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Wild Flower por yellowmuffy

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Notas del fanfic:

Antes que nada debo aclarar un par de puntos previo a pasar con la historia, el primero de todos es que en ningún momento apruebo ningún tipo de violencia ni discriminación y que tal vez sea esa la razón que me llevo a escribir este fic, y el segundo, que esta historia no fue escrita con fines de lucro o de ofender a ninguna de las personas que en ella se mencionan.

Notas del capitulo:

Hola a todos los valientes que se aventuraron a darle una oportunidad a esta historia, me da mucho gusto que estén aquí ( n . n)  Espero con todo mi amarillo corazón que les guste y de no ser así, estoy totalmente abierta a las críticas :3

 

¡Minna Daisuki!

Wild flower

Por YellowMuffy

 

Capítulo 1

 

TETSU

 

En la gigantesca pantalla de un alto edificio emitían las imágenes de una linda familia, madre, padre e hijo, todos en la mesa de la cocina desayunando juntos y en una esquina las letras “Asegurando el futuro” mientras todos posaban con una enorme sonrisa y aparecía el logo de uno de los reformatorios más crueles de todo el país. Y, desde la esquina contraria al edificio, Tetsuya Ogawa, un joven de 23 años observaba el anuncio con detenimiento.

Desde que tenía memoria ese tipo de anuncios aparecían en televisión, llenando a la gente sobre ideas moralistas, tratando de meter en su mente un modelo de familia ejemplar establecido por el Estado en el que sólo madre y padre podían llevar a cabo la crianza de los hijos.

Sabía, por las clases de historia que recibió desde la escuela primaria, que hacía muchos años, durante la época de la decadencia*, una etapa en la que el libertinaje, el liberalismo y la globalización estaban en auge, contrario al descenso en picada que tenían los valores humanos; se dio el primer caso de un embarazo masculino, sorprendiendo a todas las masas que de inmediato o se maravillaban con el hecho o se negaban rotundamente a aceptarlo, alegando que aquello no era algo “natural”. Sin embargo, a éste caso le siguieron muchos más que brotaban de todas partes, hasta que finalmente la importancia del papel de la mujer trastabilló al verse cuestionado por algunos medios. Iniciando con ello un debate en el que cada país tuvo que tomar una postura al respecto, siendo la de su país, Japón, la más radical de todas. Negándose rotundamente a aceptar nada que no fuera natural o correcto. Abriendo con ello el Departamento de Ética y Moralidad que, haciendo uso de su propia armada, se encargaba de erradicar y corregir toda conducta “aberrante” existente en la sociedad y mostrar a generaciones futuras el comportamiento adecuado para tener una vida feliz y en armonía, recalcando el papel bien definido tanto del hombre como de la mujer, renegando con ello a toda la sociedad homosexual. 

Y hasta hace unos años él mismo también había creído que se hacía lo correcto, habiendo crecido con ese sistema nunca le pareció raro que sus amigos trataran mal a los compañeros que tenían rasgos afeminados o que cada mañana apareciera en TV algún anuncio recordándole que de mayor debía casarse forzosamente con una mujer. Al menos  hasta que se enamoró, y justamente  esa persona resulto ser también un hombre.

De pronto el color del muñequito en la señal del semáforo cambió a verde, indicándole que podía cruzar la calle y así lo hizo, dando los pasos con la mayor rapidez posible, sabiendo que el tiempo estaba en su contra y que mientras más rápido llegara a su departamento a hacer sus maletas, sería mucho mejor. Pero cada vez que pasaba cerca de alguna persona, la paranoia le hacía sentir que le miraban como si conocieran su secreto, aquel que le acababa de revelar a su amante y por el cual ambos planeaban escapar de su nación.

Él y Gackt, su pareja, se habían reunido hace tan sólo un par de horas en una pequeña plaza apartada del centro, uno de los lugares que solían frecuentar y dónde podían estar seguros de miradas indiscretas. Tetsu tenía una noticia importante que darle a su novio y este acudió como siempre al lugar sin dudarlo, con preocupación por lo que sea que el castaño tuviese que decirle. Sin embargo, al soltar Ogawa la noticia de que ambos se convertirían pronto en padres, el moreno que tenía en frente no pudo más que abrazarle con alegría, “Tengo que sacarte de aquí de inmediato”, le dijo después el más alto con aquella voz profunda que derretía a cualquiera. Y así fue como ambos trazaron el plan perfecto para salir de la cuidad: Gackt se encargaría de preparar todo para el viaje mientras Tetsu regresaba a casa por sus papeles y pertenencias, se reunirían en el aeropuerto y partirían para nunca volver. Todo antes de que nadie más supiera de la existencia de su futuro hijo.

Sin darse cuenta cómo, ya estaba parado frente a la puerta del departamento que compartía con su hermana menor, que se había mudado a su lado para que la ayudara a planear su boda; así que buscó las llaves con torpeza y, cuando al fin las tuvo en mano, abrió la puerta. Encontrándose en el interior con un panorama que terminó por matar toda su esperanza. 

Su hermana lloraba en el sillón de la sala mientras, de pie a su lado, su prometido  la tomaba del hombro brindándole apoyo y alrededor un puñado de policías les hacían compañía, que en cuanto lo vieron entrar, le apuntaron al pecho con las armas que portaban, impidiéndole regresar sus pasos. “Mierda” pensó al saberse atrapado y sin entender cómo es que esos hombres lo sabían.

- ¿Es éste el sujeto? –preguntó a la mujer uno de los policías con rudeza, pero ésta no hizo más que acentuar su llanto y fue su novio quien respondió.

- Es él oficiales –les dijo y de inmediato los hombres se acercaron hasta Tetsuya y le apresaron con fuerza. Sólo entonces su hermana levantó la vista hacia el otro y al ver la desesperación en los ojos del mayor no pudo evitar sentirse culpable, ya que había sido ella quien le había contado a su novio sobre las sospechas que tenía de la relación de su hermano con otro hombre y de los síntomas raros que atacaban a Tetsu los últimos días. Hasta que su prometido la obligó a entregarlo a la policía.

- Lo siento Tetsu, yo no… –Musitó ella sin  dejar de llorar pero el otro hombre la interrumpió.

- No te disculpes con él –Habló alzando un poco la voz- Esto es sólo por su bien.

Aquellas palabras no hicieron más que encender una furiosa llama en el interior de Ogawa ¿Por su bien? Se preguntó con ironía, ¿Cómo podía ser por su bien arrestarle sólo por amar con locura a otra persona? ¿Cómo podía ser bueno que le trataran como escoria sólo por gestar en su interior el fruto del amor que se tenían?, más no dijo nada, el gritar contra aquel hombre no le serviría más que para aumentar su castigo. En cambio, optó por la única cosa que podía hacer en ese momento: Rogar.

- Miyuki, por favor –Le suplicó a la menor sin importarle la humillación y sin dejar de tratar de soltarse de aquellos mastodontes que le retenían- No dejes que me lleven, soy tu hermano…

- Llévenselo –pidió su futuro cuñado al ver el patético intento del castaño, y los policías obedecieron.

- ¡Por favor, Miyuki! –Tetsu perdió la calma- ¡No dejes que me lo quiten, por favor! ¡ES TU SOBRINO! –Gritó con miedo a todo lo que le podría ocurrir a su hijo si él iba a parar a un juicio, sabiendo que jamás le permitirían criar a su hijo y que incluso eran capaces de obligarlo a abortar.

Pero la otra no hizo más que compartir un último intercambio de miradas y apartar sus ojos del castaño, ignorándolo por completo, justo cuando los policías le arrastraban al pasillo fuera del departamento.

En la entrada del edificio ya les esperaba una patrulla con una de sus puertas abiertas. El oficial que le detenía lo arrojó sobre el asiento y azotó la puerta con fuerza para después sentarse en el asiento del copiloto y hablar con su compañero. Mientras, Tetsuya no podía hacer más que mirar por la ventana, preguntándose qué sería de Gackt en ese momento, si es que lo seguía esperando en el aeropuerto o si ya habría vuelto a casa. “Al menos él está a salvo” le dijo una voz en su mente.

Durante el viaje dentro del vehículo el silencio estuvo presente en todo momento y Tetsu no hizo más que observar cómo los edificios desaparecían de su vista hasta que llegaron a la estación de policía, donde seguramente le tendría recluido un tiempo.

- Esperarás aquí –le anunció uno de los hombres uniformados dándole un empujón para que entrara en la estación, cuando apenas salía de la patrulla.

- Quiero hacer una llamada –pidió él, obedeciendo al mandato anterior.

- Por supuesto –Soltó el policía con sarcasmo- Nada de llamadas para ti –Añadió.

- Pero tengo derecho a llamar a un abogado –Alegó Tetsuya insistente.

- ¿De qué demonios hablas? –Le cortó el hombre con burla- Los tipos como tú no tienen derecho a juicio. Son directamente enviados al reformatorio. Por cierto, el camión no tarda en llegar por ti.

Le dejó en la sala de espera de la estación, frente a una hilera de asientos, y le indicó a los otros oficiales del lugar que le vigilaran. El lugar estaba abandonado por los civiles, sólo había hombres uniformados. Y por lo mismo apartó de su mente la idea de escapar, sabiendo que ninguno de ellos dudaría en dispárale al menor movimiento. Así que tendría que esperar por otra oportunidad y guardar la calma por ahora. Según lo que sabía, las malas emociones podrían hacer daño a su bebé, así que por más terrible que fuera la situación o por más incierto que fuese el destino, debía mantenerse sereno.

- Ya lo viste –Escuchó frente a él como un par de policías hablaban de él sin ningún tipo de discreción- No puedo creer que existan tipos así…

- Me da asco sólo mirarlo… –repuso el otro.

Y de inmediato el castaño comenzó a tararear una melodía en su cabeza para ignorarles. Sin embrago, pasaron horas en las que Tetsuya se encontró aún sentado sobre uno de los bancos de aquella terrible estación de policía, esperando su destino. Siendo observado desde unos cuantos metros por varios hombres armados que no hacían más que demostrar el asco que le tenían con miradas y comentarios hostiles entre ellos, que parecía que cada minuto iban subiendo más de tono,  sobreponiéndose a su inútil intento por no escucharles.

Cuando al fin llegó a su límite y no creía poder soportar más aquella situación, bajó la mirada hacia sus pies y mordió su tembloroso labio reteniendo el chillido de su llanto. Para que sólo los caminos de saladas gotas de agua en sus mejillas fueran prueba de la impotencia que sentía en ese momento.

- Te llegó la hora Ogawa –Uno de los hombre de seguridad que tenía más cerca le dio un empujón para que volviera a la realidad y avanzara hacia la puerta. Justo como Testu hizo, después de echarle una mala mirada a aquel desagradable sujeto. Se levantó de su asiento y caminó por el pasillo de la estación hacia la salida. Dónde afuera claramente se observaba un tétrico autobús que esperaba a que el castaño subiera para partir.

Al traspasar la entrada el frío le caló los huesos haciéndole temblar y obligándolo a abrazarse a sí mismo para no perder el poco calor corporal que le quedaba. Subió los escalones del autobús con cierta dificultad para moverse y una vez dentro del vehículo sintió como todas las miradas se centraban en su persona. La mayoría de ellas desbordantes de odio y lástima. Sólo uno de los ocupantes estaba completamente absorto en la húmeda ventana y lo poco que se veía a través de ella. Y quizá fue por eso que Testu decidió ir hasta su lugar y sentarse a su lado. Justo a tiempo, antes de que el autobús iniciara  su traqueteo.

Viéndolo de cerca, Tetsuya descubrió que su compañero de viaje era mucho más bonito que cualquier otro que hubiese visto, sus negros ojos eran grandes y expresivos, su piel blanca y tersa, cabello completamente negro, brillante y haciendo delicadas ondas hasta caer con suavidad un poco arriba de sus hombros, con facciones finas que incluso le llegaban a dar cierto aire de inocencia. Pero su expresión y mirada poseían una frialdad que se contraponía con tanta belleza.

- ¿Qué tanto miras? –La profunda voz que salió del otro sonó molesta, pero el joven que profirió las palabras no parecía haberse inmutado en lo absoluto al decirlas.

- Lo siento –Atinó a decir Ogawa y se acomodó mejor en su lugar, mirando hacia sus pies y apretando el agarre sobre sí mismo. Sintiéndose cansado de tanta hostilidad y preguntándose si su acompañante estaría pasando por una situación similar a la suya. Recargó su cabeza en el respaldo de su asiento y cerró sus ojos. Esperando caer en un sueño que lograra traerle un poco de paz a él y a su bebé.

Pero en todo el camino no le fue posible cerrar los ojos por más de cinco minutos, y no tardó en molestar nuevamente a su compañero de viaje al removerse sobre el asiento en busca de una posición mucho más cómoda.

- ¿Podrías dejar de moverte como si tuvieras lombrices en la pansa? –Preguntó hastiado el pelinegro volteando hacia él por primera vez en todo el viaje. Pero su comentario no pudo más que sacar una inconsciente sonrisa en el castaño, por lo irónico que resultaba- ¿Acaso dije algo gracioso?

El más bajito ahora se veía mucho más molesto que antes.

- Lo siento –Repitió. Y sin pensarlo mucho confesó- Pero es que en realidad sí tengo algo en la pansa, aunque no sea precisamente un gusano, más bien se trata de algo mucho más lindo…

El moreno se tensó un segundo y volvió a darle la espalda a Tetsuya.

- Eso no me interesaba saberlo –Alegó, pero en el fondo sintió como una espinita se enterraba más profundo en su corazón.

- Lo siento – Le dijo por tercera vez el más alto. Parecía que Tetsu no sabía hacer otra cosa más que disculparse- Sé que debe resultarte desagradable.

A la par de sus palabras, Ogawa llevó una de sus manos hasta su abdomen y cerró su puño sobre la playera que le cubría, claramente un gesto de impotencia. Esto, sin darse cuenta de que el moreno le seguía observando de reojo.

- Bien, ¿Cómo te llamas? –Volvió a dirigirle la palabra el chico, comprendiendo, mucho más de lo que Tetsuya se llegaba a imaginar, las emociones por las que éste debía estar pasando.

- Tetsuya Ogawa, pero todos me dicen Tetsu –Contestó el castaño recibiendo una sonrisa de medio lado de parte del otro.

- Yo soy Hyde –se presentó.

Y aunque en el resto del viaje no hablaron más, la pesada atmósfera que había entre ellos al inicio, desapareció por completo.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Continuará.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

 

Notas finales:

Bien, esta ha sido una muy breve introducción al fic. Debo confesarles que estaba completamente insegura sobre publicarlo, debido a que realmente el tema puede que esté un poco desgastado y a que sigo sin terminar ninguna de mis otras historias a pesar de que pongo todo el empeño en ello, además de que éstas parecen no gustar mucho a los lectores ( ; - w -), pero finalmente me decidí  y aquí la tienen. ¡Viva el Haitsu! X3

 

También debo decirles que como siempre el título y el resumen son meramente provisionales (soy un desastre con eso) así que si alguien tiene la sugerencia de uno mejor… me ayudaría bastante XD

 

La siguiente actualización dependerá de ustedes y la aceptación que tenga el fic, ya que para mí es mucho mejor demorarme mi tiempo trayendo algo que tiene una calidad aceptable a escribir a lo loco, así que si este fic tiene poca respuesta pues puede que lo relegue un poco para atender mis otros proyectos y si ese es el caso, me disculpo de antemano ( ; n – n).

 

¡Muchísimas gracias por leer!


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