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¡Perra Vida! por sakua_chan

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Notas del fanfic:

Bueeeh... Hace mucho que tenía ganas de escribir algo que tuviese que ver con animalitos. Notese que no tengo ni idea de como trate Ruki-san a Koron, simplemente he tomado la vida de los gazettos de manera ficticia para hacer de las mias con esta historia. Así que no se me vayan a poner recies con cosas de bienestar animal y eso... ¡Es ficción ;D!

Esta es mi primer historia en donde el AoiHa no roba camara O_O... en donde Ruki se lleva toda la atención y en la cual muy probablemente reine el Reituki. Por ende se lo quiero dedicar a una amiga muy valiosa: ESTO VA PARA TI, ARRIANE!!

Notas del capitulo:

Pues... ¿Qué les digo? Espero que les guste mucho. La verdad es que he estado ocupada con ciertos proyectos (de los que les hablaré más abajo) y por ello no he podido darle continuidad a mis otros fics. Pero eso se acabó! owo me pondré a ello desde ya ;D

PERRA VIDA
The GazettE Fanfic
Por Sakua-chan

De patitas, aullidos y guitarristas pervertidos.

La luz del sol colándose por aquella pequeña ventana, justo ahora, le parecía uno de los más grandes placeres de la vida. La condenada abertura no debía de tener más allá de unos 50x50 centímetros de área, y lo peor de todo era que consistía en una de esas réplicas de canceles en miniatura que se deslizaban a un costado, ni siquiera era de que los cristales pudiesen abrirse hacia afuera.

De cualquier manera, no existía forma alguna para que alguien de su tamaño consiguiera llegar hasta esa altura y luego tratar de pegar el brinco hacia el exterior. Eran demasiados los contras en su pobre intento de escapatoria.

Por una parte, del suelo a la ventana… calculaba que serían un metro y medio de altura por lo menos. Por mucho que intentase trepar por el bote de basura, dar una magnifica muestra de acrobacia aérea para llegar a la tapa del inodoro y sacar sus dotes de spider-man para intentar subir a la cubierta de porcelana del tanque del agua… Nah… Mejor ni hacerse ilusiones, aún desde ahí, su libertad le quedaría todavía a poco más de medio metro de distancia.

Y para seguir desgraciándole la existencia, a sus condenados guitarristas se les daba por vivir en un séptimo piso. Por donde quisiera verlo, tratar de huir tan temerariamente, era una pésima idea.

Decidió que la mejor opción era permanecer en el rincón del cuarto de baño, sentadito en su pequeño y peludo trasero, apoyado en sus cuatro patitas. Contemplando en silencio el cielo azul que alcanzaba a mirarse por la ventana abierta… Eso le relajaba, pese a lo cutre de su situación. Y le hubiese relajado todavía más si…

-¡A-Ah…! ¡Aoi-shi!

Maldita sea… ¿Era broma?

-¡Más duro, joder! ¡Rómpeme, Aoi-shi!

¿Aoi-shi? El muy puto pelinegro se quejaba de que las fans se refirieran a su persona con ese ridículo sobrenombre, pero si era Uruha quien le llamaba así en medio de sus malditos encuentros sexuales, ahí si no replicaba ni una pizca ¿No? No tenía ni idea de si en su actual condición podía ruborizarse, pero de lo que si era consciente era de que el calor le subía a sus peluditos carrillos.

-¡Pídemelo más fuerte, Kou! ¡Más fuerte!

Vaya… Con que a esa tortura se sometían las pequeñas especies que poseían tan buen sentido del oído ¿No? Definitivamente no era nada agradable escuchar a sus dos compañeros fornicar como si se tratase de conejos. Con pesar, se sorprendió a si mismo bajando sus grandes orejas, tratando de bloquear lo más posible su canal auditivo. Si conseguía volver a la normalidad… definitivamente necesitaría ir con un terapeuta.

-¡Párteme en dos! ¡Párteme! ¡A-Ah-ah…!

Si, “Aoi-shi”. ¿Por qué no lo partían en dos de una buena vez? Igual y así se callaban de una puta vez la boca. Suficiente tenía con que esos dos no fuesen para nada discretos cuando se encontraban en la intimidad de su sala de ensayos, como para que ahora de primera mano le tocase escuchar aquello. Desgraciados… No podía definirles de otra manera, menos después de que le encerraran en el baño de su apartamento solo para que “el pequeño no los importunara mientras se daban amor”.

-¡Ya casi, ya casi, Uru!

Ahora que se quedaba pensándolo con detenimiento. Solo porque ahora él se encontraba así, pero… ¿Cuántas veces no habría pasado Koron-chan por lo mismo? Claro, en su caso, le encerraba en la habitación que le tenía preparada únicamente para él, el perrito consentido de la casa. Jamás se imaginó que en verdad el aparato auditivo de los perros fuese tan desarrollado…

Akira siempre le decía algo sobre que era mejor hacer esas cosas en su apartamento, para evitarle estrés a su condenado perro. Pero no, él jamás hacía caso… No deseaba dejar a Koron-chan solo más de lo estrictamente “necesario”.

Se levantó de su sitio y caminó hasta el espejo de cuerpo completo que se mostraba justo detrás de la puerta. Igual si volvía a mirarse, ahora descubriría que volvía a tener su 1.64 de estatura, sus rubios cabellos, dos brazos y dos piernas… Igual y descubría que volvía a ser Ruki, el humano Ruki… y no ese pequeño chihuahua de color golondrino que ahora le regresaba su reflejo.

-¡Córrete dentro, córrete dentro, cariño!

Sus orejitas continuaban gachas, el hociquito clavado al suelo junto con su mirada. Gimió lastimeramente, su pequeño corazoncito se aceleraba en ansiedad y notó que su cuerpecito comenzaba a temblar, de esa manera que a veces le sacaba un poco de cuadro con Koron y razón por la cual siempre lo llevaba consigo en el bolso. Un largo suspiro salió desde el fondo de su pecho y al dejarlo escapar de entre sus diminutas fauces… Poco le importó que lo hiciera en forma de un doloroso aullido.

Su vida apestaba. Y no… no lo decía metafóricamente nada más… ¡¿Por qué los jodidos perros tenían también un súper olfato?! ¡Hasta ahí le llegaba el asqueroso aroma a sexo que despedía la habitación que estaba del otro lado de la puerta! ¡Esos hijos de las mil putas cogían como si no hubiese mañana! ¡Llegaban al clímax sin siquiera preocuparse de que alguien en su cuarto de baño sufría terriblemente!

-Yuu…

-¿Si…?

Vaya mierda… Encima se ponían románticos. Ni siquiera tenía que pegar la oreja contra la madera, sin problema alguno alcanzaba a escuchar a la perfección la cantidad de cursiladas que se decían luego de terminar su “acto de amor”. Un aullido quedito volvia a escapársele.

-Es Koron-chan…

-Está llorando…

Acto de amor. Por primera vez en mucho tiempo, del solo pensar en esa clase de bobadas, Reita aparecía en su cabeza casi de inmediato. Gimió quedito y entonces recordó la razón del porque se encontraba en el apartamento de los guitarristas pornográficos aquellos. Llevaba tanto tiempo ignorando a su pareja, por dedicarle toda su atención a su trabajo y a desvivirse por él mismo y su perro, que… ¡Justamente ahora! A Reita se le ocurría que: O se tomaban un fin de semana juntos, alejados de las responsabilidades y de su mascota, o su relación se podía ir al mismísimo carajo.

-Hay que sacarlo de ahí. Ru-chan no nos lo encargo para hacerlo sufrir…

-¿Y hasta ahora lo recuerdas, Shima?

-Vale ya, no pongas esa cara. Ve por él y déjalo salir.

¡¿Pero porque ahora?! ¡¿Por qué ahora que no era él mismo?! ¿Por qué justo cuando llevaba cerca de tres días de haber amanecido en el cuerpo de su perro? ¿Por qué justo ahora que era precisamente Koron-chan quien pasaría el fin de semana con Akira en SU cuerpo de Takanori Matsumoto? ¡Con SU Akira! ¡Argh! No podía más que rabiar, rabiar en serio… ¡Eso no podía estarle pasando! ¿En verdad Akira se convertiría en un jodido zoofilico sin enterarse de nada de ello!

Los aullidos se hicieron más prolongados, más fuertes, más dolorosos si se podía… Ya no aguantaba un día más en esa situación. ¿Por qué tenía que estar dándose cuenta de tantas cosas hasta ahora? ¿Por qué de esa manera? Ya no tenía cinco años, pero le importaba una reverenda mierda el que tantos “¿Porqué´s?” aparecieran en su cabeza. Solo quería respuestas.

-Ey… ¿Koron-chan? Ven acá, pequeño…

Que Aoi ni siquiera se le acercara. De inmediato se fue a su rincón… en esos momentos sentía que odiaba a la vida misma. Su iguana debía de estar de los mil amores con su perro encerrado en un cuerpo que no le pertenecía. Lo último que necesitaba era que Aoi abriese la puerta, medio vestido, y tratando de mostrarse amable, luego de que no hubiese mostrado nada de misericordia para encerrarle en ese cuarto con el único objetivo de poder follarse a gusto a su noviecito.

Un gruñido temerario, para su tamaño, salió de su hocico.

-Uru… Este perro está más raro que de costumbre- Observaba el pelinegro regresando a la cama, dejándole la puerta del baño abierta- Definitivamente Ruki lo tiene demasiado mimado. Si no quiere salir, no voy a ser yo quien intente sacarlo.

Nuevamente esos humanos se le perdían de vista. ¡Momento! ¿Habia dicho “esos humanos”? No, no, no… Era como estar dando por sentado que él mismo no era igual que esos dos, y eso no era para nada cierto. ¡De alguna manera debería de recuperar su cuerpo! ¿Cómo? ¡No lo sabía! Pero debía de hacerlo…

-Déjale así. Con la puerta abierta saldrá en cualquier momento, Yuu.

-Esto de las mascotas es molesto. Creo que debo de estar agradecido de que tú prefieras las plantas, pato.

-Eres un idiota…

¡Gran descubrimiento, Uruha! Eso ya lo sabían todos. Aoi era idiota y de esos que no se caían de la cama de pequeños, sino de los que ya traían lo idiota de nacimiento. Permaneció sentado en su rincón de nueva cuenta… Necesitaba seguir analizando cómo era que todo había ocurrido. Hacía ya tres días que se encontraba en el cuerpo de su perro.

 

¡Maldita señora! ¡¿Quién diablos se creía para intentar patear de esa manera a Koron-chan?! Su perro era algo huraño y territorial sí, pero no era para nada porque lo estuviese malcriando como la condenada vieja insinuaba.

Bien, quizás si era algo extremo el que el chihuahua le mordiese el tobillo, provocándole una pequeña hemorragia. Pero de eso a que… ¡Argh! Si hasta le ofreció pagarle los gastos médicos, entonces ¿Cuál era el puto problema? No era la primera ni la última vez que Koron-chan intentaba agredir a alguien. Así era su mascota, solo con él se sentía a gustito y no dudaba en lanzar la mordida si alguien más trataba de acercársele. Sabía marcar perfectamente su espacio. No por ser pequeño iba a dejarse de los demás ¿O si?

Esa noche se fue a la cama con la idea de que, en efecto, como persona civilizada había sido terrible el haberle hecho una señal con el dedo medio a la mujer esa luego de que dijera cosas como “¡Usted tiene la culpa! ¡Ese perro es inseguro e histérico por su sobreproteccionismo, joven!” o “¡Pero se va a arrepentir! ¡A la mala pero tendrá que aprender el lugar que cada individuo tiene en este mundo!”.

Luego de eso la mugre vieja le escupió a los pies… Pudo haberlo hecho a la cara, pero no… ¡Iba y le escupía en uno de sus pares de zapatos más nuevos! ¡No tenían ni tres puestas y…! Vale ya, no importaba… No se desgastaría en ello.

Reita le marcó por teléfono antes de que intentase dormir siquiera, se sentía fatigado, pero aun así a alguien debía de contarle la epopeya por la que había pasado junto con Koron-chan. Sorprendentemente, la estúpida iguana iba y se ponía del lado de la desconocida esa… ¡¿Qué clase de novio era ese?! ¡Ush! Con razón tardó años en darle el “si” para por fin formalizar algo… Era idiota. ¿Cómo que cada individuo tenía un sitio en el mundo? ¡Y una mierda! Koron era como parte de su familia.

Cortó la llamada sin miramientos, dejando a su pareja con la palabra en la boca… Tampoco eso importaba, tampoco era la primera vez que discutía con el Suzuki por el mismo tema. Inclusive ya le aburría aquello.

La señora escupidora de zapatos no era idiota. Reita no era idiota. Y Koron-chan no era tan dulce como él habría imaginado… ¿Por qué había tenido que descubrir de esa manera que… su perro le tenía tanto resentimiento?

Qué raro… ¿Qué hacía despertando en la habitación destinada para su perro? No recordaba haber despertado durante la noche para ir a hacerle compañía. Y en todo caso, no tendría por qué estar recostado en la camita de Koron, normalmente si le hacía alguna visita nocturna, se quedaba a dormir en un pequeño sofá que tenía en la habitación precisamente para pasar alguna que otra noche acompañando a su mascota.

Fue en el momento de estirar su cuerpo mañaneramente que lo notó. Sus manos eran pequeñas y peludas. El suelo estaba demasiado cerca de su rostro. Y en definitiva él no acostumbraba a estirarse extendiendo los miembros anteriores al frente y los posteriores hacia atrás arqueando tanto su espalda hasta levantar su pequeño y ¿peludo? trasero de aquella manera. En ese momento fue que todo dejó de cuadrarle… ¡Él ni siquiera debía de caber en la camita de Koron-chan! ¡¿Qué diablos estaba ocurriendo ahí?!

Asustado y con el cuerpo tembloroso caminó a cuatro puntos por la habitación, todo le parecía enorme desde esa altura. Aun así negaba con la cabeza… Todo era tan surrealista que seguramente se trataba solo de un mal sueño. Tan se trataba de un mal sueño, que casi animoso se dio a la tarea de correr con toda naturalidad en sus cuatro patitas hasta el sitio que reconocía como su dormitorio; no todos los días te soñabas en el cuerpo de tu perro ¿O si?

Para no dejar de lado la cotidianeidad en su sueño, resultó ser que, tal y como hacía en la realidad… la puerta permanecía abierta para que Koron-chan entrase a su antojo. Alguien dormía en su cama. Rodeó el mueble y reconoció sus propios cabellos rubios sobre la almohada. Ayudándose de una habilidad, que desconocía en él, para morder las sabanas… logró subir hasta la cama. Con miedo observó en silencio su rostro dormido.

¿Qué se supone que hiciera ahora? “¡Ey, tu! ¡Despierta! Necesito salir de esta pesadilla cuanto antes” quiso decir, sin embargo… fueron tres escandalosos y chillantes ladridos los que salieron de su garganta. Un silencio sepulcral lo invadió… y casi quiso morirse cuando se topó de frente con los ojos de aquel extraño mirándole igualmente sorprendido.

-¡¿Qué está pasando?!- Preguntaba su propia voz una vez que aquel Ruki se sentaba de golpe en medio de las sabanas, haciendo que de paso el rodara un poco sobre las mismas. Más al instante volvió al ataque y se le colocó en las piernas por encima del acolchado- ¿En verdad es esto una pesadilla?

¿Una pesadilla? ¿Por qué lo mencionaba? ¿Acaso le entendía? Sus ojos se abrieron enormemente…

-“¿Tu-tu puedes entenderme?”- Preguntó, aunque de antemano sabía que esos dos agudos ladridos saldrían de su hocico.

-Si… - Ese desconocido Ruki se miraba extrañado las manos y cada uno de los dedos de estas. Tocaba sus revueltos y rubios cabellos, se palmeaba una y otra vez las mejillas, y al mismo tiempo no lo perdía de vista a él y su peluda existencia.

-“¿Quién diablos eres y porqué estas usando mi cuerpo?”- Se alteró de inmediato, mostrándole su pequeña pero poderosa mandíbula canida en medio de un gracioso gruñido, que lejos estaba de parecer temerario.- “Y si yo estoy aquí ¿En dónde está mi Koron-chan?”

De pronto la mirada de incredulidad del sujeto cambió drásticamente, ahora enarcaba una ceja y le observaba con cierta altivez en los ojos. Se sintió ridículo cuando le palmeó la cabeza como si se tratase de alguna clase de muñeco de peluche… ¡¿Este qué se creía?!

-Vaya, vaya… Ruki-san ¿No es así?

No, que no usará ese tonito con él. Solo ÉL podía usar ese tonito con su voz, porque era SU voz. Su instrumento, su mayor tesoro. Un nudo se formó en su garganta y su cuerpo comenzó a temblar de algo que él quería convencerse que era rabia y no miedo.

-“¿Qui-quién mierda eres tú?”- No. Su ladrido ahora sonaba lastimero, casi por instinto sus patas le hacían retroceder a penas unos centímetros.

-¿No te haces una idea, Ruki-san?- Preguntaba ahora el humano inclinándose hacia el frente, lo suficiente para encararse con el pequeño chihuahua – Soy ese al que llevas torturando de calor con suetercitos, con estorbosos moños. Al que encierras en un cuarto cuando vas a fornicar con ese amable sujeto Suzuki, pese a que varias veces él te ha dicho que se larguen a otro sitio a hacer sus cosas. –La sonrisa de ese sujeto se tornaba más retorcida si se podía – Soy ese al que insistes en llevar en un bolso, pese a que daría todo por resignarme a caminar con una correa, lo que fuera con tal de ser más perro que humano, Ruki-san…

-“No…”- El canino ya lo comenzaba a tener claro. Pero continuaba queriendo convencerse de que se trataba solo de un mal sueño.

-Soy ese perrito al que insistes en ponerle perfumes que “no hacen daño a mi olfato”, pero que de igual manera me irritan la nariz. Ese al que prefieres estresar al cortarle las uñas en lugar de dejarlo caminar en la calle para poder limarlas… -Ladeó su rostro y le miró altivo. De esa manera en que no permitía que le mirasen ni sus directivos en el trabajo- Ahora que puedo decirlo con todas sus letras ¿Debo presentarme, Ruki-san? ¿Quizás ahora si Koron pueda decirte que dejes de usar el “chan” porque no soy una jodida hembra?

No supo cómo fue que ocurrió, pero de una pegó el brinco al suelo y salió huyendo hasta donde se hallaba la camita de Koron-chan. Se refundió hasta lo más profundo de las cobijitas que ahí estaban dispuestas… Su cuerpo entero temblaba y su corazón parecía enloquecer dentro de su pecho. Casi con miedo levantó la mirada al escuchar que la puerta del cuarto se abría… observó que sus pantuflas negras con pinchos se acercaban hasta donde se encontraba refugiado.

-No temas, Ruki-san. No tengo ni idea de que es lo que está ocurriendo…- Koron se colocaba en cuclillas frente a él, al tiempo que le descubría su pequeña cabecita negra.- No pienso abusar de ti ni mucho menos. No es mi estilo. Simplemente te voy a dar la vida que tú me has dado hasta ahora precisamente – El ahora perro levantó sus enormes ojos. El miedo y el nerviosismo no le abandonaban ni un momento- Y quizás ahora en verdad comprendas que tan despreciable o placentera puede ser la vida de un perro, según el buen o mal amo que le toque tener.

Ruki bajó la mirada. Aquellas palabras sonaban amables… Y aun así… ¿Por qué no alcanzaba a sentir esa amabilidad en ellas?

Notas finales:

ALGO MÁS DE MÁS CON SAKUA-CHAN <3

¡Hola! Soy Sakua, esa perezosa que ha estado traumada jugando #Rol en Facebook y que por ende no ha venido a publicar nada. Pero bueh... ya me estoy dedicando a ello de nuevo. Tengo un inusitado estado de inspiración bien extraño XDD. Humm... pues con la novedad de que hace algunos meses me cree un Twitter ¿Alguien gusta seguirme? Soy adicta a hacer RT a cada rato y publicar un montón de cosas de mi vida cotidiana... ;D igual y asi me meten presión a actualizar XDD... es que sin presión no escribo. http://twitter.com/shudder_nausea

Humm... Bueno, otra cosa en la que me he entretenido es en La GazettA, es una revista que fundé en facebook junto con otra amiga de mi país. Pfff... soy la diseñadora grafica oficial y es... ¡Rayos! es horrible cuando se me viene la fecha de entrega xDD http://facebook.com/lagazettarevista

Y bueno, luego de todo este brevario publicitario... *largo suspiro*... ¡Se los suplico! Dejenme aunque sea las buenas noches, me he quebrado la cabeza terriblemente para sacar este primer capitulo... siempre he pensado que el primer capi es siempre el mas complejo de una historia, ya ni siquiera el ultimo... ¡El primero es el determinante! O_O así lo veo yo, es como la base del todo y de ahi arrancas y te debrayas con el resto...

En fin, dejo de estarles chinchando con tanta cosa... Dejen aunque sea un peque-review ¿si? *m* son gratis y me meteran presión para actualizar mis fics <3

 

Byebye~!

Pd: Me siento tan rara o.o... hace siglos no pedía con tanto amor los reviews XDD


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