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La melodía del silencio por Celeste Nyx

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Notas del fanfic:

Hola a todos n.n tuve esta idea hace un tiempo pero no la había desarrollado bien, así que decidí traerles lo mismo pero con otra trama. Espero les guste. Muchas gracias de antemano a quienes lo lean. Nos vemos!!!!

- Está nevando… pensé que no vería nieve este año.

 

- Ajá…

 

- Podríamos ir a los baños termales. Ha pasado mucho desde que fuimos de vacaciones.

 

- Sí.

 

- Yuki… has estado trabajando mucho estos días y yo… bueno…

 

- Maldición, con este tráfico llegaremos a la medianoche – dijo el rubio con voz baja pero visiblemente irritado al ver la larga fila de autos que tenía en frente y que al parecer, tardarían en moverse.

 

- ¿Yuki? Has… ¿has escuchado algo de lo que he dicho?

 

- Sí, sí. Por favor no molestes, ahora no. Te escucharé luego, primero tenemos que salir de aquí.

 

- “Luego”,  siempre dices eso – dijo Shuichi tristemente.

 

Pero Yuki no lo escuchó y así terminó otra breve charla. El escritor se encontraba perdido entre sus propios pensamientos, recordando la reunión que había tenido con su editora y con un hombre que le estaba proponiendo llevar una de sus novelas al cine. Yuki estaba exhausto, no había dormido por dos noches seguidas y no tenía humor para nada ni nadie. Shuichi guardó silencio, se acomodó de lado sobre el asiento para poder contemplar mejor como aquellos copos de nieve caían lentamente hasta terminar en el suelo, de seguro, al amanecer la ciudad se encontraría bajo una fina y helada capa blanca.

 

Tan bello, tan misterioso, tan frío… como su amante. Realmente, Yuki le hacía honor a su nombre…

 

Habían pasado tres años desde que vio a Yuki por primera vez, tres años de relación de pareja. Shuichi pensó que las cosas estaban mejorando porque Yuki tuvo meses en los cuales se mostró considerado y tierno con él, pero, hace un tiempo al cumplir exactamente su tercer aniversario, el rubio había empezado a actuar como en el principio. Shuichi lo asoció al exceso de trabajo y no le molestó ni le hizo preguntas de más. Pero, el tiempo seguía pasando y todo estaba igual. Y siendo honestos, el que ahora se encontrasen juntos en el auto se debía a que Shuichi se había enterado que Yuki tendría aquella reunión a unas cuadras del edificio en donde ensayaba. El cantante se había escapado minutos antes de terminar con los ensayos para poder encontrarse con su adorado escritor, con la esperanza de acercarse un poco a Yuki en el trayecto a casa. No obstante, él se había mostrado muy frío y distante. Shuichi no deseaba pensar más en esto, solo hacía que un dolor punzante se apoderase de su corazón. Por ello, empezó a observar fijamente el cielo y poco a poco se empezó a sentir adormilado por el silencio, no pudo evitar quedarse dormido sobre el asiento. Yuki ni siquiera se percató de ello, lo único que quería era estar en casa y poder dormir un par de horas.

 

Yuki sentía que los ojos se le cerraban a causa del cansancio. Aun así, apenas se despejó el tráfico pisó el acelerador y empezó a avanzar rápido. Pero, al estar agotado y enfadado al mismo tiempo, no se percató que un auto apareció de la nada. Todo sucedió muy rápido, todo pasó como si se tratase de la escena de una pesadilla. Yuki intentó evitar el choque pero no logró frenar a tiempo y el otro auto los embistió sin que pudiese hacer nada. El impacto fue tan fuerte que el auto negro terminó fuera de la autopista, destrozando dos señales de tránsito y terminando estrellado contra un muro de concreto. Las bolsas de aire no reaccionaron al movimiento por lo que Yuki se golpeó bruscamente contra el volante, pero, el que se llevó la peor parte fue Shuichi. El escritor no podía moverse, solo escuchaba voces a lo lejos y el sonido de una ambulancia, su visión estaba borrosa y respiraba con dificultad debido al golpe, sin embargo, giró lentamente la cabeza hacia el lado derecho y pudo distinguir la figura de su amante. Shuichi estaba inconsciente, el vidrio de la ventana estaba destrozado por el choque. Yuki balbuceo débilmente, sus labios apenas pudieron pronunciar el nombre del pelirosa.

 

- Shuichi…

 

Pero, el chico no respondió. En otro momento, hubiera hecho un escándalo solo por escuchar su nombre de los labios del escritor. Yuki quería que reaccionara, intentó llamándolo dos veces más, pero Shuichi yacía sobre un costado y en esos instantes, al forzar su mano para tocarle el rostro, Yuki sintió como el corazón le empezaba a latir rápidamente al darse cuenta que aquel líquido pegajoso era la sangre de Shuichi. El chico se había golpeado fuertemente la cabeza. Yuki intentó moverse, los sonidos de la ambulancia cada vez eran más fuertes, pero lamentablemente, antes de volver a pronunciar su nombre en un intento desesperado porque reaccionara, el escritor quedó inconsciente sobre el timón del auto.   

 

 

 

 

Lo cuchicheos de las enfermeras y sonidos de objetos de metal chocando con otros, fue lo que hizo que Yuki abriese los ojos. Se encontraba en una habitación totalmente aislado de los demás, ya que, alguien había corrido la voz que el famoso escritor Yuki Eiri había ingresado a ese hospital hace un par de horas. El rubio soltó un gemido de dolor al intentar moverse, y se dio cuenta que sus brazos y piernas estaban envueltas con grandes vendas. Al parecer no tenía huesos rotos y eso era un milagro, pero los golpes habían sido lo suficientemente duros como para tenerlo postrado en cama al menos por un par de semanas. En esos instantes, la cabeza le dolía tanto que sentía que le iba a explotar y tenía hinchados los ojos. Pero, cuando quiso moverse otra vez para intentar tocar el timbre que estaba sobre su cama para llamar a la enfermera, alguien entró despacio a la habitación. Yuki pudo ver a Tohma, a Mika y a Tatsuha con una expresión preocupada en su rostro.

 

- Eiri, gracias al cielo que despertaste – dijo Mika abrazándolo suavemente.

 

- Sí que nos diste un buen susto hermanito – dijo Tatsuha sentándose en una silla cercana pero sin poder ocultar aquel temblor en sus labios.

 

- El doctor dijo que solo te golpeaste y que no tienes ningún hueso roto. Es un milagro después del terrible accidente que sufrieron – exclamó Tohma con un tono de voz extraño. Temía aquella pregunta que sabía Yuki le formularía tarde o temprano. El escritor se quedó viéndolos por unos minutos, lo sucedido en el accidente aún estaba confuso. Pero, su rostro palideció más de lo normal, su cuerpo empezó a temblar y se llevó ambas manos a la cabeza. La imagen clara de su mano derecha manchada con la sangre de cierto chico… aquella imagen, jamás podría olvidarse de ella. Inmediatamente, quiso levantarse, pero Tohma lo sujetó y lo obligó a permanecer en cama.

 

- ¿¡Dónde está!? ¿¡Dónde está Shuichi!? – gritó agitándose por completo.

 

- Él estará bien – dijo Tohma sin darle importancia.

 

- ¡Shuichi esta siendo atendido por los mejores doctores!, ¡verás que se recuperará pronto! Es fuerte y muy terco, además, ¿crees que se atrevería a dejarte solo?

 

- ¿¡Y por qué tienen esa expresión en sus rostros!? ¡Dime la verdad Tatsuha!

 

- Eiri… tienes que recuperarte primero. Luego, lo podrás ver. Por favor, no te esfuerces… - dijo Mika intentando calmarlo.

 

- Shindou-san está en cuidados intensivos, él se llevó la peor parte del accidente y no ha reaccionado aún – dijo Tohma con voz baja pero con el mismo tono frío que reservaba para hablar del chico.

 

Yuki se quedó en silencio. Poco a poco empezó a recordar todo lo sucedido en el accidente. Intentó mantenerse tranquilo, pero, su corazón latía desesperadamente y los impulsos por verlo eran demasiado grandes. – Es mi culpa… -, se dijo mentalmente. El escritor pidió que lo dejaran solo, bajo la excusa que necesitaba descansar. Mika estuvo de acuerdo y jaló del brazo a su marido para obligarlo a salir. Pero Tatsuha se acercó al oído de su hermano para decirle en un susurro: - Shuichi estará bien. No fue tu culpa Eiri, solo fue un accidente -. Yuki sintió una punzada en el pecho, y al salir su hermano no pudo evitar que una lágrima resbalase por sus mejillas. Una sola lágrima, que describía el gran dolor que sentía por dentro.

 

- Digan lo que digan fue mi culpa… mi maldita culpa. ¿Por qué no ha despertado y yo sí?, ¿por qué tenía que descuidarme de esa manera? Si el muere… no, ¡debo de dejar de pensar idioteces! – se regañó mentalmente. Yuki sintió pánico con solo pensar en esa posibilidad, lo peor era que todos esos días había estado tratándolo de una manera muy fría y cruel. Pero no podía retroceder el tiempo, aunque, sí podría pedirle perdón a su amante apenas despertase, lo haría una y mil veces si fuese necesario. Yuki aun se encontraba bajo los efectos del calmante que le habían administrado, por lo que se quedó dormido nuevamente, con la esperanza de que al despertar tuviera noticias positivas acerca de la salud de Shuichi.

 

Pero, las cosas no estaban nada bien al otro lado del hospital. En la sala de espera estaban reunidos Hiro, Suguro, Mika, Tohma, Tatsuha y Mr. K. De los familiares de Shuichi solo se encontraba Maiko, su hermana menor, ya que su madre había sufrido un ataque de nervios y su padre se había quedado para cuidarla. Hiro y Maiko habían sido amigos desde el colegio, el chico abrazaba a la joven en un afán por tranquilizarla. Todos esperaban al doctor que tardaba demasiado. Pero, después de una larga y fastidiosa espera, el doctor apareció por la entrada principal trayendo consigo una tablilla para apuntes. Todos se lanzaron contra él, empezando a hablar al mismo tiempo. El doctor respiró profundo y les pidió amablemente que se apartaran o no podría explicarles correctamente las cosas. Al grupo no le quedó de otra que alejarse un poco, sin dejar de lanzarle miradas ansiosas al doctor que empezaba a sudar frío por tanta presión. Pero, no era para menos, las noticias que traía iban a provocar un revuelo general en aquellas personas.

 

- Empezaré por el señor Uesugi Eiri. Al parecer el accidente no provocó daños graves en él, pero tendrá que guardar cama por dos semanas para recuperarse de aquellos golpes. Aquí tengo una lista de medicamentos que deberán administrarle cada ocho horas. Aunque, como está consciente  si y cumple al pie de la letra las indicaciones, podría ser dado de alta en una semana y descansar en casa.

 

- ¿Está seguro que no se ha roto nada?, ¿no tiene nada en la cabeza? – pregunto Tohma.

 

- Las pruebas mostraron que internamente se encuentra bien. Como le mencioné, solo necesita descanso y la correcta medicación.

 

- Doctor… ¿y cómo se encuentra Shuichi? – preguntó Maiko empezando a inquietarse por el cambio en la expresión del hombre.

 

- No podemos saber nada hasta que despierte, estamos manteniéndolo con suero y algunos medicamentos. Pero, las pruebas tendrán que esperar hasta que reaccione. El paciente Shindou recibió un fuerte golpe en la cabeza, y tiene cortaduras en sus brazos y piernas producto del cristal que de rompió con el impacto. Ya hemos tratado las heridas, solo nos queda esperar a que despierte para saber que tratamiento darle.

 

- ¿¡Cómo que no ha despertado!? ¿¡Por qué!? – dijo Maiko histérica - ¿Acaso está…?, ¿mi hermano está en coma?

 

- No lo está señorita, por favor tranquilícese. Sé que esta es una situación difícil pero no podremos hacer nada hasta que reaccione. Mientras no entre en coma, tenemos la esperanza que despierte más tarde o mañana. Recuerde que tuvo un golpe muy fuerte, felizmente su pulso cardiaco está normal y no presenta fiebre por el momento. Por ahora, es todo lo que podemos hacer.

 

- Lo entendemos doctor, pero… no podemos dejarlo solo esta noche. ¿Podría quedarse alguno de nosotros? – preguntó Hiro intentando mantener la poca calma que aun tenía.

 

- Lo lamento, Shindou-san se encuentra en cuidados intensivos. Aún alguno de ustedes se quedase sería en vano, no podrán verlo hasta que reaccione o den la orden para ello. Pero, les aseguro que se encuentra en buenas manos.

 

El doctor se retiró en esos momentos. Mika y Tohma bajaron hasta la farmacia del hospital para comprar los medicamentos de  Eiri, mientras que Hiro consolaba a Maiko y Mr. K intentaba controlar a Ryuichi que acababa de enterarse al ver las noticias. El cantante quería cancelar unas entrevistas que tendría en los Estados Unidos y regresarse corriendo, pero el rubio lo convenció de que sería en vano, todos debía esperar que Shuichi despertase para poder entrar a verlo. Tatsuha por su lado, se escabulló al cuarto de Eiri y lo encontró dormido del cansancio. Había pensando que decirle sobre el estado de su amante pero, al verlo profundamente dormido, sintió pena por él. Su hermano muy pocas veces había mostrado ese lado vulnerable y en esos instantes, sabía que no estaba en condiciones para escuchar semejante noticia. Además, tenía la esperanza de que Shuichi abriera los ojos pronto y ambos terminasen saliendo juntos del hospital. - Espero que sea así hermano… ¿Qué sería de ti sin ese mocoso? Aún nunca lo digas, sé que él es la persona que más amas en todo el mundo – le dijo en voz baja mientras le acariciaba la cabeza. Luego de esto, salió sin hacer ruido de la habitación.

 

 

Y una vez que todos se hubiesen marchado, las luces de las habitaciones se apagaron y los corredores quedaron sumidos en el más profundo silencio. Eran las dos de la mañana cuando Yuki Eiri se despertó, sintiéndose aliviado por haberse liberado del dolor de cabeza. Su cuerpo estaba pesado y le dolía mucho, el calmante había terminado su efecto y por ello sentía con más fuerza los golpes que había recibido. La única luz provenía de la ventana, de los postes de luz que estaban en el exterior. Y gracias a esa tenue luz pudo apreciar los horribles moretones que tenía en los brazos. Yuki respiró profundamente, poco le importaba su estado de salud, además sabía que no había salido gravemente herido de aquel accidente. Lo único que tenía en mente era a Shuichi. Nadie le había traído noticias acerca del cantante por lo que supuso que aun se encontraba inconsciente. No podía dejar las cosas así, Shuichi se encontraba solo en cuidados intensivos y la sola idea de dejarlo ahí lo atormentaba. Si tan solo sus heridas no fuesen tan graves, si tan solo se encontrara en una habitación como él… pero no, como siempre, el pelirosa había tenido que llevarse la peor parte de todo y pagar las consecuencias. Siempre terminaba pagando por sus errores. Yuki se sentó sobre la cama como pudo y se puso de pie lentamente, mordiéndose los labios para ahogar el dolor. No podría cerrar los ojos hasta verlo, tenía que verlo. Y aprovechando la oscuridad, paso a paso llegó hasta la puerta apoyándose contra la pared. Yuki tuvo que utilizar todas las fuerzas que tenía para poder salir de la habitación y trasladarse por aquel tétrico corredor, tenía una vaga idea a donde tenía que ir gracias a sus breves visitas al hospital. Así que, lentamente bajó por las escaleras de emergencia ya que, si utilizaba el elevador podrían descubrirlo. Solo deseaba unos minutos para ver al chico, pero, al llegar al lugar y escabullirse hasta aquella sala con grandes ventanas de cristal para aislar contaminación alguna, sus ojos se clavaron fijamente en la figura que estaba tendida sobre una cama a pocos pasos de ahí. No podía entrar a ese lugar, solo la enfermera poseía la llave. Pero, desde donde estaba pudo ver a su amante conectado a una maquina que revelaba su pulso cardiaco, los latidos eran muy débiles. Yuki se apoyó contra el cristal, como si deseara atravesarlo para poder tocar el rostro el cantante que parecía estar dormido. Aquel rostro que ahora mostraba algunos cortes  y moretones. Su apariencia era deplorable, sintió que el corazón se le encogía al ver su brazo conectado por medio de una aguja y un tubo hasta el suero que le administraban para evitar que se deshidratara.    

 

Yuki se llevó una mano a la cabeza. En esos momentos hubiese dado lo que sea por escucharlo, por ver aquellos ojos violetas llenos de vida, pero, no había rastro del Shuichi que conocía. Yuki se quedó apoyado largo rato contra el cristal, sus ojos estaban repletos de lágrimas y repetía a cada instante un “perdóname”, como si esto fuese a hacer que su amante mejorase milagrosamente. El escritor no se dio cuenta en que momento su cuerpo lo traicionó, simplemente se desvaneció por el esfuerzo hecho. No obstante, a pesar de hallarse en el suelo, sus labios parecían seguir murmurando aquella palabra…

 

“Perdóname”

 

 

 

 

 

Continuará…


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