.

 

 

No olviden pasar por la pagina de facebook, que os avisare cuando regrese de mis vacaciones familiares:

https://www.facebook.com/Alexriden.fanfic.Rescatame

 

PD: Lei todos vuestros RW y los responderé poco a poco. Gracias por comentar!!! (^_^)


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