Prólogo: Sueños
Kim Him Chan, visual del ya tan famoso y aclamado grupo B.A.P, se habían adjudicado infinitas veces el título de ‘Mejor Grupo Rookie 2012’ y este año, esperaban que todo siguiera igual o hasta mejor. Estaba despierto desde hacía ya varias horas, contemplaba el techo con tranquilidad, rodó los ojos a la cama vecina, ahí reposaba el líder del grupo: Bang Yong Guk, el hombre que le robaba el sueño, dejó ir un suspiro, y se levantó. Miró atento si su compañero seguía dormido, había vuelto demasiado tarde de la empresa, a veces Him Chan odiaba cuando se avecinaba un comeback, su YongGuk exageraba en las horas de trabajo en el estudio pero ver esa cara de felicidad del mayor cada que se anotaban un logro, hacía feliz a Him Chan haciendo que olvidara todo ese malestar de no tenerlo tan cerca como parecía ser.
Caminó rumbo a la cocina intentando hacer el menor ruido posible, no quería despertar a nadie, empezó a preparar un desayuno sustancioso para todos los miembros de B.A.P, esos chicos habían cambiado su vida. Le hacían tan feliz.
Sobre todo aquel chico de apariencia ruda pero que solo él sabía quién era realmente, claro que le conocía, había un secreto entre ellos, nadie más lo sabía pero estaban juntos desde hacía unos meses atrás. Eso bastaba para hacer sonreír al segundo mayor de B.A.P, preparaba unos esponjosos Hot cakes, estaba tan absorto en su labor que no se dio cuenta de una presencia en la cocina sino hasta que sus fuertes brazos le rodearon por la cintura mientras sus labios depositaban un beso en la nuca para seguir por el cuello hasta llegar a la comisura de sus labios. Solo se dejaba querer.
—Bang— susurró el menor.
— ¿Por qué estás despierto tan temprano?—Le abrazó con más fuerza.
—No tenía sueño, quise avanzar con el desayuno. — Se encogió de hombros como si fuera algo a lo cual no darle tanta importancia.
YongGuk iba responder cuando un estruendo lo sacó de su ensoñación con el menor, toda la habitación se sacudía.
— ¡Hyungs!, ¿qué está pasando? — Gritaron dos aterrados chicos desde su habitación
—Zelo, JongUp. — Susurró preocupado el segundo mayor. Ellos aún eran niños que prácticamente habían sido arrancados de los brazos de sus madres.
—Tranquilos, pasará, ya pasará. — Pidió el líder, con la débil esperanza, que todo volvería a la normalidad.
‘Solo es un sismo’, pensó para sí, pero estaba realmente asustado. No sabía que pasaba, el movimiento no parecía querer cesar, de pronto un ruido más ensordecedor que el primero. El piso se desgajó, todo se volvió oscuro, no hubo más luz, no supo de los demás.
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Llamó en la oscuridad pero nadie respondió, no hubo respuesta, se encontraba solo, solo en medio de la oscuridad, sumergido en la soledad y eso le asustaba a Kim Him Chan
— ¿Dónde estás? — Susurró y no hubo respuesta, las lágrimas empezaron a surgir…
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— ¡NO! — Gritó incorporándose de pronto de la cama, sudaba, un sudor frío le invadía el cuerpo, su cuerpo empezaba a tiritar, miró el reloj en su mesa… 03:30 am. —Maldición. — Murmuró.
De nuevo las pesadillas le acosaban, en sueños nunca estaba tranquilo, siempre soñaba con esas personas, aunque en él sabía quiénes eran al despertar no los recordaba ni el color del cabello.
—Malditos sueños, ya dejen de atormentarme. — Se dejó caer sobre el viejo colchón de su rústica habitación. No sabía qué hacer con esta situación, ¿hablar con un psiquiatra? Ni loco, le quitarían la licencia y dejaría de servir a la milicia.
Era un soldado, no el de rango más alto pero si de los mejores. Tenía todo lo que las fuerzas armadas buscaban, táctica, inteligencia, sabía pensar a presión, podía engañar fácilmente al enemigo con esa blanca sonrisa que deslumbraba a todos por igual. Él era perfecto. Era Kim Him Chan
— ¿Quién eres? — El silencio fue su respuesta.
¿Pero quién era esa persona que buscaba entre sueños? Soltó un chasquido con los deds, a quien diablos le importaba, él no tenía tiempo por esas cosas. Él era un soldado, un guerrero y no se iba a distraer con pequeñeces, más con los rumores de guerra con un planeta vecino.
Miró por la ventana, había leído en muchos libros que alguna vez este planeta había sido verde, lleno de vida, y que incluso le llamaban ‘El planeta Azul’ por la inmensa cantidad de agua que existía en aquel entonces, debería cambiar de apodo, ahora solo veía edificios, autos con propulsores que le hacían flotar a la altura de su hogar, vivía en el piso más alto de una ciudad en un planeta gris.
Seúl ahora era la ciudad que alguna vez muchos soñaron milenios atrás, esto sí era una ciudad del futuro, donde solo los más capaces de adaptarse pudieron sobrevivir.
Regresó a la cama, sabiendo que no conciliaría el sueño, decidió encender la televisión, las aburridas noticias, nada que él no supiera pero no quería permanecer en silencio en esa habitación, la sentía tan inmensa a pesar de lo pequeña que era, la soledad le atacaba de nuevo. Un sentimiento interior le decía lo mucho que extrañaba tener un cuerpo en su cama. Tanteo el lado frío y esbozó una nostálgica sonrisa.
De nuevo ese anhelo de compartir con alguien sus solitarias noches. Sacudió con la cabeza, removiendo ese absurdo deseo, cada cinco minutos le atacaba y siempre lo alejaba pero cada vez era más intenso, quería concentrarse, debería concentrarse. Evadió su respuesta de nuevo con el rumor de las masas, la gente decía que una inevitable guerra estaba por llegar, eran solo rumores, guerras como aquellas que hace tantos años enfrentaron los humanos… Pero ahora eran solo eso, rumores.