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Atardeceres fríos en días de verano por SeiunRussell

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Notas del fanfic:

Pues nada, es la primera vez que publico una historia en esta pagina, y hace muchisimo que no escribo, creo que desde el 2011, estoy algo oxidada así que no me exijan mucho... Esta historia la tengo en mente desde la secundaria 2008 así que es mi auto-regalo por navidad y año nuevo! Por cierto.

FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!

"Esta historia va para quienes fueron mis amigos y se fueron, para los que fueron mis enemigos, para todas las personas que conoci, conozco y conocere"

Una niña de no más de once años se encontraba escondida tras las aulas de la escuela primaria R.T Reka, muy cerca de barda de blocs que la separaba de la calle principal del barrio por donde, obviamente, transitaban muchos autos. La niña de largo cabello castaño claro y ojos miel miraba visiblemente molesta por entre el resquicio de entre la barda y el aula, de tanto en tanto se ocultaba de los niños que pasaban por allí para entrar al 3-B.

— ¿Dónde rayos está? Le dije que no se tardara tanto…—Renegó al aire la niña para después volver a echar un vistazo—Nada. Debería dejarlo así que se entere de otra forma, yo no…

En ese momento sintió llegar a alguien y este alguien era otra niña de la misma edad, de menor estatura que la primera, cabello corto amarrado en dos trenzas y de un negro profundo al igual que sus ojos.

—Ya llegue Kels, perdón por tardarme tanto… Es que—Hizo una pausa para tomar aire pues había corrido de extremo a extremo de la escuela—Es que mi padre tardo mucho en traerme el almuerzo, tu trajiste dinero, verdad… ¿Qué tal si vamos a comprar?

La niña, cuyo nombre es Kelsey, no respondió inmediatamente a la proposición de su amiga, se limito a sentarse en el pequeño espacio entre la barda y el aula. Estaba pensando si debía seguir con aquello, en el fondo no lo quería pero se había convencido en gran parte que era lo mejor, no para Leah, si no para sí misma, o eso creía, estaba siendo egoísta pero sentía que era lo mejor, como había dicho su madre cuando le pregunto si “¿Al hacer algo que yo creo que es correcto, pero, tengo lastimar a alguien, lo sigue siendo?” “Si es correcto para ti, está bien” la había contestado su madre, quizá no era la más apropiada para preguntarle pero ¿Qué más daba ya?

No sabía cuando tiempo estuvo pensado hasta sintió la mano de su amiga tocarle la cabeza, como siempre hacía cuando estaba preocupada por ella, esto iba a ser difícil.

—Kels, ¿Estás bien?—Le pregunto preocupada, al empezar el receso ella no estaba así, su cara se veía demasiado diferente ¿Y si se había peleado con esas tontas por su culpa otra vez? Su expresión delataba que así era— ¿Hice algo malo?

Pregunta equivocada.

—Sí—Contesto Kelsey retirando de un manotazo la mano de la otra niña y levantándose enseguida—Si hiciste algo malo.

La niña se aparto herida ¿Cómo que había hecho algo malo?

—Yo no hice nada malo, estas confundida

—Sí que lo hiciste, por tu culpa me va mal—Que tontería, no tenía nada mejor que decirle, no se lo había puesto a pensar antes, con el rumbo en el que las cosas iban esto terminaría siendo una excusa demasiado tonta.

—Te va mal…—Repitió sin entender, realmente no entendía lo que su amiga le quería decir.

—Por tu culpa me llevo mal con todos—Eso no era cierto—A ti nadie te quiere y por eso a mí tampoco—Estaba mintiendo, quería retractarse y decir que no era cierto cuando vio salir las lagrimas de los ojos de Leah—Ya no quiero ser tu amiga, me das mala reputación, mírate nada mas, eres una llorona, siempre estas llorando por todo, no te gusta estar con nadie más que conmigo, siempre estas pegada a mí como un chicle y no me dejas estar con nadie más, me aburres… Ya no quiero que me vuelvas a hablar nunca más, ya no somos amigas.

Se quedo parada allí un instante y pudo ver la cara de Leah cubierta de lagrimas, la había lastimado, le había dado donde más le dolía, se sentía como la peor persona del mundo, peor aún, le había mentido, no odiaba que estuviera siempre con ella, no odiaba que llorara porque conocía las razones de por qué lo hacía, no le importaba nadie más, pero era la mejor, se repitió mentalmente.

Camino hasta salir del escondite, se giro para verla, ella estaba sentada en el suelo escondiendo su cara entre sus piernas, llorando, si, podía escucharla. No hizo nada por retractarse, se fue y la dejo ahí llorando, solo esperaba que pudiera olvidarlo pronto.

Camino hasta llegar a las mesas donde comían los demás niños de la escuela, miro al fondo la cooperativa, no tenía ganas de comer así que regreso a su salón de clases, se sentó en la mesa que ocupaba y se sintió tan mal, al lado de ella se sentaba Leah así que tuvo que moverse a unas de las mesas desocupadas en el otro extremo, en eso estaba cuando una de sus compañeras de clase le hablo desde la puerta.

—Eh, Kelsey, ¿Sabes porque esta chillando la tonta de tu amiguita?—Le pregunto en tono burlón la chica— Estaba en 3-B con mi hermana y sus chillidos no dejaban estar en paz.

—No sé qué le pasa—Mintió, allí iba de nuevo—Y no es mi amiga, deja ya de ser tan pesada ya me libere de ese estorbo. No me interesa que pasa con ella.

—No me digas, la enana se la pasa siempre contigo y ahora me dices que no es tu amiga…—Su comentario paró en seco y ella pareció reflexionar algo por un momento y luego rio— ¡Jajaj!  Ya sé porque llora, es cierto lo que me dices ¿Qué le dijiste a Lelita para que llorara así? Se ve que estaba muy prendada contigo, como sea por lo menos ya no va a molestar, se metió al baño a seguir chillando porque los otros empezaron a molestarla.

Y sin decir más se fue, como quería ir a ese baño y consolarla, como quería pegarle a los que la molestaron, pero no podía, frustrada dejo caer su cabeza en la mesa y cubrió su cara con sus brazos, no quería llorar, ya lloraría cuando estuviera en casa o sería mejor nunca hacerlo.

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Ese día fue el más difícil de todos, cuando termino el receso se dio cuenta de que Leah tenía la cara roja sus ojos estaban irritados e hinchados de tanto llorar, se miraba lenta y torpe, no ponía atención en clase y se gano varios regaños por parte de la maestra y las burlas de sus compañeros “Lelita, Lelita, maestra, esta así porque su amiga Kelsey la dejo, nos lo dijo Jennifer, ya se dio cuenta que es una pérdida de tiempo ser amiga de esta tonta” Fue el comentario de Andrés, uno de sus compañeros y el que estaba enfrente de Leah, la maestra Carolina, no dijo nada ante ese comentario “vieja inútil, te estás haciendo la que no escuchas” Por un momento estuvo a punto de levantarse de su asiento y gritarles a todos que la dejaran en paz, que eran peor que ella aun así de haberle hecho daño, porque ellos hacían mofa de una persona débil, de igual manera no lo hizo y siguió observando en silencio las burlas de sus compañeros para con ella.

De tanto en tanto se daba cuenta que Leah le observada, sus ojos eran realmente tristes, tan tristes como los tenía la primera vez que la vio en el jardín de niños, sabía lo que pensaba, que era real todo lo que había pasado, se había cambiado de lugar y eso a ella le dolía lo supo cuando Leah la vio a ella y después a la mesa vacía a su lado.

Casi para terminar el día de escuela Leah había tenido un ataque de llanto en clase y seguido uno respiratorio provocado por el llanto, leve, porque en pocos minutos estaba mejor gracias a la asistencia de la maestra en turno, Sofía,  que amablemente le había calmado el llanto ante la miraba burlona de los demás “Vaya bebé, la maestra tiene que calmarla como si fuera de primer año” Dijo Jennifer, la chismosa que había ido a contarle todo a todos.

En la salida las cosas no mejoraron para Leah, dos niños, Javier y Brian le iban molestando por el camino hasta la calle

—Oye, enana, ¿Cuándo vas a crecer? Parecer una pulga de perro—El niño gordo que era Brian comenzó a reír casi en la oreja de Leah mientras esta caminaba aparentemente sin prestar atención—Bah. Ya quedaste tonta que ni siquiera puedes responder. ¿O ya no eres tan valiente como cuando estaba tu amiguita Kelsey?

—Brian, creo que ya deberíamos dejarla, allá viene su papá—Comento Javier mientras jalaba a Brian de la mochila, ese niño era un abusivo con los otros pero con los adultos no era más que un llorón.

Efectivamente, su padre venía ya a unos cuantos metros, él siempre venia por ella a la escuela y a veces Kelsey también los acompañaba, aun que ahora ya no habría más de eso. De re ojo vio como Leah se iba al lado de su padre por la calle que llevaba a su casa. Ella vivía aun más lejos de la casa de Leah. Una última vez por ese día Leah volvió a voltear a verla, su mirada ya no era igual y esa tarde le vio para no volverle a ver más.

Aquella tarde del veraniego Julio, casi finales de curso, fue una tarde muy fría, fue fría porque entendió que ya no volvería a pasarlas con Leah, no volverían a acostarse en la cama a contar los puntos de fomiespuma en el techo, no volverían hacer dibujos fallidos de sus personajes de anime preferido, no volverían a comer helado de pistache en la heladería del centro después de la escuela, ya no harían nada mas juntas, ni tampoco ella volvería a verla como lo hacía antes, por ella, porque Leah  ya no era la misma, y lo comprobó con el pasar del tiempo y eso ella lo provoco con sus palabras.

Era lo mejor, se repetía siempre que la veía en clase tan ausente, siempre que la veía siendo molestada, siempre que veía sus ojos, sabía que era lo mejor porque eso no podía ser peor que la verdadera razón por la que la dejó.

El final del curso llego, todos lograron pasar de 5to a 6to y último año de primaria, Leah también, pero ese curso no lo pasaría con ella, no, ese curso lo paso en la primaria Angloamericana, una primaria privada que sus padres habían elegido para ella, y así era mejor, así no se torturaría a más viendo a Leah diferente por su culpa, así era mejor. Era lo mejor.

 

Ocho años después.

 

Esa mañana se levanto de mal humor, su cerebro últimamente le había estado recordando todos sus errores en su vida. Bah, como si lo necesitara. La noche anterior había soñado con Leah, su amiga de la infancia, ¿Qué habrá sido de ella? Después del cambio de escuela no la volvió a ver más. ¿Y que importaba ahora? En todos esos años no se había preocupado por saber de ella, ni siquiera sabía si vivía donde mismo, pero daba igual, de todos modos ya ni vivía en la misma ciudad de su niñez, hacia cuatro años que se había mudado junto con su tía, sus padres habían muerto.

Ahora Kelsey tenía veinte años y trabaja como traductora en una editorial, no era el trabajo que quería pero tampoco se quejaba, tenía tiempo de sobra y ganaba medianamente bien, no era rica pero vivía holgadamente, ya no vivía con su vieja tía Isela, ahora vivía en su propia casa que su punto de vista era una buena casa, grande y cómoda.

—Basta ya de pensamientos estúpidos—Se dijo a ella misma estirándose aun sentada en la cama—Tengo que arreglarme para ir al trabajo.

Se levanto de la cama y fue hacia su baño, se quito la ropa y se dio un baño.

—¡¡Estúpida agua!! Está caliente—Gritó mientras daba un paso atrás alejándose del chorro de agua caliente acumulada desde el día anterior y parte de la mañana.

“Aun así de vivir en otra ciudad la temperatura sigue siendo igual a donde vivía antes, eso no cambia, tendré que alejarme cada vez más de Cramago” Pensó con molestia mientras ponía su mano en el chorro de agua y esperaba hasta que se pusiera un poco más normal.

Finalmente y después de un buen rato se pudo dar un baño decente, salió y se vio en el espejo, realmente había cambiado desde que era más pequeña, ahora su rostro era más maduro, ya no parecía ni una niña ni una adolescente, aun que no se veía tampoco como una joven adulta porque tenía unas marcadas ojeras debido a los desvelos que debe pasar en su trabajo frente a la computadora, su piel era muy blanca, cosa extraña porque cuando era pequeña tenía la piel bronceada “cosa del sol de la ciudad” pensó, su cabello seguía siendo castaño claro pero ahora estaba corto, un poco más arriba de los hombros, cuando era niña lo tenía hasta la cintura, no le gustaba pero lo tenía así porque….

—A Leah le gustaba que lo tuviera largo…—Recordó un día en segundo grado cuando ella le comento a Leah que tenía el cabello muy largo pues ya estaba hasta media espalda, esta le dijo que lo dejara así, que se vería más bonita con el cabello largo “Y también me gustaría peinártelo, de grande quiero ser estilista” Le había confesado con una bonita y gran sonrisa mientras le daba un abrazo, esa era la costumbre de Leah, abrazarla casi todo el tiempo—Niña tonta—Espeto al aire con fingida molestia.

Termino de arreglarse y se dispuso a salir de casa, aun que se dio cuenta que en su buzón de la pared había cosas, si, era fines de mes y las deudas suelen llegar por esas fechas, las tomo todas y como siempre y de rutina reviso por encima todas, pero una le llamo la atención, tenía un logo que recordaba muy bien.

Leyó el frente de la carta;

                Escuela R.T Reka.

¿Eso era una broma? ¿Por qué ella de entre todas las personas que asistieron a esa primaria recibía una carta de aquellas? De todos modos leyó su contenido y este le sorprendió aun más que recibir una carta de aquellas, si el contenido era mucho peor. Trataba ni más ni menos que una invitación de ex alumnos ¿Qué? Primero que nada ¿Qué eso no lo hacen en las secundarias o preparatorias? Aún más ¿Qué no lo hacen solo en Estados Unidos? ¿Y porque ella? No se graduó de esa escuela, estudio sus primeros cinco años pero no se graduó allí, no le veía ningún sentido.

Tomo la carta y todas las demás cuentas y las dejo en la mesita de la sala, ahora debía irse a trabajar y eso haría, no tenía tiempo para perder en tonterías como esas.


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