“The last letter”
Las últimas luces se han apagado dejándome solo en la sala de ensayos iluminado solo por la luz de una pequeña lámpara que con suerte alcanza a mostrarme los papeles sobre los que escribo. La mayoría debio haberse ido hace un buen rato aunque quizás los chicos de WINNER sigan ensayando. Ahora que lo recuerdo están apurados por su álbum debut por lo que no abandonan la empresa hasta altas horas de la madrugada. En realidad poco me importa esto último solo me interesa no ser interrumpido aunque muero por oír alguna voz amable ofreciéndome un café o despidiéndose con timidez desde la puerta para luego acercarse a mi orden.
Pero eso no pasará.
Ya no más.
Es divertido… irónico, casi hilarante.
Al final esto es lo que yo quería y sin embargo estoy como loco sufriendo por no poder verte, pero para variar mi orgullo es más grande y no cederé. No de nuevo.
Por alguna razón me siento melancólico y extraño más que cualquier otro día tu presencia ¿Será porque mañana es…? Maldito sub consiente ¿¡Por qué me lo recuerda en este minuto!?
Me siento pésimo y es que en el pasado casi te pierdo y no una vez, si no tres y al final fui yo quien te dejo, quien renuncio a ti. Aquella vez, aquellas palabras… siempre me habían dicho que las palabras tienen doble filo, pero hasta esa tarde jamás le había tomado el peso…
Mentiría si dijese que lo lamento, porque cada palabra que te dije tenía un gran porcentaje de verdad y aunque fui hiriente ya no lo soportaba más pero… ¿Debía haberme descargado contigo? ¿En ese minuto? ¿De esa manera?
Pero tampoco mentía cuando dije que te quería ¿Existió vez en la que fui más sincero que aquel día?
No sé qué hago escribiendo todo esto en un papel si debería estar componiendo nuevas canciones para nuestro nuevo álbum pero el guardarme esto por tanto tiempo me ha hecho mal, demasiado quizás y ya no lo aguanto más o me volveré loco.
“Me da lo mismo lo que pienses de mí, si me crees o no es tú problema”
Así comenzó todo. No sé en qué minuto me enfurecí y aunque mantenía mi semblante sereno mis puños perdían el color al mantenerlos apretados y mi mandíbula amenazaba con marcarse aún más al intentar mantener mi voz baja sin atreverme a gritarte, no sé si era por miedo a que alguien nos escuchara o a que toda mi irá se desbordara de una vez. Te veías tan frágil.
Esas palabras solo eran la previa para lo que te diría después.
Me sentía realmente destrozado al saber que no confiabas en mí. Casi me muero al no saber por tantos días de ti y me venías con eso de repente por lo que mi orgullo salió totalmente a flote.
Mi parada recta, mis manos en los bolsillos mientras se me formaba una sonrisa burlesca manteniendo mi mirada fija en la tuya… todo un gánster, un chico malo, al que nada le importa además de él, el egocéntrico GD, el orgulloso GDragon.
No sabía que esa iba a ser la última vez, o quizás si lo sabía y por eso lo hice. La última vez que te diría adiós.
Nadie sabe cuánto te quise en realidad, cuanto te quiero hasta ahora a pesar que yo mismo me haya alejado de ti.
Me hiciste tanto daño y aun así te amo
Te dañe tanto y aun así te extraño
Anhelo una sonrisa tuya, de esas que solo me dirigías a mí. Pero yo te alejé por mi propio bien porque cada una de esas sonrisas me salió caro. Cada una de ellas me consumió lanzándome a lo más profundo de un pozo, cada vez más cerca del abismo y solo cuando sentí que iba a caer reaccioné.
“Ya me da igual lo que hagas, al final yo no fui quién…”
Me paré en seco al descubrir lo que iba a decir. De repente noté que tenía los brazos cruzados y que mis palabras sonaban afiladas, llenas de ira y rencor.
No, luego de eso no habría nada más. No existía un mañana para nosotros, no lo iba a permitir. No más mañana. No más.
Me siento un niñato en este minuto, tantas cosas que podría haber dicho y sin embargo elegí esas palabras. Cuando calle me miraste fijo frunciendo el ceño y me incitaste a seguir.
Lo siento. El que insistió fuiste tú. Me conocías bien, sabías que iba a pasar ¿no? Notaste que estaba molesto en el minuto que me apartaste para hablar en privado. De un principio te la buscaste. Tantos años juntos debiste imaginar que sería así. Me conoces.
Aigoo! Siento mis ojos arder y no es por la hora ni por la falta de una buena luz. Ahora que lo pienso podría ponerme de pie y prender la luz pero me siento tan cómodo estando así…
¡Soy un idiota! Solo estoy gastando papel en algo innecesario al final ¿Cuántas veces he repasado esta historia en mi memoria? ¿Por qué plasmarlo en una insignificante hoja de papel debería ser diferente?
Quizás…
No. Definitivamente no.
No lo haré, tengo dignidad y un orgullo que mantener.
Aunque esto lo escribo para ti no me permitiré que lo llegues a leer mi Daesung
Mi Daesung… wow hace tiempo que no te llamaba de esa manera, luego de eso ni siquiera me permití llamarte por alguno de los miles de apodos que te decía incluso cuando solo éramos parte de la misma banda y amigos.
Cierro los ojos por un momento recordando tu rostro sonrojado (el mismo que ponías cada vez que te robaba un beso fugaz frente a los chicos sonriendo victorioso porque nadie había alcanzado a percatarse de aquella acción) y me sonrió solo ¿Es que aun te quiero?
“No fui el que te arrastro a hacer esto…”
Lo dije simplemente y con mi maldita sonrisa victoriosa. Noté como tu rostro cambió y yo simplemente me di la vuelta riendo leve caminando con paso firme hasta el estudio
¿Pensaste que me iba a retractar? ¿Qué no diría lo que tenía en mente?
No recuerdo que pasó luego de eso, solo sé que me dedique a lo mío haciéndote el menor caso posible hablando solo lo justo contigo aunque por dentro quisiera pedirte disculpas esperando a que todo volviese a ser igual.
Era tarde
Mi propio horario me ayudó a alejarme de ti y en un principio lo agradecí.
Taeyang fue un buen amigo entonces. Escuchó todas mis quejas, soportó todos mis lamentos y me contuvo cuando mis llantos no cesaban.
Siempre intente hacerte sonreír, hacer que tus días grises se iluminaran pero jamás me di cuenta que eso me hacía mal porque cada vez que coloreaba tu mundo, el mío se iba haciendo más gris. Olvidé mis propios huesos rotos por atender tus heridas.
Te quise demasiado.
Pero ante todo soy humano y a mi pesar ya no lo soportaba más. Tuve que dejarte ir. No fue quizás ni el momento ni la forma pero renuncié a ti completamente con esas últimas palabras.
Fue egoísta, pero tú también lo eras al pedirme más de lo que yo te podía dar
Tal vez no te quería lo suficiente
Pero no me arrepiento de aquel tiempo juntos y guardo de ti los mejores recuerdos ya que en cada uno de ellos no solo tú sonreías, yo también lo hacía.
Esta es mi última carta, una que jamás leerás.
No permitiré que caiga en tus manos o tu sonrisa volvería a desaparecer y no creo aguantarlo nuevamente. Casi te perdí tres veces… te dejé una vez y te dañe demasiado así como tú a mí.
Aquel día… aquellas palabras tuyas las tomaré como un favor y las mías como un cumplido
Quiero que seas feliz aunque no sea conmigo
Te quiero
Aun te quiero
Pero mis alas están rotas y ya no puedo volar… no a tu lado