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El hijo de Harry Potter por Shindokun

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Notas del fanfic:

"Este fic participaba en el reto anual "Long Story 2.0" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black"

 

No consegui superar el reto pero continuare la historia hasta el final.

El principio de un nuevo curso

 

Harry se despertó muy pronto por la mañana en su habitación y se la quedo observando como si aún se encontrara en un sueño. Las paredes estaban cubiertas de posters de sus jugadores de quidditch favoritos que se movían por los posters jugando un eterno partido. Su cama era muy espaciosa y en la esquina tenía el baúl de la escuela abierto y su contenido yacía de manera desordenada sobre su escritorio. En la otra esquina se encontraba su preciada Saeta de Fuego. En los últimos años desde que la obtuvo habían sacado mejores y más rápidas escobas pero su Saeta de fuego nunca le había fallado y no pensaba cambiarla por una nueva aún que se quedara obsoleta.

No podía evitar observar cada mañana su habitación durante unos minutos antes de levantarse. Pero era algo normal. Tras una vida malviviendo con sus tíos al fin tenía una habitación propia, con objetos mágicos por todos lados. En su mesita de noche yacía una fotografía de sus padres cosa que nunca había podido tener porque sus padres solo tenían fotografías del mundo mágico y aparte sus tíos no los soportaban.

Tras un rato observando se giró para observar el reloj. Eran las 8.30 de la mañana. Iba bien de tiempo porque el tren no salía hasta las 11:00. Tras vestirse, salió de la habitación y bajó las escaleras hasta el comedor. El número 12 de Grimmauld Place había mejorado mucho tras una reforma general. El cuadro que estaba en la escalera, ahora se encontraba en una habitación que estaba sin usar (no se habían podido deshacer de él porque Kreacher lo impidió) y lo mejor de todo era que su padrino estaba de nuevo en su casa.

Tras acabar con Voldemort había habido unas cuantas sorpresas. La primera fue que mientras se encargaban de ayudar a los heridos que estaban en Hogwarts apareció el profesor de pociones entre la gente y se puso a ayudar sin más. Todos se sorprendieron de verlo vivo. Más tarde les explico que llevaba meses tomando pociones para contrarrestar los efectos del veneno de serpiente por si Voldemort decidía matarlo usando a Nagini y, aunque perdió la consciencia durante largo tiempo, le había salvado  la vida. Fue una suerte que el Lord oscuro no hubiera decidido emplear con él un Avada Kedavra aunque Snape ya se imaginaba que si lo descubría iba a preferir que tuviera una muerte más lenta y dolorosa.

La segunda sorpresa fue cuando encontraron a Lupin y a Tonks muy malheridos pero aún con vida, la última persona que les había visto aseguraba que estaban rodeados de muchos mortifagos y todos los daban por muertos. Tras la recuperación en San Mugo, los dos explicaron que habían conseguido vencerlos a duras penas y que solo que hubiera habido un mortifago más probablemente hubieran muerto.

La tercera fue la más sorprendente de todas. Harry se había quedado a vivir en la antigua base de la orden del Fénix ya que había sido la casa de su padrino. Cuando llevaba un mes viviendo allí, Lupin se había presentado junto a su padrino. Le contó que la cortina tras la que había caído su padrino era un lugar que te hacía revivir tus peores pesadillas durante un año y tras este un mago te podía salvar pero era muy complicado conseguirlo y muchos morían antes de poder intentarlo, por eso no le había contado nada. A parte, todo el mundo daba por muerto a Sirius y nadie excepto Lupin intentó salvarlo. Su padrino le contó que había logrado sobrevivir gracias a todos los años que pasó en Azkaban ya que esos años habían sido una pesadilla peor.

Preparó el desayuno para los dos (sus artes culinarias eran mucho mejores que las de su padrino ya que había pasado su vida cocinando para sus odiosos tíos y su primo) y, tras comer, se dirigieron a King’s Cross para coger el expreso de Hogwarts. En el ministerio de magia le dijeron que podían darle el graduado de Hogwats sin que hiciera el último curso y que además tenía un puesto asegurado entre los aurores si lo quería pero él se había negado a tener más privilegios. Se había cansado de causar envidia toda su vida y se prometió que no aceptaría ningún privilegio más por ser Harry Potter. A partir de ese momento, si quería conseguir algo, lo conseguiría como el resto de la gente. Así que lo primero que le tocaba hacer era regresar a Hogwarts para cursar el último curso. Al llegar a la estación cruzó junto a su padrino la pared que llevaba al andén 9 y ¾.

 

- Me produce mucha nostalgia poder volver a este andén. –dijo Sirius a su lado.- Pensaba que no podría volver a pisar nada relacionado con el mundo mágico sin tener que esconderme.

- Por suerte pudimos demostrar tu inocencia al final.

- Mira, -dijo Sirius apuntando con el dedo.- allí están Ron y Hermione.

 

Los dos se dirigieron hacía los amigos de Harry y tras despedirse de su padrino entraron en el expreso de Hogwarts.

 

- Sirius se ve contento después de mucho tiempo. –comento Hermione mientras se alejaban del andén.

- Por fin es completamente libre. Nuestra casa ya no tiene un encantamiento fidelio y puede salir al exterior sin necesidad de convertirse en Canuto. No se sentía tan libre desde que estaban los merodeadores juntos en Hogwarts.

- Me alegro de que todo le vaya bien. –dijo Ron.- Lupin estuvo a punto de morir y si lo hubiera hecho nunca hubiéramos sabido que Sirius seguía con vida. Es una suerte que al final todo haya salido bien.

- Este curso va a ser un curso tranquilo por fin. –dijo Harry.- Los únicos problemas van a ser los deberes y los partidos de quidditch no se cancelaran por un inminente peligro de muerte.

- Aunque seguro que Trelawney vuelve a predecir la muerte de algún alumno. –se mofó Ron y a continuación cerró los ojos e hizo ver que tenía una visión.- Veo el Grim. Este año vas a morir entre terribles sufrimientos.

 

Los tres chicos se rieron con ganas y el resto del viaje se lo pasaron hablando sobre sus vacaciones. Ninguno se podía imaginar que el año no iba a ser nada normal aunque hubieran acabado con el Lord oscuro.

Todos los alumnos mayores se dirigieron a Hogwarts en carruajes tirados por Thestrals. Por la cara que ponían algunos alumnos Harry pudo comprobar que este año muchos más eran capaces de verlos. Las muertes que habían vislumbrado durante la guerra del año anterior les permitían ver por primera vez esos horrorosos caballos alados.

 

- ¿De verdad monte en uno de estos? –preguntó  Hermione.- Me alegro de no haberlo visto en ese momento. Aunque fue terrorífico volar sobre una montura invisible no sé si hubiera osado montar en esa horrenda criatura si la hubiera visto.

- Por cierto, ¿sabéis quién nos dará defensa contra las artes oscuras este año? –preguntó Ron- Espero que no se ponga Snape.

- Claro que no. Te recuerdo que Snape ahora es el director de la escuela. No tiene tiempo para dar clases.

- ¿Estás seguro de que Snape dejara que te gradúes en Hogwarts, Harry? –preguntó Ron

- No sé porque le seguís teniendo tanta manía a Snape después de conocer toda la verdad. –dijo Hermione

- No es que yo le tenga manía. –aclaró Harry.- Es que él no puede evitar tenérmela a mí por mi gran parecido a James. Pero esa manía ha disminuido considerablemente. Le fui a dar las gracias por todo lo que había hecho durante estos años y me regaló algo.

 

Harry extrajo de la mochila el libro de pociones de séptimo curso. En principio parecía el mismo libro que el que tenían Ron y Hermione pero al pasar a la primera página vieron la inscripción que lo convertía en uno totalmente diferente. En esa página decía: “Este libro es propiedad del Príncipe Mestizo”

 

- ¿Te ha dado su libro de pociones de último curso? –preguntó Ron. –Los éxtasis de pociones te van a salir  geniales.

- Eso es trampa. –dijo Hermione.- Aparte, el del año anterior tenia hechizos de magia oscura.

- Me ha asegurado que ha eliminado todo rastro de magia oscura antes de dármelos. –dijo Harry.- Además, ¿cómo va ser hacer trampas si el propio director me lo ha entregado? Eso sí, también me hizo una advertencia.

- ¿Qué advertencia? –preguntó Ron intrigado

- Me dijo que se conocía cada rincón de Hogwarts, hasta los pasadizos más secretos y que no permitiría que infringiéramos las normas este año.

- Al menos este año no infringiréis las normas. –dijo Hermione sin creérselo.

 

Enseguida llegaron a Hogwarts. El castillo estaba en perfectas condiciones y si no hubieran sido testigos de la feroz batalla que se llevó acabo el año pasado, no hubieran creído ni una palabra. Al entrar en el gran comedor se quedaron estupefactos al ver la mesa de profesores. Entre los profesores de siempre se encontraba Remus Lupin. Aunque Harry había visto a Lupin en diversas ocasiones durante las vacaciones, este nunca le dijo que tuviera intención de regresar a Hogwarts. Snape le cedió encantado a Lupin el discurso de entrada a Hogwarts.

 

- Supongo que muchos os sorprenderéis de verme aquí. –dijo Lupin una vez que todos los alumnos de 2º a 7º estaban sentados en sus respectivas mesas.- Tras mi colaboración directa en la derrota de Lord Voldemort y gracias a vuestro director que ha prometido mantener a raya mi parte lupina con sus pociones matalobos, se me ha permitido volver como profesor a Hogwarts. Espero que disfrutéis de este nuevo curso y que dejéis atrás los amargos recuerdos del anterior. Y sin más, pasemos a la selección de casas de los alumnos de primero.

 

Los tres chicos observaron cómo unos jóvenes magos con cara de vergüenza y miedo iban pasando uno tras otro ante el sombrero seleccionador. No fue hasta que pusieron el primer alumno en la casa de Griffindor y vino a sentarse que Harry se percató que prácticamente todos los alumnos que deberían haber terminado el año pasado habían vuelto para volver a cursar el último curso. Al fijarse en las otras mesas vio que también los alumnos de las otras casas habían regresado. Donde había menos era en la casa de Slytherin. Harry se había enterado de que algunos habían sido encerrados en Azkavan. Aun así se sorprendió al ver que Draco Malfoy si había vuelto.

 

- ¿Cómo es que Malfoy ha vuelto a Hogwarts después de lo que hizo? –preguntó Harry a sus amigos.

- ¿Hacer? –preguntó Hermione.- Casi fue obligado a ponerse la marca tenebrosa y durante la guerra no mato a nadie. Lo único que hizo fue arreglar el armario evanescente e incluso eso estoy convencida que lo hizo bajo amenaza de Voldemort. Seguro que le amenazó con matar a sus padres si no lo hacía. Además, es probable que Snape haya intercedido por él en los juicios que le hicieron a su familia. Es probable que hasta sus padres se salvaran con una leve o nula condena.

 

Harry no añadió nada más. Hermione tenía razón en todo pero Harry siempre había odiado a Malfoy y esperaba que no se librara tan rápidamente de esta. Aunque, pensándolo bien, no le deseaba la entrada en Azkavan ni a su peor enemigo. Los chicos se dirigieron a dormir tras comer una copiosa comida. Al llegar a sus dormitorios se encontraron con Neville, Dean y Seamus.

 

- ¿Cómo es que habéis regresado? –preguntó Harry.- Pensaba que el ministerio os daría el diploma de Hogwarts sin necesidad de volver a cursar el último curso por los servicios prestados.

- La verdad es que nos lo ofrecieron. –dijo Seamus.- Pero todos preferimos volver. No queríamos que nuestro último curso constituyera tan mal recuerdo.

 

Harry los compendió enseguida. Era lo que había pensado él la primera vez que se lo ofrecieron. Tras pasarse 6 años cursando en Hogwarts se merecía un curso final mucho mejor que el que tuvieron. Todos se fueron a la cama y al día siguiente empezaron las clases con energías renovadas. Al llegar al gran comedor se encontraron a Malfoy en la entrada. Este año no iba con Crabbe y Goyle puesto que un murió durante la guerra y el otro no había regresado a Hogwarts probablemente porque había acabado en Azkavan.

 

- Mira quien tenemos aquí. –dijo Malfoy al ver llegar a los tres amigos.- Al gran héroe junto a su sequito. ¿Has perdido tus enormes privilegios tras la muerte de Voldemort, Potter?

- No pienso volver a depender de ningún beneficio Malfoy. No los necesito en absoluto.

- ¿De verdad pretendes salir adelante sin ningún benefició? Que tonterías. Lo puedes llegar a fingir pero siempre tendrás a todos desviviéndose por ti. Ojala todos vieran lo idiota que eres en realidad. El brillante héroe que cumplió su papel en el mundo. Ya no sirves para nada. Ya no te necesitan

 

Harry siguió adelante ignorándole seguido por sus amigos. Tras almorzar se dirigieron a su primera clase del curso: Transformaciones. La primera clase, por desgracia les tocaba compartirla con Slytherin. Malfoy se aseguró de sentarse cerca para poder molestar a Harry a la mínima oportunidad que encontrara. En la clase de ese día empezaban con las transformaciones más difíciles, transformar objetos pequeños en seres vivos de otro tamaño. Cómo era el primer día les dio una tarea que en principio era fácil pero Harry y Ron sospecharon que no les iba a salir bien. Transformar un alfiler en un escarabajo. La profesora McGonagall se preparó el alfiler sobre la mesa e hizo un movimiento con la varita a la vez que pronunciaba el hechizo de transformación. De repente hubo un fuerte ruido delante de la clase y ante el asombro de todos apareció un niño. Todos se giraron hacía la profesora y comprobaron que sobre la mesa había un escarabajo y que la profesora parecía tan sorprendida como todos. El chico que había aparecido parecía joven, probablemente de 11 años, la edad en la que se empezaba a cursar en Hogwarts. Vestía con un uniforme con el escudo de Hogwarts, perfectamente planchado. Su pelo, también arreglado a la perfección, era una semimelena morena y sus ojos eran de color verde intenso. Parecía un poco desorientado. Todos creyeron que podría ser un alumno de primero que, por algún extraño accidente, había aparecido allí. Esa parecía la explicación más lógica. De repente, el chico se levantó del suelo y observó los rostros estupefactos que lo rodeaban. Tras indagar por la clase su vista se quedó fija en la de Harry Potter. De inmediato salió corriendo hacia él y se le tiró encima abrazándole a la vez que hablaba.

 

- Papaaa!!!!! – dijo el niño sorprendiendo a toda la clase por igual

 

Tras el arrebato inicial se dio cuenta de que todos le miraban con una cara de sorpresa más acentuada que la anterior. De inmediato se separó de Harry, se arregló el uniforme y se sentó en una silla vacía.

 

- Perdone profesora. Puede continuar con la clase. –dijo mientras ponía atención.

 

La clase se quedó en un absoluto silencio. Harry se quedó observando al chico. No le había visto en la vida y además, por su edad, era imposible que fuera su hijo. ¿A que venía todo aquello? ¿De dónde había salido? Y lo más importante, ¿dónde estaba su merecido 7º curso normal y sin ninguna sorpresa extra?

 

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado este principio. En el siguiente capitulo descubriremos más de este misterioso personaje que ha aparecido. Nos vemos en el siguiente capitulo.


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