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Hazme un favor. por LynValo

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Notas del fanfic:

 ¡Hola! Oh, Jesus! Tenía que hacerlo, ¿Quién decía que después de la peli del capi habría puro Stucky? Se equivocan, yo seguiré con el Stony *O* De la peli con tan poquita relación entre ellos uno puede sacar tanto xD Quizá si hubiese habido más Bucky hasta ya estaría escribiendo algo Stucky, pero sentí que casi no salió y lo que hubo no me inspiró para yaoi xD

Notas del capitulo:

En fin, primero disfruté la peli como se debe, sin shipear a nadie con nadie jaja, así como cuando era chiquita y veía las pelis animadas y las series que lo único importante era la acción y Wuuju! Fue genial :’)
Ya después cuando terminó y la “medité” en un sentido yaoista pensaba que podía sacar cosas de ahí para un Stony (para no dejarlo morir Dx) y luego con las últimas escenas donde se ve a mi novia María Hill en Stark Industries interrogada con el detector de mentiras me dije: “de ahí me agarro” xDD

*Obvio no se ve más, es una escena rapidísima así que me invento lo que pudo haber formado parte del interrogatorio.

*Si algunas líneas de la película a las cuales hago referencia aquí no están tan precisas como fueron es porque ya van cuatro días que vi la película y olvidé como las decían con exactitud.

Espero les guste.

María Hill estaba por salir de Stark Idustries después de aquel interrogatorio con el detector de mentiras siempre presente, pero quien salió mucho más rápido fue el mismo dueño de la compañía. Sonrió ladinamente. Era una espía, la mejor, y mientras había tenido que responder con detalles a todas las preguntas y todos estaban pendientes del maldito detector, ella al mismo tiempo podía estudiar las expresiones de los demás. Por supuesto que no pasaron inadvertidas las del excéntrico billonario cada que ella se especificaba en el Capitán Rogers, y como le pedía detalles ella se los dio, incluidos los del último ataque. Cuando ya dijo todo respecto a lo que quedaba de SHIELD, sobre HYDRA, y sobre el soldado de invierno, (adiós secretos) pasó a mencionar el daño que había sufrido el equipo, así como el capitán gracias al soldado del Invierno que con la pelea dio al hospital, pero ya estaba completamente recuperado.

 

-¿Quién o qué es el Soldado del Invierno? - Había preguntado como por quinta vez el genio.

-Los datos que conocíamos de él en SHIELD eran escasos, de hecho muchos decían que eran un cuento. Siempre luce igual, como si no fuese humano, sin embargo la única disimilitud a simple vista con un humano es su brazo de metal. Es en extremo fuerte y veloz. Se le adjudican dos docenas de muertes en los últimos cincuenta años.

-¿Cincuenta años llevaba SHIELD sabiendo de él y no pudieron investigar más?

-Siempre ha sido difícil siquiera verlo. Así como aparecía desaparecía, sólo para cumplir su misión.

-¿Saben más de él ahora?

-Sí.

-¿Qué saben? ¿Cómo consiguieron saberlo?

-El Capitán Rogers lo reconoció. - Serena respondió mientras que con cautela miraba las expresiones del genio. - Lo reconoció como James Buchanan Barnes, antigua amigo y compañero en batalla en la segunda guerra mundial. El capitán informó que durante esa guerra HYDRA tomó al esquipo de Barnes y que es probable que hayan experimentado con él, por ello no murió, por ello es tan fuerte y veloz, por ello su brazo de metal.

-¿El soldado del Invierno reconoció al Capitán Rogers?

-No. También sabemos que borraron su memoria. Sólo actúa bajo órdenes precisas. Aparece para cumplir su misión, así mismo se desaparece cuando la cumple.

-¿De quién recibía las órdenes?

-Suponemos que de Alexander Pierce.

-Pero ahora él está muerto. ¿No acataba las órdenes de nadie más?

-No lo sabemos.

-¿Qué hay con el paradero del Soldado del Invierno?

-Desconozco su paradero.

-¿Y el del Capitán?

-... Continua en Washington.

 

Era parte de las últimas preguntas que había cuestionado a la agente Hill. Toda la información que le llegó, junto con la confesión tan amplia y detallada de María le habían descolocado enormemente . Tantas cosas pasaron en tan poco tiempo, tantas más que sucedieron durante largos años y ni SHIELD había podido detectarlo. Habría muerto de no ser por la agente Hill, Romanoff, el Capitán y un soldado más llamado Samuel Wilson, él y miles de personas más que HYDRA ya tenía en la mira, todas listas para ser destruidas por malditos mísiles a la vez. "Usted era uno de los objetivos también.", le había dicho. "Apenas pudimos detenerlo a tiempo, fue cuando el Capitán me ordenó activar la destrucción de los Helicarrier de HYDRA, a pesar de que él se encontraba dentro de uno." Algo pesó en su pecho cuando escuchó aquello y comenzó a hacer suposiciones de la muerte de Rogers, hasta que preguntó qué pasó con él y así la agente informó sobre la hospitalización del capitán luego de haberlo encontrado.

Confiaba en que llegaría rápidamente a Washington si tomaba su Jet privado. Tenía una extraña prisa por verlo. El mismo Capitán se había puesto en contacto con él después de todo lo ocurrido con Killian, pero sólo hablándole por teléfono y algo cortante. No esperaba mucho, la verdad es que nunca esperó preocupación de parte del capitán aquella ocasión, y ahora él se preocupaba de la misma forma.
No le informó a Pepper a dónde iba, aunque seguro lo sabría pronto por JARVIS. Sólo era una visita, sólo eso, porque se proponía llevarse mejor con el fósil ese.

Cuando llegó a Washington de inmediato tomó un Taxi, no había tiempo para ir a rentar un auto o esperar a que llegase uno que contactara el aeropuerto. Dio la dirección de ese tal Samuel Wilson, que según María era a donde había querido ir el capitán al salir del Hospital. No recuerda haberle pedido la ubicación exacta, ella sola la dijo después de un momento y lo agradecía para no haber tenido que pasar la vergüenza de preguntarlo. Así cómo es esa mujer pudo haber detectado de inmediato que era por preocupación a Rogers… ¿o le había informado de la dirección porque ya lo había notado? Ya no importaba realmente.

Cuando el taxista le dijo que habían llegado se puso algo ansioso, sólo pensó en ir, no pensó con qué propósito o qué decir. ¿Tomaría como pretexto el tema de la Avenger Tower (ex Stark tower) para hablar con él? ¿Qué le explicaría, a parte de la función que ésta tendría, decirle el por qué no les había dicho nada aún?
Pagó lo debido al taxista junto con una considerable propina y bajó quedándose a un par de metros de la puerta de la pequeña casa. Cuando el sonido del taxi marchándose se escuchó, observó en el cristal de la puerta de asomaba una persona. ¿Sería el tal Wilson? Se quedó quieto y el sujeto tras la puerta abrió, lucía agradable, pero le miraba con el ceño fruncido curioso.

 

-Steve, creo que te buscan. – Gritó Sam sin despegar la mirada curiosa del genio. Tony se sintió nervioso al escuchar como llamaba al capitán, estaba a nada de toparse con él y todavía no se le ocurría qué decir. Incluso estaba ahí como estúpido sin hablar, siendo grosero al ni siquiera saludar al soldado que había ayudado en demasía a los de SHIELD.

-Disculpa, soy Tony Stark. – Decidió actuar para no seguir como un imbécil, porque él no es así.

-Sí, Iron man. – Atinó Falcon, sabía de él y lo reconoció cuando lo miró. – Yo soy Sam Wilson, o Falcon. – Estrechó la mano que le tendía el castaño. Miró dentro de la casa y no veía cerca al Capitán. – Busca al Capitán Rogers, ¿no es así? Pase, posiblemente no escuchó. – Se hizo a un lado y dejó pasar al genio llevándolo hasta el pequeño living e invitándolo a sentarse.

-¿Stark? – La voz del capitán se dejó escuchar muy cerca de ellos y el mencionado rápidamente volteo para toparse con él. – ¿Qué haces aquí?

 

El ex-playboy se puso de pie nuevamente, sin embargo quedó en el mismo sitio mientras el rubio era quién se acercaba hasta él. Sin evitarlo escaneo todo el cuerpo de Rogers, desde aquel corte de cabello tan diferente al que le había visto, y ni hablar de la ropa que también era muy diferente; algo mucho más casual. ¿Era su imaginación o el capitán lucía mucho más fuerte? Volvió a su rostro donde los ojos azules le miraban atento e interrogantes.

 

-Sabes que la agente Hill estuvo de visita en Stark Industries, ¿no? – Dijo para comenzar.

-Por supuesto, ella informó que era necesario. – Aceptó. No sabía cómo iban a seguir las cosas, de SHIELD ya no quedaba nada prácticamente, así que no sabía cuáles eran los planes de quienes habían quedado, menos de María quien quedaba ahora como la cabeza mayor para quienes siguieran dispuestos a seguir como una organización, no como él que había prácticamente renunciado. – ¿Sucedió algún problema?

-No. Lo que sucedió es que ahora sé todo lo que pasó con SHIELD, con HYDRA, con… contigo.

-De acuerdo.

-Pero quisiera saberlo de ti también. Quiero escuchar tú versión. Hill es una espía formidable, pudo haber engaño incluso al detector de mentiras que usé con ella.

-María y yo sabemos las mismas cosas, así que apuesto que escucharás exactamente lo mismo. Además yo ya no tengo la obligación de reportar nada a nadie, menos a ti, Stark.

-¿Menos a mí?

-No sé porque María haya recurrido a ti, tampoco sé con qué propósito, pero yo ya no tengo nada ver con SHIELD… o lo que queda.

-Pero, Rogers...– Se tocó el puente de la nariz mientras apretaba un poco los párpados encontrando las palabras adecuadas. – Somos un equipo, ¿lo olvidas? Tú, yo, Banner, légolas y la espía loca de Romanoff, apuesto que hasta podemos contar con Thor así esté en su mundo raro. Puede ser que la chica loca y Barton sean de SHIELD, pero los demás no. Así que como equipo te lo pido. – Pidió sincero y serio, extrañando al rubio por verle actuar así.

-No hay tal equipo. – Sentenció. – Mi único equipo es sólo él. – Dijo señalando a Falcon. Stark también le miró.

-Un soldado dispuesto a arriesgarse por los demás sin intereses propios. – Reconoció. – Como tú. – Dijo volviendo la mirada al capitán.

-Los dejaré solos. – Intervino Falcon y salió de la casa. Tony se sentó de nuevo en el sillón.

-Te dije que no había que confiar en Fury, en nada de SHIELD. – Soltó ya más en su tono característico.

-Ah, ¿también vienes a jactarte respecto a eso? – Cuestionó fastidiado.

-Sí, Capitán, vine de Manhattan hasta acá sin pensármelo sólo para decir: te lo dije. – Dijo sarcástico.

-Creo que eres capaz de haber venido sólo a eso. – Repeló. ¿Qué les pasaba? ¿Habían estado actuando “civilizados” sólo por la presencia de Falcon?

-Vine por información.

-Ya te la dieron.

-Si nunca confíe en Fury, tampoco en su mano derecha.

-Ese no es mi problema.

-De acuerdo…– Se calmó y tomó aire para lo que diría. – ¿Al menos puedes decirme cómo te encuentras? – Cuestionó sin mirarle.

-¿A qué te refieres? – Se extrañó Steve, la sola pregunta le había calmado también, dejándolo confundido.

-Me preocupó el saber el daño que recibiste. – Ambos se pusieron algo nerviosos, pensando que era incomodidad. – También vine en plan amigo, Rogers… aunque no lo seamos.

-Estoy bien. – Contestó en un tono suave, también sin mirarlo. Se sentó en el sillón cercano al que se encontraba Stark, a pesar que en el que éste se encontraba era largo. Sólo aumentó la distancia. – … El suero también me ayuda a recuperarme. – Y quedó un silencio entre ambos por algunos momentos. Stark entreabría los labios como pretendiendo continuar la charla, pero al parecer no sabía qué decir o no hallaba de nuevo las palabras correctas.

-Hill comentó que… que le diste la orden de destruir los Helicarrier a pesar de que no salías todavía de uno. – Un nudo en la garganta casi se le forma. ¿Qué le pasaba? ¿Tenía que ver con que todavía no se dignaban a mirarse? Steve le asintió. – ¿Por qué?

-Yo ya estaba herido, incluso perdiendo sangre. No iba a lograr salir de ahí. – Confesó.

-¿Ni siquiera lo intentaste? – Siguió cuestionando, pero vio al rubio ponerse de pie y caminar hasta la ventana y quedar ahí. Algo pasaba respecto a la pregunta, pero no le decía que no quería responderla, así que seguiría intentando saber más, porque en verdad se había preocupado. Caminó hasta estar cerca de él. – ¿Quieres salir?

-Sí. – Aceptó, lo necesitaba.

 

Le reponía sentir el aire fresco, por ello optaba por hacer el ejercicio al aire libre cuando podía y no sólo en las antiguas instalaciones de SHIELD. Tomó su chaqueta del perchero cerca de puerta y observó que Tony sólo llevaba el saco del traje que vestía. El clima seguía siendo algo fresco y la temperatura bajaba cada vez más cerca la noche, y ya era algo tarde. Le tendió la chaqueta a Stark que él iba a ponerse y aunque lo vio dudar la tomó. Steve fue rápido a la habitación que le prestaba Sam para tomar otra prenda. Cuando regresó a la puerta observó a Tony con la chaqueta ya puesta y le quedaba visiblemente amplia. Casi sonríe por la imagen, pero sólo caminó con la expresión seria, también se colocó la chaqueta y ambos salieron. Caminaron hasta el bosque que quedaba cerca de la casa sin retomar la charla. Cuando se adentraron caminaron a un paso aún más lento, ambos mirando el camino. Stark ya con las manos en las bolsas de la chaqueta porque había comenzado a soplar con un poco más de fuerza el viento y el frío podría calarle.

 

-¿Entonces no podías salir? – Retomó la charla Stark, escuchó al rubio suspirar.

-Tenía que hacer algo antes de intentar escapar de ahí.

-¿Qué era?

-Buck… El soldado del Invierno…– Se corrigió. – Continuaba ahí.

-Bucky. – Dijo Stark, haciendo que el capitán frenara por un momento sus pasos. – James Barnes es el soldado del invierno, tu antiguo amigo. – Steve le asintió volviendo a caminar, María ya le había contado todo así que no tenía por qué extrañarle. – ¿Seguían peleando?

-Él quedó atascado entre los escombros que comenzaban a caer…

-… ¿Preferiste ayudarlo a salvarte?

-Sí.

-¿Por qué?

-Tú lo dijiste; es mi amigo. Era como un hermano, yo no podía dejarlo simplemente ahí después de haberlo encontrado vivo también en ésta época.

-Pero él ya no te conocía. – Decía incrédulo al saber capaz al capitán de arriesgarse a ese grado.

-Pero aun así era Bucky. – Decía nostálgico.

-Casi te mata…– Casi lo dijo en un susurro aún sin creerlo. Observó que el rubio sonrió ladinamente con tristeza. – ¿Y cuando lo ayudaste…?

-Volvió a atacarme, dijo que no era cierto que nos conocíamos… – Veía realmente afectado a Steve respecto a eso. – Pero era suficiente con que yo supiera que es cierto, que nos conocíamos, para estar dispuesto a no dejarlo morir de nuevo… no solo. – Confesó.

-¿Estás diciendo que… que estabas dispuesto a morir junto a él o dejar que te matará? – Cuestionó atónito, para luego molestarse por algo que le parecía en extremo estúpido.

-No quería perderlo de nuevo.

-Eres… eres tan imbécil, Rogers. – Por fin soltó su parecer tan molesto. Ocasionando que de nuevo el rubio frenara su paso mirándole con el ceño fruncido.

-Es algo que no podrías comprender, Stark. – Alegó.

-Sí, no puedo comprender como prefieres morir, como te rindes a merced del enemigo. ¡No comprendo cómo es que no luchaste! – Le enfrentó.

-Era mi amigo, Stark. Como mi familia.

-¡Eso fue hace muchos años! Tú pudiste haber muerto a causa de él, y dime ¿dónde está ahora? Sin remordimientos por ti, sin saber quién eres y tú tan estúpidamente dispuesto a morir a manos de él.

-Yo estaba herido, sangrando, casi inconsciente cuando caí al agua, es lo que recuerdo y supe que moriría ahogado, sin embargo me encontraron a salvo. ¡Él lo hizo!

-¿Cómo puedes pensar así? No seas ingenuo, fue sólo suerte que tuviste, afortunadamente. – Rogers estaba por seguir alegando con todas sus energías cuando de nuevo miró el semblante preocupado de Stark tras las palabras que expresaban lo mismo.

-Bucky me tiene que recordar. – Se dijo más a sí mismo, apartando la mirada de los enormes ojos miel que ahora le parecían mucho más expresivos.

-¿Cómo lo lograrás si ya no tiene aquellos recuerdos? Es más, no sabes dónde está.

-Lo buscaré. Cueste lo que cueste y lo encontraré y haré que me recuerde. – Afirmaba tan decidido con los ojos de vuelta a mirarle fijamente que al castaño le causo un estremecimiento.

-No lo puedo creer, Steve. – Dijo completamente incrédulo. – Tuviste la oportunidad de estar aquí, vivo, y quieres desperdiciar tu tiempo aferrándote al pasado y posiblemente morir en el intento.

-Es mi decisión, Tony.

-Una decisión demasiado estúpida.

-Descuida, es una decisión que no te involucra. No tienes por qué meterte. – Decía molesto, dispuesto a continuar la discusión para hacerle saber a Stark que no era asunto suyo, pero vio al castaño agachar la mirada. – Sé que María también tuvo que haberte mencionado que eras uno de los tantos objetivos de HYDRA para eliminar, así que eso es lo que te preocupa, por eso vienes por más información pero ya te dije; María y yo sabemos las mismas cosas, incluso ella más que yo. Además de HYDRA ya tampoco quedó mucho, y lo que queda de SHIELD seguramente se encargará de ello. No tienes de que preocuparte al respecto. – Le dijo serio, seguro de que el único motivo que había movido a Stark para llevarlo hasta él era eso.

-Lo sé, eso no es lo que me preocupa, ya te dije que eres… tú. – Admitió sintiéndose estúpido.

 

Del bobo capitán como lo creía ya no quedaba nada. Quizá ya estaba totalmente adaptado y eso era lo que le hacía actuar con más confianza y firmeza. Con ese don de mando que siempre tiene ahora más intimidante, y con ese porte igual de imponente. Stark seguía seguro de que se veía mucho más fuerte. Todo en conjunto le hacía sentir un poco inseguro al ponerse a discutir con él, porque en verdad ya no veía nada del capitán que conoció en la batalla en NY. Las circunstancias adaptan a las personas, hechos ocurridos las cambian, tal como le paso a él mismo con todo el desastre del supuesto Mandarín, al enfrentarse cara a cara con Killian y al proyecto Extremis. Las consecuencias de éste, el casi morir, el creer que perdería a Pepper, todo lo que tuvo que enfrentarse siendo Tony Stark y no como Iron man, recordando al Capitán que le había casi asegurado que sin su traje no era nada, y cuando éste le llamó después de todo quiso cerrarle la boca pero primero Rogers lo reconoció. Ahora ambos habían cambiado. Tantas veces estar de frente al peligro y sentir la muerte de cerca, ya no era para tomarse cosas a la ligera y hacer de un juego todo. Quizá por eso Stark estaba actuando así con el Capitán, quizá por ello Rogers estaba confiando en que la preocupación en el genio era sincera. Quizá se entendían ahora.
Y al parecer ambos habían quedado en los mismos pensamientos porque ya tenían un momento en silencio, sólo mirándose frente a frente pero sin retarse como aquella vez, porque de hecho la charla ni se le parecía. Rogers vigilaba como aquellos ojos miel le recorrían con lentitud en momentos y cuando se topaban de nuevo con los suyos distinguía que la preocupación seguía en ellos. Un par de veces le imitó, también recorrió son su mirada el rostro de Stark para mirar su semblante y convencerse de que era cierto; Iron man estaba en plan amigo. Quería creer eso.

 

-¿Qué es lo que realmente te preocupa, Tony? – Se dispuso a decir después del largo silencio, aunque no era lo más educado a responder según él a la confesión del castaño. Stark tuvo que desviar la mirada de los labios de Rogers donde había quedado antes de escucharle hablar de nuevo.

-Que vayas tras él. – Dijo mirándole fijamente, de la misma forma que lo miraban los ojos azules del otro.

-¿Por qué? – Cuestionó el capitán, firme y mirándole de una manera escrutadora. Ahora Tony se sentía el interrogado, y más si el rubio ponía ese semblante como si sospechara algo y quisiera sacarle la información como en una misión.

-Es riesgoso. – Sin embargo seguía correspondiendo como acorralado. – Puedes morir.

-¿Pero por qué te preocupa tanto que muera? – Ahora hacía un gesto de curiosidad e inconscientemente dio un paso hacia adelante que le dejó casi pegado al castaño, quien se sentiría amenazado de no ser porque a su criterio no le estaba diciendo nada que pudiese provocar una reacción así en el Capitán. No estaban discutiendo ya, ¿cierto? ¿Y le cuestionaba así como por qué? Seguramente tanta convivencia y misiones en SHIELD ya habían dejado en él atisbos de espía y no sólo de soldado, y ahora quería estudiarle porque seguro que no entendía su actitud. Pues si encontraba que pasaba que le dijese porque ni el mismo lo sabía.

-¿Por qué te estás comportando así? – Dijo alerta. Estaba ya casi pegado a él, con esa mirada de desconfianza.

-¿Qué tares entre manos? – Cuestionó el capitán. A Stark ni siquiera le importo ofenderse por la poca confianza que tenía el rubio a creer que en verdad él estaba preocupado.

-Nada. – Respondió seguro. Elevando más la mirada para mirarle con confianza. Detestando que el otro fuese más alto.

-¿Nada? – Dijo con una sonrisa ladina, sin creerle.

-¿Por qué no confías?

-Tú no eres así. ¿Qué quieres? – Preguntó más demandante.

-De acuerdo. – Cedió, pero no de la forma que creería el capitán, tampoco él mismo. – Ni yo mismo estoy seguro, así que necesitaría comprobarlo. – Respondió dispuesto a no retractarse.

 

Rogers le miró aún más curioso, más cuando Stark habló con la voz un poco nerviosa haciéndole creer que sí lo había descubierto, sólo faltaba saber sobre qué. ¿Qué necesitaba comprobar el otro? Tenía que ponerse en guardia esperando un ataque del otro, pero éste ni siquiera traía su traje. Stark acercó más su rostro al suyo, tomando apoyo del árbol junto a ellos. Steve enarcó una ceja y justo cuando le iba a decir algo más el castaño se impulsó rápidamente y juntó sus labios. Se sobresaltó pero Tony en el impulso le tomó también de cuello, así que cuando dio el salto sorpresivo hacia atrás jaló consigo al genio.
¿Ese era un plan? ¿Qué clase de plan tramaba Stark como para involucrar un beso? Un beso, maldición, se estaba dejando besar por Stark. Le tomó de los brazos para deshacer el agarre en su cuello y separarlo. Lo logró y sin haber pretendido emplear demasiada fuerza, sin embargo supo que sí sobrepaso la fuerza cuando Stark tropezó hacia atrás varios pasos hasta caer por el empujón que le dio. También cuando lo vio en el piso sobarse lo brazos donde él le había tomado y hacía una expresión de dolor.

 

-¿Por qué fue eso? – Preguntó serio el capitán.

-La prueba. – Respondió como si nada, aún sin levantarse. – La maldita respuesta que querías.

-No es cierto. – Negó incrédulo.

-Puede que no. – Aceptó poniéndose de pie y sacudiéndose. – No fue suficiente para comprobarlo. – Explicó queriendo guardar su sonrisa ante la confusión de Steve. – Bueno, nunca lo sabremos. – Dijo ya algo divertido comenzando a caminar por donde habían entrado, queriendo evitar al capitán porque él mismo no se creía lo que acababa de hacer.

-¿Te preocupas porque te gusto? – Soltó ingenuo, confundido e incrédulo el capitán. Stark frenó el paso y se giró para mirarle sorprendido.

-Vine aquí preocupándome sin saber por qué, pero el punto es que me preocupas, ¿de acuerdo, Rogers? – Sinceró. – Espero no desconfíes de mí, es más ya no te preguntaré nada al respecto, tampoco quiero más información, sólo quería saber que estabas bien. Pero me sigue preocupando que quieras ir tras Barnes. – Mientras había hablado el rubio le dio alcance.

-Lo siento, pero con todo lo que pasó supe que no debía confiar en nadie. – Ahora se sentía algo apenado.

-Pero ya no estás en ninguna misión, yo no soy ningún enemigo, Rogers.

-Lo siento. – Repitió. Stark suspiró por lo que le iba a decir.

-Discúlpame también por lo que hice. Debe de ser muy incómodo para ti.

-¿Para ti no lo es?

-No. Me refiero a que para mí es igual de común un beso entre hombres como uno entre un hombre y una mujer. Seguro para ti no. – Decía tratando de aparentar calma.

-Estoy mejor adaptado de lo que crees. Es algo normal, ¿no? – Soltó algo relajado.

-Así es. – Respondió más seguro. Steve pudo ver de nuevo aquella mirada en el genio, la misma mirada justo antes de que lo besara. – ¿Puedo seguir comprobando? – Se atrevió. No dejó contestar al capitán y de nuevo con velocidad se acercó hasta él. Poniéndose de puntillas y con las manos jalándole de la nuca volvió a juntar sus labios besándole ésta vez de inmediato, aunque el capitán desvió el rostro, afortunadamente sin empujarle ésta vez.

-No, espera, yo no… – Decía nervioso, más no molesto.

-¿Nunca te han besado así? – Se animó a preguntar Stark, pues antes de que el rubio desviara el rostro la punta de su lengua había hecho contacto entre los labios carnosos de Steve. El otro sólo le negó con la cabeza. – Si no te gusta me detendré.

 

Se lo dijo sin estar convencido de que el capitán aceptara pero esté sólo volvió el rostro y así Tony se apoderó de aquellos labios de nuevo. El genio se sentía extraño y nervioso, no era para menos si se estaba atreviendo a besar a un hombre, y no cualquiera, sino al Capitán Rogers. Lo extraño era por qué lo hacía, simplemente fue una necesidad repentina y ahora que lo estaba haciendo sentía como si un peso y una presión que había estado sintiendo desde hace mucho en el pecho le abandonaba. Eso fue lo que le animó a seguir, era una señal de que era algo correcto y la respuesta en común de ambos: ¿por qué se preocupaba tanto? Tampoco se creía que Rogers fuese capaz de dejarse besar por él, menos que le correspondiera como ahora lo hacía. Suspiró en medio del beso cuando se animó de nuevo a meter en el cálido juego su lengua y que sorpresivamente el rubio le haya correspondido también de esa manera, chochando suavemente ambas, en una caricia suave y húmeda, abriendo cada vez un poco más sus labios.

A Steve le daba vueltas la cabeza, estaba muy consciente de lo que estaba haciendo pero todavía se sentía algo confundido. Le confundía lo bien que se sentía a pesar de que a quien besara fuera un hombre, y ese hombre fuese Stark. “¿En serio no habías besado a nadie desde los 40’s?”, se había mofado Natasha después de que se tuvieron que besar debido a las circunstancias, aunque ella haya insinuado que no se burlaba y afirmado que no era porque lo hubiese hecho mal. Y ahora tenía esa misma duda de si lo estaba haciendo mal. Porque, dios, era obvio que nadie lo había besado así y sólo actuaba casi por instinto. Así como por el mismo instinto había llevado ambos brazos a abrazar la cintura del genio. Y cuando sintió que Stark se separaba lo primero que pensó fue que en algo falló, así que lo miró listo para cualquier comentario. Sin embargo, el castaño se mordió levemente los labios mientras se paraba bien dejando de estar en puntillas y le sonrió, deteniendo sus manos en sus hombros, por lo que el capitán tampoco aparto las suyas de la cintura. No sabía que decir, pero notó que el silencio no era incómodo. Continuó observando como Tony ladeaba el cuello, algo incómodo y ahí notó otra cosa; se había cansado por haber permanecido en puntillas y estirando su cuello para alcanzarle.

 

-Ahí está la respuesta para ti… y también para mí de porqué me preocupo. – Dijo Stark, tranquilamente. – ¿Si lo entiendes como yo, Rogers?

-Claro. – Se sonrieron ladinamente. – Ahora también sé porque también me preocupé tanto por ti aquella vez. – Stark sonrió más al saber que no había sido el único confundido ahí.

-¿Estás seguro? – Preguntó ya más relajado y con algo de su característica picardía. – ¿O también quieres comprobarlo?

 

Volvió a ponerse de puntillas pero ahora fue el capitán que tras una sonrisa amplia reanudó el beso. Las manos del castaño volvieron a su cuello, ambos aferrándose más uno al otro. Más confiado y sabiendo ya como hacerlo Steve tomó todas las riendas del beso. Era su turno. Pero por la misma confianza no notó que empleaba mayor efusividad, ocasionando que Stark diera pequeños pasos hacia tras por la sensación de que el otro se le abalanzaba. Rogers escuchó un leve jadeo del genio al mismo tiempo que llegaron a chocar a otro árbol, deteniéndose. En un impulso llevó sus manos de la cintura de Tony hasta debajo del trasero para levantarle con facilidad. Así dejándolos más nivelados y que Stark no siguiera haciendo esfuerzos por alcanzarle.

Desde que aquellas manos bajaron lentamente se estremeció un poco, más cuando pasaron aplicando el mismo roce por su trasero, pensó que si se quedaban ahí él mismo pararía todo. Ahora Rogers le cargaba como si su peso no fuese gran cosa, manteniendo una mano en su pierna y otra de vuelta a su cintura para sostenerle, y el recargando la espalda en el tronco del árbol. Hasta que halló que era más cómodo si le rodeaba con sus piernas.

¿Qué más daba dónde y cómo? Lo que les importaba era el beso que les parecía delicioso a ambos, acompañado ahora de intercaladas mordidas y un sonido chasqueante.

Cuando el beso de nuevo terminó y Stark abrió los ojos notó que ya estaba a punto de oscurecer por completo. Como pudo llevó una mano al bolsillo de su pantalón para sacar el móvil que había apagado desde antes de tomar el Jet, lo encendió para mirar la hora y saber cuántos mensajes ya tenía de Pepper. Sólo 14 mensajes de voz y 8 mensajes de texto, creyó que serían más y supuso que no estaría tan histérica entonces. Miró a Steve que aún no le soltaba y le sonrió.

 

-Hay que salir de aquí, sino no veremos por dónde caminamos. – Le dijo. Steve le bajó y comenzaron a caminar.

-¿Te regresaras a Manhattan hoy mismo? – Preguntó el capitán.

-No sé. Tengo asuntos pendientes, creo que debería. – Dijo no muy convencido. – ¿Qué harás Steve?

-Quiero buscarlo. – Reafirmó y Stark hizo una mueca en total desacuerdo, sin embargo giró la cabeza para que el otro no la mirase.

-No cambiarás de opinión, ¿verdad?

-No. – Dijo suspirando.

 

No dijeron nada más durante el resto del camino hasta salir del bosque, para después acompañar al genio hasta una avenida para que tomara un taxi. Y cuando por fin paró uno se miraron sin saber qué decir de vuelta. Stark había confesado su preocupación sincera por el capitán, se habían besado, habían llegado a la conclusión de que entre ellos había una fuerte atracción, pero eso no era suficiente. Ambos tenían que seguir en el mismo ritmo de sus vidas y el genio no podía impedir que Steve fuese tras el Soldado del Invierno. Quizás había sido tan imprevisto todo que fue lo primero que Rogers decidió sin pensarlo aún con la cabeza fría, así como igual de repentino había sido darse cuenta de la atracción entre ellos que, al contrario de lo otro, no les daba tiempo de pensar respecto a eso.

 

-Hazme un favor, Steve. – Le dijo, Tony. – No te aferres así al pasado.

 

Tony le sonrió de una forma afligida, muy parecida a la sonrisa que Natasha le dedico cuando se despidió también de él. Curiosamente también le había pedido un peculiar favor respecto a su insistencia por buscarle citas. “Hazme un favor, llama a la enfermera. Su nombre es Sharon.”, le había dicho. Ambos como en petición que no viviese en el pasado, que siguiera avanzando pero no sabía si podría cumplir con ambos. Satrk suspiró pesadamente para después quitarse la chaqueta de Rogers y entregársela. Se miraron por un momento más y finalmente sin decir más palabras Tony abordó el taxi y se marchó para seguir cada quien con el ritmo cotidiano de sus vidas.

 

 

 

Notas finales:

Muy ligero, ¿no? :D Pero no podía hacer más xD, pero aun así quise escribirlo :3
Ojalá les haya gustado. Háganmelo saber *O*


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