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- La adivina - por Estrella31

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Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Bueno, este fic es uno de los que tenía por allí guardado y de veras que quiero terminarlo, por eso se me ocurrio publicarlo :)

La adivina

 

Era una noche con vientos fríos y un cielo adornado con esos pequeños puntos brillantes llamados estrellas. Estas pequeñas luces con su brillo iluminan a muchas de aquellas casas de la ciudad, pero pareciese que en esta noche su brillo se dirige hacia una casa en especial.

De una ventana de esta casa, se colaba el poco brillo que podían dar estos astros, iluminando tenuemente la habitación de un chico que lloraba desconsoladamente por la traición de su ahora, ex novio, el día de hoy.

Milo se encontraba boca abajo con los brazos cruzados en su cabeza, mientras sollozaba ahora más débilmente; llorar toda la tarde le había cansado terriblemente.

En la oscuridad de esta habitación se escucha el zumbido de un celular interrumpiendo los pensamientos y por un momento interrumpiendo los sollozos del dueño de este cuarto. No, no quiere contestar, así que, alza un poco la cabeza y se limpia las lágrimas, para apoyarse con sus palmas, hasta quedar sentado con las piernas abiertas mientras mira quién era el que llamaba: “Shaka” se ve en la pequeña pantalla del aparato.

A pesar de saber que Shaka es su amigo, no deseaba hablar con nadie y limpiándose las lágrimas que volvían a salir de sus enrojecidos ojos, coloca el aparato en una mesita al costado de su cama mientras él se echaba por completo boca arriba. No pasó mucho hasta que el celular volvió a sonar.

Sabiendo que su amigo pareciese que tuviera un sexto sentido, porque siempre sabía cuando el la pasaba mal, se decidió a contestarle. Tal vez y pudiera aliviar algo de su dolor.

- ¿aló? – contestó débilmente.

- ¡Milo! ¿Qué paso hoy? ¿Por qué te fuiste así de la escuela?

- Shaka, lo siento, te había prometido acompañarte hoy...

- Eso no importa, me interesa saber como estás tú. Me dejaste muy preocupado cuando te fuiste corriendo tan rápido a pesar de que te llamaba. ¿Quieres contármelo?

- Yo...– dudo por un momento, pero quería decírselo, aunque el simple recuerdo doliera - . Shaka vi a Kanon, lo vi... lo vi... besándose con... – las lágrimas se volvían a acumular en sus ojitos – con... – el rubio se interrumpió dando una bocanada de aire para no sollozar – Con Mu...

Shaka en la otra línea abrió muy grande los ojos y por un momento estuvo callado mientras se recuperaba de la tremenda noticia.

- Shaka, lo siento, sé que tú lo pretendías... – dijo a manera de disculpa el rubio.

- No, yo sabía que él no era para mí, pero eso ya no importa, lo que me enoja es lo que Kanon te ha hecho, es un...

- Lo peor, es que me vio y ni se inmuto. Shaka, creo que fue lo mejor que me pudo haber pasado, nuestra relación ya no iba más, me evitaba mucho últimamente y ahora ya sé la razón, pero igual me duele... – decía limpiándose el rastro de las lágrimas de sus mejillas.

- Milo, no estés triste, ese maldito algún día las pagará... Sé que ahora tal vez no sea un buen momento pero llamaba para invitarte a una feria. Va a haber muchas cosas, como juegos y novedades. Vamos Milo, te animarías mucho y así tendríamos la mente más desocupada y pensaríamos mejor que hacer.

- No Shaka, la verdad no tengo ánimos. – decía dulcemente Milo dándose cuenta de las buenas intenciones de su amigo.

- Milo, insisto, no me gusta verte triste. Solo será un momento, la pasaremos muy bien. Y no acepto un no como respuesta – dijo el rubio muy seguro.

- mmm... ¿No será que ahora me pretendes a mí? – decía más animado el rubio de cabellos rebeldes dibujándose una sonrisa en su rostro.

- ¡No! Lo siento, no me gustan los rubios – decía shaka siguiéndole el juego riéndose levemente -¿Y bien? ¿Qué dices?

- Esta bien, tal vez tengas razón y nos venga bien salir un rato.- decía Milo algo animado.

- ¡Bien! Te iré a recoger en media hora; ni un minuto más ni menos, y no me importa si no estás listo porque soy capaz de sacarte de allí a rastras, así que advertido estás, ¿eh?

- ¡Sí señor!

- ¡Nos vemos!

 Milo cortó la llamada. En estas ocasiones agradecía tener amigos como Shaka. Sonrió a su teléfono agradeciendo en silencio al rubio que acababa de llamarlo y que le había alegrado un poco su tarde. Con prisa se levantó y se pensó duchar rápidamente; Shaka solía ser muy puntual.

 

 

** **

 

 

La gran feria se extendía frente a ellos. Habían muchos puestos tanto de comidas, como de juegos como tómbolas, o la de derribar pinos con una pelota, pero lo que más hacía resaltar aquél paisaje con burbujas de jabón flotando en el ambiente junto a la música alegre, eran las luces de los grandes juegos mecánicos que había detrás de todas estos puestos.

Milo y Shaka se quedaron observando primero el lugar para luego mirar a las demás personas que venían en familias paseándose con sus hijos en hombros, adquiriendo manzanas acarameladas o algodones de azúcar que comían riendo mientras pasaban junto a ellos hacia la salida.

Milo se sintió descolocado. Tanto la música como la risa de las personas que se escuchaban en aquel evento le empezaban a fastidiar. ¿Por qué no podía sonreír? Pensó que la salida le despejaría la mente, pero estaba ocurriendo lo contrario: cada cosa que observaba le recordaba los momentos felices con su ahora ex novio Kanon...

- Milo, ¿Estas bien? – preguntó Shaka al ver como los ojos de su amigo empezaban a ponerse rojitos.

- Sí... – contestó bajando la mirada mientras ahogaba el sollozo que veía venir.

Shaka lo noto, y poniéndose frente a él, tomó su mentón para que lo mirara.

- No puedes mentirme, no a mí - le dijo en tono dulce – Si no te siente bien, tal vez deberíamos irnos.

- ¡No! Shaka, de veras que quiero distraerme, lo que pasa es que... – dijo desviando su mirada a un costado – Todo... Todo me lo recuerda... Me siento estúpido...

- Milo, sé que estas sufriendo, y yo pensé que tal vez esta salida te haría bien, pero parece que  me equivoque. Perdóname, te llevaré a casa. – decía Shaka haciendo que el rubio lo mirara y de inmediato lo abrazó.

- Shaka... Gracias por todo... – decía deshaciendo el abrazo y mirándole directamente – pero si me voy a casa, lloraría toda la noche y sinceramente ya no quiero hacerlo más....

Shaka sonrió enternecido de la sinceridad de su amigo y tirando de un brazo, lo guió a un estante de manzanas acarameladas que había a una distancia moderada de ellos.

- Disculpe, quisiera dos manzanas acarameladas – decía Shaka buscando con la mirada a quién atendía allí.

- Un momento... – se escuchó una voz debajo del mostrador.

Pasaron unos segundos, cuando un chico de chompa amarilla cuello en “v” y una ushanka de color amarillo se enderezaba frente a ellos con una sonrisa amable hacia el rubio de lacios cabellos primero, y luego su sonrisa pareció ensancharse al contemplar al griego que estaba al costado de Shaka que, avergonzado, desvió la mirada al ver esos ojos caobas que lo miraron con intensidad en el tiempo que se miraron fijamente.

- Queremos dos manzanas por favor. –repitió el rubio al ver que aquel joven no le quitaba una mirada que él consideraba extraña hacia su amigo.

El joven saliendo del letargo, en silencio, se separó un momento del mostrador y trayendo en sus dos manos una manzana en cada una de sus manos, entregó la primera manzana a Shaka, para luego mirar al griego que extendió la mano tímidamente para coger la suya, cosa que el joven aprovecho para colocar su otra mano libre sobre la de Milo que dio un respingo.

- Veo mucha tristeza en tu mirada- dijo el joven sorprendiendo a ambos jóvenes – Déjame al menos obsequiarte estas manzanas. No son mucho, pero quiero ayudarte a recuperar tu ánimo. – decía sonriéndole tímidamente.

Milo y Shaka se miraron un segundo para luego mirar al joven que soltó las manos del rubio y unos segundos después volteó y regresó a su trabajo.

- Gracias – dijo Shaka dando un último vistazo a aquel joven que le daba la espalda mientras jalaba de un brazo a Milo que solo balbuceo un “gracias” antes de alejarse de allí.

- Eso estuvo raro – comento Shaka mientras caminaba junto a Milo.

-Sí... pero parecía sincero en sus palabras -decía un extrañado Milo repitiéndose las palabras de aquel joven que parecía de su edad en su mente.

- Bueno, ¿A dónde quieres ir primero? – decía Shaka dando por zanjado el tema.

- No sé, ¿Qué tal si...?

Una hoja de papel se pego en la pierna del rubio de cabellos alborotados haciendo que los dos jóvenes bajaran la mirada.

- ¿Qué es esto? – preguntó Milo, agachándose un poco para tomar el papel – Dice: “LA GRAN Madam Scarlet, te dirá tu pasado, presente y futuro” – leyó mirando el dibujito de una esfera de cristal.

- ¿Una adivina? Yo no creo en esas cosas Milo...

- A mí me da curiosidad...

- ¡¿Qué?! Milo, esas cosas no...

Se calló por completo al ver la mirada de su amigo mirarlo con ojitos de mascota suplicante.

- ¡Oh no! Ni pienses que te acompañare... – decía Shaka cruzándose de brazos.

- Vamos Shaka, dijiste que me acompañarías... por favor...

Shaka bufó. Milo tenía increíble la capacidad de hacer lo que quisiera con tan solo una mirada y él... simplemente, nunca podía negarse.

- Bien... – dijo en tono cansino – Pero solo te acompañare un rato, esas cosas no son de mi agrado.

- ¡Gracias Shaka! – decía mostrando una sonrisa que a Shaka le pareció adorable – Según este papel, la tienda de esta adivina debe estar cerca de la “casa de los espejos”... Que raro, es la primera vez que veo un mapa tan específico y en una feria; pareciese como si esta nota hubiera sido enviada hacia nosotros directamente...- dijo pensativo.

- Estas cosas son contagiosas. Sera mejor apresurarnos. – decía Shaka jalando del brazo a Milo.

 

Continuará...

Notas finales:

Y aquí acaba el primer capi de este fic. Si tienen alguna sugerencia, dejenme un review, Contestaré tan pronto me sea posible! Nos vemos! ^^


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