NARRA CHEN
Me encontraba tirado en cama, mirando fijamente la puerta del baño en la habitación de hotel que compartía con Xiumin, pues habíamos viajado a China para la grabación de un programa.
Él se estaba duchando y yo esperaba mi turno. Me senté en la orilla del colchón y comencé a quitarme la ropa para hacer un poco el tiempo. No pude evitar pensar en cómo se vería el torso de Seok-hyung desnudo… Lo había visto alguna vez sin camiseta en las prácticas, pero desde su drástica bajada de peso no permitía que nadie lo viera al descubierto. La verdad, ese era un tema que me preocupaba mucho: su peso. Antes estaba perfectamente, pero él se emperraba en que seguía gordo y necesitaba adelgazar. Y así había sido, había adelgazado, pero demasiado.
El ruido de la puerta abriéndose me sacó de mi ensoñación. Era Minseok, que salía cubierto con un albornoz. Su pelo aún estaba mojado y gotas de agua recorrían sensualmente su rostro y cuello.... espera, ¿Sensual? ¿Desde cuándo pienso que mi Hyung es sensual?
Me acerqué a sigilosamente mientras él cogía su pijama de la maleta y lo abracé por la espalda. Ni siquiera sé porqué hice eso, simplemente salió de mi esa necesidad de acunar su cálido y delgado cuerpo entre mis brazo, la necesidad de protegerlo. Proteger a la persona que… ¿Amaba? ¿Yo amaba a mi hyung? No pude seguir divagando, ya que se giró. Nuestros rostros estaban a unos simples centímetros. Distancia que podía desaparecer con un solo movimiento. Un ansiado movimiento. Pero tal movimiento no sucedió.
-J-Jo-Jongdae-sshi, ¿N-ne-necesitas algo? –Preguntó nerviosamente mientras los colores, en concreto el rojo intenso, cubrían su rostro. ‘’Qué lindo…’’. Me encantaba verlo sonrojado.
-Hyung, estás muy delgado ya, ¿No crees que deberías dejar la dieta? Me preocupas mucho.- Conteste con un intento de lindo puchero. La ternura no iba realmente con mi personalidad, pero Minseok hyung siempre sacaba mi lado más infantil.
-Ya hemos hablado de esto. Yo realmente creo que necesito perder unos quilos más y ya está. Cuando lo consiga lo dejaré, te lo prometo, pero mientras tanto, no te preocupes, ¿De acuerdo? – Contestó con cierta molestia zafándose de mi agarre. No sé que había dolido más, si el que se hubiera molestado conmigo o que se hubiera separado de mí, pero tan pronto se alejó sentí frío, como si las lágrimas quisieran hacer presencia. Y realmente habría llorado si no las hubiera contenido. No podía mostrarle una imagen débil a mi Hyung cuando le pedía a él que fuera fuerte.
-Es por lo de la anti-fan que te llamó gordo, ¿Cierto? – Solo agachó la mirada.- Hyung, no te tomes las palabras de esa gente en serio. Solo lo dicen para herirnos y que estemos como estás tu ahora; vulnerables. Tu estabas bien antes. Me gustaban tus mofletitos de baozi, además…
-No es eso, en serio. Yo realmente quería esto. Necesitaba un cambio para sentirme menos… inferior.
-Pero hyung, ¡Tú no eras, eres o serás jamás inferior a los demás! Eres una hermosa persona con un talento enorme. – Me acerqué a él con la intención de cogerle las manos demostrándole así la sinceridad de mis palabras, pero dio un paso atrás, tropezando con la cama y cayendo de espaldas sobre esta.
No perdí el tiempo y me puse sobre él colocando una pierna a cada lado de su desnudo y ahora a la vista torso. Sus músculos estaban marcados, pero no por lo que los había trabajado, sino mayoritariamente por su delgadez.
-¿Cómo quieres que crea eso, que confíe en que no son palabras vacías?- Dijo acusadoramente ya con lágrimas deslizándose por sus mejillas. Esta situación me dolía mucho. No soportaba ver a mi amado Hyung sufriendo por una tontería así. No lo consentiría más.
-Porque te amo, Minseok hyung, y obviamente me preocupas.- Abrió la boca para contestarme, pero aproveché a besarle, silenciando sus quejas que segundos después se convirtieron en correspondencia por su parte y en pasión por la mía.
Ni siquiera yo me esperaba que esas palabras salieran de mi boca, pero era la verdad. Me había enamorado de mi amigo, compañero y hyung sin siquiera darme cuenta de ello. Hasta ahora.
Profundicé el contacto pasando mi lengua por sus labios, rezando interiormente para que no me rechazara, y parece que Dios oyó mis plegarias, pues abrió la boca dándome el permiso para entrar. Nuestras lenguas entraron en fricción de inmediato. Era delicioso, húmedo, cálido y adictivo, total y absolutamente adictivo.
Después de unos minutos de calientes besos, mi miembro ya estaba más que duro con una dolorosa erección, y al parecer el suyo también. Lo que no me esperaba era que fuera él quien tomara la iniciativa a la hora de despojarnos de la poca ropa que llevábamos encima. Se suponía que él no sentía los miso que yo, ¿O sí?
De un empujón se puso encima de mí, rompiendo el beso y comenzando a desabrochar mi cinturón, pues yo ya me había quitado la camisa antes. Cuando acabó procedió a quitarme el pantalón junto a los bóxers de un tirón y los arrojó lejos de la cama con urgencia. Tras ello, él mismo se sacó de encima la única prenda que llevaba y me besó con lujuria y excitación.
Pero a mi nadie me ukeaba.
Volví a invertir posiciones demostrando quién mandaba y acogí su erecto y palpitante miembro en mi mano mientras iba dejando un rastro de saliva y húmedos besos con la boca abierta sobre su cuello y pecho, arrancándole gemidos entrecortados.
Hasta que llegué a su pene. Pero no me detuve. Todo lo contrario, comencé a lamerlo y meterlo en mi boca para sacarlo después y repetir el proceso. Él se limitaba a arquear la espalda y gritar de placer. Chuparle la polla a mi mejor amigo no era realmente algo que se me hubiera ocurrido o apetecido en el pasado, y la sensación era bastante rara, pero extrañamente yo mismo lo estaba disfrutando. Cuando sentí que estaba a punto venirse me detuve. Quería que se corriera, pero no así, antes quería hacerlo mío, hundirme en el y ser uno solo.
-Ah… ¿Por-Por qué paras?- Preguntó con un deje de decepción y molestia en la voz, mirándome lascivamente.
-Quiero hacerte mío, hyung. Quiero demostrarte lo mucho que te amo.- Dicho esto empecé a lamer mis dedos para lubricarlos improvisadamente. Sinceramente nunca había hecho esto, y mucho menos con un hombre, pero, la verdad sea dicha, había visto porno gay en más de una ocasión con Sehun-quien al parecer lo ponía bastante en práctica con Luhan, a juzgar por los ruidos que salían de su habitación por las noches- por lo que sabía perfectamente cómo hacerlo.
Cuando consideré mis dedos lo suficientemente húmedos, los acerqué a su estrecha entrada y metí dos. Despacio al principio y ansiosamente después. Él arqueaba la espalda y gemía, al parecer no le había dolido como yo esperaba que sucediera. Mientras movía mis dedos de diferentes formas para dilatarlo bien, subí e hice que nuestras bocas y lenguas volvieran a encontrarse, pero esta vez con más lascivia, si eso era posible.
-Ah… m-más- Pedía entre gemidos. No podía negarme a esa petición. Metí otro dedo y me mantuve dilatando su entrada hasta que no pude aguantar más y los sustituí por mi caliente miembro. Su interior era cálido y estrecho, jodidamente estrecho. Soltó un pequeño grito de dolor, pero tras unos momentos si moverme en su interior, empezó a empujar con la cadera, dándome a entender que la dolorosa sensación había sido reemplazada por una de puro deleite y podía proseguir. Al principio me dio un poco de miedo volver a lastimarle, pero al escuchar sus gemidos cargados de absoluto placer inicié movimientos de vaivén más bruscos y gratos para ambos. Dios… era mucho mejor que cualquier paja que me hubiera hecho.
Cuando encontré su punto G, gimió, jadeó y gritó mi nombre, enterró sus finos dedos en mi cabello y me atrajo hacia sí en un codiciado y excitante beso húmedo.
Tras unas embestidas sentí como su esencia manchaba nuestros abdómenes y la fogosidad del momento me hizo llegar al clímax también, corriéndome dentro de él.
Agotado, salí de su interior, recibiendo un gemido por su parte mientras mi semen se escurría por sus piernas, y me tiré en la cama al lado de él. Ambos intentábamos normalizar nuestras respiraciones aceleradas y calmar nuestros desbocados corazones. Había sido jodidamente increíble.
-Hyung… no… no quiero que pienses que lo que siento por ti es solamente sexual, yo de verdad te amo.-Pude decir jadeante cuando cogí el suficiente oxígeno.
-Yo-yo también te amo, Jongdae-sshi… Desde hace mucho.- Confesó sonrojado.
Entusiasmado, cogí la sabana y nos tape a ambos de cintura para abajo-a pesar de que no teníamos ni gota de frío- y me volví a posicionar sobre él, devorándole la boca intensamente. Los dos deseábamos una segunda ronda, pero no pudo ser posible…
-¡Oh dios mío de mi vida!- Exclamó Luhan tras abrir la puerta y salir inmediatamente por dónde había llegado al darse cuenta de la situación.- Daos prisa PAREJITA-hizo énfasis -, tenemos que salir a cenar.- Nos avisaba con diversión desde el pasillo.
-Y-ya vamos.- Contestaba un avergonzado y sonrojado Minseok.
-Oh, vamos hyung, no es como si Luhan nunca hubiera hecho lo mismo con Sehun, no deberías avergonzarte.- Me burlé sonriente mientras me levantaba y dirigía al baño.
-¡Jongdae!- Se quejó sonrojándose aún más. Seguramente el pobre se había imaginado la escena. Qué trauma.
-¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
FIN
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