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Mi Encuentro con el Demonio por ZuminoeRiriko

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Notas del fanfic:

Full Metal Alchemist no me pertenece, si no a su respectivo autor.

Notas del capitulo:

es mi primer fan fic, por favor sean amables.

Era una tarde, el sol empezaba por ocultarse y podía apreciarse el atardecer, como una hermosa esfera amarilla escondiéndose atrás de unas montañas, dejando atrás al cielo azulado claro, para dar paso a una noche obscura, con unas hermosas y pequeñas estrellas que se asomaban poco a poco, un muchacho que su cuerpo que no aparentaba su edad, ni su género, tenía un hermosa piel nívea, unos ojos y cabellos de un dorado resplandeciente, sin pasar por alto (obviamente) sus labios color cereza (un poco cuarteados por el frío del viento); de 1.50 cm de estatura y un cuerpo realmente pequeño y delicado (que aria pensar a cualquiera que, con un poco más de fuerza en el viento, podría llevarse lo volando e incluso romperlo por la mitad ) su bello cuerpo era oculto por una larga gabardina color rojo que le llegaba 4 centímetros debajo de la rodilla, tenía unos hermosos flequillos dorados tapando un poco sus lindos ojos color ámbar, que eran movidos ligeramente movidos por la briza.

aquel hermoso ser caminaba tranquilamente sobre la acera de una calle de dos sentidos, demasiado estrecha para que dos autos lograsen pasar, en su tranquila caminata de regreso de su trabajo en una tienda de antigüedades, un ruido llamo su atención, era un ruido de varios vidrios quebrándose y madera rompiéndose, detrás de él, al darse la vuelta, pudo apreciar más el escenario de donde provenían aquellos ruidos, observo dos hombres tirados en el suelo peleando, luchando uno contra otro, se golpeaban en la cara salvajemente.

-ya verás… ¿a quién le dijiste gordo estúpido?... ¿eh?- dijo jadeante.

-por supuesto que te dije a ti imbécil- dijo el otro en las mismas condiciones.

-aquí el único imbécil eres tu maldito ebrio- dijo con rabia.

-¡ja! si serás idiota, yo no estoy ebrio…si no pregúntale a la Ada que baila con el duende detrás de ti… hip!

-pfff…me haces reír, ¿que no ves que es un gato declarándole su amor a una cabeza de pescado?
“estos dos están ebrios hasta el cuello” dijo el ojiámbar con unos ojos chiquitos llenos de lastima y escéptica ante su inteligencia, con una cara de incomprensión e ironía de solo ver esa escena tan lamentable entre los dos borrachines.

cuando por fin ambos decidieron ir por el cuello, asfixiándose mutuamente, el ojiámbar pudo notar que el sonido de los vidrios era porque ambos en un intento desesperado por poder acabar con el otro se estrellaron un par de botellas de cerveza en sus cráneos (o eso supuso nuestra belleza) ya que ambos hombres estaban llenos de ese olor a alcohol tan potente y un par de vidrios que aun yacían sobre sus melenas nada arregladas.

“parece ser que estos tipos no conocen lo que se llaman peines” pensó el rubio, y el sonido de madera rompiéndose, parecía ser de la puerta de un bar situado atrás de los dos tipos, donde, minutos antes habitaban hasta que por su pelea se estrellaron con gran fuerza contra esta, partiéndola por la mitad y salir disparados afuera.

cuando por fin uno de los hombres cedió ante el agarre del otro, cayo desmayado por la falta de aire, el otro tipo victorioso, lo soltó antes de que este se muriera de verdad, se levantó con un gran esfuerzo que se hizo muy notable, tenía la camisa y pantalón desgarrados, llenos de sangre y alcohol por la dura pelea, nadaba en su propio sudor, y su larga barba y cabello enmarañados (con un par de canas), respiraba agitadamente por la falta de aire, hasta que levanto la vista y pudo observar la octava maravilla del mundo, le salió un sonrisa burlona y sus ojos que antes estaban inyectados de ira, ahora eran de deseo y lujuria, se acercó al ojiámbar aun con la respiración agitada.

se detuvo a tres pasos de distancia para observarle mientras le tiraba todo su aliento fétido, el ojiámbar no retrocedió “que desperdicio de oxígeno, este tipo al menos ¿conoce lo que es una pasta dental? ” pensó para sí mismo, por otro lado el otro tipo se relamió los labios de forma lujuriosa, ¿enojo e ira? o ¿repugnancia y unas incesantes ganas de vomitar? era lo que pensaba que sentía el ojiámbar ante ese acto echo por el tipo enfrente suyo, no pudo más que limitarse a hacer una mueca de asco, cosa que el desconocedor de peines y pasta dental no paso por alto, por otro lado el ojiámbar se dio la vuelta para seguir con su camino, cuando sintió un gran dolor en su muñeca, pues el hombre lo había tomado con tanta rudeza y lo jalo para que estuvieran apenas medio paso más cerca, bufo en su cara y le dijo:

-hola lindura. ¿no quieres jugar con el tío?, te vas a divertir-le dijo a su oído tomándolo por la cintura.

-no se me da a estar con animales imbécil, ¿conoces la pasta dental?-le dijo con una sonrisa ladeada burlona, cosa que hizo que el otro tipo se cabreara.

-mira amorcito no me agás enojar si no quieres terminar mal… espera-dijo con gran asombro y los ojos le quedaron como platos-tu eres un hombre…-dijo con algo de confusión, para que luego sonriera de una manera escalofriante-así que un hombre ¿eh?, entonces no tengo porque ser delicado contigo y me darás lo que quiero enano-dijo de forma burlona mientras extendía la mano para tocar sus mechones dorados, pero antes de que este al menos consiguiera rosarle, ya había recibido un puñetazo en el rostro que lo hizo retroceder 3 metros atrás y salían borbotones de sangre de su nariz ya rota, mientras yacía tirado boca arriba inconsciente en la acera.

-¡¿a quién le dices que es tan enano que incluso a lado de unas pulgas no se logra ver!? ¡¿eh?! responde antes de que te mate!!! - gritaba  eufórico un hermoso ojiámbar perfecto- ¡¿me oíste o te meto la idea por el culo?!- o al menos eso aparentaba, gritaba con una venita en la frente que resaltaba su enojo y un aura asesina que incluso los ciegos verían. el ojiámbar caminaba hacia, su casa ya de noche, sacando un par de bufidos molestos en el camino “ese imbécil… ¡¿quién se cree para llamarme enano?! decía soltando golpes y patadas al aire estilo caricatura “no… cálmate… al final le diste una paliza a ese bastardo jajajaja, aprenderán a no meterse con Ed-sama jajajaja”

pensaba mientras se calmaba y tomaba un paso más lento, dentro de su mente pensaba “no quiero llegar… ¿para qué?, siempre será lo mismo… no es que me disguste… soy feliz pero… solo soy un estorbo… lo sé…no tendría que estar aquí desde hace mucho tiempo… cuando sucedió eso …” pensaba deteniendo su paso, mirando hacia arriba observando la oscuridad de la noche, con esas pequeñas estrellas y la luna como una esfera blanca luminosa adornándola, la observo durante minutos , perdiendo sus hermosos ojos dorados en aquella oscuridad que lo envolvía “deja de pensar en eso… ahora ya no sirve de nada…” dijo para sí mientras bajaba la mirada para seguir con su camino.

después de un rato de caminar, se detuvo en una puerta café de madera, de una casa de dos pisos, pintada de blanco y con tejas rojizas en la azotea y dos ventanas a cada lado de la puerta, más otras dos en el segundo piso, las cuales tenían balcón, el de la izquierda tenía 2 jarrones con lirios blancos y la otra sin flores.

durante unos minutos vio la puerta con indecisión y duda, hasta que por fin, saco unas llaves de su bolsillo, del cual colgaba un llavero de una pequeña armadura de no más de 4 cm , la coloco dentro de la cerradura y abrió lentamente, cuando la abrió por completo, adentro uno de sus pies dentro de la casa, cuando por fin entro, recibió un duro golpe de una cosa que no logro distinguir, ya que sucedió demasiado rápido, cayó de espaldas con un enorme chichón en la cabeza, a lo cual reacciono cuando vio a una tierna niña sentada sobre su estómago.

-¡Ed-niichan bienvenido! ¿cómo te fue en el trabajo? ¿quieres jugar conmigo? ¡sí! ¡sí! ¡sí! di que sí Ed-niichan- le decía la linda niña de cabello castaño, con unos ojos de cachorro, lucia baja estatura, de no más de 7 años de edad. unos lindos zapatos rojos y un vestido blanco con volantes rosas.

-no… lo siento… yo estoy algo cansado- decía el ojiámbar con una gota de sudor en la frente estilo anime.

-queee!!! ¿por qué?- insistía la niña haciendo un puchero, cosa que puso en un aprieto al ojiámbar.

-ara, ara… Elicia no molestes a ed, tuvo un largo día en el trabajo, déjalo descansar ¿sí?- decía otra castaña, vestida de un lindo vestido de noche, muy bien arreglada, unos ojos color miel y una sonrisa llena de ternura.

-ya voy mamá- decía la niña con un aire decepcionado y se levantaba de encima del rubio para dirigirse a lado de su madre.

-lo siento Ed, ¿estás bien? ¿Elicia te lastimo?- pregunto la castaña un poco preocupada y avergonzada por lo que acababa de hacer su hija.

-no… estoy bien, gracias- dijo el ojiámbar con una sonrisa fingida, pero la dulce castaña le creyó y le devolvió la sonrisa- ¿van a salir a algún lado?- pregunto el chico al ver de la forma tan elegante en la que estaba vestida la castaña.

-si, hoy es nuestro aniversario y el bello día donde también nació mi amada El-chan- dijo un hombre que salía de una habitación de detrás de la mujer, vestía un traje negro y una camisa blanca, una corbata azul marino y sus ojos verdes eran ocultados por unas gafas, cuyo resplandor no dejaba apreciarse bien por estas- ¿te molestaría quedarte en casa mientras salimos Ed?- pregunto el hombre de lentes un tanto preocupado.

-no, no me importa- dijo el ojiámbar, levantándose del suelo.

-¿estás seguro Ed?, podrías venir con nosotros si quieres- dijo la castaña preocupada.

-no, no se preocupe- dijo el ojiámbar- la verdad estoy muy cansado y preferiría dormir, hoy tuve muchos clientes en la tienda que no tuve tiempo de sentarme una sola vez- mintió el rubio, pues en todo el día solo tuvo un cliente y el resto de la tarde se la paso durmiendo.

-ya veo, gracias Ed- dijo la castaña sonriendo- en el refrigerador hay comida, solo debes calentarla.

-si, muchas gracias- sonrió este- los veo más tarde- dijo viendo como la familia se despedía y salía por la puerta, para después, subirse a un gran auto y perderse en la oscuridad de la noche.

el ojiámbar subió al otro piso para dirigirse a su habitación, abrió la puerta, para después quitarse la ropa y entrar al baño para ducharse, al entrar a la ducha abrió la llave de la regadera para que la dulce agua recorriera todo su delicado cuerpo, las gotas caían por sus lindos labios, para después bajar por su pecho y seguir todo ese increíble recorrido hasta sus pies.

cuando termino de bañarse entro de nueva cuenta a su habitación, empezó a secarse su cuerpo con una pequeña toalla, primero sus brazos, después su pecho, hasta llegar el torso, siguiendo secando su piel nívea con unos ademanes delicados, para terminar secándose por completo y ponerse una pijama blanca, con botones azules, se secó el pelo para después apagar la luz, pero cuando hizo esto último y se dirigió a su cama escucho un leve ruido, se dio la vuelta en sus talones y pudo observar una persona recargada en la puerta de la habitación.

-¿quién demonios eres? habla si no quieres que te muela a golpes- decía el ojiámbar con un toque de ira en sus ojos.

-eso precisamente soy- dijo riéndose con sorna.

-déjate de tonterías imbécil y muéstrate- rugió el rubio, pero sus ojos se pusieron como platos ante lo que observo, pues la luz de la luna que entro por la ventana, ilumino aquel intruso, dejando ver a un tipo de traje negro, zapatos del mismo color, una camiseta roja, corbata negra también, ojos negros como la noche, cabello color azabache, unos rasgos tan bien formados que lo hacían ver realmente sexy y en su cabeza algo que lo destacaba eran…¡¡¡¿unos cuernos?!!!, el rubio tenía los ojos como platos ante esto, estaba realmente shockeado, lo único que pudo articular en palabras fue:

-¡¿qué mierda eres?!- dijo sin salir de su asombro, viendo al pelinegro como un animal extraño.

-¡¡¡¿a quién le dices demonio de mierda mocoso estúpido?!!!- dijo el pelinegro con una cruz roja en la frente demostrando su enojo- yo soy el hijo Mephisto, la mano derecha de satanás, el encargado de capturar almas del infierno, quien se unió a lucifer en la rebelión contra dios, la persona más elegante y yo en algún momento lo sucederé en su poder, mi nombre es Roy Mustang Mefistófeles- dijo con un aire creído- y para tu mala suerte vengo por tu alma para tener el reconocimiento de mi padre- dijo con una sonrisa burlona.

-aja… entonces ¿eres un hijo de papi?- dijo el rubio ya sin mucha impresión.

-¡¿qué pero?!... ¿acaso no me escuchaste?- pregunto esté pensando que si aparte de mal hablado era sordo- dije que venía por tu alma- repitió de nuevo, mostrando de nueva cuenta esa sonrisa burlona.

-si lo sé, te escuche la primera vez- dijo este mientras dejaba la pose en guardia que tenia para después meterse dentro de las sabanas y empezar a dormir.

-¡mocoso de mierda no me ignores!- grito este al ver esa reacción tan irrespetuosa del menor que no entendía su situación- te dije que venía por tu alma maldito- mascullo este- así que aun que me llores, ruegues y me supl…- pero no termino de decir la oración ya que el ojiámbar lo interrumpió.

-si y dime… ¿quién está haciendo eso?, si vienes por mi alma pues tómala, no creo que duela tanto como escucharte hablar- dijo el ojiámbar con una mirada retadora y una sonrisa aún más burlona que la del demonio, el cual solo pudo observar esos ojos tan retadores, brillaban con una intensidad ante la luz de la luna que hacía verlo tan perfecto, como una llama, tan brillante a la que si tocas sin duda saldrás lastimado, no pudo más que sonreír fascinado ante aquella escena que le mostraban, “serás mío quieras o no” pensó el demonio mientras daba 3 pasos atrás para desaparecerse en la oscuridad y dejar aquella habitación.

-y bien, ¿qué esperas?- pero se sorprendió al ver que el otro ya no estaba- ¿no que venias por mi alma? ¡ya! cobarde- dijo el rubio envolviéndose de nuevo en las sabanas para quedarse dormido, sin darse cuenta en el lío en el que se metía.

Notas finales:

Espero les haya gustado, agradesco comentarios destructivos.


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