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We Not Married por Carito_d

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Notas del fanfic:

Gran parte de nuestros lectores saben que somos dos autoras: Carito y Canu <3

Notas del capitulo:

Lo siento, prometimos este oneshot hace como un mes pero por cosas de tiempo (como han visto en nuestra página, la universidad de la Canu y yo no tuve internet como por una semana) no pudimos subirlo antes. Pero más vale tarde que nunca.

Esto lo inventamos hace tiempo, cuando supimos que Taemin iba a ir con Naeun a Jeju y blablabla puaj. Ya saben como es nuestra imaginación y como a nosotras nos gusta hacerla volar, solo nos dejamos :3

Dejen reviews, quiero saber que opinan <3

Nuestra pagina:

https://www.facebook.com/NapoleonYMermelada

Nuestro ask:

http://ask.fm/NapoleonyMermelada

Taemin suelta un profundo suspiro, cayendo sobre el brazo estirado de Minho y sonriendo solo porque sí. Pasa una de sus manos por su frente, levantando su flequillo y mirando a su costado, notando como el alto inflaba y desinflaba una y otra vez su pecho en busca de aire, casi como si lo hubiesen estado privando de eso desde hace un buen rato.

(Aunque está seguro, y puede corroborar que es así, que él era el culpable de eso).

-         ¿Es que nunca te cansas?

4:36 de la mañana y Choi Minho es capaz de mirarle, con una sonrisa demasiado coqueta para existir y no ser pecado, y niega sin quitarle la vista de encima, a pesar de la corta distancia que los separa. Su cabello rizado estaba aplastado a causa de la transpiración y a él le dan demasiadas ganas de enredar los dedos entre ellos, jalándolos y sacando aullidos de dolor solo por querer molestarlo.

Por querer tentarlo.

-         No me voy a cansar si sé que te irás con esa… -parece meditar un poco la palabra, conteniendo sus celos casi enfermizos-. Con esa mujer por dos días.

-         Pero lo hemos hecho dos veces, necesito dormir.

Aunque ya tenía claro que la palabra dormir no era algo que le importara tanto, porque cuando Minho vuelve a sonreír, sabe que él no podrá negarse y terminará asintiendo y dejándolo una vez más.

El brazo que tenía bajo su cuerpo, se desliza y Minho se mueve de tal forma que en un par de segundos ya estaba acorralado bajo él, riéndose de forma tonta y cayendo en su trampa.

En una trampa de la que no quería salir.

-         Puedes dormir en el avión.

Ya no tenía otra opción. Porque cuando Minho comenzó a besarle desde las mejillas hasta su pecho desnudo, sabía que le iba a decir que lo hicieran de nuevo y probablemente sin una pizca de resistencia.

Tenía que aprender a negarle algo.

(Aunquele era difícil cuando se trataba de Minho).

-         Tienes grabación mañana.

Y más aún si se dejaba besar, mientras cerraba los ojos y comenzaba a acariciar el final de su nuca con una de sus manos.

-         Con mayor razón me merezco una recompensa –un beso en el lóbulo de su oreja que le hace soltar un leve gemido y asentir rápido-. ¿No crees?

Sí. Se la merecía mucho.

Taemin no tiene fuerza de voluntad cuando Minho comienza a descender por su huesudo pecho, deteniéndose en la zona de sus costillas y dando suaves y excitantes mordidas en cada pedazo de piel que recorría.

Está seguro que cuando empezó a hacer eso, dejó de pensar de inmediato.

-         Tengo que levantarme en dos horas –le dice en una especie de susurro que más que eso, parece gemido.

-         Te pido solo media hora más.

-         Has tenido muchos premios por hoy.

Pero aún así le pasa la pierna por su cintura, atrapándolo y sacando un gruñido de lo más profundo de su garganta, que significaba “una vez más me salí con la mía”. Lo que él ya encontraba bastante común.

-         Si yo estuviera en ese programa, creo que tú serías aún más exigente. Yo solo pido lo que me corresponde.

Y mierda, tenía mucha razón.

Odiaba el solo hecho de imaginar a Minho con una mujer, en las mismas situaciones vergonzosas y cursis que tenía que vivir él, y le daban ganas de ahorcarlo a él y a su “esposa” por mucho que fuera un libreto. Pediría aparecer en capítulos extras y le haría la vida imposible a la pobre, aunque fuera en la vida real, fuera de la serie.

Y serían demasiadas peleas con Minho. Demasiados celos a flor de piel. Demasiado posesivo de su parte.

Más que cualquier otra vez.

-         No quiero tener ojeras mañana, será tu culpa si salgo feo en la grabación.

(Aunque no era completamente su culpa si él no era lo suficientemente fuerte como para negarle aunque fuera algo. Algo mínimo al menos).

La nariz de Minho choca contra su mandíbula, haciéndolo levantar el cuello y entregándose de una forma tan fácil, que era como si le estuviera dando una patada a su dignidad.

A la que nunca podía tener con él.

-         Ojalá te veas tan mal, que así te tengan que sacar de ese programa de mierda.

-         Eres un egoísta.

Un posesivo. Un niño cuando le convenía y un adulto cuando debía serlo. Un celoso impulsivo y una persona que no sabía tratar con sus propios sentimientos.

Una persona que le gustaba querer demasiado.

(Y que a él le atrapó desde la primera vez que comenzó a darse cuenta de sus sentimientos).

Taemin le pasa la lengua por sus labios demasiado redondos y sonríe cuando nota que Minho retrocede un poco, mirándolo, pero sin dejar de tocarlo.

-         No soy un egoísta –uno de sus dedos rozan sus costillas, volviéndolo loco-. Solo odio compartir lo que es mío.

(Y no era el único).

-         La última y a dormir.

-         Yo digo cuando será la última.

Puto Choi.

Sus labios se unen desesperados y Taemin le jala el final de su cabello, pidiéndole que abriera un poco más los labios y le dejara besarle mejor. Porque mierda, si lo harían por tercera vez en la noche, tendría que valer la pena.

Le pasa las manos por su espalda desnuda, enterrándole las uñas solo con el propósito de hacerlo sufrir y consiguiendo sacar un gemido más desgarrador de lo que se esperaba. Uno que le deja invertir posiciones, dejándolo a él arriba, y a un caliente Choi Minho bajo él.

Uno que no paraba de apretarle el trasero con sus manos demasiado grandes y demasiado avasalladoras.

-         ¿Sabes qué? –se acerca, jalándole el labio y soltando después de largos segundos-. Esto podría mejorar mucho más.

-         ¿Mejorar más? –mueve su trasero desnudo sobre su abdomen, tentándolo y ganándose una mirada que sabía exactamente lo que significaba. La de “detente o pagarás las consecuencias”-. ¿A qué te refieres?

-         Podrías traer –Minho se levanta, alcanzándolo y dándole una mordida a su cuello que ya había sufrido demasiado por una noche-. Esa chaqueta –y otra mordida más-. Que me gusta tanto.

Ya sabía de cual se trataba. Ni siquiera debía describírsela porque todo se centraba en una sola palabra: Everybody.

Solo bastaba recordar la cara de Minho cuando le vio entrar de esa forma al estudio, mirándole de arriba abajo, sin saber qué era exactamente lo que le gustaba más. O quizás, quién le había dado el permiso necesario para mostrar tanto.

Si era la chaqueta en sí, o como él se veía en ella.

-         No sé donde está.

Pero solo bastó una mordida en el lóbulo de su oreja, que le hizo asentir y pensar que quizás sí sabía donde estaba. Que la había visto entre cientos de colgadores, con una funda de plástico junto a un par de cosas que a él también le habían gustado.

Taemin pasa una pierna sobre su cuerpo y le besa rápido antes de salir desnudo, desapareciendo por unos minutos que a Minho le parecieron eternos y aburridos.

Pero cuando la puerta de su habitación se volvió a abrir, se dio cuenta que mierda que valía la pena esperar.

(Y también que debía agradecerle el adn a los padres de Taemin).

Minho siente como el vello de su cuerpo se eriza cuando el menor camina hacia él sin quitarle la vista de encima, y moviendo sus caderas de forma casi exagerada, hasta volver a subírsele, sin antes haberle puesto el mismo sombrero que había tenido que usar con el traje rojo para la fotos promocionales.

(Ese mismo que había dejado a Taemin un poco salvaje. Por no decir mucho).

-         Si manchamos esto, nos matarán.

Taemin abre la chaqueta, dejando que la tela de la piel caiga sobre las piernas desnudas de Minho y vuelve a mirarlo, solo que esta vez, mucho más en serio.

-         No seas sucio, no lo haremos.

Y estalló la tormenta.

Ahora es Taemin es el que se le eriza la piel. Es el que suelta un gemido cuando las manos de Minho se apoderan de su cuerpo, tocándole desde bajo el estómago, subiendo cada vez más, hasta llegar a sus pezones y comenzar a jugar con ellos.  Taemin deja caer su cabeza hacia atrás, dejándose estar y comenzando a succionar su labio inferior, mordiéndolo, para comenzar a mover una y otra vez las caderas sobre el cuerpo de Minho.

Llevaban días haciendo lo mismo. Incluso años. Pero eso no le quita que el placer aún así fuese a ser mayor o más intenso. Porque de una u otra forma lo era. Llevaban años juntos y cada vez era mejor. En todo sentido, tanto en el sexo como en su relación en sí.

Taemin se concentra en como Minho cierra los ojos y comienza a morderse su labio inferior –justo cuando él debía encargarse de morderlo-, levantando sus caderas y dejando su pecho desnudo para comenzar a bajar y empezar a tocarlo. Y Taemin intenta resistirse, pero no puede. Por mucho que quiera, le es difícil no comenzar a soltar leves y cortos gemidos si Minho jugaba con él como si se tratara de un entretenido juguete.

Un juguete que no soportaría mucho más si Minho le tocaba los testículos de esa forma casi criminal.

Taemin suelta un gemido más fuerte cuando el alto se sienta, empujándolo un poco, haciendo chocar su trasero desnudo contra su erección, para empezar nuevamente ese recorrido que se sabe de memoria, llenándolo de besos y lamidas, mientras su mano no deja de tocarlo, sacando suaves gemidos que se ven ahogados cuando Minho lo besa.

Con una mano, le abre más la chaqueta desde los hombros, tocando su tersa y pálida piel, que no muchos podían conocer, acercando los labios a los huesos de sus hombros, pero sin llegar a tocarlos, cuando con unos fuertes golpes que daba alguien al otro lado de la puerta, les interrumpe.

Mierda.

Ya podía imaginar de quién se trataba.

-         Q… -Minho tose y aclara su garganta, intentando que más que un gemido, consiguiera salir su voz-. QUÉ.

-         ¿Se pueden callar de una vez por todas? Estoy intentando dormir hace dos horas.

Era Kibum. El mismo que siempre los interrumpía y el mismo que les sacaba en cara en cualquier momento y en ocasiones que no debía, lo ruidosos que eran en lo que respectaba al sexo.

Muy ruidosos. Era la frase exacta.

Minho rueda los ojos y Taemin se tapa la boca, ahogando un nuevo gemido, cuando su mano deja de tocarle y él cree explotar en cualquier minuto.

-         ¡Ponte tapones!

-         ¡Dejen de ser tan calientes, por favor!

-         Yo no me quejo cuando tú pareces en celo cuando estás con Jonghyun.

Al menos Minho recuerda lo que estaba haciendo y vuelve a su posición inicial, tocándole con mayor cuidado y dándole un corto beso en los labios, susurrando un aguanta que a él ya le parecía demasiado doloroso.

Por no decir, demasiado imposible.

-         ¿¡Qué dijiste, Choi!?

-         Déjalo –gime muy cerca de sus labios-. O se pondrá peor.

-         ¡Que tengas buenas noches, Kibum!

-         Será mejor que terminen pronto o sino quieren que entre a la fuerza.

Y por sanidad mental, no le convenía.

Sienten los pasos de Kibum volviendo a arrastrarse y a entrar a su habitación, concentrándose en que la puerta se cerrara para volver a lo suyo.

Diez segundos que le hicieron perder tiempo preciado y que tenían a Taemin pendiendo de un hilo.

Un hilo que Minho supo volver a controlar, mientras Taemin le pasaba las manos sobre los hombros y se dejaba levantar desde la cintura, sintiendo como Minho comenzaba a entrar en él, tomándose su tiempo y dejando de lado su lado salvaje, esperándolo y tomándose el tiempo necesario.

Uno que él ya no necesitaba.

Cuando Taemin se deja caer casi de golpe, Minho vuelve a acostarse y él vuelve a sentirse más electrizado que las dos veces anteriores.

Electrizado y a más no poder.

Como si aún tuviera la piel en carne viva. Como si Minho despertara cada fibra de su cuerpo y le hiciera sentir más humano y con más sensaciones recorriéndolo de pies a cabeza una y otra vez. Las mismas que le hacen gemir y afirmarse desde su pecho, bajando la cabeza y levantándose para dejarlo entrar una vez más en él.

Una que hace que Minho gima profundo y ronco, consiguiendo que Taemin le tapara la boca y le mirara con cara de “si no te callas, Kibum vendrá”. Solo que le era demasiado difícil contenerse. Especialmente si esa chaqueta no paraba de rozarle el cuerpo, lanzando corrientes eléctricas y cosquillas que le hacían levantarse y llegar más adentro de Taemin, casi chocando contra su próstata.

Siente las manos del menor, abrazándole desde los hombros y volviendo a repetir el mismo paso anterior, solo que más rápido, como queriendo decirle que con todo lo que habían hecho esa noche, era imposible que le doliera. Que no era necesaria su sobreprotección y cuidado, porque por muy sucio que sonara, más dilatado no podía estar.

Así que, hazte cargo de lo que hiciste, Choi.

Taemin se pega a su cuerpo, pasándole los brazos por el cuello y apretándolo de tal forma, que Minho solo atinaba a levantarlo con sus manos y a volver a bajarlo, mientras su otra mano se metía entre ambos cuerpos y seguía masturbándolo hasta sacar esos tímidos gemidos que aumentaban de intensidad con las embestidas y que tanto le gustaba oír. Incluso le muerde sobre sus hombros, lamiendo los posibles hematomas que tendría al día siguiente y gimiendo cuando Taemin le sorprendía y se dejaba caer de golpe.

(Y en cualquier minuto Kibum volvería a entrar porque ninguno de los dos se estaba conteniendo como debía).

-         MinnnnnhoagggggnhhhggMinho.

-         Un poco más.

Y por él, lo hacía. Por él aguantaba un poco más y le apretaba más la espalda y enterraba su rostro en su cuello, levantando y bajando su trasero tan rápido que literalmente parecía que lo estuviese montando. Los gemidos de Minho los siente tan cerca de su oído que es capaz de reconocerlo como verdaderos gruñidos guturales que solo consiguen excitarlo más y más hasta tal punto que no se da cuenta como explota en la mano de Minho y pasados apenas un par de segundos, el alto también lo imita. Ambos con las respiraciones demasiado entrecortadas, ambos sin ser capaces de despegarse ni un segundo para mirarse si seguía todo en orden o si ambos estaban bien.

Taemin es el primero en abrir los ojos y en darse cuenta en lo fuerte que le tenía apretado, separándose un poco y sosteniéndolo desde las mejillas para mirarle. Minho se deja llevar cuando le besa suave los labios y cuando Taemin se levanta un poco, dejándole salir y revisando si la chaqueta tenía alguna mancha.

(Que por suerte, no fue así).

Minho se quita la gorra y deja ver su cabello empapado, para luego estirar la mano y coger desde la mesa, un pedazo de papel higiénico para limpiar a ambos. Primero a Taemin y luego a él.

Como una maldita tradición que ninguno de los dos se atrevía a cambiar.

Taemin se quita la chaqueta, tomando el gorro de Minho y dejando ambas cosas sobre una silla, para volver y tomar su usual puesto en la cama, abrazando a Minho desde la cintura hasta dejarlo acostado a su lado y así poder recibir su usual buenas noches, bonito que le hacía sentir más humano.

Más Taeminnie y menos Lee Taemin.

**

Cuando Minho abre los ojos, lo hace porque la cama está vacía y fría, y porque siente un pequeño ruido cerca de él, casi como de un ratón que se encargaba de caminar de un lado a otro, intentando hacer el menor ruido posible.

Le cuesta enfocar el cuerpo desnudo de Taemin, viéndole como sacudía su cabello mojado y cómo pasaba una toalla por encima de su pecho, secándose con cuidado hasta la última gota de agua.

Cuando Minho estira una mano, lo hace para tocarlo y para acercarlo más, acariciando su muslo desnudo, mientras volvía a cerrar los ojos, sintiendo el sonido de su risa y de su suave quejido que significaba “No ahora, Minho”. Pero Taemin se gira para mirarle y se deja llevar, como solía pasar con todas sus cosas que compartía con él, agradeciendo la caricia y encontrándose con sus labios demasiado redondos en forma de una tímida sonrisa que le dejaba saber que ya no dormía específicamente.

Que no quería hacerlo, por mucho que hayan sido apenas dos horas las que pudieron descansar.

-         ¿Qué pretendes?

Minho abre los ojos. No en exceso, sino que apenas, pudiéndole ver a través de una línea porque la luz parecía molestarle. Ve a Taemin desnudo frente a él, mirándole un poco inclinado, mientras pequeñas gotitas de agua caían de su cabello, fundiéndose en su piel o en el piso.

(Y le dan ganas de ser una de ellas).

-         ¿Tengo que… pretender algo para poder tocarte?

(No. Era su maldito trabajo de hecho. Ese que solo a él le permitía).

-         Me tengo que ir –susurra-. Aprovecha de dormir.

Pero él solo niega, volviendo a cerrar los ojos y haciendo un puchero que a él desde ya le parecía demasiado fingido.

-         No, debería aprovechar de Taemin.

Y le toma desde donde mismo le acariciaba, empujándolo hacia él y dejándolo caer sobre su cuerpo, mojándose a sí mismo con esas gotitas de agua que no había alcanzado a secar. La risa de Taemin le hace cosquillas cerca de su cuello, sintiéndole levantarse y apoyar ambas manos a los lados de su cabeza.

-         Minho, perderé el vuelo.

-         Oh, que lástima.

Abre los ojos solo para acercarlo a sus labios, besándolo como buenos días y ganándose algo con muchas más ganas de lo que esperaba.

-         Tampoco es como si tuviera muchas ganas de ir, pero tengo que hacerlo.

-         Dile de mi parte que la odio mucho –se estira un poco y le da un corto beso-. Y odio cuando se ríe –y otro más-. Y cuando está cerca de ti –y otro- Y cuando te toca –y el último beso lo hace durar un poco más que todos los anteriores.

-         Si se lo digo llorará –ríe.

-         Y te putearán y blablablá –se une a su risa-. Que malo eres, Taemin. Tendré que castigarte por hacerla llorar.

-         Ya me está dando asco hacer esta mierda de programa.

Se da cuenta que por alguna vez en su vida tiene que ser fuerte, así que se levanta con ayuda de sus brazos y camina hacia el clóset, deteniéndose cuando oye la voz de Minho a su espalda.

-         Agradezco que con la chica que tengo que actuar yo, no sea como “tu Naeun”.

Solo que eso le molestó. Y mucho. Y no exactamente por Naeun.

-         Yo también odio tus dramas, Minho.

-         En mis dramas no voy a citas.

-         Y yo no tengo que besar a Naeun.

-         Eso es lo que crees por ahora.

Pero cuando Taemin le ignora y abre el primer cajón del clóset, el grito de Minho le asusta, volviendo a voltearse, ahora un poco más cabreado.

-         ¡Hey!, no tengo otros.

-         ¿Y a mi qué? –estira los bóxers y pasa las piernas por ellos, subiéndolos-. Pídele a Jonghyun. Él tiene muchos.

-         ¿Y por qué tú no te pones los bóxers de Jonghyun? Taemin, tengo que grabar hoy.

-         Ve sin calzoncillos, quizás te hagan grabar una porno.

Se mete una mano dentro de la ropa interior, acomodándoselos y volviendo a voltearse al clóset, estirando una mano y sacando una camiseta blanca de golpe.

-         ¿¡Te vas a poner mi camiseta también!?

Taemin le mira desde el clóset, con una ceja elevada y dejando caer la tela sobre su cuerpo.

-         Así te recordaré todo el día.

Y le lanza un beso que hace sonreír a Minho y le hace retorcerse entre las sábanas, volviendo a taparse hasta más arriba de la nariz, odiando que se tuviera que ir tan temprano.

Puta isla de Jeju. Puto programa.

-         Los días –le corrige luego de varios segundos-. Te vas por dos días.

-         No pienso. Trataré de volver antes. De todas formas aquí me echarán más de menos.

Se pasea con esa camiseta que le quedaba algo grande y se sienta cerca del cuerpo de Minho, bajándole la sábana y repartiendo un montón de besos sobre su rostro que solo se dedicaba a arrugar y a negar abrir los ojos para poder volver a dormir.

-         No quiero dormir solo –susurra.

-         Tendrás que soportarlo –un beso más sobre su nariz y se levanta-. Así como lo hago yo cuando te quedas grabando por las noches.

Pero cuando Minho abre los ojos y le ve, subiéndose sus pantalones, le es imposible intentar quedarse dormido.

-         ¿Crees que la gente no se da cuenta que andas hasta con mis pantalones?

-         Claro que no.

Claro que sí. Solo que él era lo suficientemente despistado como para no darse cuenta que en internet incluso, circulaban fotos de ambos usando la misma ropa.

Observa a Taemin de espaldas, viéndole recoger desde la mesa al lado de la cama, sus pulseras y sus aros que más que estar en su habitación, siempre los encontraba ahí. Tirados en el piso o en bolsillos de su ropa.

-         ¿En cuánto rato más te vas? –bosteza-. Quiero dormir, anoche no te cansabas nunca.

Y ahora se voltea rápido.

-         ¿Qué? –le pregunta atónito y sin poder dar crédito a sus palabras-. Hoy me veo demasiado horrible por tu culpa.

Exageraba. Para él se veía perfecto.

A pesar de unas oscuras ojeras que hoy parecían más marcadas y a pesar de su cabello desordenado y aún demasiado húmedo, para Minho seguía siendo el mismo chico del que conseguía enamorarse todos los días un poco más.

-         ¿Te obligué?

-         Sí –responde seguro-. Me violaste.

Minho le mira ofendido justo en el instante en que dos golpecitos se oyen al otro lado de la puerta, junto a un carraspeo que pedía atención.

Esta vez no era Kibum. Probablemente era su manager.

-         Taemin –le dice algo fuerte por si no le había escuchado-. Tienes cinco minutos, tenemos que irnos.

-         Ya voy –bufa.

-         Puto programa.

El puchero de Minho se gana su atención, provocando que caminara hacia él, colocándose en cuclillas frente a la cama y comenzando a acariciarle la mejilla con mucho cuidado.

El alto incluso se acomoda sobre la almohada, dándose el lujo de cerrar los ojos y dejarse querer.

-         Prometo que pronto se acabará.

-         Te ves demasiado bonito para ir a Jeju con ella.

Demasiado de Minho para ir con ella. Demasiado de su propiedad para tener que compartirlo.

Taemin se acerca cuando siente unos pasos al otro lado de la puerta, dándole cortos besos en cada trozo de piel que veía, casi ahogándolo en amor.

Era cierto que era una persona que no le gustaba demostrar lo que sentía y repelía todo tipo de contacto con la gente, incluso con Minho cuando se daba cuenta que los miraban, pero cuando estaba solo con él, era el más baboso y el más cargante cuando lo tenía en frente. Era el que lo besaba demasiado y el que exigía que le dejara quererlo porque tenía ganas. Porque Taemin no necesitaba un porqué cuando estaba con Minho, era todo un porque sí.

-         Seguiré el libreto, te lo juro –le da continuos besos en la cara y se separa para ordenarle el cabello y peinarlo-. No diré nada más que el libreto.

-         Vete con tu libreto asqueroso –refunfuña, recibiendo tantos besos que apenas podía hablar.

-         Te amo.

-         Yo también me amo.

Taemin se separa de golpe y le mira con el ceño completamente fruncido, queriendo pegarle y a matarlo a la vez. Odiaba que le hiciera ese tipo de bromas justo en esos momentos.

En esos momentos en los que necesitaba más amor.

-         Es una broma –enreda los dedos en su flequillo húmedo y se acerca a besarle-. Lo dije solo para que ella no te vea feliz.

-         Nunca estaré feliz con ella.

-         Entonces me declaro satisfecho.

Fueron más de dos besos los que se dieron antes de despedirse. Se besaron sobre las sábanas y hasta la puerta, en donde Taemin luchaba por ponerse la chaqueta y no separarse de Minho ni un segundo más.

Porque cuando cerró la puerta del departamento, se dio cuenta que ya comenzaba a echarlo de menos.

**

-         Taemin oppa, ¿cambiaste de perfume? Hoy hueles distinto.

Por mucho que evitara tener contacto con ella, le era imposible si les hacían sentarse juntos o compartir la mesa de una cafetería en la que él no quería estar, yendo a un lugar al que no quería con ir, con una persona que no amaba en realidad.

(Y odiaba hablar con ella, porque nunca conseguían tener un tema en común).

-         ¿Qué? –se voltea a mirarla de reojo, levantando la polera y oliéndola-. No.

-         Parece que tampoco dormiste bien, tienes ojeras.

Porque ambas oraciones le llevaban a una sola palabra: Minho. El maldito que probablemente seguía durmiendo, sin echarle de menos, ni sin darse cuenta de lo frío que estaba porque se encontraba tapado, feliz, estando en un lugar en el que sí quería estar.

Solo que sin él.

Esperaba que estuviera sufriendo al menos por eso.

-         Dormí poco –susurra.

-         Pero hoy en la noche podrás dormir, nos quedaremos hasta mañana ¿te dijeron?

-         Sí –bufa sin tanto ánimo como ella demostraba-. Trataré de regresar antes, tenemos cosas que hacer con mi grupo.

(Y sobretodo con Minho).

-         Oh –su rostro se vuelve apenado y él se pregunta si de verdad se entristece o solo está actuando como hacía en todo el programa-. Creí que podrías descansar en Jeju.

Pero ni siquiera alcanza a responderle cuando siente la vibración de su celular dentro de su chaqueta, buscándolo rápido y torpe porque sabía de quién podría tratarse. La palabra tonto se le escapa de sus labios sin pensarlo y sin importarle que Naeun le estuviera mirando extrañada por su repentina reacción y por su repentina sonrisa que ella no entendía.

¿Ya te descubrieron las marcas que te dejé en el cuello?

Taemin se muerde el labio, conteniendo la risita de enamorado que estaba a punto de escapársele, tecleando rápido y fijándose en que nadie le estuviera mirando sospechoso. Solo Naeun, que parecía nunca entenderle.

Ya me las taparon con maquillaje, eres un desgraciado.

-         ¿Pasó algo?

La voz de su esposa ficticia le hace salir de su burbuja de felicidad, rompiendo su concentración y obligándolo, una vez más, a que la mirase.

-         No es nada –esconde el celular rápido y le sonríe, arrepintiéndose en el acto al recordar las exigencias de Minho de que no hiciera eso. De que le molestaba-. ¿Vas a tomar algo o nos vamos a quedar aquí para siempre?

Pero nuevamente la vibración de su celular le interrumpe, dejándole apenas de pie con una sonrisa de idiota sin siquiera haber leído el mensaje aún.

Me preguntaron porqué tenía tantas ojeras y les dije que las pesadillas apenas me dejaron dormir. Por supuesto no dije el apellido de la pesadilla.

¿Ya estás en el set? Qué rápido eres, amor.

Taemin vuelve a guardar el teléfono, encontrándose con Naeun de frente, que no paraba de observar y estudiar cada uno de sus movimientos. Y no sonreía, solo le miraba seria, como si estuviera esperando alguna especie de explicación que él no le daría.

Nunca en su vida.

-         ¿Quieres que te invite a tomar algo?

-         Un jugo estaría bien –vuelve a sonreír y a quitarle la incomodidad al ambiente-. Muchas gracias.

Fueron cinco minutos en los que no tuvo que obligarse a pensar un tema para conversar ni en los que tuvo que evitar dar respuestas que no fueran monosílabos, sino que solo dedicarse a lamer la crema de su café de una forma que probablemente le molestaría a muchos, pero que a Minho le encantaría si lo tuviera en frente.

Maldito Choi Minho, mira en lo que me convertiste.

En esa maldita persona que ya tenía el celular en su mano, sonriendo cuando el nuevo mensaje se abre, olvidándose de la crema y concentrándose en la pantalla que cada vez parecía más trizada.

¿Ahora soy amor? ¿Anoche no era “te voy a matar, Minho de mierda? que irrespetuoso, hasta olvidaste el hyung.

Al igual que olvidó su dignidad.

No me lo recuerdes, que me caliento y tengo a Naeun en frente.

-         ¿Estás emocionado por ir a Jeju, oppa? Es divertido que no tengamos que grabar siempre en Seúl.

Y otra vez tenía que obligarse a mirarla. Otra vez tenía que poner esa sonrisa falsa que ya le salía de inmediato, temiendo de que el manager le viera y se acercara a replicarle y a decirle que cambiara la cara porque a veces –por no decir siempre –era demasiado obvio. Demasiado obvio que no quería estar ahí, demasiado obvio que todo se regía por un guión.

Un maldito guión.

-         Es complicado viajar cuando estamos promocionando Everybody. Me aburre ir de allá para acá siempre.

Sacude el cabello de forma casi teatral, enrollando las mangas de su chaqueta cuando le escucha hablar y dejarle atónito con sus palabras.

-         Que pena que Minho oppa se ausente a causa de su drama, ¿no lo extrañan?

-         Más que nunca –responde rápido y sin pensar.

Más de lo que ella podía llegar a pensar. Más que cualquier persona en el mundo.

(Y mira la pantalla de su celular y el maldito había dejado de responderle).

¿Qué estás haciendo? Respóndeme, me aburro con Naeun.

Estoy comiendo. Últimamente he gastado muchas calorías.

Sonríe porque sabe a qué se refiere y porque Minho es un idiota y ama que sea así. Que sea capaz de ser un niño en un cuerpo de un adulto y un hombre que a veces parecía demasiado serio. Demasiado intimidante, incluso para él.

-         Lo siento –mira a Naeun y se vuelve a sentar en la mesa apartada que estaba justo al staff-. ¿Me habías dicho algo?

Pero la chica solo niega, sin sonreír ni sin mirarle con odio, sino que dándose cuenta que Taemin siempre era distinto cuando se hablaba de uno de los miembros de SHINee en especial. De Minho, en específico. Le había visto hablar con él por teléfono y era sorprendente su transformación. No era serio como con los demás. La sonrisa tímida parecía escapársele sin poder controlarla, como si los labios le picaran y tuvieran vida propia. Bajaba la cabeza y su voz era distinta. Rasposa, baja, casi al borde de ser coqueta. De una forma que nunca había compartido con ella. De una forma que nadie podía vivir si no era Minho.

Era simple. Existían dos Taemin: uno para el mundo y uno para Minho. Y por mucho que se lo negara, todos querían compartir con el Taemin de Minho. Ese que sonreía mucho y hablaba de forma distinta, más tierna.

¿Qué pasa que estás tan callado? ¿te comió la lengua Choi Minho?

Te quiero aquí y ahora. Ya te extraño.

Taemin vuelve a guardar su teléfono sin esperar la respuesta del alto, volteándose y mirando al manager que parecía en la misma situación que él, mirando un punto fijo, completamente aburrido.

-         Hyung –le susurra bajo, ganando su atención-. ¿Cuándo nos iremos?

-         Pronto –bebe un trago de café y le sonríe. Está seguro que es la primera sonrisa sincera que ve en ese lugar-. Es probable que puedas devolverte hoy, dudo que te moleste.

-         ¿Hablas en serio, hyung? Sería lo ideal.

No solo para él, sino que para el resto de los miembros que no aguantaban lo insoportable que se volvía Minho cuando llegaba al departamento y recordaba que Taemin no estaba a causa del maldito programa. Todo le molestaba y le enojaba. Incluso cosas mínimas como ocupar diez metros dentro de su radio.

Y el manager sabía sobre su relación. Por mucho que lo evitaran, lo inevitable se volvió obvio y tuvieron que tener una conversación entre todos, aceptando lo que ahora ocurriría desde ese momento en adelante. Nadie se opuso a que estuvieran juntos. Nadie dio una opinión que les hizo cambiar su mentalidad. Nadie negó lo obvio.

Hasta que llegó el programa y todo se volvió un caos. Las promesas de que todo se trataba de un guión, no fueron suficientes para Minho que por días enteros hizo sentir que su relación solo pendía de un delgado hilo.

Cuando Minho escuchó a Taemin llorar encerrado en el baño, fue capaz de escucharle y de apoyarle. Por mucho que se negara, no podría rechazarlo de esa forma cruel y espantosa que estaba haciendo. No podía seguir conviviendo consigo mismo, convertido en un verdadero humano lleno de celos.

El peor existente. El peor que Taemin podría haber conocido.

-         El otro día vi el drama de Minho oppa. Me gusta mucho.

No sabía que le había molestado más. Que le llamara oppa, que dedicara parte de su tiempo a ver algo en lo que ella no debía posar sus ojos o si era exactamente que la frase “me gusta mucho” abarcara tanto como para incluso incluir a Minho.

A algo que solo era de su propiedad.

-         ¿Te gusta mucho el drama o Minho?

Y es tajante en preguntarle porque no sabe ser de otra forma con algo que le pertenecía. Con algo que nadie más tenía derecho a ver o a siquiera respirar cerca de él.

-         Pensé que te gustaba Jonghyun hyung –insiste cuando le ve sonreír tras ese montón de cabello que se ponía en el rostro con tal de que no le viera su cara de felicidad.

Una cara que él sentía muchas ganas de deformar en ese momento.

Pero por suerte, lo mismo que estaba provocando esa pelea, es lo que le hace desconcentrarse y consigue calmarlo con un par de palabras que actúan como una verdadera cortina de calma sobre su cuerpo.

Tengo que grabar. Avísame cuando llegues y deja de sonreír tanto que me molesta. Te amo <3

Volveré hoy, no sigas llorando.

Deja el teléfono sobre la mesa y sonríe, olvidando la pequeña pelea de celos que había comenzado, levantándose y excusándose para ir al baño.

Solo que si hubiese dejado de ser tan despistado aunque hubiera sido por un solo minuto, Naeun no habría visto la pantalla de su celular, encendiéndose de nuevo, y no se habría acercado a leer un mensaje que le hizo retroceder rápido y bajar la cabeza, avergonzada.

Si Taemin no fuera tan despistado, quizás Minho ni siquiera tendría razones por las cuales enojarse.

¿Por qué? ¿esa idiota te trató mal?

**

Empuja la puerta con su cuerpo, viendo primero a Jonghyun acostado boca abajo en su cama, revisando un par de páginas online, para seguir de largo y encontrarse con Taemin que le miraba con una sonrisa de oreja a oreja, con los brazos levantados y dispuestos a apretarlo a pesar de la hora en la que había llegado.

Más tarde de lo usual, más escéptico que de costumbre.

-         Creí que solo era una broma que llegarías hoy.

Sus pasos se hacen cortos cuando se acerca y pasa una pierna sobre el cuerpo de Taemin, acorralándolo y dejando que sus narices se rozaran sin besarse aún.

(Y quizás lo hubiese hecho sufrir un poco más si no hubiese sido por Jonghyun que carraspeó bajito y dijo algo de que era mejor que se fuera de ahí y buscara a Kibum).

-         ¿Crees que soy mentiroso?

Minho se sostiene sobre su cuerpo, mientras Taemin le acariciaba el hueso de su mandíbula con la punta de su nariz.

-         Que bueno que duró poco ese viaje del terror.

Y Taemin le besa sin más. Le besa porque casi dieciocho horas fueron demasiado para estar separados y porque odia darse cuenta que el perfume distinto que tenía esa mañana, era el mismo que tenía Minho ahora.

Le besa porque huele a él y porque se da cuenta que ahora su perfume no parece suficiente y quiere oler más a Minho.

-         Pensé que no llegarías nunca.

Un beso más y Minho se deja caer a su lado, viendo como Taemin buscaba su mano de forma rápida, entrelazándola con la suya y levantándola para ver como jugaba con sus dedos. Esos que parecían nunca tener fin.

-         Te tengo que contar algo.

-         ¿Qué? –Minho se concentra en como sus manos se enredan y se desenredan, llegando al punto de casi hipnotizarlo-. ¿Cambiaron algo del guión?

-         No es eso.

-         ¿Por qué esa cara?

-         Naeun vio un mensaje tuyo, creo que se ofendió.

Adiós caricias. Adiós amor excesivo.

Solo bastaba una palabra, o en este caso un nombre, para que Minho dejara de sonreír y dejara de mirar sus manos entrelazadas, solo para separarlas de golpe.

-         ¿Qué mensaje? –pregunta serio-. ¿Te dijo algo?

-         Sí, ó sea solo me dijo que lo vio. Era uno donde la llamabas idiota.

Taemin se sienta en la cama, cruzando las piernas y notando como Minho no le quitaba la vista de encima, como si estuviera procesando palabra a palabra de cada cosa que le decía.

-         ¿Y por qué toma tu celular?

-         Lo olvidé. Lo dejé encima de una mesa y me fui al baño.

-         ¿Y te importa?

Duda un par de segundos, quedándose en silencio.

-         …No.

-         No puedo creer que te importe lo que ella piense.

Y esa maldita demora que se tomó para responder, fue lo que hizo que Minho se pusiera de pie de inmediato, tomando impulso con sus manos y caminando rápido hacia la puerta sin siquiera tomarse el tiempo de ver el rostro de Taemin que parecía deformarse con cada movimiento nuevo que hacía.

-         Minho, ¿y si nos odia?

El alto se queda de espaldas, afirmado a la puerta para no mirarlo, con sus dedos aferrándose a la madera de tal forma que sus nudillos comenzaron a volverse blancos.

-         No puedo creer que te importe lo que ella piense.

Y se va. Sin avisarle ni sin mirarle, deja a Taemin sentado en medio de la cama, sin poder entender nada.

-         Minho –le llama fuerte-. Minho, vuelve.

Y los pasos se escuchan más fuertes que antes y más amenazantes cuando la puerta se vuelve a abrir y la cabeza de Minho se vuelve a asomar.

-         ¿Estás seguro de que te preocupa de que yo vuelva? –le dice casi atónito-. Quizás deberías llamarla para pedirle disculpas. Si quieres se pueden juntar también y así la gente cree más en lo real que es el “Taeun”.

-         Mierda Minho, ¿realmente crees que me importa?

Pero ni siquiera es capaz de responderle porque Minho una vez más desaparece y una vez más le deja con las palabras en la boca, sin siquiera ser capaz de defenderse. Solo le hace atinar, arrastrando sin querer el cubrecamas y tropezándose un par de veces antes de salir al pasillo y ver a Minho dando un portazo y entrando a su habitación.

(Y Jonghyun, que se había sentado al lado de Onew, miraba de un lado a otro cuando le ve acercarse y apoyar la oreja contra la puerta, esperando oír alguna reacción de Minho que le hiciera hablar. Lástima que ninguna llegó).

-         Minho –golpea la puerta e intenta abrir una y otra vez, dándose cuenta que el alto le había puesto seguro-. Minho, abre.

Pero solo consigue que lo ignore.

-         Minho –insiste, sosteniéndose de la manilla y pegando la frente contra la puerta-. ¿Podemos hablar, por favor?

-         No tengo ganas.

Pendejo de mierda.

Suelta la manilla de la puerta y mira a Jonghyun y a Onew que estaban atento a todos los movimientos. Y parecía que tampoco entendían porque solo se encogen de hombros -al mismo tiempo- y el moreno hace un puchero que no le sirve ni siquiera de aliento.

-         Te estás comportando como un niño, ábreme la puerta.

-         ¿Yo me estoy comportando como un niño? –le oye gritar desde su cama, seguramente-. ¿Quién es el que me culpa por dejar el teléfono tirado frente a un montón de gente?

-         ¡Ni siquiera te estoy culpando, no seas idiota!

Un suave carraspeo le hace voltearse y encontrarse con Key, que también había salido de su habitación, mirándole preocupado.

Casi nunca eran habituales estas peleas. Y si lo eran, el 99% de las veces era a causa de los celos del alto.

-         ¿Pasó algo en el programa?

-         Se enojó por algo tan estúpido.

Pero Key no era como Taemin. Key no era de los que soportaba sus rabietas ni de los que le permitía hacer lo que quisiera porque vivían los cinco juntos y odiaba tener que verle esa cara que parecía deforme cuando había peleado con Taemin.

Key nunca había sido de los que le soportaba mucho. Ni a él ni a nadie.

-         ¡Choi! –golpea rápido e intermitente la puerta, asustando un poco a Taemin-. Más te vale levantarte temprano mañana, porque no pienso despertarte, ¿¡me escuchaste!?

-         No soy sordo.

-         ¡Pero sí estúpido!

Y testarudo. Porque Taemin pasa al menos cinco minutos con la frente apoyada en la puerta, sin escuchar ni un mínimo ruido, excepto el de la televisión que estaba a un par de metros más allá.

Odiaba pelear con Minho.

Odiaba que lo odiara.

-         Minho… -susurra muy suave.

-         Qué.

Sonríe. Sabía que si usaba ese tono de voz, suave y casi infantil, Minho no seguiría en silencio. Su boca actuaría más rápido que su cerebro y le fallaría.

Y lo hizo.

-         Estás siendo demasiado injusto conmigo.

-         Tú estás siendo demasiado injusto –le oye revolverse bajo el cubrecamas, seguramente ahogándose dentro de su frustración-. Tú eres el que está de su parte y no de la mía.

-         ¡Sabes que odio hacer ese programa de mierda!

Jonghyun deja caer el control remoto de su mano y el secador de pelo deja de sentirse desde la habitación de Key. Claramente había gritado demasiado fuerte porque ni siquiera Minho seguía enredándose entre sus sábanas.

(Y lo que más odiaba era que no podía enredarse con él. Ahora. Cuando más lo necesitaba).

-         Parece que ya no lo odias tanto –le oye bufar desde el interior.

-         ¡Qué mierda dices! ¿¡Crees que me gusta ella!?

Pero ese profundo silencio habla más que las mil palabras que Minho parece callar. El silencio habla mucho más fuerte que su inseguridad y la pelea se torna algo demasiado esperable como para haberlo pillado así de desprevenido.

-         Ni siquiera mis amigos la soportan ¿y dices que me gusta?

La puerta se abre cuando Taemin se separa y cuando levanta la cabeza y ve a Minho frente a él, con el cabello demasiado desordenado y los ojos demasiado grandes para ser cierto.

Los celos parecían tenerlo loco. Esquizofrénico. Fuera de sí.

-         Esa excusa es estúpida –susurra a pesar de tenerlo frente a él-. Ni siquiera sé si yo le caigo bien a Moonkyu.

-         Minho –responde en el mismo tono, como si le estuviera hablando a un niño y no a un hombre de veintidós años-. Lo conoces, no te hagas el tonto. Es lo mismo que Jongin, ¿o también te vas a poner celoso de él?

Y justo eso era lo que no debía decir.

Justo eso era lo que debía evitar pronunciar si quería que esa pelea se acabara y Minho dejara de mirarle de la forma que hacía ahora, como si las palabras se le hubiesen atascado de lo dolorosas que sonaban.

De lo reales que estaban siendo.

-         ¿¡Qué!? –le grita atónito-. Te odio, Lee Taemin.

-         Deja tus putos celos, Minho por favor.

-         ¿Terminaste? Porque quiero dormir.

Sostenía una mano en la puerta y Taemin sabía que en cualquier momento le empujaría ese maldito centímetro que había alcanzado a entrar, cerrándole la puerta cerca de su rostro, negándole su habitación.

Negándole una relación de ensueño porque ese día Minho lo odiaba mucho. Aunque demasiado parecía ser una palabra que abarcaba más.

-         ¿Sabes qué? –le grita hastiado de la pelea-. Cree lo que quieras.

-         Eso hago. Buenas noches.

Y la puerta se cierra quedando a dos milímetros de su nariz.

Siente la mirada de Jonghyun clavada a su espalda y él se voltea mirándolo de una forma casi desconsoladora.

(Al menos Onew ya no estaba, porque su lema era evitar cada discusión amorosa que había en ese departamento).

-         ¿Qué hizo Naeun que está así de emputecido?

-         Vio unos mensajes de él. Supongo que ya sabe que estoy con Minho.

-         ¿Y por qué se enoja contigo si ella los vio?

No tiene ni la menor idea.

Taemin arrastra los pies hasta llegar a su habitación que le parecía desconocida y se acuesta en esa cama en la que no estaba acostumbrado.

A veces Minho se olvidaba que a él sí se le podía hacer daño y que no siempre estaría para protegerlo. No se daba cuenta que él era el único que conseguía afectarle y realmente importarle.

Ni mucho menos, que era el único que le hacía bajar las orejas y susurrar perdón.

**

Cruza los brazos, aburriéndose de estar ahí a pesar de que llevaba apenas cinco minutos sentados.

Quizás no era la situación en la que ya estaba acostumbrado a vivir, sino que era sobre la persona que tenía al lado y no le había hablado desde que despertaron.

Minho durmió apoyado contra el vidrio todo el viaje hacia el aeropuerto, sin pelear por el puesto del copiloto ni sin ir corriendo a saludarlo apenas despertó, sino que caminando quieto, de una forma casi cauta, pero que le molestaba mucho.

Porque odiaba que se contuviera. Porque sabía que lo estaba haciendo. Y solo por él. Para molestarlo. Para sacarlo de sus casillas.

-         Es incómodo tener que viajar por dos horas y que sigas sin hablarme.

-         Puedes dormir.

Lo mira sin dar crédito a que siguiera así de enojado, pero Minho ni siquiera le prestaba atención, solo parecía hipnotizado en una maldita consola de videojuegos.

-         Estúpido –bufa.

-         O puedes llamar “a tu esposa” –le dice repentinamente-. Probablemente tienen mucho de qué conversar.

-         Ni siquiera me cae bien.

-         Somos dos.

Minho se separa y se levanta, sentándose en las sillas de en frente, estirando las piernas y dejando los pies al lado de su cuerpo.

Ahora le daban más ganas de odiarlo. Y de pegarle. O de tomarle una zapatilla y sacársela para lanzársela lejos.

-         No me gusta que te pongas así por algo tan… estúpido, Minho.

-         Y a mi me gusta mucho que la defiendas a ella antes que a mi.

-         No la estoy defendiendo –se frustra de que no le mire y de que siga pegado a la pantalla de su consola-. ¿Sabes Minho? Naeun es una perra.

Bravo.

Al fin recordaba que existía algo más que su maldito juego.

A Minho le cuesta esconder su sonrisa, sosteniendo la consola en el aire y cruzando las piernas hasta conseguir rozarle aunque fuera un poco.

-         ¿Estás diciendo eso porque de verdad lo crees o solo para hacerme feliz a mi?

-         Tampoco me gusta que me hable de lo mucho que le gustas, Minho. ni siquiera me dejaste que te contara eso.

Ahí si que dejó de jugar. Ahí su cara ya no era de odio ni de un niño con pataleta, sino que era una de sorpresa. Casi combinada con una sonrisa coqueta que le estaba molestando mucho.

-         ¿Le gusto?

-         Me habló de lo mucho que le gustaba tu drama.

-         ¿Mi drama o yo?

-         No sé.

Ahora era él el que estaba muriendo por los celos.

Minho sonríe de lleno y él desvía la vista hacia otro lado, subiendo los lentes por el tabique de su nariz y sintiendo los ojos pegados a su rostro.

(O probablemente al escote de su chaleco que recién ahora notaba).

-         ¿Por qué tienes esa cara de odio? Deberías ponerte contento que al fin tienen un tema en común.

Choi Minho y su ego que cuando aparecía, era peor que nunca.

-         Como si quisiera tener temas en común con ella.

-         ¿Qué dijo de mi?

Taemin rueda los ojos y vuelve a subirse los lentes.

-         Ya te lo he dicho, que le gusta mucho como actúas y que tu drama es muy bueno.

-         No puedo creer que estás celoso de ella.

-         Tú también estás celoso de ella.

-         No.

Minho vuelve a jugar en su consola y Taemin sonríe porque conoce las técnicas que usar para evadir temas que no le gustaban. O que no le hacían sentir cómodo.

-         ¿No? –lo mira mucho rato y se acerca, con una media sonrisa que se le hacía difícil ocultar-. Sí, lo estás.

-         ¿Tú sabes mejor que yo si yo estoy celoso?

Pero Taemin no le responde. Solo le mira de cerca, con una sonrisa en los labios que él entendía perfectamente que significaba: me salí con la mía.

Minho le pega con la punta de su zapatilla en el costado de sus piernas, sintiéndose repentinamente incómodo con su forma de mirarle.

-         Basta. No estoy celoso. Yo no soy celoso.

-         Sí lo eres –se burla.

-         Quién habla.

Pero nuevamente ese incómodo silencio en que el menor solo se dedicaba a mirarle fijo como si estuviera intentando leer su mente. Como si quisiera decirle sin palabras que era un maldito infantil, y que increíblemente, era lo que estaba logrando.

-         Lee Taemin.

-         ¿Sí? –suelta los labios, haciendo un sonido seco y volviendo a sonreír.

-         ¿Qué quieres conseguir mirándome de esa forma? Ni siquiera pestañeas.

Porque eso quería hacer, desesperarlo. Que se diera cuenta que no era el único que sufría mucho cuando estaban separados y que si los celos los colocaban así de defensivos, había que buscar una forma de hacerlos más entretenidos.

Y él sabía perfectamente cómo.

Taemin estira los dedos de su mano derecha, mirándola y llevándose un dedo hacia los labios, limpiándolo lentamente a su alrededor, como si tuviera restos de un dulce que valía la pena seguir probando.

(Y Minho traga mucha saliva porque de pronto su garganta se vuelve demasiado seca).

-         Te lo prohíbo –le dice fuerte y llamando su atención justo cuando sus labios se juntaban para besar la punta de su dedo-. Hay gente mirándonos.

-         ¿Qué? No estoy haciendo nada.

-         Te conozco.

Le baja la mano de golpe cuando se levanta y cuando vuelve a tomar ese lugar en el que estaba sentado en un principio.

Incluso se coloca más pegado a su cuerpo. Sus piernas ya no se rozaban, se tocaban directamente.

-         ¿No crees que estás muy cerca?

-         ¿Tienes algún problema?

-         Hay gente.

-         Todos saben que somos amigos muy cercanos.

Y con la misma persona que tenía al lado, aprendió a odiar la palabra amigo. Era algo que nunca fue con ellos. Algo que nunca perteneció cuando se conocieron y cuando se dieron cuenta que entre ellos, inevitablemente, se trataban de una forma distinta que con el resto.

Minho nunca fue su amigo. Y eso era lo mejor que pudo pasarle en su vida.

Un beso corto y rápido en los labios le deja sorprendido, casi sin atinar, viendo a Minho cerrar su consola y guardarla en su mochila como si nada hubiese pasado. Taemin ve a su alrededor y se da cuenta que nadie les miraba raro ni con los ojos demasiado abiertos.

Por suerte.

-         ¿Tan mal te dejó dormir una noche solo?

El tono burlón de Minho cambia cuando la mano de Taemin se coloca sobre su pierna, comenzando a acariciarla con cuidado.

Era una costumbre. Y estaba odiando hace bastante rato no haber podido hacer eso.

-         No me gusta que te enojes conmigo –susurra en el mismo tono con el que a Minho se le hacía difícil pensar.

-         No puedo responder de manera coherente si sigues haciendo eso.

Taemin saca la mano y hace un puchero casi invisible que Minho alcanza a ver.

-         A mi tampoco me gusta enojarme contigo, pero no eres justo.

-         ¿Por qué? Ni siquiera dije que estaba enojado contigo.

-         Solo bastó verte la cara.

-         ¿Cara de qué? –se separa y lo mira de frente.

-         Tu cara decía “Minho, porqué le haces eso a Naeun si ella no te ha hecho nada”.

El solo hecho de que hubiese pronunciado todo con una voz burlona, que le imitaba a él, con un tono mucho más alto y hueco, hizo que la conversación dejara de ser tan seria y pudiera darse el lujo de sonreír.

-         Ni siquiera me enojé –dobla una pierna y se sienta sobre ella, apoyándose sobre el respaldo para mirarlo mejor-. Me gusta que ella sepa sobre esto.

-         ¿Sobre esto? ¿”Esto” soy yo?

-         Esto –responde serio-. Nuestra relación.

Minho podría decir que una de las cosas que le enamoró de Taemin fue lo decidido que era consigo mismo, a pesar de ser una persona demasiado insegura. A pesar de que a veces no entendiera qué era lo que le ocurría o porqué se sentía así de extraño cuando lo tenía cerca. Fue el que quiso que los demás miembros del grupo supieran y el que le dijo primero a sus padres.

Taemin nunca estuvo avergonzado de estar con Minho. Y eso era algo que nunca supo bien como agradecerle.

-         ¿Y qué pasa si te pregunta sobre mi? ¿le dirás la verdad? –le pregunta casi atónito-. Taemin, no seas tonto.

-         ¿No quieres que se lo diga? ¿no quieres que sepa que soy tuyo?

Mierda.

De pronto, Minho comenzó a sentir mucho calor.

-         No sé que odio más –susurra arrastrando las palabras-. Si lo que acabas de decir o que tu chaleco está mostrando demasiado o que estemos frente a un montón de personas.

Amaba a Minho. Lo amaba demasiado.

Taemin estira una mano, dejándola sobre su muslo y acercando más la cabeza hacia su cuerpo.

-         No me gusta Naeun. ¿Lo tienes más claro ahora?

Y el hecho de que Minho asienta en silencio, acatando, le hace sentir mucho mejor.

-         Me imagino tu cara cuando habló de mi.

-         No me gusta que hable de ti.

-         Y a mi no me gusta tu programa de mierda, Taemin.

-         Aguanta un poquito más.

Hace avanzar sus dedos por sobre la mano de Minho, tocándola y continuando las caricias por sobre su pierna.

Lo que más quería en ese momento era que el programa dejara de existir. Que no hubiera una Naeun por la que tuvieran que pelear ni unos celos por los cuales discutir. Sino que solo los dos. Como siempre habían sido.

-         Yo no te digo cosas porque te ausentas por culpa de ese drama y faltas a la mayor parte de nuestras presentaciones –sus dedos avanzan por sobre su pierna y él deja su vista fija en ellos-. Realmente te extraño esos días, Minho.

-         Aguanta un poquito más.

El mismo tono que usó él y que ahora le hace levantar la cabeza y ver a Minho que le observaba con una sonrisa de medio lado.

Maldito Choi.

-         Lo haré, pero tu también hazlo y no te pongas más celoso por culpa de algo que ni siquiera existe.

Por algo que había creado peleas nunca antes vistas en ellos y por algo que no valía la pena discutir.

Taemin apoya la frente en el hombro de Minho y esos dedos que tanto le gustan, no se demoran en aparecer y comenzar a trazar lentamente los huesos de su rostro, acariciándolos.

Siempre habían sido solo los dos.

Siempre habían sido Minho y Taemin.


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