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La oscura Tierra de las Maravillas por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

¿Querían Lemon? ¡Pues acá esta su Lemon e.e! (Mentira :C es todo lo que pude hacer y me esforcé por ello u__u)

Aquí esta otro capítulo, desde el próximo comienza el principio del fin u.u (Si...todo tiene que acabar algún día :C)

Espero que les guste n_n De verdad me he esforzado haciendo el Lemoncillo (No es que se me dé muy bien) Así que dejen sus criticas porfavor T.T soy inexperta aún

Y POR FAVOR Lean los diálogos con voces y gemidos sensuales, así es más facil entenderlo xD

Recuerden que Ángelo narra con letra normal y los -dialogos con negrita y cursiva- y Agate narra con en negrita y -los dialogos en cursiva y normal- Además separados por un (* * *)

Y Muchas gracias por su atención y por leer <3

Un abrazote! :3


Estaba sentado sobre la cama. Unos ruidos inquietantes desde fuera de la habitación me alertaron, algo así como un bulto que chocaba contra la madera de la puerta. Me puse de pie sosteniendo nerviosamente el vendaje que Emma había puesto sobre mí minutos antes y me dirigí a la entrada para abrir, cuando lo hice, Ángelo cayó sobre mis brazos.

- ¡A-Ángelo!- Alcancé a sostenerlo y evitar que cayese al suelo.

-Quería verte…-  Musitó apenas mientras levantaba la cabeza y me sonreía con aspecto cansado. Posé mi vista en su ojo derecho, estaba sangrando. Stayne le había hecho esa herida hace más de una semana ¿En qué momento volvió a abrirse?

-M-Me duele…- Confesó con tono infantil esbozando una mueca de dolor. Inmediatamente lo tomé entre mis brazos y lo arrastré hasta la cama.

-Vas a estar bien…- Balbuceé torpemente, tratando de tranquilizarlo. Me dirigí hacia el armario y cogí  las botellas que siempre guardaba ahí, como primeros auxilios. Miré confuso una y luego la otra, luego miré la herida ¡Dios! Se veía horrible.

- Vamos…- Musitó, sonriéndome –Usa la botella de alcohol, como la primera vez-  Me estremecí mientras un escalofrío me recorría de pies a cabeza ¡¿Cómo demonios haría eso?!

- Solo hazlo…- Murmuró entre dientes molesto mientras me arrebataba de las manos la pequeña botellita de vidrio y esparcía su contenido sobre su párpado y su mejilla derecha. Contuvo un grito.

- ¡Demonios, Ángelo!- Atiné a regañarle mientras lo aferraba entre mis brazos y sentía sus manos apretar con fuerza mis hombros. No podía imaginar el dolor que estaba sintiendo, debía estar ardiendo. Reaccioné y torpemente vertí la botella de agua sobre la herida, esto pareció calmarlo.

- A…Así está mejor…- Gimió aún conteniendo el dolor, le abracé con más fuerza.

-Eres un tonto- Susurré en su oído mientras le acariciaba el cabello, pude notar como su cuerpo se estremeció en un escalofrío. Hubo un silencio.

-Te extrañé…- Musitó luego de un rato, mientras sus brazos se soltaban, el dolor había comenzado a pasar.

-Y-Yo tamb…- Intenté decir, pero mis labios fueron sellados sorpresivamente  por los suyos, invadiéndome por completo y causándome una extraña y placentera sensación a la que aún no me acostumbraba por completo. Sus labios eran cálidos, dulces y suaves. Sostuve una de sus manos mientras me dejaba arrastrar por él y por sus brazos tendiéndome sobre la cama, todavía sin apartarse de mí. No podía negar  la gracia que me causaba observarle mientras intentaba tomar la iniciativa. Se alejó levemente, separándose de mí para recuperar aire.

- ¿Q-Q-Qué?- Tartamudeó con las mejillas completamente enrojecidas cuando se dio cuenta que le estaba mirando.

-Nada…- Musité mientras por mi rostro asomaba una sonrisa inocente. Incluso si fuera de esas cuatro murallas pálidas amenazaba con derrumbarse todo el mundo en el caos y la guerra, incluso si sentía el miedo latente de que en cualquier momento yo o Ángelo podríamos desaparecer por completo, incluso si la oscuridad asechaba fuera de esta pequeña habitación, yo en ese momento, con tan solo tenerlo entre mis brazos…

Era inmensamente feliz.

Tomé el control e invertí la posición para posarme encima de él, sellando sus labios con otro beso que no duró demasiado, porque en pocos segundos mi boca había descendido hasta su cuello para acariciarlo suavemente. Un leve gemido escapó de sus labios cuando llegué a sus hombros y los mordí. No podía contenerme, sentía su respiración intranquila y su corazón latiendo con fuerza, a punto de escapar de su pecho.


Hoy me sentía más nervioso que cualquier otro día, el tiempo que había estado lejos de él me había hecho extrañarlo demasiado, y ahora le tenía entre mis brazos , podía tocarlo, podía sentir su respiración cálida rozar suavemente en mi rostro, esa sensación era simplemente sublime para mí.

Aparté completamente su camisa y observé el pecho pálido totalmente desnudo, su piel era tersa y más suave que cualquier algodón, tan cálida que mis manos parecían derretirse al tocarla. Deslicé mis dedos con suavidad por todo su torso mientras sentía sus manos temblorosas apretar mis hombros con fuerza, conteniendo un suspiro ahogado. Lo atraje hasta mí y besé su cabello para luego mirarle a la cara. Los mechones oscuros como el ébano caían desordenados por su frente y el azul cielo de sus ojos inocentes era resaltado por las mejillas ruborizadas. Entreabrió los labios carnosos y jadeantes, como si esperase otro beso. Le observé más atentamente, amaba la perfecta mueca que estaba dibujando su rostro.

- Te amo, Ángelo – Musité, pensando en voz alta, causando que se sonrojara aún más. Abrió la boca para hablar pero no le permití articular frase alguna, otra vez estaba asaltando sus labios. Esta vez más frenéticamente, su dulce me encantaba y me enloquecía por completo y no podía evitar el fervor y la pasión que me recorría cada vez que los rozaba, necesitaba decírselo de alguna forma. Me envolvió en sus brazos intentando calmarme, pero no fue suficiente. Lo embestí con más fuerza y tomé sus muñecas para posicionarlas sobre su cabeza. Sentía que el aire iba a acabarse, pero no me importó, no me interesaba si moría en ese momento, no me importaba sucumbir ante el veneno de la gentileza de sus labios.

-A-Agate…- Intentó decir retorciéndose levemente cuando mordí con suavidad el lóbulo de su oreja, escapando de él un ligero gemido que causó en mí múltiples escalofríos.

Me aparté de él y clavé mis ojos en los suyos, eran tan perfectos…

Esbocé una pequeña sonrisa para luego volver a sus hombros y deslizar mi lengua con cuidado por ellos, deleitándome con cada escalofrío que desprendía de su cuerpo agitado y cada suspiro que intentaba ocultar, descendí por su pecho y en mi camino topé con los molestos pantalones negros, los aparté un poco y mordí suavemente los oblicuos que resaltaban en sus caderas mientras mi mano rozaba peligrosamente con su entrepierna que se hallaba completamente dura.

-A-Ah…- Soltó en un gemido ahogado que resonó en toda la habitación y que me dejó al borde de la locura. Tomó mi mano nerviosamente y la apartó de él, le miré algo confundido, mientras él quitaba sus ojos azules de mí y miraba hacia el piso.

-N-N-No me mires…- Dijo completamente sonrojado en un jadeo que intentó esconder. 

                         
          
                                                                                                                          (*   *   *)




Di media vuelta sobre la cama y le di la espalda ¿Por qué demonios me ponía tan nervioso que me mirara de esa forma?

Sentí sus brazos rodearme por las caderas y el vendaje que cubría su pecho desnudo chocar contra mi espalda.

- Me vendaré los ojos si no quieres que te vea…- Susurró en mi oído y giré nerviosamente hacia él ¿¡Vendarse los ojos!? ¿A qué venía todo eso?

Estaba terminando de cubrir sus ojos con las cintas blancas, cuando acabó tomó otra y la dirigió hasta mi rostro, para cubrirme también.

- ¿Q…Qué haces?-

- Sería trampa si tu pudieras verme también…-
Dijo terminando de amarrar el vendaje sobre mí, una completa oscuridad me cubrió la vista. Ahora me sentía más nervioso.

Volví a girarme sin saber qué hacer ¿Qué se supone que estaba haciendo? Sentí su respiración calmada chocando contra mí cuello y una extraña sensación me invadió por completo. Sus dedos se deslizaron por debajo de mi pantalón y antes de que me diera cuenta sus manos estaban jugando con mi entrepierna.


- A-A-Aga… ¡Nhmm!- No me di cuenta cuando mis palabras se transformaron en gemidos y suspiros que no podía evitar, sus manos cálidas subían y bajaban, agitando mi hombría con suavidad, causándome un cosquilleó en el estómago, en mis piernas y escalofríos que me recorrían de pies a cabeza, no podía soportarlo.

- D-Deten… ¡A-Ahnmm!- Me vi obligado a callar.

                                                  

                                                                                          (*   *   *)



                                     
- Silencio…- Susurré mientras ingresaba dos de mis dedos a su boca. No pude negar el estremecimiento que me causó la humedad de sus labios sosteniéndolos forzosamente con su lengua, solté un suspiro.

Tomé su miembro con la otra mano y comencé a sacudirlo con fuerza debajo del pantalón, sus botones parecían estar a punto de explotar. Comenzó a gemir con más fuerza y descontrol, mientras intentaba hablar, más no lo lograba. Posó sus manos sobre las mías e intentó frenarme, pero estaban temblando y se sacudían al ritmo de cada escalofrío, cediendo ante la firmeza de las mías.

-A-A-Agate ¡A-Ah!- Sabía que el ritmo que estaba llevando quizás era demasiado rápido para él, pero no podía contenerme…

¿Qué clase de caos se estaba dando dentro de mi cabeza?

- A-Ángelo- Gemí antes de lanzarme a su cuello y lamerlo con cuidado, sentí como su cuerpo se estremecía en otra nueva serie de escalofríos.

- D-Detente- Imploró en un suspiro jadeante, parecía nervioso y algo incómodo, yo lo sabía, pero no podía detenerme ahora. Sacudí con más fuerza mientras lamía el lóbulo de su oreja, su respiración se agitó repentinamente.

- Ah ¡Agate!- Rogó más fuerte. Me aparté de él y busqué desesperadamente los botones de su pantalón para quitárselos por completo y perder mis dedos en la suavidad de sus piernas. Tiré, algo brusco de él y lo tendí sobre la cama.

                                                               

                                                                                                                     (*   *   *)




 
Una extraña sensación, mezcla de placer y miedo comenzó a invadirme ¿Alguna vez había actuado de esa forma conmigo? Llevé mis manos a sus pantalones e intenté quitárselos, pero era demasiado torpe con los ojos vendados. Escuché como el mismo lo hacía.

Las manos me temblaban, debía verme un desastre.

Me estremecí por  cuando me estrechó en un abrazo y su cuerpo cálido chocó contra el mío. El no poder ver hacía que su tacto me electrizara por completo y cada movimiento, cada jadeo, cada roce lo podía sentir con más potencia que nunca.

Volvió a tomar mi miembro entre sus manos que comenzó a deslizar con delicada firmeza, me sentía agitado y cada vez con más frecuencia los escalofríos comenzaban a recorrerme, no quería...

- Agate…Detente…- Balbuceé torpemente con la respiración entre cortada, hizo caso omiso.

- Aga…- Sus dedos entraron nuevamente en mi boca y volvieron a silenciarme al mismo tiempo que su boca se acercaba a mi cuello y respiraba sobre mí, subió lentamente hasta mi oreja y la mordió con suavidad.

- Te he visto con Ellen mientras estaba en el limbo…- Susurró en mi oído en tono juguetón. Mi cuerpo se paralizó por completo ¿Cómo él…?

-No te preocupes, sé que no hiciste nada malo…Pero solo para asegurarme…- Recorrió su lengua por mi cuello y solté un gemido mientras mordía sus dedos, suspiró.

-Eres mío, Ángelo…- Susurró mientras su mano derecha aumentaba la velocidad. Su voz me causó un nuevo escalofrío. No podía soportarlo más, sentía que iba a…

- Ah-Agate…Deten...- Intenté hablar apartando sus dedos levemente de mi boca. Me estrechó entre sus brazos con fuerza sin soltarme, mientras su ritmo aumentaba aún más y de pronto mis palabras se transformaron en jadeos y gemidos involuntarios, incluso si me esmeraba en callarlos, escapaban de mi boca desenfrenadamente. Se acercó al lóbulo de mi oreja nuevamente y comenzó a morderlo mientras sentía su respiración agitada y como susurraba dulces gemidos que lo único que hacían era hundirme más y más en el placer. Quité la venda de mis ojos desesperadamente y me encontré con sus ojos carmines clavándose en los míos ¿En qué momento se la había quitado? Un cosquilleo me recorrió la espina dorsal y el estómago, acompañado del calor de mi sangre hirviendo y corriendo frenéticamente por mis venas. Me aferré a él con fuerza para intensificar la sensación que duró más de lo que me hubiese gustado, un último suspiro escapó de mi boca.

- ¡Agate!- Grité su nombre al momento que mi cuerpo se entregaba al éxtasis, para después pasar al completo relajo de mis músculos.

Qué vergüenza, me había corrido…

- ¡¿Q-Qué estás haciendo!?- Exclamé completamente ruborizado mientras observaba atónito cómo se llevaba mi esencia a la boca y la saboreaba con entusiasmo. Una gota de sudor caía  por sus mejillas completamente sonrojadas mientras terminaba de lamerse los dedos, cuando terminó para entonces, yo estaba completamente rojo. Una sonrisa maliciosa asomó por su rostro pálido.

-Dulce…- Dijo sin apartar la sonrisa de sus labios, sentí un escalofrío recorrerme por completo.

No me dio tiempo para responder, nuevamente su boca estaba asaltando la mía mientras sus manos se deslizaban por mis hombros y mi pecho. Sentí como mi entrepierna volvía a endurecerse ¿¡Cómo demonios era posible!?

-A-Ah…- Ronroneó dentro de mi boca cuando sus dedos rozaron con mi miembro y se dieron cuenta que estaba nuevamente duro.

- I-Idiota…- Gemí cuando vi una nueva sonrisa, esta vez más dulce, asomar de su rostro. Me molestaba que Agate tuviese este efecto sobre mí, pero no podía evitarlo.

- Te amo, Ángelo…- Susurró de pronto en mi oído para luego mirarme a los ojos.

Definitivamente amaba su mirada color sangre.

- A…A-A…- Comencé a tartamudear mientras me sonrojaba nuevamente, no podía creer lo que estaba a punto de decir.

- Apresúrate y entra…- Murmuré entre dientes, apartando la mirada. Sonrió inocentemente.

Sin decir más tomó mis rodillas y las atrajo hasta mi pecho, para luego arrodillarse frente a mí. Vi su miembro húmedo jugueteando en mí entrada algunos segundos, preparándola y por un momento sentí miedo de lo que estaba a punto de hacer.

Entró lentamente, sentí una punzada algo incómoda y me retorcí. Agate llevó sus manos a mis mejillas mientras sonreía y clavaba sus ojos en los míos, suspiré intentando calmarme. El dolor comenzó a pasar y en cambio el placer empezó a invadirme repentinamente, correspondí la sonrisa.

-P-P-Puedes empezar…-

- A la orden…-

Las embestidas comenzaron lentas, aunque veía su cuerpo sacudirse levemente, como si quisiese ir más rápido. Llevé mis manos a sus hombros y tiré de él, indicándole que podía aumentar el ritmo. Cerré los ojos mientras intentaba contener el dolor y el goce que me causaba sentirlo tan dentro.

-A-Ah…- Soltó un gemido y presioné contra su espalda con más fuerza, como me encantaba escucharlo así…

El tan ya conocido cosquilleo comenzó a invadirme de nuevo, mientras oía como los gemidos escapaban de mi boca desesperadamente, como si en ellos se me fuese la vida. Aumentó el ritmo un poco más, podía ver sus caderas embestirme con fuerza y sus hombros y brazos tensos tomarme y apresarme con ímpetu, haciéndome sentir protegido como un niño. Una gota de sudor recorrió su pecho desnudo y pálido. Por unos momentos me perdí en su cuerpo, era simplemente perfecto, desde abajo podía ver cómo trabajaban todos sus músculos en completa armonía mientras las embestidas iban haciéndose cada vez más fuertes. Levantó mis rodillas un poco más mientras llevaba una de sus manos a mi entrepierna, para acariciarla. Un grito escapó de mi boca.

- L-Lo siento…- Se detuvo asustado - ¿Estás bien?-

- ¡Sigue!-
Exclamé completamente excitado. Continuó

Definitivamente esta era la mejor sensación de la que mi cuerpo había podido disfrutar. Su mano sacudiendo mi miembro se movía al ritmo de cada embestida, esto simplemente me acercaba más y más al éxtasis…Nuevamente.

- A-Ah ~ - Gemí, más fuerte de lo que debía al momento que la velocidad aumentó otra vez. Accidentalmente clavé mis uñas en su espalda.

-¡Ah!-

- ¡L-Lo siento!-

-Está bien…-
Ronroneó mirándome fijamente a los ojos –Me gusta...-

 
Me estremecí.

Casi a modo de venganza, nuevamente aumentó el ritmo, ahora mucho más frenético y descontrolado que antes y no pude evitar los gemidos y jadeos que comenzaron a asaltarme, ya sin yo tener poder sobre ellos. Tomé las sábanas  y las apreté con fuerza, intentando contener todo lo que se estaba dando dentro de mí, pero no fue suficiente.

Llevé nuevamente mis manos a su espalda en un abrazo, ahora con cuidado de no lastimarlo y lo estreché contra mi cuerpo al momento que el cosquilleo y los escalofríos se apoderaban de mí, ya había vivido esta sensación antes.

-Ah ¡Agate voy a…!-

- Ah…Aguanta un poco más…-
Susurró apenas en un jadeo, con la respiración entre cortada. Las embestidas se hicieron más fuertes y veloces, llevó sus manos a mis caderas y me levantó repentinamente, para abrazarme e intensificar la sensación. Sentí como su cuerpo se estremeció junto al mío y cómo su respiración aumentó y nuestros corazones aceleraron sus latidos, al unísono. En un último momento atrajo sus labios hasta los míos y me besó frenéticamente mientras sus piernas se sacudían con fuerza, al igual que todo mi cuerpo. Vi como manchaba sus muslos al mismo tiempo que sentía la cálida sensación de su esencia ardiendo, llenándome por completo, un último gemido escapó de mí boca.

 -A-Ah…- Jadeó en un suspiro al momento que la última gota entró en mí.

-Lo siento…Te he ensucia…-
Volví a besar sus labios para que se callase. Estaban más cálidos que nunca y su roce me estremeció por completo, me separé de él para retomar aire, enserio estaba cansado.
 
- Te amo, Ángelo…- Dijo sin soltarme aún, yo estaba completamente preso entre sus brazos.

En ese momento lo entendí, incluso si todo estaba a punto de derrumbarse…

Yo quería estar con él, para siempre.

- T…Te amo…- Musité apenas, casi no podía hablar y todo mi cuerpo se hallaba dormido. Se dirigió hasta mi frente y la besó gentilmente.


- ¡Hemos encontrado la forma de vencer a la reina!-

 
Una voz conocida, aunque no lo suficiente invadía la habitación de pronto. Vi los ojos azules oscuros sorprendidos y atónitos frente a la puerta ahora abierta. Agate en un movimiento rápido tomó una de las sábanas y me cubrió con ella, para volver a estrecharme entre sus brazos.

-… … … -

 
Un silencio incómodo lo inundó todo, el rostro de Alexander ahora estaba completamente enrojecido.

Notas finales:

Solo por si acaso u.u perdonenme si he tenido faltas ortograficas (Mañana si puedo las corregiré) y avísenme si las encuentras (Lo cual es muy posible, porque escribi este capítulo a las 4 de la mañana, a oscuras xD)

Alexander siempre llega en momentos inoportunos e.e

Que les parecio? Dejen sus criticas! :3

Saluuudos n_n 


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