Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La oscura Tierra de las Maravillas por InfernalxAikyo

[Reviews - 181]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí un nuevo capítulo (En realidad son dos. Bueno, la verdad es que era un capítulo demasiado largo lo dividí en dos para que su lectura fuese más fácil xD)

Simplemente espero que les guste n_n Les cuento que ya termine los malditos exámenes y creo que saldré de vacaciones (?) (Si el odioso rector de mi universidad decide dárnos vacaciones xD) Pero la cosa esque tendré más tiempo para escribir n.n

Les pido que revisen por mí la ortografía :3 (Ya lo hice pero muy rápidamente xD)

Eso n_n

Gracias por leer! 

Saludos

Los leves rayos del sol colándose por los barrotes de la ventana me obligaron a despertar. Hubiese preferido seguir durmiendo. Abrí los ojos y me encontré en un lugar desconocido, que no demoré en reconocer. Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, forcejeando con las barras de hierro que me dejaban preso ahí donde estaba. Miré hacia mi lado, en la cama continua estaba Ellen fumando nerviosamente con los ojos azules perdidos en el vacío, ni siquiera se percató que estaba ahí.

-E…Ellen- Musité luego de un rato observándolo. Levantó la mirada hacia mí y clavó las tristes pupilas profundas en mí.

-No atraparon, Ángelo- Dijo volviendo su mirada hacia el suelo sin soltar el puro improvisado con lo que parecía ser una hoja de La Biblia. Un pesado y relajante olor salía de él. –Caíste inconsciente e intentamos escapar cargándote a ti y a Agate- Dio una profunda fumada. –Tu tío estaba con un ejército esperándonos afuera y nos han atrapado. Los demás pudieron escapar-

-¡Agate!-
Su recuerdo volvió a mí rápidamente y volví a sentir como mi alma se partía en mil pedazos. Bruscamente me acerqué a Ellen y me senté a su lado, para sostenerlo por los hombros - ¡Dime que está bien, Ellen! ¡Dime que tan solo estaba inconsciente la última vez que le vi!- Los ojos azulados parecieron oscurecerse más y lágrimas amenazaron con escapar de ellos. Guardó silencio.

- ¡Dilo, Ellen!-  Grité más fuerte mientras sentía el nudo en la garganta ahogarme de nuevo. Sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a brotar de mí, no podía evitarlo, incluso si me veía inmensamente débil sufriendo de esta forma, no había manera de canalizar todo lo que estaba sintiendo dentro de mí. El solo pensar en que Agate podría estar muerto sobrepasaba mis límites, no podía contenerme.

- N… ¿No es así Ellen?- Mis manos y piernas comenzaron a temblar y sentí como la vista se hacía borrosa  por las lágrimas. El castaño pareció darse cuenta de esto y me sostuvo por los hombros para intentar calmar los escalofríos. Sus ojos ahora estaban completamente oscurecidos.

-No sé…- Dijo con la garganta desgarrada por las lágrimas y lo que estaba fumando.

- La última vez que lo vi él…-

- ¡No!-
Grité perdiendo la fuerza y dejándome caer, Ellen me sujeto con firmeza.

- Puedo estar equivocado, Ángelo…- Dijo intentando animarme mientras contenía las lágrimas.

Pero por muy esperanzadoras que sonaran las palabras de Ellen, en el fondo de mí sabía que eran mentira, aunque intentaba aferrarme al sentimiento de que Agate podía estar vivo aún, las imágenes que guardé en mi cabeza antes de desmayarme eran intensamente claras. Había visto a Stayne apuñalarlo dos veces, había sentido su corazón detenerse y había visto su piel pálida enfriarse como la de un muerto. Llevé mi antebrazo a mis ojos para secar las lágrimas, rozando la ropa con la herida que aún estaba latente en mi ojo derecho, sintiendo una leve punzada sobre él.

- Ellen…-

- ¿Si?-

- Dame de eso que estás fumando…-

- ¿Ángelo?-
Preguntó asombrado, llevando su mano a mi mentón para levantar mi rostro, pude verme reflejado en sus ojos azul oscuro, me veía fatal, irreconocible, tanto que el castaño se asustó un poco al clavar sus ojos en los míos.

- Eso que tienes ahí…- Dije quitándole el improvisado cigarrillo de la boca antes de que pudiera darse cuenta y ante sus ojos sorprendidos, darle una fumada.

- ¿Podrá ayudarme a olvidar?- Una mueca de tristeza mezclada con compasión se esbozó en su rostro. Inspiré hondo el humo sin dejarlo escapar, una fuerte sensación algo dulce me invadió la boca, di otra larga aspirada al pequeño cigarrillo, el fuerte pero agradable olor entró por mi nariz y una súbita tos me invadió de pronto. Ellen dirigió su mano hacia mí para quitármelo, pero antes de que lo hiciera di otra fumada. Comenzaba a sentir los primeros efectos de esta droga, comencé a sentirme más liviano y dejé de sentir mis manos y mis piernas. El temblor en todo mi cuerpo cesó junto a las lágrimas y no pude negar que me sentí más relajado. Comencé a escuchar el latido lánguido de mi corazón y la respiración calmándose milagrosamente. Ellen tomó el cigarrillo que había comenzado a empequeñecer y lo llevó  a su boca y dio otra profunda fumada, sin antes quemarse los dedos.

Le miré en una mueca chistosa y comencé a reír desenfrenadamente. El chico me miró confuso un par de segundos y luego comenzó a reír conmigo, nuevamente una chispa de brillo asomó en sus ojos azulados salpicados por el rojo tan característico cada vez que fumaba de esa extraña planta, supuse que yo me veía de igual forma. Seguíamos riendo, a pesar de que sabía que esas carcajadas no me pertenecían en absoluto, el verdadero Ángelo estaba llorando por dentro, pero de alguna forma esto me servía para distraerme. El recuerdo de Agate seguía apareciendo ante mí, pero de alguna forma no podía sentirlo.

Di otra fumada.

-No deberías fumar tan rápido, Ángelo- Advirtió el castaño preocupado,  dejando de reír, sosteniendo mi cabeza que caía sobre su hombro. Había dejado ya de sentir mi cuerpo y me dejaba resbalar encima de  Ellen quien, algo inquieto intentaba mantenerme. Me puse de pie abruptamente e intenté caminar, el castaño se puso de pie tras de mí y frenó mi caída, estaba muy mareado y apenas podía andar. Sin quererlo me abalancé sobre él y ambos caímos al suelo, yo sobre él.   

- ¡Ángelo!- Levantó con cuidado mi mentón para mirarme a la cara – Ángelo ¿Estás bien?- Comencé a sentirme afiebrado y acerqué mi rostro al suyo que estaba helado. Sus mejillas enrojecieron considerablemente.

- E…Ellen- Musité en un jadeo intranquilo mientras rozaba mis mejillas con las suyas. No sabía que estaba haciendo, no estaba consiente de mí ni de mi cuerpo, mi rostro, mis brazos, mis piernas y mi cuello ardían considerablemente y solo atinaba a buscar el frío en la piel de Ellen.

- ¡Ángelo estás muy pálido!- Exclamó llevando las manos a mi rostro –Y…Estás ardiendo ¡Dios! ¡Te dije que no debías fumar tanto!-

¿Qué demonios era lo que me estaba pasando? Las náuseas y la fiebre comenzaron a invadirme y la vista se tornó borrosa. El recuerdo de Agate otra vez llegaba hasta mí para atormentarme  y devorarme por dentro. Dejé de reír y la tristeza abordó todo mi ser acompañada del malestar en todo mi cuerpo. Debí haber obedecido a las palabras de Ellen, ahora estaba arrepentido. Sentí las manos frías del castaño tomarme con cuidado y tenderme sobre la cama.

- ¡Ellen!- Grité asustado mientras sentía como la respiración comenzaba a faltarme y el corazón latía tan rápidamente que sentí que estaba a punto de escapar por mi garganta.

- ¿Qué sientes, Ángelo?- Preguntó preocupado mientras llevaba su frente a la mía para tomar mi temperatura -¡Dios! ¡Estás ardiendo!-

- No puedo respirar…-
Aseguré tomándome la garganta mientras sentía como algo se cerraba dentro de ella, como si el puente que deja pasar el aire hasta mis pulmones cayera abruptamente. Me estaba ahogando y esto me llevaba al borde de la desesperación. Ya no podía hablar, solo unos alaridos rasposos e inentendibles escapaban por mi garganta estrecha que ya se había quedado sin aire. Sentí una presión en mi cabeza y cómo todo comenzaba a tornarse oscuro. Solo la idea de morir me calmaba un poco, todo el dolor desaparecería pronto, cerré los ojos. Inmediatamente sentí como Ellen tomaba mi nariz y la presionaba levemente, con la otra mano abrió levemente mi boca y posó sus labios sobre los míos. Otra vez me estaba besando, pero esto no era precisamente un beso, comenzó a exhalar dentro de mí. Sentí una presión invadirme de pronto dentro de mi garganta y luego sentí como el aire comenzó a transitar nuevamente. Entonces lo supe, Ellen me había salvado de nuevo, ahora practicándome respiración boca a boca.

Todo el aire que había quedado atrapado salió de pronto y sentí la calidez de mis pulmones llenándose de nuevo entre respiraciones jadeantes.

- G…Gracias- Musité apenas intentando regular mi respiración.

- Me asustaste, Ángelo- Dijo llevando su mano a mi cabeza.

- Esto suele pasar la primera vez- Afirmó como dándome explicaciones –Debiste hacerme caso, pudiste haber muerto-

- Precisamente por eso…-
Respondí mientras sentía cómo la tristeza volvía a invadirme otra vez, se sentía fatal. Un incómodo silencio se dio entre los dos.

- Es mejor que duermas…- Dijo rompiendo la afonía mientras cogía una frazada y  me cubría con ella. –Iré en busca de agua. Esta casona ya no funciona como orfanato y tu tío nos tiene completamente encerrados. Espero encontrar algo en la cocina-

- Está bien…-
Sonrió apaciblemente y acarició mi cabello antes de marcharse. Apenas le vi desaparecer tras el umbral el sueño me invadió y cerré los ojos, cansado.

Cuando volví a abrirlos daba la sensación de que había pasado mucho tiempo. Las náuseas se habían detenido y ya casi no sentía el ardor en mi cabeza. Di una ojeada por la habitación buscando a Ellen pero no lo vi por ningún lado, solo un pequeño pastel sobre la mesita que estaba al lado de la cama. Se veía sabroso y sobre la corona de crema había una pequeña fresa, en su cintura estaba amarrado un papelito, donde podía leerse “cómeme” Sonreí ante el ingenio de Ellen, incluso en momentos como este se atrevía a bromear. Dirigí el pastelillo a mi boca y me lo tragué de un solo mordisco.

A los pocos segundos una extraña sensación comenzó a invadirme. Fue como si las murallas de pronto crecieran considerablemente, no solo las murallas, si no los muebles e incluso la cama donde me hallaba tendido. Me puse de pie dificultosamente y al darme cuenta de que mis manos y piernas temblaban, me senté sobre la cama.

Sentí un ruido desde la puerta.

- ¿Ellen? ¿Eres tú?- Todo me daba vueltas y apenas podía mantenerme consiente, las murallas y la misma puerta cambiaron de color, el tic-tac del reloj de madera colgado sobre la pared pareció intensificarse y clavé una mirada molesta sobre él, como pidiéndole que se callase de una vez. Las pequeñas puertas de la pieza se abrieron de pronto y el pájaro cantor salió de su casa, indicando que ya eran las seis.

- ¡Ángelo! ¡Ángelo!- Le oí cantar en vez del característico cucú   

- ¿Qué demonios?-

Un nuevo ruido me alertó y la puerta se abrió suavemente. Sentado desde la cama pude verle, de pronto ante mí apareció la figura más amada y deseada en todo este tiempo. Un blanco pálido algo azulado cubría toda su piel que parecía fría. Los ojos rojos apagados me miraban con tristeza y preocupación. Me puse de pie rápidamente y me dirigí hasta él. El cabello color nieve caía suelto por sus hombros.

- A…Agate- Intentó sonreír pero no lo logró, podía ver la desolación asomando por los ojos vacíos, este no era el Agate que yo recordaba.

- ¿Estás…Estás…?- El peliblanco tan solo me miraba sin decir una palabra - ¿Agate?- Lo tomé por los hombros y lo estreché en un abrazo, apoyando mi cabeza en su pecho.

Su corazón ¡Su corazón estaba latiendo! 

Notas finales:

A Ángelo lo dejan solo unos minutos y ya se vuelve drogaditco xD 

PD: Probablemente estaba fumando marihuana xd y lo que le pasó después en mí país es conocido como ''Palida'' y pasa algunas veces cuando consumes xD (Me han contado e.e xD)

Dejen Sus reviews :3 Saluudos n.n 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).