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La Reina Blanca por Tavita

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Notas del fanfic:

Los personajes son creados por Yamane Amano

 

Recibí algunos comentarios mencionando que debería escribir de la relación entre Mikhail y Fei Long... y me dije, ¿Por qué no?

 

espero que lo disfruten! 

Notas del capitulo:

Bueno, espero que les guste, espero sus comentarios, 

 

Es la segunda parte de "La Perla del Mercader" ;)

 

saludos! 

En la habitación contigua Mikhail, ahora vestido con unos jeans oscuros, una camiseta del equipo de rugby neozelandes que demarcaba su cuerpo y una bata blanca puesta sobre todo el conjunto sin cerrar hacía que un excelente contraste con su cabello rubio y los tonos oscuros de su ropa, se movía de un lugar a otro, como un experto controlando cada una de las máquinas que estaban conectadas al cuerpo de la muchacha.

En la cama central de aquella habitación estaba Leah Isuki aun inconsciente y conectada a los equipos médicos que Mikhail había pedido desde que salieran de Akoya de vuelta a Hong Kong. Las luces blancas en lo alto de aquel techo de doble altura hacían que la piel de la muchacha se viera más pálida de lo normal y se notaran los moretones ahora de un color violáceo sanguinolento y ojeras oscuras bajo sus ojos y sobre sus párpados. La muchacha que conociera Fei Long, moviéndose con la sensualidad de un tigre sobre su cuerpo parecía no estar dentro de aquel cuerpo sobre la cama de atención médica.

Fei Long suspiró notoriamente, el estrés de la noche y el cansancio de la noche anterior a esta se habían acumulado en su cuello y en sus hombros. Aun así, prefirió no hablar para evitar que Mikhail se desconcentrara, parecía que hacía muchas cosas a la vez mientras vigilaba que los signos vitales de Leah se mantuvieran estables. El ruso, al escuchar el sonido, rápidamente levantó la mirada e instantáneamente sus ojos claros se iluminaron. Aquel gesto no controlado descolocó un poco al chino que llegaba vestido cómodamente con un cheomsang grueso de tela negra con bordados blancos muy sutiles. Le llamó la atención la dedicación que ponía el hombre en el cuidado de quien estaba sobre la cama, sus movimientos parecían los de un experto, sacando vendajes, poniendo otros, colocando inyecciones, midiendo acá, corroborando allá. Era el dueño del lugar y parecía que todo estaba bajo su completo control.

-vengo a ver si puedes solucionar el dolor- comentó Fei Long mostrando la reciente herida en su muslo derecho. Luego intentó sentarse en el único sillón de la pieza, frente a la cama donde descansaba la heredera Isuki- pero pareces ocupado

-no tanto, esto es sólo rutina- comentó mientras cuidaba que el suero cayera en la proporción justa antes de prestarle completa atención al objeto de su deseo- ahora estoy a tu completa disposición… si quieres podemos jugar al doctor –dijo con sus ojos brillantes de deseo. Fei Long nunca antes lo había tomado en cuenta y el pasar un día completo cerca a él le había dado a entender que, en lo respecta a los sentimientos que siempre realzaba el ruso, iba bien en serio.

-a estas alturas, prefiero que no juegues y sea una atención de verdad- comentó el chino si bien reticente, también algo entretenido con el actuar del ruso- esto cada vez duele más

-fue un disparo que entró directo al músculo, cariño. No es para que te haga cosquillas- comentó sacando un botiquín mucho más grande que los comunes. - finalmente encontré a la joven de la perla… ella es Leah, ¿no?

-así es- contestó Fei Long recostándose mientras Mikhail se sentaba frente al sillón donde lo esperaba Fei Long. Colocó un pequeño banco para levantar la pierna herida y dispuso todo lo necesario poder atender las heridas del líder de la tríada- supongo que era evidente desde un principio

-es posible- comentó mientras miraba a la muchacha- una belleza, sin duda alguna

-sin dudas- respondió Fei Long mirándolo directamente.

-no te pondrás celoso, ¿No?- Mikhail sonrió ampliamente mostrando sus dientes bien formados en una sonrisa seductora. Lentamente se le acercó apoyándose en los brazos del sillón para hablarle directamente mirándolo a los ojos desde menos de un palmo de distancia entre sus narices- después de todo, sólo soy tu doctor, Fei Long…

-supongo que envidio la atención que le has brindado- comentó el chino notando cómo su corazón había comenzado a latir rápidamente con la cercanía del hombre- …es mejor que saques los pantalones y me atiendas porque esto duele como mil demonios…

Sin quitarle la mirada de encima, Mikhail bajó sus manos del sillón a la cadera de Fei Long para sacar, lentamente y con cuidado, los pantalones de fina tela para descubrir la herida que había curado ya y los bóxer apretados que le hubiese visto antes. Paró su respiración y se mojó los labios al saberse tan cerca del hombre que se había negado por tanto tiempo a hacerse receptor de sus afectos.

Fei Long sonrió complacido. Era fácil volver loco al ruso, era como tener un juguete a quien sólo le importaba tenerlo mimado y complacerlo, un hombre tan servicial como guapo era imposible de resistir.

Las manos expertas de Mikhail se movieron alrededor del muslo herido, sacó la protección y la gaza para nuevamente revisar los puntos e inyectar los antibióticos y anestésicos locales para evitar el dolor. Nuevamente tomó gaza y la colocó cuidadosamente alrededor de la pierna evitando, conscientemente, rozar la piel del chino puesto que ya le costaba mantener la concentración con el aroma hipnotizante de Fei Long revoloteando tan cálidamente alrededor suyo. Con eso era suficiente para mantener la excitación constante durante los últimos dos días sin darle rienda suelta puesto que sabía que sin el permiso de Fei Long no podía acercársele más.

Fei Long lo observaba interesado en sus reacciones, sabía que causaba un efecto imposible de pasar por alto, pero nunca pensó que existiera alguien que tuviera tal nivel de obsesión con él y que lo ligara al candor y admiración que Mikhail le demostraba con aquel trabajo realizado con precisión y maestría. Se removió un poco para soltar su cabello sobre  su hombro derecho abriendo lentamente los botones de la fina tela de la chaquetilla del cheom sang.

-veo que eres un buen doctor-comentó cuando vio que el trabajo estaba realizado. Mikhail sonrió y levantó la mirada al ver la pierna sana. Sin embargo no estaba preparado para la visión que lo recibió, con Fei Long sonriendo sobre lo que parecía un manto de fina seda negra que era su cabello, con su cuerpo semidesnudo apenas cubierto con la tela que hacía maravilloso contraste con la piel cremosa del maravilloso dragón- pero la deuda que tienes conmigo es mucho más cara que sólo mantenerme sano.

Mikhail respiró profundamente desde la silla que por ser más baja hacía que Fei Long lo mirara desde arriba. Fei Long se adelantó para tomarle el mentón y besó fríamente el labio inferior de Mikhail invitándolo a que lo tocara con confianza, Mikhail se adelantó preso por el hechizo del dragón y respiró desde su abdomen, desde su pecho, desde su cuello el aroma agridulce que expelía el cuerpo del líder de Baishe. Por un momento pensó en tomarlo a la fuerza, pero luego recapacitó al darse cuenta que no estaba en posición de pedir nada, no después de todo lo que había hecho poniendo en peligro a su propia familia y a su Fei Long. Corrió por completo la tela de la ropa de Fei Long y lo besó en cada centímetro de piel que encontrara, siempre encontró el sabor dulce del aroma de Fei Long y el salado sabor de la frialdad de años de autocontrol y crueldad, al fin podía cumplir parte de su sueño, el poder tocar al dragón en cada rincón de su cuerpo, se apegó y respiró embriagándose de aquella piel que era su obsesión desde tanto tiempo atrás.

Fei Long cerró sus ojos y tomó la cabeza del rubio guiándola hasta su entrepierna donde Mikhail aprovechó de morder el bulto que comenzaba a aumentar lentamente en medio de sus piernas, sacó el bóxer para poder, finalmente, lamer el miembro de Fei Long e introducirlo completamente en su boca, lentamente la frialdad del dragón se fue transformando en un aura de aroma delicioso en el movimiento sinuosos de su cuerpo en el sillón. Su piel se fue tornando rosada al tiempo que abría su boca al soltar el aliento espeso de un orgasmo que se llevaba gran parte de las preocupaciones del día. Mikhail lamió extasiado con el sabor del dragón en su boca, excitado a más no poder y deseoso de seguir al segundo round del encuentro. Aquel cuerpo sensual que se había quedado como un gato exhausto sobre el confortable sillón se le ofrecía como un premio a la paciencia.

Lentamente Fei Long abrió sus ojos cristalinos por el placer y sonrió con los labios rojos por la sangre que se había agolpado en sus capilares, Mikhail se adelantó para besarlo en los labios y tomar de él la segunda parte de aquel encuentro que había soñado mil veces.

Sin embargo, cuando estuvo a punto de besarlo en los labios la máquina de conteo de nutrientes en la sangre de Leah sonó alarmando sobre un problema en los equilibrios químicos.

-te salvó la campana- habló Mikhail con un aroma fuerte a almizcle y jazmín que salía de su boca. Fei Long sonrió coquetamente levantando un hombro

-la vida es como es- contestó enderezándose al tiempo que Arbatov se acercaba a la cama donde la muchacha parecía seguir en un estado de inconciencia. El ruso miró los resultados de los escaneos, se volteó para mover los goteos en el suero, los medicamentos y cambiar el ritmo de ingreso intravenoso- no se ve muy bien- habló finalmente al darse cuenta que, con la concentración de Mikhail, era posible que no dijera nada sobre la muchacha

-no lo está… ha perdido mucha sangre- dijo volviendo a revisar ahora la temperatura, los niveles de glóbulos rojos y blancos- y es imposible encontrar posibles donantes. AB negativo, al menos desde la clínica Komai dicen que no tienen quién para poder darle una transfusión inicial.

-¿AB negativo?- preguntó, interesado, Fei Long. Sabía perfectamente quién podría tener RH negativo en el extraño grupo que se mantenía encerrado en el hangar.

-así es… una sangre muy rara- Mikhail se quedó mirando a la muchacha que parecía profundamente dormida. La verdad era que le había suministrado, además de los medicamentos que incentivaran el ritmo cardíaco, el ritmo de respiración y absorción de oxígeno en los pulmones, un par de drogas que la mantenían inconsciente mientras esperaban por la sangre para la transfusión- parece una muchacha que ha recibido muchos golpes- comentó, ahora, mirando las heridas y marcas perladas que mantenía en sus muñecas y en el resto de su cuerpo

-el heredero Isuki debió pasar por muchos obstáculos para poder mantenerse en su lugar… imagina lo que hubiese pasado si se supiera que era mujer- comentó mientras se vestía

-la perla del mercader- repitió Arbatov mientras la miraba interesado- ¿Conoces el cuadro?

-una joven desnuda expuesta como mercancía- contestó abrochando su chaquetilla

-supongo que para alguien era una simple mercancía- siguió pensando mientras la miraba- y ella misma se forjó un destino aparte…

-un destino al cual, ahora, todos nosotros estamos ligados, Mikhail- habló ahora acercándosele- así que es mejor es que se mantenga viva si queremos volver a lo que teníamos antes de todo esto.

Fei Long miró a la muchacha conectada a toda esa maquinaria y luego salió de la habitación. Primero tenía que solucionar este embrollo antes de seguir jugueteando con Mikhail Arbatov. Y eso implicaba saber qué haría Asami con respecto a la sangre que Leah necesitaba, siendo el principal donante que tenían a la mano y el responsable de todo lo que estaba pasando en Hong Kong.

 

Semanas después...

La situación no había sido tan terrible. Fei Long seguía con vida y él también, algo que en más de una ocasión en el trascurso de la última semana llegó a dudar que sucediera. No era que no se sintiera agradecido, la verdad era que lo estaba, aun más sabiendo que Fei Long a pesar de todo, aun le hablaba. El verdadero problema había sido que, después de todo su esfuerzo, nuevamente era Asami Ryuichi quien se llevaría la gloria por salvar la situación, él era el salvoconducto, él era quien podría donarle sangre a la muchacha y, finalmente, salvarla a ella y a todos.

Respiró hondo y nuevamente bebió de su vodka pensando en que la vida era demasiado irónica cuando quería jodernos. Ahora no sólo debía aceptar que Asami estuviera peligrosamente cerca de Fei Long, sino que, además, ese mocoso de Takaba se encontraría bajo el especial cuidado de Baishe hasta que se supiera algo de Kaguoru Nekoi. Se terminó de beber su trago y respiró hondo, parecía que fuera hacía años, pero la verdad era que tan solo una semana atrás que el Yakuza se había marchado a Japón dejando al ñiñato de Takaba bajo la tutela de Fei Long. De la misma manera, hacía una semana exacta que Arbatov le diera el último beso a su dragón antes de volver, de muy mala gana, a Macao para seguir con sus negocios, pero también estudiar la propuesta de Leah Isuki sobre las inversiones en las Islas Kuriles. Sabía que, le gustara o no, aquellos terrenos que tenía su familia eran la promesa del futuro con la cantidad de petróleo que se resguardaban bajo tierra y poder aliarse a las inversiones Isuki le aseguraba ganancias de seguro. Un negocio limpio de cualquier problema con la ley y, al mismo tiempo, que le entregaba tantos buenos resultados como el mejor de sus casinos. Ante eso había aparecido la propuesta de la heredera, el limpiar el negocio familiar tal como ella misma lo estaba haciendo, dejar el nombre de los Arbatov con la gloria de los zares, como se había conocido entre la corte de Nicolás antes de la Revolución Bolchevique. Aquella visión, la de una familia respetada y amada lo removió entregándole cierto nivel de confort.

Sin embargo, eso lo dejaba en otra disyuntiva, aquellas tierras estaban bajo el comando de su tío Yuri y sabía, por algunos informantes, que su tío se había contactado con Kaguoru y, lo peor de todo, es que no tenía mucha información sobre aquella relación (aunque sabía que desde hacía un buen tiempo que ambos se frecuentaban). Se conocían, se hablaban… pero no sabía cuáles eran los ideales de su tío ni qué era lo que hacía en conjunto con Kaguoru. Además, cada vez que enviaba a alguien para seguirlo, lo mandaban muerto o golpeado a tal punto que no sabía dónde se encontraba el hombre luego de la visita a las Islas en Rusia.

Miró su reloj y terminó de estudiar a su alrededor. La base de los Arbatov, en las Islas Coloane, al frente de las costas de Macao, estaba pensada como un castillo del medio evo Chino pero con diseño portugués. Con sus amplias paredes y sus laberínticos pasillos, era mucho más segura que la antigua residencia Liu –respiró hondo y negó con la cabeza, aun debía una gran disculpa por lo sucedido en Hong Kong, por poco Fei Long muere y todo el imperio Liu con él- aun así, no podían culparlo, nunca nadie le advirtió sobre el peligro que corría por estar metido en medio de aquella guerra y de la locura desatada de Kaguoru Nekoi. Los Arbatov siempre se habían relacionado con él, principalmente por la ayuda que habían recibido desde Japón luego de que cayera el muro en la ex Unión Soviética. Ahora que podía ver las cosas con perspectiva, se daba cuenta que él, así como Fei Long e incluso el idiota de Asami, no tenían el poder suficiente para poder evitar aquella masacre.

Las inversiones petroleras y en tecnología de los Isuki los dejaban fuera de cualquier posibilidad de decisión o capacidad de pelea, entre ellas, lo que sucedería de acá en adelante ahora que la refinería petrolera comenzaba su construcción en Hong Kong y el puerto de Macao seguía como punto crucial para el abastecimiento de petróleo de todo el Asia Pacífico. Aquel puerto, que había sido utilizado para lo mismo desde época de los portugueses, ahora debía responder casi por cuatro veces su capacidad con las inversiones que se estaban realizando en la costa. Al menos sería así hasta que se terminara la ampliación pagada desde el bolsillo de los Arbatov pero con la ayuda diplomática desde Hong Kong y Japón a través de los Isuki.

-Dyadya Yuri lo está esperando, Gospodin- escuchó que le anunciaban desde la entrada del despacho. Asintió imperceptiblemente y respiró hondo. Yuri era el otro problema con el cual debía lidiar dentro de toda esta locura. Si era verdad que estaba muy relacionado con Nekoi, entonces debía aumentar su vigilancia.

Salió del despacho y una oleada maravillosa de aire marino le dio la bienvenida, el sol brillaba con fuerza en la avanzada mañana y sus hombres, tan serios como siempre, se movían  entrenando, vigilando o, simplemente, trabajando.

Bajó a la terraza que estaba enclavada en las rocas donde se escuchaba la rompiente de agua, ahí lo esperaba su tío con aquel aspecto adusto y severo. No podía culparlo, su carácter había sido forjado durante la guerra fría, al otro lado del muro mientras sus padres se habían quedado en “la madre Rusia” beneficiados por el beneplácito cariño del régimen.

-Dobroye utro, Dyadya- saludó con aquel tono informal y fuerte acento ruso- has llegado temprano

-dije que lo haría, Plemyannik- contestó y lo miró de reojo. Algunos hombres que mantenía en la residencia Arbatov le habían comentado de los cambios de ánimos que tenía el muchacho. Si bien la línea hereditaria de los Arbatov dependían de aquel hombre, Yuri tenía en claro que los “nuevos tiempos”, como tanto les gustaba llamar a los débiles estos tiempos de impureza moral, no forjarían en su sobrino el carácter necesario para liderar una familia como aquella- ¿Has leído mi carta?- preguntó con aquel tono áspero de su lengua materna, pero con el acento de los países aislados de Rusia.

-no lo he hecho- aceptó. No había caso de mentirle

-… ¿Mucho trabajo?

-algo así- volvió a contestar ladeando su cabeza. Lo que menos quería ahora era tener que discutir con su tío, aun cuando lo necesitara para poder tener más información sobre Kaguoru, si bien sabían que luego del asalto a Akoya a Nekoi le quedaban menos recursos para poder contraatacar, también sabía bien que su tío podría darle la ayuda que necesitaba si no era lo suficientemente cuidadoso para evitarlo. Si algo había aprendido luego de todo lo sucedido era que no podría bajar la guardia, menos con aquellos en quienes confiaba.

- Bozhe moy!- exclamó el tío golpeando la mesa- hoy llega tu prima, Darynka

-¿A Macao?- Mikhail lo miró extrañado, su tío siempre fue demasiado cuidadoso con Darynka, aquella hija bastarda que había tenido en Yugoslavia cuando escapó del régimen camino a Polonia, algunas llagas en la espalda le recordaban constantemente lo que sucedía cuando alguien se le acercaba mucho a la muchacha - no creo que tenga tiempo de “entretener” a tu hija, Dyadya - contestó

Sin embargo, el tono de desprecio no fue pasado por alto por su tío. Yuri no era tan desequilibrado como Mikhail pensaba, y la tendencia de menospreciarlo siempre le traía problemas.

-Darynka hace tiempo que no es una niña a quien entretener, Mikhail- dijo mientras se levantaba- así que cuida tus palabras porque de la misma manera que tú eres el heredero de mi hermano, Darynka es mi heredera, y tiene tantos derechos como tú ante la fortuna de la familia.

Mikhail lo miró sin pestañear. Aquella era una posición que Yuri siempre quiso defender aun cuando su padre le había explicado que la asociación que habían generado, como mecanismo legal de esconder las ganancias por los casinos y algunos trabajos menores con los cuales la familia aumentaba su fortuna, estaban a nombre de Mikhail y Darynka, la hija que Yuri había tenido con una prostituta en Yugoslavia, no tenía más derechos que aquellos que el propio Mikhail le reconociera. En estos momentos no era bueno mostrar debilidades.

-Sabes lo que pensaba mi padre al respecto, Dyadya- contestó Mikhail

-y sabes perfectamente qué es lo que pienso yo al respecto. Eres el hijo de mi hermano, el heredero de todo esto, por lo cual te corresponde a ti el darme el reconocimiento que me merezco… estos son “nuevos tiempos”, como les gusta decir a ustedes, sin embargo, yo estuve al otro lado de la frontera peleando por la recomposición de los valores –Mikhail suspiró notoriamente, no tenía ganas de volver a escuchar la historia sobre cómo tuvo que salir de la Unión Soviética para salvarse por su fanatismo religioso, cómo lo recibieron en Polonia y esperó a que cayera el muro, en el exilio mientras sus padres se habían quedado disfrutando los beneficios del régimen. Claro, a Yuri siempre se le olvidaba decir que gracias a eso los bienes de la familia habían quedado intactos desde los tiempos de la revolución Bolchevique, desde los primeros negocios del bisabuelo, pasando por su abuelo y los padres de su padre y su tío, los Arbatov nunca tuvieron que lidiar con el infortunio que recibieron las otras familias que se opusieron al régimen comunista.

-lo sé- asintió el líder de la familia dando por zanjado el tema. Tampoco debía responder a ello ahora que Yuri insistía en buscar beneficios de la gran fortuna de la familia.

Yuri resopló algo incómodo. NO quería pelearse con su sobrino, no sabiendo lo que sabía acerca de los negocios en Japón y ese notable interés que comenzó a demostrar en los negocios en las Kuriles, algo que no lo dejó de preocupar; conocía la historia acerca de las inversiones Isuki y conocía también cómo trabajaban cuando querían algo. Había conocido a Liota y Kaguoru mucho tiempo atrás, en el Exilio, y luego conoció al heredero y pudo vislumbrar los cambios que querían llevar a cabo dentro de la familia japonesa. Era cosa de tiempo que quisieran cambiar las cosas en Hong Kong y Macao también. Si bien nunca le gustó el muchacho, era buen amigo de Kaguoru y respetaba a Liota, razón suficiente para no meterse en estos asuntos hasta tener la claridad suficiente sobre lo que se avenía y qué era lo que más le convenía a él y su hija.

El hombre se despidió con solemnidad y sonrió con aquella sonrisa que parecía más una burla.

-te esperamos a cenar en Macao, supongo que debes aburrirte en esta Isla tan apartada- caminó por la terraza hasta que se volteó para despedirse- Do skoroy vstrechi, plemyannik

- Do skoroy vstrechi, Dyadya- contestó la despedida… verse pronto, eso siempre significaban problemas seguros cuando se trataba de Yuri.

 

En Hong Kong, sin embargo, las cosas estaban lejos de volver a su cauce natural. Con todo lo sucedido luego del ataque de Kaguoru a Baishe, los sistemas de seguridad habían sido puestos en revisión minuciosamente para verificar que un ataque como ese no volviera a suceder. Fei Long, además de buscar nuevas maneras de mejorar las barreras de acceso y vigilancia, había estado casi al cien por ciento en la búsqueda de alguna pista que dejara Kaguoru antes de marcharse de la ciudad. Cuando se fuera Arbatov, a pesar de que lo dejara tranquilo el que se quedara cerca, no pudo evitar sentir que algo le escondía.

Y tuvo razón, la información que le entregaron desde las Kuriles luego de pagar la fortuna que pagó, le indicaron que entre Yuri Arbatov y Kaguoru había una amistad antigua. Lo que lo dejó sobre aviso puesto que le pareció extraño que Mikhail no lo mencionara. Se desperezó sorprendido de haber despertado tan tarde, usualmente no dormía mucho pero la noche anterior, al volver a la residencia recién remodelada se había relajado luego de todo lo sucedido. Aun así debía estar atento, el peligro de Kaguoru estaba permanentemente en el aire, no podía evitar sentirse bien ante aquella extraña nueva vida que estaba formando. La tregua de paz entre Japón, Hong Kong y Macao pensada por Leah demarcaban bastante bien los límites y definía cómo debían ser las cosas, aun cuando algunos de sus hombres desconfiaban el tener que dejar de lado aquella vida en los bajos fondos.

-“la tecnología”- recordaba que le dijera la muchacha antes de que se fuera – “esa es la nueva manera de hacer negocios, países como los Estados Unidos, los países bajos saben de eso y nosotros –habló mientras extendía sus brazos- nos peleamos entre nosotros mismos mientras dejamos que ellos se lleven nuestras riquezas. Yo quiero cambiar eso, Fei Long.”

Ahora que lo pensaba bien, era innegable que la muchacha tenía una visión que iba mucho más allá de lo que se imaginaba para una familia de Yakuzas o mafiosos en China o Japón. Parecía ser que, aun cuando reconocía que aquel mundo le había asegurado la vida, al mismo tiempo deseaba no tener que permanecer en él ni tener que vivir en él. Leah se había ganado su respeto, no sólo por cómo demostró pensar en cada uno de los detalles acerca de lo que sucedería, sino en cómo fue capaz de doblegar a tres de los hombres más poderosos del Asia Pacífico para tenerlos trabajando para ella.

Tao abrió la puerta mientras en la mano derecha llevaba el té verde recién preparado, hoy no se había levantado temprano.

-Pensé que estaba listo, Laoban- habló el muchacho mirándolo con el mismo brillo de admiración que tuviera desde que lo recogiera de la calle

-lo estaré en un momento- contestó mientras tomaba la taza que el muchacho le acercaba con toda la devoción que podía demostrar- ¿Sabes si Akihito ha salido?

-desde temprano- aseguró, luego agregó al notar la mirada preocupada de su maestro- pero dos de los guardaespaldas lo siguieron, Laoban

-Gracias, Tao- asintió sonriéndole, luego se sentó en el sillón mullido donde el muchacho se dedicaba a peinarle el cabello en las mañanas mientras repasaba mentalmente el trabajo del día y los papeles que debía firmar en el banco. Por un momento, mientras el movimiento de las cortinas se reflejaba en el espejo de aquella habitación se detuvo en el muchacho que parecía concentrado mientras peinaba su larga cabellera y fue inevitable recordar si alguna vez se imaginó, mientras lo sacaba de las pescaderías en Hong Kong para llevarlo como servicio a la residencia,  tener el sentimiento que ahora tenía por el muchacho… y más aun, si aquel era de la misma naturaleza que tenía su padre cuando lo aceptó en su casa. Con el último pensamiento, fue inevitable ponerse triste

-¿Lo he molestado, Laoban?- preguntó el muchacho preocupado ante la mirada perdida de su maestro- parece triste…

-no ha sido nada- dijo Fei Long negando. Lo miró nuevamente con todo el cariño que había juntado durante todos esos años y se dio cuenta que, a pesar del cariño, seguía siendo egoísta al pensar que el muchacho podría servirle eternamente… luego del ataque a la residencia Liu, Fei Long se cuestionaba la persistencia de Tao como su asistente de cámara, sin él, el muchacho no tendría más remedio que volver a la calle, volver a ser el último que recibía los restos de la basura, el que todo el mundo ignoraba, el demasiado pequeño para poder trabajar por sí mismo a menos que otra persona se apiadara de su situación, aunque quizás con un costo mucho más alto que lo que él mismo exigía, negó con la cabeza al imaginar a Tao –“su Tao”- sin ese aire de inocencia y con los sufrimientos del mundo haciendo su piel insensible ante los cambios de ánimos o presencia de otras personas conforme pasara junto a las inclemencias -es sólo el cansancio- dijo mientras se levantaba- es mejor que vuelvas a tus cosas, Tao

-hai- contestó el muchacho despidiéndose con una reverencia y saliendo con toda su energía por la puerta principal.

Respiró hondo nuevamente, ahora más pendiente de cambiarse de ropa para comenzar su rutina matutina, ver los informes financieros, los informes de espionaje de su personal, luego ir a sus locales de entretención, pasar por la oficina para terminar en el puerto y ver directamente cómo iba la construcción de la nueva central de refinamiento petrolero. Los cambios estaban comenzando y necesitaba, si realmente le importaba lo que sucedería con Tao, poner toda su atención en que todo funcionara sin mayores problemas.

 

El restaurante que eligiera Yuri para la cena estaba en medio de la Bahía de Macao. Una mezcla maravillosa de aromas mediterráneos lo recibió cuando dejara las llaves del auto con el valet y avanzara caminando por la terraza donde barricas de vino tinto mantenían un aroma dulce en el lugar mientras el fuego asaba venado, cerdo y pescados. Llegó hasta una terraza privada, la que usara cuando iba a hacer negocios y esperó a que los guardias le recibieran la chaqueta de cuero con cuello Mao y lo llevaran a la mesa que habían pedido, sin embargo, se sorprendió al notar que su tío no estaba esperándolo –se había preocupado de llegar diez minutos más tarde para evitar tener que esperarlo- se sentó hastiado y revisó en su Smartphone la hora de la cita, efectivamente la había anotado a la hora que había llegado.

Miró sobre la mesa y se dio cuenta que en medio había un pequeño tablero de ajedrez ordenado para comenzar una partida, sonrió con algo de nostalgia al recordar sus entrenamientos de ajedrez cuando apenas era un niño. En un tablero mucho más lujoso que aquel que tenía enfrente y en donde, según podía ver, le habían asignado el segundo movimiento, puesto que frente a él se encontraban las piezas negras que brillaban oscilantemente ante la luz del atardecer.

-¿Insistes en llegar tarde para molestar a Yuri?- escuchó una voz dulce que reconocería en cualquier lado. Cuando se volteara el rostro ahora maduro de una mujer de pocos años más que él de tez blanca, de ojos celestes y de cabello plateado casi blanco que los hacía parte de un mismo linaje se apareció sonriéndole con condescendencia luego se fijó en el juego de ajedrez y levantó sus cejas con sorpresa

-pensé que iba a funcionar el llegar más tarde- contestó mientras sonreía.- supongo que quieres que juguemos una partida

Darynka rió con ganas y negó con la cabeza. Ahora se daba cuenta de todo el tiempo que había pasado sin ver a la muchacha. Alta y con más curvas que en la preparatoria, Darynka parecía un ángel vestida completamente de blanco y un collar de perlas negras que hacían juego con los tornasoles ojos que pasaban a un color gris profundo y luego volvían, imperceptiblemente, al celeste claro. El cabello liso le caía hasta la mitad de la espalda y pudo notar, bajo la tela suave del vestido de cachemira, los músculos bien formados por el entrenamiento militar al cual se había ido luego de la preparatoria

-hace siglos que no juego esto, Micha- dijo mirando el tablero por lo alto

-supongo que por eso llegas antes?... tu padre no ha llegado…

-me adelanté a tus travesuras- le sonrió esperando a que se levantara para abrazarlo- y le dije que la cita era una hora después

Mikhail le besó una mejilla y luego la otra para terminar mirándola, intrigado. Si bien sabía que parte de su corazón se removió ante los maravillosos recuerdos con la muchacha, también conocía su carácter y aquello le indicaba que, en realidad, la, ahora, mujer que era su prima estaba planeando algo y por eso necesitaba conversar a solas. Se detuvo un momento para mirarla bien, aun abrazándola por los hombros y se dio cuenta que seguía siendo tan hermosa como la recordaba, aunque aquellos ojos, otrora inocentes y llenos del brillo de la juventud, lo miraban calculadoramente. Se sentó luego de que ella se paseara ante él contoneándose coquetamente con total naturalidad, poniéndolo a prueba como solía hacerlo desde que eran apenas unos niños.

Darynka dejó su cartera colgada en su asiento y miró con curiosidad aquel tablero puesto frente a ella, donde las piezas blancas, enfrentadas a las negras, se mostraban dispuesta, miró a Mikhail y acarició al peón de la reina como meditando si iniciar la partida o no. Su primo la miró incrédulo, la abertura española siempre había sido la partida favorita de Darynka, aunque muchas veces perdiera cuando recién entrenaban, cuando se volvió profesional no había quién le ganara en el juego del ajedrez, hasta el mundial de Italia, años atrás.

-supongo que quieres decirme algo si no has invitado a tu padre a esta velada- dijo, poniendo las cartas sobre la mesa al tiempo que analizaba cómo respondería él a la partida en el caso que ella moviera la primera pieza.

Darynka sonrió mostrando su dentadura y sus labios de un rosado pálido. Nuevamente ese brillo en los ojos que inquietó a Mikhail al notar cómo los ojos cambiaban de color a un verde más oscuro.

-Micha, por supuesto que lo he invitado… sólo que llegará más tarde- el hombre no contestó, la mujer volvió a sonreír- es sólo que quería verte- le dijo como si fuera todo muy natural- asumo que me has extrañado… a pesar de todo

-a pesar de todo- asintió mientras pedía a un mozo que les trajera la carta- cómo estuvieron los estudios

-ya me conoces, nada muy interesante. En realidad es un alivio alejarme de Polonia, No es mi lugar…- comentó sin interés, aunque Mikhail sabía que, luego de los estudios de Bachillerato, había llegado a estudiar en el MIT en Estados Unidos… no imaginaba lo absurda que podría llegar a ser su prima si se decía a sí misma que no era nada muy interesante.

La muchacha había sido enviada a Polonia, lugar de nacimiento de su madre luego del altercado con Yuri. Mientras él había recibido aquellas marcas en su espalda, Darynka había sido condenada al ostracismo familiar hasta nuevo aviso. A la muerte de su hermana gemela la muchacha no apareció, y sin embargo ahora estaba ahí, en medio de uno de los movimientos más complejos que ha tenido que enfrentar la familia Arbatov desde que llegaran a China. Así que por ahí iba dicho encuentro, iba en busca del lugar que le correspondía en la familia Arbatov. No era coincidencia que Yuri mencionara en la reunión de la mañana la necesidad de mantener el legado para ellos sin ignorar su presencia ni la de su hija. Darynka levantó la vista de aquel tablero que había estado estudiando mientras veía de pasada la carta de vinos que le habían entregado y sonrió con la comisura derecha de sus labios en un gesto bastante tentador.

-no te preocupes, sé lo que piensa mi padre al respecto- habló con naturalidad. Como si estuviera escuchando los pensamientos de Mikhail, algo que era bastante común en su época de adolescencia.

-¿sí?- Mikhail sonrió para sí y asintió, desde pequeños que la muchacha tenía una habilidad increíble para poder leer sus pensamientos. A pesar de la distancia aquello no había cambiado. Fue entonces que se atrevió a preguntar- ¿Y qué piensas tú?

-no es algo que me interese... –dijo con una frialdad que lo puso en alerta. ¿Acaso era resentimiento?

-eso es algo a lo que no estoy dispuesto a creer…- intentó suavizar las palabras de Darynka.

La mujer suspiró y volvió a sonreír. Ahora desprovista de aquel gesto sensual que le había llamado la atención, en su lugar estaba la amenaza velada de una fuerza peligrosa.

-Primo… No estoy acá para obedecer las órdenes tuyas o de alguien más- le dijo de forma cortante, con la misma claridad que siempre habían tenido desde pequeños. Aquella conversación, recordaba Mikhail, ya la habían tenido ambos muchos años antes, cuando él recibiera las marcas en su espalda que le dieron a entender que, aun cuando fuese de la familia, no podría traspasar aquellos límites con nadie, ni confiar en nadie.

-entonces, ¿No quieres tu lugar en la familia?, me pareció que Yuri no pensaba lo mismo…

-tanto tú como él tienen conceptos de “pertenecer” a la familia a los cuales no puedo acomodarme- sonrió a carcajadas apoyándose en el respaldo de la silla y tocando aun indecisa el peón de la reina mientras lo estudiaba luego desvió su vista al mesero que entraba a la terraza y suspiró- mi lugar en la familia… parece tema serio…- y colocó el peón dos casillas más allá en el casquete e4.

Mikhail la miró y entrecerró los ojos, después de todo abrió la partida con la apertura española… Se preguntó si ahora no significaba algo más.

El mesero llegó con una botella de vino rosé de guarda. Cuando lo abrió el aroma dulce con toques a madera los envolvió en un aura poco usual. Sabía que su prima estaba en medio de aquellas situaciones, siempre jugando con el silencio, su voz y su presencia de diosa fría y altanera, una diosa que, al parecer, ya no se dejaría manipular. Cuando estuvo lista su copa y mirara al frente, la mujer elevaba su copa para tomar su aroma invitándolo a hacer lo mismo con un gesto tentador en los ojos, aquellos ojos profundamente claros pero que no eran capaz de decirle lo que realmente estaba pensando.

-debes probar este vino, Mikhail- dijo mirándolo a los ojos. Se habían quedado en silencio luego de sus palabras- es realmente delicioso

-así que debo creer que no tienes interés en llevar a cabo los planes de tu padre- dijo tomando la copa y oliendo tal como se lo indicaba Darynka. Nuevamente los ojos de Mikhail, claros como el agua, se centraron en el tablero de ajedrez que tenía al frente.

-¿Qué quieres que te diga?

-no lo sé- confesó, ahora curioso- tú eres quien me ha citado una hora antes que a tu padre

Darynka volvió a sonreír y terminó de beber. Tomó la botella de vino y se sirvió más al tiempo que pedía que le trajeran algo para picar mientras esperaban a Yuri. Si algo había aprendido en los años fuera era que las decisiones siempre debían estar en su terreno, ella debía tener el poder de decir o no, de decidir o simplemente no actuar. Tal como lo demostraban esas piezas de ajedrez ordenadas como un ejército, miró a su primo y por un instante se preguntó si se daría cuenta del mensaje que le estaba entregando.

-sé que estás aliado con los Isuki, de Japón- comentó casualmente- mi padre tiene miedo a que termines de “destruir la familia” luego del escándalo del bote casino de ese Chino de Hong Kong. No conozco mucho al heredero japonés, pero sé leer las cifras económicas que se tranzan en la bolsa y si se puede ganar dinero, es ligados a ellos…

Aquellas eran las mejores noticias que Mikhail podría recibir, sobre todo luego de la posición que tan claramente había establecido Yuri en la reunión de la mañana. Darynka levantó la comisura de sus labios sonriéndole, al notar el nivel de alegría de su primo.

-sin embargo, aquello no le gustará a mi padre, lo sabes- mencionó mientras terminaba de mover su copa en un gesto que debió parecer aburrido mirado desde otro punto del restaurante, sin embargo Mikhail, sentado al frente, pudo notar que tenía relación con sus reacciones que, ante la mujer, no podía esconder- él pretende que nos casemos, Mikhail. Ese es el plan…

Mikhail se rió de buena gana. La ironía del destino que quien arremetiera contra él por acostarse con Darynka y que los obligara a mantenerse separados ahora quería que ambos se casaran. La muchacha lo miró con unos ojos ahora de un verde profundo, y rio, seguramente entendiendo a qué se debía la risa de él, para ella, después de todo, el castigo había sido bastante más duro.

-y supongo que yo debo aceptar…

-mi padre no sabe lo que pasa por tu mente, o no quiere ver tu afán por ese Chino de Hong Kong, Fei Long de la familia Liu, ¿No es así?

Al escuchar el nombre de Fei Long se puso en alerta. El rostro de su prima lo miró sonriéndole, con la misma calma de siempre, con el autocontrol que siempre demostraba y supo, entonces, que a lo que había ido la muchacha era a negociar, no sólo porque no quería seguir más órdenes, sino que porque tenía mucha más información de la que parecía tener. ¿O él había sido demasiado obvio con respecto a Fei Long?

-No me mires así, primito. Te conozco demasiado bien como para no saber que este asunto de viajar a Hong Kong constantemente y luego del escándalo del barco casino tiene que ver con tus pantalones…

-…es más que eso..

La mujer abrió la boca como diciendo “aah” en forma silenciosa y con los ojos llenos de picardía

-por favor- dijo negando con la cabeza, con tono sarcástico- no digas la palabra con “A”… eso de los sentimientos es algo tan “old fashion”- y bebió nuevamente- no te preocupes, no vine a arruinarle la vida a nadie, solo a corregir la mía.

-¿Y cuánto me costará eso?

Darynka sonrió y negó con la cabeza mientras indicaba al mozo que se acercara. Le entregó su copa vacía y miró a Mikhail a la espera de que pidiera algo más para beber, graciosamente la muchacha indicó que podía seguir analizando lo que quisiera, ella ya había dicho todo lo que tenía que decir incluido la muestra clara dentro de aquel tablero. Sin embargo, cuando le avisaron que su padre estaba llegando, tomó el tablero guardando las finas piezas talladas y se lo entregó a Mikhail para que lo guardara. De ahora en adelante ese sería su código de conversación y era de esperar que, luego de los años, el ahora hombre de la familia, no olvidara los movimientos que desde pequeños, tantas veces ensayaron

-costará lo que tenga que costar- le dijo cuando Yuri entraba a la terraza por la puerta del gran salón, el sol caía en el horizonte de Macao y las olas a lo lejos se bamboleaban ligeras y despreocupadas, casi ignorantes de lo que comenzaba a suceder en el centro de la familia Arbatov.

Notas finales:

espero sus comentarios!

 

saludos a tod@s l@s que se pasen por estos lados


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