“Baekhyun, ¿estás listo?”, fue lo único que escuché en ese momento. Salí del backstage dirigiéndome al escenario, moría de nervios, creo que jamás había visto mis manos sudar tanto. De pronto las luces se encendieron, y la realidad me golpeó. Me di cuenta de dónde estaba, en frente de miles de personas, como siempre lo soñé.
La música empezó a sonar muy fuerte, tanto así que un pequeño molestar se formó en mi oído. Creí que era porque aún no estaba acostumbrado a esto, así que lo dejé pasar. Pero de pronto sentí algo caliente corriendo por mi cuello, pasé mis dedos y vi como mi oído sangraba. Dios, odio tanto ver sangre.
Me asusté, la verdad es que he tenido fobia a la sangre desde que tengo memoria. Recordé cuando era pequeño, y me corté mi dedo partiendo la mitad de una naranja. Grité a mi mamá para que viniera a ayudarme, y lo ridículo es que solo era un tajo chiquitito. Mi mamá tomó mi dedo y nos dirigimos hasta el baño, ella empezó a apisonar mi dedo contra el agua de la llave, y ahí fue cuando vi todo borroso.
De lo único que me acuerdo después de ese acontecimiento, es despertar en mi cama con mi dedo vendado. Supongo que me desmayé o algo por el estilo.
Traté de llamar al staff para que me dieran permiso de bajar del escenario, porque realmente no me sentía bien, pero nadie me escuchó. De pronto el sonido se hizo más agudo en mi oído, casi insoportable. Era como una alarma que cada vez aumentaba. Me empecé a desesperar y el dolor era tan intenso que por un momento creí que iba a llorar, pero aun así nadie me notaba. Y ahí fue cuando lo entendí.
Era mi alarma despertándome.
Fue un sueño, exclamé.
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Desperté con mis ánimos hasta el piso. Me levanté, me puse mi remera para luego colocarme mi pantalón de pijama y sentí unas ganas tremendas de orinar. Me encontré a mismo corriendo hacia el baño.
- Estúpidas ganas de orinar, aparecen apenas abro los ojos. – Luego de hacer lo mío, me miré al espejo, y volví a examinar mi cuerpo como todas las mañanas. No soy el hombre más alto del mundo, pero mi altura es lo suficientemente alta para el tamaño normal de las chicas, así que supongo que no está tan mal. El estúpido de Tao me hizo apostar para mi cumpleaños, y perdí, por lo que tenía que teñir mi cabello a su gusto. Resulté teniendo lo admito, un lindo color entre rubio y rojizo. Me gustaba, por lo que no tenía nada de que quejarme.
Mis compañeros de clase dicen que tengo facciones delicadas, que si le gente no me conoce podrían decir que soy un poco afeminado. Y mi personalidad no era tan terrible después de todo. Fui coronado dos años seguidos como uno de los estudiantes más esforzados, sí, esforzados, no porque me vaya bien con mis calificaciones, fui premiado por esforzarme solamente.
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Era lunes, tenía que ir a la escuela y luego tratar de conseguir un trabajo. Lo que he estado intentado hace algún tiempo, pero nada parece funcionar. Mis padres me pasan preguntando de por qué necesito un trabajo, sí solo tengo 17 años, y aún podía depender de ellos. Pero creo que tengo que aprender a ser independiente lo antes posible.
Tengo una buena vida, no me quejo. Mi familia fue consideraba por el gobierno como “clase media alta”, pero ni idea en qué influye eso. Aun así, mi sueño no dependía de lo que mis padres posean o no, no dependía de lo mal o lo bien que mis calificaciones eran, no dependía de absolutamente nada de eso. Mi sueño dependía de mí y sólo de mí.
Yo quiero cantar, sí, eso es lo que quiero.
Luego de ducharme y de reflexionar sobre mi vida una vez más frente al espejo. Para ser sincero podría haber estado todo el día así si no hubiera sido por mi hermana. Mi bella y molestosa hermana.
- ¡Baekhyun! Te podrías apurar, ¿no crees? ¿Estás haciendo esas cochinadas de nuevo? - Escuché la voz de Soejin del otro lado de la puerta.
Espera, ¿cochinadas? ¿Baekhyun?
- ¿Desde qué momento crees que tienes el derecho de llamarme Baekhyun? - Pregunté abriendo la puerta, pero aún no saliendo del baño. - ¿Aún no puedes entender que yo soy mayor que tú? Mamá te dijo que me tienes que tratar con respeto, y todavía no te escucho llamándome oppa. - Le espeté tratando de ser lo más serio posible, pero las caras de Soejin en las mañanas merecían ser fotografiadas, enmarcadas y colgadas en el living de la casa. Por lo que más de algunas risitas se me salieron.
- Pff, te llamaré oppa cuando hagas algo que merezca mi respeto, ahora córrete que me estorbas. - Me tomó del brazo y me corrió fuera del baño y por poco mi cara no queda incrustada en la puerta.
- Sólo tienes 15 años por Dios, soy tu hermano, ¡merezco respeto! ¡Ah! Y sobre esas cochinadas que mencionaste, yo no las.. - Me detuve de hablar cuando escuché el secador de pelo encenderse.
Es un caso perdido.
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Luego de terminar de vestirme, bajé las escaleras luchando con mi corbata hasta llegar al primer piso.
Dios mío, ¿es esta cosa un tipo de origami?
Al pisar el último escalón, vi como mi madre apareció desde la cocina. Subió su vista y me vio, soltando unas pequeñas carcajadas al ver lo irritado que estaba tratando de ordenar la corbata.
- Dices que quieres ser independiente y hacer tus cosas solo, pero ni siquiera sabes como armar un simple pedazo de tela. - Me dijo, y pude observar la expresión de sus ojos, ese tipo de mirada que le hace una madre a su hijo de 4 años.
- Está de moda no saber hacer las corbatas bien -. La observé con una pequeña sonrisa orgullosa.
Cuando terminó de arreglarme, vi la hora en el reloj que se encontraba en la pared de al frente, tenía exactamente 20 minutos para llegar al colegio. Demonios no podré desayunar.
- Ya adiós, me tengo ir. - Le espeté soltándome de su agarre. Le di un beso rápido en la mejilla mientras buscaba como loco mi mochila y el resto de mis cosas. Cuando la encontré salí corriendo hacia la puerta. - ¡Pero no has comido nada hijo! Luego te vas a sentir mal. - Me gritó mi mamá siguiendo mis pasos. - No noo, no te preocupes. - le respondí de vuelta tratando de tranquilizarla. - ¡Gracias por lo de la corbata! - Fueron mis últimas palabras antes de cerrar el portón de mi hogar.
Me quedaban 16 minutos para no llegar tarde. Tenía que decidir bien, esperar al bus cuando pasara o ir corriendo y llegar todo sudoroso al colegio.
- Recién me duché - dije suspirando al mismo tiempo.
Sentí como mi aliento se extinguía cuando llegué a la entrada de la escuela, aun me quedaban 5 minutos antes de que tocaran la campana y entrar a clases.
¿Qué me toca ahora? Ahh inglés, verdad. Me decía a mí mismo mientras caminaba por el pasillo tratando de recuperar mis energías.
Todo estaba calmado cuando alguien agarró mi mochila hacía atrás y me empezó a tironear, sentí como mis pies de enredaron y por poco termino en el suelo.
- ¿Tarde, Baekhyunnie? - Su mano fue directamente hacía mi cabello, desordenándolo. - Tu pelo te quedo lindo. Deberías agradecerme. - Me dijo Tao pasándome sus brazos por mis hombros, acercándome a él.
- ¿Me podrías recordar otra vez por qué eres mi mejor amigo? - Le dije con ironía, teniendo toda la intención de herirlo.
Tao resopló para luego reír - Deberías sentirte privilegiado por tenerme como amigo, idiota. Ahora camina rápido que llegamos tarde. -
Desde la primaria que la madre de Tao y la mía se conocen. Desde entonces han sido muy buenas amigas, como resultado yo pasaba en la casa de Tao jugando, y viceversa. La verdad agradezco de tener un amigo como él. A veces será molestoso e irritante, a veces me dan ganas de golpearlo y de decirle lo idiota e inútil que es, sin embargo siempre ha estado conmigo en los buenos y malos momentos.
No que se lo vaya a decir por supuesto.
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Creo que hubiera sido imposible que el tiempo pasará más lento, además no llevábamos más de 20 minutos de clases cuando sentí un hambre terrible. Nota mental: siempre hacerle caso a mi mamá cuando se trate de comida.
Faltaba poco para que Inglés terminara, cuando sentí un papel golpear mi cabeza. ¿Quién lo había lanzado? Tao obviamente. - ¿Qué sucede? - traté de articular con mis labios, siendo lo menos notorio posible, ya que el profesor estaba explicando algo.
- .. comida - fue lo único que entendí de la respuesta de Tao. Moví mi cabeza en negación, haciéndolo entender que no había captado su mensaje.
- Que si tien.. - En ese instante paró de hablar y se enderezó en su silla. Miró hacía el frente, ignorándome totalmente.
Idiota. Me hablas y ni siquiera me prestas atención.
- ¿Qué si tengo qué? - volví a susurrar, cuando me percaté del por qué no me escuchaba.
- ¿Algo que quiera compartir con la clase, señor Byun? - El profesor estaba parado con sus brazos cruzados en frente mío. Escuché la risa de Tao y me enfurecí. No me pudo avisar que el profesor venía hacia mí, ¿verdad? Mal amigo.
Todas las mirabas estaban en mí esperando por mi respuesta.
- ¿Q-Qué? No yo.. yo no.. no tengo nada que compartir profesor. - Le comenté. Pude sentir como mi cara se tornaba en un rojo furioso, y mis orejas parecían querer explotar de la sola vergüenza que experimenté en ese momento.
A mi suerte el profesor al parecer se apiado de mí, retrocediendo y yendo de nuevo hacia delante de la clase.
Cuando él estaba de espalda hacia los pupitres explicando la materia, tomé la bola de papel que había llegado a mi nuca y me di vuelta para observar a Tao, teniendo la clara intención de que el proyectil le llegara en la cara, de esta no te salvas estúpido. Sin embargo, al moverme de costado sin querer mis ojos se cruzaron con los de ella.
La vi riéndose, la verdad es que no me importaba si eso era producto del vergonzoso momento en que fui participé hace un rato atrás. No me importaba para nada, porque ella tenía una tierna sonrisa en sus labios. Al parecer me tomé mucho tiempo mirándola, ya que vi su mano subir poco a poco, moviéndola hacia los lados, saludándome.
- Uhhg - carraspie. - Hola - le dije casi en un susurro, ya que no iba a arriesgarme a que me llamaran la atención de nuevo.
La sensación de mi cara poniéndose roja llegó de nuevo a mí. Ella sólo se limitó a soltar una pequeña y tierna carcajada. Me encantaba.
Le quería preguntar si el sábado tenía algo que hacer cuando justo tocó el timbre para salir al primer descanso y Tao llegó a mi lado.
- De la que te salvaste Baeky - Me dijo recibiendo una enojada mirada de mi parte.
- Siéntete a salvo de que tengo tanta hambre que mis fuerzas han disminuido. Ahora acompáñame al almacén para conseguir algo de comida. - Mientras subíamos de nuevo los escalones veníamos hablando sobre como Tao estaba pensando en unirse a alguna compañía. - ¿De verdad crees que cumples los requisitos para entrar? - le dije levantado las comisuras de mis labios. - ¡Pero por supuesto! A que tú no lo crees - me miró de reojo sonado muy confiado.
- Yo sinceramente creo que n... - No terminé mi frase cuando me detuve al ver quien iba caminando con sus amigas adelante mío.
- Baekhyun, límpiate - de pronto escuché la voz de Tao interrumpiendo mis pensamientos. - ¿A-ah? - le dije sin mirarlo. Ella caminaba tan tranquila, con su pelo moviéndose de un lado al otro. Me preguntó a qué olerá. - Tienes un rastro de baba desde que tocamos el primer piso - me espetó muerto de la risa. Al parecer creo que lo golpeé muy fuerte, porque al instante que mi puño llegó a su brazo pegó un grito que hubiera sido imposible no escucharlo.
Inmediatamente volví a observar donde Eunyoung se encontraba con su grupo de amigas, cuando estas se dieron la vuelta para tratar de pillar quien había emitido ese sonido. Ella sólo me miró y lanzó una diminuta sonrisa hacía mí.
Tercera vez en el día que desearía que la tierra me tragara.
Sin más, tomé el brazo de mi “mejor amigo”, y nos dirigimos de nuevo a la sala de clases.
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Lo que quedaba del día pasó sin ningún acontecimiento muy interesante en comparación de la mañana. Al terminar el colegio, nos encontrábamos Tao y yo con un par de amigos más, despidiéndonos. Normalmente me iba con Tao caminando hasta mi casa, ya que la suya se encontraba en la otra cuadra de la mía. Pero ahora él tenía que hacer algunos encargos a su madre, por lo que hoy me tenía que ir sólo.
Cruce la calle sin problemas, y empecé a caminar a pasos lentos. Sin Tao el paseo iba a ser bastante aburrido, así que saqué mi teléfono con mis audífonos dispuesto a recorrer todo el trayecto escuchando música. Estaba a punto de ponerle play a la canción cuando escuché pasos detrás de mí. La verdad que ya desde un rato sentía que una persona se encontraba caminando a mis espaldas, por un momento creí que era Tao arrepintiéndose de dejarme ir a casa solo y se disponía a asustarme, pero no lo era. Me di media vuelta y me encontré con un caballero de lentes oscuros, con un chaleco y unos pantalones negros, llevando una bolsa en una de sus manos. Se encontraba bastante cerca de mí, por lo que inmediatamente comencé a sospechar y aumente la rapidez de mis movimientos. Traté de ser lo más veloz posible, pero sin correr. Aun así el seguía muy cerca mis pasos.
Sentí escalofríos cuando una mano tocó mi hombro. Giré mi cuerpo hacía atrás y ahí estaba él, observándome. Ósea eso creo, tenía lentes.
- ¿L-le.. Le puedo ayudar en algo? - dije con un tono de voz temeroso. Sólo se limitó a sonreírme, en ese momento creí que mi alma se iba a salir de mi cuerpo sólo producto del tenso ambiente que se creó. No fue hasta lentamente dejo sus bolsas en el suelo, su mano iba directamente al bolsillo interno de su chaqueta. Creí que iba a sacar un arma.
- Hola, me presento. Soy Kim Il Hung, representante de la SM. Entertainment, y me gustaría que usted acepte mi invitación - Me dijo con una sonrisa en su cara.
Representante.
De la SM.
Aceptar.
Invitación.
Fueron las palabras que se alojaron en mi mente. ¿Era esto un tipo de sueño? ¿Un sueño como el que tuve esta mañana? Miles de preguntas se consolidaron en mis pensamientos, cuando me di cuenta que el señor aún seguía en frente mío.
- ¿¡Qué!? - Fue lo único que salió de mi boca. Que inteligente Baekhyun, que inteligente respuesta.
El caballero sólo creó una gran carcajada. Pude ver mi rostro reflejado en sus oscuros lentes, parecía como si hubiera visto un fantasma.
¿Quién no se reiría si tuviera a un adolescente pálido con esa cara en frente suyo?
- Nosotros, bueno más bien un colega mío, te vio en el espectáculo de tu colegio, cuando cantaste ¿te acuerdas? Al parecer en las circunstancias tu voz fue lo suficientemente buena para impresionarlo, habló con tu madre para que.. - Lo detuve.
- ¿¡Con mi mamá!? - dije sin tener la menor idea de que estaba hablando.
- Ah, al parecer ella no te lo mencionó, interesante. Sí bueno, ella nos comentó que si existía la posibilidad de que te nos unieras, ya sabes, a entrenar a nuestra compañía. Dijo que iba a conversarlo contigo para saber tu opinión, por lo que veo no lo hizo - Al decir la última palabra soltó una pequeña risita.
- Ya veo - suspiré. - Si bueno, lo que pasa es que, yo… pues… no lo sé - Es la SM idiota, ¿cómo podría rechazarlo?
- No te preocupes - habló con amabilidad. - Las clases comienzan en las próximas 3 semanas, tienes tiempo de más para pensarlo bien y con claridad. Háblalo con tus padres, tienes que contar con el consentimiento de ambos para ingresar - Me pasó una pequeña tarjetita mientras me decía esto. Contenía todos sus datos, su nombre, su número, todo. Y el pequeño símbolo de la SM estaba anotado atrás. Dudo que sea falsa.
Lo que quedaba de camino hacía mi casa se me hizo muy abrumador. Ahí quedo la idea de escuchar música, porque probablemente mi cabeza no escucharía nada más que las palabras de ese señor.
¿Qué debía hacer?
¿Lo acepto?
¿Y si no soy lo suficientemente bueno?
¿Por qué mi mamá no me lo comentó?
¿Cree que no debería entrar?