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The last man standing ! por Karmilla46664

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Notas del fanfic:

Pensando en como serían sus vidas dentro de diez años, cuando ya no sean Super Junior, se me ocurió escribir este fic.  

Parejas:

Kangteuk* EunHae* Yewook* KyuMin* HanChul* SiMi*

El fic se centrará en ellos aunque aparecerán también Shindong, Henry y Kibum.

Notas del capitulo:

Este capítulo es introductorio, depende de si os gusta o no lo continuaré.

La historia transcurre en 2024.

06 de Octubre de 2024

-Maricones de mierda, fuera de aquí.

Leeteuk cerró la puerta de su casa tras él soltando un suspiro de alivio: esta vez no le habían tirado nada, la última vez fue una naranja que le llegó en la nuca. Quería llorar: desde que Kangin y él se mudaron a Gangwon en busca de una vida tranquila todo les había ido mal. Su idea de formar una familia en un sitio alejado del mundo del espectáculo quedó en segundo plano, ahora su objetivo diario era lidiar con la homofobia que sufrían en pleno 2024. No sabía hasta cuando duraría eso, si se cansarían de odiarles por ser homosexuales o tendrían que abandonar Gangwon debido al acoso.

-Esos cabrones nos han hecho pintadas en la fachada-Kangin entró a la casa hecho una furia-te juro que un día los cojo y…

-Youngwoon, eso no cambiaría nada. ¿Qué es lo que han puesto esta vez?

Habían tenido que sufrir las habladurías, las miradas de asco, comentarios del tipo “es antinatural”… aunque en un principio se hicieron pasar por amigos, al poco tiempo todos sospechaban, y con razón, no es normal ver a dos hombres de cuarenta conviviendo solos.

-Han escrito “vais a morir, maricas de mierda”-respondió con tristeza.

El mayor se abrazó a su pareja con lágrimas en los ojos.

-¿Cuando vamos a poder ser felices, Kangin, cuando nos toca a nosotros?

-Jungsoo, dejemos este sitio, vámonos, no importa donde si es contigo. Te amo.

Se abrazaron; aún podían escuchar a sus vecinos gritándoles cosas horribles.

 

 

 

-Señora Lee, ¿puede salir su hijo a jugar?

La señora Lee observó sonriente al muchacho que se encontraba en la puerta de su casa: hacía mucho que no le veía, estaba algo cambiado, más atractivo, sin duda alguna los años favorecían a Hyukjae.

-Cariño, te buscan.

Los ojos de Donghae se abrieron desmesuradamente al ver a su viejo amigo llamándolo en su casa de Mokpo como si fuese lo más normal. Llevaba sin verle año y medio y lo último que esperaba era que apareciese en su puerta regalándole una hermosa sonrisa de encías que en su época le hizo enloquecer.

-¿Así es como recibes a tus amigos? La vejez te está convirtiendo en un tirano, Lee Donghae-rió el mayor, que lo alzó por la cintura como si fuese un niño-no has cambiado nada, pececito. Te he echado de menos-le susurró, sabía que la señora Lee los estaba observando.

Donghae apenas podía articular palabra: ahí estaba su ex novio, con una camiseta de tirantes blanca marcando pectorales y un bronceado de lo más sexy. Y esos vaqueros… ¡Dios! El culo de Hyukjae ahora estaba más, más…

-Cariño, pasa, no te quedes en la puerta-la señora Lee hizo pasar al recién llegado.-No es que nuestro Donghae sea un maleducado, es que hace mucho que no recibe visitas. Traeré té y pastas.

-Muchas gracias, señora Lee-se inclinó en señal de agradecimiento-Y, cuéntame, ¿cómo es que has vuelto a Mokpo? He tenido que contactar con Leeteuk para que me dijese tu dirección.

-Bueno, mi madre ya está mayor y como mi hermano tiene su propia familia es mi deber cuidarla. Por eso me he mudado con ella. Al fin y al cabo mi trabajo no necesita que viva en Seúl.

Eunhyuk lo miró de arriba abajo: tenía el pelo desaliñado, unas ojeras marcadas y la ropa no combinaba, era como si Mokpo hubiese consumido a su Donghae.

-Ya veo… y en que trabajas.

-Compositor. Escribo canciones para los nuevos idols de la SM-hizo una mueca de disgusto que no pasó desapercibida para el mayor.

-Y, ¿de qué escribes?

-De amores imposibles, de rupturas… ¿cómo puede alguien como yo escribir sobre eso? No estoy enamorado, ya no recuerdo que era eso… Estoy atrancado con la última que estoy escribiendo, es para un grupo nuevo que parece un copia y pega de Super Junior. Y, aquí estoy, intentando encontrar las palabras que describan el amor sin que suene falso. Toda una Odisea-al pececito se le veía realmente estresado con ese tema- y, ¿Qué hay de ti? Ese bronceado no es por nada…-“y ese culo tampoco” pensó mordiéndose el labio.

-Soy bailarín; me he unido a la compañía de Rain sunbae y estamos dando giras internacionales. Hemos trabajado con artistas increíbles, he viajado a países que ni soñé cuando estábamos en Super Junior… -miró a Donghae que parecía alicaído- deberías venirte conmigo.

-Estás loco, Lee Hyukjae.

-Vamos, Nemo, tú eras de los mejores bailarines de SJ, habrás perdido un poco de resistencia física, pero eso la recuperas conmigo-ambos se sonrojaron, el haber sido novios tantos años les hacía tener esa complicidad.

-No puedo, Hyukie, mi madre necesita ayuda. Además, mi trabajo es escribir canciones empalagosas para adolescentes, no bailar. Este es mi sitio, en Mokpo.

Eunhyuk lo observó con una sonrisa de medio lado.

-¿Sabes, pececito? Estás de suerte. Resulta que me voy a tomar un año sabático, para descansar. Ya extrañaba Corea y la estabilidad de tener un piso propio. Tengo reservado una habitación de hotel durante una semana en Mokpo, así que te ayudaré con esa canción. Qué harías sin mi-sonrió ladinamente.

Donghae le sonrió como llevaba mucho sin hacerlo y le abrazó.

-Yo también te he echado de menos, monito.-le susurró justo cuando su madre regresaba con las pastas.

 

 

 

-Dame un La sostenido. ¡Genial! Sabía que podías hacerlo, seguro que Yunho y Jae estarán muy orgullosos.

El niño hinchó el pecho orgulloso por el comentario que su profesor de canto le había dicho.

-Kamsahamnida, Ryeowook sunbae.

Ryeowook adoraba ese niño: era el “apadrinado” de Yunho y Jae aunque él sabía que en verdad era su hijo adoptivo. Ser idol y gay aún no estaba del todo bien visto, aunque muchos se habían atrevido a salir del armario y los fanes les apoyaron. En el fondo sentía un poco de envidia del YoonJae, ellos habían conseguido mantener su relación todos esos años y haber adoptado un niño tan hermoso. Sin embargo, ahí estaba él, con 37 años, soltero, y dando clases de canto en la SM a los trainees. No era así como se imaginaba a esa edad. Se veía siendo padre y viviendo en su ciudad natal con su pareja. Una punzada de dolor le recorrió el pecho, pero luego recordó que debía mantener la compostura en clase.

-De acuerdo, empecemos de nuevo. Ha-na, dul, set…

El pequeño volvió a cantar la canción mientras Ryeowook tocaba el piano.

-Muy bien, es suficiente por hoy. Ve a casa y enséñaselo a Yunho, seguro que le encantará ver lo mucho que has progresado.

-Hasta mañana, profesor.

Daba gusto tener alumnos tan educados como él. Con esos pensamientos salió de la sala.

-Hemos estado pensando en darle una visión distinta a este álbum. La mayoría de tus canciones son baladas y…

Ryeowook se quedó congelado. Ahí estaba él, caminando con su manager en dirección suya. Salió corriendo y se volvió a meter en la sala de ensayo. “No puede ser, es imposible, él no está aquí, sino hubiese avisado ¿o no? Wookie, tranquilízate, ¿Qué posibilidades hay de eso? Debo de haber visto mal, si, es eso, demasiadas horas de ensayo…” Su pecho se agitaba con violencia, sus piernas temblaban al igual que sus manos. “Inspira, expira, inspira, expira, inspi…”

-¿Me ves y sales corriendo?

Aquella voz… sin lugar a dudas era él. Ahí estaba, detrás suya, y él sin poder articular palabra. Aún no estaba preparado para girarse ¿y si no era él? ¿Y si se estaba volviendo loco? Sintió unas manos posarse en su cintura, y el cálido aliento chocando contra su cuello. Si aquello era una alucinación, quería vivir en ella.

-Gírate, Wookie, déjame verte.

Estaba petrificado, ningún musculo reaccionaba. De repente una mano lo giró con fuerza y quedó frente a él, sintiendo sus húmedos labios sobre los suyos. Como en un sueño, se dejó llevar por aquella hermosa sensación, ya había olvidado el sabor de los labios de Yesung.

-Yeye, ¿qué haces aquí?

Se mordió el labio intentando contener las lágrimas. Quería llorar, abrazarlo, decirle lo mucho que le había echado de menos…

-He vuelto…-sentía como el menor esquivaba su mirada-he vuelto a por ti, Ryeo.

Por primera vez fue capaz de mirarlo. Apenas tuvo tiempo de decir nada cuando los labios de Yesung volvían a colonizar su boca. Ya no pudo contener más las lágrimas, dándole un gusto salado a sus besos. Ambos cerraron los ojos, deseosos de profundizar ese beso: hacía mucho tiempo que se deseaban.

 

 

 

El olor a café envolvía el loft de Heechul. Su cabello aún estaba húmedo tras el baño relajante que se había tomado. Cogió la humeante taza de café y le dio un sorbo. Aquella vida era de lo más apacible. Hacía ya mucho tiempo que no extrañaba despertar con alguien o veía demasiado grande aquella casa para él. Se había acostumbrado a su vida de soltero y la estaba disfrutando de lo lindo. Atrás se quedó el Heechul que cada mañana amanecía con alguien diferente, ahora le apetecía una relajada vida en solitario. Le dio otro sorbo a su Machiatto y se puso un poco de música. Ya que tenía el día libre, desayunaría tranquilamente y tomaría fuerzas para la sesión de shopping intensivo que le esperaba. Llevaba tiempo echándole el ojo al dependiente de la tienda de moda del centro comercial y hoy sería el día ideal para una buena tanda de polvos en el probador. La sola idea de que le pillasen lo excitaba sobremanera. Su teléfono sonó rompiendo su calma, cosa que le sacó de quicio. Se puso su bata de seda rosa y miró la pantalla. “¿De quién es este número? Más les vale no haberse equivocado o sufrirán mi terrible humor mañanero…” Descolgó con desgana.

-¿Quién es?-silencio. Podía escuchar la respiración de su interlocutor pero no hablaba.-Si esto es una broma…

-Heechul, estoy en Corea.

Dejó caer el móvil al suelo. Escuchaba en la lejanía como le llamaba pero estaba en estado de shock. Su vida, su calma, su paz… ¿Cómo se atrevía? Cogió el móvil y gritó:

-¿¿¿¿Porqué tienes que venir a desestabilizar mi vida????

 

Y colgó. Las lágrimas salían sin permiso. De repente recordó la sensación de vacío, la soledad de despertarse sin nadie en su cama XXL; de repente su loft se le antojaba enorme. Se sentó en el suelo abrazándose las rodillas “¿Tenías que llamar ahora? Maldito chino”

Notas finales:

Muchas gracias por leer, espero que os haya gustado ¿Queréis que siga? Acepto críticas de cualquier tipo.


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