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La lucha del amor por maxi anime

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Notas del fanfic:

Hola a todos ¿Cómo están? Lo prometido es deuda, con dos fics terminados de mi autoría les presento mi nuevo trabajo, este es el fic más dramático que he hecho y de mi pareja favorita, espero les guste.

Declaimer:

*Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, todos son propiedad de su respectivo Autor, El Gran Kurumada.

*No gano nada de dinero con este fic, solo una gran satisfacción al leer sus Reviews.

*Son de mi autoría los nuevos personajes que he creado para este fic y posiblemente los use más a partir dela fecha porque me encariñe con ellos.

Athena salió triúnfate de la guerra, la humanidad se había salvado nuevamente, Hades no volvería a amenazar a los seres humanos y el próximo peligro llegaría en más de doscientos años.  Aún viva, solo con más o menos diez santos de bronce y dos amazonas, lo único que quedaba de su ejército de ochenta y tantos que habían renacido en esa era, un santuario casi abandonado por la muerte de muchos en sus santos, la diosa de la sabiduría, Athena, se encontraba en el trono, aquel que era del patriarca y miraba hacia el vacío.

El paisaje era sumamente desolador, el pequeño Kiki que permanecía en Aries, inmóvil, esperando el regreso de su maestro, no escuchaba explicaciones, no escuchaba palabras, permanecía en aquellas escaleras impaciente y a su lado la armadura dorada de Aries, esperando con una sonrisa y lágrimas el regreso del primero santo de oro, un regreso que quizás nunca llegaría. En el templo de Leo, Ikki de Fenix se paseaba galante, mirando la brillante armadura de Leo en medio del gran pasillo, miraba con orgullo y a la vez tristeza, con valor y a la vez melancolía, no había otra forma de describir aquello que veía. Shun de Andrómeda se encontraba meditando bajo los sales Gemelos, lo único que le dejo el santo de virgo, Shaka, intentaba no llorar, ser fuerte ante tantas perdidas, tanto dolor, tanto sufrimiento del que él se sentía culpable, pues había sido elegido el avatar del dios del inframundo, claramente, en parte sabía que la culpa había sido suya también. En el templo de Libra y Acuario, dos santos de bronce, ocultos entre las sobras, miraban aquellos pasillos donde antes sus maestros caminaron, con tristeza y melancolía, las lágrimas se ocultaban tras la oscuridad de los templos y mirando en alto volvían a derramar lágrimas en recuerdos de aquellos.

Flash Back

De alguna manera un joven de cabellos castaños habían logrado sortear todos los obstáculos, sin detenerse en ningún templo, nadie lo había visto subir, nadie sintió que fuera una amenaza, logro esquivar a todo guardia, santo de broce y a las amazonas, finalmente llego hasta el templo donde se encontraba la diosa, sola mirando por aquella ventana, la cual era por donde años atrás, Aioros de Sagitario escapo con él.

-Athena- dijo el muchacho inclinándose ante ella.

-¿Cómo lograste subir sin ser visto?- pregunto mirando con asombro.

-No es difícil, la desolación y melancolía se han adueñado del santuario, la tristeza es un manto que se encuentra sobre todos los alrededores, las tumbas están frescas, las flores se marchitan, su lucha no serán olvidada y los dioses no dudaron en castigar aquella osadía.

-Hay algo en tus ojos, algo muy familiar, algo que me hace tener confianza en ti a pesar de no conocerte, el  dolor que expresas en tu mirada es suficiente prueba para mí de que no profesas malas intenciones.

-¿Cómo sabes a que he venido diosa de la sabiduría?- pregunto incrédulo.

-Lo veo en tu mirada- recalco- Pero hay una pregunta que prevalece en mí.

-Soy Céline, Apotropeo de la Covalencia- se presentó-Guerrero  del dios Asclepio, dios de la medicina y la curación, hijo de  Apolo.

-¿Ha que has venido Céline?- pregunto mirando seriamente.

-He venido por un santo, cuyo cuerpo se encuentra en el cementerio del santuario- dijo seriamente- he venido por su autorización para poder llevármelo, y de no otorgarme su permiso, no dudare en robarlo.

-¿Por qué tienes interés en uno de mis santos fallecidos?

-Mis órdenes fueron buscar el cuerpo y no regresar sin el- explico frunciendo la mirada- ¿tengo su permiso?

-Quien buscas se encuentra descansando en paz.

-Sabe que no es así, su descanso ya ha sido interrumpido, su alma lastimada.

-Quien buscas no debe ser molestado.

-Usted sabe perfectamente que otros dioses del sueño eterno ya lo han despertado y obligado a hacer cosas contra su propio deseó, su juicio y su deber - replico.

-No te autorizare a que profanes una tumba.

-Yo no mancillare su memoria Athena, voy a ponerlo en un lugar seguro, donde nadie podrá volver a osar despertarlo de su sueño.

-Céline, conozco mejor que nadie el alcance de lo que puede hacer Asclepio y por tanto lo que tú, como un Apotropeo eres capaz de hacer, me rehusó a que te lleves ese cuerpo.

-Vine a pedir su permiso, al no obtenerlo, cumpliré con mi deber sin su consentimiento- exclamo levantándose y se retiró de la sala.

 Fin Flash Back.

El pelirrojo caminaba de manera lenta y a hurtadillas para no ser visto por los santos de Athena que custodiaban el cementerio del santuario. Había estado en las últimas semanas montando guardia, viendo cada movimiento, cada paso que daban los santos que custodiaban las tumbas de los caídos. Tenía un itinerario, sabía cuándo no había nadie, un lapso corto de tiempo en el que cambiaba la guardia, en que el caballero de Lobo e Hidra intercambiaban posiciones, un momento en el que ambos se cruzaban, sería el momento perfecto para tomar aquello que había ido a buscar. Espero paciente, cada día pasar, cada segundo, cada minuto, cada hora, el momento que esperaba no debía tardar en llegar.

Noche de luna nueva,  solo las estrellas eran su única luz a cumplir su objetivo, espero paciente viendo el movimiento de los dos santos de bronce que mantenían la guardia. Silencio, solo escuchaba los pasos que se alejaban, pasos lentos y largos que lo desesperaban ante su actuar. Espero paciente que la noche se volviera más oscura, el punto donde la luna debería estar lo más alto en el cielo y la oscuridad seria absoluta.

Una fuerte ráfaga de frio congelo todo el  cementerio, ni un sonido llego a escuchar hasta que la fría escarcha logro atacar por detrás a los dos santos de bronce, que no pudieron hacer nada más que ver a aquel guerrero salir de las sombras.

-Perdonen si los interrumpo, he venido por algo que es mío- exclamo saliendo de las sombras después de congelar a ambos santos.

-¿Quién eres?- pregunto el santo de Lobo intentando levantarse, pero fue inútil, el frio hielo lo tenía inmovilizado.

- Céline, Apotropeo de la Covalencia, díganle a Athena que me llevo lo que me pertenece - exclamo y ataco contra el suelo de una de las tumbas, haciendo que el suelo volara, se quitó su capa carmesí que ondeaba al viento y envolvió aquel cuerpo que había ido a buscar.

A la mañana siguiente, al no haber noticias de los dos santos que custodiaba el cementerio la diosa mando al resto de los santos de bronce a buscarlos y fue como todos se enteraron del suceso de la noche anterior.

-Maldición- dijo el rubio golpeando la fría lapida que quedaba de aquella tumba que había sido profanada.

-El…el…nos dijo…dijo que vino por algo que le pertenecía- exclamo el santo de Hidra después de que fue ayudado a quitarse los hielos que lo tenían en el suelo prisionero- lo sentimos.

-¿Para qué quieren el cuerpo de un santo dorado?- pregunto el de cabellos negros.

-No es el único- exclamo el santo de Unicornio llegando alterado- varias de las tumbas reciente fueron saqueada también, son cinco los cuerpos que han sido robados en total….

-Cuatro caídos en la batalla contra Hades, uno caído…- dijo Shun bajando la cabeza- Hyoga….

-Hay que buscarlo, no ha de estar lejos…

-Hyoga, ya es tarde- lo calmo el caballero de Dragón- el ataque fue anoche, en plena luna nueva, a media noche, quienes hayan sido tenían todo planificado, sabían que nadie vendría hasta la mañana, deben de estar lejos ya.

-Pero ¿Por qué? ¿Por qué se llevarían sus cuerpos?- pregunto el santo de Andrómeda.

-Asclepio era el dios de la medicina y la curación, hijo de Apolo, según la leyenda Asclepio alcanzo tal habilidad que podía revivir a los muertos- explico el santo de Dragón- Zeus lo mato con un rayo, elevándolo como deidad, ante el temor de que este despoblara el Inframundo.

-No…otra vez no- exclamo Shun- él ya ha pasado por eso…no puede…no pueden hacer que vuelva a pasar por lo mismo ¿con que objeto?

-Hagan lo que quieran, yo buscare a quien se llevó a mi maestro-exclamo el santo de cisne saliendo a toda prisa.

-Todos, dispérsense- Ordeno Shaina- busquen cualquier indicio de a donde fueron y se llevaron los cuerpos de los caballeros dorados.

-Si- gritaron todos unísonos, dispersándose por los alrededores del cementerio.

***********************************************************

El viento mecía suavemente las blancas cortinas de la habitación, una habitación revestida de blanco, solo iluminada por el tenue sol que por la ventana se permitía entrar. La habitación era inmensa, pocos muebles, mucho espacio, un espejo, un guardarropas, una cama y la cama tenia cortinas a su alrededor, cortinas que protegían a aquel que yacía en la cama.

El dueño de aquella residencia entro  a la habitación, no portaba su armadura ni nada que lo identificara y en sus manos tenia utensilios para ocuparse del que ahora dormía en aquel tálamo. Abrió las cortinas, permitiéndose ver al pelirrojo santo de Athena que al parecer dormía, sus ojos estaban  abiertos pero no fijaba la mirada,  tenía un atisbo de temor, las lágrimas caían de su rostro como si se tratara de un rio, en un llanto silencioso que solo el comprendía.

-Duerme, solo duerme- le susurro mientras le inyectaba un líquido carmesí por su brazo derecho.

Los ojos del santo de Acuario se cerraron, sentía su cuerpo pesado, no podía resistirse, no podía expresar su dolor más que con lágrimas que surcaron sus ojos hasta volver a dormir, volver a ser preso de aquel sueño al que lo estaban obligando.

-Duerme, pequeño príncipe, duerme, nadie molestara tu sueño, nadie te lastimara de nuevo- le susurro aquel- yo vigilare tu sueño, como siempre debí hacerlo, sueña, solo sueña en tu mundo de fantasía, donde no hay guerras, no hay odios, no hay dolor, donde estamos juntos…como siempre debió ser…como siempre debió ser.

-Céline- interrumpió un rubio entrando a la habitación- Céline, No entiendo aun ¿Por qué lo trajiste? ¿Por qué tenías tanto interés en él?

-Santorini- dijo dándose la vuelta- Pensé que te quedarías en Grecia.

-Supe que irrumpiste en los aposentos de Athena semanas atrás y anoche robaste un cuerpo del cementerio, Céline ¿Por qué?

-No he robado nada, solo he regresado a mi lado algo que siempre fue mío- dijo seriamente- El me pertenece.

-Sabes que no es así…él es santo de Athena.

-No…me rehusó a creerlo- exclamo con cólera- Athena me separo de él, no volveré a permitirlo, no de nuevo, nadie volverá a lastimarlo- clavo su mirada en el rubio.

-Su alumno, no se detendrá hasta encontrarlo- acoto cruzándose de brazos.

-Él no se acercara a él, nadie más que yo…

-Céline ¿nuestro señor te ha dado su permiso?

-No me interesa tener su permiso, ningún dios va a decirme que debo o no hacer, yo permití que pasara esto, obedeciendo ciegamente al señor Asclepio ¿Qué he ganado yo? Que me separaran de aquel que tanto amaba, que lo arrancaran de mi lado…que el muriera, fuera manipulado, lloraría de amargura y sufrimiento ¿y yo solo mirar? Santorini, se acabó mi paciencia,  Diles a los otros que nadie se acerque.

-Cuando despierte, se dejara morir- advirtió- no dejara que lo toques, no aceptara comida,  ni que lo ayudes, no te reconocerá, sabes que el efectos de la sangre Sanadora solo lo mantendrán tranquilo un tiempo, cuando sus heridas sanen ya no te será útil, ¿Qué harás cuando ese día llegue? En dos días exactamente.

-No…no lo sé- dijo bajando la mirada- pero no voy a dejarlo morir Santorini, me niego a perderlo de nuevo.

-Tengo algo que quizás te interese- sonrió mirando de una manera casi macabra.

-¿Qué tienes?- pregunto incrédulo.

-¿Conoces el soborno?- pregunto y miro con arrogancia- Los santos de Athena son muy previsible, es fácil sobornarlos si pones como soborno el bien estar de uno de sus amigos.

-¿Qué has hecho?- pregunto sin entender- ¿Profanaste la tumba de más santos dorados?

-Sabía que no te detendrías hasta tenerlo a él, cuando despierte tendrás con que obligarlo  a tu capricho- sonrió- son cuatro los que logre traer con los Apotropeos de la Paciencia y el Tratamiento, si intenta revelarse ante ti, no dudes en buscarme, para que te de conque hacer que te obedezca, eres un Apotropeo terco, por más que te dijeran que no, sabía que no regresarías sin él, y nada te detendría hasta obtenerlo- miro seriamente- Solo una cosa Céline, no te distraigas, no bajes la guardia, no dejes que se aproveche de ti por tu sentimientos hacia él, se duró, no demuestres emociones, manipúlalo tú a él, que no pase al revés.

-Se lo que paso en Hades, se de lo que es capaz de hacer, un santo que no demuestra abiertamente sus emociones pero a la vez se mueve por ellas, no te preocupes, no dejare que él me lastime, que entre a mi corazón, hasta que sea el momento- exclamo peinando los cabellos pelirrojos del santo dorado- tú a mí no me controlaras, eso te lo aseguro.

El de cabellos rubios se fue del cuarto, cerrando la puerta tras de sí, camino a paso lento hasta un cuarto, no muy lejos y entro sin tocar la puerta. Miro cada una delas cuatro camas, tres rubios de largos cabellos y un castaño de cabello corto estaban completamente dormidos, los conocía por sus hazañas, su poder. Unas jóvenes se encargaban de limpiarles las heridas, de limpiar sus cabellos y atenderlos cuando se dieron cuenta de la entrada de aquel.

-Señor Santorini- exclamo una y se inclinó ante él.

-En dos días, el rubio de cabellos ondulados debe estar presentable- ordeno-El será nuestra ajuga que inyectara veneno, los otros pueden esperar.

-Si señor- exclamo levantándose- en días estará listo.

-Céline, espero que hallas tomado la decisión correcta- susurro recostándose contra la pared, se acercó al santo que había elegido y lo miro fijamente mientras las mujeres seguían curando sus heridas- tu serás nuestro ataque al corazón muchacho, siéntete  afortunado.

-¿Señor cree que lo escuche?

-Me escucha, a pesar que duerme, y es la manera de tenerlo controlado, de lo contrario no dudara en revelarse, cuando lo ponga junto a aquel que tanto ama, en dos días, será más vulnerable y por tanto no se reverla.

-¿No crees que es algo cruel con los jóvenes santos dorados? No pasan de los veinte años y ustedes lo trataran de manera cruel.

-No, es lo mejor, para ellos y para nosotros, hay que mantenerlos a la raya, por eso Hades fracaso en manipular a los santos dorados en la guerra, porque no los mantuvo a su mereced, ellos terminaron manipulándolo a él.

-¿A qué se refiere?

- A aquellos que Hades le dio doce horas de vida, doce horas para matar a Athena, pero no lo intentaron, fingieron lealtad, aprovecharon las doce horas para cumplir con sus metas…nosotros no somos tan crédulos como Hades y los espectros, sabremos mantenerlos a la raya, ellos nos van obedecer, quieran o no.

*****************************************

Mientras tanto en el santuario, el santo de Cisne buscaba pistas de quien pudo llevarse a su maestro, por palabras de los santos que custodiaron el cementerio la noche anterior, quien los ataco tenia perfecta manipulación del frio, como él y su maestro, llevaba una armadura de color celeste, quizás magenta, y había sido muy táctico para elegir el momento, no pudieron verle la vista, mas solo su altura y cabellos rojos que ondeaban con el viento-

-Hyoga- lo alcanzo el santo de Andrómeda- tenemos que organizarnos, no podemos buscar asi como así…Hyoga.

-Se llevaron a mi maestro Shun, mientras yo dormia y custodiaba su templo, la última vez que el regreso a la vida lo hicieron pelear contra su propio ser, tuvo que fingir lealtad a un dios que detestaba para poder su cumplir su misión…un espectro se aprovechó de su debilidad y lo golpeo hasta que yo llegue, no me perdonaría si en mi descuido algo le hicieran al cuerpo de mi maestro.

-Pero…Hyoga, Asclepio puede revivir…

-Lo se Shun, lo sé y es posible que lo revivan para volver a hacerlo sufrir, y yo no lo voy a permitir, no permitiré que vuelvan a obligar a  mi maestro a sufrir… ¿vienes conmigo?

-Milo, Mu, Shaka y Aioria…fueron los otros robados, Hyoga sé que tu objetivo es encontrar a quien se llevó a tu maestro, para que este vuelva a descansar en paz, pero no puedes hacerlo solo…son más de cuatro seguramente, podrían fácilmente llevarte al otro mundo.

-Shun, lo sé, pero como alumno de Camus de Acuario, su orgullo y sucesor, buscare a quien se llevó a mi maestro, me ocupare de mandarlo al otro mundo y regresare a mi maestro a donde debe estar- exclamo serio- ningún dios debe volver a despertarlo para que cumpla el trabajo sucio de sus guerreros.

-Hyoga voy contigo, no puedes ir solo, son más que tú ¿sabes algo de quien se llevó a tu maestro?

-Es un maestro de los hielos, alto, su armadura era de color Celeste, según Nachi Magenta por la oscuridad de la noche, de largos cabellos rojos, es lo único que sé, no vieron nada más- respondió.

-Lo encontraremos Hyoga, juntos, no ha de estar lejos.

-Eso espero Shun, eso espero.

Continuara 

Notas finales:

Explicaciones:

Apontropeo: Una de las formas en la que se lo llama Apolo, significa el que aparata el mal.

Asclepio: Uno de los hijos de apolo, según el mito, era hijo de la mortal Coronis, Asclepio fue  educado por el centauro Quirón, antes de ser dios fue héroe de Tesalia. Al igual que él los miembros de su familia también tenían dedicación médica, su mujer Epione,  calmaba el dolor, su hija Higea era el símbolo de la prevención, su hija Panacea era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesoforo era el símbolo de la convalecencia y sus hijos Macaon y Podalirio dioses protectores de los médicos y cirujanos. Asclepio alcanzó tal habilidad que podía devolver la vida a los muertos. Zeus, temeroso de que el más allá quedase despoblado, lo mató con un rayo. Asclepio fue llevado a los cielos, convertido en deidad.

Casi todos los dioses, semidioses y héroes tenían algún poder o influencia sobre la salud, de este modo, Hera, diosa del hogar, era la patrona de las parturientas. Atenea, diosa de la sabiduría, era la patrona de la vista. Quirón era el patrón de la salud y fue maestro de y ASCLEPIO. De todas ellas la principal deidad sanadora fue Apolo.


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