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:Nuestro Final Feliz no está cerca: por DionSan_95

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen (ojala si T.T) si no a Nakamura Shungiku. 

bueno este fic es la como una continuasion del de junjou terminal, el que por mala fortuna lo estuve dejando descuidado y lo quitaron de mi cuenta T.T snif, snif que cruel. en fin, para quienes no lo han visto no hay problema, es como una version nueva. para los que si lo vieron solo me salte la parte del embarazo XD

espero que guste XD 

Notas del capitulo:

como los comentarios de mi anterior historia especificaban lo lento que avansaba decidi que el primer capitulo seria para la presentacion de los hijos de todos los personajes de la tramas, se que me faltan parejas pero prometo que las pondre todas, incluyendo a la de yokosawa XD 

en fin decidi cambiar cosas para que fueran mas adaptado a la historia, casi que ni tiene relacion con la otra. como dije antes soy una empedernida con respecto a las historias yaoi y por lo tanto no me suelo rendir Xd no importa si me las borran mil veces mas, espero que les agrade. 

Nuestro Final Feliz no está cerca

Capítulo 1: cosas de niños

 

Misaki suspiro un par de veces una vez que logro llegar al pequeño edificio, podía reconocer el letrero desde un metro de distancia, a pesar de que insistió a Usagi de que quería que los inscribiera en uno normal, al parecer ese era el más normal que había encontrado.

- Tsukumi, Nozomu su padre ya llego – apunto una de las profesoras que se quedaba hasta tarde para esperar a los padres retrasados como él.

Misaki se avergonzó, no era su costumbre llegar tarde a recoger a sus hijos, pero estaba comenzando a editar manga y su sempai, no muchos años mayor que él le quiere matar, y eso que Misaki ya creí que se llevaban mejor. Definitivamente el trabajo como editor era agotador.

- ¡oto-chan! – gritaron los dos niños al unísono llevando sus pequeños bracitos en un abrazo al mayor.

Misaki sonrió, y con una disculpa repetitiva hacia la maestra que los cuido después de la hora fueron de la mano hasta la residencia, escuchando como su hija parloteaba sin descansar sobre su día, Tsukumi era alegre y muy social, al parecer tenía muchos amigos en la guardería, mientras que su pequeño Nozomu era otra historia…

El castaño no podía dejar de sonreír, aunque tal vez se había adelantado y debía comenzar desde un principio como es que sin previo aviso ese par de milagros aparecieron en su ya agitada vida. En realidad nadie se esperaba que en ese tiempo hombres pudieran quedar en estado y de hecho le costó admitirlo, con todas sus fuerzas se negaba todos los días de tener dentro de él los hijos de Usami Akihiko, pero era reverendamente verdad, tanto que le asusto.

Solo su hermano y su cuñada, junto con Mahiro tenían contacto con los niños. Y Usagi lo prefería de esa manera, Misaki lo reprocho muchas veces, pero después de pensarlos mil veces más, si en un principio no era del agrado del padre de su pareja, como sería con sus hijos. Estuvo meses con esa duda hasta que por fin nacieron los gemelos, por fortuna Usami-chichi los quería bastante.  

Bien a Usagi no le importaba que su relación fuera o no aceptada por su familia, pero lo cierto era que Misaki un poco lo testarudo insistió que se los presentara a los Usami, aunque no todas las reacciones fueron buenas ellos eran legítimos Usamis. Unos que crecían muy felices a comparación del resto de los miembros de esa extraña y lúgubre familia. Sonrió y les restregó los cabellos a sus dos hijos que comenzaron a quejarse por el sorpresivo gesto.

- eso molesta – comento muy bajito el niño a su lado derecho, mientras se volvía a arreglar el cabello. En cambio la niña sonreía y parecía quejarse, pero como se parecía mucho a él no se lo tomaba en serio, ambos habían sacado el cabello plateado del escritor y los ojos de Misaki, sin embargo aún que físicamente eran parecidos, sus actitudes eran dos mundos totalmente diferente uno del otro, mientras que a Nozomu le gustaba leer y coleccionar peluches, Tsukumi desechaba toda idea de libros o lectura, le gustaban más los dibujos, para su castaño padre ambos eran perfectos y los amaba por eso.

- oto-chan helado, helado – pero como parecía que la niña no tuviera ningún tipo de interés en prestar atención a las otras cosas, le pidió el dulce en cuanto vio la tienda, Misaki sonrió con ojeras cansada en sus verdes ojos ¿Cómo podía negarse a un pedido de esa linda sonrisa?

 

-.-

 

La niña vio como otros lloraban y pataleaban por atención o rogaban por que los vinieran a buscar. A ella la buscaban tarde todo el tiempo y no se ponía así, bufo con molestia mientras que veía como el par de gemelos se iba y la dejaban con el llorica del siglo, estaba a punto de darle una patada para que se hiciera más hombrecito pero escucho una vos muy familiar…

- Mako-chan – dijo la voz pacifica de su padre y ella sonrió al verlo, luego arrugo el entrecejo, mientras que se despedía de su maestra y recogía sus cosas.

- llegas tarde – le anuncio la niña con ceño fruncido, este como si fuera costumbre le extendió un chocolate y la niña lo acepto. – La próxima ves quiero un bollito dulce – su voz infantil era manipuladora, Hiroki lo sabía. La había criado esos tres añitos de vida. A pesar de que se pareciera totalmente a Nowaki con ese cabellito azul por debajo de sus hombros y esos ojos del mismo color, lo cierto es que había errado en su personalidad, la niña no era nada tierna ni dulce, se parecía a él.

- lo siento, Mako-chan, tenía mucho trabajo, lo siento, mañana prometo pasar por ti más temprano – prometió el castaño, la niña lo miro muy analítica, era prácticamente un pequeño adulto, a pesar de su gorrito amarillo y su uniforme azul claro, era como verse en un espejo cuando ponía esa expresión. Tal vez era porque con él pasaba la mayoría del tiempo.

- mentiroso, cómprate un carro ya – apunto con simpleza para seguir al lado de su padre mientras habría su dulce favorito.

A Hiroki le había salido una vena por el mandato de su hija, la pequeña capitalista reflejaba muy claramente su nombre, demasiado honesta en realidad.

- sí, si… quiero saber cómo lo pagaría, pequeña – le pregunto a su hija quien parecía más contenta con el dulce en la boca, ella había olvidado su molestia y con una mirada muy inocente le contesto entre mordiscos.

- tal vez solo se lo pides prestado a Usagi-ojisan – otra vena salio en la cabellera castaña por tal atrevimiento, se había olvidado por completo que la niña conocía a su amigo de su infancia y que de hecho si no fuera por la ayuda proporcionada por el escritor el día del nacimiento de su querida Makoto, esta ni lo conociera. Pero a Nowaki le pareció correcto que le pusiera el nombre, se sonrojo por lo buen chico que podía ser su pareja.

- claro que no ¡jamás! – se contestaba más a el mismo mientras que una cara de furia se ponía en su rostro.

La chica sonrió al ver a su padre tan molesto, le encantaba hacer que su padre pusiera esa cara, era lo más entretenido en su día. Termino de comerse su chocolate, regalo rutinario de que llegara tarde a recogerla y lo voto en un cesto, siempre bien portada como su obstinante padre le enseño. Y como todas las tardes le sujeto de la mano más grande, jamás le diría que caminar para llegar a casa era la mejor parte del día para ella.

 

-.-

 

- chichi… quiero este – apunto un pequeño rubio mientras se asomaba a ver los helados del refrigerador, mientras que era seguido por sus otros dos hermanos apuntando al que querían. No venían a Comboni por el condenado helado, de hecho Shinobu solo quería comprar las cosas para la cena, pero a los niños les había provocado al ver al entrar a unos niños con helados y no pudo estar más molesto.

- Jun, basta no incites a tus hermanos, no venimos por helado, así que compórtense – regaño un malhumorado universitario, mientras que agarraba cosas como leche, jugo, y arroz… unos simples onigiris con algún tipo de sopa debía ser suficiente por esa noche, se acercó a los congelados y escogió varias brochetas de pescado que sabía que a los niños les encantaban.

- chichi, no es justo – recrimino el mayor de los trillizos, mientras se sentaba en el piso dispuesto a hacer rabieta. El mayor lo ignoro por completo mientras se acercaba a la caja para pagar.

- quiero llevarme esto y esto – le indico al cajero mientras dejaba las cosas que había escogido. Dejando a su hijo rojo de la molestia.

Jun se había enfurecido, quería el helado, y lo quería ahora. Sus hermanos que habían sacado la cabellera oscura de su otro padre eran más sensatos con respecto a desafiar a su padre, pero aun así Jun estaba dispuesto a ser una rabieta de las buenas.

La campana de la tienda sonó, mientras que las puertas dejaban pasar al nuevo cliente. El hombre que había entrado a comprar cigarrillos antes de regresar a la casa descubrió con asombro que sus hijos seguían en la calle con su padre comprando al parecer cosas para cenar. Shinobu arrugo el entrecejo, bastante molesto y cargo las bolsas mirando con rencor al treintañero que seguía mirando incrédulo.

- Shinobu… ¿Qué haces aquí? – pregunto alegre el mayor, estaba sorprendido debía admitir, sin embargo era una buena sorpresa verlos aquí. Los niños se apegaron a su padre en cuanto lo vieron, excepto el pequeño Jun, que aun quería su helado.

- comprando – le respondió al mayor – mi hermana tuvo una emergencia y tuvo que salir antes, así que yo hare la cena esta vez – comento como si nada mientras que se agachaba al nivel del niño y le extendía una chupeta. Jun la miro ilusionado y se la metió a la boca, solo fue un capricho de momento y logro complacer al menor con algo más barato y que no arruinaría su apetito para la cena.

Miyagi trago seco al escuchar al menor mencionar a su hermana, sabían que estaban molestos entre sí, por culpa de que Risako quería recuperar su relación con Miyagi a pesar de que sabía que andaba con su hermano menor. Fue mal momento cuando quiso rechazarla que se le lanzo encima y Shinobu pasó por la puerta de la entrada. Ellos dos discutieron fuertemente por eso, sin embargo la castaña no dejaba de merodear por allí debido a que el universitario necesitaba ayuda constante con sus tres hijos y la universidad. Aunque era el primero en su clase y sus notas no habían bajado, no podía negar que era porque su hermana no dejaba de ayudarlo. Al menos hasta esa tarde, que literalmente la corrió de la casa, más eso no se lo diría al mayor.

- discutiste con ella de nuevo – afirmo el profesor al ver que como Shinobu delataba ojos rojos y un respingón en su nariz. Había estado llorando.

Este no le respondió, en su lugar le lanzo las compras y se llevó a dos de sus hijos con cada mano, quería regresar al apartamento lo más rápido posible, por fortuna no quedaba muy lejos.

Miyagi suspiro y sujeto a Jun para llevárselo con él, mientras seguía a su pareja.

- no llores chichi – le dijo uno de sus pequeños mientras que en sus ojos grises se formaba una cara de preocupación.

- ¿no duele nada? – le pregunto el otro. Este le sonrió.

- Shinryu, no te preocupes solo son cosas de papá – le aseguro el mayor mientras entraba al apartamento.

 

Después de media hora de silencio los niños se volvieron a dormir, habían resistido mucho. Mientras que Miyagi regresaba de acostarlos y veía como Shinobu se enfrascaba limpiando un vaso que no tenía la culpa de nada.

- ¿me dirás lo que paso? – le pregunto Miyagi al menor, sujetando sus brazos para que lo dejara de ignorar por los platos. Este serró los ojos aguantando las lágrimas, se voltio y miro serio al mayor.

- si te cansas de mí, me lo dirías ¿verdad? – soltó con esa cara de niño que con los años no se le había quitado. Miyagi sonrió mientras apreciaba el sonrojo del menor.

Este lo comenzó a besar, ignorando la respuesta de esa pregunta paso sus manos por debajo del suéter y la camisa. Sintió su fría piel, que no había tocado en mucho tiempo, tal vez desde que su ex esposa se había auto instalado en su apartamento queriéndolos ayudar. Shinobu soltó un suspiro algo sonoro que después tapo con una de sus manos, los niños acaban de acostarse y de seguir así escucharían cosas extrañas.

- es imposible cansarse de alguien tan testarudo como tú – le dijo alegremente mientras iba besando su pecho, el menor no se dio cuenta cuando le había desabrochado la camisa ni donde había quedado su suéter. Soltó otro inesperado gemido al sentir la hombría de Miyagi chocar son sus cadera cuando el mayor lo arrimo más a sí.

- no, en la cocina no – casi suplicaba el rubio pero el peli negro parecía oídos sordos, al menos hasta que…

- oto-san… chichi – la voz del más pequeño de los tres niños se escuchó a lo largo de la cocina.

Como un rayo los dos se separaron, y arreglaron sus ropas como pudieron, Shinobu apenas se terminó de abrochar su camisa fue en vía de su hijo que se restregaba el ojo con cansancio, al parecer no había notado nada. Sin embargo Miyagi tenía serios problemas con el cierre de su pantalón.

- Isao, hijo ¿qué haces fuera de la cama? – le reclamo conciliador mientras lo cargaba en brazos y este se abrazaba.

- oí ruidos feos… y Oba-chan dijo que cuando los oyera corriera con ustedes – Miyagi lo recibió en brazos cuando resolvió su problema dispuesto a dirigirlo a su cama de nuevo con una sonrisa en los labios.

Shinobu respiro profundamente mientras trataba de encontrar la paciencia, de seguro esa idea se la metió su hermana para que ellos interrumpieran sus momentos con su pareja, lanzo un vaso a la losa. Ya tenía otras razones para no dejar pasar a su hermana del umbral de la puerta.

 

- oto-san buenas noches – le dijo al mayor una vez que lo regresaron a su cama. Miyagi revolvió la melena parecida a la suya, solo un poco más larga, pero antes de que saliera del cuarto la pregunta de su hijo lo detuvo de sorpresa. – No vayas a comerte a chichi, si no me quedare sin uno y de verdad que no quiero – le dijo con una cara muy, muy preocupada.

El mayor no pudo rebatir a la lógica del niño. Quiso explicarle de alguna manera que no se iba a comer a su papá, que no tenia de que temer, pero los nervios y el sonrojo se hicieron más notables con tal los segundos pasaban y Miyagi no encontraba las palabras correctas que tranquilizaran a la expresión de preocupación de su hijo…

 

-.-

 

Pudo usar el carro de Takano cuando pudo, pero a Ritsu le gustaba caminar, aun que llegara más tarde y pensar que su trabajo quedara tan cerca de la guardería pero tan lejos de casa.

La niña de cabellera castaña se restregó cansada en brazos de su padre, pero no se levantó, así de cansada debía estar.

- Onodera – escucho como lo llamaban y vio más adelante una cabellera negra encima de una tez algo molesta. Este palideció en ojos blancos cuando vio al mayor, ser atrapado por su jefe después de dejar el trabajo a medias era bastante malo de por sí.

- calla, Masami está dormida – aviso el oji verde, mientras pasaba a su lado.

- pudiste decirme que la irías a buscar, termine por regresar más temprano que tú y esas lentas piernas – acuso mientras entraban discutiendo en voz baja al edificio, solo para no despertar a la dulce niña de su sueño.

- yo solo quería pasar un rato con ella, después de comenzar con el condenado anime de sensei no he tenido tiempo con mi hija – y era cierto, el castaño estaba bastante cansado y se quedaba horas extras solo para terminar el arduo trabajo, así que la niña terminaba siendo recogida algo tarde, sin embargo este día no, el castaño se había escapado de cualquier obligación pendiente, solo por pasar esa tarde con ella.

Takano suspiro conciliador no dijo más nada, no pensaba en discutir con él esa noche, que era el cumpleaños número tres de su hija. Lástima que por cuestiones de trabajo no habían podido hacerle mucho, lo dejarían para el fin de semana. Le harían una gran fiesta con todos sus amigos de la guardería.

- oto-san – susurro la niña queriendo pasarse a los brazos de su padre pelinegro, Ritsu la cedió y Masamune pudo apreciar esos ojos verdes adormilados, su hija era simplemente hermosa, porque simplemente se parecía a su padre, de hecho era muy inocente y linda tal como lo era Ritsu cuando lo conoció. Su pequeña princesa, a quien no se le podía negar casi nada.

 

-.-

 

Tomo la temperatura de nuevo y dio un suspiro de alivio cuando al fin la fiebre bajo. Shota había faltado ese día al trabajo porque Yukina tenía que trabajar y no había nadie que pudiera cuidar de su hijo. Se recostó más tranquilo a un lado y lo abrazo para que drenara aún más la temperatura, se había quedado dormido después de la cena.

Escucho como la cerradura sonaba y supuso que sería Yukina que había regresado de trabajar ya a esta hora de la noche.

- Kisa-san ¿Cómo se encuentra Yuji? – fue lo primero que dijo el mayor al entrar en la puerta de la habitación del menor. Se encontró con un pelinegro con una sonrisa mientras acariciaba los cabellos castaños claro de su hijo.

- mejor, ya bajo la fiebre, pero mañana no irá al colegio – le afirmo el mayor, Kisa no quería arriesgarse con una recaída.

Yukina se sentó a un lado de su familia con cuidado de no despertar al menor y acaricio la mejilla de su hijo que se parecía tanto a él.

- mañana me quedo yo con él, ya pedí permiso – se adelantó el más alto sabiendo que el mayor reprocharía.

- pero si acabas de comenzar a trabajar allí – este le sonrió, y aun que se sonrojo no quito la mirada de reproche.

- tranquilo, Kisa-san. Mi supervisora es una mujer y entendió la situación – Kisa entrecierra los ojos, eso no lo hacía tranquilizarse más, ya que era obvio que consiguió el permiso coqueteando. Suspiro y se volvió a recostar junto a su bebe, porque no importa si ya tuviera casi tres años era su lindo bebe.

- solo hazle entender que está casado y con familia – le recordó el más bajito, haciendo que el mayor observara la sortija con una sonrisa de esas que brillan. Después de todo a Yukina Kou jamás se le olvidaría el día que decidió proponerle matrimonio a su amado Kisa-san.

 

-.-

 

- hay que buscarte algo bonito que ponerte – buscaba de un lado a otro emocionado aún más que su hija. Chiaki sin embargo buscaba y busca y estaba casi seguro que no había nada que le quedara lo suficientemente bien a su linda princesa para la fiesta de ese fin de semana.

Para cuando Hatori entro vio el desorden formado en la sala, vio cómo su hija sentada en el gran sofá meneaba sus piernitas de adelante hasta atrás esperando al que desquiciado de su padre terminara de sacar toda la ropa de color rosa que encontrara. Hatori puso mala cara, como era su costumbre, saludando y recibiendo en sus brazos a su hija que se había bajado de un salto en cuanto lo vio llegar.

- que haces, Yoshino – le dijo con su grave voz.

- Chihiro fue invitada a una fiesta este fin de semana – fue la simple respuesta. Mostrándole la tarjeta, Hatori sonrió al leer el nombre.

“estas invitada a la fiesta de Masami Takano, no faltes”

De seguro se encontraría con su jefe. Y muchos preguntarían por su hija después de todo ni él sabía que el jefe tenía una niña de la edad de su Chihiro.

- oto-san dile a chichi que esté tranquilo, Sami-chan es amiga mía y no le importa con que vaya vestida – suplico con un puchero a lo que la niña sabía que conseguiría el apoyo de su padre favorito. Pero este negó.

- estoy de acuerdo con tu chichi, debes verte hermosa, más de lo que ya eres – aun preocupada porque sus padres estuvieran de acuerdo con algo sonrió con sus ojos azules y asintió resignada. Hatori acaricio los cabellos castaños claro de su hija y la llevo a la cocina a hacer la cena.                  

    

-.-

 

Como llegaron a esa situación fue bastante complicado y aun que seguían esforzándose en sus relaciones lo cierto es que aún no llegaría el día en que los de Junjou Romántica y Sekaiichi Hatsukoi coincidieron sus vidas, pero estaba muy cerca, más de lo que creían.

Sin embargo aún no se ha contado la historia de cómo pasaron de ser parejas a ser familias, un proceso representado en un enorme puente que aún no habían cruzado del todo. Sin embargo ya había cambiado muchas cosas, desde ese día hace tres años y medio en que sus pequeños tesoros llegaron al mundo. Pero el cuento es largo y algo extenso, por eso hay que contarlo con detenimiento… porque aún les falta crecer mucho ya que el final feliz para estas parejas aun no esta cerca.

 

Continuara…   

Notas finales:

no puedo prometer una fecha especifica de actualizacion, pero si sere mas cuidadosa para que no vuelva pasar este incidente. espero que les guste la nueva vercion a mi me gusta bastante... y espero ver sus opiniones a ver si la continuo o no,


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