Era el cumpleaños del moreno y había decidido irse a casa temprano, realmente estaba demasiado cansado, las exigencias en su universidad eran demasiadas, por lo que no tenía ánimos para irse a celebrar como le habían dicho Sasayama y Karanomori. En sí, todos sus amigos le habían propuesto el salir a celebrar, pero el sólo deseaba llegar a su habitación y descansar, posiblemente como cada vez que tenía un poco de tiempo libre, querría leer un libro en compañía de su extraño compañero de habitación e irse a la cama.
Así que estaba un poco ansioso, no se había percatado, pero parecía ser que tenía muchas ganas de pasar ese cumpleaños con aquel joven de plata que le intrigaba, pues aun cuando discutía seguido con él, también sentía una gran atracción.
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Cuando llegó a su habitación, para sorpresa suya su compañero no estaba en ella, se sentía un tanto decepcionado, pues en la mañana tampoco había alcanzado a verlo, pues el albino no había llegado a dormir. Sin más se metió a bañar para relajarse un poco en la tina y olvidar sus preocupaciones.
Cuando finalmente salió, se encontró a su compañero leyendo tranquilamente en su cama junto a la ventana, y que al verlo se levantó de inmediato con una sonrisa suave.
- Feliz cumpleaños, Kougami- dijo entregándole un pequeño regalo.
El moreno, que realmente no esperaba un presente por parte del de orbes ámbar, sonrió sin siquiera notarlo.
- Gracias- dijo simple, mientras veía como el albino se dirigía al frigorífico- ¿puedo abrirlo?- inquirió más que nada para intentar hacer conversación, algo no muy común.
- Sería conveniente, a menos que solo quieras observar la envoltura- mencionó sarcástico, mientras sacaba un pequeño pastel y servía un par de tazas de café.
- ¿Compraste un paste?- volvió a preguntar con algo de sorpresa mientras se aproximaba a él.
- No, pasé la tarde completa como esclavo en la cocina, mientras un enano me azotaba- dijo a modo de broma el albino- siéntate- pidió mientras servía el postre y las tazas de café en la pequeña mesa que compartían e iba por un libro para leer él.
El azabache por su parte comenzó a abrir su regalo mientras el albino terminaba de acomodar todo.
- Esto es…
- La primera edición de “La larga marcha” de Stephen King- dio un pequeño sorbo a su café, fingiendo no darle importancia al hecho de que había recordado el libro favorito del moreno, mientras simulaba leer el libro que llevó para sí mismo, sin embargo, no logró disimular un ligero sonrojo que adornó su rostro.
El azabache sin notarlo, dulcificó la expresión de su rostro y se dispuso a leer su libro nuevo junto al albino, disfrutando su cumpleaños justo como lo deseaba.
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Era el cumpleaños del moreno y había decidido irse a casa temprano, realmente estaba demasiado cansado, las exigencias en su universidad eran demasiadas, por lo que no tenía ánimos para irse a celebrar como le habían dicho Sasayama y Karanomori. En sí, todos sus amigos le habían propuesto el salir a celebrar, pero el sólo deseaba llegar a su habitación y descansar, posiblemente como cada vez que tenía un poco de tiempo libre, querría leer un libro en compañía de su extraño compañero de habitación e irse a la cama.
Así que estaba un poco ansioso, no se había percatado, pero parecía ser que tenía muchas ganas de pasar ese cumpleaños con aquel joven de plata que le intrigaba, pues aun cuando discutía seguido con él, también sentía una gran atracción.
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Cuando llegó a su habitación, para sorpresa suya su compañero no estaba en ella, se sentía un tanto decepcionado, pues en la mañana tampoco había alcanzado a verlo, pues el albino no había llegado a dormir. Sin más se metió a bañar para relajarse un poco en la tina y olvidar sus preocupaciones.
Cuando finalmente salió, se encontró a su compañero leyendo tranquilamente en su cama junto a la ventana, y que al verlo se levantó de inmediato con una sonrisa suave.
- Feliz cumpleaños, Kougami- dijo entregándole un pequeño regalo.
El moreno, que realmente no esperaba un presente por parte del de orbes ámbar, sonrió sin siquiera notarlo.
- Gracias- dijo simple, mientras veía como el albino se dirigía al frigorífico- ¿puedo abrirlo?- inquirió más que nada para intentar hacer conversación, algo no muy común.
- Sería conveniente, a menos que solo quieras observar la envoltura- mencionó sarcástico, mientras sacaba un pequeño pastel y servía un par de tazas de café.
- ¿Compraste un paste?- volvió a preguntar con algo de sorpresa mientras se aproximaba a él.
- No, pasé la tarde completa como esclavo en la cocina, mientras un enano me azotaba- dijo a modo de broma el albino- siéntate- pidió mientras servía el postre y las tazas de café en la pequeña mesa que compartían e iba por un libro para leer él.
El azabache por su parte comenzó a abrir su regalo mientras el albino terminaba de acomodar todo.
- Esto es…
- La primera edición de “La larga marcha” de Stephen King- dio un pequeño sorbo a su café, fingiendo no darle importancia al hecho de que había recordado el libro favorito del moreno, mientras simulaba leer el libro que llevó para sí mismo, sin embargo, no logró disimular un ligero sonrojo que adornó su rostro.
El azabache sin notarlo, dulcificó la expresión de su rostro y se dispuso a leer su libro nuevo junto al albino, disfrutando su cumpleaños justo como lo deseaba.
Era el cumpleaños del moreno y había decidido irse a casa temprano, realmente estaba demasiado cansado, las exigencias en su universidad eran demasiadas, por lo que no tenía ánimos para irse a celebrar como le habían dicho Sasayama y Karanomori. En sí, todos sus amigos le habían propuesto el salir a celebrar, pero el sólo deseaba llegar a su habitación y descansar, posiblemente como cada vez que tenía un poco de tiempo libre, querría leer un libro en compañía de su extraño compañero de habitación e irse a la cama.
Así que estaba un poco ansioso, no se había percatado, pero parecía ser que tenía muchas ganas de pasar ese cumpleaños con aquel joven de plata que le intrigaba, pues aun cuando discutía seguido con él, también sentía una gran atracción.
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Cuando llegó a su habitación, para sorpresa suya su compañero no estaba en ella, se sentía un tanto decepcionado, pues en la mañana tampoco había alcanzado a verlo, pues el albino no había llegado a dormir. Sin más se metió a bañar para relajarse un poco en la tina y olvidar sus preocupaciones.
Cuando finalmente salió, se encontró a su compañero leyendo tranquilamente en su cama junto a la ventana, y que al verlo se levantó de inmediato con una sonrisa suave.
- Feliz cumpleaños, Kougami- dijo entregándole un pequeño regalo.
El moreno, que realmente no esperaba un presente por parte del de orbes ámbar, sonrió sin siquiera notarlo.
- Gracias- dijo simple, mientras veía como el albino se dirigía al frigorífico- ¿puedo abrirlo?- inquirió más que nada para intentar hacer conversación, algo no muy común.
- Sería conveniente, a menos que solo quieras observar la envoltura- mencionó sarcástico, mientras sacaba un pequeño pastel y servía un par de tazas de café.
- ¿Compraste un paste?- volvió a preguntar con algo de sorpresa mientras se aproximaba a él.
- No, pasé la tarde completa como esclavo en la cocina, mientras un enano me azotaba- dijo a modo de broma el albino- siéntate- pidió mientras servía el postre y las tazas de café en la pequeña mesa que compartían e iba por un libro para leer él.
El azabache por su parte comenzó a abrir su regalo mientras el albino terminaba de acomodar todo.
- Esto es…
- La primera edición de “La larga marcha” de Stephen King- dio un pequeño sorbo a su café, fingiendo no darle importancia al hecho de que había recordado el libro favorito del moreno, mientras simulaba leer el libro que llevó para sí mismo, sin embargo, no logró disimular un ligero sonrojo que adornó su rostro.
El azabache sin notarlo, dulcificó la expresión de su rostro y se dispuso a leer su libro nuevo junto al albino, disfrutando su cumpleaños justo como lo deseaba.