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BOSCO por Kitsune Nishizono

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Notas del capitulo:

Pues bueno, mi primer KangMin... espero les guste un poco

I love you more than any man

But something is getting in the way,

               

 

“Debí haberlo supuesto en aquél momento…¿Por qué permito que esto continúe de esta manera?”

 

I do you harm, because I can,

For the second time today,

 

 

Hacía calor. SungMin se giraba con las manos en alto, siguiendo el ritmo de la canción que retumba por todo el lugar. Hacía calor y había una multitud de gente bailando a su alrededor, chocando con él de vez en vez, divirtiéndose en el total anonimato de una fiesta gigantesca. Al principio, había considerado como descabellada la idea de ir a una fiesta a la que todo el mundo estaba invitado. No cover. Alcohol corriendo por todas partes y adrenalina a su máxima expresión. O quizá solo encontraba descabellada la idea de ir solo y sentirse un rechazado mientras los demás bailan con sus parejas, con sus amigos. Ahora no lo veía tan mal. No era el único solitario, eso seguro. Y ya había entablado conversación con al menos una docena de personas. Así que ahora se sentía un poco menos como un inadaptado social y un poco más como un universitario que ha corrido con la mala (y buena) suerte de no conseguir ir acompañado. Sin embargo el calor se estaba volviendo demasiado sofocante para continuar dentro del cúmulo de personas que se mueven a un mismo ritmo. Ya sintiendo que el cabello se le pegaba al cráneo por el sudor, decidía abrirse camino entre la multitud para poder llegar hasta la barra, donde pedía una botella de agua. Escuchaba como a su lado alguien hacía un sonido burlón. Se giraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

 

-¿Qué es tan gracioso? –Frente a él, con una sonrisa plasmada en el rostro, se encontraba un hombre sumamente atractivo. Rasgos un tanto hoscos pero con unos ojos en forma de media luna que resplandecían bajo las luces de colores de aquél lugar. Hombros anchos, sonrisa masculina, barbilla ligeramente cuadrada. Bajo alguna otra circunstancia, SungMin se hubiese permitido deleitarse con el panorama que se le ofrecía (inconscientemente, estaba haciéndolo) pero de momento se sentía un tanto ofendido ante el sonido burlón que había obtenido por parte de ese perfecto desconocido.

 

-¿Quién viene a un lugar así y pide agua? –La voz le sonaba ligeramente pastosa, arrastrando un poco el final de las palabras. Aún así, no parecía estar realmente tomado, tan solo un poco alegre, justo en ese estadío en el que las inhibiciones se han difuminado pero aún distingues singulares de plurales.

 

-Y entonces, debo suponer, que es mucho mejor emborracharse hasta perderse; sobre todo por qué vengo solo y manejando… -Quería probar algún punto del que no estaba seguro. Incluso a sus propios oídos sonaba a discurso de persinado sin vida social. Quizá por eso terminaba yendo solo a bailar, por qué sus amigos no conseguían que se relajase al punto de ignorar las responsabilidades más básicas. El otro hombre se reía por lo bajo mientras que esgrimía su mejor cara de burla.

 

-Bien, sé un delicado entonces… apuesto que nunca haces nada divertido… -Daba otro trago a su bebida, acabándose todo el líquido ambarino. SungMin le miraba fijamente, admirando de una manera poco discreta a aquél desconocido de facciones adonizadas. Jamás había entendido muy bien el concepto de embriagarse con alcohol barato pero estaba más que dispuesto a que un hombre de ese tipo, un tanto hosco, un tanto primitivo pero con apariencia de príncipe azul se lo explicase. Oh, sí, claro que estaba más que dispuesto. Sus cejas se proyectaban hacia arriba, sintiéndose completamente perplejo.

 

“¡Woah! ¡Lee SungMin, debes de contenerte! ¡Piensa con la cabeza que debes!”

 

-Lo que digas… -Era mejor ignorarle. Tomaba su botella de agua y escapaba de la barra para ir a refugiarse en el anonimato de la multitud. Casi le hacía pensar que él era el verdadero alcoholizado, el que ya no podía discernir de la realidad y la ficción dentro de su cabeza. Daba un trago largo, frustrado, sin poder creer las imágenes mentales que automáticamente habían brotado en su interior al ver esos rasgos llenos de masculinidad y belleza.

 

“¡Basta! ¡No seas una niña de secundaria!”

 

 

Victims we’re not of happenstance,

But you’re a victim all the same

 

-¿Dónde estamos parados, Woon-ah? –SungMin le miraba con cierta tristeza. Y YoungWoon podía percatarse como, a pesar de estar juntos, a escasos centímetros el uno del otro, estaban más lejos que nunca.

 

-Justo aquí… -Levantaba una mano con suavidad, acercándola al rostro del menor, acariciándole con dulzura una mejilla que parecía sentirse helada al contacto –Min-ah… -Podía percibir el ligero temblor en la piel del de ojos zorrunos, que se controlaba lo mejor posible para no llorar.

 

-No me gusta que lo prefieras a él… -Fruncía el ceño. Cerraba los ojos. Tomaba aire lentamente, profundamente, armándose de valor para el golpe que sabe vendrá pronto –No me gusta compartirte…

 

-No me compartes con nadie. No hay otra persona que pueda hacerme sentir del mismo modo…

 

-Eso es lo más triste… si se tratase de alguien más lo entendería…  incluso podría perdonarte… pero no puedo contra ti mismo… llegué a pensar que podía hacerte sentir con la cabeza ligera y la sonrisa pronta en los labios; no puedo, y me lo prometí, que esta vez era la última. Han sido demasiadas oportunidades, demasiado esfuerzo. No puedo hacerte feliz y tú me vuelves un poco más infeliz cada vez… perdona…  -El mayor sentía como si una criatura de película de terror le estuviese sacando las entrañas lentamente, tironeando de ellas sin piedad para luego comerlas mientras él continúa vivo. No podía creer las palabras de SungMin. Le estaba terminando con una brutalidad poco conocida en él. Era frustrante sentirse impotente, apartado sin consideración alguna aún si en realidad ese no resultaba el caso.

 

-Exageras…

 

-Claro, siempre se trata de mí y mi neurosis ¿Verdad? –SungMin dejaba de mirarle, sintiéndose un poco más decidido a tomar acción.

 

-No… yo… no quise decir eso. Min-ah ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué no volverá a ocurrir? ¡Vamos! ¡Solo fue una copa!

 

-Ese es el problema, siempre se trata de “solo” una copa pero al final hay llanto y llenado de papeles para que te dejen salir bajo custodia… -Observaba con tristeza, despidiéndose de él con la mirada. Y las lágrimas que ya pugnaban con escapar de sus ojos le empañaban la mirada, sin conseguir que caigan. SungMin está harto de llorar. Está harto de demasiadas cosas.

 

Stuck inside these circumstances,

With your confusion and your blame.

 

                SungMin casi ni podía creérselo. Frente a él se encontraba el chico del otro día, el que se había burlado de él por pedirse una botella de agua en lugar de algo de alcohol. Sonriéndole de una manera adorable, haciendo que sus ojos en forma de media luna se convirtiesen en pequeños cuartos menguantes.

 

-¿Me recuerdas? –Quería decirle que un rostro así no se olvidaba fácilmente. Se limitaba a encogerse de hombros, no permitiendo que una cara bonita le saque de sus casillas –Ouh, vamos, deberías recordarme, no eras tú el borracho… -Le ofrecía el casco que tenía en las manos. SungMin parpadeaba un poco, confundido –Te llevo hasta tu casa… las bolsas parecen pesadas –Miraba los bultos enormes en las manos del de ojos zorrunos, saliendo del supermercado tras un largo periodo de escoger a conciencia los mejores productos que ha podido encontrar.

 

-¿Perdón? –El de cabello teñido hasta un rubio blanquecino parpadeaba, confundido por lo que estaba oyendo.

 

“Debo de dejar de leer novelas románticas y ver dramas. Ya tengo sueños en los que el tipo atractivo te saca a pasear, te ayuda con todo y luego resulta que a pesar de ser un bruto, es justo lo que has necesitado toda la vida”

 

-¿Estás sordo? ¡Te llevo a tu casa! –Dejaba de recargarse contra la moto como hasta hacía un momento para poder dar un par de pasos y volver a ofrecerle el casco.

 

-Ahm… -No se trataba tanto de que SungMin estuviese contemplando la posibilidad o no de rechazarle, si no que había un problema mayor –No puedo tomar el casco…

 

-¡No seas así! ¿Vas a rechazar una buena obra? –El menor  agitaba un poco los brazos, haciendo que los comestibles y demás productos choquen entre sí. El hombre lo comprendía finalmente. Tomaba un par de bolsas con una mano, liberando al menor de la carga, para poder intercambiarlos por el casco. SungMin le miraba a conciencia, intentando adivinar que le pasaba por la mente a ese hombre de actitud extraña. Finalmente decidía aceptar el extraño favor a pesar de solo vivir a unas cuadras de distancia.

 

-Supongo que no, pero al menos deberías de decirme tu nombre.

 

-¿Para qué? ¿Vas a verificar si aparezco en la lista de los hombres más buscados por la policía? No me encontrarás. Solo soy medianamente buscado –Se reían –Me llamo Kim YoungWoon, aunque mis amigos me dicen KangIn…

 

-Mucho gusto, KangIn. Me llamo Lee SungMin… -Los ojos de YoungWoon volvían a parecer cuartos menguantes de la sonrisa tan marcada que esgrimía.

 

And when I get drunk

You take me home,

And keep me safe,

 from harm.

 

                El problema central, aquello que hacía desesperar más a SungMin, era el hecho de que ya sabía cómo iba a terminar su historia. Terminaba igual que todas las historias en las que se incluía a un hombre atractivo, algo hosco, torpe en el romance y presto con la bebida: mal. Lo había supuesto mucho atrás, pues aquello no era una novela ni un sueño. KangIn jamás sería un príncipe azul así como él mismo no tenía la paciencia mínima para ser la damisela en peligro. No por eso lloraba menos. No por eso el dolor que sentía resultaba menos real.

 

When I get drunk

You take me home.

 

                Llamarle YounWoon sonaba más adecuado. Después de todo no era su amigo. Era mucho más que eso. Y aún más correcto llamarle Woon-ah mientras enreda los cortos mechones de cabello entre sus dedos, saboreando el modo en que los labios, húmedos por la saliva, le recorren el cuerpo en su totalidad. Subirse a aquella moto, semanas atrás, resultaba la mejor decisión de su vida. Y ahora, mientras unos dedos bien lubricados entran tentativamente, acariciándole acertadamente de una manera tan íntima como nunca se consigue tan solo con acostarse con alguien se da cuenta que definitivamente lo suyo debía de estar predestinado. Al menos se sentía de esa manera por la forma en que sus cuerpos eran capaces de amoldarse el uno contra el otro a un ritmo bien acompasado, rápido y con cierto deje de brutalidad que les deja completamente satisfechos. Las piernas de SungMin se sujetan con fuerza a la cintura de YoungWoon, obligándole a quedar cerca, siempre más cerca, hasta eliminar el último milímetro de distancia entre ellos y el mayor se dedica a empujarse, una y otra vez, penetrándole ininterrumpidamente durante periodos largos de tiempo que parecen fundirse en apenas un segundo largo. No es hasta que ambos han alcanzado el orgasmo que el de ojos zorrunos se atreve a dejar caer sus piernas, ahora cansadas y un tanto adoloridas, contra el colchón. A su lado, KangIn suspira largamente, completamente satisfecho. Le pasa un brazo por la cintura, acostándose del lado para poder abrazarle de mejor manera. Su barbilla roza el hombro del menor y sus labios acarician acompasadamente el cuello que se ofrece lánguidamente.

 

-¿Te vas a quedar a dormir, verdad? –SungMin emitía un sonido aprobatorio, que fluye desde ese punto especial de placer y felicidad –Bien… tengo sed. No te muevas, ahora vengo –SungMin le acariciaba el cabello enmarañado y empapado por el sudor antes de besarle tiernamente y dejarle ir.

 

“El mejor novio del mundo, indudablemente…”

 

                SungMin se estiraba antes de incorporarse e ir al baño a limpiarse un poco. Para cuando regresaba al cuarto, YoungWoon ya se encontraba ahí, con un six pack de cervezas sobre la cama, sentado de manera lánguida, feliz.

 

-Pensé que tenías sed…

 

-No hay nada mejor que una cerveza después del sexo –Palmeaba el espacio libre junto a él. SungMin suspiraba un poco antes de terminar sonriendo. Había descubierto que, al parecer, la cerveza era lo mejor tras muchos tipos de actividades. Lo cual, por supuesto, le hacía reír un poco entre dientes, dándose cuenta de la mentalidad sencilla de su novio. Se sube a la cama y se acomoda tan pegado a YoungWoon como es físicamente posible sin quedar encima de él. Abre una lata y da unos cuantos sorbos, disfrutando la manera en la que el mayor hace comentarios dulces mezclados con pequeños besos alrededor de su rostro. Y, una vez que todas las latas se han vuelto un recuerdo, la invitación a un baño caliente es sumamente seductora. Sobre todo porque las manos de KangIn rozan sus nalgas y la promesa del sexo en la regadera es más que alentadora. SungMin sonríe, convencido de tener el mejor novio del mundo.

 

I asked you for another second chance

But then I drink it all away

 

-Él me marcó por teléfono… -SungMin habla en voz baja, agachando un poco la cabeza, como si con eso pudiese protegerse un poco. Su amigo fruncía el ceño, preocupado –Quiere una segunda oportunidad…

 

-Con esta sería la cuarta “segunda vez”  en el año…

 

-Ya sé… pero sonaba tan perdido –Jugueteaba con la envoltura plástica de su popote, haciéndola pedacitos. EunHyuk desviaba la mirada de su amigo, sintiendo un poco de pena por el mismo. Comprende un poco el sentimiento, habiendo estado atorado en una relación problemática meses atrás.

 

-Tú también luces perdido…

 

-¿Qué se supone que haga entonces? No es como si me tratase mal, ni nada… tan solo no sabe controlarse. Ya lo conoces, es impulsivo…  -El menor asentía levemente.

 

-Deberías pensártelo bien. Ni siquiera te has repuesto de la última vez que terminaste con él. Sigues deprimido…

 

-Estoy deprimido porque terminé con él. Lo quiero… lo quiero mucho… -Pensaba decirle que le amaba pero estaba asustado de pronunciarlo en voz alta. Mientras una verdad de ese tipo no salía a la luz, podía permanecer inexistente, inmaterial. Si lo mencionaba, entonces se volvería tangible. Y estaba muy asustado de que un sentimiento tan fuerte como el amor fuese cierto en lugar de solo una posibilidad dentro de su cabeza.

 

-¿Por qué no has aceptado, entonces?

 

-No lo sé… supongo que por miedo. Terminé con él, otra vez. A veces pienso que llegará el día en que no pueda perdonarme por decirle que se aleje, que lo nuestro ya no puede seguir del mismo modo… ¿Qué voy a hacer si eso ocurre? Si deja de buscarme, voy a sentirme completamente destrozado.

-¿Por qué terminar con él, entonces?

 

-¿Te has sentido atrapado? –HyukJae asentía –Justo de esa manera. Odio tantas cosas de él: demasiado intempestivo, demasiado prosaico… y la forma en la que bebe me produce un dolor terrible en el vientre bajo. Aún así, cuando me mira con esa expresión tan derrotada, cuando me sonríe, cuando me habla con un tono dulce o cuando me abraza… no me puedo resistir. Realmente me gusta. Mucho.

 

-Si no estás dispuesto a soportar todas las cosas malas, sería mejor que cambiaras el número de celular y que lo evites a toda costa.

 

-Lo más triste es que estoy considerando seriamente soportar las cosas malas con tal de poder tenerlo a mi lado. Al menos, cada vez que regreso con él es lo que pienso…. Luego hace algo realmente estúpido y vuelvo a terminar con él –Suspiraba largamente. El otro hombre le sonreía del lado, no muy convencido con el modo en que su amigo parece estarse hundiendo lentamente, profundamente. No agregaba más palabras. No había nada que decir realmente.

 

And I get all bellicose when you react

For the frustration and dismay.

 

                SungMin se había ido a dormir con cierto nudo en la garganta, en una sensación de que las cosas no iban precisamente bien. A veces le ocurría y, a últimas fechas, cada vez que YounWoon “salía” con sus amigos. Durante algún rato había considerado unirse a la pequeña celebración, en honor a cualquier cosa, como siempre, pero al final decidía que no se trataba de una buena idea. No deseaba abrumar a su novio con su presencia en cada momento de su vida. Aún así, la sensación había permanecido latente por un buen rato, impidiéndole dormir durante un periodo prologado de tiempo. Y cuando por fin conseguía apagar su sistema de preocupaciones, sonaba su celular, haciéndole pegar un brinco y maldecir entre dientes. Gruñía a modo de saludo.

 

-Min-ah… -La somnolencia se esfumaba al escuchar la voz triste, apenada por completo.

 

-¿Woon-ah? ¿Qué pasa? –Otra vez tenía el estómago hecho un amasijo que gruñe, implacable. Se mordía el labio inferior, haciéndose daño. Sabía que algo no estaba resultando del modo correcto.

 

-Ven por mí… lo lamento… -SungMin cerró los ojos y contó mentalmente hasta diez para poder armarse de valor. No era la primera, si no la sexta vez que aquello ocurría. Francamente le ponía enfermo. Una, quizá dos ocasiones podrían pasar por un error; alguna tontería cuando las cosas se salen un poco de control debido al abuso del alcohol. Seis veces resultaba absurdo. Al igual que el saber perfectamente donde debía ir a rescatar a su novio.

 

-Ya voy. Mantente tranquilo… -Le colgaba sin esperar respuesta. Debía hablar muy seriamente con YoungWoon. Se enfundaba en los primeros pantalones que encontraba en su camino y, tras echarse un poco de agua en la cara para poder terminar de despertar y manejar en un estado alerta. Conducía despacio, un tanto porque prevenir era mejor que lamentar, un tanto porque quería que ese hombre testarudo estuviese al menos un rato tras las rejas, reflexionando sobre lo que ha hecho mal a últimas fechas.

 

                Sus amigos también están ahí, por supuesto. Pero se niega a pagarles la fianza, decidiendo que alguien más muy bien puede ocuparse de los demás ebrios. Escucha algunos improperios en su contra, incluso uno que otro por parte de YoungWoon, que no puede creer lo poco solidario que se está mostrando ante su evidente desgracia. Se niega a hablarle o a mirarle directamente a los ojos mientras salen de los separos para subirse en un silencio sepulcral al automóvil. Conduce un tramo así, con la vista al frente y los nudillos blancos por tanto apretarlos. Finalmente, el silencio que resultaba frágil como el cristal, se rompía irremediablemente.

 

-Sé que estás enojado… no debiste dejarles ahí…

 

-Y tú no debiste tomar tanto. Me alegro que el susto de estar tras las rejas, otra vez, aún consiga ponerte más o menos sobrio –Aceleraba un poco, completamente furioso.

 

-Estas exagerando. No tomé tanto…

 

-¡Intentaron asaltar una licorería porque se quedaron sin dinero! –Frenaba de golpe, haciendo que ambos cuerpos se propulsen un poco hacia enfrente antes de ser frenados en seco por el cinturón de seguridad. Cualquiera habría entendido que esa era justamente la señal para quedarse callado y arrepentido. Cualquiera que no fuese YoungWoon, claro está.

 

-¡¿Qué demonios te ocurre?! ¡¿Pretendes matarnos a caso?! –El mayor se sujetaba con aprehensión a su cinturón.

 

-¡Eres el único que quiere acabar rápidamente con su vida! ¡Conducían ebrios! ¡Se estamparon, no, te estampaste contra la licorería porque era la mejor manera de entrar! ¡Cuando te emborrachas, te vuelves un estúpido de primera!

 

-¡No me llames estúpido!

 

-¡Entonces deja de comportarte como uno! –El tiempo parecía haberse detenido justo en aquél instante.  YoungWoon se movía en su asiento, girándose con brusquedad, liberándose del cinturón de seguridad en un suspiro. Al instante siguiente, el dolor en la mejilla derecha de SungMin se abría camino en forma de punzadas. Ambos abrían mucho los ojos, no pudiendo creer que el sonido seco de un segundo atrás se tratase de una tremenda bofetada, tan solo un aviso inminente de la fuerza que puede aplicar el otro hombre en un golpe si es que no empieza a respetarle. Los ojos zorrunos se entrecierran, furiosos.

 

-Bájate del coche… -Había dejado de gritar para hablar entre susurros atropellados, intentando no despertar a la bestia llena de cólera que sabe puede llegar a habitar dentro de él. Y no quiere que eso ocurra. YoungWoon lo mira con intensidad un momento. Luego a la avenida por la que se encontraban transitando. Se alegra de que esté bien entrada la noche o ya alguien se encontraría sonando el claxon en un intento por que se muevan rápidamente.

 

-Oye… lo lamento… yo…

 

-Bájate del automóvil…

 

-Estamos muy lejos de casa todavía…

 

-Eso debiste pensarlo antes… o te bajas del coche, o te bajo… -Se habían acabado los rastros de dulzura en la expresión del menor. Prácticamente pelaba los dientes y gruñía. Nadie iba a ir por la vida golpeándole; eso seguro. Los ojos oscuros de YoungWoon todavía le observaban un momento más, como juzgando si realmente será capaz de llevar a cabo semejante amenaza. Decide que es más que capaz. Gruñe un poco antes de bajar torpemente y azotar la puerta con fuerza. Sabe que no tiene medio de transporte ni dinero. No por eso le va a suplicar por que le lleve.

 

-¡A la puta mierda, SungMin! –Este simplemente arranca con rapidez, conduciendo tan desenfrenadamente como su buen juicio se lo permite. Llega al departamento de YoungWoon como veinte minutos más tarde. Saca las llaves y en cuanto entra toma su bolsa del gimnasio y comienza a empacar. Se alegra de nunca haber aceptado la idea de mudarse por completo con el mayor o ahora no tendría donde ir. Avienta todo lo que es suyo de manera desorganizada, sin importarle demasiado. Las lágrimas le inundan la vista y el lloriqueo que escapa entre sus labios suena patético a sus propios oídos. La mejilla le punza de manera viciosa, recordándole porque los amigos de YoungWoon tienden a llamarle KangIn.

 

                Para cuando YoungWoon logra llegar a su departamento, se da cuenta que las llaves se le han quedado en el automóvil, que ahora esté bajo custodia del gobierno, en el corralón. Patea con fuerza la puerta una, dos veces. Maldice por lo alto al de ojos zorrunos, a su suerte, a todo el mundo. Principalmente se maldice a sí mismo. Cuando el cerrajero llega y es necesario rebuscar entre los cajones para juntar el dinero suficiente, alcanza a distinguir las llaves de SungMin pulcramente colgadas justo al lado de la puerta, como si se tratase de una mala broma. Y hay un letrero, con escritura desordenada, con la tinta medio corrida y un tanto arrugado que le hace soltarse a llorar de inmediato:

 

Terminamos. Estoy harto de preocuparme cada vez que sales de la casa. Cuídate.

 

I was so delicate when we began,

So tender when I spoke your name.

 

                La noche brillaba de un modo curioso, con más luces de colores en el firmamento de lo que podía esperarse. Al menos, eso le parecía a SungMin, que tras tener una cena romántica con YoungWoon, admira el firmamento junto a este. Se han tratado, probablemente, de las mejores 6 horas de su vida, con una invitación torpe por parte del mayor para ir al cine y a cenar. La película no ha estado mal, para ser sinceros, pero lo mejor ha sido estar en el restaurante, pudiendo verse el uno al otro, platicar. Y luego, de la nada, han decidido a pasearse por las calles de Seúl para poder continuar con la charla es la mejor de las opciones. Hablan de todo y nada. Sobre deportes, sobre la maestría de SungMin, sobre el trabajo de YoungWoon en el taller mecánico, donde puede botar los birlos más rápido que nadie y cargar un motor el solo si alguien se lo pide, cosa que jamás sucede porque ¿Para qué querrían que cargase por él mismo un motor cuando tienen una grúa especial para ello? Pero claro, hay que presumir un poco sobre las habilidades que posee.

 

                Llegan hasta la esquina de la casa del menor y este se niega a continuar caminando, está tan cerca de que la cita termine y no desea aquello. Quiere YoungWoon para al menos otra hora.

 

-¿Qué sucede? ¿Nos hemos perdido? –KangIn piensa que esa debe ser la razón por la cual se detienen –Dijiste que llevas viviendo aquí tres años…

 

-YoungWoon…

 

-Llámame KangIn, te he dicho que así es como me llaman mis amigos… -Le sonríe, con esa hermosa sonrisa que le desarma por completo. SungMin suspiraba antes de armarse de valor, pues la realidad es que se trata de alguien bastante tímido y le da un poco de pena lo que piensa decir en aquél momento.

-¿Quieres subir un rato, por un té o algo así? –El mayor parece estárselo pensando, como si realmente no supiese que es una invitación a mucho más que una bebida así que el de ojos zorrunos decide que debe de ser más claro –Y no voy a llamarte KangIn, no quiero ser tu amigo… los amigos no se besan, mucho menos del modo en que quiero hacerlo…

 

-… -El hombre se soltaba a reír sin poder evitarlo, con un gozo tremendo que le llenaba el semblante. Tomaba una mano de SungMin, con mucho cuidado, antes de levantarla y besarla suavemente en el dorso de la misma. El menor se sonrojaba tremendamente, no pudiendo creer que un gesto tan cursi (pero que en el fondo le encanta) pueda provenir de un hombre al que sus amigos llaman KangIn –No me gusta mucho el té ni el café, pero si tuvieses alguna cerveza….

 

-¡La tengo! –Los ojos zorrunos brillaban, encantado de saber que sus amigos han dejado vivas un par de cervezas en su última visita y ahora podrá ofrecerlas a YoungWoon. Tiraba de él para que le acompañase. Y se tomaba una cada uno, continuando con la plática, hasta que ya no podían controlar demasiado el deseo de besarse durante horas, que es justo lo que hacen.

 

But now I’m nothing but a partisan

To my compulsion and my shame.

 

-¡Eres un cretino! –YoungWoon bramaba al entrar a la cafetería, asustando a todos los comensales. SungMin ya se encontraba de pie desde antes de que hubiese llegado junto a ellos, dispuesto a aplacarle de la manera más pacífica y con menos problemas en el proceso.

 

-¿Qué ocurre contigo? –Levantaba ambas manos en son de paz. Ni siquiera sabía a qué venía tanto alboroto.

 

-¡Todo esto es lo que me ocurre! –Movía las manos en torno a él, señalando la cafetería, a todo el mundo, pero particularmente a otro hombre con el que SungMin ha estado platicando hasta momentos atrás -¡Me estás engañando! –El menor se quedaba callado y sus facciones se volvían suaves, dulces.

 

-Woon-ah… vamos afuera…

 

-¡Después de que lo mate!

 

-Woon-ah… -Le tomaba por un brazo, tirando suavemente del mismo para indicarle al otro hombre que de verdad deben salir. Mira con nerviosismo al policía de la entrada, que está a punto de entrar en acción si las cosas no mejoran de rumbo. El otro hombre, el que había estado sentado con SungMin, se levantaba y caminaba hacia ellos, con una pequeña sonrisa a modo conciliador.

 

-¿Qué pasa, Min-ah? ¿Quién es él?

 

-¡Soy tu peor pesadilla, maldito bastardo! ¡Te voy a romper la cara!

 

-¡Kim YoungWoon! –SungMin le apretaba el brazo –Tu y yo vamos a salir y a hablar… JongWoon, regreso en un momento –El hombre de cabello muy oscuro y mirada un tanto perdida, asentía parcamente, regresando al lugar que habían estado ocupando. SungMin necesitaba agarrar a empellones a KangIn para que este terminase cediendo y saliendo del lugar -¡¿Qué demonios te ocurre?!

 

-¡¿Qué te ocurre a ti?! ¡Me estás engañando! –Parecía a punto de golpearle.

 

-¡No es verdad! ¡Tú y yo terminamos hace meses! ¡MESES! ¡Estoy intentando reconstruir mi vida! ¡Me ha costado mucho tiempo, esfuerzo y visitas al psicólogo para que tú salgas de mi vida así que has favor de quedarte fuera! –YoungWoon emitía un gruñido bajo, como de animal herido a punto de ser matado a golpes. Le partía el alma verle de esa manera, pareciendo tan pequeño, tan débil.

 

-Yo también he estado en terapia… llevo dos meses desde la última vez que tomé alcohol… he cambiado… -Tan dulce, tan frágil, tan perdido. SungMin se mordía el labio inferior en un intento de no soltarse a llorar.

 

-Eso dijiste la vez pasada, y la vez anterior a esa…

 

-Pero eran verdad. En verdad me esfuerzo… quiero ser un mejor hombre. Te necesito conmigo. Por favor…Todo lo que hago lo hago por ti… compré dos bicicletas porque dijiste que querías salir conmigo a pasear en bicicleta. Estoy yendo al gimnasio diariamente, comiendo sanamente, siendo una mejor persona. Debes de darme una oportunidad más… solo una… -SungMin le miraba con aprensión, sintiéndose enfermo de pronto. Era muy injusto que algo así le estuviese ocurriendo a él, realmente. Tenía a JongWoon, que significaba estabilidad, diversión y un buen futuro pero ahí estaba YoungWoon que significaba problemas, dolores de cabeza, lágrimas y amor… un amor que no conseguía dejar de sentir bajo ninguna circunstancia.

 

-Yo… te hablo luego ¿Si? –KangIn no parecía muy de acuerdo con esa respuesta pero asentía de cualquier forma. Al menos no había sido rechazado por completo. Tan solo necesitaba un poco de esfuerzo y dedicación y estaba seguro de que conseguirían ser la pareja del año.

 

And when I get drunk,

 You take me home and keep me safe

From harm.

When I get drunk, you take me home.

 

                Bailar con EunHyuk siempre resulta en un pequeño desafío. Le es difícil seguirle el paso a un hombre que bien podría ser contorsionista. Aún así es divertido. Y la fiesta le tiene atrapado, en un éxtasis absoluto. Se está graduando, finalmente, y ahora podrá ser libre de conseguirse un mejor trabajo. La canción termina y, antes de que los primeros acordes de la siguiente melodía suene, se abraza al de cuerpo esbelto, apoyando su frente en el hombro.

 

-¡Estoy muerto! ¡Me rindo! –EunHyuk se ríe, divertido. Le da unas palmaditas en la espalda a modo de confort y luego señala hacia las mesas de la esquina, donde algunos amigos suyos entablan conversación. La mayoría sigue en la pista, pero algunos, al igual que ellos, han decidido que se merecen un buen descanso. Se sientan, más bien desparramados. SungMin se sirve algo de Coca cola y se la toma de un sorbo largo antes de pretender recuperar siquiera el aliento. En la mesa se encuentra KyuHyun que obviamente ha ido por puro compromiso y, en lugar de intentar sociabilizar, se dedica a jugar en un DS. SungMin le da un codazo ligero, intentando llamar su atención de un modo u otro. Lo único que obtenía era un gruñido bajo -¡Kyukyu! ¡Si te la ibas a pasar aquí sentado, sin hablar con nadie, mejor no hubieses aceptado venir! ¡El boleto me ha salido caro!

 

-¿Y perderme la cena y el vino gratuito? –Pausaba el juego antes de sonreírle de oreja a oreja. SungMin ponía los ojos en blanco, no pudiendo creer que KyuHyun sea su amigo cuando obviamente no tiene ni un poco de educación.

 

-En fin ¿Has visto a Woon-ah? Pensé que estaría aquí… con eso de que detesta bailar –Se giraba hacia la pista de baile, buscándole con la mirada. Podía distinguir a DongHae, haciéndose el chico lindo frente a una mujer que seguro caería rendida ante su acto de perfecto caballero. También estaba ahí SiWon, que al notarse observado le sonreía para a continuación hacer un corazón con ambos brazos y luego regresar a la extenuante tarea de bailar y gesticular como si no existiese un mañana.

 

-Se ha salido a fumar con HeeChul hyung y con HanKyung hyung…  aunque me sorprendería si no se encienden el trasero, con lo ebrios que están todos… -La expresión de SungMin cambiaba de inmediato, transformándose de una linda sonrisa a algo muy cercano a las lágrimas en menos de un segundo.

 

-Pero… él ya no toma…

 

-Lo que tú digas, Min-ah… me iba a ir con ellos, pero estoy seguro de que si me da el viento, también acabaré fulminado –Le quitaba la pausa al juego y volvía a concentrarse. EunHyuk fruncía el ceño antes de suspirar largamente.

 

-¿Quieres que vayamos a buscarlos?

 

-Yo… no… él no está solo, no creo que haga nada estúpido… -Veinticinco minutos después ya no podía opinar lo mismo. Básicamente porque tenía que sacarlo del estanque del salón de fiestas, donde había caído al estar persiguiendo a HeeChul después que este hubiese hecho algún comentario ofensivo. Y llevarlo a casa mientras intenta arrancarle los testículos al mayor al tiempo que este se ríe sin cesar resulta una odisea, sobre todo porque sabe que su asiento del copiloto va a necesitar ser sustituido tras semejante chapuzón. SungMin no dice nada, ni siquiera intenta recriminarle por haber arruinado una de sus noches especiales en la vida. En lugar de ello, le ayuda a subir las escaleras y a que se dé una ducha antes de meterlo a la cama y dejarlo dormir ostentosamente. Es de esas veces en las que agradece que el matrimonio gay no sea una opción o está convencido que terminaría casándose con él.

 

You know I’m grateful, I appreciate.

But in fact, is pitiful how I suck you dry.

 

                Abría la pequeña caja forrada con terciopelo, dejando escapar un ligero gritito cuando el anillo ahí alojado hacía acto de presencia. Le encantaba. Mas que eso. Adoraba cada milímetro de superficie metálica de aquél anillo.

 

-¡Oh por Dios! ¡Kim YoungWoon! ¡Esto… esto es…! –El otro hombre sonreía ampliamente, convirtiendo sus ojos en lunas menguantes, tal cual le fascinaban a SungMin -¡No tenías que hacerlo! ¡Debiste gastar una fortuna!

 

-Pero claro que tenía que hacerlo… -Le pasaba los brazos por la cintura, atrayéndole contra su cuerpo, recargando su barbilla en el hombro del menor –Pedí un pequeño adelanto en el trabajo. Con lo bien que nos está yendo, podemos permitirnos algunos gustos…  sobre todo cuando esos gustos se ven tan bien en ti… -Sacaba el anillo y, con mucho cuidado, lo ponía en el dedo anular de SungMin. Este se sonrojaba, sintiéndose elevado a un plano superior de felicidad.

 

-¿Cuáles son tus intenciones, Kim YoungWoon?

 

-Estar contigo por siempre, por supuesto –Se besaban lentamente, disfrutando del momento, del amor y de la felicidad compartida.

 

-Tenemos que conseguirte un anillo, entonces. Alguno que combine con el mío –Y hacer el amor de manera desaforada, con el sudor escurriendo por entre el cabello, el resonar obsceno de la piel entrechocando entre sí y los ruidos frenéticos que escapan de lo más profundo de la garganta, intentando expresar el placer que sienten, son la única manera correcta de festejar. Las malas circunstancias, el dolor, la infelicidad y demás penalidades se pueden quedar del lado, al menos por el momento, hasta que se hayan despertado nuevamente y, bien conscientes de lo que pasa en sus vidas, se decidan a prenderle fuego en una pira funeraria.

 

I love you more than any man,

but I seem to lay it all to waste.
I do you harm because I can

 with a joke in questionable taste.

 

-¿Por qué has venido a verme? Dijiste que ya no más…

 

-No sé quien es peor, si tú o yo –Se sentaba en la silla de plástico. Todo el lugar le olía a desinfectante para pisos –Supongo que yo, porque por más que te lo digo, sigo volviendo ¿Cómo has estado?

 

-He tenido mejores días… pero también los ha habido peores… todos esos días en los que no has estado conmigo… -SungMin lloraba de manera incontrolable. Inclinaba el rostro hacia delante, como intentando esconderse de la pena que se cernía sobre ambos. Tímidamente levantaba la mano, hasta conseguir posarla encima de la de YoungWoon, moreteada y lastimada a causa de la venoclisis que ahí se encuentra.

 

-No tienes que preocuparte, voy a cuidarte de ahora en adelante…

 

-Pero… estás casado…

 

-Soy una terrible persona ¿verdad? Contigo, con ella, con todo el mundo. Jamás debí irme de tu lado… quería dejarte, pero no puedo… -Se secaba las lágrimas con la muñeca que tenía libre, empapando el textil de su suéter –Eres como un niño pequeño que no sabe lo que hace ¿Qué te ha dicho el doctor?

 

-Que tengo prohibido enojarme, comer grasas y beber alcohol… me están prohibiendo ser yo mismo… -Lo decía en un tono jovial, intentando hacerlo pasar por una broma. Lo único que conseguía es que SungMin llorase con más fuerza –Min-ah… estaré bien, igual que siempre…  -SungMin se limitaba a negar con la cabeza antes de inclinarse para besarle en la frente.

 

-Voy a mudarme contigo y ordenaré ese desastre de departamento que tienes y vamos a dejar de autodestruirnos el uno al otro. Llevamos demasiado tiempo en esto. Está mal… -YoungWoon suspiraba, sintiéndose más vivo que en mucho tiempo. Era una situación ridícula, haciendo que SungMin se separase de todo lo que había conseguido pero, a pesar de ello, se sentía muy bien. Necesitaba a SungMin más de lo que nadie le necesitaría.


I've such duplicity at my command,

 so I keep on lying to your face,
Then I run away to wonderland,

and disappear without trace.

 

                Por una vez en su vida, YoungWoon había llegado a una cita a tiempo. Siempre había resultado engorroso tener que amoldarse a horarios y normas establecidas que no iban para nada con él pero esta vez resultaba diferente. Aquél hombre le gustaba demasiado. Se había hecho a la idea de no volverle a ver tras el fiasco de la fiesta (el alcohol puede hacer que te burles de alguien a quien de hecho deseabas halagar) pero luego se habían encontrado prácticamente cara a cara y después de ayudarle a llevar sus cosas hasta su departamento, se daba cuenta de las muchas probabilidades que en realidad tenía.

 

                Así que simplemente no podía arruinarlo todo. Por eso, aunque sentía un terrible dolor de cabeza y seguramente la comida le sabría a arena en la boca, pensaba sonreír efusivamente y a comportarse como todo un caballero.

 

                Fingir no es sencillo. Hay cierta técnica en ello. Mirar fijamente a los ojos, no tamborilear ni pies ni manos. Un pequeño descuido y puede descubrir que quizá no era el príncipe azul con el que ha soñado toda la vida. Lo cual es un poco injusto, de cualquier manera, porque aunque no sea su príncipe azul, bien podría ser lo que le sigue. Y no hay razón para que eso no sea tan bueno como un príncipe azul. El problema radica en que fingir se vuelve cada vez más complicado porque hay que hacerlo todo el tiempo. Y todo el tiempo es demasiado. Pero eso es algo que YoungWoon no notaría hasta tiempo después, cuando ya se ha tomado más de dos botellas de soju y la sonrisa de SungMin se ha muerto en algún punto de la conversación. En su cabeza sabe que habrá reproches al regresar a casa. Lo que no logra comprender, entonces, es porque razón prefiere seguir bebiendo, alejando de momento esos demonios cuando después regresarán aún con mayor fuerza.

 

You know, I'm grateful, I appreciate.
But, in fact, it's pitiful how I suck you dry.
How I suck you dry.
How I suck you dry.

 

“Debí haberlo supuesto en aquél momento…¿Por qué permito que esto continúe de esta manera?”

 

                SungMin había dejado de regañar hacía demasiado tiempo a KangIn. Ahora se limitaba a cuidarle, a estar con él en todo momento. Firmar los papeles del divorcio le había parecido una pésima idea y, cuando lo meditaba, seguía pareciéndole su mayor estupidez. Aún así sabía que, si le dejasen escoger nuevamente, volvería a seleccionar a YoungWoon, sin lugar a dudas. EunHyuk le llamaba a eso “Síndrome de la víctima” intentando achacar toda la culpa a la otra persona sin darse cuenta que es él mismo quien permite todo e inconscientemente lo apoya. Con la pequeña diferencia de que SungMin se da perfectamente cuenta de ello.

 

-¿Te sientes mejor? –Le sobaba la espalda en círculos concéntricos, girando un poco la cabeza para no percibir el olor agrio del vómito flotando sobre el agua del escusado. El mayor asentía ligeramente –El doctor dijo que no tomases nada…

 

-No lo hice… -Se giraba a verlo, con los ojos muy abiertos, sin pestañear. SungMin recordaba las botellas en la basura, el modo en que él mismo las había acomodado para tirarlas. Miraba a YoungWoon y le sonreís un poco, de manera triste.

 

-Tienes razón, no lo hiciste… -Le besaba la frente –Prepararé el desayuno mientras te limpias. Más tarde iremos a buscar otro doctor, uno que si sepa lo que tienes… -Acariciaba el anillo en su dedo anular antes de salir del baño, sonriendo un poco más al recordar que es él mismo quien ha añorado un futuro juntos.

 

 

Notas finales:

Vale, igual no está la canción completa ni nada... y no está en orden cronológico la historia pero.. blah.. quería hacerlo. Si les interesa quien es el "Bosco":

http://es.wikipedia.org/wiki/Hieronymus_Bosch

 

Y ya saben.. amo sus reviews y a ustedes tambien! :3


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