Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Como lo hice yo por Kitta

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Kitta: El segundo fanfic que termino de escribir de esta serie de anime. jejej Espero que les guste :)

Helio: Al igual que el primer fanfic éste también pertenece a la serie: El amor por el gitano.

Eleo: Espero que los que les guste se pasen por los otros. Nos vemoos, gracias por leer y comentar =)

Notas del capitulo:

Los personajes de esta serie le pertenecen a Rumiko Takahashi.

La canción es propiedad de Roberto Sánchez Ocampo, conocido más que nada por su alias "Sandro". Este es mi homenaje. Espero les guste, lo hice con el corazón. Y del mismo modo que se los recomendé a los que leyeron el Songfic de Yu Yu Hakusho, les recomiendo a ustedes también que escuchen la canción. 

COMO LO HICE YO

 

Sesshoumaru se encontraba sentado delante de un escritorio observando unos papeles que su secretaria le había dejado en la mesa hacía ya unas cuantas horas. No los había visto antes porque había tenido mucho trabajo en su empresa. Sin embargo, una vez que acabó con sus deberes, tomó los papeles los cuales según su secretaria provenían de alguien que no había querido revelar su identidad. Sin embargo, al tomarlos y leerlos una vez, Sesshoumaru había descubierto quien se los había mandado. Su amante secreto, Inuyasha, le revelaba a partir de esos papeles, que no deseaba estar más con él. Quería cortar la relación y empezar una nueva vida y tener a su lado a alguien que no tuviera miedo de decir que era homosexual. Y la verdad era que Sesshoumaru no quería decirle eso a la prensa debido a que él era un multimillonario muy codiciado y su reputación daría un vuelco muy grande si eso era dicho. Había rumores, si, y Sesshoumaru no se había molestado en desmentirlos, pero rumores, eran rumores, no eran nada certero. Sin embargo, que saliera de boca suya aquella revelación, arruinaría en gran parte su carrera de empresario. Sesshoumaru agarró entre sus manos los papeles que le notificaban la ruptura de su amor y los estrujó con fuerza formando dos puños. No iba a permitir que lo dejaran así nomás. Él era el gran Sesshoumaru Taisho.

 

No sé si tendrás en tu vida

quien te de cariño como lo hice yo
No sé si querrán abrazarte
después de amarte como lo hice yo

Las noches de pasión y lujuria azotaban en la mente de Sesshoumaru como un recuerdo que le permitía reclamar lo que era suyo. Él había sido el primero en tenerlo entre sus brazos, él había sido el primero en entrar en su cuerpo, él iba a ser el único que lo amaría con tanta pasión. La sangre le hervía de la furia ante tal recuerdo. ¿Tendría otro? ¿Por eso lo había abandonado? Se negaba a creer que esa fuera la razón. Sesshoumaru siempre había estado atento a su amante, ya que para él era su pareja, su soporte. Nunca había permitido que le faltase nada ni económica, ni social, ni mucho menos físicamente. Hasta había comprado una casa para que Inuyasha se mudase ahí y pudieran verse cuantas veces quisieran. La entrada secreta sólo Sesshoumaru la conocía y por eso nunca nadie lo veía entrar. Los gemidos de Inuyasha inundaban la mente de Sesshoumaru, parecía como si lo estuviese tomando en ese mismo momento.

 

Inuyasha aún tenía las marcas del último encuentro con Sesshoumaru. Se había despertado sorprendido al día siguiente al comprobar que aquel albino lo había mordido por todas partes. No recordaba que la noche de lujuria hubiese sido tan salvaje, aunque quizá se debía a que ambos habían tomado un poco de Whisky para celebrar su aniversario. No obstante, habían ya pasado dos días de aquella noche y las marcas no habían dado señales de querer irse. Inuyasha se encontraba algo depresivo y caminaba a paso lento hacia la cocina. Con toda la pereza que era capaz de poseer se hizo el desayuno y se sentó a tomarlo. Sus ojos se encontraban decaídos, su mirada no era la misma de siempre y en su boca no se encontraba la habitual sonrisa con la cual solía despertarse.


No sé si tendrás quien te espere
o que desespere como lo hice yo
No sé si tendrás quien te cele o
que te regañe como lo hice yo

Sesshoumaru manejaba velozmente su auto. Estaba enfadado, nervioso, rencoroso. ¿Cómo es que Inuyasha había osado dejarlo? Sus ojos eran furia y tenía la visión algo borrada. Entró por un pasadizo secreto que lo llevó hasta el garaje de una casa. Salió del vehículo y de un portazo cerró la puerta. Pensaba dejarle muy en claro las cosas a ese albino. Abrió la puerta del garaje que daba a la sala de estar de la casa y luego de gritar el nombre de su amante y buscarlo por todas partes dedujo que no se encontraba allí. Estaba más que enfurecido. ¿Dónde se había metido? Se suponía que no debía salir de la casa, aunque seguramente, luego de haber roto con él no había querido quedarse. ¡Y lo bien que hacía! Si Sesshoumaru lo agarraba en esos momentos lo exprimiría como a un limón. ¡No le quedaría semen suficiente para volver a eyacular en su vida! La furia se hizo más presente cuando Sesshoumaru, desesperado y rojo como un tomate por la bronca, comenzó a romper los adornos de aquella casa. ¿Dónde se suponía que estaba? Sin embargo, eso no le iba a costar barato. Lo buscaría ¡Por supuesto que lo haría! No sería muy difícil contratar a un detective con todo el dinero que Sesshoumaru tenía. Inuyasha no se le iba a escarpar tan fácilmente.

 

Luego de tomar su desayuno se levantó y se dispuso a hacer su cama. Debía dejar todo preparado antes de irse al trabajo. Se alegraba de no haberle hecho caso a Sesshoumaru y de haber conseguido un empleo. Ya no dependía de él y ahora no le preocuparía quedarse en la calle por no poder pagar los impuestos. Además, ahora que tenía a ese hermoso morocho, el departamento lo pagaban a medias. Y hablando de morochos, se escuchó como alguien introducía la llave en la cerradura y abría la puerta. Un joven tan alto como Inuyasha y de pelo largo y negro hasta los hombros, recogido en una cola, lo veía sonriente desde el marco de la puerta. Se acercó hasta él y con un intenso beso lo apresó entre sus brazos. Le sonrió suavemente y luego de decirle <> se dirigió hacia su habitación.

 

Tendrás quien te lleve las rosas
en cada mañana, como lo hice yo
Tendrás quien te llene de besos
en cada regreso como lo hice yo

Inuyasha salió de la casa luego de despedirse de Kouga y se encaminó a la parada del autobús que lo llevaría hasta su trabajo. Suspiró audiblemente pero no permitió que la tristeza que cargaba lo invadiera. Inuyasha amaba a Kouga. Él había sido un buen amante, se le había declarado al albino y además no había tenido miedo en decir que podrían ir a cualquier lugar agarrados de la mano sin miedo a lo que dijeran los demás. Sabía que Sesshoumaru se jugaba mucho con aquella declaración, pero él no podía vivir con alguien que tenía miedo de perder todo solo por estar con Inuyasha. Si lo material era más importante que él, entonces Inuyasha quería estar con otro. Y aún así, su corazón dolía tanto cuando pensaba en el albino. Inuyasha jamás podría amar a alguien tanto como lo había hecho con Sesshoumaru. Él había sido su primer amor. Él era un amante torrencial. Sesshoumaru le había dado tanto. Pero no podía darle lo único que Inuyasha quería y eso desgarraba su corazón.


No se si tendrás otra hoguera,
que te queme tanto como lo hice yo
mas nunca tendrás quien te quiera
lo juro por ésta como lo hice yo

 

mas nunca tendrás quien te quiera
lo juro por ésta como lo hice yo

Inuyasha extrañaba a Sesshoumaru a pesar de todos los intentos de Kouga de hacerlo olvidar y el morocho estaba comenzando a cansarse de todo. La relación entre el albino y el morocho iba en caída libre. Kouga era cariñoso y atento con Inuyasha, pero el albino no correspondía sus atenciones. A penas una sonrisa cada tanto o un beso fugaz. Pero parecía como si incluso eso le costase horrores a Inuyasha hacer, y sólo lo hiciese para satisfacer a Kouga y que éste lo dejara tranquilo por un tiempo hasta que Kouga pidiera más. Y el sexo. Bueno, Inuyasha siempre encontraba una razón para dormir sin hacerlo y cuando no era así, el sexo era terriblemente sin pasión y rápido. Kouga sentía su corazón deshacerse. Él ya no sabía que hacer. Había pensado que Sesshoumaru sería fácil de olvidar. Pero al parecer ese maldito albino había calado profundo en su amante y eso lo llenaba de odio y dolor. Él quería ser el único para Inuyasha, pero ya no sabía que hacer para recuperarlo. ¿Qué era lo que tenía Sesshoumaru que no tenía él? Kouga estaba seguro que había sido un buen amante. Entonces, ¿Qué? Incluso lo que tanto Inuyasha quería él le había dado, ¿Por qué? ¿Qué hacía mal? Ya habían pasado seis meses desde que Inuyasha dejara a ese idiota, y la relación cada vez iba peor. Al parecer el albino no lo amaba tanto.


Tendrás quien te lleve las rosas
en cada mañana, como lo hice yo
Tendrás quien te llene de besos
en cada regreso, como lo hice yo

 

Inuyasha se sentía fatal. Por un lado extrañaba a Sesshoumaru cada día más y por otro se sentía terrible por lo que le estaba haciendo a Kouga pero no sabía como acabar la relación. Él era terriblemente malo para expresar sus sentimientos y mucho más para darle fin a algo que ya estaba comenzado. Además cada vez que se decidía a decirle algo a Kouga, pensaba en lo amable y cariñoso que él era y pensaba en que tal vez podría hacer funcionar su relación. Sin embargo, Kouga, comparado con Sesshoumaru, era terriblemente malo haciendo el amor y le faltaban tantas cosas que hacía que Inuyasha anhelara con más ahínco poder estar con el albino. Pero sabía que era imposible, ese albino jamás le daría aquello que Inuyasha quería, pero aún así lo amaba más que a Kouga y eso destrozaba el corazón de Inuyasha. Quería hacer funcionar las cosas con Kouga, pero la relación se había enfriado tanto que ya se volvía insostenible e Inuyasha no encontraba los ánimos suficientes como para seguir. Él solo podía pensar en Sesshoumaru.


No se si tendrás otra hoguera
que te queme tanto como lo hice yo,
mas nunca tendrás quien te quiera
lo juro por esta, como lo hice yo

 

mas nunca tendrás quien te quiera
lo juro por esta, como lo hice yo,

como lo hice yo, como lo hice yo.

 

Inuyasha salía de su trabajo después de ocho meses de relación con Kouga. Cada día las cosas estaban peor e Inuyasha no tenía ganas de hacer nada. Cada cosa que hacía le costaba grandes energías y de solo pensar que estaba dirigiéndose a la casa donde Kouga lo estaba esperando le quitaba las pocas ganas que tenía. Era tan frustrante y agotador. Ya no quería seguir así, pero, irónicamente, tenía miedo de lo que sus padres pensaran de él. Y no sin justa causa, sus padres vivían quejándose de las relaciones de sus hermanos. A Inuyasha le molestaba, pero aún así no podía evitar pensar en que no sabría como enfrentar a sus padres para decirles lo que había sucedido, mucho menos que ya no estaba con Sesshoumaru y que desde hacía ocho meses estaba saliendo con otra persona a la cual dejó. Pero a diferencia de aquel albino, Inuyasha sabía que tarde o temprano tendría que hacerle frente a aquello. Él ya no podía seguir con Kouga, pero tampoco creía que podría seguir con nadie nunca más. No si ese alguien no era Sesshoumaru. Inuyasha caminó con la cabeza gacha hasta la parada del colectivo pero antes de que llegara allí pasó por un puesto de diarios y vio la tapa del diario más popular de la época. Abrió sus ojos grandemente y compró de inmediato el diario mientras continuaba caminando hacia la parada.

 

“Multimillonario Homosexual”

 

Ésta tarde, frente a toda una conferencia de prensa organizada por el mismísimo Sesshoumaru Taisho, el empresario multimillonario declaró ante todo un público conmovido su tendencia a preferir la compañía masculina. La gente está asombrada y no puede entender la razón por la cual el empresario reconocido declararía semejante hecho. ¿Estará saliendo con alguien? Se preguntan algunos.

La verdad es que no se le conoce ninguna pareja al empresario con la cual haya salido jamás. Ni femenina, ni masculina. Aunque es cierto que había rumores sobre su homosexualidad debido a que nunca se lo veía acompañado de una bella dama, a pesar de tener el físico y el suficiente dinero como para atraer hasta a las más hermosas, nunca se lo vio en compañía de ningún hombre tampoco y por eso los rumores se perdieron en el olvido. Sin embargo, Sesshoumaru Taisho sama decidió sacarnos de la duda a todos esta tarde en aquella asombrosa conferencia de prensa.

Cuando se le preguntó la razón por la cual confesaba sus gustos, simplemente respondió que estaba cansado de vivir en la oscuridad (del closet, tal vez) y que no tenía ganas que la prensa lo atosigara cuando comenzase a salir con algún amante. Además, declaró el empresario multimillonario, “No tengo miedo de decir lo que soy, y no tengo deseos de hacer negocios con alguien que simplemente le importa mi vida personal. El que quiera hacer negocios, que venga. El que no… bueno, no soy multimillonario por nada”, fueron las textuales palabras de este empresario que no quiso callarse nada. La gente aún está pasmada.

 

Inuyasha terminó de leer y sintió como las lágrimas corrían por su rostro. Suspiró audiblemente y apretó con fuerza el periódico. Sesshoumaru al fin había hecho lo que él tanto tiempo le había pedido, pero habían pasado ocho meses desde que se habían separado. ¿Qué significaba esto? ¿Era la manera de Sesshoumaru de pedirle que vuelva a él, o el albino al fin había encontrado alguien por quien valiera la pena admitir ese terrible secreto? Inuyasha no estaba muy seguro de cómo sentirse o qué hacer. Desde aquella vez no había vuelto a ver a Sesshoumaru nunca más, ¿Cómo estaría manejando su vida? Inuyasha alzó su rostro lentamente y pudo ver como aquel albino que no había querido abandonar sus pensamientos en ocho meses se acercaba a él con una enorme sonrisa. Pero estaba solo. No iba acompañado, así que ¿Qué era lo que producía esa hermosa sonrisa?

 

-Hola.- Dijo el albino mayor cuando se acercó lo suficiente a Inuyasha. Sesshoumaru siempre había tenido en él ese aire de importancia que nada tenía que ver con su posición o dinero. Él simplemente era así: imponente.

 

-Ho-hola.- Contestó Inuyasha sin saber muy bien que hacer. ¿Se burlaría el albino de él?

 

-¿Y cómo va todo con Kouga?- Predecible. ¿Debería mentir? No sabía las razones de Sesshoumaru para hacer lo que hacía y él no quería quedar como tonto ante alguien que aún amaba y anhelaba. No quería que se burlara de él de ese modo.

 

-B-bien.- Tartamudeó y deseó golpearse la cabeza bien fuerte contra alguna pared. ¡Eso había sonado taaaaaan convincente!- Kouga es una persona maravillosa.- Agregó más seguro de sí. Y no era mentira. El problema es que Inuyasha no lo amaba. Nunca lo había hecho aunque se hubiese mentido a sí mismo por tanto tiempo.

 

-Seguramente, pero tú…- Dijo y vaciló por un tiempo.- ¿En verdad lo amas? Porque yo no te he podido olvidar.- Admitió. Todo lo que hizo lo había hecho para volver con Inuyasha. No quería perder la oportunidad por cometer el mismo error que antes y no querer admitir sus sentimientos.

 

-Tú… ¿Aún me amas?- Preguntó esperanzado.

 

-Lo hago.- Dijo Sesshoumaru.- Pero debes saber una cosa.

 

-¿Q-qué?- Preguntó ya no tan seguro como antes.

 

-Si tú me amas a mí, aunque sea un poco, nunca, jamás, voy a permitirte que te alejes de mi lado. Así deba encerrarte en una jaula para que no te me escapes nunca más, te juro Inuyasha, que yo no voy a permitir que huyas de mí de nuevo.- Le informó con firmeza el albino más grande. Inuyasha estaba sorprendido pero feliz también. Él amaba a Sesshoumaru. En verdad lo hacía. Respiró profundo y sonrió con toda la felicidad que podía almacenar en su corazón. Sabía que sus próximas palabras iban a destruir a Kouga, pero no más de lo que lo estaba destruyendo ya Inuyasha haciéndole lo que hacía. Tendría que enfrentarse a Kouga esa misma tarde. Las cosas no podían continuar así. Porque el amaba a Sesshoumaru y era algo que no iba a poder pasar por alto tan fácilmente.

 

-Te amo, Sesshoumaru Taisho.

 

 

Owari

Notas finales:

Kitta: Los review son siempre bien recibidos =) Gracias por leer y dejar su granito de arena =)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).