Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi nueva familia. por lirionegro

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Categoria: Kyou Kara Maou!

Personajes: Yuuri, Wolfram , Murata, Elizabeth...y más con el transcurso de los capítulos. Algunos también de mi autoría.

Advertencia: Nada por ahora, al menos eso creo.

Notas del capitulo:

Summary: Shibuya Yuuri tiene un problema, y no, no se trata de su problema de sueño. Aunque puede que eso no ayude tampoco. No su problema tiene nombre y apellido: Wolfram von Bielfeld. O como le gusta llamarlo Murata, su nuevo hermano. Si tan solo Wolfram hiciera las cosas más fáciles, Yuuri no tendría porque preocuparse por su nuevo "hermano" y los sentimientos que despierta en él. Ojala pudiera dormir.

 

 

Mi nueva familia.

  Bishounen.

 

Las ojeras que enmarcadas alrededor de sus ojos probaban la mala noche que había pasado el día anterior, y el anterior a ése también. No había podido dormir más de cuatro horas, y ahora tenía un humor irritable que por más que quisiese sonreír, sabía que su sonrisa desentonaría bastante con su mirada cansada, sus ojos irritados y su piel – normalmente tostada por el sol – pálida.

Murata, su amigo de la infancia, aparentemente parecía ser inmune a su mala facha, pues seguía coqueteando con la muchacha de las carnes – reses – desde hace cinco minutos. Para este momento Yuuri se preguntaba cómo es que aún seguía ahí y no se largaba a casa, después de todo, aun podía intentar dormir.

–        Espantaras a las dependientes – Murata parecía haber terminado con su rito de cortejo, finalmente había elegido la carne que venían a comprar para la barbacoa – Saya me preguntaba si estaba seguro que mi amigo tomaba todas sus vitaminas.

–        Y ¿Qué le dijiste?

–        Ah, bueno… ambos sabemos precisamente que no son vitaminas lo que necesitas – la sonrisa burlona no dejó mucho a la imaginación, pero Yuuri estaba demasiado cansado como para enojarse por ello – Faltan las verduras.

–        Ajá.

–        Y las bebidas…

–        Hum…

–        Puedes encontrarte con Belinda hoy si quieres… – Yuuri miró a su amigo, casi incrédulo, como si la información aun estuviera procesándose en su cabeza – Oh, vamos, creo que lo necesitas….

–        No. Hoy no. – terminó casi con un susurró, mientras recorrían el pasillo de verduras y legumbres. – Además papá me pidió que le ayudará con la cena, ¿recuerdas?

–        Por supuesto, Shibuya, ¿porque crees que estamos aquí en primer lugar…? y ¿porque crees que te estoy acompañando? 

–        Bueno, pues entonces entiendes porque no puedo….

–        Tu padre no te ha pedido quedarte toda la noche…

–        No lo necesito – le interrumpió Yuuri, sus enormes ojos negros brillaban con determinación, y por un segundo el moreno parecía más saludable. De buena salud.

–        Está bien, no diré nada más… Sé un buen chico, Shibuya y ve a comprar las cervezas de tu padre, ¿quieres? – Murata se ajustó sus gafas, y por su actitud desenfadada parecía no admitir replicas.

–        Ya…

Yuuri se alejó hasta los refrigeradores, sintiendo la mirada acusadora de su mejor amigo, comprendía porque Murata había sido tan insistente con respecto a Belinda, pero por ahorita, Belinda era un tema que no deseaba tocar. Estaba demasiado cansado como para preocuparse por defender un punto… simplemente no iría con Belinda y terminaría con la trifulca que su padre había organizado con semanas de anticipación, ya entonces podría dormir a pierna suelta.

No todos los días conocías a la novia de tu padre y su familia, de todas formas.

Yuuri no podía estar molesto con su padre, su enojo no derivaba por esos rumbos, lo que realmente le molestaba era el hecho de tener que mudarse. Podía entender que desde la muerte de su madre hace ocho años, su padre necesitase finalmente rehacer su vida, no era un chiquillo tonto para no comprender el hecho que la vida tenía que continuar. Su padre les había criado a él y a su hermano mayor con muchos sacrificios y cariño. Era justo que fuese feliz. Siempre amaría a su madre, y estaba seguro que su padre siempre guardaría a su madre un lugar especial en su corazón.

Formar una familia, a pesar de que Yuuri ya tenía 18 años – edad para quienes creen que es hora de independizarse – no podía oírse tan mal, sino fuera porque a Yuuri, después de haber vivido casi toda su vida en Hokkaido, ahora tenía que mudarse a las residenciales de los ricachones, nada más ni nada menos que en Tokio.

Pues ahora esa sería su nueva vida, aun si eso significara vivir lejos de sus amigos y conocidos, y a expensas de la novia de su padre.

Bueno, eso ultimo hacia quedar mal a su padre. Shoma Shibuya tenía un buen empleo, que – afortunadamente – no había tenido que perder al mudarse, tan solo una simple transferencia de sucursales. Pero no le gustaba el hecho de tener que cambiar su vida en un solo día, de pasar de su pequeño suburbio lleno de recuerdos, a la grande y Cosmopolitan ciudad.

Y convivir con completos desconocidos. Valga aclarar.

–        ¿Debería llevar un six-pack o dos?

–        No entiendo para que estamos aquí – una voz interrumpió los pensamientos de Yuuri, era un chico. Con quien éste parecía hablar era una chica, Yuuri no podía estar seguro, pues ambos estaban al final del pasillo. Encogiéndose de hombros, se decidió por dos paquetes. Mejor que sobre a que falte.

–        Oh, vamos, Oni-sama, prometiste que me ayudarías con la pequeña sorpresa. – esa había sido la chica, pero ¿Oni-sama? ¿Quién hablaba así ahora?

–        No teníamos por qué venir a comprar nosotros los ingredientes, ¿sabes?

–        Oh, pero siempre he tenido curiosidad por visitar un lugar como éste, y ya que estamos aquí…

¿Un lugar como éste? Sin poder evitarlo, Yuuri se giró para observar más de cerca a la joven pareja que discutía ajenos a la persona que los observaba. La imagen quedó grabada en su mente. Estrellas de cine. Fue su primer pensamiento, la chica tenía el cabello largo, rubio cenizo. Una esbelta figura y un cutis trigueño que Yuuri no estaba acostumbrado a ver, no al menos en las chicas que él conocía. Era muy diferente a Belinda. Pero quien más llamó su atención, fue el chico. Un total Bishounen. Yuuri pudo observarlo mejor al estar a pocos pasos de los dos muchachos.

Yuuri nunca había tenido la oportunidad de declarar que un chico fuese atractivo, ni mucho menos bonito. Pero este chico era… en una sola palabra, bello. A diferencia de su acompañante, su cabello era rubio dorado, su piel pálida con un igual cutis perfecto que armonizaba con sus bellas facciones, y por sobre – y tal vez lo que más le gustó a Yuuri – fueron sus ojos verdes. Un verde como las profundidades de un lago.

Y cuando ambas miradas se conectaron – la suya sorprendida e impresionada y la del chico molesta e intrigante – el tiempo pareció detenerse.

Claro, ese momento de apreciación no duró mucho tiempo, ya que una cuarta persona se sumó al pequeño grupo, brindándoles un susto a ambos chicos.

–        Shibuya, te tardas… ¡Hola! – Murata hizo su movimiento hacia la chica, quien parecía curiosa por el chico recién llegado. Miro a Yuuri y de nuevo a Murata, como quién no se decidía quien parecía más inofensivo – ¿Cómo estás, lindura?

Yuuri quiso golpearlo, y por lo que pudo ver de ambos rubios, estos parecían también estar dispuestos. Tomen un número, por favor.

–        Hey, Shibuya, ¿Por qué no me presentas a tu “amiga"? ¿Eh? Te gusta acaparar – Oh, diablos.  El tonito de Murata no dejaba que confundieras sus verdaderas intenciones. Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo, Yuuri no podía asegurar si de vergüenza o de furia. Tal vez ambas.

–        Murata…

–        ¡¿Quién diablos te crees?! – finalmente fue el chico bonito quien tomó la palabra por los tres. Murata pareció darse cuenta de su existencia, pues la mirada "apreciativa" recorrió al muchacho rubio de pies a cabeza- ¡Exijo que te disculpes con Elizabeth!

Oh, vamos.

La situación parecía estarse saliendo de control, y Yuuri sabía que Murata no ayudaba a mejorarla. Sola empeoraba el humor del Bishounen con esa sonrisita apreciativa, que muy en su interior también molestaba a Yuuri. Decidió intervenir.

 

–        Vamos, calmémonos todos. No queremos…

–        ¡A ti quien te llamó! – Ahora fue su turno de ser atacado – ¡Dile a tu amigo que se disculpe! ¡Es degradante la forma en que llamó a Elizabeth!

–        ¡Hey! Estoy tratando de apaciguar las cosas. No me ataques a mí también.

–        ¡¿Te estás haciendo la víctima, debilucho?!

–        ¡¿Qué?! ¡¿Cómo me llamaste?!

–        Bien, además de debilucho, sordo.

–        ¡Hey, quien está siendo maleducado ahora, MOCOSO!

–        Tú…  – gruñó el rubio. En algún momento tanto el insultante como la insultada habían quedado en el olvido durante la discusión. Una preocupada y molesta, el otro divertido e interesado.

–        En lo que me concierne… tú también deberías disculparte ahora conmigo, yo no te ataque en ningún momento – susurró Yuuri, un dolor de cabeza había aparecido. Dios, estoy tan cansado.

–        ¿Qué sabrá alguien como tú, de modales? – el tono despectivo y la mirada arrogante en ese hermoso rostro aumento la molestia de Yuuri dos grados más. – Seguramente tu madre no te enseño modales.

–        Oye…  – fue la amenazante respuesta de Yuuri.

–        Oh – ése había sido Murata, se había alejado de ambos jóvenes cuando empezaron a discutir, aprovechando para acercarse más a la linda chica. Pero era hora de intervenir.

–        ¿Qué? ¿Di en el clavo? – nueva sonrisa arrogante – O fuiste una total pérdida de tiempo para tu madre… ¡o tu madre es igual de igualada que tú!

Lo siguiente fue demasiado rápido para que Murata hubiese podido intervenir.

Elizabeth contuvo un gemido, una de sus manos fue a parar a su boca, como quien acaba de presenciar una escena reprochable y quiere resguardarse de la impresión y la conmoción.

Al mismo tiempo, Yuuri también parecía sorprendido.

El chico bonito tenía el rostro ladeado a la derecha, sus ojos verdes abiertos de par en par. Un color rojizo empezó a apoderarse de la mejilla izquierda del rubio y cuando esos ojos verdes le observaron con incredulidad y el inicio de una furia que amenazaba con consumirlo, Yuuri supo entonces qué había ocurrido. O más bien, reaccionó en ese momento y su cerebro pudo procesarlo.

Una cachetada. Le había dado una cachetada – con la palma abierta – en la mejilla izquierda al Bishounen.

Luego, se diría para sí que el chico tenía un rostro demasiado bonito como para haberse atrevido a darle un puñetazo. No quería, al final, lastimar esa cara bonita. Eso sería puesto en balance, claro, después. Cuando descubriera como zafarse de la obvia furia del Bishounen de los ojos verdes.

Todo esto es culpa de Murata.

El susodicho solo sonrió, divertido.

Notas finales:

Notas de autora: Bien. He comenzado por incursionar por este fandom. Al menos solo será una fic, y espero que no sea muy largo. (Crucemos dedos) Por supuesto, intentaré esforzarme y trabajar en otros proyectos que he dejado rezagado, a ver como va todo. Muchas gracias por leer.

Mi blog: Lirio  Ahí podrán encontrar mis intentos de escribir originales, aunque sea un par de capítulos, por ahora.

Y mi Twitter: LirioCastel


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).