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Sick por Reilaa_

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Notas del capitulo:

Mi primer fic... Si, me anime a subirlo despues todo (?) 

Ya saben, dudas, preguntas, si quieren pedirme un oneshot o algo... https://www.facebook.com/ReilaTHSK

ACLARACION: El fragmento del principio es un sueño de Minho, que representa todas las personas a las amo y que lastimo o puede llegar a lastimar, por eso Taemin es el primero en aparecer, porque Minho al que mas ama es a el y sabe que va a hacerle daño, aun sin reconocerlo, porque en el sueño no sabe quien es aun. 

Ahora si, a leer (?)

Minho abre los ojos.

Esta mareado, su cabeza cada vez duele más, no
siente ni sus brazos ni sus piernas.

Observa en silencio el inmenso bosque que se presenta ante él, tétrico y terrorífico. 

Una mujer… no, un hombre.

Un hombre de cabello largo, con los ojos vendados, sale de detrás de la silueta de un fino árbol.

Minho abre los ojos sorprendido.

¿Cómo es posible…? Intenta moverse, pero no puede.

Entonces, estupefacto, observa como de detrás de los demás árboles, más personas comienzan a salir.

Minho, desesperado, intenta levantarse…

Pero al girar la cabeza, descubre que en su espalda hay una especie de depósito… y las baterías están a varios metros de distancia.

Cierra fuertemente los ojos al momento que siente una mano fría tocar su pecho…

Y todo se vuelve negro.
 



Taemin se baja las mangas del enorme buzo negro que lleva puesto antes de que su hermano Jongin entre a la habitación.

Esconde el cúter y la toalla con manchas de sangre en una bolsa de residuos debajo de la cama.

Hace una mueca cuando la tela del buzo se pega en los cortes recién hechos de su brazo.

Ardor, dolor.

Con cada roce la era peor el dolor pero mejor la sensación.

Le gustaba sufrir.

Se cortaba solo porque el hecho de ver la sangre roja, caliente y liquida correr por su pálida piel le calmaba.

Taemin amaba el dolor, el sufrimiento… se provocaba dolor para sentir placer.

Ni su madre ni su hermano sabían de esto. De seguro, si se enteraban, le mandarían a un manicomio.

Pero Taemin no estaba loco, claro que no.

Era una persona cuerda con pensamientos algo extraños.

Solo eso.

Se levanta de la cama cuando su hermano se retira del cuarto, luego de sonreírle tiernamente, y se mira al espejo.

Cabello largo, castaño, hasta los hombros, desmechado, y un gorro negro. Buzo negro enorme, jean rojo a rayas estilo escoses, converse negras, viejas, sucias y rotas.

Así era él.

Lee Taemin, el chico suicida de la clase.

El que tenía problemas de autoestima.

El que rumorean por ahí  que fuma y se droga.

El que aparece todos los días con extraños cortes en sus brazos.

Se levanta de nuevo la manga izquierda del buzo y observa la palabra que tiene escrita desde hace tiempo con cortes irregulares.

‘Sick’.

Enfermo. Si, era un maldito enfermo, y qué?

Observa la hora y suspira, era el momento de salir del cuarto y fingir ser un chico normal.

Como todos los días. Saludar a mamá, sonreír cuando le deseaba suerte en clase y simplemente irse por la puerta, cargando una mochila que solo contenía un cuaderno, una cartuchera, un paquete de cigarrillos…

Camina por la calle con los auriculares puestos, la gente le mira mal como siempre, le critican y le gritan cosas, pero el simplemente se pierde en la música, ignorando a todos.

Luego de caminar durante casi 15 minutos, observa el portón del colegio.

Con letras doradas en la reja se puede leer el nombre de una de las escuelas secundarias más prestigiosas de todo Corea del Sur.

Taemin camina por el patio y observa a los alumnos que llevan puesto el horrible uniforme del colegio. Para los hombres, un pantalón negro de vestir, una camisa impecablemente blanca y un saco de color gris. Para las mujeres, una falda casi hasta las rodillas, medias ¾ y arriba la misma camisa, pero ellas levaban un suéter gris.

Taemin odiaba el uniforme escolar, por eso no lo usaba. Odiaba ser igual que los demás.

Amaba su cabello largo, que le hacía distinguirse del resto. Su forma de vestir tan diferente a todos, su estilo único. Su forma de hablar. Su grupo de amigos.

Todo era diferente y misterioso en él.

Desde una esquina del patio, su rubio amigo Kibum le hace una seña y Taemin sonriendo se acerca.

Al llegar puede sentir el olor a tabaco en el aire, a pesar de que están al aire libre. Ve a Jonghyun tirado en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared.

A Jinki, sentado en los escalones de la escalera, donde ningún profesor podía verlo y regañarlo, con un cigarrillo en los labios. Sonriendo, como siempre.

Se sienta en el suelo al lado de Jonghyun y suspira, cansado. Kibum le imita y comienzan a hablar de lo horrible que es la vida que les tocó vivir.

En el brazo del rubio, también pueden observarse cortes recientes, probablemente hechos la noche anterior o en la madrugada.

Taemin suspira y entonces, toda su atención se enfoca en el portón de entrada.

Alto, cabello negro casi ondulado, ojos grandes, color café… era perfecto.

Mientras Taemin babeaba por el chico nuevo del colegio, Kibum y Jonghyun lo criticaban.

- Tiene los ojos muy grandes, parecen dos bolas de billar… -dijo bajito Jonghyun.

- Cállate enano – murmuro el castaño, mordiéndose el labio al notar la mirada del alto fijamente en la esquina en donde ellos 4 se encontraban.

- Mira, está viniendo hacia aquí… ¿Querrá algo de nosotros…? Oh, Taem, te está viendo fijamente a ti… - decía el rubio, casi revoloteando alrededor del menor, mientras este simplemente le ignoraba, ensimismado en la alta figura que cada vez estaba más y más cerca.

Cuando el alto se para a menos de un metro de él, Taemin siente que su corazón deja de latir y solo atina a levantarse y sonreír, haciendo que el alto también sonriera.

- Soy Choi Minho, un gusto… -murmuró, haciendo casi temblar de emoción a Taemin. ¿Pero qué demonios me pasa?

- Lee Taemin, u-un gusto… -jamás en su corta vida de 17 años había tartamudeado frente a  un hombre. Nunca. Pero al parecer, Choi Minho y su hermosa sonrisa habían llegado para romper todos sus esquemas.



Se encontraban en la tercer hora de clase, Minho iba a su misma clase por el simple hecho de que había perdido un año de estudio.

Taemin bosteza y ve de reojo al alto sentado a su lado, y se sorprende al notar que el mayor le mira fijamente, sin disimular ni un poco. Su mirada le intimida y se remueve un poco en la silla, algo incómodo.

Escucha la suave risa de Minho cerca de su oído y cree que va a morir en cualquier momento.

Taemin se gira para observar a Minho, pero se da cuenta de que está hablando con Jessica, una chica de su clase.

Inmediatamente unas ganas locas de alejar a Minho de Jessica se instalan en su cuerpo.

Vuelve a su posición de antes, viendo el pizarrón, ignorando totalmente al alto, que a pesar de que él no se dio cuenta, de nuevo le estaba mirando fijamente.

Agradece a todos los dioses que conoce cuando al fin toca el timbre, agarrando sus cosas rápidamente, deseando más que nada en el mundo salir de allí, escapar de esa mirada tan profunda y penetrante que seguía cada uno de sus movimientos.

Cuando consigue estar en su casa es el momento en el cual puede respirar tranquilo, puede controlar los desbocados latidos de su corazón y tranquilizar sus nervios.

Minho le provocaba tantas cosas con una sola mirada… y apenas lo había conocido hacia pocas horas.

Cuando sube a su cuarto deja la mochila a un lado y agarra la netbook. Espera que cargue la página de internet mientras se inicia la sesión en Skype y busca con la mirada entre sus contactos a la persona con la cual hablaba desde que había comenzado a autolesionarse. 

Necesitaba ayuda, consejos y aquella persona se los había dado, incluso diciéndole como podía esconde los cortes más profundos.

Al ver el puntito verde al lado del sobrenombre de aquel chico que tanto sabia de él, sonríe y ni siquiera tiene tiempo de escribir un simple ‘hola’ que Key ya le ha mandado tres mensajes seguidos, preguntándole si tenía que estudiar algo para rendir en el algún examen.

A pesar de que se veían todos los días, siempre hablaban por Skype. Era algo indispensable para ambos.

Hablan hasta altas horas de la madrugada, incluso cuando ambos tienen que ir al colegio al día siguiente.

Al final, Taemin cae dormido y Kibum luego de arreglarse el cabello para a la mañana siguiente no tener ‘cabello de escoba’,  se va a dormir también.



Un mes había pasado.

Un mes en el cual Taemin no había dejado de hablarle a Kibum de Minho, tanto en persona como en Skype.

Un mes en el cual no había logrado sacarse a Choi Minho de la cabeza en ningún maldito segundo.

El alto era su tormento, su perdición, necesitaba tenerlo cerca porque estaba seguro de que si no sentía al menos unos segundos la mirada del mayor encima de él, no podría vivir.

Le gustaba ser el centro de atención del alto.

Le encantaba.

Amaba cuando le saludaba con un beso en la mejilla, ese simple tacto que le hacía temblar todo el cuerpo y sonreír como idiota durante todo el día.

Tenía que admitirlo, a pesar de conocerlo hace tan solo un mes, podía decir con total seguridad que Minho le gustaba. Y mucho.

Ya era viernes, al fin había tocado el timbre y Taemin ya había guardado todas sus cosas, lentamente, sin querer irse, sin querer dejar de hablar con Minho.

- Taem… - Vale. Amaba cuando le decía así.
El primer día que Minho le había llamado por ese apodo, sintió que su corazón latía demasiado rápido, que sus manos temblaban levemente. Sonrió al recordar ese momento y dirigió su vista hacia Minho, que le miraba algo avergonzado.

- … Quería saber si este domingo… - Taemin se muerde el labio, nervioso- Si quisieras venir conmigo al parque… a caminar un rato. –murmuro Minho, con un hilito de voz apenas.

Taemin tenía que acallar los grititos de emoción mordisqueándose el labio.

- Claro Minho… - sonrió, una autentica sonrisa de felicidad. La primera en tres largos años. El alto sonríe y le da un pequeño beso en la mejilla, para luego irse de allí diciéndole que pasaría por el a las 4.

Una vez que Minho se ha ido, Taemin respira  hondo y suelta un grito de júbilo, totalmente agudo y que seguramente medio Seúl ha sido capaz de escuchar. Agarra su mochila, cargándosela al hombro y sale dando pequeños saltitos de emoción del aula, imaginando la cara de Kibum cuando le contara la ‘maravillosa’ noticia.



Durante el sábado, Taemin no ha hecho más que buscar y comprar ropa, y combinar atuendos.

Y por supuesto, Kibum no podía faltar allí.

Taemin le había llamado gritando de emoción, contándole la buena noticia, gritándole también cada cosa que le gustaba de Minho, cada pequeño detalle, que sus ojos, que su nariz, que sus labios, que su boca, que su mirada, que su voz… Y había cortado.

Con la excusa de tener que hacer tarea.

Y Key, no había dicho ni una miserable palabra. Simplemente, había escuchado el monologo de su mejor amigo.

Aunque eso le hacía feliz. Desde lo que había ocurrido hace tres años, nunca había escuchado tanta emoción en la voz de su amigo.

Diez minutos después, le había llamado gritando histérico que le ayudara a elegir la ropa para salir con el susodicho.

Esto, había sido como un coro de ángeles para el rubio.

Ahora mismo, Kibum se sentía como esos grandes diseñadores de la moda, y eso le encantaba.

Y le gustaría más, si tan solo Taemin no estuviera al borde de un ataque de nervios.

- ¿Qué hago si no le gusto? ¿Y si me está usando? ¿Y si me deja plantado? ¿Y si me ve solo como un amigo? ¡Hyung, no podría seguir viéndolo a la cara! ¡No soportaría verlo con la perra de Jessica! ¿Y si…?

- ¡Yah! Vas a salir con Choi Minho, no con un importante empresario o con un idol. –dice el rubio, exasperado, lanzándole una camisa por la cabeza al menor.

Taemin se puso la camisa y se miró detenidamente en el espejo de cuerpo entero que se hallaba en el cuarto de su madre.

- ¿Cómo vas a hacer para que no note los cortes y salga huyendo? – Pregunta Key, realmente intrigado.

Taemin hace un gesto a lo ‘esto es fácil’ y se baja las mangas de la camisa. Estaban en otoño y obviamente, el frio ya estaba apareciendo. No sería raro que anduviera con buzos/camperas.

En verano, realmente era una lucha.

Prácticamente no se despegaba de sus buzos. Y Kibum igual.

Aunque según Kibum, Taemin parecía un vagabundo y él tenía más estilo.

El rubio niega con la cabeza y Taemin ríe y le dice que vaya a su casa a descansar, que ya es tarde. Luego de convencerlo, le acompaña hasta la puerta.

Kibum le desea buena suerte y le pide que ante cualquier avance o retroceso, si no sabe que hacer o que decir, le mande un mensaje de texto.

Taemin asiente sin decir nada más y luego de despedirse sube a su cuarto, y se acuesta en la cama.

Finalmente, luego de dar muchas vueltas en la cama, Taemin logra dormirse.



Suspira cuando se baja del auto, cargando su mochila al hombro, haciendo una mueca de fastidio.

Bosteza y comienza a caminar hacia el colegio, hacia la nueva institución donde estudiaría los próximos 3 años.

Se quita la corbata y la guarda en un bolsillo de la mochila una vez que su padre se ha ido y ve el portón de letras doradas que se presentaba ante él.

Camina lentamente por el patio, dándose cuenta que nadie se volteaba a mirarlo, que nadie le prestaba atención.

Este hecho le hizo realmente feliz, puesto que en todos los colegios en donde estuvo, nadie le hablaba, pero todos le miraban y criticaban.

De pronto, sintió una mirada encima de él.

Observo el patio entero, pero de nuevo, nadie le miraba.

Se pasa una mano por el cabello y en ese momento, lo ve.

Le estaba observado fijamente, casi sin parpadear, mientras el bajito y el rubio que estaban detrás de aquel ángel de cabellos castaños cuchicheaban cosas entre ellos.

Sin poder evitarlo, sin poder controlarlas, sus piernas avanzan hasta ese rincón apartado del patio, la escalera del colegio.

Ve como el castaño se pone nervioso y como el bajito se ríe, disimuladamente claro.

Alcanza a oír un ‘Oh, Taem, te está viendo fijamente…’ y una risita histérica propia de una chica, pero que era emitida por el rubio.

Cuando ya está frente al castaño, observa como este se levanta lentamente del suelo y le sonríe, haciendo que el también sonriera. 

- Soy Choi Minho, un gusto… - murmuró, sin quitar la sonrisa de su rostro. Sin dejar de observar al menor. Realmente era bonito.

- Lee Taemin, u-un gusto…- Le sorprendió un poco el hecho de que Taemin tartamudeara.

Pero al ver los rostros de los otros tres detrás del castaño, no sabía si pensar que era algo bueno o algo malo.

La cara del más bajito estaba media deformada.

El rubio se estaba mordiendo el puño, ocultando una leve sonrisa y el que parecía ser el mayor de todos se había quedado mudo, con el cigarrillo entre sus dedos, viendo al menor fijamente.

Minho se encoje de hombros y Taemin ríe levemente, mientras los otros tres vuelven a la normalidad, o al menos eso parecía.

¿Dónde he venido a parar?



Durante las primeras horas de clases, Minho había estado aburrido garabateando en su libro.

No conocía a nadie de esa clase, ni tampoco le iba a ir a hablar a nadie. Para nada.

Al toque de timbre, sale casi corriendo a la próxima clase y la sonrisa que se forma en su rostro es enorme al notar en el último banco de todos, a Taemin.

Su cabello largo y esa ropa tan única en ese colegio eran fáciles de notar a distancia. 

Se sienta al lado del menor, recibiendo una tímida sonrisa de parte de este, antes de que el profesor entre al aula con el resto de los alumnos y Taemin concentre toda su atención en el pizarrón.

Luego de unos minutos de aburrimiento, decide dedicar su tiempo a observar al menor. Observa como bosteza, como parpadea y en un momento dado, nota como Taemin le mira de reojo.

Nota que se sorprende un poco al ver que le está observando fijamente, sin disimular. Minho lucha porque la sonrisa traviesa no se note en su rostro.

Puede notar como Taemin se remueve incomodo en la silla, y eso le encanta.

Se acerca un poco más al menor, riendo suavemente cerca de su oreja y en el mismo momento en el cual Taemin se gira seguramente para decirle algo, él le pregunta algo a Jessica.

La chica, encantada, le responde tranquilamente, sin notar ninguno de los dos la mirada asesina que Taemin les dirigía a ambos.

Cuando Minho se da cuenta de que Taemin se ha molestado un poco y ha vuelto a mirar al pizarrón, vuelve a su ejercicio de antes: observar cada pequeño detallito de Taemin.

Luego de una hora más, toca el timbre de salida.

Minho ve como Taemin guarda sus cosas casi desesperadamente.

Se le notaba un tanto histérico. Más que nada, cuando veía a Minho de reojo. En todo momento.

Se le caían algunas cosas, pero el inmediatamente las recogía y las guardaba rápidamente en su mochila. Al final, Taemin se va, y Minho suspira, pasándose una mano por el cabello.

- Este niño va a volverme loco. – susurra, mientras agarra sus cosas y sale del aula.


Una vez que escapa de las garras de su padre, sube a su cuarto y se encierra ahí, luego de rescatar algo de comida de la cocina.

Se sienta como indio en la cama y prende la tele, mientras tranquilamente mordía un pedazo de pizza.

Diez minutos después, ha terminado de comer y se tira en la cama, acurrucándose entre las mantas, viendo la hora.

Habían pasado casi 4 horas desde que no veía a Taemin, y sentía que le faltaba algo. Necesitaba concentrar toda su atención en algo.

Finalmente, decide dormirse, por su propio bien. Era mejor dejar de pensar en ese niño que a simple vista, se notaba que estaba lleno de problemas.


Un mes. 4 semanas. 30 días.

Un mes en el que su vida se había vuelto un caos total.

Un mes desde que había conocido a Lee Taemin y su extraño grupo de amigos.

Un mes desde que no dejaba de pensar en Taemin, un mes en el cual había descubierto tantas cosas sobre él, pero a la vez tan pocas.

Sus amigos se negaban a contarle cosas más allá de lo común, Minho solo sabía que desde hacía tres años, Taemin había pasado de ser un joven tierno y humilde a ser lo que era ahora, un joven rebelde y un tanto egoísta.

Ese chico rebelde y egoísta que tanto le gustaba.

Ya era viernes y era la última hora, el timbre había tocado hacía pocos minutos, sin embargo el salón ya se encontraba totalmente vacío.

Minho veía a Taemin guardar sus cosas, mientras el hacía lo mismo y ambos conversaban de cosas totalmente triviales.

En cierto momento, ambos se quedan callados sin saber que más decir.

‘Es ahora o nunca’.

- Taem… - se muerde el labio al notar la pequeña sonrisa que se forma en los labios del nombrado al escuchar ese apodo.

Había oído a Kibum y el resto llamarle así, pero nunca le había visto sonreír de esa forma. Eso de algún modo u otro, le daba esperanzas de que quizá, Taemin sintiera lo mismo que él.

- … Quería saber si este domingo… -Ve como Taemin se muerde el labio, probablemente nervioso, y traga saliva - Si quisieras venir conmigo al parque… a caminar un rato. –murmura, con un hilito de voz apenas.

Si Taemin le decía que no, iría corriendo hacia la ventana y se tiraría a pesar de estar en un 3er piso.

- Claro Minho… - Vio la sonrisa en el rostro de Taemin y se sintió realmente feliz de ser la razón de su pequeña felicidad.

Se acerca al menor y le da un pequeño beso en la mejilla, para luego irse de allí diciéndole que pasaría por el a las 4.

Alcanza a escuchar un grito de emoción, probablemente proveniente de Taemin, y ríe levemente, caminando hacia la puerta de salida y regalándole una sonrisa de felicidad total a su padre, que se sorprende por la repentina felicidad de su hijo ‘Choi Minho El Amargado’.

Al llegar a su casa, atina a tirarse en la cama y sonreír.

Nada podía arruinar su felicidad en ese momento.

Absolutamente nada. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, dejen rw, comentando lo que sea, criticando, tirandome tomatazos (?) 


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