“ Ángel caído “ (JongLo)
“ Amigo, hijo de prestigioso un caballero de la corona bendita
Amigo, mi amistad más prohibida
Amigo, no puedo romper con las reglas de mi religión
De mi bando
Sería peligroso para los dos
No puedo permitir que sufras daños
A mí que me hagan lo que quieran
Pero para nada me perdonaré
Si algún daño tu sufrieras por mi culpa “ – De Moon Jong Up para Zelo
Zelo, hijo de un caballero prestigioso de la corona bendita, los reyes de Ciudad Mágica Bendita… Zelo era un ángel, se dedicaba a exterminar seres malvados que osaran de pisar territorio bendito para hacer daño a los pobladores, a curar los daños de los heridos en alguno de los constantes enfrentamientos con la parte Maldita de la dimensión mágica; además, eran seres llenos de pureza y que tenían reglas muy estrictas en cuanto a cosas que pudiesen quitarles su pureza, el contacto sexual antes del matrimonio y el contacto ya sea amistoso o amoroso con seres que no sean benditos (incluyendo a los de bando neutral).
Estaba todo bien, salvo por un problema: él estaba enamorado de Jong Up, heredero al trono maldito y por tanto hijo de los reyes de ciudad mágica maldita, si alguien se enterara de aquel enamoramiento, Zelo, si la corona bendita así lo decidía, podían torturarlo o matarlo.
Pero Zelo (y Jong Up también) estaban dispuestos a renunciar a todo por el gran amor que se tenían. Y el hecho de que el mayor impusiera su religión por el hecho de ser heredero a la corona maldita por encima del amor lo destrozaba por dentro.
. . .
Ha Na - ¿Qué sucede, Zelo?
Zelo dudó de decirle, pero era una de sus mejores amigas así que decidió confiarle ese hecho; ella nunca le había contado a nadie sus secretos.
Zelo – Necesito que me prometas que no le contarás a nadie. Podría ponerlo en peligro a él.
Ha Na se tensó.
Ha Na – Sí, dime.
Zelo – Yo soy… O más bien era, amigo del heredero a la corona maldita, Moon Jong Up… Ahora no sé qué somos realmente porque nos amamos, pero estamos indecisos.
Ha Na - ¡¿QUÉ HAS DICHO, ZELO?! – Exclamó muy asustada
Caballero 1º - ¿Ha sucedido algo?
Ha Na – No, no ha sucedido nada.
Caballero 2º - Zelo, nos han estado llegando muchas cartas del heredero al trono maldito, Moon Jong Up, ya sabe usted que no podemos ver su correspondencia, así que, ¿podría usted revisar las cartas para ver si hay alguna amenaza de muerte o de declaración de guerra en ellas?
Zelo se tensó y no paso desapercebido.
Caballero 2º - Creo que debemos tomar eso como un “sí”, no se preocupe, estaremos vigilando.
Caballero 1º - Tenemos presente que vosotros, los ángeles hijos de los caballeros de la corona, tienen poderes que no son suficientes para defenderse ante un ataque de un brujo tan poderoso… Si su padre así lo decide, le pondremos caballeros protectores.
Los caballeros se retiraron y la amiga de Zelo lo miró severamente.
Ha Na – Espero que no hayas perdido tu virginidad con él, en caso contrario te matarán, tenlo seguro.
Zelo – Aunque no me creas, a pesar de que lo conozco hace ya un año, sigo siendo virgen… Amiga, haré todo para estar con él, nuestros sentimientos por encima de todo – Dicho esto pensaba irse, pero Ha Na lo siguió
Ha Na - ¿No estarás pensando eso, o sí? – Zelo sacó sus alas típicas de ángel y fue desapareciendo por los cielos – ¡Zelo! ¡Vuelve! ¡Te matarán! – Pero fue en vano, vio como la figura de uno de sus mejores amigos desaparecía por los cielos para quizás no volver – Debí haber traído mi escoba y haberte seguido.
Victoria - ¿Qué ha pasado con Zelo? – Dijo acercándose con Amber y Sulli
Ha Na – Él está enamorado del heredero a la corona de ciudad mágica maldita.
Amber - ¡Oh no! Hay que detener esto, ¡lo matarán!
Sulli – Pero, ¿y si no lo matan y lo someten a una gran tortura o cortan sus alas? – Comentó muy asustada
Ha Na – Yo pienso que es más probable que lo torturen, no creo que lo maten, es uno de los ángeles más importantes de nuestra corona.
. . .
Zelo y Jong Up se volaban por los cielos, se dirigían a ciudad mágica bendita ya que en ciudad mágica maldita podrían descubrirlos por el alto nivel de vigilancia.
. . .
Aterrizaron en una parte del jardín del palacio de los gobernadores donde vivía Zelo junto a su padre y se ocultaron en la parte del jardín con techo. No había jardineros en ese horario así que aprovecharon para conversar lo que creían que debían conversar.
Se generó un silencio algo incómodo.
Jong Up – Lo que te dije en la carta lo dije porque quiero protegerte a ti. A mí me da igual si me matan o me someten a la peor de las torturas.
Zelo sollozó; al parecer debía guardarse el gran amor que sentía por el mayor para él mismo para siempre.
Jong Up – Pero, eso no quita que… Podamos amarnos en privado – Habiendo dicho esto esbozó una pícara sonrisa
Por primera vez sus labios se juntaron (y seguramente también hubiese sido la primera vez que los labios de dos personas de gran importancia de bando opuesto), primero era un beso tierno, que luego se intensificó, aquello era peligroso más para Zelo que para Jong Up; pero a Zelo no le importaba; él amaba a Jong Up con todo su ser.
Jong Up durante el beso comenzó a desabrochar la túnica de Zelo hasta cortar el beso para dejarla caer a sus pies, dejándolo completamente desnudo; su cuerpo era realmente hermoso.
Jong Up sacó sus prendas y se lanzó a besar el cuello de Zelo, provocando que jadeos sonoros salieran de la boca del menor.
Zelo – Házlo ya. – Pedía entre jadeos y pequeños gemidos, al parecer lo quería demasiado como para perder su virginidad de modo prohibido con él.
Jong Up lo sentó en el suelo contra la pared, le levantó una pierna pasándola por su hombro y le penetró. Se escuchó un sonoro gemido de placer salir de la boca entre abierta de Zelo.
Comenzó a embestirlo fuertemente, yendo por momentos algo lento para entrar lo más que podía en él; no había modo de parar con aquel acto tan delicioso por más malo y pecaminoso que fuese, al menos no para el mayor con los gemidos de placer que dejaba salir el menor.
Los gemidos de ambos se hicieron más fuertes a la par de que aumentó el ritmo; eran tan fuertes que seguro los descubrirían, pero nada importaba, al menos no mientras que se tuvieran entre sí.
Caballero 1º - ¿Zelo? ¿Zelo dónde estás?
Antes de poder parar, entro el caballero que había preguntado por la carta junto a su compañero y un tercer caballero.
Caballero 2º - Ya veo porqué llegaban tantas cartas del próximo gobernador malvado.
Caballero 3º - ¿Lo han hecho más veces, verdad? – Cuestionó mientras que los tres caballeros apuntaban con las espadas a la pareja
Jong Up – No se atrevan a herir a Zelo – Dicho esto hizo un hechizo para que los dos quedaran vestidos y amenazó con atacar
Caballero 1º - ¡ALERTA! – Gritó de tal modo que se escuchó de todo el palacio – ¡Intruso en el jardín interno!
Jong Up tomó la mano de Zelo y lo posicionó detrás de él; el menor se abrazó a fuertemente a su ropa.
Los pasos de algunos caballeros se escucharon desde el jardín interno; Zelo y Jong Up se separaron y se miraron.
Entre los caballeros llegó el padre de Zelo, mirando entre dudoso y asustado la escena.
Zelo se abrazó a sí mismo en señal de lamentación y vergüenza.
Caballero 1º - Sí, cúbrete. Cúbrete para ver si tu padre así te perdona haber perdido tu virginidad antes del matrimonio y con el heredero al trono maldito.
Padre – Sí, laméntate, no quiero imaginarme cómo sus sucias manos han tocado tu ya corrupto cuerpo.
Zelo – No han sido sus manos las que me han tocado, padre, han sido sus manos transmitiendo un gran sentimiento de amor, que es distinto. Y ha sido bajo mi permiso. Han sido mis gemidos los que lo han incitado. Padre, no hay culpa mientras haya sentimiento.
Padre – Hay culpa porque usted, jovencito, al cual me da vergüenza llamar hijo, ha dejado su pureza digna de ángel de lado. Hijo, si así debo llamarte, usted por religión debía conservar su pureza hasta que la mujer u hombre indicado por los reyes sea la o el que te quite su virginidad el mismo día de la ceremonia. No sólo has desobedecido a esta norma, perdiendo así todo signo de honra en tu nombre y quizás hasta parte de la mía.
Zelo – Lo sé padre, lo he hecho con alguien del otro bando, si le matas, mátalo conmigo.
Padre – Vergüenza me da no poder condenarte a la lapidación o a la tortura. Esto ha pasado porque tu eres hijo de un noble de la corona bendita y no se te puede condenar, aún así, nadie volverá a verte como antes ni a tratarte con el mismo respeto, hijo mío… Y tu – Señaló a Jong Up – Morirás bajo mi espada ahora mismo.
Cuando el padre se fue acercando para matarlo y enterró la espada, sintió un cuerpo caer de rodillas y otro agarrándolo fuertemente del cuello. Abrió los ojos que tenía cerrados de la ira, y al terminar de abrirlos se horrorizó; Zelo se había interpuesto en el momento justo, y en vez de matar a Jong Up, había matado a Zelo, a su hijo, hijo que a pesar de todo, le seguía queriendo muchísimo por más enojado que estuviese.
Jong Up - ¡¿QUÉ HA HECHO?!
Padre – Oh no, lo he matado – Balbuceó dolorosamente
Jong Up - ¿Ahora le importa que su hijo al que tanto amaba esté muerto después de todo lo que osó decirle?
Padre – Aunque haya cierto rencor en mí por la pérdida temprana de su pureza… Eso no quita el hecho de que lo quería muchísimo, en pasado, porque ahora sólo queda su cuerpo.
Jong Up – Máteme a mí también entonces… He sido yo el que lo ha enamorado con miradas, con actitudes, fui yo el que le incitó a cometer este acto. Descargue su ira en mí y lléveme a donde está él, bien lo tengo merecido.
Padre – Con todo gusto te mataría, pero no puedo, he perdido todo lo que me quedaba, él era lo único que me quedaba, y yo mismo lo he matado.