Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más allá del jardín de rosas descoloridas por Sweet Honne

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Quiero darle las gracias a Claudia, ya que me inspiró para hacer esta historia. Denle una oportunidad a esta historia, por favor. Aunque parezca hetero, NO lo es, ¡100% yaoi!

Notas del capitulo:

¡Empezando mi primera historia yaoi seria! Por favor no seáis crueles ni rudos conmigo, estoy empezando en esto de hacer un fanfic yaoi ;//; 

A pesar de todo, esto es yaoi, aunque parezca hetero, NO LO ES.

Me desperté ahogándome por alguna razón. Abrí los ojos, pudiendo ver algo peludo y oscuro cubriendo mi cara, haciendo que el respirar fuese un gran esfuerzo. Estaba realmente agobiado. Levanté “la cosa peluda”, mi gata.

 

-Bromelia, gata gorda, eso no se hace.-La dejé en el suelo. Estaba hecha una bola de lo rellena que estaba, y pensar que cuando la encontré en la calle estaba en los huesos. Era una gatita persa de color negra, muy linda menos por las noches, que te observaba con sus ojos amarillos en la oscuridad provocando una incomodidad impresionante.

 

Me costó mucho esfuerzo despegarme de la cama, la cálida y suave cama. Nada más salir de ella, me puse la bata y unas zapatillas. Bajé a la cocina, me preparé un café con leche y unas galletas. Mientras desayunaba, veía las noticias. Aún quedaba media hora para ir al instituto.

 

Lo primero que pensaría cualquiera al leer esto sería que soy un estudiante. No, en absoluto. Soy el profesor, hace unos meses terminé los estudios y este va a ser mi primer año dando clases.

 

No estoy nervioso, francamente. Daré clase en un internado femenino, seré el único hombre en el lugar aparentemente. En realidad, esto debería de ponerme nervioso, pero no, ¿por qué?

 

Soy homosexual, las mujeres no inquietan lo más mínimo, en cambio los hombres me ponen verdaderamente nerviosos.

 

Hace unos meses, el día que terminé la carrera, conseguí reunir suficiente valor como para decirle a la persona que me gustaba lo muy enamorado que estaba de él.

 

¿Resultado?

Un rechazo inminente y cortante, todavía logro recordar cada detalle de lo ocurrido.

 

-Vicent.-Logré decir tras agarrarle del brazo. Él había empezado a avanzar sin escucharme ni decirme nada después de la entrega de diplomas. No sabía que le ocurría, pero aún así no me iba a detener en mi propósito de decirle todo lo que siento.

 

-¿Qué?-Su voz era dura y molesta. Ni se dignó a mirarme a la cara. Le solté por miedo a alguna reacción brusca por su parte, era una persona algo agresiva, pero era uno de sus puntos.

 

-Tengo que decirte algo muy importante.-La voz me temblaba y casi no salían las palabras de mi boca.-Es algo de lo que me di cuenta hace mucho tiempo.-Tomé aire, era la hora de la verdad.- Desde el momento en que te vi, me di cuenta de que yo… bueno, que te…-Me había parado, me había detenido y no era capaz de terminar de hablar. Apreté el puño.- ¡Yo me enam…!

 

-Déjame en paz.

 

Esas palabras me acallaron a mitad de mi declaración. Mi mente no era capaz de asimilar lo que me había dicho.

 

-Odio a los gays como tú, ¿crees que no me di cuenta? Lo sé. Te estuve soportando desde el principio, solo quería que llegase este día para acabar con todo.-Me miró de reojo, aún de espaldas. Su mirada estaba llena de lo que me pareció odio.-Vete a la mierda.

 

Desde ese momento, no fui capaz de dirigirle la palabra a un hombre. Vicent había sido mi primer y último amor, y dudo que hubiese otro más en mi vida.

 

Me dirigí al cuarto de baño, donde me di una ducha de agua fría como todos los días. Más tarde, me vestí y peiné. Al verme en el espejo pude ver mi cabello negro azabache perfectamente peinado, mis ojos verdosos con toques miel que mostraban una profunda serenidad, y mi piel morena. Iba vestido con unos pantalones negros una camisa de color blanca, unos zapatos simples de color gris muy oscuro.

 

Cogí mi maletín y me puse una chaqueta negra. Salí de mi casa para dirigirme al internado donde daría clases.

 

Nada más llegar, me encontré totalmente desubicado en el lugar. Era increíblemente grande, más de lo que pensaba. Se veía perfectamente que era un lugar solo para jóvenes de familias adineradas, muy adineradas.

 

Entré por la puerta principal. Había muchísimas chicas por los alrededores, pude escuchar sus cuchicheos mientras me observaban de avanzar por el lugar. Tantas miradas fijas en mí llegaba a ser incómodo.

 

-¡Mira a ese hombre! ¡Es muy guapo! ¿es uno de los profesores?

 

-Sí, es un profesor nuevo. Creo que se llama Eunice Jones.-Me sorprendió que supiesen mi nombre, pero no le di importancia, preferí centrarme hacia donde debía de ir. Había varios edificios, y no sabía cual era en el que debía dar clases.

 

Tras varios minutos caminando, yendo de lugar en lugar, y de clase en clase, no encontraba el aula 2BTO B. Había ido a la piscina climatizada, al aula de ciencias, a la biblioteca, ¡incluso a las habitaciones del alumnado! Pero no encontraba la maldita aula.

 

Cansado de dar vueltas sin sentido, sin nadie que pudiese ayudarme, acabé en lo que parecía un jardín de rosas. No parecían rosas normales. Todas eran distintas, algunas eran azules, otras de color negro, lo que me pareció impresionante, otras era de color rojo con toques amarillos y morados. También había otros tipos de flores, como lirios, amapolas, flores silvestres, azahares, etc. Pero parecían más híbridos que otra cosa. Estaba fascinado por la gran variedad de colores que se mostraba en el enorme jardín, esto no lo veía cualquiera todos los días.

 

Atravesé lo que parecía ser un edén, llegando a otro jardín, aunque diferente al anterior: Era únicamente de rosas rojas descoloridas.

 

Más allá del jardín de rosas descoloridas, pude contemplar a una chica de unos dieciséis años de cuclillas frente a las rosas con una sonrisa en los labios. Su cabello era realmente similar a las rosas, ¿el por qué? Era de un rubio tan claro que parecía blanco, con mechas finas rojas en su cabello, que le llegaba por debajo del pecho inexistente. Llevaba un flequillo recto. Tenía la piel blanca, de ojos tan azules que parecías mirar al cielo. Tenía el uniforme escolar, una falda de color crema con lineas azules, y una chaqueta azul.

 

Me quedé hipnotizado ante esa imagen. Estaba inmóvil, sin  poder reaccionar. Por alguna razón, me sentí terriblemente nervioso, al borde de un ataque de nervios. La chica me miró de reojo, aún sonriendo.

 

-¿Te gustan las flores?-Me dijo mirándome directamente, me estremecía por momentos. No entiendo por qué estoy actuando de esta manera. No me salían palabras de la boca, solo tartamudeos. Desvié mi mirada hacia otro lado, no sabía que hacer. La muchacha se levantó, para acercarse a mí. -¿Usted es el nuevo profesor de matemáticas?

 

-Sí.-Logré decir. A su parecer debo verme como una especie de pervertido.

 

-Encantada, yo soy Honneko Miller.-Nombre japonés y apellido inglés, me resultó raro escuchar esa combinación.

 

-Igualmente. Yo me llamo Eunice Jones.-Me quedé embobado varios segundos observándola. Tengo muy claro mi sexualidad, soy homosexual, lo sé, por eso no llego a comprender como me puede atraer una mujer de esta manera.

 

-Em… bueno…- Pareció incómoda, ¿quizás le desagradó que la mirase tanto?- ¿Usted no debería estar dando clase?

 

-Es verdad.-Dije  dándome cuenta de que estaba llegando tarde a mi primera clase.-¿Y tú no deberías estar en clase?

 

-Uy… También es verdad.-Soltó una leve risita. Noté como me ardía la cara.

 

-¿Cuál es tu clase?

 

-2BTO B.-Contestó aparentemente preocupada.

 

-Es justo la clase que busco, ¿podrías llevarme hasta allí? No conozco este lugar, estoy muy perdido.-Pude escucharme a mi mismo nervioso y alterado. Esto no es normal en mí.

 

-Por supuesto, ni mucho menos.

 

Me condujo hasta el aula. Allí se encontraba todas las alumnas hablando entre sí y una mujer regordeta y bajita, con gafas y algo mayor. Me miraba entre enfadada y preocupada.

 

-¿Se puede saber dónde estuvo? Ya ha pasado diez minutos desde que empezó la clase.-Me quedé sin palabras, yo era alguien muy puntual, nunca me ocurría este tipo de cosas.

 

-Disculpe.-Se adelantó en decir Honneko.-El señor Jones estuvo desorientado por el lugar, ya que es muy extenso. No se moleste con él, a mi también me ocurrió el primer día.-Mostraba un aire tan inocente y dulce que todos nos quedamos callados, contemplándola.

 

-Honneko es tan buena… siempre ayudando a los demás, normal que la elijan como delegada todos los años.-Cuchicheó una de las chicas al fondo de la clase.

 

-Si usted lo dice Miller, supongo que será verdad.-La mujer se dispuso a marcharse por la puerta, no sin antes lanzarme una mirada furtiva.-Le estoy vigilando, Jones.-Cerró la puerta con fuerza. Me dio un suave escalofrío.

Notas finales:

Esto será todo por hoy. Supongo que subiré todos los domingos un capítulo, pero si me retraso, es porque estoy ocupada estudiando, ¡pero lo subiré sin falta el día siguiente! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).