Los Chaton son una raza nacida en el mundo futurista “Celes”. Ellos nacieron para servir a amos que sepan cuidarlos y amarlos. Pero no todo es así.
Ellos son tratados como mascotas, lo más bajo y cruel destinado a ellos.
Mientras luchan por su libertad, historias diferentes pasan. Aquí una de ellas.
¿Salvando o siendo salvado por un Chaton?
Capítulo 1:
Haruhiko refunfuñó mientras salía del restaurante. Él no podría creer que el bendito hombre de negocios lo dejara plantado sin aviso previo.
Él era un importante empresario con dinero y poder suficiente para hacer difícil la vida de Suzuki Ichiro, y el hombre lo entendería pronto por creerse con el derecho a dejarlo esperar por media hora sin resultado.
No solo el incumplimiento profesional lo irritaba, el saberse en el sector 3 en plena tarde y solo, lo ponía algo nervioso. Haruhiko y Celes entero sabía que ese sector en particular no era el mejor. Este contaba con la tasa más alta en crimen y más baja en aprovechamiento de las ventajas del mundo.
Viendo a ambos lados de la solitaria calle, Haruhiko metió su mano con reloj de oro en el bolsillo de su gabardina. Él no quería ser parte de la estadística de asalto poco frecuente. Pensar en ser víctima de un crimen por primera vez en su vida lo ponía aún más furioso.
Haruhiko camino más a prisa y sin entretenerse. Por simple lógica no podía llamar a su costoso carro a que lo recogiera, y solo por lo anterior un taxi tampoco era apropiado, así que debía seguir todo derecho hasta llegara la línea imaginaria que dividía el sector 3 del 7. Como magia, Haruhiko sabía que ahí nunca nada le pasaría y seria seguro solo irse. Estaba muy agradecido de estar tan cerca de la frontera.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un solitario hombre poco delante de él. Su sola presencia era sospechosa mientras permanecía apoyado en la cortina metálica de un negocio cerrado. Haruhiko sin pensarlo cruzo la calle hacia la otra acera para evitarlo. El hombre sonrió socarronamente.
El en ese preciso instante maldecía a Suzuki Ichiro y a su padre, el ultimo culpable en gran parte de que el accediera a ver al irresponsable sujeto, pero como Fuyuhiko siempre lograba lo que quería, Haruhiko no pudo negarse. Nunca podría negarse por más que quisiera.
Su apellido y linaje pesaba mientras su vida solo sucedía sin tegua ni satisfacciones. Él no podía renunciar siendo el eminente heredero de la corporación Usami, pero Haruhiko sabía también que eso terminaría por ser su perdición sin misericordia. Su trabajo no solo podía ser desechado por sus deseos de ser acompañado como ahora su medio hermano.
Una parte de él se lamentaba al ser tan infantil en un pasado y solo haber aceptado la importante posición. Él lo había hecho inconscientemente para llevarle la delantera a su hermano y ser mejor que él, quitarle su insoportable expresión permanente de indiferencia. Pero Akihiko no se dio por aludido nunca y continúo con su libre y perfecta vida, dejando a Haruhiko como el idiota imprudente que solía ser.
Frunciendo el cejo ahora colérico, Haruhiko vio el final de su camino a solo un par de metros. Sus caóticas emociones seguro se calmarían si se deshacía de la incómoda amenaza de peligro.
Haruhiko podría haber jurado sentir un cambio en el ambiente cuando llego al sector 7. Él se detuvo y alzo su mano por encima de su cabeza, apretando con su pulgar el centro de su palma derecha. Con mirada desinteresada miro alrededor también ahí solitario. El esperaba que llamar a su auto no fuera su sentencia de muerte.
Cuando vio el orgulloso *Maybach Exelero bajar y estacionarse enfrente de él, por fin pudo relajarse. El alivio le duro poco cuando alguien lo embistió, tirándolo al piso junto con su agresor. Ambos quejándose cuando Haruhiko cayó de culo con un pequeño hombre encima de él.
-¡¡¿Qué demonios?!!- grito ofendido y enojado Haruhiko, mirando al idiota que lo tiro.
Ahí, recostado, temblando y ocupando muy poco espacio, estaba un joven hermoso, etéreo y andrógino. Un ángel poseedor de la más impresionante y bella mirada azul zafiro intenso que pudiera existir.
El ángel gimió con horror, mirando con miedo intenso y pesado a Haruhiko. El después desvió rápidamente la vista, checando alrededor con pánico, su cuerpo sacudido por más temblores mientras molestas lágrimas profanaban la hermosa belleza del Chaton...
-... ¿Eh?- logro susurrar sin ser escuchado Haruhiko, dando con la encrespada larga colita esbelta y con las alertas orejitas puntiagudas que reaccionaban con el mínimo sonido.
El bello chico lo miro con sorpresa y desesperación, separándose rápidamente de él. Haruhiko lo vio levantarse y girar bruscamente su cabeza, mirando hacia el cercano sector 3 con pánico mientras susurraba atropelladamente sin sentido.
Haruhiko se levantó con rapidez cuando el ángel volvió a gemir con horror y claros sonidos de persecución se escucharon aproximarse.
-¡Encuéntrenlo!
-Tráiganlo rápido. ¡No debe estar muy lejos!
-¿Quieren morir? ¡Rápido, búsquenlo!
Haruhiko no supo porque lo hizo, su cuerpo tomo vida propia mientras atraía al chico y se metía con él a su automóvil estacionado y con la puerta abierta. Abrazando fuertemente al asustado Chaton, Haruhiko vio protegido por las ventanas especiales del auto a varios hombres pasar cerca, todos con pistolas y enojadas miradas, buscando con frenesí.
El jalo al chico y se acostó con él en los dos únicos asientos cuando un particularmente feo hombre con aura cruel y sus buenos veinte kilos de sobrepeso se detuvo, gruñendo, a solo un metro de la puerta del lujoso automóvil donde ellos se escondían.
El ángel que no dejaba de temblar sin control y sollozar, se tapó la boca para que su llanto no se escuchara. Con su otra mano estrangulo el fino saco de Haruhiko mientras también veía por la cercana ventana.
El mafioso dio una anhelante mirada al coche, luego bufo y al final alzo la mirada cuando uno de sus compañeros lo alcanzo.
-No está cerca, jefe...
-¡Imbécil! No me salgas con eso- gruño el gordo hombre, golpeando con la culata de su pistola la cabeza del otro sujeto. -¡Tienen que buscar a ese maldito Chaton!
-¡¡La policía viene!!- llego gritando un tercer tipo. Los otros dos abrieron con sorpresa sus ojos, solo segundo después un destartalado auto bajo de las autopistas y se estaciono cerca de los malos.
-¡Lo buscaremos desde aquí! Así también estaremos protegidos- sugirió una voz dentro del coche.
-¡Muévanse!- gruño el evidente jefe mientras todos subían y se iban.
Haruhiko no dejo de abrazar fuertemente al chico que termino por desplomarse lastimosamente. Su llanto era agudo y el ángel solo encontró alivio escondiéndose en el pecho de Haruhiko, recibiendo suaves e inseguras caricias tranquilizadoras en su espalda. Afortunadamente el Chaton no lloro mucho y pronto termino profundamente dormido, ante la consternación de Haruhiko.
Con suavidad se separó lo justo del aún más bello Chaton dormido para deshacerse de su abrigo. Sin pensar tapo el seductor cuerpo prácticamente desnudo. El ignoro las bellas y largas piernas lucidas por un corto short, el plano abdomen y la escasa playera negra de licra que solo protegía medio torso.
Un ángel provocador, pero evidentemente víctima.
Haruhiko se tomó solo un momento más en admirar el tranquilo y embriagador rostro dormido, después con reticencia se separó de el con dificultad. Dejando al Chaton dormir en una posición sentada, Haruhiko le puso el cinturón de seguridad y la gabardina. Sin complicaciones llego al volante y a toda prisa, acelerando toda la impresionante potencia del auto, se alejó de ahí. Solo cuando se sintió lo bastante lejos se elevó.
Sin saberlo, el destino de ambos hombres sellado por la decisión de Haruhiko al salvar a ese bello Chaton.
Gaby estaba muerto. No había razón que explicara su comodidad que la muerte rodeándolo de paz, calidez y un sutil aroma masculino y atrayente.
El inconscientemente empezó a lamentar todas las cosas que no había podido disfrutar en vida. Por ejemplo, ver los mundos tan diversos y bellos con lo que Celes tenía contacto, navegar a su antojo en la Net o comer chocolate plata de nuevo y ver las estrellas con su delicioso sabor. Lo que más triste lo ponía es que él había muerto sin ser libre o haber amado sin medida...
Gabriel estaba a punto de llorar la pérdida de su imaginario amante hasta que sintió algo... literalmente.
Si estaba por fin muerto, ¿porque sentía? Solían decir que morir traía paz y tranquilidad, pero Gaby solo se sentía cansado, somnoliento y con hambre. ¿El cielo se había negado a recibirlo y su destino era permanecer con los síntomas que el más odio en vida?
¡Enfócate Gabriel Summers ahora mismo y piensa con lógica de sobreviviente!
El chico abrió con rapidez los ojos al escuchar mentalmente la orden de su sempai. Tan rápido abrió los ojos los cerro por la cegadora luz que entraba a caudales. Entonces si murió y estaba en el cielo...
-¡Lo espere por más de media hora!- escucho lejana la voz de alguien irritado y frio. Gaby inmóvil vio con ojos entrecerrados hacia la dirección que sus entrenadas orejas de Chaton le dijeron.
Su vista tolero por fin toda la brillante luz y admiro con rico detalle la lujosa y amplia habitación donde estaba.
Una gran ventana de piso a techo resguardada por dos delicadas cortinas blancas ocupaba toda la pared izquierda. A la derecha había una gran pantalla holográfica prendida con noticias sin sonido. Dos puertas caoba gemelas estaban entreabiertas al lado, dejando ver parte de un armario.
Al fondo de la habitación estaba Gaby, sentado en una gran cama de cómodas y limpiar sabanas de algodón, almohadones también blancos con relleno especial que ajustaba a la forma del que las usara al dormir. Enfrente de Gaby había tres puertas. Una cercana a la enorme ventana, otra solo separada a un metro de la pared durazno de la derecha, la última puerta en el centro de las otras también estaba entreabierta, señalándole a Gaby que era la salida a un pasillo también iluminado por el fuerte sol de la temprana mañana.
Un aroma singular acudió a él. Sin casi moverse Gaby vio la pequeña salita a la derecha. Solo tres lindas y simples butacas formando un triángulo, en el centro una mesita con un periódico impreso, varias hojas holográficas que flotaban encima de este y una taza con algo que desprendía un vapor con olor penetrante, tostado y algo amargo.
Gaby empezó a intentar recordar cómo había llegado a tan cómoda y cara recamara, pero sus recuerdos eran movidos y borrosos, advirtiéndole con un rey-de-los-dolores-de-cabeza que no presionara.
Su estómago adverso gruño y el solo movió nervioso su colita rubia, sin saber que hacer ahora. Él no sabía si estaba a salvo, mucho menos si podría comer algo de nuevo. Demonios, aún se cuestionaba si estaba vivo.
-...Lo hice, así que avísale...
De nuevo esa voz, esta vez acercándose. Gaby sin dudar se volvió a acostar y tapar con las sabanas. Él se hundió solo lo necesario para ocultarse, pero lo suficiente para entreabrir los ojos y espiar.
-¿...Desea de otro modo?- dijo una voz monótona y fría esta vez de mujer.
Gaby impidió sobresaltarse cuando un hombre entro en la habitación. El solo tuvo una breve vista del impresionante tipo antes de acobardarse y cerrar por completo sus ojos.
El hombre que acababa de entrar tenia corto cabello negro, anticuados lentes físicos y finos, al igual que su traje de diseño. Su aspecto era frio, elegante, serio y tranquilo... también extremadamente guapo para los extraños gustos de Gaby.
-¿Señor?- pregunto la voz femenina. Gaby supo que venía del video-llamada que el hombre sostenía mientras entraba, llevando una charola a rebosar de comida.
-Habla bajo- susurro seco el extraño, caminando sin hacer ruido hacia la mesa de centro de vidrio reforzado. -Y no, no lo deseo de otro modo. Evidentemente los lazos con Suzuki terminaron.
-C-como ordene, señor...
Gaby gimoteo interiormente. Lo que le faltaba, terminar en la custodia de un tipo frio que sin oposición ordenaba sin inmutarse.
-Sobre la reunión con su padre... -empezó insegura la mujer que conversaba con el extraño, pero este le detuvo con un gruñido pequeño, perfectamente audible en el silencio de la habitación.
-Cancela. Hasta donde él sabe estoy ocupado con trabajo.
-¿Viajes?
-Fuera de Celes y por un largo tiempo...
El hombre también era distante con familia y mentiroso, bueno saberlo.
Gaby escucho el tintinear de la bandeja de servicio. Arriesgándose volvió a entreabrir los ojos, viendo justo cuando el hombre apago la pantalla y bebió rápidamente de la taza al lado de la bandeja en la mesa.
-¿Cuál es el progreso de lo que te encargue?- pregunto el hombre sin ver la hoja holográfica de la video-llamada que flotaba enfrente del. El extraño acomodaba en un pulcro bulto los documentos de la mesa.
-Está todo listo, señor. En cuanto llegue le daré el informe.
-¿Cuántos se involucraron?- murmuro el hombre, esta vez sí viendo la pantalla con seriedad.
-Solo el experto, señor. Nadie más.
-¿Doumeki?- cuestiono con un leve tinte de curiosidad.
-Correcto. El trabajo no era demasiado complicado como para llamar a otra persona más- rio nerviosamente la interlocutora.
El extraño no se inmuto mientras miraba ausente la comida aun sin tocar. Gaby se paralizo cuando el extraño lo miro también distraídamente. Sus ojos obscuros eran enigmáticos ocultos ocasionalmente por los lentes.
El Chaton se quedó sin respiración, su cuerpo atento y su corazón latiendo sin control mientras recuerdos querían volver a él, pero lo impidió. Ahora lo importante era evitar que el extraño notara que ya había despertado y estaba atento.
-Llama al doctor de nuevo esta tarde, Hanata. Que espere hasta que lo pueda escoltar...
-Claro, señor.
El extraño desvió la mirada y tomo las hojas. Con delicados movimientos envió una por una al brazalete, todas desapareciendo sin dejar rastro.
-También espera a Doumeki. Juntos me darán el informe. Voy para allá. Sabes el procedimiento, que nadie me moleste.
-Por supuesto, señor. Lo esperaremos...
La imagen desapareció justo cuando el extraño se levantó de su asiento. Este le dio una mirada por última vez antes de retirarse. Sus pasos alejándose no se llevó la angustia de Gaby mientras recordaba todo con horrorosa nitidez.
Él había huido del Profesor y había corrido con bastante desagradable información.
Gaby estaba muerto... o pronto lo estaría.
Haruhiko paso gran parte de la mañana y tarde trabajando solo por instinto y costumbre, su mente sin en realidad estar ahí. Sus pensamientos por completo estaban en el Chaton hermoso que ocupaba su cama.
Él no lo quería admitir, pero se sentía consternado de lo perfecto y correcto que se veía el ángel recuperarse en su prácticamente nueva cama. Se estaba volviendo loco.
-Señor, por la línea dos esta Isaka Ryuuichirou-sama...
¡Excelente, lo que necesitaba!
-¡Haruhiko~!- grito su amigo de infancia al aparecer en la pantalla holográfica que usaba en su oficina para video-llamadas.
-Estoy ocupado, habla rápido.
-Esa actitud... Te he dicho que seas más cálido si no buscas permanecer solo eternamente...
-Un gusto hablar contigo... -susurro Haruhiko dispuesto a cortar la inútil llamada.
-¡Ah, espera, espera! Ya, dejare los sermones... -prometió entre risitas el Director Ejecutivo mientras Haruhiko sin alterarse lo miraba.
-¿Sucede algo interesante en Moonless para que me llames?- cuestiono desinteresado mientras manejaba documentos en su escritorio.
-Todo va bien por aquí, gracias por tu sarcasmo. Por cierto, me encontré con Akihiko ayer...
Haruhiko tenso su mano encima de uno de sus escritos, provocando que dado la inexistencia física de este, su mano simplemente lo atravesara.
-...Estaba con su Chaton, y déjame decirte que se comporta muy protector con él. También aquí se reunieron, irónicamente, *Sumi Keiichi y Akanabe Mitsu. Los tres juntos por primera vez en años...
Un evento significativo, teniendo en cuenta que incluso Haruhiko se enteró del escándalo protagonizado por esos tres.
Supuestamente Akanabe jugaba con su amante estable, Akihiko, y lo engañaba con Sumi. Todo mentira, Haruhiko sabiendo la verdad a pesar de no haber estado involucrado.
-Ten cuidado- advirtió distraído a su amigo, aun sin verlo.
-Oh, créeme, no quiero más problemas con ese trio dinámico. Como sea, no hablaba por eso. Blair me dijo que no has asistido a las reuniones por los detalles de MI boda- recalco evidentemente molesto.
-Ryuuichirou... -suspiro, sin embargo el director negó dramático.
-No importa, en serio. Solo es el mayor evento en mi vida, solo eso...
-¡En Celes aún faltan dos semanas!- gruño logrando enojarse. -Ten en cuenta la maldita diferencia de horario. Además, estoy ocupado, no puedo ir cuando me lo piden.
-Ni siquiera hacer el esfuerzo, ¿cierto?- pregunto el hombre, pareciendo verdaderamente herido. Haruhiko lo conocía bien y sabía que su amigo casi siempre pretendía jugar sin dejar sus verdaderos sentimientos al descubierto. Esta vez no era así.
-Ryu, acepte ser tu testigo y padrino. No me arrepentiré, lo prometo. -Isaka levanto la mirada y lo miro sorprendido. -No podré ir a todos los ensayos y no tomare muchas decisiones acerca de tu día especial, pero estaré ese día apoyándote, así que deja de preocuparte.
Isaka enmudeció antes de sonreír agradecido.
-Gracias, Haru. Es importante todo y no estoy ahí... Lo siento.
-Cuando regreses a Celes veras que todo estará bien, ¿de acuerdo? Te casaras con tu pareja, serás feliz a su lado y con tu hijo, y dentro de diez años te reirás de lo nervioso que estabas en este momento.
El director rio por el tono monótono, pero convincente de Haruhiko. Ellos ya estaban acostumbrados uno al otro, sabían cómo pensaba y actuaba el otro. Haruhiko sabía que Isaka sentía presión y necesitaba un apoyo. Isaka sabía que Haruhiko nunca le daría palmaditas y mentiras para sentirse mejor, él siempre le diría la verdad a secar y lo ayudaría si estaba en sus manos. Y esas eran las razones por las que ellos dos eran tan buenos amigos por más de veinte años.
-Tienes razón... -rio Isaka divertido, parando cuando vio un cascabel sencillo y viejo en el escritorio de Haruhiko. -¿Y eso?- pregunto ceñudo, señalando desde su posición en la pantalla.
Haruhiko se alteró un poco cuando el “ángel” llego de nuevo a su mente y agarro el que fuera su cascabel para esconderlo. El Chaton era su secreto celosamente guardado, ni su mejor amigo debía saberlo.
-No es nada. Perdón, Ryuuichirou, pero en verdad estoy ocupado. Que te valla bien en tus funciones en Moonless... -añadió apresurado, apagando la sorprendida imagen de Isaka.
Con un suspiro, mitad alivio, mitad terror, se metió el cascabel a la bolsa de su saco. Eso le recordaba...
-¿Ya llego Doumeki, Hanata?-le pregunto a su teléfono en el escritorio, su asistente contestando inmediatamente.
-De hecho acaba de entrar. ¿Lo escolto de una vez, señor?
-Sí. Ten los papeles listos.
Haruhiko se reincorporo en su costosa silla especial mientras veía su oficina principal vacía. Su mente a miles de kilómetros, centrada en el recuerdo de una hermosa criatura pisos debajo de él. Por primera vez se alegró de corazón vivir en el mismo edificio donde su apartamento y oficina estaban.
-Doumeki Ren- anuncio su asistente al entrar con un simple y nada llamativo hombre en jeans y camisa sencilla blanca. Haruhiko no le dio más de una mirada a su aspecto físico después de indicarle que se sentara en una de las dos sillas enfrente de su escritorio.
-Buenas tardes, señor. Lamento no haber estado esta mañana...
Su asistente bufo enojada mientras se colocaba al lado de Haruhiko con mirada firme.
-Repasemos todo de nuevo... -pidió Haruhiko distraído. -Encontré a un Chaton siendo perseguido, lo lleve a un lugar seguro y llame a un doctor para que lo revisara. El chico está débil, con anemia y una enfermedad crónica que necesita medicamentos hasta que pueda ser examinado mejor. El doctor lo revisaba cuando dio con el cascabel del chico entre su ropa. Ambos nos dimos cuenta que dentro del cascabel había algo. Yo lo abrí y encontré dos memorias de plástico antiguas. El chico iba a dormir toda la tarde y noche, así que te llame y revisaste los dispositivos como mi especialista, ¿correcto?
-Correcto, señor Usami- confeso algo inseguro, viéndolo curioso.
En realidad estaba hablando consigo mismo, pero convino perfectamente su mente y la realidad mientras tocaba distraído el cascabel aun en su bolsa. Sus empleados aun sorprendidos sin demostrarlo.
-¿Y bien?- pregunto Haruhiko regresando a Celes. -¿Qué descubriste?
-Bueno, señor... Primero déjeme decirle algo. Como su consejero y experto en informática he convivido por mucho tiempo con todo tipo de cosas, pero lo que ese chico tenía consigo... -el chico negó herido y Haruhiko se interesó aún más.
-¿Qué fue lo que encontraste?- volvió a preguntar, su voz más suave.
-Para empezar, ese chico es propiedad de Kenyon Less.
-¿El importante científico de Claridad?- pregunto Haruhiko con su voz normal sin delatar su sorpresa. ¿En que se había metido?
-Científico loco, señor. El Chaton tenía en su poder respaldos de investigaciones... obscuras... -solo susurro el hombre al extender por encima del costoso escritorio una serie de paquetes de hojas. Haruhiko en silencio analizo todo, muy cerca de vomitar.
¿Quién en su plena cordura torturaba, experimentaba y mutilaba tan grotescamente a tantos seres inocentes? Y en las bitácoras no solo Chaton eran usados. Todo tipo de raza fue secuestrada y experimentada.
Haruhiko aparto las hojas con la punta de sus dedos y acomodo sus lentes solo por hacer algo.
-...Intuyo que no es toda la información...
-Son más de tres mil archivos de texto, varios cientos de grabaciones y fotografías, y eso solo en una de las memorias... Puedo arriesgar señor, que ese hombre puso toda su loca investigación en esos dos pedazos de plástico común, ya nada fácil de descifrar sin el equipo adecuado...
Él se recostó en su silla mirando los alterados y enojados ojos café de su empleado. Sus pensamientos ya no estaban más revueltos.
-¿Hanata?
Su asistente dio un bote y dejo de ver el ofensivo paquete de hojas abandonado. Ella recupero su profesionalismo y puso frente a él varias delgadas carpetas.
-El chico no existe. Busque, incluso con la ayuda de Doumeki-san, pero fue en vano. La ley de Celes, y de los otros mundos, no lo reconocen. Mientras que lo referente a su enfermedad...
-¿Inmunidad al dolor?- exclamo Haruhiko leyendo la información. En ese preciso momento no le importaba expresar por completo su sorpresa.
-No es natural, solo fue provocado por modo artificial. Se necesitan de varias vacunas más para hacer del trastorno permanente. El problema con la serie de procesos es que su cuerpo y sistema inmunológico se debilito y atrajo varias enfermedades. Ninguna mortal. Todas tienen cura.
-¿Cuánto tiempo requiere?
-Cerca de tres años, señor. Su cuerpo nunca será el mismo, pero podrá vivir normal...
-¿Sabe cómo acorralarlo, Doumeki?- le pregunto al sorprendido experto.
-Solo ya lo hizo, señor. Solo dígame su plan a seguir y lo hare.
Y ahí estaba el problema…
Él no era el salvador del mundo. Tal vez, solo debía dejar a la policía de Celes con la información de forma anónima, el chico en un nuevo hogar para Chaton y olvidar todo...
Ojala ese plan sonara tan bien como en su mente.
-Hanata, transfiere el dinero acorado al señor Doumeki. Doumeki, transfiera toda esa información como todo lo demás. Ambos esperen a las demás instrucciones. No tengo que recordarles que esta información y todo lo relacionado es de modo clasificado. Cualquier traición y las sanciones serán penales por la ley...
Ambos empleados dieron una sencilla inclinación de cabeza, acostumbrados al modo de trabajar de Haruhiko.
Una leve y discreta alarma sonó en el brazalete de su asistente, quien como la experta que era la reviso.
-Señor, su cita con Hatori-sama empezara pronto.
Doumeki se levantó ausente mirando el paquete de hojas.
-Señor, usted me conoce por los varios años que he trabajado para usted... Ni una vez fui exigente, incompetente ni mal educado, pero si empezara a pedir algo, sería que cuidara a ese chico. Es un valiente sobreviviente.
Haruhiko se quedó en silencio viendo la puerta especial. Lo que esperaba al otro lado era un completo misterio.
Sus diversos pensamientos lo abandonaron y él estaba de pie afuera de su casa en total blanco. Eso era algo nuevo, toda la situación lo era.
Tomando una necesaria respiración él entro, deteniéndose una vez más en el vestíbulo. Esta vez cuando el silencio lo recibió el prosiguió, agradeciéndose a sí mismo enfrentar solo al chico y que el médico no llegara hasta más tarde.
Mientras se dirigía a su habitación, Haruhiko saco el brazalete del ángel, su tacto saboreando la textura y temperatura que le daba algo físico para darse cuenta que en realidad todo si estaba pasando.
Entro, ya más seguro de todo y encontró su recamara vacía. El silencio y tranquilidad era normal para el departamento, excepto que algo debió suceder. Cualquier cosa.
-No se mueva… -susurro una angelical y tensa voz detrás de él. Algo presionaba su espalda baja, y Haruhiko contra su mejor juicio permaneció quieto. -Suelte mi cascabel…
Haruhiko entono un poco los ojos al dejar caer el collar que sonó perfectamente. El Chaton se apresuró a tomar su posesión y gracias al movimiento noto que el pequeño traía un enorme cuchillo en sus delicadas manos.
Hermosos ojos azules nerviosos lo miraron y empuñaron aún más su arma mientras estudiaba a Haruhiko más de cerca.
-¿Qué hago aquí?- le pregunto el chico poniéndose su cascabel con una solo mano y pareciendo aliviado de por fin ser rodeado de la burda y simple tira de cuero y el sencillo cascabel que tiempo atrás debió ser dorado.
-Te salve la vida- exclamo Haruhiko, eliminando su tono ofendido y cretino que en verdad quería usar por la eminente amenaza con un cuchillo de su propia cocina.
-Entiendo ese punto- gruño el chico, aunque su rostro solo pareció más dulce y adorable. De no haber sido por el cuchillo… -Lo que no entiendo es que hago en vuestra casa, señor...
-Usami Haruhiko- ofreció el. Una suave exclamación de asombro fue todo lo que necesito para tomar al Chaton desprevenido.
Haruhiko fue rápido y ágil para tomar la muñeca del pequeño donde sujetaba el cuchillo y alejarlo de su persona, sin embargo él fue el sorprendido cuando el Chaton endureció su mirada e hizo una serie de sorprendentes movimientos para revertir las posiciones. Ellos batallaron elegantemente por toda la habitación, ninguno desistiendo.
-¡Nii-san!- gimió suave en horror el chico cuando Haruhiko logro acorralarlo en una pared, sus rostros muy cerca.
-Solo suelta el maldito cuchillo- susurro entre dientes Haruhiko sin separarse de él. El pequeño rápidamente soltó su arma con la respiración agitada.
-¡Un acuerdo!- musito el pequeño temblando levemente.
-¿Acuerdo?
-Usted no me hace daño y deja que me reúna con mi sempai por unos minutos y yo... -El chico trago saliva y lo miro con valentía dominando su terror. -Yo seré su Chaton permanente- término firme.