Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ghost por jeongleo

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bien, el origen de éste fic fue algo tan simple como el aburrimiento entre clases, y un poco de imaginación, apoyándome siempre por las bases de lo que yo creo que es correcto que pasa al momento que mueres, y por supuesto, el HyukBin, EL FUCKING HYUKBIN.

¿Lo último que logro recordar? Son mis botas favoritas, dando pasos inseguros por una calle. Una luz verde detrás de mí, y un par frente a mí, de colores blanco y rojo. El sonido del claxon de un camión de transporte para mercancías. Y todo acaba ahí.

Hoy, desperté en una pinta totalmente diferente a la que estoy acostumbrado. En lugar de mi habitación, me encontré a mi mismo dentro de un pequeño cubículo todo de color blanco, y en lugar de despertar recostado en mi cama, había un rectángulo cuadrado que la reemplazaba.
De manera más fácil que la anticipada, logré sentarme en el pequeño prisma sobre el que antes reposaba todo mi cuerpo. Con el dorso de mi mano derecha, restregué mis ojos, en caso de que estuviera soñando o algo así. Sin embargo, aquello no se sentía como un sueño. No era un sueño.

— ¿Estoy... muerto? — Me dije, incrédulo. — Éso es, estoy muerto... — Mis orbes se abrieron de par en par. — ¡Estoy muerto, maldita sea! — Exclamé, lo más fuerte que pude, lo cual se sintió como si liberara fuego desde mi garganta.

¿Cómo pudo haber pasado ésto? No, lo más importante, ¿qué es éste lugar? No es el cielo, ¿verdad? ¿Acaso el cielo no existe?

Me puse de pie, teniendo en mente múltiples preguntas que no podría responder por mí mismo. Debía haber alguna salida, o, quizás, habría obtenido la habilidad de atravesar paredes, como en ésas películas de ciencia ficción que amo ver. O más bien, que amaba ver.

Raramente, mi segunda teoría era cierta. Al intentar tocar la pared frente a mí, mi mano pasó sin problemas a través de ella. Unos segundos después, todo mi cuerpo estaba fuera de aquella habitación.

[...]

— Mami, ¿qué pasa cuando la gente muere? ¿A dónde va, al cielo, al infierno, o se convierte en fantasma? — Un pequeñín de esos que visitan a diario el centro comercial en donde ahora yo resido, preguntaba a su madre, quien ni siquiera se inmutaba en voltear a ver a su hijo.

"Se convierte en fantasma, hasta..." Comenté yo, pero, por supuesto, no podrían oirme.

— Sunghoon, hijo, deja de pensar en ésas cosas, no vas a morir tan joven.

"Hasta..." Repetí lo anterior dicho, sin saber qué más decir.

— Bien, mami. — La familia se puso en marcha para realizar sus compras restantes, sin notar que había un alto y apuesto fantasma metiéndose en sus conversaciones.

"¿Hasta cuándo podré dejar de ser ésto?" Pronuncié, en un tono desesperado.

Estaba tan concentrado intentando resolver el problema que me molestaba desde hacía unos meses atrás, que no noté la presencia de alguien por detrás de mi. No era precisamente un fantasma, pero, no podía ser un humano, porque se había acercado tan confidente a mi, como si en realidad viniera a responder mi pregunta.

— Hay una forma, en realidad... — El desconocido hizo una pausa, tomó un largo suspiro, y, posteriormente continuó con su explicación. — Yes que el muerto resuelva aquello que tiene destinado en la tierra y que aún no ha sido resuelto.

Me quedé mudo, mientras mi mirada se cruzaba con la del joven alto, de cabello castaño oscuro y rasgos finos, y hasta cierto punto, hermosos. ¿Quién era él? O más bien, ¿qué es lo que era?

— ¿Qué... eres tú? — Me atreví a comentar, titubeante, observando con cierto temor al desconocido.

— Soy un estudiante universitario.

— No es eso a lo que me refería. ¿Humano, o fantasma?

— Humano. Espera, la gente me está mirando como un fenómeno. ¿Podemos conversar en otro lugar... más privado?

Y así fue como dimos a parar al sanitario para caballeros más cercano. Llegué más rápido que aquel humano, en éste momento, el ser invisible parecía una ventaja más que una desventaja.

— ¿Recuerdas tu nombre? — Preguntó, de una manera muy suave, que apenas escuchaba. Me sentía como todo un niño pequeño.

— Hongbin... Lee Hongbin. ¿Cuál es el tuyo?

— ¿Hongbin? Me suena ése nombre. ¿Eras un estudiante? Te ves joven.

— Lo era. De tercer año, en la universidad de Seúl. Antes de que muriera hace tres meses.

— Ah, entonces, eres mi sunbae. — Él rió tenue, de una manera que hasta a mí me parecía linda.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Qué malos modales tengo. Mi nombre es Han Sanghyuk.

— ¿Puedo decirte sólo Hyuk?

— Claro que puedes.

— Hyuk, ¿cómo es que puedes verme?

— Certeramente... no tengo idea. No sé cómo fue que comencé a ver fantasmas, pero estoy seguro de que no fue de la noche a la mañana. De pequeño, tenía sueños que parecían visiones, luego, comencé a ver los espíritus de animales a mi alrededor, hasta que, poco a poco, empecé a ver personas muertas. Al principio, ayudaba a todos a resolver sus asuntos pendientes en la tierra para que pudieran descansar en paz. Sin embargo, ahora, ya no lo hago seguido.

— ¿Por qué no?

— Es problemático. Una vez que alguien ayuda a otra persona, no será sólo una o dos veces. A tu alrededor, todos verán que eres alguien bueno e intentarán hacer que los ayuden a todos.

— Entonces, ¿por qué me estás hablando a mí? ¿Vas a ayudarme a regresar?

— Nunca dije que lo haría. Pero me has llamado la atención y me han dado ganas de ayudarte, sunbae. Cuéntame, ¿tienes idea de cuál sea tu asunto pendiente en la Tierra?

— No lo sé. Creo que antes de morir, tenía una pareja... sí, la tenía. Su nombre era Taekwoon, y a mí me gustaba más llamarle Leo. Pero, creo que mi muerte fue relacionada a él. Creo que morí arrollado por un camión, pero no recuerdo el por qué.

— Entonces, ¿tienes idea de dónde está Taekwoon-ssi?

Negué con la cabeza. — No. Éso fue hace tiempo, ¿qué tal si ya consiguió otro apartamento, trabajo, o, a alguien más? No tengo idea de dónde esté.

— Escucha, sunbae. Creo que puedo ayudarte a encontrar tu camino de vuelta a donde perteneces.

— ¿De verdad? Pero... ¿no es una molestia para alguien vivo ayudar a alguien muerto?

— Para nada. Tengo una pequeña teoría... — Sonrió, haciendo una pausa a aquello que en verdad me interesaba escuchar. —...dice que "si hago el bien a los fantasmas, es probable que no me convierta en uno".— Después de citar aquello, rió a carcajadas, como si todo se tratara de una broma.

Por mi parte, le acompañé en su risa, sin saber mucho qué decir. Pero, me sentía feliz. Durante tres meses, no había hablado con nadie más. Los otros fantasmas daban demasiado miedo, sus rostros estaban repletos de heridas, mientras que el mío, se conservaba casi intacto, a excepción de un par de rasguños sin importancia sobre mi frente. Los humanos ni siquiera se daban por enterados de mi existencia.

— Bien, Hongbin-sunbae, te buscaré mañana temprano, así podemos investigar más sobre éste asunto. Estarás aquí, ¿verdad?

— ¿Mañana? ¿No tienes clases?

— Sunbae... —Susurró entre risas. — Mañana es sábado.

— Ah... sí, es verdad, perdón, no sé ni en qué día vivo. Estaré aqui mañana.

— No te preocupes. Entonces, me voy yendo.

— Cuídate, Hyuk, y no olvides vernos mañana.

— No lo olvido. —Canturreó, a medida que avanzaba por el baño hasta llegar a la puerta, sin voltearse a verme antes de irse. Le despedí sacudiendo suavemente mi izquierda, pero no lo notó.

Curiosamente, ése viernes de un febrero cualquiera, lo sentí más largo que en toda mi vida lo había estado. Estaba ansioso. Por descubrir qué es lo que hago aquí, para ver de nuevo a Taekwoon, para volver a encontrarme con la única persona que parece comprender a la perfección el estado en que me encuentro: Han Sanghyuk.

Notas finales:

Espero que les haya gustado :) Continuaré, pronto~ Hay una verdad que será revelada muajajaja (?)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).