Misaki no era más que otro príncipe caprichoso, lo tenía todo y ¿Cómo no? Siendo el hermano menor del rey es lo más normal. La pequeña isla era el lugar de reinado de la familia Takahashi , el rey Takahiro cumplia todos los deseos de su pequeño hermano, pues consideraba que era lo correcto después de la muerte de sus padres. Aunque al poco tiempo Misaki no supo si agradecer o maldecir aquella suerte suya.
La familia real se encontraba reunida en el gran salón. Mahiro jugaba por ahí como todo niño, mientras que Manami y Takahiro conversaban animadamente, mientras todo aquello sucedía a su al redor, Misaki divaga dentro de sus pensamientos, pero fue sacado de estos cuando un guardia real venía hacía ellos corriendo a toda prisa, realizó una rápida reverencia ante el rey:
-Lo tienen señor, lo tienen- exclamaba el guardia como si la vida se le fuese en ello
-que sea decapitado inmediatamente!- ordenó el Rey. ¿a quién? Fue lo que pasó por la cabeza del príncipe.
En la plaza todos los habitantes del reino se encontraban alebrestados, al fín ejecutarían a aquel rey de altamar al que todos temían. Como es de un Rey y su familia fueron a precensiar la condena de ‘’ese’’ un pirata, por las calles se escuchaba hablar mucho de ‘’él’’ era uno de los más temidos de todos los siete mares, Usami Akihiko. En todos los lugares se daban grandes recompensas por el, no tenía porte de ser alguien razonable, al fin y al cabo era lo que era, un sucio pirata más que merecía la muerte. Maldecía su mala suerte, como era posible que hubiera encallado cerca de ese puerto, y de su tripulación no tenía idea de donde estaban. Los recuerdos de lo sucedido apenas y le llegaban a la memoria, solo recordaba que la culpa la había tenido una tormenta. Observó a la familia real muy minuciosamente, y vió como un chico de bonitos ojos verdes le observaba curioso, lo miro como si quisiera asesinarle y le divirtió mucho la cara de miedo del pequeño, igual, ¿Por qué no divertirse antes de morir?.
Mientras tanto el pequeño seguía observándole, su mirada le dio miedo, desafiaba a todos aunque estuviera al borde de la muerte, podría decirse que tal vez hasta fuera amiga de esta, de nuevo volvía a divagar, de pronto escucho como su hermano reia sonoramente y al tiempo aquel hombre hacía un gesto de victoria y decía despreocupadamente ‘’no es tan fácil’’. Admiró su valor pues ¿quién estaría tan tranquilo cuando esta con pie en el más allá?.
Arrastrado fue llevado debajo de la guillotina que lo arrastraría de este mundo a otro desconocido. De cierta manera Misaki logró sentir algo de pena por aquel hombre pues a su parecer era un hombre bastante guapo.
Por un momento se escuchó gritar a las personas del pueblo, y la desesperación se hizo presente en la plaza ‘’piratas’’ se oía gritar por todos lados, todo quedó en silencio y las miradas se dirigieron a la colina que se alzaba en el horizonte, no se tardaron mucho tiempo en distinguir que era la tripulación de cierto pirata orgulloso. Se fueron acercando mientras el pueblo se retiraba en la desesperación, una guerra se desató todos contra todos, espadas, tiros todo, era como presenciar la muerte en cada esquina.
Misaki lleno de miedo corrió se fue alejando hacia el puerto y no encontró otro escondite más que un gran barco, se metió a la cabina y cerró la puerta se escondió debajo de lo que se supone que era la cama y espero en silencio, se durmió al poco tiempo pues su la pequeña carrera había logrado cansarlo. Pero lo que misaki no miró antes de adentrarse en aquel lugar fue la bandera negra que se alzaba con orgullo y admiración en lo alto del barco….
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Despertó lentamente, quiso moverse un poco pero algo se lo impedía, no tardó en darse cuenta de que se hallaba atado a la supuesta cama que a su lado se encontraba nada más que Usami
-¡vaya!, ¿pero que tenemos aquí?- acarició su rostro primero topándose con los castaños cabellos del chico y luego deslizando sus dedos por sus sonrojadas mejillas. Un miedo muy grande recorrió al chico de ojos verdes ¿Cómo había llegado hasta ahí?, los nervios se apoderaron de él y un pequeño temblor se hizo presente, mientras seguía bajo la atenta y penetrante mirada del capitán, una media sonrisa cruzo la cara del pirata y acerco su rostro al del muchacho podía sentir la respiración del otro y como el color de sus mejillas se tornaban cada vez más rojas, estaba a punto de acabar con la distancia que separaba sus labios del chico , cuando la puerta de la recamara se abrió, por la puerta se dejo ver a un hombre de pelo negro y hermosos ojos cafes.
-Capitán ya estamos lejos de tierra- Dijo el hombre
-Excelente, seguiremos rumbo al norte- El hombre se retiró y de nuevo la lila mirada del capitán se posó en el chico, pero, espera ¿lejos de tierra? Debieron de drogarle o algo, tal vez había escuchado mal, si eso debía de ser
-l-lejos de tierra?- pregunto algo confundido el de cabellos castaños.
-sí, ¿qué más esperabas al colarte en un barco pirata?- Fue la respuesta del hermoso capitán…