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Yo nado para ti. Y tú gimes para mí. por Scarlett_Rose

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Notas del fanfic:

 

He visto los pocos capítulos que han subido de Free! Y, Dios, no puedo dejar de fantasear con los chicos del anime, hay tanto Yaoi escondido en él. Bueno todos me encantan y posiblemente haga más de este anime. Sé que la mayoría piensa que Haruka debe ser uke, pero vamos, Rin es tan bipolar que enternece, primero tan rudo y violeto y al siguiente segundo tan sumiso y deprimente ¡Es tan irresistible!

 

¡A leer!

 

S.R.

Notas del capitulo:

Nombre Fic: Yo nado para ti. Y tú gimes para mí.

Anime & Manga: Free!

Pareja: Nanase Haruka x Matsuoka Rin.

Resumen: Todo lo que esta relacionado con Rin Matsuoka le interesaba. Desde el parecido que tiene con su hermana, hasta su cercanía, esa misma cercanía que le altera el pulso, y otras partes más.

 

Por qué el delfín quiere volverse tiburón. Y Rin conocerá aquella parte posesiva de Haru.

 

Capítulo Único: Situaciones.

 

            Quitó la mirada de su libro, fingiendo darle atención a la conversación que tenían Makoto y Nagisa, ladeo la cabeza, centrándose en la única chica del grupo. Bajo el mismo tono de cabello y ojos, se notaba perfectamente el parentesco que había entre los hermanos Matsuoka.

 

—¿Ocurre algo, Haruka-senpai? —pregunto con suavidad la chica dejando de lado la creación del nuevo programa.

 

Sí se parecen tanto, entonces, Rin tiene…

 

—Tiene rasgos femeninos.

 

—¡Por supuesto! ¡Soy una chica! —hizo una pausa inflando los mofletes—, Que tenga nombre de chico no significa que lo sea.

 

Nagisa se soltó riendo a carcajadas, apuntando con el dedo a la chica y todas las muecas que pasaban por la joven. Makoto hacía un intento por calmar la situación antes de que fuera a mayores.

 

—¡Ha! ¡No te burles! ¡Ustedes son chicos con nombre de chica!

 

—Sí, pero a nosotros no nos molesta. Es más, eso es algo en común, no, es el mismo destino que nos une. —respondio Nagisa tomando prestados los lentes de Rei. Haruka los miro desde la distancia.

 

Apreciaba los momentos que pasaba con sus amigos, incluso ahora les había cogido cariño a Gou y Rei, aun así… aun así, no podía evitar sentir que faltaba algo. No, era alguien, ese alguien era Rin.

 

Porque Rin se volvió en alguien importante en tan poco tiempo, incluso fue capaz de desplazar aquello que era todo en su vida: El agua. Fue fatídico el día en que menciono que se iba a Australia, quería pensar que no le interesaba, que sólo era una persona más la que se iba de su vida, pero no fue así, le afecto. Y nunca le pudo perdonar que le dejara atrás, incluso odio el agua, porque considero que fue su culpa, por ella Rin se había ido, le había robado a su persona especial, después de todo Rin se iba a Australia a una escuela de natación.

 

—¿Son… son ustedes de pequeños? —pregunto Rei con aquella foto en manos.

 

—Sí fue cuando ganamos los relevos. —respondio Makoto con nostalgia, apoyando el codo contra la mesa y sobre su palma su mejilla. Tenía un aspecto soñador, que a Nagisa se le antojo molestar.

 

—¡Makoto versión nerd! —canturreo Nagisa, poniendo las gafas de Rei sobre el ojiverde.

 

—¡Nagisa-kun, le  vas a dañar la vista a Makoto-senpai! —chilló el peliazul intentando separar al menor.

 

—Me voy a casa. —avisó Haruka recogiendo sus libros, se despidió vagamente de los demás, que bien no le dieron importancia por estar centrados en Nagisa, todos excepto Makoto.

 

Makoto notó perfectamente como Haruka escondía aquella fotografía entre las hojas de su libro.

 

::: ::: :::

 

Sports Zero. Suspiró recargando la espalda contra el rejado, ya estaba más que fastidiado con la eterna espera que estaba sufriendo, no podía entender cómo es que sus compañeros podían ser peor que las mujeres respecto a las compras. Tenía dos eternas y fastidiosas horas esperándolos, había visto algunos modelos de trajes, incluso había tomado el trabajo de asesor de imagen, había descubierto una extraña fascinación del capitán Mikoshiba por modelarle cada traje que se probaba, quizá fantaseando que era Gou y no Rin quien lo estaba observando con cara de póker.

 

Golpeteo con el talón de su zapatilla el césped que había debajo de él. Cerró los ojos, chasqueando la lengua irritado. Quizá sí iba y miraba de nuevo los pasillos de las tiendas, probarse algo y pedir el visto bueno de alguien.

 

—¿Rin?

 

Abrió los ojos tan rápido como pudo, casi con un semblante asustado, busco de izquierda a derecha y ahí, a su lado estaba en sujeto que le hacía cambiar de emoción tan abruptamente que sentía que en cualquier momento terminaría siendo bipolar.

 

—¿Haru?

 

No tenía ni zorra idea de cuando comenzó a llamarle por aquel seudo que tanto odiaba el moreno. Aquella molestia que en un principio sintió, ya no estaba y ahora con la cabeza más fría no podía evitar verle aun como su amigo.

 

—¿Qué haces aquí?

 

—Compras —le miró directo a esos ojos tan azules como el maldito oceano—, Nada de nuevo contra mí.

 

Haruka se sorprendió, quizá porque pensó que Rin le abordaría con algo más, pero no, Rin sólo tenía en la cabeza su competencia, verle sólo como el obstáculo que debía superar era jodido. Dio media vuelta para regresar a la tienda.

 

—Yo no nado para ti.

 

Se separó del rejado, caminando a zancadas hasta él, le cogió del hombro con fuerza, haciendo que girara su cuerpo, después a tropezones le hizo retroceder hasta empotrarlo contra el mismo rejado que él había usado como soporte. Sus dos brazos se estrellaron a su costado, evitando que lograra salir.

 

—No —acercó su rostro, demasiada cerca para estabilidad del moreno— Tú nadas para mí

 

La intensidad de su mirada, la pasión en sus palabras aceleraba su corazón y hacían que sus pupilas chispearan. Crispo los dedos en el rejado, intentando contener sus emociones y acciones.

 

—¡Rin-senpai!

 

Le llamaban. Rin notó lo comprometedora situación que estaban haciendo, se alejó con suavidad del chico, apenado con lo apasionado que había sido su actitud. Es sólo que Haruka le hacía hacer cosas que no tenía en planes, era como una explosión de emociones.

 

—Lo siento —dijo dándole la espalda para ir hasta la tienda.

 

Haruka le siguió con la mirada. El delfín está cansado de ser la victima del tiburón.

 

::: ::: :::

 

Se había pasado. No debió ser tan… tan él. Desde que le conoció le intrigo su forma de ser, y le motivo a acercarse y ser amigos. Pensar en Haruka era normal en él, era su amigo y al mismo tiempo su enemigo a vencer, sin embargo ahora adulto, acepta que quizá no era muy de amigos toda la atención y sentimientos que había hacía Haruka y por lo mismo, porque ya era un chico de diecisiete años, consiente y maduro, se negaba rotundamente a repasar sus emociones y llegar a una conclusión demasiado sentimental para su agrado.

 

Miró el traje que iba a medirse, frunció el ceño y maldijo haberle dejado a su compañero elegir. Era un rainbow y el otro era con estampado de estrellas y mariposas coloridas.

 

«Mierda, mierda… ¡Mierda!».

 

Se desvistió con verdadera pereza. Tomó el rainbow y a mala gana, paso a ponérselo, esperaba que Haruka y los demás ya hubieran terminado sus compras o al menos no anduvieran cerca. Se miró en el espejo, y no se reconoció, quizá le quedaba, pero no pegaba nada con su estilo. Tronó la lengua, le quitó el pasador a la puerta y abrió buscando al culpable de su vergüenza.

 

—¿Nitori?

 

Arrugo el entrecejo y lentamente viro, buscando al dueño de aquella intensa mirada que le ponía los pelos de punta.

 

—¡¿Haru?! —chilló con las mejillas enrojecidas. Ya que Dios le tiene de bajada, al menos le hubiera puesto a cualquiera menos a Haruka. Viro para entrar a su cubículo, sin embargo, no se esperaba aquel empujón y menos que Haru se incluyera en su espacio, cerrando con pasador la puerta—, Haru… hay más cambiadores, ¿sabes? —dijo intentando darle y darse a sí mismo espacio en tan reducido lugar.

 

—Sí yo nado para ti, entonces… ¿Tú qué haces por mí? ¿Sonríes para mí? ¿Vives para mí? —se acercó, y esta vez fue Haruka quién le acorralo. Rin parecía ajeno, no entendía y quería explicarse, pero su compañero le ponía la mente en blanco, eso más la posibilidad de ser atrapado en un cambiador con otro chico—, ¿Gimes para mí?

 

Le vio directo a los ojos sin entender la última oración. Abrió los labios para preguntar.

 

—Ahh —gimió sonoramente por la sorpresa que le había causado el sentir presión sobre su entrepierna. Una parte por el breve estímulo y la otra por llevar aquel ajustadísimo traje de baño que hacía más intenso cualquier rose—, ¿Qué demonios crees que ha—?. Har~u

 

—Sí, es así. Yo nada para ti, pero tú gimes para mí.

 

Las mejillas del pelimorado estaban intensamente enrojecidas. Parecían manzanas maduras, se inclinó para saborear con su lengua la ruborizada mejilla, causando un sofocante suspiro en Rin. No sabían a manzana, pero sabían a Rin y eso era mucho mejor.

 

—Deja ya este juego, Haru —dijo con molestia Rin, removiendo su cuerpo para escapar y pasar por su lado, al demonio si tenía que pasearse por toda la tienda con ese rainbow, sólo quería salir y encontrar a alguien de su escuela o incluso sus antiguos compañeros, cualquier cosa era mejor que seguir en plan de amantes ocasionales con Haruka.

 

Estrello los brazos contra la puerta, evitando que llegara a abrirla. Recargó la frente contra su espalda desnuda, respirando contra su piel. Rin causa que el delfín quiera volverse tiburón.

 

—No es un juego, es la realidad —irguió el cuerpo besando pausadamente su espalda, hombros y los omoplatos, dando escalofríos al cuerpo de su amigo. Mantuvo los labios contra su piel, besando el área entre su hombro y su cuello. Las manos de Haru recorrían desde su pecho hasta su vientre, produciendo descargas sobre su cuerpo. Se mordisqueo los labios, apretando la mandíbula con fuerza, su cuerpo estaba paralizado, en su mente deambulaba una sola frase, que su cerebro se negaba a llevar a cabo: ¡Muévete! Y su boca no era una opción, no si no sabía si eran palabras lo que iban a salir de ella.

 

Los pulgares hacían caricias circulares sobre su pelvis, con los mismos comenzó a tironear del traje de baño para hacerle descender. El siguiente movimiento era un poco difícil, Rin iba a oponerse, le conocía bien.

 

—Haru, no te atrev—

 

Se cortó golpeando con fuerza su frente contra la puerta de caoba. Sufría espasmos y el cuerpo, ni la mente le respondían, sólo sabía que tenía una mano fría dentro de su rainbow, envolviendo con la palma su sexo.

 

No sabía que sentir, estaba entre la vergüenza y la molestia. Estaba confuso, ni en sus más locos sueños había visto a Haru tan “iniciativo”, es más, este Haru le hacía sentir débil y era una sensación que no se le antojaba.

 

Con la mano libre, tiró del bañador con fuerza dejando parte de sus largos muslos al descubierto. Sonrió ladino, aun con los labios contra su piel, pasó la lengua sobre su hombro, mordiendo con suavidad, un nuevo gemido broto de la boca de su amigo

 

—Rin. Reaccionas —menciono con un tono aterciopelado, haciendo mención sobre esa parte de su amigo que continuaba presa entre sus dedos. Las mejillas del chico se colorearon como focos recién encendidos.

 

Envolvió con suavidad su miembro, acariciando con cautela su longitud. El cuerpo de Rin se puso tan rígido como una tabla, y su respiración comenzó a ser acelerada y sin ritmo. Acarició con las yemas su brazo, trazando una línea imaginaría desde la muñeca hasta el dorso de su mano, entrelazo sus dedos para después mantenerla contra la puerta. El sexo de Rin se endurecía bajo su toque pausado, y el pre-semen, hacía aparición ayudando al subir y bajar de su mano.

 

La respiración de Haru era igual de irregular que la de Rin, y su temperatura corporal estaba elevándose, su mismo cuerpo estaba reaccionando positivamente ante la masturbación que le hacía a su amigo. Sus ojos estaban fijos en algún punto en la madera de la puerta. Quitó el agarre sobre su sexo, y una exclamación ahogada escapo del pelimorado.

 

—Rin —hizo un chupón en su cuello, rodeando su muñeca, guio su brazo hasta su entrepierna, los dedos de Matsuoka envolvieron su propio sexo, y la mano de Haru  se posó sobre su dorso, marcando el ritmo y también evitando que Rin dejara de masturbarse a sí mismo. Dio dos pasos, desapareciendo la poca distancia que había entre los dos cuerpos.

 

Balanceo su cadera contra los glúteos de Rin. Haciendo notar lo duro que estaba su sexo, ronroneo placenteramente contra el oído de Matsuoka, lamió su oreja y su mordisqueo el lóbulo.

 

—Hmg~h… Ha—a~h

 

Los gemidos de Rin era sensuales, muy sensuales, pero lo más lancetero y excitante era la cooperación, y mejor dicho, aceptación que estaba teniendo Rin para lo que estaban haciendo. Sí bien continuaba con la frente pegada a la puerta, su mano no ponía resistencia alguna a los movimiento que él imponía y tampoco hacía intento de alejarse para dejar de sentir el miembro de Haru contra él.

 

—¿Rin-senpai? —llamó Nitori dudando si su compañero continuaba en ese cambiador o de nuevo había escapado para evitar su fastidio y aburrimiento. Rin sintió que el corazón sufría un paro, definitivamente Dios tenía algo en su contra, movió las manos intentando soltarse de alguna forma, pero debía reconocer que Haru tenía más fuerza de la que aparentaba, y el ojiazul no parecía con intención de terminar, contrariamente tanto el ritmo de su masturbación con el balanceo de su cadera se aceleró, y por más que mordiera sus labios, no iba a poder callar los gemidos.

 

—Te van a escuchar, Rin.

 

¡Lo sabía! ¡No dudaba ni tantito que sus palabras se cumplieran! Le volteo a ver por encima de su hombro, intentando poner una mueca de molestia, sin embargo, dudaba que su rostro fuera de enojo. Haru le empujo contra la puerta, haciendo maniobras para poder alcanzar sus labios y besar con fuerza a su amigo.

 

Rin no se esperaba que le besaran. Las pupilas se agrandaron como platos, y después de sentir la lengua de Haru acariciando sus labios, dejó de pensar y se concentró en devolver el beso, mientras el ambiente volvía a ser sólo de dos. Mordía sus labios con suavidad y fuerza, dejándolos rojos e hinchados.

 

Dejó de besarle, solo para continuar escuchando sus gemidos, Nitori se había ido en busca de su desaparecido senpai, sus cabello se pegaba con delicia a su rostro, saboreo el sudor en su piel, recargo la nuca contra el hombro de Haru, su cuerpo se sentía pesado y torpe, se saboreó los labios, cerrando los ojos, sintiendo como su cuerpo llegaba al orgasmo.

 

Haru, quería continuar hasta finalizar pero no era el mejor lugar, además, Rin debía estar muy consiente de lo que quería, por hoy había sido suficiente diversión, aunque el continuara con un problemita entre las piernas. Beso constantemente su hombro desnudo.

 

Rin se movió, arreglando su ropa, poco importaba ensuciar el rainbow, evitó ver a Haru mientras recogía su ropa, pasó a su lado como si no existiera.

 

—Rin —le tomó del brazo antes de que saliera completamente del cambiador—, La próxima vez que nos veamos… no me detendré.

 

«Lo sé».

 

Salió del cubículo intentando pasar por alto todo. A Nitori, a sus sentimientos y a Nanase Haruka.

 

Notas finales:

Si llegaron aquí, pues gracias por leer. Es un medio-lemmon, pero sí alguien se quedo con ganas de más, dejan un comentario y haré un segundo capitulo, después de todo, Nanase-kun se lo dejó claro a Rin: «La próxima vez que nos veamos, no me detendré».

 

¡Sex~y! Bendito anime -babeando- Bueno, hasta la próxima. 


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