¿Qué significa el cumpleaños?
POV Naruto
Él cumpleaños para mi es solo una fecha sin importancia, un año más que viví y uno menos por vivir, el cumpleaños es la celebración absurda a un día sin importancia, la gente te ve y se acuerda de ti, de t nombre, de tus gustos, de lo rápido que pasan los días, pero al otro día no se acercan a ti ni para saludarte.
Es como si fura una obligación el decir “feliz cumpleaños” sin saber el significado que este tiene, sin implicar los sentimientos que en ese momento tengamos, sea aburrimiento, felicidad, tristeza, todos te reciben con una sonrisa patética mientras te dicen con palabras secas esa frase que detestas escuchar.
Hoy, es ese día “especial”, me levantó mientras miro a mí alrededor, la soledad me envuelve, respiro la tranquilidad antes de que mis padres entren invadiendo mi privacidad con un pastel en sus manos y un -feliz cumpleaños Naruto- saliendo de sus labios.
Me fuerzo a sonreírles mientras de mi boca sale un simple -gracias-, me levanto de mi cama mientras voy a su encuentro, mi madre besa mi frente mientras una mano esta tras ella, no tengo que ser adivino para saber que detrás de ella se encuentra un regalo, después de felicitarme me entrega una caja no más grande que mis manos, el papel que la envuelve es color naranja y una tarjeta con un extraño dibujo de color naranja y nueve colas, dentro de ella decía De: Mamá; para: Naru.
La sigue mi padre quien solo me abrazó y sacudió mi cabello ya desordenado, desde el principio pude ver el regalo que colgaba de su mano en una bolsa con rayos amarillos y esferas color azul que parecieran que giraban y la tarjeta que desentonaba con un gran sapo color verde en ella, dentro de esta se podía diferenciar la palabra “feliz cumpleaños hijo”.
Con gran empatía los recibí mientras a cada uno los abrace de forma eufórica, para mi este día no significa nada, pero para mis padres lo es todo, después de eso mis padres salieron de mi cuarto dándome un poco de privacidad, con los regalos aún en su envoltura caí sobre mi gran cama mientras respiraba otra vez, solté levemente aquellos regalos, mientras me dirigía a la ducha para arreglarme y comer mi desayuno favorito, Ramen.
Con suavidad entró a su baño privado mientras se desvestía poco a poco, el uniforme que estaba sobre su cama era el más viejo y no es porque no tuviese más, sino porque sabía que después de ese día quedaría inservible y con apariencia de pastel. Giré la llave de la derecha a 45º y la de la izquierda a 20º ambas para crear un perfecto balance entre el agua caliente y la fría.
Subí mi pie izquierdo suavemente mientras que comprobaba que el agua tuviera la temperatura ideal, si no era así la movía lentamente hasta quedar satisfecho, con lentitud sumergí mi cabeza y el resto de mi cuerpo en el agua que salía de la ducha, las gotas pronto comenzaron a humedecer mi cabello, después de verificar que mi cuerpo estuviera cubierto por una manta de gotas de agua que escurrían desde mi cabello hasta el piso cerré la llave de la regadera, justo a tiempo para aplicarme el champú sobre mi dorado cabello.
Esperaba que para mañana este no fuera tan difícil de lavar, que digo para mañana, apenas llegue a mi hogar por la tarde lo primero que haré será cambiarme, después de enjabonar mi cuerpo volví a abrir la llave dejando que el agua nuevamente recubriera mi cuerpo, después de 3 canciones salí al fin de la ducha.
Con rapidez me dirigí hacía mi habitación para vestirme con mi uniforme, claro que no podía faltar mi banda que siempre ponía sobre mi frente, baje a desayunar y en mi puesto había un enorme tazón de ramen humeante, esperando por mi, con alegría me dirigí hacia la mesa en la cual estaban mis padres esperando mi llegada, para acompañarme en este día, con alegría grité Itadakimasu*.
Durante el desayuno hablábamos de cosas triviales, de la escuela, el club deportivo, mis amigos, los regalos que nunca me regalarían como el GTA 5*, pero de nada me serviría sin un PS3*, mi siquiera tenía un Xbox 360 sino un viejo PS*, que no tenía ni controles inalámbricos y lo que era peor; muchos de los 35 juegos que alguna vez compré, no servían.
Podría adivinar, sin mentirles que mi madre me regalo un reloj y mi padre una camisa que probablemente decía “tengo al mejor padre” y una flecha apuntando hacía ningún lado, pero cada vez que me la pusiera el se hiciera intencionalmente a mi lado, Después de una charla amena me dirigí de nuevo hacía el baño para lavarme los dientes.
Pronto llegamos a la escuela y ni bien me baje cuando Ino, Shikamaru y Kiba me recibieron con un pastelazo en mi rostro, mientras cotorreaban sin cesar un -Feliz cumpleaños Naruto- me quite suavemente el pastel de mi rostro mientras por lo bajo pensaba - no pudieron esperar a la salida- me giré aún con restos de pastel en mi rostro para observar a mis padres divertidos de aquella escena mientras aceleraban despidiéndose de mi.
En el transcurso a la clase miles de personas se acercaban a mi unas con sonrisas falsas en su rostro y otras que no conocía, eso si ni la harina ni el huevo podían faltar, ya al llegar parecía de todo, menos humano, llegué hasta mi casillero con la esperanza de encontrarme con mi otro uniforme, di gracias a Dios al encontrarlo allí.
Fui hasta el baño mientras intentaba quitarme el pegote que se había formado en mi cabello, más no pude lograrlo, con resignación salí del baño, solo para encontrarme con otra sorpresa, ya que un tarro de harina cayó sobre mi mientras me lanzaban cubos de una sustancia extraña que no podía describir, genial ahora mi última esperanza se había desvanecido.
Llegue caminando a duras penas a mi salón entré mientras Iruka sensei me veía, él me sonreía levemente y se dirigía hasta mi, él sacudía un poco la harina de mi cabello y diciéndome -Feliz cumpleaños- Levanto su rostro buscando un algo o a alguien con voz pausada dijo -Uchiha eres de la misma estatura que Naruto, por favor préstale un uniforme.
Abrí mis ojos alarmado, todos menos…. Él…. Él me odia, dirigí con miedo mi vista hacia el, su ceño fruncido daba a entender que no estaba de acuerdo con la idea, con pesadez se levantó de su asiento en el transcurso las chicas suspiraban su nombre y no sé si era imaginación pero podía jurar ver corazones en sus ojos.
-Sígueme- fue lo que dijo cuando pasó a mi lado, al principio salí con miedo, me cerciore de que en el pasillo no hubiera nadie, un poco más calmado salí del salón, no sin que antes Lee saliera lanzándome crema agría sobre mi y se iba corriendo mientras gritaba -Felizzzzzzzzzzz cumpleañoosssssssssss, vive laa flor dee laaaaaaa juventudddddddddd, mientrasssssss puedassss.
El camino hasta su casillero, aunque el transcurso era relativamente, sentía como si estuviese dentro de una ilusión óptica ya que el camino era más largo de lo que recordaba, quizás el silencio que envolvía el ambiente o quizás la tensión que se podía cortar eran determinantes para esta sensación.
Al fin después de un arduo camino llegamos hasta ese lugar, vi con sigilo el reloj que colgaba en la pared solo para darme cuenta que ni tres minutos habían pasado, observe nuevamente a Sasuke quien giraba la perilla para formar su combinación, abrió lentamente su casillero, los libros puestos en orden desde el más grueso y grande hasta el más delgado y pequeño, los útiles que a vece no utilizábamos en un contenedor en forma de serpiente, en la parte de abajo estaban puesto su uniforme doblado perfectamente a la mitad y sus zapatos de gimnasio totalmente blancos a un lado de este.
-Espero que no le pase lo mismo que le pasó al tuyo- dijo mientras levantaba sus zapatos para entregarme con desconfianza su uniforme.
-No te lo puedo asegurar tebayo- le respondí tomando el uniforme de sus manos, la cuales por cierto estaban frías.
El baño estaba más cerca de lo que pensé, me vi en el espejo y parecía un espantapájaros, lave mi rostro con el agua intentando quitar lo que aún no sabía que era, más no funciono, en el baño habían duchas, más el agua era n exceso fría, no parecía agua sino más bien cubos de hielo, prometí no ducharme en ellas, por lo visto tengo que romper esa promesa.
Abrí aquellas puertas de par en par mientras veía con miedo aquella regadera color plateado, con miedo me metí dentro de ellas, me desvestí y comencé a bañarme, salte, grite, casi me dio hipotermia*, pero al fin no había rastros de harina, huevos o la extraña sustancia sobre mi cuerpo, de un momento a otro me detuve, agache mi rostro y me di cuenta que en realidad era muy… tonto, no había formas ni como secar mi cuerpo.
Titiritaba como loco, el sonido de mis dientes hacia eco en aquel baño, la ropa estaba encima de un lavamanos, pero no podía salir así, estaba como Dios me trajo al mundo, abrí levemente la puerta y Sasuke estaba allí como esperando algo, volví acerrar la puerta, mis mejillas comenzaron a adquirir un color rosado mientras pensaba -genial le tengo que pedir ayuda a mi némesis*.
-Sa…Sasuke…- dije entre temblor y temblor
-Hm
-Verás, yo….
-¿¿?¿?¿?¿?
Me mordí mis labios mientas intentaba no congelarme en el intento ni morir de vergüenza en aquel momento, respire profundamente para continuar -Verás yo… no tengo como…
-¿En serio?
-….
-Eres un dobe, pero aquí cerca no hay nada, tendrás que mojar mi ropa, o secarte de otra forma
-No… No hay nada
-……….. Bien, espera allí.
No se cuanto tiempo pasó, más yo estaba ya haciendo mi testamento, podía imaginar a un Sasuke atento a la lección, mientras inventaba cosas sobre mi, me moriría en mi cumpleaños, que ironía, escuchó pasos que se acercaban a la puerta de la ducha y unos golpecitos en ella, cubrí mi cuerpo con lo que quedaba de la puerta, mientras contorsionándome de una forma que jamás pensé abrí la puerta para que solo se viera mi cabeza.
Allí estaba Sasuke quien tenía una toalla en sus manos, su rostro veía hacia la nada mientras su mano estaba en un ángulo de 90º extendiendo aquel objeto hacia mi, no se si fue a emoción o la estupidez que me caracterizaba, pero abrí totalmente la puerta, sus ojos se abrieron a más no poder, mientras mis mejillas adquirían un tono rojizo como por inercia dirigí una de mis manos hacia mis partes nobles, mientras con la otra agarraba la toalla, entré retrocediendo mis pasos, mientras cerraba de un golpe aquella puerta.
Me sequé pero mi ropa aún seguía en el lavamanos, mis mejillas volvieron a enrojecerse, salí con precaución esta vez, Sasuke aún se encontraba allí, sus brazos estaban sobre su pecho y su pie izquierdo sobre la pared blanca del baño, tomé la ropa sin dirigirle ni una palabra para volver al baño, no sin antes ver un ligero sonrojo en sus mejillas, quizás el se estaba enfermando.
Me vestí después de luchar por no caerme dentro del charco de agua que se había formado, al fin salí, me dirigí hacia el agachando mi rostro por la vergüenza, el se giró hacia mi mientras se separaba de la pared, salimos y vi el reloj en la pared, solo habían pasado tres minutos*
Extrañamente el camino hacia nuestro salón fue más rápido, en mi mano sostenía una bolsa con lo que alguna vez llamé uniforme, y mi cabello aún era cubierto por la toalla, de repente nos detuvimos, Sasuke me observó más de lo que alguna vez lo había echo, un -Tienes algo en tu cabello- me tomo por sorpresa ya que si tenía algo en mi cabello, era la toalla.
Se acercó hasta mí, él daba un paso, yo retrocedía uno, pronto me encontré entre los casilleros y él, tomé su toalla la cual se la iba a entregar más el me detuvo con sus manos frías, sus ojos oscuros, sus labios sonrosados, aquel beso con sabor a menta el tiempo que se detenía en aquel instante, todo, en ese momento todo fue… Perfecto, se alejó de mí mientras susurraba un -Feliz cumpleaños.
¿Qué es el cumpleaños?
Es algo maravilloso, un deseo de las personas que amas y que te aman, un momento en el que te olvidas de tus problemas y te acercas a lo que siempre has querido pero jamás hubieras pensado el tener, es la alegría de estar un día más al lado de la persona a quien descubriste que amabas y al lado de las que te aman, las que celebran contigo porque existes, eso es el cumpleaños.
Fin