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Ojala no te hubiera conocido por HakudiNN

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Death Note NO me pertenece, escribo sobre el y sus personajes sin animo alguno de lucro ni recibo ninguno de algún tipo =)
Bueno....la idea se me ocurrió de pronto gracias a..una discusión jejeje
Espero no les desagrade...muchooo jujujuju
Es un inicio algo largo pero...

Notas del capitulo:

Un inicio largo pero necesario!!! La trama es un poco lenta pero bueno...es el estilo mas usual en mi (soy una lenta u.u)...en fin, espero que les guste =D

tomatazos, como siempre bienvenidos y tambien criticas y sugerencias n.n!

Estaba molesto. Sumamente molesto. Peor que eso. ¿Por qué Matt tenía que insistir con la estúpida idea de pedirle ayuda a Near para limpiar sus nombres? Era pedirle ayuda a ese enano cabezón, era darle la oportunidad de darle motivos que reflejaran que Mello era simplemente el segundo, el repuesto.
-Mello, se lo que piensas—no había apartado los ojos de su consola todo el rato, ignorando los improperios del rubio ante la propuesta—Has trabajado muy duro, Near necesito de tu ayuda y la uso para atrapar a Kira. Sabe que solos no lo hubieran logrado ¿Por qué piensas que va a humillarte cuando le pidas ayuda? Ahora él es L: puede limpiar nuestros nombres. No más mafia.
El ex mafioso no termino de oír todo lo que decía, su mente se había nublado a la mitad presa del descontrol y la furia creciente que sentía ante la idea de pedirle ayuda a su rival.
--¡¡Cállate, perro!!—gruño con fuerza volviéndose al muchacho, quien, en completa calma seguía sentado en el mismo sillón mullido con la consola en manos y un cigarro en la boca. Paciente como siempre.
--Mello…
--¡¡No!! No pienso ir con Near para terminar trabajando para el—juro.
--No te lo pedirá.
--No necesito de su ayuda ¿entiendes?
--Mello, nos salvamos de la Death Note por un error que cometió Takada en el plan de Kira y porque casi atropello a medio Japón cuando huía; desaprovechar esa oportunidad no te hará más inteligente que Near.
Ahora si había cruzado la delgada, delgadísima, casi invisible, línea de paciencia del temperamental muchacho rubio.
Cerró los puños con fuerza y se acercó a su impertinente amigo, Matt le echo una ojeada y se puso en pie sin prisa.
--Escúchame bien, perro—aferro el cuello de la playera del tercer sucesor, sacándole el cigarro de los labios—No iré con Near para pedirle una ayuda que no necesito, si él es L…bueno ¡que le aproveche! Saldré de esta situación y te demostrare que soy el numero uno.
--Near y tu juntos son el numero uno….
Suficiente. Eso sobrepaso el ego del muchacho hasta herirlo. Alzo el puño para poder golpear a Matt a gusto, movido por sus impulsos y sus emociones, sin ponerse a pensar que luego tendría que disculparse. Pero eso ya no importaba.
Matt se zafo del agarre con poca delicadeza.
--Mello…yo si quiero salir de la supuesta muerte. Es muy aburrido estar metido aquí la mayor parte del tiempo—se quejo, mas luego le sonrió—Nos lo merecemos—se acercó al muchacho y le rodeo la espalda con los brazos—Has hecho demasiado, Mello.
El interpelado bajo los ojos…Matt no se equivocaba, en verdad había trabajo duro y hecho su mejor esfuerzo, doblegándose ante su meta de ser el número uno y ganarle a Near…terminando por trabajar juntos. Toda esa rabia contenida, es impotencia no era aminorada por el hecho de haber aportado la ultima pieza al puzzle para desenmascarar a Kira…no…no era suficiente. Y si a eso le aumentaba el hecho de estas viviendo, si asi se le podía llamar, en una pocilga mientras conseguía dinero para irse de allí y regresar a Inglaterra…alejarse de su rival, del nuevo L…el usurpador del que creyó era su lugar….y peor aun, Matt sugiriéndole que acudan a el para que L con toda su autoridad limpie sus nombres de agencias policiacas y especiales que los buscaban…era peor, la gota que derramaba el vaso, y de pronto recordó que estaba furioso.
--Matt—mascullo entre dientes—si quieres ir con Near para que te humille desde su posición… ¡hazlo!—se apartó de su amigo de un violento empujón--¿Sabes que? ¿Por qué no trabajas con el de ahora en adelante?—reto con burla
--Mello…yo no quiero trabajar con el, quiero seguir trabajando contigo, solo digo que…
--¡Lárgate con Near!
--Mello…
--Da lo mismo, pedazo de imbécil. Ve y trabaja con el, conviértete en su perro…
--Cálmate, Mello—pidió con la mas completa tranquilidad buscando un nuevo cigarro.
--Trabaja con el nuevo L ¡olvídate de nuestro trabajo! ¡Nunca debí trabajar contigo, perro idiota! Mejor aun ¡¡¡¡Ojala nunca te hubiera conocido!!!!
El pelirrojo retrocedió instintivamente ante lo que Mello dijo, era un golpe bajo, un golpe hiriente por todos lados…y asi se sintió…herido.
El rubio lejos de arrepentirse, se dio la vuelta para salir de una de las dos piezas que conformaban su casa compartida, avanzo con paso seguro, furioso, hasta el dormitorio.
Cerro dando un portazo dejando solo a Matt, quien de pronto ya no tenia ganas de fumar.
--Mello…deseas no haberme conocido—murmuro echándose sobre el sofá, sabia muy bien que lo dicho por el rubio era producto de su enojo, se su impulsividad que nunca pudo controlar…pero eso no evitaba que el comentario fuera lastimero.
Dentro del dormitorio, Mello dio de vueltas de un lado a otro en los extremos del escueto lugar…seguía molesto, furioso…iracundo…y confundido. Si…También se sentía ligeramente confundido. Sabia que no debió decir eso, que su leal amigo no lo merecía, pero no podía controlarse y a decir verdad…una parte de él lo deseaba, que el pelirrojo nunca hubiese sido su amigo y asi no tener que soportar sus sugerencias de humillarse ante Near…
--Idiota, Matt--insulto por lo bajo—Ojala nunca hubieras trabajo conmigo, ojala nunca te hubiera conocido…
Las palabras dieron vueltas en su cabeza, Matt del otro lado de la puerta también las escuchaba en su mente, repitiéndose la voz de su amigo una y otra vez…cada repetición era una estocada.
Presa de la impotencia dio un golpe seco a la pared…no lograba superar que no le gano a Near…
--Mello…--oyó la voz apagada de Matt del otro lado de la puerta.
--¡Lárgate!
La puerta comenzó a abrirse, el rubio se apresuró para mantenerla cerrada, por nada del mundo dejaría que ese perro entrara, no luego de la estupidez que se había atrevido a sugerirle hace unos momentos. Pero no conto con que Matt tampoco era un niño, y que su fuerza bien canalizada era equiparable a la suya, asi que comenzó la lucha por mantener cerrada la puerta y el pelirrojo por abrirla.
Estuvieron un momento asi, como dos niños peleando, hasta que por fin Mello se canso de ello, si Matt quería entrar a ser golpeado no se lo iba a impedir. Sin embargo no conto con que su amigo no era lector de mentes, por lo que empujo la puerta esperando la resistencia del otro lado…sin recibirla. La puerta se abrió de golpe a escasos centímetros del rubio, golpeándole el rostro con fuerza. El rubio trastabillo sintiendo el mareo, tropezando con algo en el suelo y yéndose de espaldas hasta el duro piso.
--¡Mello!—oyó lejana la voz de Matt acercándose hasta el, se oía preocupado. Luego la inconsciencia.
“Ojala nunca te hubiera conocido” la frase daba vueltas en su cabeza sin detenerle ni un momento, incluso se encimaban las palabras unas con otras para acosar su mente.
“Ojala nunca te hubiera conocido”
“Ojala nunca te hubiera conocido”
“Ojala nunca te hubiera conocido”
“Ojala nunca te hubiera conocido”

Despertó con un horrible dolor de cabeza, abrió los ojos lentamente sintiendo la molestia de un halo de luz que se colaba por algún espacio desde el exterior. Era incongruente: su dormitorio era un cuarto cerrado y oscuro.
Aun asi se cubrió el rostro con la palma para proteger su visión, las imágenes primero borrosas se enfocaron hasta cobrar claridad, entonces el color claro del techo fue visible para sus azules pupilas.
--Idiota, Matt—mascullo. Aun no se le olvidaba que por su culpa recibió tremendo golpe. Se las iba a cobrar…aunque antes quizás debía disculparse por decirle que prefería no haberlo conocido, culpable del todo no se sentía, pero simplemente era lo correcto. Además ya no estaba molesto a ese nivel como el día anterior.
Y luego reparo en algo extraño: el techo de su dormitorio era de mil colores desvaídos…menos blanco.
Se incorporo de golpe con cierto mareo, pero tras recuperarse noto el acogedor colchón donde estaba y peor aun…la habitación donde estaba.
Su cuarto en la pocilga se reducía a una cama y una especie de mueble para guardar su escasa ropa…ahora estaba metido en una extensa habitación pintada en colores claros, su cama era amplia también, las mantas desprendían un olor a algún aromatizante de telas; había posters pegados en las paredes de bandas de música, un escritorio con ordenador, un sofá negro cubierto de ropa regada, dos estantes repletos de libros y tres puertas en diferentes sitios del cuarto.
“¿Qué demonios?” se dijo mirando con cuidado a su alrededor “¡Matt!” dedujo.
--Perro estúpido, me trajiste con Near—gruño poniéndose de pie de golpe, la suave tela de la ropa que vestía llamo su atención, un pijama negro bastante agradable y térmico.
Los puños se le cerraron con fuerza, no solo le había llevado contra su voluntad con el insoportable Near… ¡sino que también le cambiaron de ropa! Asi no se iba a quedar.
Anduvo con paso firme hacia la primera puerta, erro al abrirla pues se encontró con un extenso armario-closet. Frunció los labios y se fue a la puerta opuesta, ahora si era la correcta a la salida.
El pasillo era todo lo contrario a los extensos corredores de la SPK o cualquier otro de una agencia de investigación. Estos eran cortos, podía ver su final en ambos extremos, el del fondo en una puerta más, y el derecho en unas escaleras. Avanzo hacia estas con plena intención de vengarse; un agradable olor a comida lleno el ambiente conforme se acercaba, también pudo escuchar el sonido de una radio amenizando el ambiente.
Correcto, no era propio ni de Near ni de sus agentes especiales oír la radio. Aminoro el paso conforme se daba cuenta que quizás no estaba donde creía estar.
“¿Dónde demonios estoy?” comenzaba a sentir la sospecha que se convertía en inseguridad.
Antes de doblar a la derecha para bajar por las escaleras, se detuvo. Podía escuchar claramente el chisporroteo de algo asándose en aceite. La casa era hogareña y de un tinte moderno, nada parecida a Wammy’s House tampoco.
Estuvo a punto de volver sobre sus pasos y salir de allí por la ventana, pero olvido esa idea. Mientras analizaba el lugar sus pupilas viajaron hasta un espejo sobre la pared y allí sintió el piso volverse liquido.
Retrocedió de golpe al ver su reflejo…
Se llevo los dedos al rostro para tocar su costado izquierdo, suave y de un solo color, ni rastro de su cicatriz. Peor aun…tenía el aspecto joven que ya no recordaba de si mismo, el mismo aspecto que tuvo cuando recién entro a la mafia…casi dos años y medio luego de dejar el orfanato.
--¿Qué demonios es esto?—se pregunto. Seguro era una pesadilla…pero todo se oía, olía y se veía real.
Ahora si quería respuestas a algo totalmente imposible. Bajo corriendo las escaleras con el corazón agitado, asustado por la impresión de mirar su propio rostro sin marca alguna. Se freno de golpe cuando termino los escalones, a su izquierda había una bonita sala en colores pasteles, a su derecha el olor apetecible de la comida. Había alguien más allí. Miro la puerta de salida a unos metros…podía solo correr y alejarse pero no…no huiría cobardemente de quien sea que estuviese del otro lado.
Se echo a andar lentamente hasta detenerse en la puerta de la cocina, junto a un gran refrigerador.
Era una mujer. Estaba de espaldas a él, llevaba el cabello rubio recogido en una coleta baja, y tarareaba una agradable melodía al son de la música, pero en un volumen mas bajo.
Dio un paso inseguro hacia ella, cuando una mano le toco el cabello de forma juguetona.
--Buenos días, Mihael—saludo el alto hombre trajeado pasando de largo rumbo al comedor.
Mello retrocedió el cuerpo ¡Conocían su nombre!
La mujer se volvió a él con una cálida sonrisa en los labios, los ojos azueles brillaron cuando lo miro…el muchacho rubio sintió una especie de agitación dentro suyo…una emoción cálida…agradable.
--Hijo, vas a resfriarte, ponte zapatos y vístete o llegaras tarde al primer día de tu ultimo año—reprendió con dulzura.
¿Hijo?...Mello tembló suavemente ante ello, no recordaba a sus padres, nunca tuvo una idea exacta de cual era su aspecto… ¿y ahora esas personas le decían que eran sus padres?
--¿Donde estoy?—pregunto con brusquedad.
--En casa—el hombre, su padre, sonrió.
--Desayuna y vístete—la mujer se acercó para rozarle el cabello con los dedos. Mello se mantuvo inmóvil, disfrutando por ese segundo del contacto de una madre…incluso si parecía una acción totalmente banal. Nunca sintió una igual.
Pero su mente lo regreso a la realidad, retrocedió los pasos hasta subir corriendo las escaleras, cerro la puerta tras de si con la respiración agitada. Pego la espalda a la madera y se quedo quieto…su corazón palpitaba frenético con la impresión. Analizo la habitación encontrándose con un montón de fotografías, en la mayoría había tres personas, los dos adultos que vio abajo y el…de diferentes edades.
Aquí con un trofeo, en otra foto abrazando un perro; con un grupo de chicos, en otra alguna navidad, regalos; una mas en una cena elegante; en un día de campo; cumpleaños; en vacaciones…toda una vida.
--Soy yo—mascullo en silencio--¿Qué mierda esta sucediendo?
Corrió hasta el cajón del mueble, si en verdad era el, ahí debía tener algo fundamental: chocolate. Pero no encontró nada.
--¡Mihael!—oyó la voz femenina--¡Es tarde!
Las manos le temblaron. Tras un profundo respiro decidió dejar a su mente trabajar.
--Lo primero: ropa—se dijo rebuscando en el armario, aunque era de colores oscuros no encontró nada de su agrado real… ¿Dónde estaban sus pantalones de cuero, los guantes y el chaleco de piel? Termino por vestirse unos vaqueros negros y una playera de manga larga negra con un logo de una banda de música que en la vida había escuchado.
--No tengo hambre—dijo por sentir que era lo correcto y salió disparado hacia la salida.
--Mihael…--le detuvo--¿Te sientes bien?
Mello se volvió a ella despacio, asintió y abrió la puerta sintiendo la extraña calidez de la preocupación materna enredarle el cuerpo.
Viajo los ojos por el exterior, era un vecindario como cualquier otro, un muy buen barrio de espaciosos jardines, grandes casas y autos lujosos. Un vecindario rico.
Las pupilas le brillaron cuando diviso un vehículo conocido, camino a grandes zancadas hasta la brillante motocicleta roja y la monto. Apenas el motor rugió entre sus muslos la hecho a andar.
Algo definitivamente no estaba bien. ¿De verdad estaba en la vida real? Ni idea.
Se mantuvo en movimiento un rato, pensando en todas las posibilidades de que fuera cierto y de ser así…de como carajo había llegado allí. Era imposible. Y entonces, su mente por inconsciente lo guio hasta un enorme edificio con múltiples adolescentes andando por todos lados.
--Es como si frecuentara este lugar—masculló sacándose el casco—Un instituto.
Bajo de la moto con curiosidad investigadora, algo debía averiguar de ese lugar.
Apenas había dado unos cuantos pasos dentro de la propiedad de la escuela cuando…
--¡¡MIHAEEEL!!—la rechinante voz femenina le taladro los oídos seguida de un peso extra colgándose de sus hombros.
Mello se volvió con violencia sacándosela de encima, la muchacha de negros cabellos le miro con extrañeza.
--¿Despertaste menos bello o que?—le sonrió con coquetería. Inmediatamente irrito al muchacho. Dio la vuelta y se echo a andar.
--Mihael Keehl—llamo la molesta chica siguiéndolo. El rubio se detuvo ¡también ella sabia como se llamaba!
--¿Qué demonios?... ¿tu quien eres?
--¿Qué?—disimulo su molestia ante las miradas curiosas—Tu NOVIA, Mihael…--se acercó y le planto un beso.
¿Novia?
Mello se alejó un paso mirándola con molestia.
--Ya, estas nervioso por la presentación del libro—giro los ojos—Tranquilo, el inteligente Mihael Keehl ganara el premio…--se le colgó del cuello.
Mello resoplo levemente…podía sacarle información a ese chicle humano sin cerebro.
--Libro…
--Si—le enredo la mano al brazo y lo insto a caminar de modo presuntuoso, presumiéndolo ante la escuela.
--¿Sabes como…llegue aquí?
--Estas muy extraño hoy—noto—Pero aun así eres adorable.
Mello se controlo para no hacer una estupidez.
--Recuérdame que lo recuerdas—se inclino por darle una cierta importancia a quien ni su nombre conocía.
--Como no saber que el fascinante Mihael Keehl llego con sus padres desde Alemania a Inglaterra a estudiar—saco un espejo para mirarse en el.
“Inglaterra” se dijo “Estoy en Inglaterra”
--No me has dicho nada lindo—hizo un falso puchero plantándose frente al rubio.
Estaba a punto de decirle algo sarcástico cuando una nueva voz lo distrajo.
--¡Mihael!—un chico, junto con otro grupo, se acercó. Oír su nombre verdadero estaba poniéndolo nervioso--¿Por qué no respondiste mis llamadas, idiota?
El rubio cerró el puño ¿a quien estaba diciéndole idiota?
--Porque Mihael solo responde las llamadas de su novia—intervino la muchacha tirando de su brazo.
Los chicos corrieron tras el para entrar juntos al edificio, con una coordinación exacta; las miradas interesadas de mujeres y hombres asediaron a Mello en cuanto toco el interior. El rubio y sus acompañantes los sumergían en una vorágine de popularidad.
--Primer año, iug—dijo la chillona voz de la muchacha que se aferraba a su brazo.
Oía por todos lados saludos que gritaban su nombre como si fuera lo único que supieran decir…
Lo remolcaron hasta un salón de clases, incluso el calvo profesor le saludo por su nombre con exceso de amabilidad.
Se sentó en la primera butaca que vio, su aparente novia le sonrió nerviosa aparentando su confusión ante los demás.
--Mihael…nuestro lugar es…atrás…
--Siéntate donde quieras, no me importa.
Ella le miro con asombro y tras mirar a todos lados en busca de apoyo, se sentó junto a él.
La clase se le antojo estúpida…demasiado sencilla, al menos eso no estaba al revés en este mundo: si intelecto. Tamborileo los dedos sobre la mesa…necesitaba algo dulce para pensar, y pronto.
Por fin en cuanto termino la catedra se puso en pie de golpe para salir de allí y de esta “vida”.
Los muchachos, supuestos amigos suyos, se pusieron en pie también siguiéndolo de forma torpe, como si eso no fuera normal en el rubio.
--Mihael—detuvo el anciano profesor. Este se volvió por automático a la defensiva—Permíteme felicitarte por el proyecto que desarrollaste…espero con ansia leerlo.
Asintió con poza disposición y salió de allí.
“¿Qué mierda es esto?” maldijo en pensamiento mientras andaba por el pasillo con paso firme cada vez mas rápido…hasta descubrir que estaba asustado.
“Estoy en Inglaterra… ¿Cómo llegue acá? Me golpee la cabeza, si, eso paso; me golpee por culpa del estúpido de…¡¡MATT!!”
--Matt—mascullo—Wammy’s House—se dijo recriminándose por no pensar en eso antes.
Corrió hasta su motocicleta para subirse a ella.
--¡¡Mihael!!—Otra vez esa molesta voz que se acercaba a él con un taconeo forzado--¿Qué haces? Aun hay clases.
¿Qué no era obvio? Esa mujer era realmente estúpida. No respondió.
--¡Ya se!—tomo el casco entre sus manos de forma seductora—Te escapas como el chico malo que eres—ronroneo. La miro con una mezcla de irritación y compasión.
--De todas formas…este fin de semana en la fiesta de bienvenida de la escuela…tu y yo…--le guiño el ojo incitativamente antes de dársela vuelta y alejarse.
El rubio arranco sin interés, esa mujer acababa de insinuársele de la forma más estúpida e infantil posible.
--¡¡MIHAEL!!
Gruño molesto, luego de nunca oír nunca su propio nombre en boca de nadie, de pronto estaba siendo aclamado por enésima vez…era curiosamente molesto. La seguridad que le daba su seudónimo se esfumo en ese momento y eso lo incomodaba.
El motor rugió con fuerza mientras la motocicleta avanzaba sorteando automóviles de forma poco segura, pero no se detuvo ante las maldiciones que oía.
Su corazón comenzó a palpitar con mayor frecuencia conforme divisaba la gran casa orfanato acercarse a su camino, aparecer en el horizonte con imponencia…su hogar.
Ese camino no podía olvidarlo, la institución estaba donde debía. Aparco la moto pero no bajo de inmediato, se limito a contemplar las alegres risas y correteadas de los niños huérfanos en la casa, brincaban de un lado a otro, había unos cuantos mas alejados que miraban el cielo o jugaban con algún objeto en completa soledad…una escena familiar en su pasado.
Desmonto y se acercó lentamente, mirando la fachada clásica y antigua de su hogar hasta los quince años…todo ese pasado se veía tan lejano ahora…tan ajeno a el…
--Oye, muchacho ¿A dónde vas?—le pregunto un vigilante cerca de la reja de entrada al jardín principal, donde los niños sin padres se divertían.
Estaba a punto de replicarle quien era cuando se dio cuenta que al parecer no era quien creía que era…y que era estúpido lidiar con el guardia.
--Tengo que ver a Roger.
--¿Eres de alguna proyecto escolar?
--Lo soy—sonrió con autosuficiencia.
--Bien, chico. Entra y sigue el pasillo. Veras la oficina.
Mello suspiro internamente, durante su estadía en Wammy había pisado la dirección millares de ocasiones.
Recorrió los pasillos familiares despertando en el una especie de atracción magnética a los recuerdos, podía verse corriendo hacia la salida, o andar con arrogancia hacia alguna clase donde sabia podría competir contra Near…
La frustración le gano de nuevo.
Algunos niños pasaban y le miraban con cierto interés, cuchicheaban entre si y seguían su camino luego.
Inconscientemente sus pies lo llevaron hasta su antigua situación, movido por la nostalgia de verse parado allí de nuevo.
La mano le tembló cuando la acerco a la perilla, respiro profundo y abrió la puerta. Sus pupilas tintinearon…esa no era su habitación. O por lo menos no como recordaba, estaba consciente que al irse de allí debieron darle su cuarto a alguien mas…pero…esa habitación tenia el aspecto de bodega repleta de muebles cubiertos por sabanas, todos amontonados unos sobre otros.
Entro inseguro cerrando la puerta tras de si…mirando a su alrededor con una presión en el pecho…respiraba con trabajo…no había un solo signo de su existencia allí…que alguna vez vivió en ese cuarto.
Antes de hacer nada las voces vivaces de niños siendo apremiados por alguna persona adulta lo sobresalto, no podía solo salir al pasillo…por lo que su salida próxima fue la ventana. Se apresuró para abrir el cristal con un crujido, paso primero una pierna y tras mirar la altura se dejo caer hacia el pasto.
--Ahora a volver a la entrada—dijo con hastío.
Una alegre musiquita lleno sus oídos en medio de los arboles. Mello volvió los ojos hacia el origen y se echo a andar hacia allí, rodeando el edificio hasta el poco concurrido jardín trasero.
Brinco un montón de butacas rotas encimadas unas sobre otras para cruzar hacia el pequeño pasillo de pasto descuidado entre el muro y la muralla de protección a la propiedad.
Los alegres sonidos acrecentaron su volumen conforme se acercaba…y luego lo vio. Sentado en soledad al pie de un árbol apretujado en el espacio donde fue plantado, jugaba con una consola portátil.
Reconocería donde fuera ese color de cabello, la forma de arreglárselo incluso como caía sobre su cabeza.
El muchacho vestía unas botas cortas al estilo militar sobre unos ajustados pantalones, una playera a rayas blancas y negras de manga corta, y un chaleco diferente al que normalmente usaría. Pues este carecía de las aplicaciones blancas y del largo del cierre hasta los labios, ya que, era ligero, negro y con gorro.
Tenía sus curiosos googles sobre la cabeza y ¿Qué le paso a sus guantes? Tenía las manos desnudas y en constante movimiento sobre el videojuego.
Su corazón aminoro en su repentino miedo, ahora latía con mas calma al ver a alguien conocido al fin…no…estaba tranquilo por verlo a él. Solo a el… Matt.
Sonrió sinceramente y entonces….se acordó de su última pelea y toda esa paz desapareció tan pronto como llego.
Aun tenían cuentas pendientes.
--¡Matt, perro!—grito con furia acercándose a paso seguro hasta el pelirrojo, quien alzo los ojos con una resolución confundida en las pupilas verdes.
--¡Aquí estas, pedazo de imbécil!—reclamo el rubio—Sabes que aun tenemos cuentas pendientes ¿no es así?... Si esta es una prueba de Near—escupió con acido en el tono—vas a arrepentirte de verdad—amenazo.
El muchacho no se movió, siguió mirándolo ahora no solo con confusión sino también con sorpresa.
--¡¿Estas escuchándome, perro?!
--¿Qué demonios pasa contigo?—inquirió al fin.
--¿Qué?—llego hasta donde estaba—Escúchame muy bien, Matt.
--¿Cómo sabes cual es mi nombre?—parpadeo confundido
¿Qué clase de pregunta idiota era esa?
--Matt, idiota, ¡no hagas preguntas estúpidas, sabes muy bien porque se tu nombre, ahora mas te vale que me expliques que mierda esta pasando!—amenazado cerrando los puños con amenaza.
--¿De que estas hablando? No se quien eres. Yo no te conozco.
El peso de las palabras y la seguridad con que las pronuncio calaron hondo en el cuerpo del rubio. ¿Qué no se conocían? Matt no sabia quien era Mello… ¡MATT NO LO CONOCÍA!

Notas finales:

Gracias por leer =D

 


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