Me gusta la playa, especialmente de noche y más cuando la luna brilla intensamente. Tendido en la arena podía mirar las estrellas. Me encanta.
Cuando tenía problemas en la universidad lo único que atinaba a hacer era subir a mi auto y huir para desconectarme de todo. Conducía por la carretea muy deprimido. Mis amigos me decían que no hiciera eso porque la depresión y preocupación podían causarme un accidente. Nada de eso me preocupa, yo solo quería desaparecer en esos momentos.
Una noche fui a la playa. Lo más raro era que no estaba deprimido, al contrario, estaba muy feliz porque había pasado todos mis cursos satisfactoriamente. Mis compañeros se fueron a un bar para celebrar. Ellos me dijeron que los acompañe en la reunión, pero yo no quise. Esa noche solo pensaba agradecer a la playa, a la luna y a las estrellas por acompañarme cuando me sentía muy mal.
Nunca había visto una estrella tan hermosa como aquella. Mis padres me habían dicho de pequeño que si veía una muy brillante era la oportunidad para pedir un deseo. Cerré mis ojos y pedí uno. Al abrirlos esperé ver la estrella en el mismo lugar, pero esta no estaba, había desaparecido. “Es una lástima, era tan hermosa” — pensé.
Casi de inmediato vi a un joven en el mar. Me asusté mucho. Agradecí que no estuviera muy dentro porque yo no sabía nadar y ver a un hombre ahogarse sin poder hacer nada hubiera sido terrible. Comencé a llamarlo blandiendo las manos.
—¡¡hey, hey!! ¡¡Amigo!! — gritaba.
No se veía muy bien. Hacía mucho frio y él estaba empapado y desnudo.
—Esteban, Esteban—él me miro. Su rostro brillo mucho. Se veía muy feliz.
—Ese es mi nombre, pero…no importa. Usted está bien, qué paso. Déjeme ayudarlo.
El hombre salió del agua. Él se veía muy joven, un poco mayor que yo. era rubio , alto y delgado . Sui piel era muy brillante. Me sorprendí mucho. Debía ser un extranjero o uno de esos niños ricos de la ciudad que tiene familiar extranjeras.
—Esteban, estoy aquí porque me llamaste.
Él era muy pegajoso e intimidante. Se me acercaba mucho a mí, muy exageradamente. En una oportunidad tomo mi rostro e intento besarme.
—Ah, espere — lo empujé — no se preocupe me voy pero mandare ayuda.
Su actitud me asusto mucho. En un principio pensé llevarlo en mi auto hasta su casa, pero luego de ver su extraño comportamiento pensé que lo mejor era mandar a la policía para que ellos evaluaran la situación.
Fui a mi auto para buscar un abrigo extra.
—Esteban.
El no dejaba de decir mi nombre. De pronto sentí que estaba en peligro. Ya no me importaba. Me asusté mucho. Planee escapar de improviso en cuanto se distrajera.
—Esteban, no habrá nadie que te amé como yo.
— ¿Qué?
—Pediste ser muy feliz, pero nadie te va a poder hacer feliz. Lo siento.
— ¿De qué habla?
—Ninguna mujer te va amar.
Después de verme siendo sostenido del brazo por ese hombre, no me quedaba ninguna duda de que mi familia tendría que buscarme por muchos días y luego enterarse por los medios de un cadáver en una playa alejada de la ciudad. Las manos me sudaban mucho.
—Esteban, puedes irte, no te asustes. Yo espero que regreses a seguir mirando las estrellas, pero como esta noche, muy feliz. Yo te acompañare desde arriba hasta que me pidas que regrese contigo. Esperaré que lo hagas.
El me dejó libre y se alejó de mí. Yo aproveche esa oportunidad para subirme al auto muy rápido. De inmediato prendí el motor. Me sentí muy seguro al verlo lejos, pero no pude arrancar mi auto porque él se acercaba a la playa cada vez más.
Me quede estático. Ese hombre rubio estaba dando pasos en el agua fría. Cada vez más. Sus rodillas se estaban cubriendo hasta desaparecer totalmente. Sus piernas ya casi no las veía.
— ¡Espera! —Grité desde mi auto — Espera.
Si dejaba que el entrara al agua las noticias hablarían de él. Es un mortal. De donde hubiera salido, si fuera esa estrella, solo su espíritu regresaría al cielo y su cuerpo nunca lo haría. El moriría.
—No entres al agua. No quiero que mueras. No te conozco, pero no es correcto dejarte hacer eso. Me asusta ver a alguien hacer esto, suicidarse.
—No tengo nada que hacer aquí.
—Pero…
—Estoy aquí porque me lo pediste, pero solo te asusto.
—Claro que sí, idiota. Que sentirías tú si un desconocido te dice que está aquí por un deseo y que te ama. Eso suena como una mentira, pero aun así, no puedo dejar que te suicides.
—Yo no estoy haciendo eso, solo estoy regresando al cielo, donde pertenezco.
—Pero tú eres real. Cuando me sujetaste, te sentí muy frio, como yo, por el frio, por la estación. Si tú regresas morirás, tu cuerpo lo hará.
—Volveré cuando me aceptes, cuando lo desees.
—Ya no podré. Solo se puede pedir un deseo a las estrellas, eso me dijo mi madre. Solo tenemos una oportunidad y si yo te dejo ir lo perderé. Estoy asustado sabes, sobre si es verdad lo que me dijiste. Y si ninguna mujer me va a mar de verdad, y si eres tú…
—Sigue regresando aquí,Esteban, tu compañía me hizo muy feliz. Voy a regresar…
Luego de varios años las cosas en mi vida habían cambiado. Había terminado la universidad y estaba trabajando en una empresa de diseño. Me iba muy bien, pero…yo no sentí nada por nadie, muchas mujeres me amaron, pero yo no amé a nadie.
Luego de cinco años, desde la última vez que pise la playa alejada de la ciudad, regrese a mirar las estrellas. Aquella que había llamado mi atención cuando era un universitario, seguía arriba, muy brillante, pero nunca bajo, por más que se lo pedí.
Solo tuve una oportunidad, y lo deje ir, deje que se hundiera. Mis suplicas no sirvieron de nada, él se fue porque yo no lo pude amar en ese entonces.