Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pesadillas Reales. por Misa Tsukamoto

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, Un oneshot de terror DaeChan ^^ quienes me sigan en mi página de facebook ya lo habrán leído, pero quienes no, espero les agrade! 

 

Notas del capitulo:

La advertencia "Lemon" es más bien una advertencia de lime... 

Era una noche algo turbia, el cielo oscuro se había transformado en rojizo, con rayos electrizantes que le atravesaban; la lluvia caía de costado, fuertemente chochando contra los edificios y el asfalto de las calles de Seúl. El viento era tal, que hasta se creía capaz de levantar personas; aunque así no lo hiciera. 
Desde el edificio de TS entertainment se veían las calles oscuras siendo aturdidas por aquella fuerte tormenta. Yongguk, Youngjae, Jongup y Zelo desde allí dentro, observaban por la ventana el maldito clima que les imposibilitaba a volver a su hogar. Suspiraron, y con resignación terminaron decidiendo pasar la noche allí. Se sentían algo mal de no poder volver a su hogar, había una alerta en la ciudad de que nadie saliera de sus casas; y hasta algunas calles estaban inundadas. Se preocupaban de no estar todos juntos, habían ido a la empresa por diferentes razones; Yongguk para componer, Zelo y Jongup para divertirse bailando juntos en la sala de ensayos; y finalmente Youngjae, había ido a avisarle a los demás que Daehyun se encontraba algo enfermo. 

Al caer la tarde, cuando la lluvia no era ni la mitad de lo que ahora era, Daehyun había empezado a hacer fiebre, se estaba sintiendo algo agotado, cansado; de hecho, toda la mañana desde que había despertado, sus músculos le habían molestado, casi ni tenía movimientos en su cuerpo, le costaba todo aquello. Himchan se había preocupado por él, al igual que Youngjae; los demás ya se habían ido a la empresa cuando Daehyun había comenzado a delirar, e inmediatamente el menor de los tres que aún permanecían en el apartamento de B.A.P, decidió salir corriendo a buscar a sus demás compañeros. Aunque ahora se arrepentía, pues había quedado completamente atrapado allí. 

Habiendo pasado más de dos horas, la tormenta no calmaba, ya era muy de noche; y Yongguk llamó hasta el apartamento; el teléfono funcionaba, aunque no muy bien, las líneas estaban interferidas por la tormenta y casi ni pudo escuchar a Himchan, sólo sabía que estaba un tanto asustado; el médico le había dicho que lo que Daehyun tenía era cansancio, y las alucinaciones eran producto de la fiebre por el estrés, pero que no era nada grave y que pronto estaría mejor; le había dejado una receta médica y luego se había ido sorteando la lluvia, dejándole solo. Yongguk con pesar le comentó la situación, y le dijo que no podían hacer nada, sería un riesgo salir así de la empresa, por lo que hasta que la tormenta no calmara no se irían. La angustia atrapó a Himchan, mordió su labio inferior y observó desde el umbral de la puerta a su compañero que dormía tranquilamente en una de las camas bajas de las literas, en éste caso, la de Himchan. No tenía opción más que aceptar aquello, aunque estaba muerto de miedo, quizás por la tormenta, por el estar solo y por ser quien estuviera a cargo del estado de Daehyun. 

– No te preocupes hyung, estaremos bien. – Dijo finalizando la conversación. 
Luego de ello, cortó la llamada, y se quedó un rato observando a su compañero. 

Se acercó lentamente hasta la cama, adentrándose en la habitación; la escasa luz de un velador iluminaba tenuemente el rostro ajeno. Himchan observó aquellos labios gruesos, esos parpados cerrados, y su rostro en totalidad; suspiró con una sonrisa, debía admitir que los fans tenían razón, Daehyun era realmente guapo, quizás, más que él, pero eso era algo que jamás admitiría. Soltó una pequeña risita a causa de aquello, no, Kim Himchan jamás admitiría que Jung Daehyun era más lindo que él. 

Su sentido paternal salió a la luz, y con un sentimiento de fraternidad se inclinó un poco, y jaló las mantas para cubrir al menor. Sintió algo pesado que no le dejaba cinchar la tela; arrugó su entrecejo y miró un tanto temeroso rápidamente girando su cabeza hasta los pies de la cama, pero allí no había nada; suspiró negando, nuevamente ejerciendo un poco más de fuerza jaló y la manta cedió; seguramente se habría enganchado en algo y por eso se le había dificultado, o por lo menos eso quiso creer Himchan. 
Observó nuevamente al menor, y con aquella cercanía comenzó a sentirse un tanto incómodo; Daehyun era mucho más guapo de cerca, y no sólo eso, le tentaba a besarlo, y eso era lo que a Himchan le estaba dando miedo… sus carnosos labios parecían un fruto prohibido que deseaba probar en aquellos momentos; deseaba morderlos y saciar su sed con el jugo de ellos… pero ¿en qué demonios estaba pensando? Era Daehyun, su compañero, su amigo, no podía estar sintiendo esos deseos. Negó frenéticamente con la cabeza levantándose de inmediato. No, definitivamente no podía estar sintiendo aquello por su amigo; aunque sintiera cosquilleos en su estómago como si miles de parásitos le estuvieran perforando sus entrañas, y aunque su corazón alocado intentara suicidarse contra las paredes de su pecho… no, no podía estar sintiéndose así por él. 

Salió del cuarto, con una extraña sensación, incluso más extraña que la reciente atracción que parecía comenzar a sentir por su compañero. Sentía como si una mirada le penetrara la espalda, y se le clavara como un cuchillo con acero ardiente en su carne. Volteó rápidamente pero no vio nada, la habitación estaba casi sumergida en penumbras, pero gracias a la tenue luz se podía ver que allí, visiblemente no había nada, ni nadie… pero él, él seguía sintiéndose incómodo. 

Pasaron las horas, y la tormenta parecía no tener fin, Himchan se había puesto a ver algo en la televisión, lo que fuera que trasmitieran a esa hora; estaba tranquilo, se había preparado una taza de café que degustaba como el mismísimo infierno, fuerte, caliente y oscuro. Los minutos corrían, haciendo que ese famoso “tictac” del reloj se escuchara junto con el sonido de la lluvia chocando contra las paredes del edificio y las ventanas; el viento gélido se había logrado colar por debajo de los marcos de éstas y se apoderaba de todas las habitaciones del lugar. Tiritó, podía ver como el aire salía de su boca como si fuese humo y se asustó. ¿Tanto frío realmente hacía? ¿Desde cuándo? Si bien era una época fría en el año, ese día las temperaturas no eran tan bajas… y ni siquiera había llegado a nevar aún. 
Sintió algunos quejidos de su compañero, quejidos que cada vez se hacían más fuertes y sin pensarlo dos veces corrió hasta el cuarto. 

Observó a Daehyun quien tenía los ojos cerrados, sus labios también pero los quejidos salían de su garganta; estaba tieso, no podía moverse al parecer, Himchan se aterró pero recordó que el joven padecía parálisis de sueño. Entonces tan sólo debía esperar unos minutos para que se le pasara… pero lo único que pasó fueron los minutos. El mayor se asustó, sin pensarlo más corrió hasta el menor y prácticamente se le tiró encima sacudiéndolo, y por fin el otro reaccionó. 

– ¡Ayúdame! Himchan, esa cosa quiere matarme, estaba sobre mí, no me dejaba moverme – la voz aguda del menor se escuchó con terror y quebradiza, Himchan arrugó su entrecejo; estaba sentado a horcajadas sobre el menor, y Daehyun se había erguido para quedar frente a él y tomarle del cuello de la ropa, arrugando la tela con fervor en un intento de que le protegiera. 
– ¡Cálmate! ¿De qué estás hablando? – Daehyun jadeó un tanto desesperado, la mirada de temor de Himchan le observó cómo lentamente cerraba sus parpados agotado. Vio las gotas de sudor que recorrían su frente, y poco a poco comenzó a calmar su acelerado corazón. – Cálmate Daehyunnie, sólo fue una pesadilla.
– ¡NO! – gritó y sus manos tomaron fuertemente las mejillas de Himchan, le miró a los ojos, tan penetrantemente que el mayor no pudo hacer nada más que dejar que aquella mirada invadiera la suya. – Hyung, ayúdame…
Himchan no supo qué decir, allí no había nadie más que ellos, y entendía el estado del chico, si había experimentado una parálisis de sueño, debía tener mucho temor al estar consciente y no poder moverse; quizás había tenido una pesadilla. El mayor unió sus labios a la frente del joven para tomarle la temperatura con ellos, Daehyun estaba volando de fiebre. 
– Daehyunnie, tranquilo, tuviste una pesadilla y estás delirando, confía en mí… no hay nada que te quiera matar. – lentamente fue empujando al menor, Daehyun cayó sobre la almohada, mirándolo aún con un poco de temor y desconfianza; Himchan le acarició hasta que vio cómo se quedaba dormido nuevamente, y luego se bajó de él. 

Suspiró un tanto intranquilo, la atracción que había sentido hace rato se había incrementado; al estar sobre él, al acariciarlo, al tenerlo así, como un pequeño niño asustado junto a él, le había generado un sentimiento maternal pero que sobrepasaba aquello… como si fuera un incesto; su cabeza estaba comenzando a doler, se sentía tan confundido, ¿le gustaba Daehyun? Bueno, la verdad era que sí; pero no podía permitirse sentir nada más por aquel joven. 
Nuevamente todo parecía estar en calma; el ruido de la lluvia se hizo más fuerte, y la luz comenzó a tintinear, algo que a Himchan no le hizo gracia… Daehyun estaba realmente mal, podía sentirle quejarse aun cuando ya estaba dormido nuevamente, seguro otra pesadilla; decidió llamar al médico, la fiebre había aumentado, pues su cuerpo estaba hirviendo a pesar de aquel frío gélido que parecía recorrer el suelo de las habitaciones haciéndose casi visible. Himchan se sentía dentro de una heladera. 

Se acercó al teléfono, levantó el tubo pero se dio cuenta de que estaba muerto, no se oía nada… y por más que intentara marcar, tampoco podía llamar. Bufó molesto, y gruñó. Al parecer no tenía cómo comunicarse con el doctor. 

Llegó hasta la cocina, suspiró y vio como la luz comenzaba a tintinear nuevamente, arrugó su entrecejo, comenzando a sentir escalofríos que le hacían tiritar. De pronto, la luz se apagó. 
Y con ella todos los aparatos eléctricos del apartamento. 

Himchan se encontró a solas en la oscuridad, y su temor a ella surgió como la lava que surge desde el interior de un volcán para hacer erupción. Gritó, perdiendo la calma gritó, el temblor de su cuerpo flaqueó las piernas y cerró sus ojos fuertemente como si se tratara de una pesadilla; nuevamente esa sensación de que algo estaba en aquel apartamento además de él y Daehyun le invadió y la sugestión comenzó a tomar un papel importante en su temor. Sentía que le observaban, y hasta creía que alguien le agarraría y le arrastraría a las tinieblas, todos los malditos personajes de las películas de terror que había visto a lo largo de su vida le estaba espantando ahora; y hasta sintió ganas de llorar. 

Pero recordó a Yongguk, él estaba intentando ayudarle a superar ese miedo. Las palabras de su hyung habían sido “le temes a la oscuridad, porque le temes a la soledad, cuando estés a oscuras, busca compañía”. Abrió sus ojos encontrándose con aquello que ya antes veía sin abrirlos; sin pensarlo dos veces corrió hasta la habitación, necesitaba de la compañía de Daehyun; y por los quejidos de éste, al parecer el menor también le necesitaba, no era momento de tener miedo, era momento de ser valiente, y proteger al que estaba enfermo. 

Llegó a la habitación y por un momento creyó estar alucinando, vio dos siluetas en la inmensidad de la noche, una la reconocía por ser de Daehyun, pero la otra, era la silueta de una mujer montada sobre él, presionándole el pecho, sin dejar que éste se moviera. Tragó saliva nervioso y dio un paso sin poder creer lo que veía; y de pronto, la silueta movió su cabeza, le observó y ojos tan rojos como diabólicos le miraron espantándolo. Himchan ahogó un grito en su garganta sin poder expresarlo por el pánico, aquella figura le miró con tanto odio y tanta repulsión que creyó desmayarse, más no lo hizo; desvió su mirada y Daehyun yacía bajo ella, jadeante y completamente indefenso. El terror le hizo temblar su cuerpo e intentó hablar, pero los ojos de sangre seguían sobre él. 

La criatura, con forma femenina, se deslizó por la oscuridad bajándose de la cama, gateó con agilidad hasta Himchan, a quien el corazón se le subió hasta la garganta; quiso correr pero las piernas no le respondían, cerró los ojos fuertemente y cuando se preparó para que aquella fantasía de ser arrastrado hasta el infierno, cobrara realidad, nuevamente volvió a abrir sus ojos pues nada sentía. El demonio, había pasado junto a él, le había esquivado, quizás un tanto asustada o un tanto frustrada por no poder completar su acción; y finalmente, se había perdido en la oscuridad. 
Himchan quedó un rato completamente quieto, intentando normalizar su respiración, miró el suelo, y sintió como dos lágrimas escaparon de sus ojos… estaba tan aterrado. 

Rápidamente, por un quejido, recordó a Daehyun, allí estaba el joven, aún sofocado, jadeante, como si necesitara de algo. Himchan corrió hasta él y tomó su mano fuertemente. Casi ni siquiera podía verlo a causa de la falta de luz.

– ¡Daehyun! ¿Estás bien? – acarició su rostro con una palma, el menor pareció abrir los ojos en la oscuridad. 
– Hyung… – dijo con un tono erótico en su voz agitada; Himchan se espantó un poco, y lentamente comenzaba a notar el estado de su amigo. 

No estaba mal, no estaba enfermo, lo que estaba, era excitado… parpadeó varias veces sin poder comprender lo que acababa de pasar, y recordó; recordó una vieja historia que sus abuelos le contaban. 
Habían demonios sexuales que por las noches se apoderaban del cuerpo de los mortales, tenían sexo con ellos y les quitaban su energía, a eso se debía aquella extraña parálisis que se daba mientras una persona dormía. Así que, lo que acababa de ver esa una “Sucubo”… así se llamaba el femenino de esos demonios; él no creía en esas cosas, pero dado lo que sus ojos habían presenciado, ahora estaba seguro de que la parálisis del sueño que Daehyun sufría, no era más que las visitas de aquella criatura. Con razón el joven se estaba sintiendo tan agotado y sin fuerzas… ella le quitaba su energía. 

Pero extrañamente no la culpaba… ni siquiera los demonios podían resistirse a Daehyun al parecer. Himchan mordió su labio inferior observando el cuerpo de su compañero; su erección se mostraba dura por debajo de la ropa, y un cosquilleo interior colmó el cuerpo del mayor; ¿sería muy atrevido si…? 

– Hyung… – Nuevamente aquella voz entre gemidos se oyó, Daehyun no era consciente de lo que le pasaba, ni de lo que sentía, ni de lo que sucedía, el demonio lo había hechizado seguramente para excitarlo tanto hasta cegarlo por completo de la realidad y aprovecharse de él. Himchan tragó grueso, le miró y la lujuria poseyó sus ojos oscuros. 
– ¿Qué tienes Daehyunnie? – una sonrisa se deslizó por sus labios, tan atrevida como insinuante. Los ojos de Daehyun brillaban libidinosamente y comenzaba a retorcerse de placer, intentando que las sensaciones se intensificaran, su cuerpo ardía. 
– Tengo… calor. – Lamió sus carnosos labios llevando al mayor al cielo. 
– Entonces, ayudaré a que se te pase. – Sonrió mordiendo su labio inferior y se acercó al rostro del menor. 

Para su sorpresa, Daehyun estaba tan cegado que ni siquiera lo evitó o se negó a él; Himchan le besó, pasando su lengua por sobre los labios, y luego adentrándola a su boca. Y Daehyun correspondió, salvajemente; de una manera demandante y casi bestial; tomó por la nuca al mayor y le apretó contra sí; Himchan se subió a la cama y se situó sobre él, comenzando a restregarse contra aquel cuerpo caliente debajo. 
Los gemidos inundaron la habitación; Daehyun se dejó acariciar por el mayor y el mayor se perdió en el cuerpo ajeno; los besos aumentaron, se hicieron frenéticos y sin coerción; todos los movimientos se hicieron erráticos mientras los cuerpos se restregaban entre sí. La ropa fue sobrando a cada mordiscos y lamidas que se regalaban mutuamente; caían en el suelo las prendas olvidadas producto de la pasión, y las respiraciones cada vez eran más dificultosas. 
Desnudos, recibieron a la madrugada de una nueva fecha; la lluvia se dejaba sentir, tan impulsiva como sus movimientos, como sus caricias y tan ruidosa como los gemidos y el sonido acuoso de los besos. 

El mayor, sobre el menor, cabalgó sobre él, hasta que las piernas le flaquearon; temblando como una hoja en la copa de un árbol mientras un viento fuerte azota, Himchan se tiró sobre las almohadas; Daehyun le besó los labios, y se enterró nuevamente en él para comenzar embestidas completamente rabiosas; mordió jalando su labio inferior, haciéndole delirar de placer, penetrando certeramente para tocar su próstata. Los gemidos se hicieron más y más fuertes, mientras los cuerpos fundidos creaban un rechinar de la cama tan adictivo como perfecto. 
Y entre sudor, rápidas palpitaciones, temblores, escalofríos y mentes en blanco, ambos llegaron al orgasmo. 

Daehyun se calmó; cayó desmayado sobre el cuerpo de su compañero, y Himchan sintió todo su peso sobre él; le movió un poco, y cuando hubo tranquilizado su ritmo cardiaco, vio como las luces se encendían en todas las habitaciones. 
Durante esa noche, se levantó, se vistió y acomodó la ropa de su compañero, que parecía ya no sufrir ningún mal… al parecer, todo su malestar había sido causado por aquel intruso demonio. Himchan sonrió… lo que había hecho con Daehyun había sido fantástico, y para su suerte, todo sería un secreto, su secreto. Pues Daehyun no recordaba nada de lo que había pasado. 

Lo supo a la mañana siguiente, cuando preocupado por recibir un rechazo del otro, o algún comentario de repulsión, se dio cuenta de que Daehyun no recordaba, pues ni siquiera le había mencionado nada de la noche anterior a no ser sus pesadillas. Y lo mismo les había contado a los demás cuando llegaron de la empresa preocupados por él. Lo importante es que Daehyun estaba bien, y eso, hacía feliz a Himchan; aunque tuviera que vivir con un amor secreto, guardado en su corazón para siempre. 


– Me alegra que estés mejor Daehyun – Youngjae sonrió junto al mayor; ambos estaban en la sala, mientras los demás estaban dispersados por el apartamento. 
– A mí también me alegra. – sonrió – Youngjae, ¿puedo contarte un secreto? – el menor asintió, y Daehyun tragó saliva nerviosamente. – Anoche, una de mis pesadillas… fue que tenía sexo con Himchan hyung – se mordió su labio inferior nervioso, y el menor engrandeció sus ojos sorprendido. 
Mientras el ser que estaba en la cocina bebiendo café les había escuchado, e inmediatamente se había ahogado… Himchan nunca se hubiera imaginado aquello. 
– Lo que más me preocupa… es que para mí, no fue una pesadilla, me gustó; pero no quiero que Himchan hyung se entere. – confesó, y Youngjae prometió guardarle el secreto. 

Una sonrisa pícara se deslizó por los labios de Himchan… quizás, su amor, no debía ser tan secreto después de todo… 

Notas finales:

Gracias por leer, espero les haya gustado ^^ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).