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You're my BABY por Misa Tsukamoto

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Notas del fanfic:

Hola, éste es un fanfic algo común... Para aquellos que me conocen sabrán que subo un capítulo cada semana, y para aquellos que no, ahora se están enterando (?) 

Subiré los capítulos todos los lunes. 

 

Éste fic estará centrado más en el HimLo...creo pero trataré de hacerlo lo más parejo posible para las tres couples. 

 

Espero sea de su agrado ^^ 

Notas del capitulo:

Hola...Espero les agrade éste primer cap ^^ cualquier cosa solo díganme. 

Puede escribirme un comentario o dejarme algo dicho en mi pag de facebook https://www.facebook.com/lanimisatsukamoto 

 

 

 

El tono del celular sonaba constantemente, era un sonido molesto y hasta podría describirlo como odioso.

Cerró sus ojos aún con el celular apoyado en su oreja, mientras que con su otra mano rascó su frente justo al lado de su sien. Se estaba desesperando.

 

Kim Himchan no se caracterizaba por ser muy paciente en realidad, su personalidad activa le hacía estar ansioso ante un simple llamado que no era contestado.

Odiaba cuando él necesitaba de alguien y ese alguien no atendía el teléfono.

Aunque en el fondo, tenía una idea más o menos de porqué las tres personas a las que había llamado no le habían contestado.

Era una de esas noches libres de B.A.P, una de las pocas noches libres que tenían; y obviamente no se quedarían en casa para dormir temprano, debían aprovechar, a mitad de sus promociones de “Badman” luego de haber viajado por el mundo y un próximo Debut en Japón merecían una noche para disfrutar… bueno, por lo menos eso deseaban cinco integrantes, ya que Zelo en realidad sólo ansiaba una cama. Aún era menor de edad, por lo cual era entendible, no era como si tuviera muchos lugares a donde ir por las noches.

En cambio, Himchan sí tenía, pero sin una compañía, y no se refería a su buen amigo Yongguk, no, él se refería a otro tipo de compañía; Yongguk era aburrido, pues aunque antes solían salir mucho juntos en las noches, ahora él prefería pasar esa noche encerrado en un estudio de la empresa la cual los representaba, componiendo música. Himchan extrañaba las noches en las que salían, no sólo con Yongguk, sino con Jongup y Youngjae, a beber alcohol y disfrutar de la noche.

Pero eso después del debut cambio, y ahora Jongup, Youngjae y Daehyun se habían ido por un camino diferente al de él, como se suponía que tendría una cita le dejaron atrás, yéndose solos, Yongguk se había ido a la empresa, y él… bueno, él tenía un lugar a donde ir, pero no tenía la chica que necesitaba.

 

Por eso había tenido tres intentos, marco primero un número, pero ella no atendió, lo cual le sorprendió, había quedado de salir esa noche con ella, al parecer le habían dejado plantado. Himchan era bastante mujeriego, aunque jamás se notara eso, se aprovechaba de aquella personalidad sociable y carismática, un tanto afeminada por sucesos de su pasado en una clase con mayoría de chicas, y de más cosas para conseguir teléfono de idols femeninas a cantidad; algo de lo que él alardeaba, e incluso lo había dicho en una nota que le habían hecho en el pasado.

Siguió intentando con otra improvisada, y finalmente otra, la cual al parecer iba por el mismo camino de las primeras. Ninguna le atendió, y Himchan sabía que cuando juegas y juegas simplemente, luego las relaciones se cortan, porque al parecer, las chicas maduraban mientras él se quedaba en los amores de una noche.

 

Ahora estaba molesto. Cortó el celular con rabia apretando fuerte la pantalla, lo arrojó con cuidado contradictorio a su furia, sobre la mesa y luego, apoyó la espalda en el sofá para refregarse los ojos con ambas manos. Quería salir, quería divertirse, quería pasar una noche como hacía tiempo no pasaba. Estaba listo, un jean azul oscuro, ajustado, una camina negra desprendida en los primeros botones, y el cabello perfectamente peinado, liso, rubio y sedoso. Sin contar ese agradable perfume de colonia masculina, que se combinaba con el aroma excitante del desodorante y el shampoo.

Pero a pesar de todo eso, le habían dejado esperando, y sus dos salvavidas le habían terminado por hundir y ahogarlo en vez de rescatarlo. Tenía dos opciones más, pero la última vez no había quedado bien con ellas… por lo que era mejor que ni siquiera lo intentara. Podría también ir a algún lugar y conocer a alguien nuevo, pero siendo un idol, coquetear con alguien que no conoces no es buena idea. Cuando se es famoso, se podrá creer que es un tanto paranoico ese pensamiento, pero nunca se sabe si a quien le coqueteas no es un paparazzi encubierto… o alguna fan desequilibrada mentalmente; por eso Himchan prefería rendirse ahora, antes que salir al otro día en todos los periódicos y revistas de moda. 

 

-        ¿Hyun? ¿Estás bien? – Oyó la voz suave del maknae, sintió el tacto de la mano aterciopelada en su hombro, y el calor de su cuerpo cerca del suyo. Zelo estaba parado junto al sofá, un poco agachado para ver su rostro.

-        Sí, no te preocupes Zelo. – Contestó separando las manos de su rostro.

Miró al pequeño de gran altura, y sus ojos se movieron observando toda la anatomía frente a él, no sólo aquellos labios formados de un color fresa le habían incitado, sino también aquella blanca piel.

El maknae acababa de salir de la ducha al parecer, pues aquella piel se veía fresca y lechosa como la de un bebé, desprendía un aroma húmedo y agradable que inundó las fosas nasales del mayor.

Estaba con tan sólo una remera negra puesta, ancha y larga, y un short de pijama, algo ancho pero no tan largo, dejando verse en él unas piernas delgadas, muslos carnosos, y más piel blanca…

¿Cómo se verían aquellas piernas y aquellos muslos con marcas de mordidas y rasguños?

Himchan desvió sus pensamientos, no era la primera vez que veía al maknae así, por lo que definitivamente la abstinencia y la falta de compañía femenina le deberían de estar atrofiando el cerebro para pensar algo así de con respeto a Zelo.

 

–        Al parecer, tendremos noche de chicos – Dijo animado, difuminando cada imagen mental que se había hecho en cuanto a aquellas piernas. No debía, y tampoco le parecía sano, era un enfermo pedófilo, sin contar que Zelo también era un chico como él, y los hombres a Himchan no le iban… por más rumores de las fans que hubieran.

–        ¿No ibas a salir? – El joven se irguió y sacó la mano del hombro de Himchan, le miró de reojo mientras acomodaba un poco su cabello humedecido.

El aroma se desprendió de él, como un incentivo para Himchan, despertando en él un lado que jamás había percibido.

No comprendía porqué se sentía así, jamás le había pasado, quizás era el hecho de que ahora no corría con el horario justo, y podía apreciar cosas en el pequeño que antes no había notado, quizás también el hecho de que estaban solos, y eso nunca había ocurrido a no ser que salieran a comer fuera… O quizás también porque hoy estaba enojado con el género femenino por ignorarlo.

Aunque en realidad ya no importaba el porqué, sea como sea, se estaba sintiendo un tanto atraído.

–        No, bueno sí, pero me dejaron plantado… – Contestó e inconscientemente se corrió un poco de lugar.

–        Lo siento, la próxima será. – Animó el joven sentándose en el sofá.

–        ¿Vemos una película?

Y ante aquella pregunta Zelo sólo hizo un gesto que restaba importancia, al parecer le daba igual. Se veía un tanto aburrido…

 

Y Himchan podía tener unas cuantas ideas de cómo distraerle, aunque no debía y eso no era correcto. Él no era bisexual, por lo que no comprendía el porqué de estarle sucediendo aquello. Como siempre, cariñoso como él sólo podía ser, en el correr de la película que habían encontrado en la televisión, se le dio por tomar la mano del maknae.

Todo era normal, Himchan siempre tenía esas atenciones con los demás, tomar de las manos, entrelazar dedos, abrazar, e incluso hasta regalar besos. Pero esa no era la mejor noche para hacerlo.

El tictac del reloj se oía, las voces en la televisión también, en el idioma que tanto le gustaba al menor de los dos, con subtítulos en coreano debajo. Pero la concentración de ambos no estaba en la pantalla, si bien sus ojos veían de frente las imágenes que se proyectaban en ellas gracias al satélite que transmitía la señal; la realidad es que estaban muy lejos de allí, sus mentes no comprendían nada de aquella película, mientras sus manos jugaban a acariciarse con los dedos entrelazados.

 

Zelo se comenzó a sentir incómodo cuando el dedo pulgar del mayor se coló por el hueco de sus manos unidas, jugó con la palma ajena produciéndole leves cosquillas que pusieron un tanto nervioso al menor; tragó saliva sonoramente, e hizo muecas moviendo las comisuras de sus labios cometiendo el error de observar las manos.

Estaban apoyadas en su muslo desnudo, y recién ahora se daba cuenta de que el short se le había levantado al sentarse. Mordió su labio inferior y nuevamente miró la pantalla, seguro estaba malinterpretando todo, seguro Himchan lo hacía inconscientemente y en realidad estaba muy concentrado en la película, así que, él debía de hacer lo mismo.

Pero por más que lo intentó, su dedo pulgar se movió solo, acariciando la mano de Himchan como pudiese, y sin realmente quererlo, su cuerpo sólo actuó arrimándose más a su hyung.

¿Qué le estaba sucediendo? ¿Por qué sentía la necesidad de estar más cerca?

Zelo no se daba cuenta, pero había caído a los encantos de Himchan, encantos que con tan sólo un roce de su dedo pulgar, ya salían a flote, dejado al menor completamente confundido.

 

Himchan sonrió para sus adentros, y con el temor de que Zelo le recriminara algo separó los dedos para que en vez de acariciar la mano del pequeño, apoyara la palma sobre su muslo.

La piel de Zelo estaba fría, y la mano de Himchan caliente, haciendo que el menor diera un suave respingo sobre el sofá. Pero no quería mirar a su hyung, no quería decir nada, apenas si podía mantener su mente; eso no era normal, había sobrepasado los límites de Himchan, aunque, Himchan siempre le tocaba el trasero… quizás esto también era normal. El pequeño no sabía qué pensar, ¿reprendía a su hyung? ¿Le decía algo o se quedaba callado? No lo sabía, y por lo tanto la opción de callarse prevaleció.

Algo que Himchan aprovechó.

Entre el sonido del reloj y las voces agitadas de la película, cuyos protagonistas corrían en aquella escena; Himchan se aventuró más, si Zelo le decía algo podía inventarse que se trataba de una broma para ponerlo nervioso, pero no fue así, Zelo ni siquiera dijo algo, estaba tan aturdido por lo que sucedía que no podía hablar. Su hyung, Himchan, aquel conejo que él veía con chicas diferentes, enamorándolas por una noche, ese mismo, había ido escalando por su muslo, con un roce de su mano húmeda y caliente, para terminar frotando su entrepierna por sobre la ropa.

Y Zelo no estaba acostumbrado a aquellos estímulos, a pesar de que no era virgen.

Respondió con un estremecimiento de su cuerpo, y cuando se dio cuenta, la mano se había adentrado a su short y a su ropa interior. Miró rápidamente a Himchan, pero éste mantenía el rostro serio, aburrido, como si nada sucediera, aun mirando la pantalla del televisor, pareciera que algo había poseído la mano de Himchan, y el mismo dueño de dicha mano ni se hubiera enterado de lo que hacía. Zelo respiró profundo… tampoco es que aquello le dañaría, por lo cual optó por… disfrutar, simplemente eso, disfrutar de aquella mano que acariciaba su miembro; de aquel tacto tibio que se acoplaba al calor de su zona intima.

Instintivamente, sus piernas se abrieron un poco más, mientras la espalda resbalaba por el respaldo del sofá. Himchan tomó la anchura del miembro del pequeño y lo bombeó masturbándole.

 

Al sonido del reloj y el ajetreo de la película, se sumaron los dulces gemidos del maknae.

 

Gemidos que luego fueron acompañados por los del mayor. Himchan ya no podía pretender que seguía viendo la película, ya no podía negar lo que estaba haciendo y al ver como el pequeño disfrutaba sin control decidió aventurarse un poco más.

Se dio vuelta en el sofá, girando por sobre Zelo para quedar a horcajadas de él, sus piernas aprisionaron un poco las piernas del menor que deseaban abrirse mas no podían hacerlo ahora. Le miró con una sonrisa de roedor y pasó la lengua por sus labios; Zelo la observó, siguió aquel recorrido que había hecho aquel músculo humedeciendo la fina boca y se le antojó… pero no se animó, podía ser que su hyung le estuviera masturbando, pero no se animaba a besarlo.

 

-        ¿Te gusta? – Preguntó sabiendo la obvia respuesta, su dedo pulgar acarició el glande y cortó aquel frenesí que llevaba, haciendo movimientos más lentos y tortuosos.

Zelo no pudo responder, gimió y musitó algo inentendible, su cadera embistió sin que su cerebro le ordenara, y buscando más libertad sus propias manos bajaron su ropa hasta los muslos.

Himchan mordió sus labios, estaba frente a un hombre, frente a alguien que tenía el mismo sexo que él, pero lo sentía igual de caliente como a una mujer. Su entrepierna no soportaba estar guardada, el bulto en sus pantalones se hizo notable para los ojos de Zelo, quien luego de ver aquello desvió sus ojos hasta los del mayor… ¿querría Himchan también la atención que él estaba recibiendo? Obviamente sí, Zelo se reprendió mentalmente por no haberse dado cuenta antes.

Comenzó a pelear con el cierre del pantalón del mayor, le costó un poco pero finalmente logró bajarlo, el botón fue algo fácil de desenganchar y por fin Himchan logró suspirar livianamente. Su zona más problemática en esos momentos estaba con un poco más de libertad.

Fue cuestión de segundos para que Zelo reaccionara luego de ver aquel pedazo de carne viva y caliente entre sus manos, comenzó a masturbar a su hyung con un ritmo lento al igual que el otro lo hacía, no tenía ni idea de cómo masturbar a otro chico, pero gracias a que Himchan se lo hacía a él, Zelo copiaba sus movimientos. Himchan comenzó a jugar con aquella sensación de placer que sentía recorrer su cuerpo, el pene de Zelo se había convertido en un juguete justo para aquello, lo rozaba, jalaba su piel suavemente, acariciaba la punta y finalmente, cuando notó que Zelo copiaba todos sus movimientos y era un tanto desesperante, tomó el tronco del miembro con su mano y comenzó un movimiento de arriba hacia abajo completamente desenfrenado.

A ésta altura ambos falos estaban completamente erguidos, palpitantes y tan anhelantes de un clímax que no deseaban seguir esperando.

 

-        ¡Oh sí! Bebé más rápido – Gimió el mayor, con su mano libre se aferró a los cabellos del menor cinchándolos un poco; su frente se apoyó sobre la de Zelo y ambas miradas se conectaron llenas de deseo desbordante.

 

Zelo quiso hablar, pero como la anterior vez no pudo, sólo soltó un gemido ronco y el movimiento de su mano adquirió más velocidad. Mordió sus labios intentando acallar esos jadeos que no le dejaban respirar con normalidad, la temperatura de su piel había aumentado, tanto que su cuerpo ahora estaba cubierto de sudor.

No despegó la vista de los ojos contrarios, y su mano libre se dirigió hasta la cadera de Himchan, se adentró un poco en la ropa desprolija y bajó hasta la nalga del contrario, la apretó clavando sus uñas en aquella piel tan suave; y a la mente de Himchan volvió aquel pensamiento sobre las piernas de Zelo… él intentando no hacer realidad esa fantasía de marcar su pálida piel, y sin embargo Zelo le estaba arañando de una forma que seguro al otro día tendría una marca en su trasero.

 

Los gemidos se hicieron incontrolables, apretaron sus dientes, tensaron sus músculos y se oprimían mutuamente uniendo más sus cuerpos y chocando más sus frentes. El ritmo era incontrolable, guiado completamente por la pasión, les dolía la muñeca pero no le daban importancia, cualquiera de los dos sabía que si frenaba ahora el otro le asesinaría… o por lo menos lo intentaría.

Finalmente el menor de los dos dejó escapar su semen al mismo tiempo que un temblor en todo su cuerpo le indicó que había llegado al orgasmo, su boca se abrió y gimió fuertemente haciendo que su aliento chocara contra Himchan; sus ojos intentaron seguir viendo aquella mirada depredadora frente a él pero no pudo, el sólo hecho de haber llegado al clímax había nublado su visión, le había descolocado de la realidad y ahora sólo quedaba un niño con temblores en todo su cuerpo.

Ni siquiera se dio cuenta cuando su mano se frenó, pero gracias a aquel orgasmo, había apretado tan fuertemente el miembro ajeno que Himchan también había terminado; los ojos del mayor se cerraron fuertemente, pero su boca también se abrió dejando escapar un gemido alto.

 

Nuevamente el sonido de la tele se escuchaba, el tictac del reloj volvía a ser perceptible para ambos, aunque la agitación de sus respiraciones impidiera un poco eso, al igual que ese fuerte bombeo de sus corazones.

Himchan gateó un poco hacia el costado, sólo pudiendo estirarse en lo que quedaba libre del sofá; sonrió algo complacido y volteó su cuerpo para ver al menor. Zelo se encontraba laxo, con la cabeza tirada en el respaldo del sofá y sus ojos mirando al techo, mientras su bonita boca se mantenía abierta ayudando a su nariz para respirar.

 

-        ¿No te habrás cansado ya? ¿No? – Preguntó con una sonrisa pícara el mayor, quitó su remera y Zelo le miró completamente estupefacto, quizás hasta un poco asustado.

-        ¿Otra vez? Hyung… – No sabía qué decir, pues la experiencia le había encantado, pero tampoco podía estar haciendo esas cosas con su hyung ¿verdad?

-        ¿Qué? Somos hombres, no tiene nada de malo que nos masturbemos mutuamente… anda, ven aquí, eres un niño aún, tómalo como unas clases particulares que puedes tener en cuenta para tu autosatisfacción algún día. – Sonrió sentándose en el sofá.

Zelo estaba completamente sin palabras, pero ante aquella insistente sonrisa, no se pudo negar, y cuando el mayor le desnudó, el menor sólo se dejó llevar, nuevamente como al principio.

 

 

Mientras tanto, lejos de allí, en la empresa de TS entertainment, en uno de los estudios, se encontraba Yongguk, completamente sumido en su trabajo.

Estaba algo cansado, pero tenía en su cabeza algo que debía sacar de allí, la imaginación estaba flotando en el aire y él sólo era capaz de agarrar  una parte. Las palabras, las melodías, todo se veía sumamente confuso, pero lo seguía intentando.

No se iba a rendir con tanto por crear, era una noche larga y antes había preferido no salir con sus compañeros sólo para ir a aquel estudio y encerrarse a componer… eso era lo que él hacía, porque realmente lo disfrutaba. Como la frase en su espalda decía, él hacía lo que amaba, y amaba lo que hacía, por ello para él no era ninguna pérdida de tiempo libre el trabajar incluso en las noches que no tenían nada que hacer. Además, él sentía que tenía que estar agradecido con la vida, no todos logran hacer lo que quieren, o no todos logran encontrar ese algo que les apasiona realmente y él había tenido la suerte de sí poder hacerlo.

Y como siempre, allí se encontraba él, plagado de letras de canciones que nunca llegarían a nada, bocetos de música, micrófonos, instrumentos musicales, computador y muchas tazas de café.

Él era feliz ahí, en su mundo y a su modo.

Bostezó por el cansancio, miro el reloj de reojo, aún era temprano. Siguió improvisando melodías, pero había algo que no encajaba… se decidió en el momento a buscar entre sus hojas algunas notas especiales que él mismo había anotado para no olvidar.

Y entre tantos cuadernos, libretas y hojas sueltas estaba ella…

Ella era… una carta.

Su papel de azul claro, como los que Yongguk veía en la empresa; estaba doblada perfectamente y con sumo cuidado, desprendía un suave aroma a fresas y Yongguk se extrañó de haberla visto allí.

¿Para quién sería? Arrugó su entrecejo y siendo un poco curioso miró a quien iba dirigida.

Y como siempre la curiosidad mató al gato. La carta tenía como destinatario su nombre, Bang Yongguk.

Inmediatamente la abrió, la letra era impresa, imposible de saber quién la había escrito, especialmente por ese “Quien te ama en secreto”… un momento, ¿“Quien te ama en secreto”?

Sus ojos subieron de aquella última línea como un centellazo hasta la parte superior de la carta. Estaba muy claro, fuese quien fuese le estaba declarando su amor, pero, de cierto modo no lo hacía, porque él no podía identificar al remitente.

 

«Es la primera vez que le escribo a alguien, siento nervios de hecho, quisiera decirle tantas cosas que mi corazón grita al verle, pero siento que no puedo, y aunque lo haga, usted no me oirá ¿verdad? Mi corazón late fervientemente cuando le veo, sus ojos oscuros como la noche son extrañas gemas que no podría dejar de ver jamás, y sus labios, con todo respeto, siento que son como un dulce que quisiera probar.

Me es tan difícil expresar mis sentimientos de forma escrita, pero quiero que sepa que me he enamorado de usted.

Atentamente, quien le ama en secreto.»

 

Claramente en la carta se dejaba ver ese amor, entre la poesía que el escritor había intentado hacer creando metáforas, en ese corazón que late fervientemente cuando le veía, y esas ansias de probar sus labios.

Yongguk sintió un escalofrío, su mano se dirigió a su boca y la yema de sus dedos mayor e índice tocaron los labios superficialmente. La mirada perdida en la pared sentenciaba al pensamiento intrigado y el revoltijo de emociones dentro de su cuerpo y su mente. Si aquello era una broma, quizás podría ser divertida, pero también muy molesta, porque el corazón de Yongguk se aceleró al leer cada palabra de aquella carta.

Estaba intrigado, estaba completamente curioso de quien podría ser ese amor secreto que le regalaba tal hermosa carta. ¿Sería alguna chica de la empresa? Quizás una trainee, o ¿por qué no? Alguna de las chicas de “Secret”  

Porque imposible que fuera una fan, las fans no tenían acceso a aquella habitación… por ende, debía de ser alguien de la misma empresa que él.

Sonrió ahora entusiasmado, extrañamente tenía más energía para continuar trabajando. Guardó la carta con sumo cuidado, sin siquiera arrugarla, doblándola tan prolijamente como antes estaba doblada.

 

 

Pasadas las tres de la madrugada llegó al departamento, las luces estaban apagadas, todo estaba en silencio; fue caminando a paso lento, casi arrastrando sus pies, los ojos le ardían y el sueño hacía caer sus parpados mientras la boca estaba reseca deseando algo que beber.

Tronó su cuello dirigiéndose a la cocina, prendió las luces. No había rastros de nadie, ni siquiera de una cocina sucia, como si nadie la hubiera tocado, aunque ahora que recordaba Zelo se había quedado solo en la casa y él no solía acercarse a la cocina.

Abrió la heladera y mientras sonreía ante aquel pensamiento del pequeño maknae que era bueno lavando ropa pero no cocinando, llevó la botella de agua que sacó fría, a sus labios, bebiendo satisfecho aquel líquido transparente.

Quería dormir, tan sólo eso, por lo que sus pies casi por automatismo le llevaron hasta la habitación luego de cerrar la heladera. Oyó que tan sólo se oían sus pasos, y el crujir de la puerta una vez que la abrió intentando no hacer ruido. Arrugó su entrecejo y observó entre la oscuridad la cama de Zelo para ver al pequeño antes de acostarse en la propia.

 

Pero se llevó una sorpresa al no encontrarlo allí, la mirada recorrió la habitación entera, la poca luz que entraba desde la cocina que había dejado encendida no le dejaba distinguir bien dónde estaba el pequeño. Buscó fijando bien sus ojos y le encontró en aquel bulto que se hallaba en la cama de Himchan. Quizás el pequeño se había ido a dormir a esa cama porque estaba muy cansado y le dio pereza subir a la litera de arriba, pero al acercarse más, Yongguk vio que aquello no fue así.

Himchan también estaba ahí, los dos cuerpos se hallaban bajo las frazadas, abrazados. Una escena enternecedora para Yongguk quien omitía el dato de que aquellos dos se habían masturbado mutuamente hasta el cansancio que les venció, haciéndoles dormirse inmediatamente abrazados, conservando el calor y el sudor de sus cuerpos.

Para suerte de ellos, antes de dormirse se habían puesto su ropa, por lo que Yongguk interpretó aquello solamente como un acto paternal por parte de Himchan; solía tener esos arranques de padre, o quizás hasta de madre, con el pequeño ya que según él estaba muy solo luego de alejarse de sus padres.

Seguramente –en la mente de Yongguk­– Himchan se había quedado con Zelo para que no se sintiera tan solo, por lo mismo también había dormido con él. Al día siguiente le preguntaría qué pasó con la cita que el segundo mayor tenía aquella noche, si la había cancelado por Junhong sería un milagro, Himchan al fin parecía estar siendo el hyung que Yongguk siempre le pidió que fuera para ayudarle con los menores. 

Notas finales:

Bueno, eso es todo ^^ ¿qué les pareció? Espero les haya gustado, ya saben cualquier cosa díganme ^^ 

 

Nos vemos el lunes que viene ♥ 


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