Seguramente, a más de alguno de ustedes les ha pasado lo que me sucedió a mí aquella tarde de verano; quizás se estén preguntando ¿Qué sucedió? O simplemente, ¿Qué diantres está hablando?, pero… realmente aquel inesperado encuentro cambió por completo mi vida; no solo mi forma de pensar, sino también, mi forma de actuar cada día incluso mis noches.
Primero debo empezar presentándome: Me llamo Choi Seung Hyun, tengo 27 años; los cuales he aprovechado bien… he vivido como todo joven a mi edad; más bien… he llevado una vida tranquila. Salí de la escuela y me enlisté para ser policía… se preguntarán la razón; bueno…. Es bastante estúpida pero desde que era pequeño me gustaba ver a los polis en sus motos con esos cascos y sus lentes al estilo aviador. Se erizaba mi piel con solo ver uno pasar a toda velocidad tras un maleante, quizás llamaba mi atención aquello pero también me enlisté porque me gusta ayudar a la gente usando la fuerza bruta de vez en cuando. Me considero una persona bastante tranquila, pero de por sí, tengo una “presencia” seria y una mirada bastante penetrante (la cual ayuda muchas veces para conquistar alguna chica o intimidar a algún ladrón), además de esa característica soy muy temperamental… cuando me enojo soy algo violento y mi trabajo es perfecto para calmar mi particular personalidad; los constantes ataques de adrenalina, andar a velocidad máxima tras algún automóvil y algunas veces desarmar a alguien beneficia mucho a equilibrar y “desahogar” mi mal carácter en algo positivo sin dañar a nadie.
Creo que me estoy desviando mucho del tema principal, pero se me hace importante explicarles esto o quizás solo me emocioné y me explayé un poco más de lo necesario. Bueno, volviendo al eje central, ese día cambió todo en mí…
Me había levantado temprano en la mañana, me duché y me tomé mi café como siempre, (siento que no puedo despertar del todo si no bebo aquel brebaje, es una costumbre un poco tonta, pero les estoy siendo sincero, si no tomo aunque sea una taza antes de salir a trabajar no despierto y ando como un verdadero zombi), me vestí con aquel uniforme azul marino; era verano así que la playera dejaba ver mis brazos trabajados, me coloqué la chaqueta de cuero y los venditos lentes de aviador, ¡oh see! Esa mañana me tocaba movilizarme en motocicleta. Me subí en ella, tenía el presentimiento que sería un buen día (quizás porqué el café estaba muy bueno o por el simple hecho que andaría en la moto con los lentes), encendí el motor y comencé a manejar hacia la oficina. El camino estaba tranquilo, llegué allá y me mandaron a patrullar un gran parque que ocupaba toda una manzana, ¿la razón? Una nueva empresa (no me pregunten cual, porque no lo recuerdo), se estaba inaugurando y como técnica para atraer consumidores, realizaron ese desfile. Bueno, me dirigí rápidamente hacia allá cuando de pronto….le vi.
Llamó inmediatamente mi atención, ¿el por qué? No lo sé, aún me lo estoy preguntando. Ahí estaba, bajo un gran árbol con unos 20 o 10 globos de diferentes animales en sus manos, estaba rodeado de sonrientes niños pidiéndole que le diera un globo. Me pareció un poco extraño; me habían informado que solo sería un desfile pero aquel sujeto estaba no solo dando globos a los niños, sino que también estaba en dirección contraria a la línea de globos gigantes y autos coloridos, del desfile en sí. Disminuí la velocidad y me estacioné en un árbol cualquiera. Mientras me acercaba aquella persona más me llenaba de asombro; estaba vestido como mimo (esos tíos que se pintan la cara blanca y usan toda la ropa negra haciendo como truco el no poder hablar) pero él era un mimo completamente distinto, en vez de estar vestido con la característica ropa negra y blanca, él estaba con unos pantalones de color rojos con unas correas que les sujetaban, las cuales pasaban por sus hombros, aparte de eso, usaba una camisa corta azul y una corbata humita roja. Además, tenía unos guantes rojos pero su rostro… estaba pintado blanco pero tenía dibujada una cara triste. Quedé extrañado; usaba ropa tan llamativa pero su rostro era tan triste, no solo por el maquillaje, sino que su mirada denotaba cansancio y tristeza. Como buen policía me acerqué a él para preguntarle sobre si tenía permiso para estar ahí, (miento, la mayor parte del porcentaje de razón de porqué fui era para preguntarle porqué vestía así).
-Buenas tardes.- Pronuncié con mi característica voz ronca, al momento de pararme tras él, una nota mental, era más bajo que yo.
Al sentir mi voz, creo que le asusté, ya que se dio vuelta de un solo brinco dejando escapar todos sus globos que tenía en su mano derecha. (Nueva nota mental: era torpe), ambos miramos como los globos subían.
-¡M-mis globos! ¡S-se escapan! - Anunció él reaccionando una vez luego de salir del “shock” de verme, dio pequeños brincos intentando alcanzar nuevamente aquellos objetos, acción inútil por dos cosas: su estatura no le ayudaban a dar brincos muy altos y la segunda, estos estaban muy arriba.
-¿Tienes permiso de trabajar aquí?- Pregunté una vez que pude despegar mi vista de aquellos globos que subían cada vez más, primero que todo estaba mi trabajo, así que saqué mi libreta para anotar las cosas que fuesen necesarias.
Me miró con ira, no sólo había hecho que muchos niños le tironearan la ropa preguntando por sus globos, sino que también, había provocado que varios de ellos se fuesen llorando. Creo que le dejé sin trabajo… me sentí un poco mal pero volví a insistir en mi interrogante.
-¿Tienes premiso de trabajar aquí?-
Su mirada de odio continúo ahí.
–No.- respondió tajantemente.
-Mm… ya veo, deberé darle un parte (multa).
-N-no p-puede hacer eso... –Tartamudeó. (Nueva nota: cambia de humor muy repentinamente.)
Enarqué una ceja, me encantaba hacer eso.- Ah…. ¿sí? Pues si puedo, soy policía y estás trabajando sin permiso en un área pública.
Negó nerviosamente mientras retrocedía unos pasos, intentando marcar la mayor distancia de mí. Su actitud realmente me enterneció y extrañó aún más. Ese sujeto si era extraño.
-Y-yo…. N-no t-trabajo… yo... –Tomo aire para controlar su muy notorio nerviosismo.- no les cobro a los niños… yo les regalo los globos... señor.
Realmente me sorprendí. ¿Qué persona del siglo XXI regalaba cosas?, notoriamente no le creí. Así que le tomé del brazo para llevarlo a un lugar apartado de los pequeños y poder hacerle algunas preguntas. Su reacción me dejó aún más extraño, apenas le toqué dio un salto enorme hacia atrás. Lo que más me preocupaba es que no fingía, realmente saltó como si mi mano que le tocó, tuviese fuego y se hubiese quemado.
-P-por favor... n- no me t-to-toque. –Tartamudeó asustado.
-Ey… ya, tranquilo ¿sí? No te tocaré, pero debes responderme algunas preguntas ¿De acuerdo? –Intenté calmarle, para ello me alejé un poco de él y suavicé mi voz, además me quité mis lentes para que me mirara a los ojos. Sonreí suave al notar como asentía e intentaba calmarse el mismo. Una vez que llegamos a un lugar más apartado, cerca de mi motocicleta, comenzó el interrogatorio.
-¿Cómo te llamas? –Pregunté, listo para tomar nota de todo lo que él me respondiera.
-Lee…lee Seung Hyun.
Sonreí para mí, tenía mi mismo nombre.
-¿Edad?
-17…
Me realmente me sorprendí, era muy joven y lo peor de todo menor de edad... ¿Qué hacía tan temprano en la calle? ¿Acaso no iba a la escuela? O…se escapó de la escuela. Arrugué mi entrecejo y le miré.
-Deberías estar en la escuela, lo lamento pero deberé llamar a tus padres... –Al decir esto, saqué mi teléfono móvil para comunicarme con sus padres. De reojo vi como él comenzó a negar rápidamente mientras de un momento a otro… echó a correr.