Milo ya no soportaba la situación… o al menos no sabía cómo manejarla. Se supone que eso no es posible y mucho menos en su estado. ¿Cómo iba a hacer para que le dejaran en paz todos esos hombres? El ya no saber qué hacer le desesperaba tanto que jalaba de sus cabellos como buscando una respuesta a ciertos acontecimientos. Pero… de esa manera no iba a resolver nada… en verdad debía terminar con todo eso de una buena vez, pues se estaba volviendo todo una carga pesada en su espalda.
Se miró en el espejo, y continuó pensando.
En ese momento su móvil sonó tan fuerte que lo sacó de su meditación.
_ ¿Hola?
_ ¡Hola, Milo!_ Tengo una sorpresa para ti…_ ¿Estás libre hoy?_
_ ¿Saga?
_ Sí soy yo. ¿Quién más podría ser? Contestó el aludido notando que Milo se ponía nervioso en la llamada. Sabía que trataría de huir.
_amm… este…._ pensó en decir que no pero al fin de un largo rato meditando… _ ¡Ah!, Sí, ¿Por qué no?_ concluyó su respuesta.
_Genial, pasaré por ti a las nueve, ¿Te parece?_
_emmm… bueno, está bien_ contestó con puchero, un Milo resignado. _Nos vemos._ dijo Saga sin dejar tiempo a Milo de oponerse a su propia afirmación, sabía que siempre intentaba abandonar las citas o evadirlo e intentar escapar, eran sus especialidades. Y ya no lo dejaría hacerlo. Lo amaba locamente y no iba a dejarlo jamás.
En el trabajo se encontró con Shura, su profesor de Matemática de la universidad y también su amante. En verdad era hermoso, su cabello desparejo y de un color verdoso, y con los cuales jugaba después de hacer el amor, ¡realmente lo amaba! Lo amaba a todo él, pero también a Saga, y ya no sabía cómo evitarlos de todos modos ellos irían en su búsqueda. Entonces no tenía escapatoria, y su peor miedo era el que se encontraran todos en un mismo lugar.
_ ¡Milo!_ ¿Trabajas aquí?_ dijo Shura acercándose al menor.
_ ¡Ah! Hola Shura _ dijo exaltado al verlo tan cerca y esquivando los labios de su novio _ Sí, trabajo aquí, pero te agradecería que no acercaras tanto, nadie sabe de esto._ dijo
_Está bien, como digas, pero no me rechaces para esta noche, tengo planes y tú estás incluido en ellos._
En ese momento recordó que Saga también le pidió de su tiempo para estar juntos esa misma noche.
_ emm… lo siento, tengo planes con unos amigos…_ Ayyy! ¿No tienes algo mejor que darle celos no Milo?_ pensó.
_ ¿Amigos?_ ¿O tienes a otro que te hace morder mejor la almohada?_ preguntó Shura demasiado molesto como para ocultarlo.
_ ¡Dios, Shura!_ ¿Otra vez con eso?_
_ ¡Dime la verdad y terminamos ahora, pero ten bien en cuenta que voy a buscar a ese bastardo para saber quién es y matarlos a los dos juntos!_ contestó Shura aún más molesto que antes, siempre imaginaba que Milo hacía cosas a sus espaldas, y no se equivocaba, pero no estaba seguro y a decir verdad no tenía ni idea de que su pequeño tuviera más de un amante.
_Cálmate Shura, estamos en público y no quiero que te alteres de esa manera. No tengo ningún amante, deja de pensar cosas que no tienen sentido_ murmuró Milo algo nervioso. ¡Dios!, lo iba a descubrir primero Shura, o todo eso estallaría antes de que eso suceda. _Tranquilo, no tengo a nadie a tus espaldas, pero esta noche quedé con mis amigos y no puedo defraudarles, ¡Ya hace bastante tiempo que no me dejas estar con ellos y todo por tus tontos celos! _ dijo enfadado y nervioso.
Shura retrocedió y quedó un rato observándolo mientras Milo se encogía de brazos.
_ ¿Entonces nos vemos mañana? Concluyó Shura con una sonrisa.
_Como quieras._ contestó Milo obediente.
_ Entonces toma mi orden y dejaré de molestarte.
Al rato llega Milo con una bandeja y sobre ella un pocillo de café acompañado de dos barras de chocolate amargo y un jarrito de azúcar.
_Servido, señor._ dijo con algo de gracia mientras colocaba el pedido en la mesa donde Shura.
_Gracias, mi amor_ dijo el mayor en voz baja mientras acercaba a si la taza de café mirando a Milo de manera seductora…
_No me veas así, no estamos solos._ murmuró el menor haciendo puchero.
_ Ok, no lo haré… hoy… pero mañana si…_ estaba decidido que tenían que verse así el menor no quisiera y éste no podía oponerse.
Luego de ese “episodio” en la cafetería se relajó y continuó hasta el fin de su jornada laboral.
Al llegar a su casa, su hermana y sus padres se encontraban curiosos mirando un montón de regalitos sobre la mesa que llegaban en su nombre. Enormes ramos de rosas rojas y blancas, cajas de bombones, “juguetes” , ropa, y demás cosas que al verlas, Milo no hizo más que sonrojarse y poner mil y una escusas para justificar aquellas atenciones de parte de algún gracioso “desconocido”.
Él bien sabía quiénes le enviaban esos regalos. ¡Dios! Todos sus amantes le habían enviado regalos a su casa… De un manotazo se llevó todo a su habitación deseando que nadie haya leído las tarjetas, eran delatadoras. Pero fingió estar enojado y haber quemado todo eso con furia, les hizo creer a sus padres que sus compañeros le hicieron una broma, mentira que estos creyeron.
_ Uff! _ suspiró aliviado. Casi lo descubrían. ¿Y qué pasaría si sus amantes decidían ir a su casa? Sacudió su cabeza por un momento y luego quedó en silencio cuando oyó que unas piedritas golpeaban los cristales de su ventanal. Era Saga ¡POR DIOS, ERA SAGA! _ ¿Qué hacer?_ ¿Qué hacer?_ pensaba. No sabía si invitarlo a pasar o hacer que esperara a que saliera, de todos modos ya no quería verlo, se suponía que se verían al día siguiente y eso debía ser suficiente. Sabía que si no lo atendía, Saga haría algo para verlo y eso no era bueno, pero si lo atendía seguro intentaría entrar a su casa. De ambos modos la jugada iba en su contra pero decidió optar por la primera opción y fingir estar dormido. Cuando al fin sus ojos se cerraban para dejarlo descansar, el timbre sonó y un escalofrío recorrió su espalda.
En la sala principal, su mamá corrió a abrir la puerta y la enorme silueta de un hombre bello y aterrador se presentó ante ella. Milo bajó las escaleras curioseando y se encontró con la sorpresita: ¡SAGA ESTABA EN SU CASA!
Milo corrió como alma que lleva el diablo, corrió hacia su habitación y allí se encerró, no quería ver a Saga, por lo menos hasta el día siguiente, que se supone tendrían una cita… ¡Pero por qué Saga había ido a su casa sin que él se lo pidiera! Si trataba de huir estaba seguro de que lo perseguiría, así que descartó esa idea, si lo echaba sería demasiado sospechoso, por lo que también descartó esa idea, no sabía qué hacer y no se le ocurría nada, solo le quedaba bajar las escaleras e ir a recibir a Saga que de seguro estaba ansioso por ver su expresión…
Respiró profundo y se encaminó hacia la sala principal de la casa, donde se encontraban su mamá y Saga, manteniendo una conversación aparentemente muy entretenida. Disimulando saludó a Saga con algo de fastidio, _ ¿Qué haces por aquí…? _ preguntó Milo a Saga mientras apretaba los dientes. _ ¡Ah!, Hola Milo!, ¡Que gusto que me hayas atendido! _ exclamó Saga con una sonrisa sádica en el rostro _ Tengo que hablar contigo y no puedo esperar hasta mañana_ continuó _ Pero a solas… _ El rostro de Milo palideció por completo, comenzó a imaginar que tantas cosas se podría haber enterado Saga luego de la llamada de la tarde, sus manos le sudaban y sus labios temblaban, estaba tenso, en ese momento deseaba que un huracán arrancara el techo de su casa y se lo llevara a morir por quien sabe qué lugar. _a… ¿solas?... _ murmuró Milo preocupado. Luego de un rato pensando su respuesta, la cual sería contraria a la que pensaba darle, asintió e invitó a Saga a pasar a su habitación para hablar.
En la habitación de Milo…
El ambiente se tornaba pesado, asfixiante y tenso, incluso casi no se podía respirar de manera normal, Saga miraba a Milo y no podía evitar estar enojado, quería descuartizarlo, no podía creer lo que había hecho, era un acto tan horrible y deshonesto que merecía la pena de muerte por ello.
Milo pensaba y pensaba y su cerebro se daba toda la vuelta dentro de su cráneo para buscar que decirle a Saga y encontrar las respuestas a todas las preguntas que éste le haría.
_ Saga… yo… _ murmuró Milo sin mirar a su acompañante a los ojos.
_ Milo, no puedo creer lo que hiciste… ¿Te das cuenta del daño que causaste? _ dijo Saga mirando a su amante con el ceño fruncido. _Yo creí que serías más responsable con esto, que aprenderías a cuidar lo que tienes y no buscar algo parecido para reemplazarlo… _
_ ¡TE JURO QUE `PUEDO EXPLICÁRTELO! _ exclamó Milo al borde de las lágrimas.
_Te odiaría pero es imposible, yo te amo, pero a esto me lo pagarás caro… _ fue lo último que dijo Saga antes de ponerse de pie para revisar su bolso y sacar un sobre. Milo lo observaba deseando que todo fuera mentira, que fuera una pesadilla o algo parecido, no quería estar más allí, de pronto, Saga quita el seguro del sobre y comienza a sacar algo del interior de éste…
_ ¡¡¡ROMPISTE MI CD DE IRON MAIDEN!!! _ ¡TE VOY A MATAR, ME COSTÓ MUCHO PAGAR EL ENVÍO Y MÁS SU PRECIO! _ ¡CÓMO PUDISTE HACERLO!_ ¡Y ENCIMA ME TRAES UNO FALSO PARA HACERME CREER QUE NO SUCEDIÓ NADA! _ exclamó Saga irritado. Milo no hizo más que quedarse helado viendo el cd que sostenía Saga, al momento comenzó a reír como un idiota. _ ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡LO SIENTO, NO FUE MI INTENCIÓN, PERO SABÍA QUE TE PONDRÍAS ASÍ, POR ESO NO TE DIJE NADA! _ exclamó el menor riendo como tonto al darse cuenta de que fue un idiota al creer que Saga se enteraría de sus otros amantes.
Saga se marchó pero no sin antes recordarle a Milo que tenía que pagarle el Cd y que tenían una cita al día siguiente. E l resto de la noche Milo lo pasó fatal entre llamados telefónicos y mensajes de texto al celular por parte de sus demás novios.