“Si los humanos dejaran ver la inocencia de los sueños, el mundo podría sonreír”
El primer recuerdo que tengo, es el de hace dos años; Me encontraba recostado en una banca de un parque, era de noche, lo único que iluminaba el cielo era la hermosa luna: Me sonreía.
Observaba como las hojas de los árboles se movían en un ritmo lento, como si bailaran una especie de vals. Repentinamente una pequeña figura blanca se acercó a mmi lentamente, inseguro. Era un pequeño niño de facciones angelicales, sus ojos grandes y profundos, su cabello al igual que su vestimenta eran blancos.
El pequeño niño sonrió dulcemente y salió corriendo a donde un hombre esperaba, Ambos se acercaron, el hombre ya era mayor, vestía de negro y poseía un sombrero. Aquel hombre me extendió su mano hacia mí y me dijo:
“Bienvenido Elle”
Después de aquel encuentro, aquel hombre de apellido Wammy me cuido durante esos años, no fue fácil, debo admitir pues no me encontraba en las mejores condiciones de salud y la falta de memoria no ayudaba mucho.
Actualmente estoy estudiando a nivel preparatoria, supongo tengo 17 años… Mis compañeros de clase son extraños aunque según ellos yo soy el raro.
Normalmente no asisto a clases los viernes, ya que Watari (como le digo de cariño) tiene que hacerme estudios, pues como dije anteriormente, tengo mala salud.
-Listo. Al parecer los resultados saldrán mejor que el de la semana pasada- Sonrió Watari mientras se quitaba unos guantes de látex y los depositaba en un cesto de basura.
-Watari..- me incorpore, sentándome en el borde de la cama- ¿Puedo ir esta tarde a la escuela?
-¿Por qué el repentino interés?-me miro con curiosidad
-Me gustaría hablar con los profesores directamente…- me deslice suavemente para ponerme en pie. El piso estaba helado.
-Pero ya saben su estado de salud, no veo la necesidad de ir a allá, me retiro para que pueda cambiarse.-Sin más Watari se fue de la habitación.
Baje las escaleras, tenía deseos de ir a la escuela y la menara de sentirla cerca era estando en la pequeña librería que Watari tenía.
Abrí la puerta de la habitación, lo primero que podías observar era una pequeña masita adornada con un florero blanco, detrás de este, una ventana era cubierta por una cortinas blancas. A los costado se encontraban los libreros, me dirigí a los estantes, de ahí tome un libro de pasta dura color marrón, el titulo se podía sentir al tacto, las letras eran doradas.
Me senté en el piso alfombrado, recargue mi espalda en uno de los estantes, no paso mucho cuando ya estaba sumergido en la lectura, sin embargo fui interrumpido por la entrada repentina de Mail, cortando toda inspiración.
Como el chico iba corriendo, tropezó con una de las sillas, cayendo de manera graciosa al suelo. M e miro por unos segundos y se arrastró hasta mí.
-¡Elle! ¡Ayúdame!- se sentó sobre sus piernas, su mirada expresaba real desesperación.
-¿En que soy bueno?
-¡Escóndeme!- lo mencionado me tomo desapercibido, creí que se trataba de alguna tarea que no comprendía o haba dejado hasta el último momento.
-Claro…-conteste inseguro. Me puse de pie y tome la muñeca de Mail, mire a nuestro alrededor ¿Cuál sería un buen escondite?-¿De quién te escondes?
-De Mello- Mail no dejaba de mirar la puerta. Recordé que Watari tiene un “escondite” para los libros prohibidos, supongo no estaría mal meterlo ahí…
-Estas muerto- dije y me dirigí a uno de los estantes más apartados de la biblioteca. Ahí en la pared, comencé a palparla.
-¿Qué haces?
-No preguntes, por esta ocasión entraras ahí pero si hablas sobre esto Mello no será el único en perseguirte- Saque una llave que se camuflaje aba con el color marrón de la pared, introduje la llave en la parte posterior del estante y una puerta se abrió- Entra, por cierto no hay luz.- lo mire detenidamente.
-¿Sabías que le tengo miedo a la oscuridad?
-No- lo empuje para que se metiera pues escuche que alguien había entrado. Me dirigí a donde estaba anteriormente. Mello estaba ahí.
-Elle ¿Has visto a Matt?- me miro seriamente
-Si- tome el libro que había dejado en el suelo9
-¿En dónde está?
-No lo sé- dije indiferente
-Pero dijiste que lo habías visto- frunció el seño
-Lo vi en la mañana- saque un pequeño caramelo del bolsillo de mis pantalones
-De acuerdo, si lo vez ahorita, llámame al celular por favor- Me dio la espalda y salió de la habitación.
Después de 10 minutos fui sacar a Mail.
Al momento de abrir la puerta, el pelirrojo salió de golpe, estaba aterrado.
-¿ya se fue?- pregunto Mail con dificultad
-Si…- Lo mire detenidamente, se encontraba en cuatro, temblaba y trataba de relajar su respiración, me hinque para estar a su altura, coloque mi mano en su hombro- tranquilo, no hay nada en la oscuridad que te lastime- volteo a verme y después sonrió
Ya está atardeciendo. Me encontraba en mi habitación, sentado en la cama que estaba cerca de la ventana, miraba el alba. Suspire pesadamente; Estaba aburrido.
-Podría salir sin que nadie se dé cuenta…- susurre, quede en silencio y rápidamente me puse los tenis, agarre las llaves de la casa. Esa sería mi “primera” travesura.
Logre salir de casa hasta al anochecer, no tenía miedo ya que el pueblo donde vivimos es bastante tranquilo. No llevaba una dirección, solo caminaba. Me senté bajo el follaje de un árbol, nuevamente el cielo era adornado con la mística presencia de la luna. Me sentí libre.
Comenzaba a quedarme dormido cuando percibí un aroma a sangre. Abrí los ojos lentamente, mire a mi alrededor pero no había nadie. Me levante para buscar el origen de tal olor.
Escuche a los lejos los gritos desesperados de una mujer, corrí en dirección a ellos, era claro que se entraba en peligro.
No pude solo mirar, tenía que ayudarla. Golpee fuertemente el lomo de la bestia con una rama resistente pero no le hizo daño alguno. Los ojos de ese monstro me miraron fijamente, sus ojos rojos expresaban odio puro. Retrocedí un poco, la sangre de su víctima escurría en sus filosos dientes. Se abalanzo a mí, por fortuna logre detener su cabeza con mis manos, aunque estaba seguro no aguantaría mucho. La desesperación fluía por todo mi cuerpo ¿Cómo iba a quitármelo de encima?
De repente sentí como algo comenzaba a acumularse en mis manos, mire fugazmente y note que una luz azul brotaba de ellas, escuche como un sonido característico a la electricidad se hacía más fuerte. Aquella luz ilumino por un momento el lugar, aquella creatura se había alejado de mí, se retorcía en el suelo. Mire atónito ¿Qué había sido eso?
A lo lejos escuché un silbido, la bestia con dificultad se marchó, perdiéndose entre los árboles. Me levante lentamente, dirigí mi mirada a la mujer.
Su rostro estaba completamente desfigurado… un charco de sangre la estaba rodeando. Me aleje de ahí.
¿Qué demonios era esa creatura? ¿Por qué ataco a esa mujer? ¿Que fue ese resplandor de mis manos?
Poco a poco fui perdiendo las fuerzas, mi vista se nublaba, caí al suelo y no supe más de mí.