Los rayos de luna llena iluminaban las calles desiertas de Séoul, el viento movía las ramas de los arboles con una brisa fuerte, fuera de lo normal, una brisa que no auguraba nada bueno. Como si el viento supiera que algo realmente malo pasaría, las hojas caídas reflejaban las lagrimas de las personas que pedían piedad y rogaban por sus vidas, personas que no eran mas que escoria para la sociedad.
Un hombre corría todo lo que sus piernas le daban, huyendo de algo que le perseguía, algo que le aterrorizaba. Pero, irónicamente, en un primer momento él había ido por propia voluntad a su encuentro, firmando así su pasaje de ida al infierno.
Corría y corría tratando de perder a ese ser que le perseguía, buscando desesperadamente un lugar donde esconderse y librarse de una muerte segura. En su desesperación alcanzó a divisar un callejón que podría ser su vía de escape; corrió mas rápido internándose en dicho lugar, pero cuanta fue su sorpresa al darse cuenta que era un callejón sin salida. En ese momento supo que estaba acabado.
Lentamente se dio la vuelta esperando encontrarse con su agresor, pero, para su alivio, cuando volteo completamente no encontró absolutamente nada, suspiró aliviado creyendo que se había librado. Soltando una gran carcajada empezó a burlarse, ignorando el verdadero peligro.
_¡Ja! Eres un estúpido, ¡No pudiste conmigo imbécil! no eres mas que una mierda, jajaja - reía escandalosamente, sin percatarse que alguien lo escuchaba desde las sombras.
_Jajaja, no eres mas que un pedazo de mier-da.
Quedó petrificado cuando sintió un aliento detrás de su cabeza, olfateando su cuello, aprisionándolo suavemente con la nariz. Antes de que pudiera reaccionar, sintió un dolor agudo cruzarle toda la espina dorsal, apenas y pudo lanzar un grito ahogado... el ser detrás de él le había clavado de una sus colmillos enterrándolos tan fuerte que cuando los desprendió se llevó un trozo de carne consigo, saboreando la repugnante sangre ácida y con indicios de alcohol de ese asqueroso hombre.
Éste cayo al suelo retorciéndose de dolor tratando de, inutilmente, tapar con sus manos la carne abierta y sangrante de su cuello.
_¡Por favor, por favor! ¡te lo suplico, d-déjame ir!
_¿Por qué debería hacerlo? - dijo una voz oscura y profunda, que causaba escalofríos de tan solo escucharla.
_¡TEN PIEDAD! ¡POR FAVOR, NO ME MATES! - gritaba a causa del miedo, aun retorciéndose en el suelo.
_¡MALDICIÓN, YA CÁLLATE ESCORIA!
Aquel ser había perdido la poca cordura que le quedaba. En un arrebato de ira se agachó al lado de aquel que no dejaba de retorcerse como la serpiente que era. Tomó su cabeza entre sus manos y en un movimiento rápido rompió su cuello, terminando de salpicar de sangre todo a su alrededor.
Mientras tanto, el responsable de ese cruel acto sonreía sadicamente, mostrando sus afilados colmillos.
Pronto, todo comenzó a verse borroso. Antes de que desapareciera, se pudo vislumbrar sus ojos.
Unos ojos...
Tan rojos...
Como la sangre...
****
Cuando regresó de la inconsciencia, abrió lentamente los ojos, tratando de enfocar algo en ese cuarto en penumbras. Adaptándose a la oscuridad ladeo su rostro, viendo hacia la ventana abierta por la que se podía ver la luna llena, la que iluminaba la negrura de su habitación y de su mente, despejando todas las dudas que tenia en ese momento.
_Una pesadilla - murmuro el joven, fue apenas un susurro imperceptible hasta para sus propios oídos.
Volteó la mirada hacia el reloj que se encontraba en su mesita de noche.
5:27
Faltaban tan solo tres minutos para que sonara su despertador, así que decidió apagarlo antes y se levantó de la cama dispuesto a darse una ducha refrescante que le ayudará a calmar un poco todas las locas ideas que tenia en la cabeza.
En la regadera trataba de darle coherencia a lo que había soñado. Eso no fue solo una pesadilla normal, no, lo había sentido tan real como si él hubiese estado en ese momento observando desde un punto seguro todo lo acontecido, como si con sus propios ojos hubiese visto cada una de las escenas en ese sueño tan tétrico y enfermo.
Salio del baño con una toalla enrollada a la cintura mientras que con otra secaba el castaño cabello.
Abrió su armario buscando su uniforme escolar que consistía en un pantalón gris oscuro, con una camisa blanca de manga larga con la insignia del instituto, una corbata negra y un saco azul marino, mientras se vestía con total calma seguía pensando en dicho sueño, pero después de darle tantas vueltas al asunto decidió dejarlo pasar por lo menos por ese momento ya le contaría a SungMin en el instituto.
Cuando estuvo listo tomo su mochila, celular, billetera y unos audífonos por si se aburría.
Bajo las escaleras rápidamente ese era el primer día de clases de un nuevo año y no podía darse el lujo de llegar tarde el primer día, abajo encontró a su madre preparando el desayuno tan concentrada que no se dio cuenta cuando su hijo entro a la cocina y se sentó en una silla frente a la mesa.
_Buenos días mamá.
_Por dios DongHae me asustaste - la mujer dio un brinquinto y se dio la vuelta con unos Hot cakes en un plato que puso en la mesa frente al chico - Buenos días cariño ¿dormiste bien? - pregunto con una sonrisa amable mientras se sentaba frente al joven.
_Si mamá, dormí muy bien - contesto tratando de sonar lo mas creíble posible mientras empezaba a comer - ¿Hoy llegaras tarde del trabajo? - trataba de desviar el tema que se le hacia tan incomodo.
_Si llegare como a las 8 de la noche - contesto la mujer con pesar.
_Bueno pero ten cuidado cuando regreses, sabes que las calles son muy peligrosas de noche - dijo preocupado.
_No te preocupes, estaré bien - respondió conciliadora tratando de calmar los nervios de su hijo.
_Ok - ya había terminado su desayuno - mamá ya me tengo que ir se me hace tarde. Adiós - le dio un beso de despedida en la mejilla y salio de la casa caminando a paso apresurado para llegar a la escuela que quedaba muy cerca de su hogar.
Mientras caminaba despreocupadamente sintió una mirada sobre el, una mirada cargada de profundidad, volteo el rostro, extrañado, mirando a todas partes buscando al dueño de dicha mirada; mas no encontró absolutamente nada por ningún lado.
En ese momento recordó esos ojos rojos de su sueño, esos ojos llenos de maldad e ira, un escalofrió le recorrió el cuerpo sintiendo una brisa por demás extraña, un aliento chocando contra su nuca le alerto y rápidamente se dio la vuelta para encontrarse con la nada.
Se sentía extraño, tenia como un mal presentimiento así que comenzó a correr lo mas rápido que pudo para llegar lo mas pronto posible a la escuela y sentirse seguro.
Paso chocando con varios alumnos hasta que llego a su aula.
Internándose en su salón rápidamente, se sentó en su lugar que era el penúltimo de la ultima fila a lado de la ventana que daba hacia el patio delantero del instituto, ignorando todo a su alrededor, quizás se estaba volviendo paranoico pero estaba que se cagaba del miedo, se sentía presionado como si lo estuviesen forzando a hacer algo que él no quería.
Todavía metido en sus histéricos pensamientos no se percato que llevaban rato llamándole.
_Hae... DongHae... ¡LEE DONGHAE!
_¡Ahhh! ¡¿Que?! - casi le daba un ataque al corazón al ser traído tan abruptamente a la realidad.
_DongHae llevo tiempo hablándote y tu ni en cuenta ¿En qué tanto piensas?, pareces asustado, ¿Qué paso?
Ahora que se recuperaba de la sorpresa pudo ver que era SungMin quien hizo que casi se le salga el corazón por la boca.
_L-Lo siento, SungMin tengo que contarte algo - dijo no muy seguro, mientras mordia nerviosamente su labio inferior.
_Pues dime, te vez muy mal - Parecía preocupado por su reacción tan alterada, y quien no, no todos los días sueñas una muerte tan real y bizarra, ni tampoco vas caminando por la calle mientras sientes que alguien te estaba asechando.
_Bueno yo..
En ese momento sonó el timbre de inicio de clases interrumpiendo su relato.
Suspiró - mejor te lo cuento mas tarde cuando no haya profesores o en receso.
_Esta bien, pero me vas a contar con lujo de detalles que demonios te pasa - contesto ya resignado y se fue a sentar a su lugar que se ubicaba adelante del castaño.
En ese instante entro el profesor al salón mientras todos sus compañeros se acomodaban en sus respectivos asientos.
_Buenos días alumnos, me da mucho gusto volver a verlos, este es un nuevo año y espero que pongan todo el esfuerzo de su parte, quiero decirles que hoy tenemos un alumno nuevo, por favor trátenlo bien... Puedes pasar - abrió la puerta.
_...
_...
_...
De pronto a todos se les fue el aliento, creían que estaban frente a un ángel, uno guapísimo. Era un chico de cabello negro, con unos ojos increiblemente grises, rostro perfecto, con un cuerpo de infarto, llevaba lo que parecía ser el uniforme, sí, parecía porque no traía puesto el saco lo cual no era obligatorio, tenia la camisa desfajada con las mangas enrolladas hasta el codo, el pantalón gris un poco ajustado, un cinturón negro con una hebilla de calavera y unas correas blancas colgando de este.
Por su aspecto daba la impresión de no ser mas que un rebelde, DongHae no le quitaba los ojos de encima hasta que el chico regreso a ver a su dirección mientras sus miradas se encontraban, Hae pudo darse cuenta que sus ojos eran profundos, con un cierto toque malicioso, era una mirada bastante escalofriante pero a la vez excitante, era como si lo sedujera con esta.
_Has el favor de presentarte a la clase - pidió el profesor.
Sonrío de medio lado - Mi nombre es Lee HyukJae pero todos me dicen EunHyuk y espero llevarme bien con todos ustedes - lo había dicho sin apartar a la mirada del castaño en ningún momento.
_Bien puedes sentarte atrás del señor DongHae al lado de la ventana
_Gracias - se dirigió a paso seguro hasta su pupitre, mientras caminaba, todos lo miraban como hipnotizados, como cuando sientes un aroma que trastorna tus sentidos.
Cuando estuvo acomodado en su lugar DongHae aun podía sentir la mirada de este puesta en su persona, inspeccionándolo, se sentía, de cierta forma, acosado. Esa mirada le recordaba la de su sueño y a la mirada que sintió cuando se dirigía al instituto, era inquietante y comensaba a ponerse nervioso.
Las horas pasaron y él aun podía sentir esa mirada posada en su nuca. Cuando el timbre del receso se escucho, se dispuso a guardar sus cosas en su mochila encerrado en sus pensamientos, cuando termino se dio la vuelta hacia atrás dispuesto a hacerle cara a ese tal HyukJae y preguntarle porque lo miraba tanto, mas cuando volteo se llevo la, no tan grata, sorpresa de que no había nadie en ese lugar, aunque lo que realmente le puso los nervios de punta es que todavía sentía unos ojos puestos en él.
Lo busco por todo el salón pero allí solo estaban sus demás compañeros guardando sus cosas, entonces, como atraido por un iman, decidio mirar hacia la ventana. Y ahí estaba él... mirandolo desde abajo con sus ojos puestos en su persona, acompañado de una sonrisa ladeada y extraña.
Estaba en el patio, sentado bajo la sombra de un gran árbol apartado de todos los estudiantes.
DongHae fruncio el ceño y no quito la vista de él hasta que SungMin lo devolvió nuevamente a la realidad.
_¡Hey tú!, pez de mal, ¿Qué tanto miras? - decía mientras se asomaba por la ventana inspeccionando todo el patio.
_Bueno, e-estaba mirando al chico nuevo - respondió nerviosamente, percatandose, muy tarde, de lo que había dicho sin pensar, observo la actitud extrañada de su rubio amigo.
_¿Al nuevo?, pero si en ese lugar no hay nada.
_¿Qué?
Cuando regreso sus ojos a la ventana, efectivamente, no había nadie, otra ves había desaparecido.
_Oye DongHae ¿seguro que estas bien?, has estado actuando extraño desde que llegaste - pregunto el mayor con preocupación.
_Mhn si... mejor vallamos a comer - propuso poniendo su mejor sonrisa.
_De acuerdo pero recuerda que tenias que contarme algo - comento mientras tomaba su mochila y se la echaba al hombro.
_Sí, lo recuerdo pero vallamos a la cafetería primero que me muero de hambre.
_Ok.
El castaño solo suspiro, pensativo.
Quizás me estoy volviendo loco.
Espero que no....
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Continuara....