Una Navidad contigo
Muy bien, es ahora o nunca.
Se decía a si mismo Trafalgar Law, pero por más que lo intentara no podía levantarse desde su lugar en la esquina de aquella pequeña cafetería.
¿Pero qué fuerza mística lo retenía para poder decir lo que tanto anhelaba?
Ah, no era nada del otro mundo. Solo el pequeño chico de 19 años que lo tenía cautivado desde que había entrado por primera vez a este pequeño restaurante.
Hace un año…
Había por fin terminado sus estudios, felicidades, pensaba sarcásticamente. Al fin había logrado lo que toda su familia esperaba, ser un maravilloso doctor.
De seguro que todos ya habían invitado a toda la alta sociedad, el estatus de su padre era de mucha influencia en toda la ciudad.
-Es un fastidio- se decía a sí mismo. No quería llegar a su casa y ver miradas y sonrisas falsas e hipócritas por todos lados. Solo deseaba llegar, recoger sus cosas e irse de una buena vez de ese lugar.
Entonces noto algo que no había visto en la calle. Un pequeño restaurante.
-¿Cuándo la construyeron?- Trafalgar siempre acostumbraba transitaba por ese camino para poder llegar a su hogar. Y no había notado ese lugar, era muy extraño. Decidió entrar en el pequeño lugar.
“Baratie” Decía el pequeño letrero en la entrada.
Entró, no era tan mal lugar, sencillo, sofisticado, había poca gente en el lugar, era un buen lugar para poder pasar el rato. Decidió quedarse y pedir algo.
Se acercó al mostrador para poder pedir su orden.
-Buenas tardes- saludo, salió un joven, un chico pelinegro vestido de forma casual y con un sombrero de paja en su cabeza.
-¡Hola! Bienvenido al Baratie, me llamo Luffy ¿Qué necesitas?- pregunto el chico con una gran sonrisa.
Trafalgar se quedó mudo. ¿De dónde diablos salió este monito? El chico tenía una enorme sonrisa.
-Solo quiero un café- dijo casi tartamudeando.
-¿Un café? Que amargo, pero bueno, está bien- volvió a sonreír -¡Sanji!- el chico entro de nuevo por donde había venido.
Trafalgar se dirigió a tomar asiento en la esquina del lugar, siempre le gustaban los lugares apartados de las personas.
-Aquí tienes- el joven puso la pequeña taza sobre la mesa, Trafalgar volvió a sentirse cohibido ¿Por qué diablos le sucedía esto?
-Ah, gracias...
-No hay de que, espero que te guste- se retiró el chico.
Trafalgar probo el café, no estaba mal, perfecto sabor y aroma. Mantuvo su vista en el joven que se había quedado en el mostrador y había empezado a leer una revista, sonriendo como cualquier chiquillo.
Veía al chico atender a los demás, pedir sus órdenes, llevar la comida e incluso juraba ver que robaba un poco de la comida, pero cuando era descubierto era regañado por un chico rubio de cejas rizadas.
El tiempo se fue volando rápidamente, cuando se había dado cuenta las luces de afuera estaban encendidas.
Bep, bep, bep.
Era su celular. Suspiro. Seguro eran ellos, esperando al nuevo doctor de la familia. Reviso su celular.
“>>Llamada entrante: Baby 5”
-Habla Trafalgar- tomo la llamada.
-¡Law! ¿Dónde diablos estas? Las personas están comenzando a llegar.
-No te enojes que te harás arrugada y ya nadie querrá casarse contigo.
-Maldito, será mejor que llegues de una buena vez o yo misma iré a buscarte y traer tu inmundo trasero a este lugar ¿entiendes?
-Lo que tú digas- colgó y se levantó de su asiento. Debía de irse.
Se dirigió de nuevo al mostrador, ahí estaba el chiquillo entretenido con la misma revista.
-Vengo a pagar la cuenta.
-Claro.
Trafalgar buscaba su billetera entre su mochila.
-¿Te gusto?- le pregunto el chico.
-¿Perdón?
-El café, ¿te gusto?
-Sí, tenía muy buen sabor.
-Uf, me alegro, shishishi. Es la primera vez que preparo algo que no sea carne.
-¿Tu lo preparaste?- por alguna razón Trafalgar estaba a sentir su rostro caliente.
-Sí, Sanji me dijo que si voy a trabajar aquí, por lo menos que haga algo bien, shishishi- el chico se le quedo observando –Oye ¿estás bien? Tu rostro se puso rojo.
-¡No es nada!- respondió rápidamente. ¿Por qué estaba nervioso?
-¿Cuál es tu nombre?
-Trafalgar Law.
-¿Otro más fácil?- dijo con un pequeño puchero infantil.
-No, es mi nombre.
-Te llamare Law y tú me llamaras Luffy ¿te parece?
¿Es que acaso el chico es idiota?
-Si lo que digas- volvió a buscar su billetera ¿Por qué le urgía salir rápidamente del lugar?
-¿Por qué te vas tan pronto?
¿Pronto? Si el chico era observador, él estuvo cinco horas sentado en el mismo lugar.
-Tengo un asunto familiar que atender.
-Oh, ya veo. ¿Cuál es?
-Hoy fue mi graduación.
-¡Felicidades! ¿Qué estudias? ¿O estudiabas?
-Soy doctor.
-Debió de haber sido muy difícil.
-En realidad no lo fue para mí- ¡Al fin! Encontró su billetera, saco el dinero, y se lo dio a Luffy. –Adiós, gracias por el café.
Salió del restaurante, ahora debía de llegar a su hogar, soportar las miradas, halagos falsos y mañana temprano se iría.
-¡Oye!- escucho que le gritaban.
Volteo y vio a Luffy corriendo hacia él.
-Toma- le extendió un paquete.
-¿Qué es esto?- pregunto algo desconfiado. Primera regla familiar: No aceptes cosas de extraños.
-Bueno, habías dicho que es tu graduación y esto es para ti. Es un pastel.
-Gracias- Otra vez esa sensación.
-Espero verte otros días por el Baratie. Nos vemos Law- se despidió y entro de nuevo al restaurante.
Trafalgar se quedó de pie en la calle. Dirigió su mirada al paquete. Por alguna razón le pareció tierno el regalo y sonrió. Por un momento estaba reconsiderando volver a entrar.
Bep, bep, bep.
¡Demonios! Otra vez ella. Y más seguro toda su familia hablaría por el altavoz. Suspiro y colgó la llamada. Se lo reclamarían después.
-Tal vez vuelva mañana- se dijo a sí mismo y con paso decidido se dirigió a su ejecución, perdón, su fiesta.
Así pasaron los días, Trafalgar consiguió un trabajo en el Hospital General, se mudó a un pequeño departamento y lo mejor para él, es que estaba cerca del Baratie, lo cual hacia que pudiera ir a ver a Luffy.
Trafalgar entraba al restaurante, Luffy lo saludaba, tomaba su mismo asiento, Luffy le tomaba su pedido, él pedía el mismo café y Luffy lo preparaba. Era rutinario, pero divertido para ellos.
Law comentaba de su trabajo en el hospital y Luffy le platicaba del nuevo capítulo del manga que él solía leer y como poco a poco ha mejorado en cocinar.
Sin darse cuenta Law se había quedado prendado de Luffy.
Ya habían pasado tres meses desde que había descubierto el Baratie, por lo tanto quedaban 3 días para Navidad. Y se había propuesto pedirle a Luffy pasar la Navidad con él.
Y tal vez lo hubiera hecho de no ser por él.
-Hola Mugiwara- saludo el chico que había entrado por el lugar.
Law discretamente desvió la mirada para ver al joven pelirrojo que había llegado y sentado cerca del mostrador.
-Hola Kid- saludo Luffy -¿Lo de siempre?- pregunto amigablemente.
-Si tú lo preparas.
A solo unas pocas semanas había logrado conocer a Luffy, tenía dos hermanos, su abuelo estaba en la marina, le gustaba la carne, amaba a los piratas, tenía varios amigos.
También había conocido a otro amigo de Luffy, Eusstas Kid.
Al igual que Law, iba al restaurante a comer. Pero porque era Luffy el que preparaba la comida.
-Oye- hablo Kid. No es que Law fuera algo chismoso ¡No! Simplemente que Kid haya empezado la conversación lo tenía algo preocupado –En la noche de Navidad, tendremos un concierto ¿Te gustaría venir?
Law casi tira su taza de café, ¿era una cita? De no ser porque tenía modales se hubiera levantado de su lugar, tomar a Luffy y salir con él antes de que pudiera contestar a la pregunta.
-Lo lamento Kid, el abuelo vendrá a casa y queremos pasar ese día juntos.
¡Gracias a Dios!
-Oh, bueno.- dijo algo decepcionado Kid. -¿Pero en Año Nuevo?
-Claro que iré- respondió rápidamente.
¡Crash!
Luffy y Kid voltearon a ver el lugar de origen del sonido.
-Lo lamento Luffy- se disculpó Law.
-Ah, no te preocupes Law, luego lo limpiare- contesto Luffy.
-Bueno nos veremos entonces Mugiwara.
-Adiós Kid.
Muy bien, ahora no tenía nada que pedirle a Luffy, pasaría la Navidad con su familia y él tendría que estar en su departamento o para su pésima suerte, vendrían sus hermanas a visitarlo.
Suspiro. Luffy llego a levantar la taza rota.
Algún día le pediría salir con él. Por el momento, esperaría.
Actualmente.
Si había un Dios, y más le valía existir, Trafalgar esperaba un milagro para poder levantarse de su asiento y poder ir hacia Luffy y decirle de una buena vez la pregunta que ha estado esperando decir por casi un año.
-Law- lo llamo Luffy.
Trafalgar despertó y vio a Luffy sentado frente a él.
-¿Qué ocurre?- pregunto.
-Bueno, te vi tan pensativo que diste algo de miedo shishishi.
Un balde de agua fría cayo en Law.
-Pero bueno, solo venía a comentarte del nuevo capítulo que salió esta semana.
-Ah, claro habla.
-Entonces el Schichibukai llego y le disparo ¡frente a su nakama!
-Ese debe de ser un gran problema. Aunque no creo que debas de preocuparte. Todo saldrá bien.
-¿Tú crees?
-Claro que sí, el chico no dejaría que nada le ocurriera e iría a rescatarlo.
-¿Cómo en un manga shojo?
Law rio un momento –Algo así.
-Shishishi, entonces hay que ver si sucede algo inesperado.
-Créeme, en la mente de su creador suceden cosas muy extrañas. No te extrañes si ellos dos terminan juntos.
-Creí que no tenías mucho sentido del humor- sonrió Luffy.
Law igual sonrió. Bueno, ya no tenía de que preocuparse, Kid había conseguido una pareja, así que dejaba de perseguir a Luffy, aunque le seguía molestando que siguiera viniendo cada fin de semana.
Estaban en Nochebuena, era el momento perfecto para poder preguntarle.
-¡Luffy!- le grito el chico rubio.
-Nos vemos después Law, Sanji necesita ayuda.
-Si claro.
Luffy se alejó de la mesa. Law suspiro. Si seguía así su vida se le escaparía.
Lo tenía decidido. Esta misma noche se lo preguntaría.
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Law estaba afuera del Baratie, el primero en salir fue el dueño del restaurante, un anciano llamado Zeff. Después salió el chico rubio y junto a él Luffy.
En cuanto Luffy vio a Law, se despidió de Sanji y se acercó a él.
-Law creí que ya te habías ido.
-Sí, bueno, respecto a eso. Vamos Law, era ahora o nunca. ¿Con quién pasarías esta noche la Navidad?
-El abuelo no podrá venir este año y mis hermanos decidieron salir con sus parejas, así que… creo que estaré solo esta noche.
-¿Solo?
-No es tan malo.
-Bueno, es que quisiera saber si tu… Ahora o nunca. ¿Quieres pasar conmigo la Navidad?- pregunto rápidamente.
Luffy se quedó observándolo.
-Genial Law, ahora se sentirá incómodo y nunca más te querrá volver a hablar.
-Sí, me encantaría.
-¿Eh?
-Vamos o después no tendremos cena shishishi.
Luffy tomo la mano de Law, si antes él ya no tenía problemas por mantener cercanía con Luffy, pues volvía a tenerlos.
Llegaron al departamento de Law y ambos se dirigieron a la cocina. Entre ellos lograron hacer una buena cena.
-¡Itadakimasu!- grito Luffy mientras empezaba a devorar toda la comida.
Law por su parte solo decidió tomar un poco de cerveza.
-¿No comerás?
-No te preocupes, primero son los invitados.
-Eres un gran amigo, me alegra mucho haberte conocido.
-Yo igual.
Después de cenar Law encendió la televisión, solo para poder ver algún especial de Navidad que siempre repetirían en todos los canales.
Ambos se sentaron en el sofá y se dispusieron a ver una película, a los pocos minutos Luffy ya estaba dormido, Law lo cargo y lo acostó en su cama. Lo vio dormir calmadamente y se acercó, solo lo beso en la mejilla, de no ser por la oscuridad juraría que vio a Luffy sonreír.
Salió al balcón a tomar un poco de aire, estaba nevando afuera. Vio el reloj, solo faltaban diez minutos para que la Navidad llegara. Desde el lugar veía toda la ciudad adornada por luces de colores. Tan vivos y alegres, como Luffy.
-Si tan solo pudiera decirte todo lo que siento por ti- empezó a susurrar –Pero no puedo, porque temo que te alejes de mí.
-¿Por qué me debería de alejar de ti?
Law volteo sorprendido. Luffy estaba frente a él con una mirada confundida.
-Creí que dormías.
-Bueno, sí. Pero empecé a sentir frio y fui por una cobija y note que no estabas, entonces te vi aquí… ¿Por qué me tendría que alejar de ti?
-Es complicado.
-No lo creo- Luffy se acercó a él y lo cubrió con la cobija. –Vamos, somos amigos, puedes contarme lo que sea.
-Es que ese es el problema, tú me vez como un amigo.
-¿Entonces no lo somos?
-Claro que lo somos- contesto Law –Pero yo no quiero serlo.
Hubo un momento de silencio.
-Law- lo llamo Luffy.
Trafalgar volteo para ver a Luffy, grande fue su sorpresa cuando sintió los labios de Luffy sobre los suyos. Cerro sus ojos mientras abrazaba a Luffy y él lo abrazaba igual. Law fue el primero en separarse de Luffy y lo miro a los ojos.
-¿Qué fue eso?- pregunto algo extrañado.
-Hay algo que debo decirte, cuando entraste por primera vez al restaurante vi en ti una mirada enfadada con todo el mundo, y sentí curiosidad por ti. Entonces decidí acercarme a ti, te hice preguntas, hice mi mejor esfuerzo cocinando y te fui conociendo.
Law escuchaba atentamente a lo que decía Luffy.
-Conforme pasaba el tiempo, me di cuenta de que me gustabas. Pero no sabía cómo decírtelo, no quería que me consideraras después una molestia o que resultara incomodo- decía con un leve sonrojo.
Law empezó a reir.
-¡Oye!- reprocho Luffy.
-Lo siento, es que, sería muy extraño si te digiera que también siento lo mismo por ti.
-¿En serio?- pregunto curioso Luffy.
Law acaricio la cabeza de Luffy –No podría mentirte.
Volvieron a besarse.
-Feliz Navidad Law- sonrió Luffy.
-Feliz Navidad Luffy- lo abrazo Law.