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R. T. L. por pettymint99

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Notas del fanfic:

El género de este fic no es simplemente humor. Según yo es... En realidad, no tengo idea de qué sea. 

Notas del capitulo:

Hello, everybody! (?) *Canta "Everybody"*

Finalmente está aquí "R. T. L.", el significado del título... se los diré después. En el capítulo final de "K.O." la mayoría de los comentaristas votó por éste; no se preocupen los que votaron por un Joonew, ya está en proceso ;) Aunque ahora el Jongkey me pide a gritos que les haga uno donde ellos sean los protagonistas...

Espero que les guste éste; creo que, si aprendo a redactar bien lo que ya tengo en la cabeza, será un buen fic (?) Tal y como dice en las notas, no sé qué género es. Si tuviera que describirlo... Es muy a mi estilo.

Ok, ya los dejo leer; se supone que sería un capítulo corto pero...

Disfrútenlo~

*Editado*

“No, gracias.”

Era otro día aburrido de escuela en el que las chicas me miraban al igual que algunos chicos y los maestros me tomaban de ejemplo sólo por ser el tipo de estudiante que finge que entiende todo lo que están diciendo. Aunque, esta vez, podía notar algo diferente…

La atención no estaba directamente sobre mí, sino que, más bien, la gente me miraba porque había algo relacionado conmigo. Desde hace unas horas atrás que lo noté, los susurros de las personas cada vez eran más fuertes.

—¿Es él?

—Sí, es algo normal después de todo.

—Tienes razón, es obvio que le llamara la atención…

No comprendía a quién se estaban refiriendo. Tal vez, nuevamente, había llamado la atención de algún nuevo estudiante. Eso sería algo demasiado repetitivo; un nuevo estudiante entraba a la escuela, me veía, se interesaba por mí, hacía todo lo posible por llamar mi atención, lo conseguía porque me cansaba de verlo todo el tiempo tras de mí, salíamos a tomar algo y no llegábamos a nada más. Ninguna persona me había interesado lo suficiente como para salir por más de dos o tres días, no es que sea un patán, es sólo que me estaba hartando de tanta monotonía en mi vida.

La campana sonó, tomé mis cosas y salí con paso lento del salón. No tenía ninguna prisa, si llegaba tarde el maestro de educación física me perdonaría sólo por tratarse de mí. Privilegios de ser yo.

—No vayas tan rápido —ironizó uno de mis amigos cuando me vio caminando, normalmente siempre nos encontrábamos por aquí pues a ambos nos toca ésta clase a la misma hora.

—¿Por qué te apresuras tanto? Ya sabes lo que pasará cuando lleguemos. Fingirá que ni tú ni yo hemos llegado tarde y empezará la clase —dije restándole importancia cuando entremoas a los vestuarios. Me cambié de ropa como si tuviera todo el tiempo del mundo. La sonrisa burlona de mi amigo me detuvo cuando intenté salir de ahí.

—Qué aburrido es ser tú —me encogí de hombros—. No debes de estar tan confiado en ti mismo, algún día los maestros notarán que no eres el niño bueno que piensan.

—Cuando ese día llegue te daré mi muñequera de la suerte.

—Hecho —aceptó sonriendo y acomodándose su rubio cabello frente a uno de los espejos que había allí—. ¿Ya te enteraste de los rumores?

— ¿Sobre que otra persona quiere salir conmigo? —pregunté a pesar de que no fuera necesario. Mi pregunta ya había sido respondida antes de que saliera de mi boca.

—Sí,  escuché que es un año menor que nosotros y que acaba de entrar aquí. No será algo nuevo para ti pero es… diferente a lo que has estado acostumbrado —rodé los ojos. Eso me sonaba absurdo. Posiblemente fuera una chica, o tal vez un chico, de apariencia linda. Igual que los demás.

—No me importa qué tan diferente sea, ya estoy cansado de eso —hablé caminando hasta la puerta—. ¿Te quedas?

—Eres un amargado —no contesté, no valía la pena. Mi destino era perder en cada conversación que tuviera con él.

Entramos al gimnasio con una calma envidiable, ante la mirada celosa y sorprendida de algunas personas. Sin prestarles atención me senté en el suelo y esperé a que el profesor diera alguna instrucción. Mi amigo tampoco le dio demasiada importancia a lo que sucedía pues se sentó al lado mío y comenzó a jugar con una de las pulseras que traía atadas a la muñeca.

—Bien, hoy será clase libre, pueden hacer lo que quieran —típico, cuando era fin de mes nos dejaban hacer lo que quisiéramos con tal de que no molestáramos a nadie—. El balón de futbol está en la bodega —dijo viéndome, sonreí desganadamente y cuando dejó de prestarme atención volví a mi semblante serio. No tenía ganas de jugar, de alguna forma, eso también había entrado a mi rutina diaria.

—¿No jugarás? —interrogó mi amigo acostándose por completo y cerrando los ojos—. Normalmente sales corriendo cada vez que el profesor te dice dónde está el balón.

—Normalmente haría eso —susurré sin despegar la vista de la ventana, parecía que estaba haciendo un poco de aire afuera.

—Estás actuando raro —se quejó volviendo a levantarse—. Ya sé, vayamos a ver a la persona que se ha “enamorado” de ti —propuso emocionado, varios minutos después de argumentos y contraargumentos salimos en búsqueda de esa persona.

En realidad sólo acepté porque podría caminar y sentir el aire en mi cara.  Las visitas a los alumnos que eran menores que yo no me gustaban porque siempre me veían como si fuera un extraterrestre o algo parecido, debido a mi apariencia. Lamentablemente, aunque hacía todo lo posible para no hacerlo, de alguna manera u otra llamo la atención a donde quiera que vaya.

—Mira, es ése —susurró escondiéndose detrás de unos arbustos, no hice lo mismo que él y sólo fijé mi vista hacia donde señalaba sin prestar mucho interés realmente—. ¿Ves? Te dije que era diferente de lo usual. Éste no parece ser el tipo de chico al que le gustaría alguien como tú.

Ciertamente él, porque se trataba de un chico, no era el prototipo de persona al que le llamaría la atención. Comenzaba a creer que el rumor era solamente eso, un rumor. Imposible que alguien así quisiera salir conmigo.

Estaba caminando, acompañado de otras dos personas. Los tres platicaban amenamente, mejor dicho: los otros dos platicaban mientras él mantenía la mirada fija en otro lado. Por un momento sentí el impulso de esconderme, al hacerlo hice un poco de ruido.

Tres pares de ojos estaban sobre mí… dos de ellos me miraban curiosos, alcé la mirada hacia los ojos de color avellana.

Quedé helado.

—Tal vez tengas razón, puede que ni siquiera esté interesado —habló mi amigo enderezándose y viendo cómo las otras personas se iban. ¿Por qué no mostró ninguna señal especial al verme directamente a los ojos? Fue, más bien… indiferencia. Por primera vez en mi vida estaba siendo un ser común y corriente en otros ojos que no fueran los míos.

Eso no me dejó estar tranquilo en ningún momento de lo que restó de la tarde. Intenté olvidar la manera en la que me ignoró aquel chico, en serio que puse todo mi esfuerzo para ser yo el que lo ignorara a él pero, sólo ese gesto, fue lo suficientemente impactante como para que perdiera mis tan preciadas horas de sueño y llegara con unas enormes sombras debajo de mis ojos.

Lo primero que hizo mi amigo fue reírse al verme, supongo que mi apariencia debía de ser muy divertida como para sacarle tantas carcajadas.

—Calma, él también caerá ante ti. Luego podrás rechazarlo —dijo golpeándome el hombro con una gran sonrisa adornando su rostro—. Nunca pensé que llegaría el día en el que te vería así, y ni siquiera sabes quién es ese niño.

¿Cómo podía estar tan afectado por un desconocido? ¿Por qué me importaba tanto? Sin darme cuenta mi monótona rutina había cambiado, ahora pasaba la mayoría del tiempo pensando en si los rumores que habían eran ciertos o no.

Unos decían que sí, que el niño, aunque es menor que yo por un año tiene apariencia de niño, quería salir conmigo porque le parezco atractivo. Otros decían que no, que, más bien, sólo quería ser mi amigo o que tenía cierta admiración por mí. Algunos pensaban que, en realidad, todo había sido una confusión porque era la primera persona que no me coqueteaba insistentemente.

Así pasó una semana, en la que yo sentí volverme loco. Por supuesto que no era la típica historia en la que sólo por verlo a los ojos una vez ya me sentía atraído hacia él, me negaba a que mi reacción fuera por eso. Tenía que aceptar que era muy atractivo pero la última vez que me dejé llevar por la apariencia y por la primer mirada encontré un cerebro vacío. Las personas así me aburrían, no tenían nada interesante de qué hablar ni nada interesante para hacer.

Mi cabeza dejó de darle vueltas al asunto cuando vi a aquel chico, ¿alegre?, no sé cómo catalogar su sonrisa,… abrazando a otro chico que va en mi salón. Bien, ese niño está loco.

Sus gustos son demasiado raros. Primero conmigo y ahora con el que se la pasa todo el día hablando de videojuegos y cosas raras que la mayoría de la gente no entiende.

Nuevamente nuestras miradas se cruzaron y obtuve la misma reacción: Indiferencia. No estaba ni el habitual sonrojo que mi mirada les causaba a las personas cuando me les quedaba viendo por más de cinco segundos.

Siguió platicando como si nada, tal y como la otra vez, me fui antes de cometer la locura que mi cabeza empezaba a maquinar. Una de las cosas que más odio de mí es eso: No me gusta que la gente me preste demasiada atención pero tampoco me gusta que me ignoren.

Bien, la situación comenzaba a desesperarme. Haría algo para saber si esos rumores eran ciertos.

***

—No lo puedo creer, ¿tú? ¿Has venido a pedirme ayuda para una cita? Esto es digno de anotar en algún libro de historia —rodé los ojos ante la burla de otro de mis amigos, el segundo galán de la escuela. Se podría decir que éramos un poco parecidos pero él sí sacaba provecho de los sentimientos que despertaba en la gente.

—¿Quieres callarte? Sólo te estoy pidiendo que consigas el nombre del chico de segundo año que, según los demás, quiere salir conmigo —dije un poco incómodo, recurrir a él sólo era sinónimo de algo: Estoy desesperado.

—No lo sé, ¿qué ganaré a cambio?

—Le diré a alguien que convenza a Heechul para que salga contigo de una vez por todas —por suerte, ésa carta está de mi lado. Si alguien podía convencer a otra "diva" de salir formalmente con él, ese era: Kim Kibum, la diva de la escuela y mi mejor amigo.

—Buena oferta —sabía que diría eso—. Dame cinco minutos, iré a ver a ese chico pero si queda enamorado de mí no será mi culpa.

Asentí sin quejarme de su estúpido argumento.

Si no le importo ni yo.

Pensé arrogantemente mientras me sentaba en mi banca, por suerte teníamos la clase libre. Garabateé un poco en la superficie en lo que regresaba, los minutos pasaron y él no aparecía. Cuando me harté de hacer dibujos fui a buscarlo.

No esperaba verlo casi arrinconando a aquel chico, quien, nuevamente, mostraba un actuar que me dejaba sorprendido. Ni siquiera el gran Choi Siwon lograba causar algo en él, no había ni un poco de nerviosismo en su rostro. Lo único que pude distinguir fue una cierta mirada de desafío.

¿En serio planeaba pelearse con alguien como él?

—Muévete —por primera vez escuché su voz. Era dulce… amenazadoramente dulce.

—Sólo dime tu nombre, luego podrás hacer lo que quieras —dijo Siwon encogiéndose de hombros—. Vamos, no es tan difícil.

—Uno… —miré extrañado cómo contaba en voz baja— dos… —La manera en la que decía los números era lenta y cada vez que terminaba de hablar avanzaba un paso. Casi podía rozarle la nariz para cuando llegó hasta él— tres… — La sonrisa de un diablo disfrazado de ángel apareció en ese momento.

Sin previo aviso le dio un puñetazo a Siwon en el estómago, lo miró de reojo cuando le susurró un “Te lo dije” y siguió caminando.

—¿Estás bien? —llegué hasta él, imposible que un niño así tuviera tanta fuerza.

—Lee… Taemin… —susurró agarrándose fuertemente el estómago— Así… así se llama… He visto su nombre en el cuaderno —este tipo es un maldito loco. Aunque agradecía que hubiera conseguido el nombre.

Ayudé a que se levantara y nos sentamos en una de las bancas que estaban cerca de ahí. Inconscientemente me estaba negando a creer que eso en realidad hubiera pasado.

—Estás verdaderamente loco si piensas salir con él —dijo mucho tiempo después. Parecía que el golpe sí le había afectado, deseché la idea de que estuviera fingiendo al ver que cerraba los ojos en señal de dolor—. Ojalá y te haga lo mismo cuando le hables.

Sólo esperaba que su deseo no se hiciera realidad.

***

Ya habían pasado algunos días desde que lo vi por última vez… de cerca. Quisiera o no mi mirada lo buscaba siempre que me encontraba fuera de mi salón y, aún ahí, había veces en las que también esperaba verlo. Su indiferencia me causaba interés, soy otro estúpido más que quiere las cosas que no puede tener.

Desde hace unos días atrás los rumores sólo se habían intensificado: Lee Taemin está interesado en mí. Intenté investigar un poco sobre él pero no sirvió de nada, al ser un nuevo estudiante, nadie sabía nada sobre él.

Es por eso que hoy sería el día, hoy le preguntaría si quería ir conmigo a algún lado. Bastaría con seguir los tres simples pasos: Llegar hasta él con una deslumbrante sonrisa, mirarlo  a los ojos para ponerlo nervioso y preguntarle si quería que lo acompañara de regreso a su casa. Ni más ni menos.

Respiré profundamente recordando las palabras burlonas de Kibum, mejor conocido como "Key", el rubio insoportable que siente que todo está bajo control si sólo sonríe y hace como si no supiera cuál es el verdadero problema. Debía de aprender a escoger a mis amigos.

Sonreí al recordarlo y me tranquilicé un poco. Disimuladamente, me había mandado fuerzas para hacer esto. Miré de un lado a otro, estaba en el pasillo que llevaba directo hacia su salón por lo que sería imposible que no me viera cuando saliera de su clase.

Las agujas del reloj resonaban en mi cabeza, era la primera vez que me ponía así de impaciente. En otras ocasiones hubiera esperado demasiado tiempo, incluso estuviera rogando porque no apareciera rápido la otra persona. Y, ahora, heme aquí…; esperando como cualquier otro chico de mi edad a que apareciera la persona por la que, al parecer, tengo un poco de interés.

La campana sonó anunciando el fin de las clases. Puse mi mejor sonrisa sin despegar la vista del pasillo. Cuando distinguí su cabello de entre los demás supe dos cosas: Se estaba acercando y me estaba obsesionando tanto con él hasta el punto de reconocer su cabello de entre todos los demás.

Me puse delante de él cuando noté que estaba a punto de irse sin siquiera verme.

—Hola —me animé a ser yo el que comenzara la conversación luego de varios incómodos segundos en los que me miró de una manera indescifrable.

—¿Qué quieres? —su voz sonó incluso más fría que aquella vez en la que golpeó a Siwon. Pasé saliva disimuladamente e hice el primer paso: La gran sonrisa.

—Bueno, mi nombre es Choi Minho —dije recargándome en la pared "casualmente" para verlo a los ojos—. He escuchado que te gusto y, bueno… quería saber si te gustaría salir por un rato a caminar o a hacer cualquier cosa que tú quieras —paso dos y tres, listos. Sus ojos me atraparon en ese momento, el pensamiento de que se veía tierno me espantó.

Se acercó un poco a mí. Claro, era de esperarse, ¿cómo podría rechazar la invitación de la persona que le gusta? Era normal que me mirara de esa manera y, puede ser que, su táctica de indiferencia fue sólo para llamar mi atención.

De nuevo, estaba regresando a las cosas “normales”, predecibles y monótonas…

—No, gracias.

Canté victoria demasiado pronto. Sin decir nada más, se fue.

¿En serio me acaba de rechazar?

Notas finales:

Eso dolió, Minho (?)

Ya saben quién será el narrador de esta historia; mi nuevo reto es aprender a narrar de otra forma, desde otro punto de vista y mejorar mi ortografía. Veamos qué tal me va con el rano como protagonista principal. Si los capítulos salen mal, es su culpa (?)

¿Qué les parece esta nueva historia? ¿Les interesaría seguir leyéndola? Tal vez haya apariciones de otras parejas ^^ Ya verán que también amarán a estos personajes, o eso espero..., yo aún no me recupero del final de "K.O." ;-;

Déjenme sus comentarios de amor/odio en los reviews por favor ^^ Me interesa saber qué les ha parecido el primer capítulo.

Página donde nos encontrarán a mí y, si tienen suerte, a Flamita: Mint & Flame.

Bye bye!!

Nos leemos luego n.n

PD: ¿Alguien más está obsesionad@ con el nuevo álbum de SHINee? *.*


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