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Nunca dejes de amarme. por Aliria_Nuiz

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Notas del fanfic:

No me gusta publicar testamentos, así que mis capítulos rondarán entre las mil y mil quinientas palabras. Los personajes no son mios, le pertenecen a Maki Murakami. Pero el fanfic sí es mío. Respeten. 

Capítulo 1.- Adiós.

 

El sonido del reloj suena cada vez más fuerte, provoca que Yuki se estrese pensando en que pronto tendrá que irse de casa, no siente alegría pero sabe que tarde o temprano tendría que vivir fuera de su casa, es más fuera de la ciudad que lo vio crecer. Mira todo su cuarto queriendo llevar algunas cosas que le parecen valiosas pero teme que los demás chicos se burlen de él.

 

 

 

Nunca había tenido que salir de casa, lo tenía todo dentro de ella. Desde que nació si se enfermaba el doctor acudía en su rescate, el pediatra lo visitaba mes con mes, los maestros llegaban a la casa y le enseñaban lo necesario; también tuvo cariño de sus padres quienes por ser hijo único lo cuidaban como a una joya. Su madre siempre con él, mientras su padre trabajaba en una compañía de autos; la vida perfecta hasta que su padre murió.

 

 

 

Después ahora sólo se quedaba con sus dos tías Hina y Jein, las cuales lo cuidaban como si fuera hijo propio, y su madre ahora se encargaba de la empresa de autos, fue donde decidió que su hijo tenía que socializar con jóvenes de su edad, enfrentarse a problemas típicos de un adolescente de quince años para que no le sucediera lo que a ella. Después de la muerte de su esposo, Yushua tuvo que enfrentarse a los problemas de la empresa, a ser lo que ya no hacía, a dejar su papel de madre para ocupar el papel de presidenta de una gran compañía.

 

 

 

Yuki Uesugi quería quedase cercas pero entendía que la escuela a la que lo mandaban era más segura que las que estaban a metros de distancia, además como lo había prometido en la nueva ciudad cambiaría su apellido por Eiri, para que no conocieran el apellido de la familia más rica de Osaka

 

 

 

Tokio era su destino, el llamado de su tía Hina sobresaltoel corazón del joven rubio con ojos miel que había logrado sentarse por unos minutos. Tomó su equipaje y salió de su cuarto, miró a varios de los empleados llorando, él no podía llorar porque entonces sus tías harían de todo para que se quedara en casa y su madre tendría  más ocupaciones. Miro a Jein y Hina, ambas lloraban mirándole con cierta ternura.

 

 

 

—Este no es un adiós—, expresa de manera confiada— regresaré dentro de poco tiempo, sólo serán tres años.

 

 

 

—¿Sólo tres años? —. Jein era una tía muy enojona pero siempre era la que más lo quería, era alta como él, rebasando el metro ochenta de estatura , y el cabello rojo y coro le hacía juego a sus ojos verdes — ¿Crees que tres años se van volando?

 

 

 

—Jein no seas así, Yuki se irá por tres años, estará en contacto con nosotras y lograra ser un buen estudiante— Hina sacó de su bolsa una pequeña tarjeta — aquí ya van tus papeles con tu apellido sustituto, espero que…— Hina la tía más dulce del universo según Yuki empezaba a llorar más— Disculpa, creo que entre más rápido te vayas es mejor.

 

 

 

—Gracias, en cuanto llegue a Tokio les mandare un mensaje, gracias tías.

 

 

 

Subió al auto negro que lo esperaba, el chofer se limpiaba unas lágrimas mientras se acomodaba para manejar, Yuki era muy buena persona, llena de gratitud como su padre y con una nobleza como la madre; y siempre los trato bien, y a muchos los llegó a considerar su familia. Mientras se acercaba al aeropuerto sacó un pequeño llavero de águila, el cual era un regalo de su padre, sonrió y prometió en ese momento ser el mejor aunque le costara.

 

 

 

—Que tenga buen viaje— , el chofer se encontraba parado junto a la cajuela mirando a Yuki, vestido siempre con pantalones informales, y un polo que cubría todo su cuello, parecía un niño que estaba a punto de ser aventado a la jungla. Regreso al auto y fue entonces cuando Yuki tenía que empezar una vida solo.

 

 

 

Caminó con el boleto de avión hasta la primera ventanilla que encontró.

 

 

 

—Voy a Tokio.

 

 

 

—Felicidades— dijó la muchacha— ¿Qué deseas?

 

 

 

—Mis tías me dijeron que me condujera a la ventanilla y ahí entregara mi boleto, entonces me dirían hacía que dirección ir.

 

 

 

—¿Sus tías? ¡Ah! Pero creo que sus tías se les olvido decirle que leyera el letrero de las ventanillas— la señora apunto hacía la parte de arriba se leía claramente “Comida” — ¿Quiere comida? Si no quiere, mejor váyase hay gente en la fila.

 

 

 

Yuki se sintió desorientado, y además avergonzado. Sus tías ni siquiera le dijeron que hacer en ese caso, miró su celular con tentativa de llamar a sus tías o a su madre para que lo auxiliara, pero era muy denigrante que ni una hora pudiera hacer algo; cansado se todo se sentó y miro a todas partes.

 

 

 

—Hola—.Una joven que parecía de su edad se acercó a él con una bella sonrisa.—Vi lo que te pasó hace un momento en el servicio de comida, fue muy descortés la persona que te atendió.

 

 

 

Yuki no habló, miraba a la chica, era guapa, su cabello café y ondulado hacía juego con sus labios pintados de rosa tenue y su mirada café hacía que su cuerpo se erizara, nunca había tenido contacto con mujeres que no fueran de su familia, sabía que lo que sucedía en los casos como ese, lo había visto en una novela. Una chica se extraviaba y no sabía a donde dirigirse así que un delincuente lo notó y se hizo pasar por un agradable joven que la ayudaría; al final la muchacha terminaba siendo prostituta en los lugares bajos de Japón.

 

 

 

—¡No me secuestres!—Yuki gritó tan fuerte que la policía se acercó al lugar para saber con claridad que es lo que estaba pasando— ¡Yo sé en donde estoy, y mi cuerpo es virgen!

 

 

 

—Tranquilo, yo…

 

 

 

—¿Qué pasa aquí?—un policía miraba a los dos jóvenes — ¿Algún problema señorita?

 

 

 

—No ninguno, sólo que el joven malinterpreto mis palabras— los policías hablaron un momento y después se alejaron, la chica seguía de pie, Yuki estaba inmóvil, pensando que quizás eran cómplices. — No voy a secuestrarte, y mucho menos a prostituirte, mi nombre es Ayaka, tengo quince años y voy rumbo a Tokio, es mi primer vuelo a una ciudad tan lejos.

 

 

 

—¿Ah?

 

 

 

—Disculpa por llegar así de pronto, ¿a dónde vas?

 

—A Tokio — Yuki no podía ocultar la vergüenza que sentíaen ese momento, actuaba como un niño asustadizo, el cual a duras penas sabe cómo es un areopuerto. La chica le seguía sonriendo.

 

 

 

—Entonces ¿Podemos ir juntos?

 

 

 

—Sí.

 

 

 

Yuki no podía decir más. Era la primera vez que salía de su casa, la primera vez que confundía la ventanilla de comida con la de viajes, la primera vez que confundía a una chica amable con un secuestrador, y la primera vez que una mujer hermosa lo acompañaría en el avión. La vida lejos de casa parecía ir bien en ese momento para Yuki, pero nunca imagino que de Tokio regresaría siendo otra persona. 

 

 

 

 

Notas finales:

Si lo leíste comenta, cosas buenas y cosas malas, lo que te haya parecido.


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