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Stupid youth. por LynValo

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Notas del capitulo:

¡Por fin se termina!


Todos: Wuuuuu~


Espero disfruten esto último. Demasiado cursi, se lo merecen después de tantos contratiempos.


Le tomé demasiado cariño a Stupid Youth (aunque después de más de dos años trabajando en ella era imposible), así como también le tomé cariño a las personas que siguieron toda la historia. <3

 

*4 años después...*

En un bellísimo jardín una puesta absolutamente hermosa recibía poco a poco a todos los invitados a tan importante evento. Eran pocos los que ya habían tomado un asiento de las tantas filas hechas con las sillas blancas, dejando un pasillo adornado con discretas pero lindas flores y un lazo como adorno, enmarcando el camino que llevaba hasta el altar que se había adaptado. Detrás, no tan lejos, se apreciaba la soberbia construcción que los había recibido hace un par de días, donde los invitados se habían alojado, habían pasado un buen rato y después de la ceremonia en el jardín volverían para celebrar como se mecería un evento así. Seguramente todos pensaban que sí tal acto se llevaba a acabo no hubiese sido de tales dimensiones, quizá una fuga a Las Vegas y simplemente eso. Pero ahí estaban; con todo ya listo, sólo esperando el momento, con una lista discreta de invitados; entre amigos y familia de una parte..., aunque pronto serían todos una familia.

Faltaban sólo 20 minutos, por ello la mayoría ya estaba ahí en el jardín. Conversando para pasar el rato, dando felicitaciones o paseando por el bello lugar. Bucky, en cambio, se encontraba llorando. No un llanto desgarrador, no dónde los ojos se le hincharan ni la nariz le escurriera o hipara. No. Eran copiosas lagrimitas que no habían salido hasta el momento tan próximo. Pero igual estaba feliz. ¡Vamos, muy feliz! Sólo que llegaba a ser muy conmovedor para él. No le importaba estar en el jardín con todas esas personas a su alrededor mientras podían mirarle como de sus ojitos azules resbalaban las lagrimitas, en sus labios se apreciaba un puchero y era consolado por Natasha y Rebecca. Se secaba cada pequeña lagrimita con el pañuelo de seda del traje que tenía que usar, para no arruinar el vestido tan elegante que llevaba Natasha, ya que se recargaba en su hombro.

 

—Sí que te ha conmovido — expresaba Natasha, enternecida, acariciando su cabello y abrazándole.

—¿Así te pondrás también en mi boda? — Rebecca le cuestionó, bastante divertida, aunque también le daba suaves palmaditas en un hombro como consuelo.

—¡Ay, hermanita, ya no crezcas! — soltó James ya sólo con el puchero en su rostro. Acto seguido se abalanzó a Rebecca para abrazarla. Ambas chicas rieron.

—Vamos, amor, que tienes que estar fuerte — le recordó Tasha con ánimos.

—Cierto, cierto — se recompuso. Tocó sus mejillas para asegurarse de que ya estaban secas — Iré a ver si todo va bien.

—Claro — Nat apoyó la idea. Bucky le dio un pequeño beso en los labios, un apretón en el hombro a su hermana y partió rumbo a la mansión-hotel detrás.

—¿En serio estás lista para casarte con él? — le preguntó Rebecca, mirando a la pelirroja con una mueca divertida —¿Ya ves cómo se llega a poner? — Natasha soltó una leve risita.

—Todavía queda mucho tiempo para que llegue el día. Así que le iré quitando lo blando — bromeó.

 

Se sonrieron cómplices y después Natasha miró su anillo de compromiso con mucha ternura. Todavía queda mucho tiempo para que llegue ese día… Sabía que ante una situación así el tiempo corre más rápido y no hay día en que no se sentía con la ansiedad como si ya estuviese en el día exacto de su boda. Muchas emociones. Comprendía el sentimiento en ese momento de Bucky, así no fuese su boda, pero se respira la misma sensación. Suspiró antes de ir a tomar su asiento junto a Rebecca (su futura cuñadita). Al mirar su vestido, el mirar el altar y todo alrededor sonreía con mucha alegría. No podía creer lo que estaba pasando.

*~~*~~*~~*

 

Con un semblante por demás tranquilo, se encontraba varios pasos atrás de las sillas acomodadas, de pie y mirando con una gran sonrisa el altar adornado con las florecitas que ella ayudó a elegir. En unos cuantos minutos miraría cómo se llevaba a cabo uno de los momentos más felices y relevantes en la vida del ser que más adora, y por ende también resultaba ser un día importantísimo para ella. Soltó uno de sus tantos suspiros en ese día.

 

—Qué tranquila luce. Me sorprende — la voz de Howard Stark le hizo girar el rostro y ahora posar su azulada mirada en aquel hombre que le hablaba con el tono siempre cortés, aunque ahora ambos se trataban con más confianza.

—¿Qué quiere decir? — Sarah Rogers le cuestionó ladeando un poco su cabeza cuando Howard se posó a su lado.

—Me imaginaba que estaría llorando, al menos soltando unas lágrimas y sin querer separarse de su hijo. Ya sabe, las cosas que la mayoría de las madres hacen en las bodas de sus hijos — le sonrió discretamente. Sarah le correspondió y ambos volvieron su vista al frente.

—Ya lloré todo lo que tenía que llorar — le respondió. Sólo volvió a mirarle al sentir que el hombre se giraba impresionado a ella — No me malinterprete. Fueron lágrimas de felicidad. Y ahora hay que disfrutar este día y darles apoyo a los muchachos.

 

Howard sonrió satisfecho y tranquilo. Ambos quedaron ahí mirando pasar a los invitados y recibiendo las palabras animosas y felicitaciones que daban y ellos recibían en nombre de sus respectivos hijos. El señor Stark se sentía mejor de lo que creyó, pues no se sentía ajeno y al contrario; estaba contento. También sentía un leve nerviosismo, ¿para qué negarlo?

*~~*~~*~~*

 

Ya habían hablado todo lo que lo que se tenían que decir, ya había hecho todo lo posible para tranquilizarlo, ya le había ayudado todo lo posible en cuanto al traje y el peinado. A Bruce no le quedaba más que mirar como su amigo-hermano daba vueltas y vueltas por toda la habitación, como se tensaba y de momento se relajaba y luego volvía a tensarse, escuchaba los quejidos y los suspiros agotados y como a veces quería hasta darse de topes en la pared. Lo había hasta intentado relajar con un whiskey, permitiéndolo sólo uno, ya después de la ceremonia que se echara todos los que quisiera. Pero Tony seguía como si estuviese pasando por una psicosis maniaca. Daba las vueltas por la habitación pero de pronto se detenía abruptamente mirando el techo y luego el suelo, negaba y asentía con la cabeza, murmuraba, se mordía los labios, apretaba los puños y hacía berrinches; se miraba en el espejo, se arreglaba la corbata por milésima vez, se miraba de todos perfiles y luego parecía querer llorar. ¿Así se ponían todas las personas el día de su boda? Ahora Tony volvía a soltar un quejido de niño berrinchudo y se dejaba caer pesadamente en uno de los sofás de cuero. Por Dios…, que no se pusiera a llorar o a decir que ya no quería la boda… sino Bruce no sabría que hacer ahora.

Pero Tony sólo estaba nervioso. ¿¡Quién no lo está en un día así!? Y le daba miedo… ¡Mucho miedo! Pero él, Anthony Stark, no es ningún cobarde, ¿ajá? Sólo déjenlo que se ponga todo lo loco que quiera, tiene derecho, es SU boda. Y si a las novias siempre les conceden ese deseo (por la presión, según dicen) pues los novios también se merecen enloquecer, ¿saben? Y más si en su cabeza aparecían a velocidad cada escena de su relación con Steve, como diciéndole: vamos, no hay nada que temer. Ya han aprendido a amar y son el uno para el otro. ¿No está ya demostrado?
Se revolvió más en el sofá por la misma ansiedad, cerró fuerte los párpados y trató de relajarse, pues pronto tendría que salir y las miradas se posarían en él y se uniría oficialmente a Steve y eternamente a ojos de Dios. Ah, no…, hasta que la muerte los separe… Sólo hasta la muerte… ¡Toda su jodida vida! ¡AHH!

Volvió a revolverse bruscamente en el sofá ahogando un grito de histeria. Respira, respira calmado. Quería lucir fresco y sereno ante todos, presumir que él no enloqueció el día de su boda. Imposible… Pero hay que intentar. Se detenía en unos de los recuerdos que más le hacían sonreír y sentirse como un buen idiota feliz. Hasta que se detuvo finalmente en el recuerdo del hecho que lo llevaba estar en ese mismo instante; ahí y así. El día que se comprometió oficialmente con Steve, hace apenas siete meses.

 

Ese día pintaba para ser normal a la perspectiva de él. Despertaba como en un día domingo ordinario en su casa. Despertaba hasta la hora que le diera la gana y siempre podía apostar a que Steve ya se había levantado antes que él y le daba por preparar el desayuno que consistía en usar lo que haya sobrevivido a la semana en la nevera (lo que sobraba). Porque sí, Tony y Steve se habían mudado juntos hace algunos meses; y no, no tenían servidumbre que se encargara de esas cosas del super y preparar las comidas, no. Steve no se sentía cómodo teniendo a alguien entre su intimidad y decía que no lo sentía necesario. Y Tony estuvo de acuerdo (¡por primera vez!) en cuanto a ese punto. Así que estaban los dos solitos haciendo de su casa lo que se les diese la jodida gana. ¿Qué significaba esto? Que podían coger en donde quisieran, de la forma que se les antojara y a cualquier hora, ajá. Pero también significaba más responsabilidad, que por mucho tiempo le hizo falta a Tony. Fue la última cosa que parecía que les faltaba para madurar; así como en su relación que como personalmente.

Comenzando un día como cualquiera: desayuno, besito, duchas y terminaron arreglándose para salir a dónde habían acordado. Nada más y nada menos que tenían programado saltar en paracaídas, luego de que llevasen un mes sin hacer algo loco y divertido, según Tony. Porque claro que se seguían dando sus tiempos para pasarla bien. Además no era la primera vez que lo hacían, de hecho ya lo podían hacer sin instructor. Bitch, please.

Bien, estuvieron en el helicóptero, se abrazaron infantilmente y se dieron un beso – como solían hacerlo – antes de que Tony saltara, para casi enseguida Steve hacerlo.

El golpeteo del viento, el vació en el estómago, el corazón latiendo a toda prisa por la adrenalina, ver a Steve ya a cerca de él, los dos sonriéndose como podían. Tony miró hacia la pista cuando ya sería hora de abrir el paracaídas, miró movimiento pero no distinguió a qué se debería. No se inmutó, y antes de jalar las cuerdecitas, miró una vez más a Steve y los paracaídas se abrieron. Su corazón siempre latía más fuerte en ese momento de sentir el tirón hacia arriba que provoca el paracaídas al abrirse y el vacío del estómago se acentuaba, pero en seguida que la velocidad del cuerpo al caer disminuía, su cuerpo volvía a estar tranquilo. Sólo que aquella vez no pasó así. En realidad su corazón no dejó de golpetear enloquecido en su pecho y sintió que no podía recuperar el aire. Todo porque ya estando más cerca del suelo visualizó detenidamente lo que había quedado en la pista luego del movimiento que percibió. Eran grandes letras plasmadas en grandes letreros que se unían para formar una frase, una pregunta… que jamás creyó se dirigiría a él. “¿Te casarías conmigo, Tony?” Leyó y aún le faltaba por tocar el suelo. Volteó para mirar a Steve como diciéndole: ¿tú también ves eso? Pero la enorme sonrisa en el rostro de Steve se lo aseguró.

Casi se le olvida “comenzar a correr” cuando ya están a punto de aterrizar, igual lo hizo tarde. No tuvo mucho impulso por lo que no se salvó de caer y todavía ser un poquito arrastrado por la fuerza del paracaídas. Y se quedó ahí hincado donde paró, con las manos y rodillas raspadas. Pero no fue la caída lo que le hizo quedar ahí, es más, ni la percibió como tal, sino que seguía asombradísimo por lo que leyó. ¿En serio era real? ¿Steve le había pedido matrimonio? ¿Y de esa forma tan cliché y cursi pero que ahora le parecía perfecta?

 

¡Tony! ¿Estás bien? tuvo a Steve frente a él en cuanto éste se pudo librar del paracaídas para correr hasta él. Se hincó de frente y le tomaba ligeramente de los hombros mientras el castaño continuaba en su transe. Fue mala idea, escuchó decir a alguien. Entonces miró directo a las pupilas pálidas de Steve.

Estoy bien. Estoy bien… respondió para calmar aquella angustia en el rostro de su pareja. No miraba alrededor, pero podía percibir que había más personas se habían acercado.

¿En serio? ¡Caíste! Y por mi culpa. exclamaba Steve todavía preocupadísimo Te llevaré a la enfermería a para que te…

Steve le interrumpió su acelerada inquietud al llamarle y tomarle con ambas manos el rostro ¿Por tu culpa? ¿Quieres decir que…?

 

Y ahí su corazón volvió a acelerarse de tal forma que le retumbaba en la cabeza. Porque Rogers le volvía a mirar con ternura y en un par de segundos una cajita se mostraba frente a sus ojos, y luego estos brillaron por el reflejo del anillo que había dentro. Un calorcito se instaló en su pecho y rostro, las manos y las rodillas le temblaron y se perdió en la mirada azulada y dulce.

 

¿Te casarías conmigo? ahora lo escuchaba directo con la voz de Steve y así Tony terminó de deshacerse.

 

Aquel calor aumentó, el pechó retumbó más y mejor dejó ir todo su peso hacia Steve en forma de un efusivo abrazo porque la sensación era tal que necesitaba apoyo en su cuerpo. Se colgó de su cuello, ambos ahí hincados en la pista de aterrizaje, con las personas que habían ayudado al rubio con la sorpresa y los demás usuarios que se encontraron con el momento.

Con el contacto Tony pudo percibir lo nervioso que se encontraba Steve. Lo sintió tembloroso y su respiración continuaba agitada, y cuando sus mejillas estuvieron juntas notó el mismo calor en la piel. Se permitió abrazarlo todo el tiempo que se le dio la gana, soltando quién sabe cuántos suspiros en su cuello, disfrutando como los brazos le apretaban. Todo eso antes de dar su respuesta.

 

— susurró primero cuando todavía tenía su rostro enterrado en el cuello de Steve. Después se separó levemente para quedar de frente de nuevo, aunque el abrazo persistió le volvió a decir al mirarlo. Se acercó a dejar un beso casto en los labios continuó repitiendo y dejando más besos que Rogers le correspondía con una enorme sonrisa Sí. Sí. Sí…

 

Mucho tiempo le temió a cualquier tipo de compromiso amoroso. Desde el simple hecho de mantener un noviazgo le parecía aterrador, más el casarse. Y ahora, con más tiempo transcurrido fue pasando por esas etapas de conocer verdaderamente a una persona, pasar al noviazgo, a la “unión libre”, al compromiso y entonces a casarse… Pero ya sin ningún temor, sólo con infinita confianza que en todas esas etapas también se fue formando, al igual que más ilusión.

Cuando las piernas de ambos dejaron de temblar y trataron de disimular lo mejor posible sus expresiones de imbéciles que sentían que traían, salieron de ahí, pues había mucho por hacer.

La primera parada fue en casa de Howard Stark. Tony se sintió muy avergonzado por el hecho de que le recordó aquella vez de “¿Acaso pedirías mi aprobación?” que le dijo Howard al hablar precisamente de sus relaciones futuras. Y ahí se encontraba para dar la noticia y saber la “aprobación” que daría. ¡Dios! Estaba pasando todo lo que él nunca se imaginó. Y aun así se sentía tan feliz.

Recuerda muy bien que tomó con más firmeza la mano de Steve cuando la puerta fue abierta por Jarvis y les dejó pasar dejándoles en el living mientras llamaba a Howard. Ambos nerviosos de nuevo. Finalmente Howard se acercó para recibirles, y apenas se terminaron de saludar supo que su padre ya había notado algo diferente, pues les escaneo completamente a ambos, así que Tony terminó por mostrarle la sortija. Los ojos de su padre se abrieron sorprendidos y quedó mudo por unos instantes, incluso les miró como si estuviesen locos, pero pasados los minutos les felicitó todavía impresionado. Incluso se permitió molestarlo por lo que Tony siempre dijo de llevar una relación y sobretodo hasta ese nivel. Compartieron unos tragos y charlaron. Finalmente supieron que era hora de ir también a casa de la madre de Steve. Les ponía más nerviosos y tanto Tony como Steve al parecer tuvieron la misma idea cuando miraron esperanzados a Howard.

 

¿Qué? No me digan qué otra vez quieren que abogue por ustedes… les dijo Howard divertido.

Por favor, papá pidió Tony Sólo te pedimos que nos acompañes como apoyo. ¿Puedes?

Claro que sí.

 

Y así los tres fueron hasta casa de la señora Rogers. Dos hechos un manojo de nervios y uno con toda la tranquilidad del mundo. Cuando el chofer avisó que habían llegado, la pareja soltó un profundo suspiro antes de salir y seguir a Howard que ya estaba a un costado de la puerta esperando.

 

¡Hola! ¡Qué gusto tenerlos a los tres aquí de sorpresa! había expresado Sarah en cuanto abrió la puerta. Si supiera que le sorpresa no era precisamente la visita…

 

Un momento más de conversación sin abordar aquel tema que los había llevado ese día hasta ahí. A ambos les sorprendió que ésta vez Sarah no haya notado algo diferente en ellos de inmediato, tal como Howard, es por eso que permitieron ir posponiendo el tema. Hasta que Howard les hizo una señal de “no se hagan los idiotas y hablen”.

 

Mamá Steve se animó a interrumpir la anterior charla para dar inició a la noticia Tony y yo estamos comprometidos y la misma expresión que puso Howard, ahora la miraban en el dulce rostro de la señora Sarah Nos vamos a casar.

Oh por Dios… parecía perpleja Es… es… impresionante atajo a Steve para abrazarle a él solo un momento, pero seguidamente llamó a Tony y les abrazó a ambos Felicidades. ¡Felicidades! ¿Desde cuándo?

Hoy mientras caíamos de un helicóptero.

¿¡Qué!? exclamaron ambos padres.

¡Espera! ¿Por eso tres raspones en las manos? preguntó entre molesto y preocupado Howard.

Me impresioné y yo ya no pude descender bien. ¡Pero no me lastimé! explicó Tony sintiéndose regañado.

¡Ay, no se te quita lo imprudente, Steve! ¡Pudo lastimarse en verdad! ahora reprendía Sarah a su hijo quien también se sintió regañado. Pero a pesar de eso les hizo sonreír, pues seguramente se mirarían más imbéciles por ser regañados todavía por sus padres.

Pero no. Está completito y me dijo que sí a pesar de imprudencia se excusó Steve. Rieron un poco entre otros regañitos hasta que el rubio volvió a hablar en serio Entonces, mamá… ¿tú nos apoyas?

Pues… Sarah ponía su expresión seria luego de las risas y no parecía dar una respuesta afirmativa. Steve se preocupó, Tony temió y Howard ya estaba preparado para hablar a favor de los chicos. Los ojos de la señora Rogers se posaron en los de Tony Nosotros tenemos ciertas costumbres y creencias, así que tienes que respetarlas, Tony le dijo mirándole fijo y el castaño se confundió. ¿Qué quería decir…?

¿A qué se refiere? se animó a cuestionarle.

Estoy a favor de que se casen, y eso me hace feliz. Pero para hacer las cosas bien en nuestra familia no sólo es hacer los trámites legales y firmar un par de documentos le explicaba serena Habrá ceremonia religiosa.

Oh no — se atrevió a expresar Howard. Tony se notaba no muy convencido y Steve inseguro mirándoles.

A mí me encantaría mamá pero…, no creo que algún sacerdote quiera casarnos le dijo Steve decaído.

Tonterías. Encontraré a un verdadero portavoz de Dios que los case sentenció ella.

Estoy de acuerdo cedió Tony convencido. Pues parecía importante para ellos y no le veía algo de malo.

 

Y luego de todos los detalles y la facilidad de llevar a cabo los planes rápidamente por el apoyo de Howard que ordenaba y ponía a trabajar un montón de personas, no habían tenido que esperar años para realizar la boda. Además de que Sarah también apoyó en cada detalle y con el fondo que tenía para la boda de su hijo, cosa que sorprendió a todos. “Sabía que algún día lo necesitaría”, les había dicho casi orgullosa. Finalmente ella también les había conseguido un pastor que les casara, como dijo: un verdadero portavoz de Dios, ya que lo único que él veía era unir a dos personas que se me amaban y nada más.

Se habían enviado invitaciones, se habían hecho un montón de reuniones con los amigos y algunas video-llamadas con los que estaban más lejos. Como Loki, que seguía en Grecia pero aun así le había asegurado asistir y lo había cumplido.

Todas las personas que quería que estuviesen se encontraban ahí. Sólo le faltaba su madre; María Stark…, pero de alguna forma el recuerdo estaría siempre presente y más en sucesos importantes como ese.

Tony se sentía tranquilo por fin…

 

—Estoy listo — abrió los parpados, respiro tranquilo y su cuerpo ya no estaba tenso.

—Qué alivio — suspiró Bruce. Tony le sonrió

—¿Cómo se encontrará Steve?

 

--------------

 

Sin detenerse a probar algún bocadillo que viajaban en las charolas para acomodar el banquete después de la ceremonia, así ya tuviese algo de hambre, Bucky subió hasta la habitación que le correspondía a Steve. No podía creer lo nerviosos que él mismo estaba, ya ni se imagina a los novios, sobretodo porque conocía muy bien a los dos. Dios, esperaba que Steve ya estuviese más tranquilo, que Sam haya logrado serenarlo.

Abrió la puerta sin tocar antes y se adentró en la habitación. Sólo observó a Sam sentado en uno de los sofás con su expresión de estar reflexionando, miró alrededor y no estaba Steve; sólo su saco estaba en el perchero…

 

—¿Y Steve? — preguntó algo alterado. Sam le miró serio.

—Huyó.

—¿¡Qué!? — gritó, acercándose a zancadas a Sam dispuesto a darle un par de puñetazos por no haber controlado la situación. ¡Él no debió de dejar ni un segundo a Steve! Le falló como amigo y padrino. Y… ¿Y porque Sam se reía como imbécil? ¡Ahora sí que le asesinaría!

—Relájate. Sólo está en el baño — le aclaró todavía riendo.

—No es gracioso, Sam — sólo le dio una leve bofetada que ni inmutó al otro. Soltó un gran suspiro aliviado y se sentó junto a su otro amigo esperando ver cómo se encontraba Rogers — ¿Y cómo está?

—Bien. No ha enloquecido… Bueno, sólo un momento. Casi se ponía a rodar por el suelo. — le narraba con toda normalidad — Pero le dije que dañaría el traje y tendría que casarse en calzoncillos. Funcionó.

—Cuando yo estaba acompañándole casi se ahorca con la corbata — ambos soltaron una leve risita, Bucky de ansiedad y Sam divertido — ¿Y cómo tú estás tan tranquilo?

—No es mi boda — Sam se encogió de hombros sonriente — Y confío en el juicio de Steve.

 

La puerta del baño se escuchó y ambos voltearon en seguida. De ella salió Steve, con su traje aún impecable, el cuello de la camisa en orden, la corbata derecha, el pañuelo de seda acomodado perfectamente y los zapatos lustrosos tan brillantes. La expresión de su rostro era de tranquilidad y felicidad. Caminó hasta sus amigos lentamente y se sentó en la orilla de la cama para quedar frente al sofá dónde ellos estaban.

 

—En cualquier momento la ceremonia comenzará. ¿Cómo te sientes? — preguntó Bucky.

—Nervioso. Es un gran día, toda nuestra familia está presente y no quiero arruinarlo para Tony. Espero decir correctamente las palabras sin trabarme, que no me tiemble la voz al decir mis votos, ni las manos al colocarle el anillo — fue sincero. Jugaba un poco con sus manos, sin dejar de sonreír y con las mejillas un poco coloradas.

—Todo saldrá bien — le animó Sam.

—¿Escribiste tus votos? — indagó Bucky.

—Sí. Aunque seguramente no era necesario. Sé muy bien lo que siento por Tony y no necesito un papel para recordarlo — rió levemente. Sus amigos le miraron con ternura.

 

Ama a Tony con locura y eso es muy difícil de olvidar, sobre todo cada que le mira o con sólo pensar en él. El corazón se le acelera como si todavía fuese un adolecente idiota y sonríe como imbécil y sólo quiere abrazarle, besarle, hablarle, escucharle, mirarlo sonreír; y ya no se imagina una vida feliz y plena sin él. Que Tony era lo que le faltaba, porque una estupenda familia ya la tenía, amigos insuperables también pero amor sincero que le hiciera perder la cabeza sólo cuando pudo estar con él. Y supo que con todo eso se formaba su vida perfecta. Quería todo de Tony y entregarse a él. Y el casarse con él era la muestra de amor más grande que podía haber para él. Ya lo había dicho su madre; en su familia hay costumbres y creencias que hacen de esa ceremonia algo invaluable. Esa unión es amor y total entrega. Y Steve estaba feliz de poder llevarlo a cabo con Tony.

 

—Es hora, hijo — apareció Sarah después de pocos minutos.

 

Sam y Bucky se adelantaron un poco para tomar sus lugres y dejar que Steve caminase tranquilamente junto a su madre.
El jardín ya estaba lleno de los invitados, todas las miradas se posaron en él cuando llegó, correspondió a las sonrisas y trató de lucir relajado cuando llegó al altar y estar frente al pastor. Casi en seguida de él observó cómo llegaba Tony en compañía de Howard, quién le dio una leve palmadita en la espalda antes de tomar su asiento.

Tony lucía nervioso, al igual que él. Los dos no dejaban de sonreírse ni apartaban sus miradas uno del otro. Se tomaron suavemente de la mano y la ceremonia comenzó. El nerviosismo no disminuyó en ninguno de los dos, con todas las miradas puestas en ellos y el temor a equivocarse al hablar o tirar los anillos.

Y luego de que el pastor hablase por unos minutos, llegó la hora de decirse sus votos.

 

—Steven y Anthony han escrito sus propios votos — anunció el pastor, sonriéndoles para que iniciaran — Adelante — les susurró. Con las manos un poco temblorosas y el rostro cálido, Steve se giró hacia Bucky que estaba detrás de él y éste le tendió el anillo, así como Bruce le entregó el anillo a Tony.

—Tony, siempre es difícil tratar de explicar todo lo que siento por ti, y es porque no encuentro palabras suficientes — Tony le miraba tan dulcemente con esos ojos tan preciosos, que a Steve no le provocaba más que sentirse idiotizado — Desde que te conozco provocas una explosión de sentimientos que me es difícil de controlar, pero que se siente increíblemente bien cuando estoy contigo. Estar a tu lado es todo lo que necesito. Y de ésta manera, tomándote como mi esposo, quiero demostrarte el inmenso amor que te tengo. Prometo estar para ti en cualquier momento, sin importar que tan loco, peligroso o absurdo parezca — a ambos se les escapó una leve risita al final. Seguidamente Steve le colocó la sortija, ahora sin ningún temor a equivocarse.

—No creía en el amor, en las relaciones, ni mucho menos en el matrimonio. Todo lo relacionado con ello me aterraba — comenzó Tony, un poco nervioso — Luego te conocí a ti, y me refiero a cuando en verdad conocí cómo eras y no cómo yo lo creí. Resultaste ser un buen chico, divertido, agradable, sensible, educado. Todo lo que también me aterraba — unas leves risillas se escucharon, incluso Steve sonrió con más ganas — Pero con todas esas cualidades sumadas a tu caótica personalidad terminé enamorado de ti. Ahora, contigo, me doy cuenta de que estar enamorado es maravilloso. Yo te prometo hacer de todos nuestros días juntos una locura agradable. Vivir en serio — fue su turno de colocar la sortija. Tony también se sintió mucho más tranquilo en ese momento.

 

El pastor prosiguió con lo breve que quedaba por decir, ellos se aceptaron como esposos y luego hubo un dulce beso. Sólo hasta que se separaron del casto beso volvieron a separar sus miradas de las pupilas del otro y poder mirar a todas las personas que les acompañabas y ahora ya celebrar por ellos. Distinguieron a sus padres contentos, incluso Steve observó que Sarah derramaba algunas lagrimitas pero tenía una gran sonrisa y aplaudía. Tony miró a Howard sonreír orgulloso y luego ambos miraron a sus amigos que estaban todos eufóricos. Era hora de reintegrarse con ellos.

Todos volvieron dentro de la bellísima mansión, a la sala donde estaba listo todo para celebrar la boda. Pero claro que de inmediato los ahora esposos fueron interceptados por familiares con montones de felicitaciones y más palabras de aliento. Uno tras otro se acercaban y ellos les atendían con gusto. Así que quizá mucho más tarde irían con sus padres y sus amigos.

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El clan bobo (como siempre sería distinguido por ellos) tomó la gran mesa que les correspondía, justo a un lado de la de los novios y especialmente amplia – o al menos lo más que se pudo – para que todos ellos estuviesen juntos. Se sentaron, ansiosos por comenzar a beber y comer, pero aun así notaron que quedaba un lugar vacío. El asiento reservado para Loki. Todos sabían que Tony le había avisado de la boda y que le invitó y de verdad esperaba que asistiera, pero sólo Bruce, Bucky y los novios le habían visto llegar. Estuvo en la ceremonia, pero en otra fila y muy atrás, quedando retirado del clan bobo. Pero ahora todos le habían observado, ya que el pelinegro había logrado acercarse a Steve y Tony. Abrazó a ambos y mostró que llevaba un obsequio, pero en seguida más personas se acercaban a la pareja y con una sonrisa Loki se retiraba para llevar el obsequio y colocarlo en la mesa donde había muchos más.

Acomodaba su obsequio, buscando la forma para que no cayera ninguno de los demás. Eran demasiados. Se sentía extraño volver, no al país, sino con las personas que hace mucho tiempo no veía. Sin contar que estaría cerca de quien no quedó con una relación precisamente bien. Había venido porque era un gran evento para sus amigos y quería formar parte de ellos ya que le incluyeron, pero seguro sería muy incómodo. Pues ya los había observado en la ceremonia, notando que estaba Thor. Dejó el obsequio acomodado, pero quedó ahí sin valor todavía para ir a saludar a los demás o hacerse el que no los ha visto e irse a sentar lejos de ellos una vez más.

 

—Hola, Loki — sonó la voz de Thor cerca de él. Un poco sorprendido se giró y por fin se miraron de frente. Ninguno de los dos había cambiado mucho en esos años, fue lo que distinguieron de inmediato. Quizá la única diferencia era atmosfera reservada que se sentía ahora.

—Hola, Thor — correspondió al saludo de la misma forma serena.

—Demasiado tiempo sin verte — le sonrió suavemente. Mantenía una distancia prudente y un tono de voz sereno — ¿Cómo te ha ido?

—Excelente. ¿Qué tal a ti?

—Muy bien. ¿Vienes solo?

—Sí — se encogió de hombros. Era verdad, ni para qué mentir. No tenía pareja para que fuese su acompañante — ¿Tú?

—No. Es decir, vengo con nuestros amigos. Pareja no. No tengo pareja — aclaró un poco torpe. Loki sonrió ladinamente por la explicación que le daba Thor a que estaba soltero — ¿Quieres venir a sentarte con nosotros? Tony reservó un lugar para ti en nuestra mesa.

—Claro. Será agradable — caminaron a pasos muy lentos.

—Luces muy elegante — le alagó. El pelinegro sólo le sonrió por respuesta — Mantienes tu cabello más largo, se ve bien.

—Gracias — le miró curioso — Parece que tu cabello es más largo también — observó, aunque Thor lo llevaba en una coleta para lucir bien con el traje que llevaba, mientras Loki lo seguía peinando perfectamente hacia atrás, pero por lo largo algunas puntas se elevaban y lucía bien. Aunque ahora Thor también se había dejado un poco la barba.

—En realidad lo he dejado crecer — sonrió por esa charla tan despreocupada.

—¡Loki! — exclamaron sus amigos en cuanto estuvo en la misma mesa que ellos.

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La fiesta continuó entre risas, felicitaciones, baile, comida, brindis y pastel. Se notaba la alegría desbordante no sólo en los recién casados sino que en cada uno de los invitados, y claro, si entre ellos estaban los amigos de siempre tan entusiastas y la familia tan cariñosa de Steve. Era un momento tan perfecto que les costaba creerlo y sólo estaban disfrutándolo plenamente. Cada consejo, cada felicitación, cada comentario subido de tono respecto a la noche de bodas y todas las palabras dichas en el brindis que dieron los padrinos; es decir, Bruce y Bucky, y también las palabras dichas por los padres de la feliz pareja.

Habían ido con sus amigos y todos se unieron en un enorme y complejo abrazo donde todos cupieron. “Yo supe que esto pasaría”, dijo Bucky. “Yo fui el primero en notar que Steve estaba enamorado de Tony”, exclamó Bruce. “Y yo que Tony lo estaba de Steve”, atacó Loki. “Son la pareja más loca pero perfecta que hay”, les halagó Falcon. “¡Los quiero!”, gritó medio ebrio Clint. “Serán felices, muy felices, yo lo sé”, les dijo María. “Más les vale que así sea después de todo lo que pasaron”, advirtió Natasha. “¡Les deseo lo mejor!”, animó Thor. “Disfruten el amor”, aconsejó Jane. “¡Qué lindo es todo esto!”, gritó emocionada Darcy. Y más palabritas se dijeron en ese enredoso abrazo, algunos aguantándose las ganas de derramar unas lagrimitas por lo emotivo que era. Después de todo su amistad era más fuerte al punto de considerarse familia.

Luego de eso hubo más pastel y copas repartidas para los tragones y bebedores de sus amigos mientras se sentaron juntos para charlar tranquilamente como en los viejos tiempos, recordando anécdotas graciosas y riendo hasta faltarles el aire. Y después un momento más de baile, cuando muchos de los invitados ya se habían retirado a sus habitaciones porque ya era tarde, y sólo quedaban Steve y Tony, sus padres, el clan bobo y algunos familiares del rubio y un par de amigos de Howard.

 

—¿Ya estás cansado? — le preguntó Steve a Tony mientras bailaban lentamente.

—Sí — suspiró recargando su frente en el hombro de Steve — Ha sido un gran día; muchos deberes y muchas emociones, pero lo estoy disfrutando tanto.

—Yo también lo disfruto demasiado — sonrió dejándole un beso sobre el castaño cabello — Ser ahora esposos, nuestra familia y amigos aquí. Una gran fiesta, ¿cierto?

—De las mejores.

—¿Cómo que de las mejores? — usó un tono de indignación, pero muy actuado. Ambos rieron levemente.

—Hubo algunas cuando íbamos en la universidad que de verdad son memorables, no lo niegues — rió recordando — Tan idiotas qué éramos.

—Vaya que sí — sonrió feliz — La segunda mejor época.

—¿Cómo que la segunda? — imitó el tono falso de indignación de hace unos segundos de Steve, incluso mirándole graciosamente.

—Porque ahí te conocí, pero ahora estamos en la mejor época; que es desde que te tengo a mi lado — confesó dándole un suave besito.

—Cursi, cursi. No dejas de ser cursi — sonrió mostrando los dientes — Pero en ti todo se escucha tan lindo.

—Ciertamente, eso también es algo cursi de tu parte — le molestó. Como respuesta sólo se dieron otros pequeños besos y continuaron bailando abrazados, mirando alrededor, topándose con sus amigos cada quién en lo suyo.

—¿Crees que todos hemos cambiado? — le preguntó Tony — ¿O seguimos siendo bobos?

—Todos hemos madurado, pero lo bobo es difícil de quitar — dedujo mirando al clan bobo, y luego se detuvo en James y Natasha que bailaban al igual que ellos — Sólo observa a Bucky y Tasha; siguen juntos, son un ejemplo de pareja la mayoría del tiempo, pero cuando se aburren en alguna situación se empiezan a molestar entre ellos sólo para entretenerse, como niños. Se ríen, se abrazan, se miman y vuelven a ser la pareja de adultos que todo mundo mira.

—Unos bobos — reconoció divertido Tony — ¿Bruce y Clint?

—Oh, Clint sigue siendo un caso — ambos rieron recordando cada tontería divertida de Clint — Sólo la compañía de Bruce le calma ese motorcito que tiene dentro del pecho para causar desastre.

—Y lo cambia por llenar de besos y cursilerías a Brucie — opinó Tony.

—Así es.

—¿Crees que se comprometan? — preguntó curioso — Son los que llevan más tiempo y se ven siempre tan felices pero siguen su relación sin cambio. Sé que no forzosamente se tienen que casar pero creí que Bruce sería de esa idea.

—Parece que Bruce no le toma importancia a ello, pero creo a Clint le han estado ganas de proponerle matrimonio.

—¿En serio? — se sorprendió.

—Me ha estado preguntando desde hace un par de meses sobre los anillos, la propuesta, incluso sobre la organización del banquete. Muy interesado, como haciendo ya el presupuesto — confesó traviesamente Steve — No le he preguntado nada para no ponerle nervioso.

—Vaya. ¿Te imaginas? Sería genial.

—Sobrevivimos tres parejas de aquellos locos días de colegio.

—Aunque ahora la mayoría tienen algún querer — Tony guiñó un ojo — La chica con la que ahora sale Sam es muy linda, el galán de María parece ser un gran sujeto además de guapo, la novia de Darcy se complementa con ella en locura y Jane está saliendo con un simpático hombre. A todos les está yendo muy bien también en temas románticos por fin sin desastre.

—Y creo que a Thor y Loki también les sonreirá cupido.

—¿Por qué lo dices?

—Sólo mira — Steve giró para que ahora Tony pudiese mirar al ángulo donde quedaban Thor y Loki; ambos sentados a un lado del otro y conversando tranquilamente. De hecho no habían dejado de conversar desde que se vieron, y ahora se sonreían más abiertamente.

—¿Crees que puedan tener una nueva oportunidad? — cuestionó curioso y emocionado Tony ante esa posibilidad. Una cosa era cierta: todos habían madurado, y si todavía existía algún sentimiento y/o atracción entre aquel par, la forma más sensata para manejar la situación podía hacer posible una oportunidad para intentarlo de nuevo.

—Definitivamente sí — expresó confiando Steve.

 

No era un experto en el amor, pero estaba locamente enamorado y podía ver y distinguir donde había amor presente; la forma en que se miraban Bucky y Tasha, Bruce y Clint, todos juntos como amigos en amor fraternal, y podía ver el cariño que intercambiaban Thor y Loki entre cada sonrisa y cada ademan. Una nueva oportunidad, cuestión de tiempo y volverse a ganar. Porque de otra cosa de lo que estaba seguro, es que no todos los caminos al amor son fáciles.

 

Notas finales:

Ya saben que pueden tener contacto conmigo en mi página: https://www.facebook.com/LynValoSTONY (Advertencia: es una página multishipper).


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