¡Hokage Encogí A Mí Dobe! por RozenDark

 "¡Hokage Encogí a mi Dobe!"

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Era un día muy hermoso en Konoha, demasiado hermoso para aprovecharlo en demasiadas y absurdas maneras, aunque como siempre –desde que su rival y compañero regreso a la aldea-, cierto rubio se encontraba como siempre en el Ichiraku ramen, aunque en esta ocasión,  no se encontraba solo, así como tampoco lo acompañaba el buen Iruka o el mentiroso Kakashi. No señor, pues la persona que se encontraba con él  era el último de los Uchiha con vida.

Los dos ninjas más poderosos por fin estaban juntos, y aunque a veces peleaban, también reían y recordaban viejas anécdotas que tal vez en un futuro contarían a sus sucesores, pero al fin y al cabo –no importando la manera-, ambos, Uchiha y Uzumaki, estaban juntos.

Y cuando terminaron de comer –cosa demasiado rara, considerando lo tragón que era el Uzumaki-, fueron a caminar por los alrededores de Konoha, hasta que el azabache y a su vez, detuvo a su acompañante.

Sasuke se encontraba sumamente nervioso, y aunque odiará admitirlo, también temía por una negativa de ese Dobe. Sabía que le había causado demasiados inconvenientes a Naruto, así como había hecho demasiado daño, sin embargo, después de todo el largo oscuro sendero que había recorrido, tenía demasiado claro a       quien quería en su vida como compañero –y no solo de amistad-.

—Naruto, yo necesito decirte algo muy importante —dijo para así tener toda la atención del Uzumaki—. Sé que en el pasado hice mucho mal, especialmente a ti… aun así, yo quiero…

— ¿Qué necesitas decirme Teme? —cuestionó curioso el blondo, más que nada, porque era demasiado extraño ver a Sasuke así de nervioso.

—Yo quiero decirte que… —Sasuke sabía que tenía que hablar, pero simplemente no hallaba las palabras correctas para hacerlo—. “Vamos Sasuke, no eres ningún maldito cobarde, ¡eres un Uchiha! Y como tal, debes demostrar tu valía en la vida”  —más que avergonzado, se decía esas palabras de auto motivación para darse el valor de confesarse—. ¡Yo te amo! —dijo repentinamente. Ni siquiera él se esperaba revelar aquello y menos de esa manera tan escandalosa y a su vez, desesperada.

—Naruto estaba asombrado, y a su vez, apenado—. Yo… Sasuke yo… —y aunque quería responder de inmediato, no podía, al menos no cuando tenía esos pensamientos tan negativos—. “También, pero tú más grande sueño es renacer tu clan y yo no puedo quitártelo” —pensó con amargura, al ya tener una respuesta que hasta a él le dolía—. Lo siento Sasuke, pero yo no —respondió de manera, tratando de sonar serio. Aun cuando le dolía haberlo hecho, el Uzumaki simplemente pensó en los deseos de su amado Teme, antes que en los suyos propios.

—“Ya lo sabía, debí imaginar que con todo lo que hice, Naruto no tendría los mismos sentimientos hacía mi” —pensó con mucha tristeza, pues pensaba que Naruto no sería tan cruel al rechazarlo—. No te preocupes, no es como si me importará del todo, después de todo, hice muchas cosas malas —dijo sin sentimientos—. Lo mejor en estos momentos, es que regrese a casa —avisó totalmente serio, lo que menos quería en esos momentos, era que Naruto sintiera lastima de él, así que decidido, le dio la espalda al Uzumaki, dispuesto a irse de ese lugar.

— ¿Sasuke aún somos amigos?, ¿no? —preguntó preocupado el blondo, pues esperaba que al menos pudieran seguir siendo cercanos, no importando si era solamente una amistad.

—Tal vez… ahora no lo sé Naruto —respondió el azabache de manera cortante, para después irse a gran velocidad.

—Ante esa respuesta Naruto supo bien que las cosas entre él y Sasuke cambiarían—. En verdad lo siento Teme, pero lo hice porque te amo y quiero que logres tu sueño de revivir a tu clan, aún si yo debo quedarme lejos para ver tu felicidad —murmuró con amargura mientras, comenzaba a derramar lágrimas llenas de dolor.

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Naruto trato de ser positivo ante la respuesta del Uchiha, sabía que Sasuke estaría demasiado sentido, especialmente con la respuesta negativa que le había dado.

En cuanto a él, pues cabe mencionar que después de lo sucedido, había comenzado a comer muchos dulces –demasiados dulces y de los más empalagosos- y lo más raro –al menos en su persona- menos ramen, y claro, Naruto como el despistado que era, no le  tomo demasiada importancia, dando por sentado que era por su reciente depresión, o eso pensó, hasta que cierto día al ir directo al baño se llevó una no muy agradable sorpresa. Justo al bajarse los calzoncillos con su característica pereza, vio una insignificante mancha de sangre, aunque claro, él siendo un chico, era obvio que sería como ver una masacre o que quizás se iría a morir demasiado joven.

— ¡No puede ser! —gritó con completa histeria, mientras negaba una y otra vez—. Me muero desangrado —susurró  completamente  pálido y demasiado asustado.

Después de meditarlo demasiado y tomar grandes bocanadas de aire para relajarse, Naruto pensó con más claridad y completamente tembloroso se quitó el calzoncillo y lo tiró. Obviamente se bañó de manera nerviosa, para después vestirse y salir con prisa hacía al hospital. Le urgía  demasiado ir a ver a Tsunade y verificar que no se estuviera muriendo como lo creía.

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Al llegar al hospital, Naruto apenas vio a la exuberante Hokage, no dudo ni por un segundo acercarse con prisa, y de una manera demasiado desesperada.

— ¡Oba-chan! —llamó en susurro, mientras la miraba con demasiada desesperación.

—Naruto, ¿qué te trae por acá? —preguntó Tsunade sorprendida por ver al Uzumaki en el hospital, especialmente cuando sabía que el rubio jamás pisaba el hospital, a menos que ella lo obligara.

— ¿Podemos hablar en privado? —preguntó en voz baja, mientras veía a todos lados.

—Claro —respondió Tsunade demasiado extrañada por aquel comportamiento.

Tsunade no espero más y llevo a Naruto directo a un consultorio. Ya allí, cerró con seguro, debido al comportamiento demasiado sospechoso en el Uzumaki, aunque más que nada, porque el mismo Naruto no quería que nadie más supiera aquello que lo aquejaba justo en esos momentos.

Naruto no espero más y le conto todo a Tsunade, quien al escuchar lo ocurrido solo sonrío divertida y más que fascinada, para después hacer que el menor se recostara en la camilla para poder sacarle una muestra de sangre,  más que nada para confirmar al cien por cien sus sospechas.

Ambos esperaron dos horas y apenas estuvieron listos los estudios, Tsunade reviso los resultados de sangre más de tres veces, solo para estar completamente segura, y al ver que sus sospechas si estaban del todo comprobadas, decidió regresar con Naruto para explicarle lo que sería su vida de ahora en más.

—Apenas diviso a la Senju, Naruto no pudo más con su preocupada curiosidad—. ¿Y bien?, ¿qué tengo?, ¿me voy a morir? —preguntó el blondo demasiado preocupado  y alterado, especialmente al ver la cara que Tsunade traía.

—No Naruto, no es nada malo y no te vas a morir —contestó divertida la rubia.

— ¿Y entonces? —inquirió algo intrigado.

—Eres un doncel —soltó de manera repentina y más que nada, seria.

—Naruto enarcó una ceja en son de confusión—. ¿Doncel?, ¿qué es eso? —preguntó entre curioso y asustado, esperando que no fuera algo contraproducente para su salud.

—Tsunade sonrió con diversión—. Doncel es el hombre que nace con el don de crear vida en su interior, como una mujer. En este caso, tú al ser doncel, naciste con el aparato reproductor femenino y masculino y aunque en dado caso llegases a estar íntimamente con una mujer, no podrás embarazarla, debido a que el líquido seminal de un doncel no contiene espermatozoides. En cuanto a tu aparato reproductor femenino, solo diré que en el caso de los donceles, estos tienen tres tipos de entradas, la anal, la vaginal y por supuesto, la del miembro masculino, así que si llegarás a querer tener hijos, creo que no debo explicar que es lo que tienes que hacer —explicó la médico lo más entendible para ese cabeza hueca.

—Naruto asintió aun confundido, sin embargo, lo que más le interesaba era saber lo de su sangrado—. ¿Y por eso casi muero desangrado? —preguntó asustado al recordar su incidente en el baño, aunque eso sonara demasiado dramático, considerando que era una insignificante mancha de sangre.

—Tsunade asintió demasiado divertida—. Sí, eso es normal, es como el ciclo menstrual que las mujeres tienen cada mes, claro que en una mujer comienza entre los once a los trece años y en un doncel, pues alrededor de los dieciséis a dieciocho, así como tú. Además de ser cada tres meses y si corres con suerte, una única vez en la vida, así que, ¡felicidades Naruto! ya eres todo un doncel —dijo Tsunade con una sonrisa—. Bueno, ya explicado esto, será mejor que yo siga trabajando y tú trates de calmarte y verle el lado positivo a este descubrimiento —mencionó de lo más normal, para después retirarse.

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Naruto seguía sin poder creerlo del todo, pues aquella noticia no se la hubiera esperado. Incomodo, nervioso y por supuesto, extrañado, el Uzumaki apenas y se levantó de aquella camilla, todo de una manera lenta y algo perezosa.

—Soy doncel —susurró sin creerlo, hasta que a su mente llego la declaración de Sasuke—. Eso quiere decir que puedo estar con Sasuke y darle descendencia —se dijo así mismo, mientras se levantaba –aunque en lo de darle descendencia le ponía nervioso-, pero aun así y solo pensando en el Uchiha, salió corriendo a buscarlo.

Corriendo por los alrededores, siempre alerta, Naruto buscaba a Sasuke para darle la respuesta que quiso darle en el momento en el que el Uchiha se le declaro. Sin embargo, al lograr divisarlo, no le gusto para nada verlo tan acaramelado con su compañera en común, especialmente cuando la Haruno se aferraba de una manera demasiado desesperada al brazo del Uchiha.

— ¡Sasuke! —le llamo, pero este no le hizo caso o simplemente lo ignoro—. ¡Teme!—casi soltó un grito, esperando que ahora sí, aquel torpe Uchiha le hiciera caso.

— ¿Qué quieres? —preguntó con un tono demasiado frío y una mirada llena de desdén.

Naruto mentiría si dijera que no se sintió mínimo con aquel actuar, y aunque sabía que Sasuke tenía razones de sobra para ignorarlo, ahora era su turno de demostrarle cuanto le gustaba ese orgulloso Teme.

—Yo quiero hablar contigo —respondió nervioso, aunque tratando de aparentar seguridad.

—Sasuke simplemente desvió su mirada hacia la Haruno—. Lo siento Uzumaki, pero ahora estoy teniendo una cita con Sakura, ¿qué no lo ves? —dijo con desprecio y rencor.

—Naruto parpadeo de manera rápida al ver la sonrisa triunfadora de Sakura—. ¿Cita? —preguntó en susurro, al no creer que ni una semana de la declaración de Sasuke, y este ya le había tomado la palabra. Apenado, apretó los puños, para evitar hacer alguna escena—. Lo siento, creo que será en otra ocasión nuestra platica, así que me despido —, dijo apenado, mientras se veía obligado a forzar hacer una pequeña sonrisa, para después irse con demasiada prisa.

—Sasuke-kun ¿tú sabes de que quería hablar Naruto? —preguntó curiosa la Haruno, todo mientras se aferraba con más fuerza al brazo de su amado Uchiha.

—No lo sé y la verdad no me importa, así que  mejor lo olvidamos y continuamos con nuestra cita —respondió el azabache  con completa seriedad.

—Sakura se sonrojo con aquella faceta tan natural en su amada obsesión—. Como digas, Sasuke-kun —dijo en tono meloso la chica—. “Qué bueno que mi Sasuke-kun ignoro al estorboso de Naruto, así solo estará conmigo y más porque yo le puedo dar lo que estúpido no” —pensó con malicia, sin las intenciones de dejarle al Uzumaki el camino libre.

La “pareja” continúo con su dichosa cita, sin tomar muy en cuenta el deprimente comportamiento del rubio, mientras que el pobre Naruto se sentía pésimo por el frio trato que le había dado Sasuke.

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Pasaron los días, y para  Sasuke y Naruto no podían ser más torturadores, ya ni se hablaban y mucho menos se veían, hasta que Tsunade muy preocupada por su “nieto” y la reciente depresión que tenía, decidió llamarlos a ambos.

—Muy bien necesito que los dos vayan al país de las olas y lleven esto —ordenó Tsunade, mientras les entregaba una caja.

— ¿Qué es eso oba-chan? —preguntó curioso Naruto.

—Es un anillo de compromiso, una pareja decidió encargar el anillo aquí, pero no pueden venir a buscarlo y por eso nos pidieron llevarlo —explicó Tsunade.

— ¿Y para eso nos llamó a los dos? —inquirió con fastidio el Uchiha.

—Sí, así que será mejor que se vayan de una vez —ordenó en tono serio Tsunade—. A menos claro, que quieran que les tome más tiempo de lo estipulado —comentó como si nada.

—Como sea —respondió de manera indiferente Sasuke, mientras se cruzaba de brazos.

— ¡Hasta pronto oba-chan! —se despidió un desanimado Naruto.

Los dos se fueron a sus casas y se prepararon para el viaje. Una vez tuvieron todo listo, ambos se encontraron en la puerta principal de Konoha y caminaron en silencio y de una manera lenta, hasta llegar al país de las olas. No paso mucho cuando lograron hacer la entrega de manera exitosa, así que con tiempo de sobra, descansaron unas horas, para después comenzaron a caminar de regreso a Konoha de la misma manera en la que llegaron al país de las olas, o al menos, hasta que Naruto harto de la indiferencia de Sasuke decidió hablar y encarar a ese orgulloso Uchiha.

— ¡Teme ya basta de tratarme así!—exigió Naruto demasiado molesto.

—Sasuke enarcó una ceja —. ¿Así cómo? —preguntó—. Es lo que te mereces por rechazarme, después de que me tomo demasiado declararme —, espetó Sasuke también molesto.

—Pero yo lo hice por una buena causa veras yo…—quisó explicar el porqué de aquella respuesta negativa, pero no pudo terminar de hablar porque Sasuke lo interrumpió.

—Sabes mejor ni sigas —de manera rápida le puso un alto al Uzumaki—. Así mejor, porque podre renacer mi clan con Sakura y tú bueno, como nadie te quiere, te quedaras solo como siempre lo has estado —hablo con un gran desprecio en sus palabras, sin darse cuenta cuanto lastimaba a Naruto.

Obviamente aquella fría respuesta fue lo que más le dolía. Sin embargo, sabía que nadie lo querría de una manera romántica, así como sabía que había arruinado su oportunidad con Sasuke.

—Tienes razón, nadie me quiere, así que ya dicho esto, mejor continuamos con nuestro camino —susurró Naruto con la voz entrecortada, casi como si fuera a llorar.

—Sasuke al ver a Naruto, se dio cuenta de lo que había dicho—. Naruto yo no quise, yo…—trataba de disculparse

—Mejor dejémoslo así —pidió el blondo mientras pasaba de largo a Sasuke.

Después de eso ninguno de los dos se habló, no querían decir palabras de más que terminaran por hacer que se odiaran.

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Pasaban las horas y ninguno de los dos se dirigía la palabra. Y justo cuando ambos pensaron que su situación no podía empeorar, de manera repentina,  cinco ninjas misteriosos se aparecieron justo enfrente de ellos.

— ¿Qué es lo que quieren? —preguntó en tono serio y de una manera demasiado exigente el azabache.

—Te queremos a ti Uchiha —contestó uno de los ninjas.

—Como si pudieran llevarme con ustedes —respondió  Sasuke, mientras sonreía de lado.

—Ya lo veremos —dijo el ninja en tono amenazador.

Una batalla comenzó y tanto Sasuke como Naruto iban ganando, hasta que uno de los ninjas sorprendió al Uzumaki y lo mando lejos de un solo y certero golpe.

Ante esto Sasuke se enojó, e iba a ir por el maldito que había golpeado a SU Dobe, pero lo dejo de lado para ir a ver si Naruto estaba bien, cosa que aprovecharon  los ninjas y lo rodearon, luego comenzaron a hacer un jutsu que comenzó a iluminar a Sasuke, quien quedó inmóvil cuando esa luz lo comenzó a rodear.

Cuando la luz iba a atrapar por completo a Sasuke, Naruto fue hacía él y lo empujo en el último momento haciendo que el que quedara atrapado fuera él. Antes de que esos ninjas terminaran el jutsu, Sasuke los noqueo a todos, pero ya era demasiado tarde, aun cuando logro detenerlos para evitar que los efectos del jutsu fueran completados, el jutsu logro su objetivo. Para cuando Sasuke vio donde debería de estar el Uzumaki, este no estaba, lo único que había en ese lugar era la ropa y las cosas del blondo.

Por un momento Sasuke pensó que ese jutsu era para desintegrar y con mucho miedo se acercó y comenzó a revisar la ropa y lo que encontró lo dejo en completo shock. Allí estaba Naruto inconsciente y completamente desnudo, pero lo más curioso es que el blondo se había encogido hasta quedar del tamaño de alguna muñequita, así que con furia, el azabache viro a ver hacía donde había dejado a los ninjas, pero estos ya se habían ido.

Quería ir tras ellos, pero tenía el pequeño problema llamado Naruto, quien lo saco de sus pensamientos cuando despertó y le hablo.

—Sasuke, ¿qué paso?, ¿por qué te ves muy grande? —preguntó el blondo completamente confundido.

—Dobe, esos tipos usaron un jutsu y te encogieron —explicó de manera directa y porque no admitirlo, muy nerviosa también.

— ¡¿Qué?! —gritó asustado—. No puede ser y ¿ahora qué hago? —preguntó mientras comenzaba a alarmarse.

—Primero que nada, ni se te ocurra  llorar, porque es molesto —respondió en tono frio el azabache, sin darse cuenta que solo empeoraba las cosas.

Naruto no podía cuan insensible podía llegar a ser ese imbécil Uchiha, pero al ver como lo trataba, aun cuando sabía a la perfección que él era quien debería de estar de ese tamaño, no pudo evitar comenzar a llorar.

—No sé por qué te salve, si solo me tratas muy mal —susurró, mientras se abrazaba así mismo.

—“Que idiota soy, por mi culpa esta así y yo lo trato de lo peor” —se reprendió mentalmente el Uchiha—. Ya tranquilo, en verdad lo siento, lo mejor será apresurarnos a llegar para ir con la vieja borracha —sugirió mientras comenzaba a caminar olvidándose de Naruto.

—Sasuke esperam…—pero no pudo terminar de hablar porque cayo entre sus ropas casi inconsciente.

—Cuando Sasuke escucho a Naruto fue hacía el, pero se apresuró al verlo caer—. ¿Qué tienes Dobe? —preguntó totalmente preocupado.

—No lo sé…me siento muy cansado…además yo no puedo seguirte el paso de este tamaño…y tampoco puedo…andar desnudo por allí —explicó el blondo entrecortado y ligeramente sonrojado.

—Entonces será mejor que te envuelva con algo y yo te lleve —dijo el azabache mientras rompía la chamarra de Naruto y lo envolvía con un trozo de  esta—. Listo ahora vamos —susurró mientras lo tomaba con cuidado entre sus manos—. Descansa mientras Dobe —pidió en tono tranquilizador.

—Gracias —susurró el blondo en susurro mientras se quedaba dormido.

Después aquello, Sasuke no espero ni un minuto más y comenzó a correr a toda velocidad, pero con cuidado para no despertar a Naruto, quien iba dormido en sus manos.

Y cuando Sasuke por fin llego a Konoha, no medio palabra alguna con el par de ninjas que custodiaba la entrada, simplemente los pasó de largo y fue directo a la torre. En cuanto llegó, entro sin tocar –ni dar aviso por supuesto- y al entrar le mostro a Tsunade al pequeño, diminuto y hasta curioso Naruto.

Tsunade, en cuanto vio el estado del Uzumaki, quedo totalmente sorprendida y perpleja, para después mirar a Sasuke con demasiada curiosidad y sorpresa, esperando a que le explicara todo lo sucedido, pero lo único que el azabache pudo decir fue…

— ¡Hokage encogí a mi Dobe!...

Continuará